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Jungkook con su brazo en el respaldar de jimin
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Sus mejillas no han perdido el color rosado desde que abandonaron su reino para ir a visitar a los gemelos en un día tan especial y podía escuchar a Jimin susurrándole cualquier cosa para sacarlo de sus pensamientos. El reino de la Aventurina Negra había planeado una fiesta para los dos príncipes y por supuesto que muchos futuros gobernantes de otras gemas preciosas asistirían, algunos por la amistad que llevan durante años y otros como un intento de llamar la atención de ambos lobos. Sanjun mira a la distancia a chicos y chicas acercarse a Yeongji con regalos, tocándole el brazo u hombros de manera coqueta y frunce el ceño, su esencia a tulipán se torna un poco amarga lo que causa que Haeim se aproxime a él, buscando distraerlo del pesar en su pecho. Además de su hermana, Myeongji y ambos príncipes del Zafiro, nadie más sabía sobre su relación, aunque las señales eran más que claras, sobre todo cuando solían bailar juntos en medio de la pista y los iris de ambos reflejaban corazones, pero nada era oficial para otros gobernantes, por lo que no perdían el tiempo de cortejar al gemelo mayor de los Noe ya sea por el vínculo con otros reinos, el territorio o lo atractivo que era el alfa. En algún momento cruza miradas con él, luego mira el regalo y le hace una seña que se irá a un lugar más privado, esperando que lo siga en unos minutos. Dentro de la caja negra decorada con un listón negro se encuentran un set de ajedrez hecho con la gema característica del más alto pero el tablero hecho a partir de cinabrio, además de una manualidad que aprendió de su padre omega: un broche negro en forma de trébol y destellos rojos. Sanjun espera pacientemente apoyado en una pared, dudando si Yeongji entendió su señal o no y antes que regresara por él, escucha unos pasos que lo obligan a alzar la vista. “Ah…” es lo primero en balbucear cuando lo ve tan guapo, acelerando sus latidos y el rostro entero se torna de un tono similar a los iris propios, sus esencias volviéndose dulces y agradables. “Yo— te traje eso…” extiende el presente sin comprender porqué se encuentra tan nervioso si han platicado a solas cientos de veces, en el jardín de su hogar, paseando por el reino o a escondidas entre los árboles durante citas improvisadas. Juguetea un poco con sus manos, mordiéndose el labio inferior antes de retomar la conversación. “Feliz cumpleaños, mi precioso lobo, espero poder compartir más años a tu lado.” Había algo más atorado en su garganta, algo que quería exclamar al mundo entero, incluso si eso significaba deshonrar a su padre alfa por el disgusto que este siente por los híbridos. Sin embargo Hanbin le ha dicho una y otra vez que está bien dejarse llevar por sus sentimientos, está bien amar y querer permanecer junto a la persona que complementa tu alma y lobo interior. Sanjun suspira, armándose de valor para sujetar el rostro ajeno entre sus delicadas manos y enamorarse más de aquellas pupilas que lo conocían mejor que nadie. “Te amo, Yeongji…” ♡
Yeongji sabía que como ahora príncipes, esa clase de eventos dejaban de ser una velada simple entre los dos gemelos y sus padres, tal vez algunos amigos de la familia y un pastel con un par de velas grandes y brillantes. Ahora eran tema de dominio público, estaban bajo el escrutinio de la sociedad y las personas, como buitres, no dudaban en acercarse a ellos y felicitarlos con claras y evidentes intensiones de obtener algo más. Yeongji es bueno socializando, se nota en como domina cada una de sus interacciones, en como se aleja de manos que lo tocan de una manera elegante y socialmente aceptable, como ríe sin gracia y como acepta tomar otra copa, que se calienta en sus manos mientras sus invitados se ponen más y más ebrios. Es bueno en esa clase de eventos, pero en ese momento no desearía otra cosa más que estar entre sus amigos y especialmente, con el dulce muchacho de la esencia de durazno. Riéndose de otro chiste, es que alza la vista y encuentra plata contra rubí, regalándole una sonrisa ladina y un asentamiento de cabeza al captar inmediatamente su señal de que debían desaparecer un rato. Se excusa cuando cree pertinente y persigue la estela del aroma a tulipán y durazno, como en los viejos tiempos los alfas solían encontrar a los omegas entre el bosque, guiados solo por su instinto y el aroma.
- —Te ves hermoso esta noche — -es lo primero que abandona sus labios cuando están solos, sintiendo la nuez tostada de su esencia apareciendo, envolviendo al otro chico cuando toma su presente. No tiene muchas intensiones de enfrascarse en lo material, de observar que contenía la caja, no cuando sus ojos se fijan solo en el chico frente a él y las inmensas ganas que tenía de besarlo en esa oscuridad propia de los pilares del palacio, bañados tenuemente por la luna llena. Si su cola y orejas estuviesen a la vista, seguramente se alzarían y comenzarían a moverse contentas por la felicitación, siendo una de las que más esperaba. - —Gracias mi príncipe, te prometo que tendremos muchos más cumpleaños juntos — -el toque en su rostro le da el empujón que necesita para acercarse también, quedando separados por minúsculos centímetros mientras su mano libre se posaba sin vergüenza sobre la pequeña cintura, queriéndose acercarse para rozar sus narices, marcarlo con su esencia, consumirlo con el carbón y le nuez de su propio aroma. Está tan embelesado con la belleza que tiene al frente, que por poco se le pasa prestar atención a lo que dice, notándose claramente sorprendido por la fuerza y la magnitud de esos vocablos, pero su sonrisa bobalicona y con los colmillos a la vista, aparece natural. - —También te amo, Sanjun — -decide por fin juntar sus narices, besando la misma. - —Te amo — -no duda en decírselo, ni mucho menos duda de lo que siente, no cuando sigue repartiendo besos sobre los parpados del otro, sobre lo tierno y tibio de sus mejillas. - —Mi dragón del cinabrio… te amo — -inhala de forma suave cuando está tan cerca como para compartir el aliento, tentando su suerte ligeramente al acercarse, pero nunca terminando de concretar lo que ambos desean, queriendo susurrar una vez más las dos palabras antes de unirse al otro en un beso de verdad, la luna llena saliendo de entre las nubes como un claro indicio de que iban a estar bien, que a verdad saldría a flote y podrían estar juntos.
#* ⠀ 🍒 ⠀ ╱ ⠀ dialogue ⠀ 、 ⠀ ❪ ⠀ noe yeongji ⠀ ❫#* ⠀ 🍒 ⠀ ╱ ⠀ dynamic ⠀ 、 ⠀ ❪ ⠀ yeongji & sanjun ⠀ ❫#smileflowcr#* ⠀ 🧁 ⠀ ╱ ⠀ plot ⠀ 、 ⠀ ❪ ⠀ kingdom quartz ⠀ ❫#DFJSDKDÑSDSDS VIVAN LOS NOVIOS#LO FELIZ QUE FUI DE RESPONDERLO POR FIN#dios they're insanely in love que me duele pensar en todo lo que tienen que viviRRRR#solo porque junseong es racista(?) fjksdklsdds#pero ya se dicen tan claros que se aman :(#because they love e/o de verdad ññññ dfjksdlkdsds#sanjun es tan lindo lo tkm#ojalá sean felices pronto y tengan sexy afectoDIGO#t*
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Visitar de vez en cuando su hogar natal y ver cómo ha crecido, recibir los saludos del pueblo y las reverencias tanto para él como para los pequeños que caminaban a su lado le hacía feliz, todo el rencor y miedo que pudieron sentir se había desvanecido. Sus padres amaban tener a los pequeños por el reino, corriendo y jugando a las escondidas con ellos o los sirvientes, o incluso cuando decidían tomar té en el enorme y colorido jardín que Hanbin ha mantenido desde que su poder se manifestó, encontrando una cálida felicidad al poder dar vida. Jimin ya podía estar de pie y corría sin parar, Sanjun la seguía para que no se lastimase pero terminaban cayendo de vez en cuando en el campo florido, alzando sus pequeñas cabezas ante la gentil risa de su padre omega. Junseong se quedó en el castillo para tratar un tema pendiente con los reyes del Cuarzo, así que él optó por distraer a los cachorros entre pétalos danzantes, al menos hasta que extrañen al dragón y quieran regresar a su lado. Hace una seña para que se acerquen al centro, riendo otra vez cuando ve al mayor llevar de la mano a su traviesa dragona, quien balbucea y extiende las pequeñas manos a las mariposas que los rodean y una vez están cerca, da unos suaves golpecitos al suelo para que se acomoden entre la naturaleza. “¿Qué les parece un cuento?” pregunta y no tarda en recibir unos suaves gritos de emoción y dos pares de iris brillantes. Hanbin les ha narrado historias reales endulzadas desde que están su vientre, tomando anécdotas que él o sus cercanos han vivido y en este caso, cree que es prudente tocar aquella sobre el poderoso emperador del Cinabrio. Su corazón se siente pesado pero no por miedo, sino por la reacción que tendrían cuando escuchen sus palabras y espera no llorar como sucedió con su preciada rosa.
‘Había una vez, hace mucho tiempo, un solitario niño destinado a sujetar el mundo en sus diminutas manos. Aquella criatura fue criado en un ambiente frío y cruel, valiéndose por su propia cuenta sin importa el dolor de sus lastimados codos y rodillas, siendo el único calor recibido aquel por otros niños de su edad cuando se encontraban a jugar, ajenos a lo que el futuro les tenía previsto. Pero al regresar a casa… debía abandonar esa efímera felicidad para ser más fuerte que nadie, ocultándose en la oscuridad, su verdadero ser. Allí, en la penumbra, se sentía seguro, se sentía él mismo, olvidando el malestar de sus heridas y sueños rotos.’
Echa un rápido vistazo a sus pequeños, quienes parecían confundidos por cómo ha iniciado el cuento, acostumbrados a iniciar todo con algún príncipe o princesa que desea viajar por el mundo. El omega hace crecer orquídeas a su lado, la flor característica de su reino y cuya esencia es parte de él. Los niños ahora parecían más tranquilos y podía retomar el relato con calma.
‘El niño creció y creció, volviéndose más alto que sus amigos, en alguien deslumbrante y poderoso. Aunque sus ojos seguían ocultando la soledad de su infancia, aún quedaba en su pequeño corazón una chispa de gentileza En su vida apareció alguien que, con sonrisas, logró ganarse su confianza sin esfuerzo, jurándole lealtad eterna. Sin embargo, todo resultó ser una mentira, una trampa cuidadosamente tejida… y que terminó rompiendo en pedazos su frágil corazón, aparentemente para siempre.’
Las extremidades sobre su regazo tiemblan un momento recordando la noche donde Junseong pudo contar todos los miedos que lo atormentaban, llorando en los brazos de la única persona que le demostró amor, que le permitió ser ese joven y herido príncipe sin ser juzgado. Siente el calor de sus pequeños, ambos volvieron a preocuparse pero esta vez porque su padre omega estaba dejando salir sus emociones y el aroma se tornó un poco amargo. Y para hacerles entender que estaba bien deja un beso en la frente de ambos, acompañado de sujetar las pequeñas manos entre las suyas.
‘El niño se convirtió en un hombre indiferente a los demás, conquistando tierras sin control, arriesgando su vida en las batallas en busca de poder, de status, de un título que lo protegiera de nuevas traiciones y heridas. Muchos le temían, otros intentaron enfrentarse a él, intentando detener su locura, pero nadie logró frenar sus pasos. Así, el mundo entero conoció su nombre: el nombre de un guerrero invencible, una entidad más fuerte que cualquiera, alguien capaz de acabar con reinos enteros en cosa de días cuando en realidad… seguía siendo un pequeño niño.’ ‘Como era de esperarse llegó a la cima, desde su trono veía todos los territorios a su merced y el estandarte propio alzándole entre bosques y montañas, entre ciudades y pueblos, en castillos ahora inhabitados. En lo más alto, el hombre encontró a alguien, un poderoso y sensible mago, capaz de ver más allá de su exterior y percibió en su interior al pequeño niño que deseaba sanar y ser feliz. Entre ambos comenzó a nacer algo, una magia única con la capacidad de salvar al niño latente en su interior. No obstante el destino volvió a traicionarlo, los miedos ocultos de sus pasado resurgieron y el lazo que los unía… desapareció, dejando tanto al hombro como su compañero con el alma rota.’
Hanbin logró superar aquella trágica noche, cuando perdió lo poco que tenía a manos de la persona que comenzaba amar, cayendo en un vacío de dolor interminable que lo orilló atentar contra su propia vida más veces de las que podía contar, dispuesto a cualquier cosa con detener sus latidos y estar junto al pequeño dragón que jamás conoció. Un murmuro de Jimin lo trae a la realidad, frotando su nariz con la de su bebé, recibiendo una suave risita a cambio.
‘El hombre seguía en lo alto de la cima, forzando una coraza más fuerte a su alrededor, no quería salir herido otra vez, sabía que no podría lidiar con ello. Lo que no sabía es que una vez allá arriba, le esperaba una larga, cruel y dolorosa caída en desgracia… sintiendo desdicha luego de tantos años de prohibirse experimentar algo más que euforia tras ganar una batalla. Algo le faltaba, las piezas de su fragmentado corazón quería reagruparse pero no podían hacerlo solo. La persona que intentó comprenderlo notó ese dolor y, aunque él mismo no podía recuperarse de la penuria, trató de tocar el alma del hombre, encontrándose con una sensación de tristeza pero también amabilidad, ternura y una pizca de esperanza, pues si escuchaba atentamente aún podía oír al niño en el hombre, pidiendo ayuda. El mago, sin esperar nada a cambio más que una sonrisa, reparó el centro de las emociones del hombre. Y esa sonrisa, una sonrisa sincera que no había visto la luz desde su transformación, hizo que el mago llorara de alegría. Notó cómo el niño comenzaba a surgir entre las sombras que lo acunaron durante toda la vida pero ahora estaba dispuesto hacer las cosas bien con el poder que mantenía… y deseando amar a la persona que lo rescató de la eterna soledad.’
Los iris rosado comienza a picar, una clara señal que las saladas lágrimas estaba brotando, cayendo sobre su ropa o sobre la tierra, de esta última comenzaban a crecer pequeñas rosas de color rojo, su color favorito, el mismo que amó, odió y volvió amar cuando el vínculo entre Junseong y él se había restaurado en el jardín del Edén. Sanjun no tarda en ponerse de pie y abrazarlo, Jimin lo sigue y como es más pequeña logra meterse en medio, ambos son rodeados por los delgados pero protectores brazos de su Hanbin, quién está sobrepasado por las memorias de su juventud, de las noches pensando que lo mejor era morir hasta desear conocer al verdadero dragón de ojos rojos, entregándole su corazón otra vez y para siempre.
“El hombre y el mago se casaron, tuvieron una linda familia y aunque muchos no estaban de acuerdo con el hombre, al ver la gentileza del mago… comenzaron a creer en un futuro mejor… y todos vivieron felices para siempre, fin.” Seca su rostro con la túnica rosada que lo distingue entre el prado, abrazando una última vez a sus cachorros, marcándolos con su dulce esencia a orquídea y jazmín, trasmitiéndole de esa forma que ya estaba mejor. Luego se pone de pie y mira hacia el palacio, divisando a su esposo en una ventana preocupado, al parecer se percató que estaba llorando y no quería que mal pensara la situación, por lo que le sonríe de oreja a oreja antes de regresar la vista a sus hijos, uniendo las manos nuevamente. “¿Qué tal si regresamos? Echo de menos a su padre y estoy seguro que nos extraña también.” Es sincero, sintiendo el rostro sonrojarse con la idea de ser sujetado por su alfa y recibir besos en los labios. Así es como inicia el camino hacia la persona que ama, por quién daría su vida o salvaría las veces que sea necesario para apreciar la felicidad en el rostro de su dulce y gentil dragón.
#AL FIN PUEDO ESCRIBIR ESTOOOOOOOO#lo único bueno del estrés del diablo es que me inspira a estas cosas jsdfgsfdsdfs#porque al ser medio angst pues yo jalo(?)#no tengo mucho que decir???#amo a hanbin amo a junseong. amo su ship y toda su historia ;;#( dialogue: lee hanbin )#( special ❀ for your eyes only. i'll show you my heart ♡ )#( one more light: drabble )#quiero agradecer a city of angels porque esa canción fue la inspiración para esto#y a toda mi playlist de cuando necesito llorar(?) sdfgsfsdfs 🥺
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Levi, tocadiscos levitante
Jihyo Seo y Jimin Hwang, estudiantes de la carrera de Diseño Industrial en las universidades de Chung-Ang y Kookmin respectivamente, firma un disruptor tocadiscos que, ya sea por su acento minimalista o su genial bandeja levitante, ha conseguido llamar la atención de la comunidad creativa internacional.
Levi se compone de cuatro piezas principales: base, bandeja y brazo, todas cortadas con la misma tijera, diáfanas y asépticas. Se trata de un dispositivo esencial, formal y estéticamente cuya sofisticación contrasta con sus rasgos vintage, propios de la etapa Braun de Dieter Rams.
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🦋 abierto a: ¡chicas! 🦋 personaje: im suji (fc: yoo jimin), 23 años, estudiante de estética y belleza. 🦋 conexiones: citas, citas, citas ♡ pueden salir bien o mal, no importa. ¡citaaaas!
“Si sigues mirándome así, pensaré que ocultas algo”. Tal vez, Suji está a la defensiva todo el tiempo y su rostro sereno que raya en la seriedad no ayuda demasiado al momento de tener citas. Sin embargo, es una mujer que valora mucho la sinceridad y no tolera a las personas incapaces de hablar con la más mínima honestidad. “Entonces, ¿en qué estás pensando?” Como parte de su lenguaje corporal, deja de lado la taza de café y se cruza de brazos, observándole con mirada inquisitiva.
#❝ ┊ INTERACCIÓN 。( im suji )#starter abierto#rp español#rp en español#rp indie#parezco desesperada escribiendo tantos starters y poniéndolos en este tag#pero no importa porque sí estoy ah no(??)#( open starter. )
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ㅤ 두 당사자 간의 정서적 연결, 시간, 유대감이 부족하여 곧 돌이킬 수 없는 이별이 예정된 낭만적인 관계입니다 #사막뒤에 < LAST CONVERSATION > MARCH 22, 2025 ㅤ Jimin se enderezaba con amargura su gran lazo en el cabello. Era negro al igual que la rotunda noche empañando la luz que había traído el sol durante la mañana. Inspeccionó minuciosamente el cielo con su carita asomada por la ventana del copiloto; ni un ápice de luminosidad, las estrellas se habían relegado a las sombras enfureciendo el humor de la cantante. Llevaba alrededor de veinte minutos paseando en vehículo, y diez últimos de ellos en un silencio atroz que la obligó a equilibrar el apagado ambiente tamborileando los dedos sobre la manija interior. La ausencia de palabras le permitió escuchar perfectamente la respiración de su acompañante al volante, el movimiento de él cuando se reacomodaba sobre el cuero y el chasquido de dientes si la luz del semáforo se volvía al rojo. Suspiró alto, captando así la atención de Jaehyun. El idol lucía su cabeza al desnudo, y el cabello lo tenía más largo que la última vez. Llevaba su uniforme militar y el cuerpo más delgado, siendo que en realidad lo esperaba más formado debido al ejercicio en el campo de entrenamiento.
—¿Estás bien? —preguntó él, y la miró directamente antes de continuar tras el cambio de semáforo.
Afirmó rápido y sin gana con un ligero movimiento de cabeza, también brevemente con la vista en el rostro masculino; pero estaban demasiados descontados como para que sus miradas llegaran a coincidir. El silencio regresó, y con él la necesidad de cubrir el aburrimiento. Rápido retomó la atención al exterior y su inquietud la tuvo de nuevo con las manos en el lazo, esta vez para sacarlo del cabello de un arrebato. Jugueteó sosteniéndolo con el brazo estirado e hizo frente al azote del aire sobre su piel. El adorno ondeaba, pero ejerció presión suficiente para que se mantuviera en las manos.
—Deja de jugar y cierra la ventana —exigió Jaehyun observando la escena por el rabillo del ojo—. Nos van a ver.
—Este fue uno de tus regalos por mi cumpleaños, ¿no te importa si lo pierdo? —inquirió aun jugando.
—Sí, también, pero cierra la ventana —siguió él en su línea con un tono claro de preocupación.
La altanería de Jimin era demasiada en esos momentos como para solidarizarse con el cantante. Al cabo de unos minutos escasos, la mano se resecó por el frío y la incomodidad impidió mantener la postura; lo cual provocó que soltara sin querer el lazo. Reaccionó de inmediato alongándose con los brazos y la cabeza por fuera, pero el adorno se perdió entre la lejanía y otros vehículos. Para cuando se devolvió a la postura sentada y correcta que Jaehyun habría querido que tuviera desde un inicio, él estaba fuera de sus cabales. Condujo furioso, y se estacionó dentro de unos desolados aparcamientos.
—¿¡Me quieres volver loco!? —gritó aferrado con las manos al volante. Las venas se exhibían marcadas de los brazos al cuello.
Jimin se paralizó por unos segundos, jamás había visto a Jaehyun enfurecido.
—Podríamos haber tenido un accidente, ¿qué es lo que pasa? —cuestionó más calmado—. Has estado muy extraña.
—Quizá es esto lo que me pasa, que estoy cansada de esperar iniciativa, que actúes así justo como hoy con decisión —dijo acelerada, como si se hubiera reprimido durante mucho tiempo—. A lo mejor lo nuestro es tan efímero como ese lazo.
—¿Todo esto lo dices por mi trabajo en el servicio militar?
—No, lo digo porque lo estoy pensando desde hace un tiempo —continuó—. Lo digo porque necesito sentirme viva, tranquila en la relación. ¡Viva! Y tú sabes que esto no es por mi gira ni por tu tiempo cumpliendo al país.
Jaehyun ahogó la respiración, la contuvo por unos instantes al igual que la voz. Apretó la mano al volante sin mediar palabra todavía; solo así y por el momento descargó la oprimida realidad que ambos se rehusaban a manifestar hasta ahora. Y hacía meses atrás que, en silencio, a decir verdad estaba todo dicho.
—No dices nada porque piensas lo mismo.
—Retuvimos esta conversación demasiado, es eso de lo que me estoy dando cuenta.
—Sí —pronunció con alivio y pena a la vez—. Pero, ¿ahora qué hacemos?
—Es el momento de postergar nuestra relación, Jimin. Creo que ninguno de los dos estamos en la intención de mantener una relación ahora, y tenemos que darnos un descanso.
El hombre retomó la conducción y fue directo al apartamento que Jimin compartía con NingNing. Durante el recorrido, la melancolía en el ambiente se sintió como quien en su infancia pierde a su mascota por la propia exigencia natural de la vida. Cuando llegaron, y ante un breve silencio reparador, movida por el impulso, lo abrazó enfundada en una nostalgia repentina. A pesar de todo, era y seguiría siendo un amigo y su compañero de profesión, quien en el favorecido lazo que compartían residía en un apartado importante de su historia más allá del englobe de un vínculo romántico. La incertidumbre se volcó en su relación: lo que quedaba de ella, y lo que sería ahora. Jaehyun respondió con el mismo ímpetu del abrazo, motivado por la certeza de que a partir de entonces el calor del otro se reduciría a simples recuerdos. Sus dedos mucho más grandes se afincaron a la espalda de Jimin con firmeza y, tras separarse, además le compartió una sonrisa sincera. Ella entendió que, por primera vez, conectaron en una misma emoción después de mucho tiempo; y en lugar de dolor, de pronto fue la paz lo que revivió.
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Ajenos
⚠️Disclaimer ⚠️ Este fanfic es una obra de ficción basada BTS, creada por fans para fans. Los derechos de los personajes y contextos originales pertenecen a sus respectivos propietarios/autores. Toda coincidencia con la realidad es involuntaria, y esta historia se comparte sin ánimo de lucro, como una manifestación de admiración hacia los artistas y sus obras. Respeto a tu ship/OTP, respeta al mío :)
🍂🥀🍂
Jimin no había querido salir con sus amigos, pero Hoseok era un experto insistiendo. Así fue como ese sábado, contrario a quedarse tirado en la cama y con música triste de fondo, aceptó salir con sus amigos a la fiesta de Chunji. Si bien no solía aceptar porque desde que terminó con su novio no tenía ganas de absolutamente nada, en esta ocasión, no quiso aceptar en un principio porque tenía una incomodidad en el pecho. En cuanto Hoseok le notificó las buenas nuevas, Jimin tuvo un presentimiento.
—Hemos llegado —anunció Jin, con su voz tranquila, al tiempo que apagaba el motor.
—Nos adelantamos para encontrar a Namjoon —comentó Hoseok, abriendo la puerta del auto.
—Dijo que estaba a cargo de la parrillada. Sé que Chunji lo estima, pero todos sabemos que Namjoon es un peligro. Voy a apurarme a buscar un lugar donde estacionarme para relevarlo.
Jimin soltó un suspiro resignado, se quitó el cinturón y salió del auto detrás de Hoseok y Yoongi.
El ambiente de la fiesta estaba en su punto: música alta, risas, y un flujo constante de estudiantes entrando y saliendo del patio. Ser parte del equipo de baloncesto los había convertido en figuras conocidas, lo que no tardó en notarse cuando varios asistentes los saludaron al pasar. Incluso Jimin, que no pertenecía al equipo, pero siempre estaba junto a ellos, atrajo miradas curiosas. Su reciente reclusión no había pasado desapercibida para los estudiantes.
Con el ánimo por los suelos, Jimin se adelantó a sus amigos, dirigiéndose hacia donde suponía que estaría Namjoon.
Lo encontró cerca del garaje portátil, inclinado sobre la parrilla, peleando con un encendedor que parecía no querer cooperar. Jimin no iba a ofrecerse a ayudarlo, pero al ver a Namjoon encendiendo un trapo, recordó lo mucho que estimaba a su amigo y lo mal que se sentiría, si este se incendiaba así mismo.
—Te ayudo, Nam —dijo al acercarse.
— ¡Jimin! -exclamó Namjoon, pasándole el encendedor—. Gracias. Y... me alegra mucho que hayas venido.
—Ni lo menciones.
La verdad era que estaba en proceso de olvidar a su ex novio , o como Hoseok solía decir, de borrarlo de su mundo.
Jimin, poniendo en práctica las enseñanzas de sus padres, encendió el carbón sin demasiados contratiempos. Namjoon soltó un suspiro de alivio, justo cuando Hoseok y Yoongi llegaban con una mesa plegable y un par de sillas para acomodarse cerca.
El bullicio de la fiesta aumentó con la llegada de Jin, quien, ingresó al patio rodeado de admiradoras, parecía una estrella de cine. Las risas y comentarios no tardaron en surgir, aunque Jimin apenas prestaba atención. El grupo de amigos formó un semicírculo entorno a Jimin que quedó a cargo de la parrilla.
—Chicos, veo que aquí ya no soy indispensable —interrumpió Chunji, acercándose al grupo con su energía habitual. Chocó los cinco con Namjoon, Hoseok, Jin y Yoongi, y al llegar a Jimin, simplemente le dio un apretón en el hombro. Parecía genuinamente feliz de verlo, aunque, como siempre, su torpeza social arruinó el momento—. La pandilla está reunida otra vez, ¿eh?
Los amigos de Jimin intercambiaron miradas tensas, previendo lo que venía. Chunji, por su parte, no captó el ambiente y continuó, sin filtros.
— ¿Vienes porque tu ex también aceptó la invitación?
El patio entero pareció congelarse. Namjoon dejó caer su vaso de refresco; Hoseok se detuvo en seco, con un trozo de carne a medio robar, y Jin, el más práctico, no dudó en tomar a Chunji por el brazo y arrastrarlo lejos. Solo Yoongi permaneció junto a Jimin, con una expresión cargada de preocupación.
—No lo sabíamos, Jimin. Él tampoco había estado viniendo a las fiestas. Si quieres, podemos irnos ahora mismo.
Jimin, sin apartar la vista de la parrilla, se tomó un segundo antes de responder.
—Descuida, Min. Tarde o temprano teníamos que reencontrarnos. Después de todo, él iba en la misma universidad —no era ajeno a esa posibilidad.
— ¿Estás seguro? —insistió Yoongi.
—Seguro. Mejor pasa las charolas para que podamos dejar la comida lista. Hay que mantenernos ocupados, ¿no?
Mientras Jimin y Yoongi organizaban las charolas con carne asada, el resto del grupo se acomodó cerca, retomando la conversación. Jin regresó tras deshacerse de Chunji, con una expresión de cansancio dramático.
—Nunca en mi vida había trabajado tanto como en estos tres minutos que pasé alejando a Chunji —anunció, dejándose caer en una silla.
— ¿Qué hiciste con él? —preguntó Hoseok, mientras intentaba robar otro trozo de carne.
—Lo dejé con un grupo de estudiantes de primer año que lo miraban como si fuera una leyenda. Dudo que lo volvamos a ver esta noche.
— ¿Y si lo adoptan? —bromeó Yoongi, sirviéndose un vaso de refresco.
— ¿Adoptarlo? Ese hombre ya está criado y echado a perder. Deberíamos pagarle a alguien para que lo reeduque —replicó Jin con una mueca teatral.
Jimin dejó escapar una risa suave, y Hoseok, que no dejó pasar el momento, alzó las manos como si acabara de ver un milagro.
— ¡Ahí está! Sabía que podíamos sacarle una sonrisa al señor Melancolía.
—No te emociones —respondió Jimin, rodando los ojos—. Solo me hizo gracia la idea de Chunji siendo educado otra vez. Aunque dudo que haya esperanza para él.
—Cierto, pero imaginemos que alguien crea el programa de variedades: Cómo convertir a Chunji en un ser funcional. Episodio uno: Aprender a pensar antes de hablar —agregó Yoongi, con tono sarcástico.
—Episodio dos: Descubrir que el mundo no gira a su alrededor —añadió Jin.
—Episodio tres: ¡Identificar señales sociales básicas! —remató Hoseok, dramatizando un aplauso lento.
—Pobrecito —interrumpió Namjoon, que estaba preparando más carne—. Al final lo queremos, aunque nos saque canas verdes.
—Claro que lo queremos —respondió Jin, encogiéndose de hombros—. Pero eso no significa que no lo tiremos debajo del autobús de vez en cuando.
Jimin soltó otra risa, esta vez más genuina. La ligereza de la conversación empezaba a hacerle bien.
—Hablando de eso, ¿Quién se supone que tiene la responsabilidad de cuidarme esta vez? —preguntó, cruzándose de brazos en broma. Jimin era bueno bebiendo, pero igual los chicos se turnaban por, si era necesario.
—Eso es trabajo mío —declaró Hoseok con una sonrisa triunfal—. Soy el responsable designado de sacarte de tus dramas existenciales y cuidar tu integridad física.
— ¿Responsable? —repitió Yoongi, arqueando una ceja—. Si tú eres el responsable, estamos condenados.
— ¡Oye! Yo soy excelente en mi trabajo. Jimin está aquí. ¿No?
—Sí, pero el hecho de que esté no significa que hayas hecho un buen trabajo —intervino Jin con una sonrisa de suficiencia—. Probablemente aceptó porque quería que te callaras.
—Puedes juzgar mis métodos, pero no mis resultados —respondió Hoseok con una sonrisa misteriosa, antes de tomar un pedazo de carne directamente de la parrilla.
— ¡Deja de robarte la comida, Hoseok! —exclamó Namjoon, empujándole la mano—. Jimin y Yoongi trabajan en esto mientras tú actúas como una aspiradora humana.
—Una aspiradora elegante, si me permites —replicó Hoseok con una reverencia falsa.
—Por favor, si fueras una aspiradora, serías una que se atasca con un calcetín y deja de funcionar a la mitad —añadió Yoongi, ganándose un coro de risas.
Hacía mucho que Jimin no se reía así, hasta el punto de no necesitar ni una gota de alcohol para sentirse ligero. Sus amigos también parecían más felices que nunca. Incluso Yoongi, siempre reservado, se había animado a aceptar las ridículas apuestas de comida que Namjoon proponía, mientras Jin se dedicaba a documentar cada instante con su celular, capturando fotos y videos del buen rato que estaban pasando.
Desde que llegó, se había empeñado en no buscar esa cabellera negra entre la multitud. No quería verlo. No quería cruzarse con él ni por accidente o terminaría yendo tras él. Permaneció en su lugar. Las cosas iban según lo planeado, hasta que un ruido de sillas arrastrándose y una pequeña conmoción rompieron la paz.
Un chico delgado de cabello ondulado había tropezado, llevándose consigo a su acompañante. Jimin los reconoció de inmediato. Se suponía que cada quien tomaría su propia camino, pero ¿Cómo terminar cuando se tienen tantas memorias?
—No vayas —pidió Jin, sujetándolo del brazo con fuerza. Sus uñas casi se clavaron en la piel de Jimin—. Ya no, Jimin. Esto solo te va a lastimar.
Jimin miró a Taehyung, que intentaba reincorporarse.
—Pero Taehyung se cayó —colocó su mano encima de la de Jin para intentar calmarlo. Si bien se trataba de su ex pareja, no podía actuar ajeno a la situación.
—Ya lo están ayudando —intervino Yoongi, con un tono molesto—. Quédate en tu sitio, Jimin.
—Sabes que si no voy, insistirán... —empezó Jimin, pero Hoseok lo interrumpió.
—No es tu problema —dijo con firmeza—. Escucha, si él vino, debe hacerse cargo de sí mismo. No es un niño al que tengas que cuidar.
Namjoon, que había permanecido en silencio hasta entonces, suspiró con el peso de la tensión.
—Taehyung es nuestro amigo —dijo, casi en un murmullo—. No podemos simplemente ignorarlo. Él tampoco tiene la culpa y está obligado a hacerse cargo.
—Namjoon —Jin iba a regañarlo, Namjoon solo pudo apartar la mirada.
—No podemos obligar a Jimin a hacer lo que nosotros queremos, aunque creamos que es lo mejor —defendió Namjoon.
—Claro, porque es una gran idea acercarte a tu ex en estas condiciones —dijo Yoongi con sarcasmo.
—Por favor, chicos. No está bien —Jimin alzó la voz ligeramente, más para calmar los ánimos que para discutir.
Fácilmente podía librarse de Jin, pero no quería lastimarlo y tampoco quería que se enojaran con él porque sabía que los llamaría llorando al siguiente día y necesitaría un hombro en el cual desahogarse.
Justo en ese momento, otro ruido se produjo. El chico de cabello negro y vestido de colores obscuros, había tirado una charola, afortunadamente fue una sin comida.
—Fue nuestra culpa, nosotros lo obligamos a venir —les recordó Namjoon.
Jin dudó, pero al final aflojó su agarre. Jimin se levantó de inmediato, cruzando el patio hacia la pequeña escena del desastre.
— ¿Estás bien? —preguntó Jimin al llegar, extendiendo una mano hacia Taehyung para ayudarlo a levantarse.
— ¿Qué haces aquí? —preguntó el castaño, enderezándose. Luego agitó las manos rápidamente, como si quisiera corregir su tono. Su flequillo ondulado estaba pegado a su frente por el sudor-. Digo, no me lo tomes a mal, pero de haber sabido no habríamos venido. Lo último que quisiera, es incomodarte.
—Descuida, Tae. Creo que ya somos lo suficiente adultos como para actuar con normalidad.
—Habla por ti —Taehyung señaló con un movimiento de cabeza al chico de cabello negro que intentaba sostenerse del respaldo de una silla, visiblemente tambaleante.
Jimin inhaló profundamente antes de acercarse. Jungkook ni siquiera lo notó hasta que Jimin le ofreció su mano.
— ¿Puedo? —preguntó, manteniendo su tono neutral.
Los ojos de Jungkook se llenaron de lágrimas al instante.
—Mimi... —susurró con la voz quebrándose al pronunciar el apodo. Estiró los brazos, intentando abrazarlo, pero apenas logró mantenerse en pie.
—Vamos afuera -sugirió Jimin
Pasó el brazo tatuado de Jungkook por encima de sus hombros y colocó su propia mano en su cintura para estabilizarlo. Taehyung caminó al frente para abrirles paso entre la multitud.
🍂🥀🍂
Jungkook se quedó profundamente dormido en el asiento trasero. Su cabeza descansaba contra la ventana, y cada tanto murmuraba oraciones ininteligibles. Taehyung, sentado a su lado, cuidaba que no se golpeara con cada movimiento del auto. De vez en cuando ajustaba la posición de Jungkook para evitar que su cuerpo se desplomara por completo sobre él.
Acordaron que Jimin llevaría primero a Taehyung a su casa al estar más cerca y luego a Jungkook, ya que el auto le pertenecía al segundo. Taehyung se ofreció a manejar, pero Jimin se había negado rotundamente. Ninguno lo dijo en voz alta, pero ambos sabían que dejar a Jimin a solas con Jungkook no era una opción sensata.
El silencio llenaba el auto, roto únicamente por el leve ronquido de Jungkook y el zumbido del motor. Finalmente, Jimin habló.
— ¿Por qué ya no te reúnes con los chicos? —preguntó, sin apartar la vista del camino.
Taehyung suspiró, moviendo ligeramente a Jungkook, que empezaba a aplastarlo con su peso.
—No quiero incomodarlos —admitió en voz baja—. Soy el único que sigue en contacto con Jungkook.
—Tae, todos entienden que es porque son primos —replicó Jimin.
—Eso no cambia las cosas. Me siento como un traidor.
—No lo eres. Ellos te extrañan, lo sabes.
—Déjalo, Jimin. Tú tampoco sales con ellos muy seguido, por lo que escuché.
Jimin frunció el ceño.
—Bien, dejémoslo entonces.
—Sí, mejor —dijo Taehyung, acomodándose de nuevo en el asiento, mientras Jungkook se movía involuntariamente hacia él—. Aunque, ahora que lo pienso, creo que sería mejor idea que Jungkook se quedara en mi casa esta noche.
Jimin negó con la cabeza de inmediato.
—No lo creo, Tae. Ambos se meterían en problemas con sus padres. Además, Jungkook estará mejor en su departamento.
— ¿Por qué te haces esto, Jimin? —preguntó, con su voz llena de frustración—. Jungkook no lo merece. Sabes que nunca te antepondrá.
—No es su culpa —Jimin apretó un poco más el volante.
— ¿Y eso qué importa? A la mierda —el exabrupto salió antes de que Taehyung pudiera contenerse, y de inmediato se llevó una mano a la boca—. Perdón.
Jimin soltó una pequeña risa, una que no llegó a sus ojos. Tae seguía siendo el mismo al igual que Namjoon, Jin y Yoongui. Los únicos que cambiaron fueron él y Jungkook.
—Lo que intentaba decir... —continuó Taehyung, bajando la voz—. Jungkook es incapaz de llevarle la contraria a mis tíos, lo sabes. Pero eso no significa que tú tengas que pagar las consecuencias por eso.
Jimin tragó saliva, sintiendo el nudo en su garganta hacerse más grande.
—Lo amo, Tae.
La confesión salió con una honestidad que dejó a Taehyung sin palabras.
»—No puedo simplemente ignorarlo —continuó Jimin, con su voz temblando apenas—. Lo intenté. Juro que lo intenté. Todos creen que es porque no quiero, pero no es eso. No puedo. Lo he intentado una y otra vez, y simplemente... no puedo.
Taehyung lo miró en silencio por un momento, intentando procesar las palabras de su amigo. Jimin siempre había sido más fuerte de lo que aparentaba, pero ahora no veía fortaleza en él, sino resignación.
—Jimin... —dijo, pero no encontró palabras que pudieran aliviar el dolor de su amigo. Lo único que pudo hacer fue acomodar mejor a Jungkook y suspirar.
El resto del trayecto transcurrió en silencio. Las palabras de Jimin parecían flotar en el aire, demasiado pesadas para desaparecer, pero demasiado dolorosas para ser ignoradas.
Al llegar frente a la casa de Taehyung, Jimin apagó el motor.
—Gracias por llevarnos —dijo Taehyung, bajando con cuidado. Luego se giró para mirarlo por última vez antes de cerrar la puerta-. Jimin, cuídate.
Cuando arrancó de nuevo, el auto se llenó del leve susurro de Jungkook, que dormía profundamente, ajeno al caos que seguía dejando a su paso.
🍂🥀🍂
La noche se extendía oscura y silenciosa a su alrededor. El único sonido era el murmullo del motor y el leve zumbido de los neumáticos sobre el asfalto. Jimin mantenía la mirada fija en la carretera, mientras Jungkook, que había despertado hacía unos minutos, apenas levantaba la cabeza del frío cristal de la ventana. Su aliento empañaba el vidrio de vez en cuando, formando pequeñas nubes que desaparecían al instante.
—No tenías que involucrarte —murmuró Jungkook de repente, su voz apagada, casi un susurro amortiguado por la posición de su rostro contra la ventana.
Jimin le dirigió una mirada rápida, sorprendido por las palabras, pero no dijo nada.
—Peeeero —Jimin lo alentó a continuar, manteniendo el tono suave y neutral.
Jungkook tardó unos segundos en responder, como si estuviera reuniendo valor.
—Pero gracias.
Jimin desvió los ojos hacia el camino nuevamente, reprimiendo una pequeña sonrisa .
—No deberías beber tanto, Jungkook —dijo con un tono tranquilo, como si estuviera recordando algo del pasado—. Tu tolerancia sigue siendo nula.
—Lo sé. Es solo que... fue un día muy difícil —Jungkook soltó sin mucho humor, y despegó el rostro de la ventana para mirar de reojo a Jimin.
—El alcohol no es la respuesta a tus problemas.
Jungkook giró los ojos y dejó caer la cabeza contra el respaldo del asiento.
—Deja de hablar así. Suenas como mi padre.
La mandíbula de Jimin se tensó visiblemente, su expresión se endureció por un momento.
—Por suerte no soy él —respondió con frialdad.
La respuesta dejó a Jungkook en silencio dándose cuenta de su error.
—Perdón, Jimin —se apresuró a murmurar una disculpa.
—Olvídalo —dijo, aunque su tono distante dejaba claro que él no iba a olvidarlo.
El resto del trayecto transcurrió en silencio incómodo. La única compañía era el leve balanceo del auto y la respiración irregular de Jungkook, que aún parecía algo mareado. Finalmente, llegaron al edificio. Jimin maniobró hasta estacionar en un lugar vacío, apagando el motor con un suspiro de alivio.
Jungkook salió del auto primero, cerrando la puerta con más fuerza de la necesaria. Al dar un paso tambaleante, tuvo que apoyarse en la carrocería para mantener el equilibrio.
— ¿Vas a pedir un taxi? —preguntó Jungkook.
—Eso creo —respondió Jimin, saliendo del auto y cerrando la puerta con cuidado—. Pero primero te acompaño. Si no, vas a caerte.
Jimin rodeó el auto y se colocó junto a Jungkook, quien todavía parecía tambalearse ligeramente. Lo tomó firmemente de la cintura para estabilizarlo, apoyando parte del peso de Jungkook en su propio cuerpo.
—No tienes que hacer esto —murmuró Jungkook, aunque no hizo ningún esfuerzo por apartarse.
—Cállate y camina —respondió Jimin con un toque de exasperación que no ocultaba su preocupación.
El ascensor no estaba lejos, pero el trayecto pareció más largo de lo necesario. El brazo de Jimin estaba firmemente sujeto a la cintura de Jungkook, quien no pudo evitar sentir cómo su rostro se calentaba por la cercanía. El olor familiar de Jimin -notas de mandarina, madera y algo indefinible pero reconfortante-, llenaba sus sentidos, y eso solo hacía que su mente, ya mareada, divagara más de lo necesario.
Al llegar al ascensor, Jimin presionó el botón y esperaron en silencio. Jungkook intentó mantenerse erguido, pero el mareo no ayudaba, así que terminó apoyando un poco más de su peso en Jimin.
— ¿Estás bien? —preguntó Jimin, sin mirarlo directamente.
—Sí... sí, solo... me duele la cabeza.
El ascensor llegó con un suave ding, y Jimin lo guio hacia adentro, manteniendo el brazo firme alrededor de su cintura. Jungkook se dejó llevar, aunque su mente no podía ignorar lo extraño de la situación: la cercanía, el calor del cuerpo de Jimin contra el suyo, el leve roce de sus pasos coordinados. Era demasiado.
Jimin lo notó, pero prefirió no decir nada. Estaba concentrado en llegar al apartamento de Jungkook, asegurándose de que no volviera a tropezar o desmayarse en el camino. Sabía que no debería involucrarse tanto, pero simplemente no podía dejarlo así. Jungkook tenía algo que, pese a todo, siempre lo empujaba a quedarse.
Cuando el ascensor se detuvo y las puertas se abrieron, Jimin lo guio cuidadosamente hacia el pasillo. La llave del departamento estaba en el bolsillo de Jungkook, y aunque este intentó sacarla por su cuenta, sus movimientos torpes obligaron a Jimin a tomarla él mismo.
—Ya casi llegamos —dijo Jimin en voz baja mientras abría la puerta.
Jungkook no respondió. Su mente estaba demasiado ocupada lidiando con el torbellino de emociones que la cercanía de Jimin provocaba en él.
Al poner un pie en el interior, Jungkook tropezó y casi cae nuevamente. Pero Jimin lo sostuvo con firmeza, evitando su caída. Sus cuerpos quedaron tan cerca que podían sentir el calor del otro, sus respiraciones se mezclaron en el pequeño espacio entre ellos. Sin poder contenerse más, Jimin cerró la puerta, acortó la distancia y capturó los labios de Jungkook en un beso desesperado.
Jungkook no respondió, sabía lo que iba a pasar. Seguiría siendo un cobarde, que no podría hacerse responsable de los sentimientos de Jimin. Pero eso no detuvo al más bajo. Jimin repartió besos húmedos por la clavícula de Jungkook.
—Detente... —dijo entre suspiros.
Jimin no se rendiría, ya sopesaría las consecuencias al siguiente día. Colocó sus manos en las mejillas de Jungkook, las acarició con ternura mientras juntaba sus frentes. No perdió la oportunidad de mirar a Jungkook directamente. Exhaló despacio y lo miró con intensidad, con esa misma que le hacía saber a Jungkook lo precioso y bello que era ante sus ojos.
—Eres perfecto —dijo Jimin, pese al aroma a alcohol proveniente de Jungkook.
Volvió a bajar la boca. Primero mordió con delicadeza el lóbulo de su oreja. Bajó y depositó un pequeño beso en la mandíbula de Jungkook. Bajo más, desplazándose a la parte inferior de su cuello y succionó. Jungkook gimió bajito y Jimin hizo un sonido similar a un gruñido en respuesta.
Jungkook tuvo una sensación de algo extendiéndose por debajo de su ombligo, estaba excitado. Su respiración se entrecortaba, sus manos temblaban sobre los hombros de Jimin, queriendo empujarlo, pero sin encontrar la fuerza para hacerlo. Una parte de él, la que siempre reprimía, quería dejarse llevar por completo. Sin embargo, el miedo seguía ahí, como una sombra que lo mantenía anclado. La última vez su padre lo había golpeado sin importarle que la hebilla del cinturón alcanzara sus piernas.
—Jimin, p-por fa-favor, par-para... —murmuró con voz trémula, aunque sus dedos, que ahora se aferraban a la tela de la camisa de Jimin, contaban otra historia.
Jimin detuvo sus caricias y levantó la mirada hacia él. Había un brillo decidido, desafiante, en sus ojos oscuros, pero también un sentimiento de cariño que hacía que el corazón de Jungkook latiera aún más rápido.
— ¿De verdad quieres que me detenga? —preguntó Jimin con voz grave y suave al mismo tiempo, temiendo escuchar la respuesta.
Jungkook se mordió el labio, incapaz de sostenerle la mirada. Era un desastre interno, una batalla constante entre lo que deseaba y lo que creía que debía hacer. Tragó saliva, su mente buscaba desesperadamente una salida.
Para Jimin haberse separado la primera vez se sintió como perder una parte de él. No quería alejarse de nuevo. Albergaba una esperanza en la inseguridad de Jungkook.
—Esto... esto no está bien. Mereces a alguien mejor, no a mí —logró decir al fin con la voz quebrada por la emoción.
Jimin frunció el ceño, esa era la expresión que últimamente llevaba consigo, pero que ahora estaba teñida de una vulnerabilidad que rara vez mostraba. Sus dedos, que aún acariciaban las mejillas de Jungkook, se detuvieron.
— ¿Cómo puedes pensar eso? —preguntó con incredulidad—. Eres todo lo que quiero.
Jungkook negó con la cabeza, un horrible nudo se formaba en su garganta. Se apartó ligeramente, aunque las manos de Jimin intentaron retenerlo.
—Cuando se trata de ti, hago todo mal, Jimin. No soy capaz de estar a tu altura —la confesión salió como un susurro,
A pesar de ello, Jimin no retrocedió. En lugar de eso, tomó a Jungkook por la muñeca, su agarre firme pero lleno de calidez.
—Eres un idiota, Jungkook —dijo con un tono que no era ni completamente serio ni completamente en broma—. No tienes que ser perfecto, no tienes que ser nada más que tú mismo. Déjame decidir si eso es suficiente para mí.
Jungkook lo miró con los ojos brillando de emoción. Nunca había conocido a alguien tan obstinado, tan seguro de sus sentimientos como Jimin. Y eso lo aterraba.
—Jimin... yo... no sé si puedo.
Jimin suspiró y, por primera vez en mucho tiempo, lesonrió levemente, una sonrisa pequeña, pero sincera.
—Hagamos algo, bebé —Jimin entrelazó sus manos y lo llevó a la habitación.
Las luces estaban encendidas. Lo empujó con delicadeza hasta obligarlo a sentarse y antes de quedarse en cuclillas, besó la frente de Jungkook.
»—Solo por hoy olvidémonos de nuestros miedos. Olvidemos que tu padre me odia porque cree que te contagie lo gay, aunque sabemos perfectamente que tú fuiste quien me besó primero. Olvidemos que mañana vas a arrepentirte cuando despiertes a mi lado y que de nuevo intentaré olvidarte y será imposible, ¿Sí?
Jungkook no pudo negarse. Él era muy débil y Jimin muy insistente. Solían ser el complemento del otro antes del infartó que -él pensaba-, le provocó a su padre al confesarle que le gustaban los chicos. En respuesta, Jungkook abrió las piernas y Jimin se metió entre ellas al tiempo que se deshizo de la ropa de ambos.
Sus manos recorrieron los anchos hombros de Jungkook, sus largas piernas y el hueco en su estrecha cintura. Jungkook se mantuvo estático, había extrañado el ritual que Jimin tenía con él donde lo hacia sentir amado.
Jimin lo empujó hacia abajo y quedo encima de él. Esta vez Jungkook estuvo más que dispuesto a devolver el beso. Los labios de Jimin se movían con precisión, trazando un camino lento sobre los de Jungkook, quien correspondió con timidez al principio, pero cada vez necesitaba más. El beso se profundizó y las manos de Jimin, que habían estado descansando en la cintura de Jungkook se dedicaron a trazar círculos. Las caderas de Jimin presionaron las de Jungkook, y luego se contoneó deliberadamente.
Jungkook quería más. Necesitaba más. Así que, descuidado como siempre, terminó el beso. Empujó a Jimin por el pecho invirtiendo sus posiciones y se sentó a horcajadas sobre la cintura de Jimin, con las piernas abiertas a cada lado. Imitó el contoneo de caderas y al no tener suficiente, se inclinó hacia atrás sobre sus manos mientras Jimin recorría su abdomen y su pecho con los dedos. Jimin sujetó uno de sus pezones y lo masajeó, observó como el estómago de Jungkook se contrajo y abrió la boca soltando un suspiro prolongado.
Lo suyo no era quedarse inmóvil. Así que se levantó y envolvió la espalda de Jungkook con sus brazos. Lamió sus pezones y los sintió endurecidos bajo su lengua. La erección de Jungkook presionando su abdomen, aun era muy pronto. Jungkook fue incapaz de soportar por más tiempo el ataque a sus pezones, esto por lo sensible que era, sujetó el rostro de Jimin con ambas manos obligándolo a retomar el beso y Jimin dejó caer las suyas para ahuecarlas alrededor de sus glúteos, apretando y empujándolo para que ambos miembros se rozaran.
—Jimin —murmuró contra sus labios antes de jalar el cabello de Jimin para que inclinara su cabeza hacia atrás. Los labios de Jungkook se acercaron al cuello de Jimin y succionó hasta dejar una marca.
—Más, bebé —contrario a enfadarse, lo incitó a que succionara con más fuerza. Quería poder presumir por los dos. Eso le daría consuelo al menos hasta que se borrara.
Jungkook obedientemente continuó su trabajo y se dejó hacer cuando Jimin lo regresó a sus posiciones iniciales en donde él quedó recostado y Jimin de rodillas entre sus piernas
Jimin llevó sus dedos a lo largo de la base de su miembro, la respiración de Jungkook quedó atrapada en su pecho. El pene de Jungkook era más delgado que el suyo, Jimin lo presionó, apretándolo cuidadosamente y antes de moverlo de arriba a abajo, acercó su mano a Jungkook. Este, entendiendo lo que pedía, lamió su mano e incluso se dio el lujo de entretenerse chupando dos de sus dedos.
A Jimin le dolió tener que alejar su mano, pues los movimientos repercutieron en su miembro, deseoso. Tomó el pene de Jungkook e inició con sus movimientos. Jungkook posó sus manos en los hombros de Jimin. Los músculos de su estómago se tensaron cuando Jimin se inclinó hacia adelante para lamer su pecho. Pasó su pulgar sobre la punta y volvió a bajar. Con la otra mano intentó levantar una de sus piernas para mayor comodidad. Error.
Al levantar la pierna de Jungkook y colocar su mano en la parte posterior, reconoció la cicatriz de una hebilla. Recordó la vez en la que Jungkook lo llamó en la noche, pidiéndole que fuera por él. Lo había encontrado con varias partes del cuerpo hinchadas y con la playera que le compró para su primer aniversario llena de sangre seca. Cuando la enfermera lo revisó quedó igual de horrorizada que Jimin al ver una especie de cuadrado marcado en la pierna, parecía que la pieza incluso se incrustó por un momento pues la piel de Jungkook estaba levantada.
Jungkook vio el rostro iracundo de Jimin.
— ¿Mimi? —llamó su atención tiernamente—. Ya pasó, no duele.
El que Jungkook ni siquiera guardara un poco de rencor hacia su padre, lo enojaba más. Pero no tenían tiempo de pensar en nada que no fuese entregarse.
El rostro de Jungkook estaba sonrojado y con una fina capa de sudor, Jimin -encantado con el hombre frente a él-, decidió bajar un poco más hasta cambiar su mano por su boca y engullir el miembro ajeno. Estaba perdiendo la cordura y se moría por entrar en Jungkook. Ahuecó las mejillas, saboreando el líquido prese minal de Jungkook. Tuvo cuidado de no lastimarlo con sus dientes. Su lengua se deleitó trazando círculos en la delicada piel incentivado por la manera en la que Jungkook hundía una mano en su cabello y lo aferraba con el puño. Jungkook empujó su pene, primero lento hasta que alcanzó un ritmo constante y lo hizo con más fuerza. Jimin se atragantó un momento, pero logró ignorar la sensación.
Una vez que Jungkook terminó en su boca, Jimin la tragó, necesitaba llenarse de él. Depositó un besó en el pliegue de la pierna que tenía apoyada en su hombro antes de dejarlo completamente tendido en la cama. El pene de Jimin se hinchaba cada vez más y le dolía, pero podía esperar. La punta había empezado a humedecerse solo de ver el cuerpo desnudo de Jungkook.
Abrió un poco más las piernas de Jungkook para lamer desde su trasero hasta sus testículos, Jungkook soltó un gritito por la sorpresa e intentó alejarse, pero Jimin frustraba sus intentos acercando más su boca a la entrada de Jungkook, dejó caer un fino hilo de saliva. Su lengua no sería suficiente para prepararlo correctamente, no esta vez. Acercó sus dedos para frotar, sin entrar.
—Voy a prepararte, cariño —avisó antes de separarle las nalgas e introducir un primer digito.
Jungkook se contrajo, había pasado medio año desde la última vez que lo hicieron, pero se recordó que era mejor mantenerse relajado. Se aferró a las sábanas y dejó que Jimin continuara con su labor. Jimin metió los testículos de Jungkook a su boca y jugo con ellos. Jungkook intentó arquearse, Jimin colocó la mano libre en su vientre para obligarlo a mantenerse en su posición.
—Rápido, Mimi. Te necesito —chilló con urgencia.
A petición de él, Jimin llevó su mano a la boca y lubricó dos dedos más con su saliva, los introdujo y se dedicó a acariciar el cálido interior de Jungkook al tiempo que los abría para dilatarlo, sus dedos desaparecieron en su trasero. Entendió que Jungkook estaba listo cuando este mismo bajó para embestirse con sus dedos.
Jimin subió para quedar acostado a la misma altura, miembro contra miembro.
»—Jimin, quiero más. Cógeme.
—No, bebé —besó la mejilla de Jungkook—. Esta noche voy a hacerte el amor.
—Maldición. Tómame ya.
Jimin acercó su miembro y presionó lentamente hacia adentro. El interior de Jungkook lo recibió tan caliente y tan estrecho. Al ver a Jungkook reteniendo de nuevo la respiración, se quedó inmóvil. Tendrían que esperar a que se acostumbrara o no lograría disfrutarlo como él.
—Respira, bebé. Solo respira
—T-tócame —ordenó.
Jimin escupió en su mano, sujeto su pene de nuevo y lo agitó lento, con presiones continuas deslizando su pulgar sobre la punta. Su propia erección palpitó con impaciencia. Los suspiros de Jungkook resonaban en el silencio de la habitación y poco después meció sus caderas hacia abajo y hacia arriba. Jimin lo siguió hundiéndose todo lo que pudo.
Se apartó y luego volvió a arremeter hacia adentro. La cabecera de la cama sonó al golpearse contra la pared, como si los retara a repetir aquella acción. Jimin hizo un movimiento circular con sus caderas para poder llenarlo por todos lados, por momentos aminoraba la velocidad y cuando Jungkook pensaba reprochárselo, se enterraba de nuevo.
—Jungkook, te amo —se escuchó entre el ruido de sus cuerpos golpeándose.
Jungkook contrajo su entrada provocando un gutural por parte de Jimin, quien se acercó para devorar una vez más sus hinchados labios. Amaba ser el causante de ello. Queriendo sentirlo hasta las entrañas, Jungkook enroscó sus piernas entorno a Jimin hasta rodearle la espalda.
»—Así, muy bien —lo alentó.
Jungkook repitió el nombre de Jimin incontables veces. A veces acompañadas de suspiros, otras de ordenes o solo maldiciones.
Jimin sentía que estaba cerca. Una sensación de cosquilleo iba de sus extremidades hasta la columna y un calor placentero se instó en su abdomen. Jungkook rodeó también su cuello y acercó sus labios llenándolo de marcas rojizas en los espacios que había olvidado. Besó la barbilla de Jimin antes de llegar a su boca y enredar sus lenguas. Jimin le había jurado que era excelente besando y como un pretexto para no perder la practica, le encantaba besarlo en todo momento. Extrañaría esos carnosos labios que solo tenían palabras lindas para él, pese a herirlo después de cada encuentro.
Los ojos de Jungkook estaban vidriosos cuando lo miró, se contrajo a su alrededor por última vez provocando que Jimin terminara en su interior. Cuando Jungkook derramó su semen entre sus cuerpos, Jimin no apartó los ojos de él, recorrió cada detalle de su rostro como si estuviera tratando de memorizarlo nuevamente.
Se quedaron en esa posición mientras el cuerpo de Jungkook sufría los últimos espasmos. Jimin besó cada lunar en sus hombros y con pocas ganas de hacerlo, sacó su miembro. Jungkook se giró hasta quedar bocabajo, no le gustaba lo que venía por la sensación de vacío que le provocaba.
—Levanta la cadera, amor.
En cuanto el pelinegro acató la orden, Jimin abrió su entrada ayudando a que su semen se deslizara por sus piernas. Si por él fuera, lo retendría, pero Jimin odiaba que eso le provocara un molesto dolor de estómago. Al terminar de limpiarlo con un extremo de las sábanas, Jimin besó sus nalgas y dio un ligero golpe causando un tierno ronroneo por parte de Jungkook.
Jimin se paró, y aunque Jungkook coopero muy poco y solo se estiró para apagar la luz, logró retirar las sábanas sucias para llevarlas al cesto de ropa. Buscó en la parte superior del armario un conjunto nuevo con el que cubrió sus cuerpos. Se acostó de lado estirando su mano hasta Jungkook, con las yemas de sus dedos trazó la forma de sus cejas, sus mejillas, su frente y la punta de su nariz.
Jungkook dejó escapar un bostezo antes de cortar la distancia entre sus cuerpos y acomodarse para hundir su rostro en el hueco del cuello de Jimin.
—Te amo, Jimin.
Jimin emitió un ruidito de placer y rodeó la cintura de Jungkook con un brazo mientras cerraba los ojos.
A la mañana siguiente Jungkook despertaría lleno de arrepentimiento por "no poder ser normal", lo echaría de su departamento y Jimin se sumergiría en la tristeza. Prometería por tricentésima vez que no lo volvería a buscar y fallaría a la mínima interacción. Solo hasta su próximo encuentro fingirían ser ajenos a sus propios sentimientos.
🍂🥀🍂

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⠀⠀⠀⠀⠀ 𝕻erfil.
๑ ˖˚₊⠀͏Nombre.
Euphemia Rothschild.
๑ ˖˚₊⠀͏Apodo.
Effie.
๑ ˖˚₊⠀͏Fecha de nacimiento.
14 de febrero de 1847.
๑ ˖˚₊⠀͏Fecha de fallecimiento.
26 de junio de 1866
๑ ˖˚₊⠀͏Lugar de nacimiento.
Londres, Inglaterra.
๑ ˖˚₊⠀͏Edad.
Aparenta 20 años.
178 años desde su vida hasta el año actual.
๑ ˖˚₊⠀͏Sexualidad.
Heterosexual.
๑ ˖˚₊⠀͏Género.
Femenino (she/her)
๑ ˖˚₊⠀͏Nacionalidad.
Británica.
๑ ˖˚₊⠀͏Personaje de referencia.
Emily, fr Corpse Bride.
๑ ˖˚₊⠀͏Generación.
Cuarta generación.
๑ ˖˚₊⠀͏Conflicto.
¿Podré amar a alguien incondicionalmente? ¿Seré capaz de recibir el mismo amor que doy?
๑ ˖˚₊⠀͏FC.
Yoo Jimin.
⠀⠀⠀⠀⠀ 𝕯escripción.
Euphemia era una joven digna de la alta sociedad, su belleza era admirada por todos a kilómetros de distancia y su elegancia era la envidia de todas las debutantes. Sus ojos eran de un color azul como el cielo, con un cabello de color azabache que caía como una fuente hasta debajo de su cintura.
Cómo cadáver, conserva su gracia y su belleza. Sus rasgos delicados lentamente fueron cambiando, brillando por una ausencia de colores vivos en contraste a su tez azulada con detalles morados. Tras su muerte, su cabello mantiene su longitud pero perdió su color y ahora comparte el mismo que su piel azulada. Ahora sus ojos muestran un aspecto demacrado y hundido, sus ojos perdieron ese color azul y ahora se muestran grises.
En su mano derecha aún conserva sus uñas mientras que su brazo izquierdo es solamente un hueso. Un agujero a su derecha muestra solamente hueso y sus costillas, probablemente es el mismo lugar donde sintió el dolor antes de morir. Aún mantiene piel y músculo en su pierna izquierda, en cambio, su otra pierna es hueso. Suele llevar su vestido de novia, es la única pertenencia que le hace recordar a su madre, este vestido se encuentra desgastado y descolorido con muchas manchas de tierra y otras cosas.
Su personalidad nunca ha cambiado, incluso con el paso de los años y las décadas, sigue siendo una joven amable y educada de carácter bondadoso, suele ser un poco ingenua y algunas veces deja que el sentimiento de sentirse culpable la abrumen. Es bastante tranquila y divertida, sus modales nunca le han abandonado y su vocabulario puede sonar un poco anticuado. Es propensa a los celos, enojándose con facilidad cuándo las situaciones no salen a su favor. Debido a su edad en el momento de su muerte, suele ser bastante emocional, la idea de haber sido robada de su felicidad a tan corta edad hace que sienta las cosas de una forma más intensa.
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Yoo Jimin estaba prohibida, pero saberlo no hacía que Yeonjun tuviera la fuerza de voluntad suficiente para no buscar conectar con su mirada cada que tenía la oportunidad de encontrarse en la misma habitación que ella, de respirar el aroma dulce de su perfume y fantasear con la suavidad de su cabello, con el sabor de su piel bajo sus labios.
Pensamientos como esos lograban que se pusiera emocionado, en ocasiones, de forma un poco vergonzosa.
Nadie podía notarlo, pero su corazón latía rápidamente ante la idea; esa era una reacción que agradecía cuando se presentaba, algo dulce y sutil que le llevaba a creer que lo suyo era algo inocente, casi pasajero. Lo que no disfrutaba tanto, era lo que ocurría después, cuando el calor de pecho se distribuía por su cuerpo de forma peligrosa, llevando la sangre al sur hasta agolparse más allá de su abdomen y poner erecta su entrepierna.
ㅤㅤㅤㅤㅤㅤ
En momentos así, únicamente le quedaba mantenerse pegado a su asiento (si disponía de alguno), o salir del lugar con su intento de expresión indiferente más convincente para hacer una carrera nada gloriosa al baño más cercano. Donde podía encerrarse en algún cubículo privado, y dar rienda suelta a su deseo, pensar en ella no como la estrella del momento que era junto a todo su grupo, sino como la mujer en la que codiciaba sumergirse muy profundo, a quien quería adorar de forma dulce, desesperada, con la intención de devorarla por completo.
ㅤㅤㅤㅤㅤㅤ
Fue de alguien por un momento, un fatídico caso oficial que no hizo más que llenarle la cabeza de preguntas durante sus días menos agradables, en los cuales las visitas escandalosas a su miembro no disminuyeron a pesar de ser consciente de que hacía algo incorrecto. Querer a alguien que estaba sin pareja era una cosa, rezar todos los días con los dedos sosteniendo firmemente su pene mientras se masturbaba pensando en ella, que lo suyo terminase era con creces algo preocupante. Pero aun sabiéndolo, Yeonjun no se detuvo.
ㅤㅤㅤㅤㅤㅤ
Imaginaba su risa acariciando sus oídos si se le ocurría hacer un chiste decente, uno que pudiera hacerla disfrutar del momento, de los besos y marcas de dientes que intentaría dejarle en el cuello cuando la tuviera cerca, descansando bajo su cuerpo en una tarde perezosa. Soñaba con volverse él, ese afamado actor que perdería no todo, pero casi, al que se le iba la cordura por no soportar las críticas y el rechazo colectivo de aquellos que se sentían protectores de Jimin, de esos que también deseaban poseerla.
ㅤㅤㅤㅤㅤㅤ
Yeonjun ya estaba loco.
Generalmente, era tachado de ello por sus más cercanos, que lo acusaban de vivir con lo que ellos llamaban “realidad alterada”, como si él mismo supiera de lo que hablaban realmente, y aquello no fuese simple y llanamente, “su realidad”.
ㅤㅤㅤㅤㅤㅤ
Él hubiera podido con ello, estaba preparado para los insultos y las comparaciones, para no ser suficiente a pesar de darlo todo, para la flagelación del orgullo a cambio de tenerla entre sus brazos, de besarla hasta dejarle hinchados los labios, de poder hacerla suya y recortarle un poco las alas; enamorarla para que no tuviera el interés de tener ojos para nadie más.
ㅤㅤㅤㅤㅤㅤ
Solía tocarse todo el tiempo, delirar con Jimin en los días más agotadores y dedicarle mentalmente cada canción de amor que escuchaba, que cantaba entre coqueteos para conquistar a millones de personas como si se tratase de una práctica incesante que tenía el único objetivo de perfeccionarlo todo, cada instante, cada esfuerzo, cada pequeña parte de sí, para ella.
ㅤㅤㅤㅤㅤㅤ
— Aquí nadie podrá encontrarnos…
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La forma en la que lo dice solo logra que una sonrisa le curve los labios de forma inmediata. Yeonjun se siente vibrar de anticipación a pesar de las capas de frialdad con las que mantiene sus emociones a raya, aun si para ella es un juego, como le propone en un principio, cuando se pega a su cuerpo y le pasa los brazos alrededor del cuello, parándose de puntitas para intentar alcanzarle apenas los labios, para este es más que suficiente.
Ella se lo recalca enseguida, a medias, perdiendo un poco las palabras luego de que Yeonjun la presione contra la pared para poder acomodarse contra su boca con mayor comodidad, besándole sin restricciones mientras se deshace de los botones de su camisa para acariciarle los pechos. Karina vuelve a recordárselo cuando le tiene marcando su piel con succiones suaves, hace el esfuerzo por mencionarlo de nuevo, cuando Yeonjun comienza a comerle los pezones con gula y los dedos que antes le sostenían con firmeza los glúteos se deslizan bajo su falda, después el encaje que cubría su sexo, para encontrar su camino hacia su clítoris, masajeándole y deslizándose entre su humedad para después meterle un par de dedos largos y dispuestos.
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Yeonjun disfruta de verla retorcerse un poco, morderse los labios para contener los gemidos que él se muere por escuchar, y solamente por eso se permite torturarla.
Se mueve dentro de ella con la intensión de llevarla al límite, la folla con los dedos hasta que el chasquido obsceno de sus penetraciones llena el ambiente con su voz, y la siente temblorosa, dejando que su cuerpo sea peso muerto al no poder concentrarse en algo más que las sensaciones placenteras.
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— ¿Me dejarías ver cómo terminas?
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Cuestiona como el ingrato que es al notarle cerca del orgasmo, se lo dice al oído, ronco por su propia excitación mientras le separa más las piernas para aumentar las embestidas hasta que la siente lo suficientemente preparada para recibir algo más grande, y el agarre de su mano sobre los cabellos de su nuca lo devuelve a los labios de ella.
Usa su lengua entonces, intentando dejarla sin realmente nada de aire en los pulmones al enredarse contra su sinhueso y le explora también aquella deliciosa cavidad, se deleita como le hubiera gustado hacerlo con esa zona que ahora escurre y se frota con descaro contra la punta de su pene, ese que ha liberado apresurado para regocijarse entre su piel al incrustarse en medio de sus muslos suaves y lechosos. No tiene demasiado autocontrol, por eso le aprieta las caderas para poder hundirse más en ese calor que tanto anhela, la hace suya sin introducirse, porque sabe que después no podrá parar; pero cuando Jimin flexiona su pierna para enredarla en su cuerpo, para acercarlo y darle acceso a sus áreas más íntimas, a Yeonjun las neuronas en verdad se le mueren.
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El mundo no quería que Jimin fuese tocada por nadie, pero siempre había algo tentador en lo prohibido.
Yeonjun se deleita con ello cuando se hunde finalmente en ella, como tantas veces lo había idealizado. Arremete contra las paredes cálidas de su vagina y se siente en el cielo cada vez que puede hacerlo más fuerte, más profundo hasta que la tiene gritando, empapada con el sudor de ambos, con las lágrimas de desespero confundiéndose con la saliva que se le desliza por la barbilla y que él le limpia con los labios como si se tratase de un néctar que no puede desperdiciar.
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Comienzan de pie, pero terminan después en otras partes.
Se lo hace frente al tocador desgastado de aquel camerino sin uso para que se vea, hermosa y sensual, moviendo sus caderas para dejarle zambullirse en su interior incluso si Yeonjun no tiene intenciones reales de abandonarla a medio camino de un nuevo orgasmo, le gusta tenerla así, con esos ojos desafiantes nublados por el deseo mirándole a través del reflejo, con los pechos al aire balanceándose al ritmo de sus caderas y los balbuceos de sus labios ya enrojecidos pidiendo por más.
Jimin es muchas cosas, linda, carismática, adorable y mandona; acostumbrada a tener casi siempre lo que desea, aun en instantes así le ordena más allá del ruego incesante de su cuerpo, y Yeonjun, que al fin tiene la oportunidad de hacerlo, se lo da, sin reservas.
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Si pudiera le haría de todo en ese mismo instante.
El estrés de una vida como la suya es tan abrumador que él mismo admite que si no es a través del placer, las sensaciones amargas de estar bajo los reflectores no serían tan fáciles de sobrellevar. Tener tantos ojos sobre ti nunca es sencillo.
Yeonjun sabe que lo analizan día y noche, pero él tiene la ventaja de no tener que aparentar ser siempre dulce y angelical, Jimin que se retuerce por la estimulación mientras termina una vez más no tiene tanta suerte, y tal vez por eso, le permite disfrutar y seguir con aquello. Darle la ilusión de tener una especie de poder sobre él y las reglas silenciosas de ese “juego” entre ambos.
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— A partir de ahora… No veas a nadie más, que no sea yo.
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Yeonjun le dice ahora, otra vez danzando sobre su oído.
Se lo repite de nuevo, lamiendo su nuca y marcándole los dientes cuando la presión de esa última oleada de placer lo lleva a correrse dentro de ella, pegándose de forma tosca a su cuerpo para evitar que la mezcla de sus fluidos lo saque de su vagina antes de poder depositar hasta la última gota.
Y es algo que se asegura de volver a mencionar en cada oportunidad que tiene para unir sus cuerpos, que se traslada después a canciones y a frases tontas dichas durante llamadas con sus seguidores, pero que internamente, él no deja de decir solo para ser escuchado por ella.
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Esperanzado con la idea de ser escuchado y provocar algunas reacciones.
De dejarle sintiendo cosquillas en el vientre, de ponerle húmeda con el recuerdo de lo que esas palabras representan para ambos, y tener que hacerse responsable, como suele suceder cuando se encuentran de forma no tan accidental antes de subirse al escenario, por esa tensión que podría cortarse con un cuchillo, pero que él se encarga de volver agradable de maneras más creativas.
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Capítulo 14
Yoongi inhaló bruscamente un aliento desesperado. Nerein estaba de pie frente a él en su habitación, como si perteneciera ahí. El tiempo se descongeló (y Yoongi nunca se dio cuenta de que estuvo congelado en primer lugar). Levantando una ceja, Namjoon chasqueó sus dedos.
Yoongi estaba vestido ahora. Los poderes divinos usados de manera conveniente.
—Nerein —gruñó Yoongi agresivamente, con su tono lleno de odio —. ¿Cómo te atreves a entrar al lugar sagrado de Asha? —mirando por la habitación rápidamente, añadió —¿Dónde está Jungkook? Si lo heriste...
Namjoon lo saludó con la mano. —Saludos, Magistrado.
—No me saludes.
—Al menos deberías saludar a la figura detrás de ti, entonces. —dijo Namjoon, divertido.
Yoongi se detuvo, hielo llenó sus venas.
Se giró muy, muy lento.
Y ahí estaba. Asha.
Yoongi no la había visto en bastante tiempo, no desde su juventud, cuando había caminado hacía el en su sueño, con sus palmas abiertas y los brazos estirados. Le había dado un propósito, un cumplimiento; una oportunidad para cambiar su país en disminución. Y hasta el momento, había hecho un buen trabajo. Tyrhennia estaba prosperando y la ciudad de Asha estaba al frente del camino militar.
El cabello café oscuro largo de la diosa fluía en su espalda. Su mirada era de desapruebo.
—Asha —dijo Yoongi, arrodillándose inmediatamente.
Asha apenas le dirigió un vistazo y miró a Nerein.
—Veo que ganaste esta vez —dijo sin placer Asha. El otro Dios le entregó una sonrisa descarada, mostrando sus hoyuelos.
—No te había visto con ese cabello por un tiempo, Asha. Usualmente estás calva.
—¿Puedes callarte al menos una vez?
—Quiero decir, eres linda de todas formas, pero esto es-
—Namjoon —dijo exasperada Asha. —. Por favor, no vine aquí a escuchar tus cumplidos sin sentidos. ¿Dónde está el chico?
—Oh, vamos a usar los nombres de la tierra, ahora. ¿Debería llamarte Ashley, entonces? ¿O Halsey? Ya que decidiste convertirte en una cantante americana de pop y todo eso.
—Por lo menos no decidí convertirme en un investigador. Tengo gusto —dijo —no como tú, nerd.
—Elegante.
Yoongi no se atrevió a mirar arriba, no era digno. Sin embargo, la manera en que hablaban no era familiar, le recordaba a la extraña jerga que Jungkook utilizaba. Yoongi apenas podía seguir la conversación, tampoco quería. Más que nada, estaba pensando en cómo había arruinado todo. Asha no toleraba la desobediencia. Era implacable e impredecible, como un huracán salvaje.
—Es extraño —dijo Nerein —por vivir en el mundo de la tierra por una o dos décadas, hablo como ellos ahora.
—Yo también —respondió Asha, frunciendo el ceño ante la cabeza cabizbaja de Yoongi —. Es repulsivo —se mantuvo en silencio por un largo momento. Luego, habló. —Mi Magistrado. Me fallaste.
Yoongi no podía pensar en nada para decir.
Le había fallado. Miserablemente.
—Ese chico, Jungkook. No estabas dispuesto a matarlo. Ni siquiera por mí.
—La muerte ya no es un juego —dijo Yoongi. Estaba dispuesto a hacer todo por ella; ganar cualquier juego que le tirase. Pero sacrificar a una persona inocente (alguien por quien había desarrollado sentimientos) eso no estaba en la ecuación. Debió hacerlo, pero no pudo.
—Pero no fui yo quien ordenó la muerte del chico —declaró Asha, y el cerebro de Yoongi se detuvo. —Fue Nerein. Oh, mi leal Magistrado. Este nunca fue un juego entre tú y yo, sino que un cebo de Nerein. Deseaba superarme, probar que mis súbditos eran traidores.
Yoongi bajó aún más su cabeza, con su corazón latiendo rápidamente. Si Jungkook no era un sacrificio, significaba que Jimin le había mentido.
—Nunca te traicionaría.
Asha puso un dedo bajo su barbilla para mirarlo directamente a los ojos.
—Pensé que no lo harías. Pero lo hiciste.
Yoongi intentó tragar. Su garganta estaba muy seca. —Me disculpo.
—Por Dios, Ashley, deja de interrogar al pobre hombre —interrumpió Nerein, moviendo sus manos como para negociar la paz. —He visto miles de tus Magistrados en todos estos siglos y ninguno de ellos fue tan eficiente como este.
Asha entrecerró sus ojos. —No es de ti interferir en mi política.
—Puede que tenga o no tenga un motivo superior —admitió Nerein —. Jungkook me pidió que salvara a tu Magistrado. Creo que está enamorado.
—¿Está a salvo? —preguntó Yoongi, sin poder controlar la esperanza en su voz. Jungkook había apelado a Nerein y Yoongi no estaba seguro de cómo se sentía sobre eso, pero...Jungkook estaba a salvo.
—Lo está —dijo Nerein, sonriendo —. Oh, amor joven. Que dulce.
—Yo... —dijo Yoongi —. Asha. Lo siento.
Le había fallado.
Nerein lo ignoró y se giró a Asha. —Ahora, toma una decisión. Te prohíbo que lo asesines.
—Namjoon.
—No, en serio. Yoongi no hizo nada malo. Muy malo, al menos.
—Solo porque funciona a tu favor —soltó Asha, disgustada. —. Bien, ganaste esta vez. Min Yoongi deberá vivir. Párate, Magistrado.
Yoongi se puspo de pie, con el corazón hundido en su estómago. Eso no significaba nada bueno. A veces vivir era peor que la muerte.
Ella estiró un brazo hacia él, con su palma abierta.
—Te despojo de tu título —dijo Asha, con sus dedos apretados en el aire. Un respiro se escapó de Yoongi mientras toda la presión del aire se singularizaba en el costado de su túnica, donde su insignia de oro fue arrancada de la tela azul, yendo directamente a sus manos. El símbolo de su estatus se había ido. —. Te despojo de tu posición —los anillos en sus dedos de desvanecieron y transformaron el polvo, el cual brilló en el aire y fue hacia Asha. Su mirada no perdonaba. —. Y te expulso.
Con todo su cuerpo, empujó. El aire a su alrededor tembló, un impacto de poder puro era visible. Yoongi retrocedió, con su mente corriendo con la desolación de haberlo perdido todo.
—Las cosas serán mejores para ti allí —dijo amablemente Nerein, y esas fueron las últimas palabras que Yoongi escuchó antes de ser tragado por un protal negro tras él.
Yoongi cayó.
La oscuridad envolvía su visión, un velo. Cubría su vista, su capacidad para oler, para escuchar, todos sus sentidos invisibles a la existencia. Era como esto, cayendo a través de una especia de portal infinito, pensó Yoongi; así es cómo Jungkook llegó a Tyrhennia? Fue Jungkook un agente de Nerein todo este tiempo? Yoongi había perdido todo, había sido Magistrado desde que podía recordar. Antes de eso, un agente de Asha. Había tomado numerosas misiones para probar su valor, y todo fue por nada.
Yoongi se preguntó quién sería el nuevo Magistrado.
Se habían establecido procesos para la presupuestación y la gestión, así que solo el aspecto de gobernar requeriría habilidades. Adivinaba que la persona más apropiada sería Kihyun.
Ha. Eso era gracioso. Yoongi esperaba que fuese Kihyun.
Magistrado Kihyun. Magistrado Yoongi. Ambos nombres sonaban bien.
Si esto era su muerte, que así sea. Yoongi había cumplido todo lo que había deseado. La ciudad de Asha prosperó. Tyrhennia estaba a salvo. Jungkook estaba vivo y protegido. Abruptamente, deseó que Jungkook estuviera allí con él. Solo su presencia sería lo suficientemente...confortadora.
Yoongi cayó.
Algo estaba mojado y baboso. Rozaba contra su brazo, y luego su mano, deslizándose entre sus dedos y luego desapareció. Yoongi despertó, golpeándose hacia arriba con algo duro y ojos muy abiertos.
—¡Ow! —exclamó una voz familiar, antes de disminuir en silencio. —Finalmente estás despierto. Yoongi, gracias a Dios.
—¿Jungkook? —preguntó Yoongi y, acertó, era Jungkook. El suelo era...suave. Una especie de alfombra, quizás. Sus manos agarraron el material, pero no era como nada que hubiese tocado antes.
—¿Qué es esto? —preguntó Yoongi, mirando el suelo confundido. El sentimiento solo se profundizó cuando se puso de pie, tambaleándose ligeramente. Jungkook agarró su costado firmemente.
—Es, um. Una alfombra.
Sonido emanaba por la habitación. Nada era familiar. Los colores, los aparatos. Era sobrecogedor para su vista.
—Eso es un, um, ¿un parlante? —Jungkook apuntó a una pequeña cosa de metal emanando el sonido. —Y esa es la televisión.
Yoongi agarró el antebrazo de Jungkook, con sus dedos apretados.
—Esto debe ser una clase de brujería —dijo Yoongi, mirando la pequeña cosa rectangular. Había gente moviéndose dentro de la caja. ¿Estaban atrapados?
—Solo es tecnología, una grabación —dijo gentilmente Jungkook —. Estás en mi mundo ahora. Namjoon te mandó hasta aquí. Yo volví hace dos semanas.
—Yo... —Yoongi se tambaleó de nuevo. La cara de Jungkook se contorsionó en preocupación. —Estás a salvo.
—Lo estoy. Gracias a ti.
—No —Yoongi sacudió su cabeza —. Yo estoy a salvo gracias a ti. Le pediste a Nerein y mi vida fue perdonada.
Yoongi no dijo, ya no soy el Magistrado de Asha.
—No podía dejarte morir —dijo Jungkook, abruptamente feroz —. Hiciste tanto por mí, y.... me gustas. —Te amo.
Yoongi lo miró. Este chico joven, hermoso y notable. Ingenioso y habiloso y atractivo, se dio cuenta Yoongi, soy suyo y él es mío. La habitación giró y Yoongi fue golpeado con otro ataque de vertido.
Dolor pulsaba en su sien. Todo estaba dando vueltas. Yoongi cerró los ojos, inhalando de forma constante para mantenerse de pie.
—No te preocupes —le dijo firmemente Jungkook, con un brazo alrededor del hombro de Yoongi. —Me aseguraré de que estés bien.
Iba a estar bien. Yoongi respiró.
Estaba bien.
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‘ no sé si estos chicos son de los que se impresionan fácil…’ tono de voz se eleva lo suficiente como para que infancias cercanas le oigan, lanzándoles una mirada divertida a los pequeños que observan, algunos con miradas expectantes y otros en plena risa. ‘ pero si consigues, al menos te aplaudirán, y eso ya es ganancia ’ al ver que jimin se dispone a intentar de nuevo, cruza los brazos, animándolo. ‘ venga, que en cuanto perfecciones la técnica, tendremos que competir a ver quién hace los mejores globos del lugar ’ broma es clara al menos para él, que sabe que su limitación técnica ha llegado a su límite. ni siquiera cuentan con suficiente wifi como para ver algún tutorial al respecto. mientras habla, aprovecha para ponerse en cuclillas dejar el corazón en manos del niño más cercano. ' aquí tienes ' pero el ceño fruncido que porta se le contagia. la decepción es total de quien exclama no querer el corazón que termina pinchando entre sus dedos. el ruido agudo lo obliga a levantarse. ' ¡quiero un perro salchicha! ' exclama el niño. june se limita a suspirar y volver la mirada al pelinegro. ' ¿ahora qué? ¿intentamos espadas? '.
Observó al masculino con curiosidad mientras trabajaba con el globo, su destreza evidente en cada movimiento. Su propia frustración empezaba a desvanecerse al ver que alguien sabía exactamente lo que estaba haciendo. "No es mala idea, un corazón siempre funciona, ¿no?" comentó, tratando de parecer más relajado. Aún no entendía por qué algo tan simple como inflar y doblar un globo lo estaba superando. Cuando terminó el corazón, Shin soltó una risa suave. "Definitivamente se ve mucho mejor que mi… lo que sea que intenté hacer." bromeó, pero por dentro sintió una pequeña punzada de alivio al tener una solución más sencilla en la mesa. "Lo intentaré ahora yo... ¿Se lo darás a alguno de nuestros expectadores?" cuestiona, mirando a los niños que esperaban.
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Jungkook de ver a Jimin a ver con Jimin T T
#jikook#kookmin#jimin#jungkook#이게맞아#지민x정국#JiminxJungKook#Jungkook de ver a Jimin a ver con Jimin#AreYouSure#Youtube#jimin youtube shorts#cr. en foto#jiminshiii#jungkook youtube shorts#galletita#cr. a DisneyPlusKR#Are You Sure?!#🏂행복 가득 이게 맞아~⛄#Are You Sure?! Main Trailer#cr. a Disney+#Jimin JungKook DisneyPlusKR#amor a mis chicos jmjk#jk con su brazo detrás de jimin
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Junseong está acostumbrado a los gritos, triste y desconsoladamente, desde que era pequeño. Recuerda a su padre gritando y golpeando cuando él lloraba, recuerda los gritos de piedad de las personas que asesinó en su camino a la gloria, los gritos de soldados en la guerra ya sean de dolor por una amputación o simplemente dando órdenes. El ruido es cosa de su día a día, desde los volcanes en erupción y la lava corriente, hasta aquel pequeño chillido de una habitación adyacente que le saca de su sueño rápidamente. Nunca ha dormido bien, por pesadillas y malos ratos, pero ahora aquel chillido potente y desconsolado es una señal de que hay una vida que espera y aguarda, que pide por su clemencia; pero no porque esté muriendo por sus poderes, sino porque añora sus cálidos brazos y un beso de buenas noches. Siente a su omega también moverse a un costado de la cama, alerta también a cualquier sonido que proviene de la pequeña criatura en la otra habitación, Junseong extiende su mano sobre una espalda desnuda que acaricia con vehemencia y se inclina para besar un omoplato, luego la marca de su cuello y susurrar un suave “yo me encargo” en el oído de Hanbin.
No le cuesta salir de la cama y cubrir su desnudez con una bata de seda negra, caminando con pies descalzos hasta una puerta que le guía al lugar donde el sonido se hace potente, dos pulmones pequeños pero que parecen dispuestos a romperle los tímpanos si no es atendida pronto. Demandante, así como lo era él, Jimin parecía saber que quería desde tan temprana edad. - —¿Qué pretendes, gatita? ¿Despertar a todo el reino? — -su voz y su esencia como una chimenea tibia en un día helado, parecen calmar a la pequeña que abre sus ojos, aquellos que lucían rasgados y felinos como los de su padre omega y su sonrisa se pinta enorme, sin ningun diente a la vista, satisfecha de saber que el alfa estaba en su presencia. Junseong se ríe suavemente, un sonido alienígena y extraño, pero que ya no era tan poco común como años antes. Sus grandes manos pueden sostener al milagro de vida entre sus palmas sin problema, sacándola de su cuna y llevándola hasta su rostro para rozar su nariz sobre la contraria, marcándola con su esencia y deseando que se tranquilice, borrar sus lágrimas con el gesto. Ya tiene un hijo, un par de años más grande y también siendo el centro de su universo entero, con una personalidad tan gentil y dulce como Hanbin, pero una apariencia muy similar a la suya. El universo le había regalado otra pequeña, una que apenas tenía semanas de vida y si que lucía como un problema para el futuro, remilgosa y demandante, llena de pucheros que harían que Junseong conquiste cualquier otro reino para darle lo que desea
La criatura busca su calor y es algo que no duda en darle, acurrucándola contra su pecho y las pequeñas manitas se aferran al borde de su bata, muy cerca donde la quemadura en el corazón ya estaba sanada, pero dejaba un par de bordes feos y desagradables en su prístina piel que a veces le avergonzaba, aunque Hanbin los besara con amor y cuidado. Jimin se relaja inmediatamente, tal vez acompañando su pequeño corazón con el de su padre y bosteza, cerrando el par de parpados para dormir plácidamente en su lugar seguro, en los brazos de un padre amoroso que no dudaría en quemar el mundo entero si con eso podría verla dormir tan plácidamente. Él nunca tuvo un abrazo gentil de un padre omega, ni tampoco la palmada orgullosa de un padre alfa, vivió en decadencia y seguido de miradas de odio y desprecio a donde sea que fuese. Pero ahí estaba, su milagro de vida dándole una ultima mirada antes de caer rendida en brazos de Morfeo, una mirada de pura adoración y amor.
#* ⠀ 🍒 ⠀ ╱ ⠀ dialogue ⠀ 、 ⠀ ❪ ⠀ yong junseong ⠀ ❫#drabble*#LAS GANAS QUE TRAÍA DE HACER ESTE DRABBLE DESDE HACE 4 DÍAS LOCOH#PERO POR FIN PUDE PARIRLO(?)#la baby fever que yo traía? ridícula jfc#esa es su princesita tho ;;;; el tercer amor de su vida </3#mi hijito se merece todo el amor y las cosas bonitas de la vidaaaa#ser visto por primera vez con amor y compasión </3#en fin me woa llorar al baño bye
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todos conocen a AILISEU "ALICE" RYU, pero su reputación está por descubrirse.
effy, ¡bienvenide a @aureliahillshqs! nos encanta tenerte con nosotres. a partir de ahora contás con 24 hs para enviarnos la cuenta, en caso de necesitar más tiempo, ¡no dudes en solicitarlo! pst! también queremos contarte que si todavía no rellenaste este form, nos serviría mucho que lo hicieras. ¡gracias!
OUT OF CHARACTER:
nombre/alias: effy
¿tenés más de 21 años? sí / no.
zona horaria o país: chile
nivel de actividad estimado: 5/10
triggers: ninguno.
¿aceptás que tu personaje se vea involucrado en las intervenciones realizadas por la administración del grupal? sí / no.
¿algo que agregar?: ♡
IN CHARACTER:
nombre: Ailiseu (Alice) Ryu
faceclaim: yoo jimin
cupo: 71 familia Ryu.
edad y fecha de nacimiento: 23 años / 23 de marzo 2000
descripción física: ha llevado el cabello rubio por un par de años, y piensa terminar el siclo pintándolo de negro. lleva tatuajes pequeños en sus brazos y pequeños corazones de colores en sus manos. disfruta con la moda, y del maquillaje. sus prendas se caracterizan por los patrones coloridos, accesorios futuristas o lo que le parezca raro pero bonito. prefiere experimentar con la moda.
descripción psicológica:
+ espontanea, atrevida, energética, observadora
- irascible, manipuladora, dramática, impulsiva.
historia o datos curiosos
uno. al vivir rodeada de privilegios, ha tenido la fortuna de hacer lo que le plazca cuando le plazca. su manera de ver la vida le ha llevado a experimentar todo lo que se le presenta en frente, buscando divertirse sin limites mientras sea joven. sin escatimar en lujos, ha viajado a varios países y organizando/asistiendo a fiestas cada vez que estaba aburrida en su adolescencia. haciéndola popular en su escuela, posición que disfrutaba por la atención y porque ponía a los bully en su lugar. siempre dice lo que piensa sin filtro y no le importa lo que la mayoría piense de ella, aunque aquello la metiera en problemas más de una vez, y terminara en peleas físicas y por consecuencia visitando varias veces la dirección con su madre teniendo que hacer donaciones a la escuela.
dos. ailiseu se puede definir como una artista a toda regla, embarcándose en distintas formas de artes desde que era una infante. disfrutaba embarrarse las manos de pintura y lanzarlas a lienzos vacíos o esculturas en blanco. le contrataron una profesora de arte que le ayudó a perfeccionar su técnica, y a encontrar su propio estilo. al salir de la escuela, entró a la universidad nacional de artes de corea, y no conforme con la escuela de artes visuales, optó por tomar la de música, danza y drama. actualmente se encarga de vender sus piezas de manera anónima. sus trabajos se inclinan por el surrealismo abstracto, con una variada gama de colores vividos y una fuerte influencia en la naturaleza, lo inusual y lo grotesco.
tres. un micrófono era su juguetes indispensable cuando era apenas una niña, cantando por toda la casa canciones de britney spears para molestar a su familia. desde que aprendió a tocar los instrumentos, una guitarra usualmente la acompaña, junto a un pequeño diario de letras para posibles canciones. con la ayuda de la compañía de su madre y sus contactos en la industria del entretenimiento surcoreano, logró entrenar por cinco años en una compañía, donde pulieron sus talentos en el canto, rap y la danza. logró sacar su álbum en solitario como solista a los dieciocho, logrando grandes números en ventas, visualizaciones y escuchas durante su año debut. desapareció de la industria tras el accidente de su hermano y está trabajando actualmente en su segundo álbum completo.
cuatro.disfruta de la naturaleza y solía visitar los campos de cultivo de su padre para cabalgar con su caballo, donde solía perderse durante tardes enteras. tiene varias mascotas, incluidas tres gatos, frost, nyx y echo. un viejo camaleón llamado cipher, un perro dálmata llamado venom, dos hurones astra y zero, además de un caballo que apodó havoc.
cinco. tiene un largo historial de relaciones tóxicas, y a sus veintitrés años recién empieza a entender que el problema quizás es ella y su gusto por les idiotas.
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🗡Luces resplandecen a través de los ventanales de imponentes arquitecturas, la naturaleza oscura reclama los lugares olvidados y la metrópolis parece rugir cada noche con más fuerza. ¿Has decidido en donde esperarás el final de los tiempos? La multitud de figuras en las sombras te guían hacia el Palacio Imperial, tierra prometida en donde el Príncipe de la Camarilla se complace en recibirte. A pesar de tu extraño parecido a YOO JIMIN (KARINA) y ser parte de los LASOMBRA, eres más que bienvenida a la ciudad KIM SUNMI. Si las consecuencias no quieres pagar, deberás respetar cada una de las tradiciones y cuidar siempre tu espalda...
SOFI, la administración de Tierra de Nod se alegra de darte la bienvenida. A partir de este momento cuentas con 24 horas para realizar el envío de la cuenta de tu personaje. Cualquier consulta estamos a tu disposición. ¡Muchas gracias!
ooc
nombre / pseudónimo: sofi
pronombres — ella/suya
edad — 24
zona horaria / país — argentina gmt-3
triggers — abuso sexual
¿estás de acuerdo que tu personaje continúe siendo utilizado por la administración como pnj en caso de unfollow? — si<3
ic
nombre — kim sunmi
faceclaim — yoo jimin (karina)
pronombres — she/her
nacionalidad — surcoreana
fecha de nacimiento — 14 de septiembre de 1970
año en el que se convirtió en vampiro — 1991
generación asignada — generación 13
clan y secta — cupo 14 (clan la sombra en el sabbat)
detallar el nivel que posee en cada disciplina —
dominación: 2
obtenebración: 1
potencia: 1
personalidad— valiente, sensata, independiente / orgullosa, terca, celosa.
¿quiénes eran antes de ser vampiros y qué mantienen de su antigua vida? — ( cuéntanos un poco más sobre su vida y qué es lo que mantiene atados a su humanidad. )
salvaje y silvestre, libre y feliz. los fríos inviernos y los calurosos inviernos los vivió en la granja de su familia, donde el viento era cómplice de las carcajadas con su hermano y de cómo sus padres renegaban con los brazos en jarra para dejar escapar algunas risas traicioneras. su infancia transcurrió feliz, ignorante a cómo la dura sociedad estigmatizaba a los de su clase. tampoco necesitó vivir rodeada de lujos, jamás se sintió en carencia acompañada de su familia.
cuando el secundario transcurrió y la vida adulta cobró peso ante sus ojos, su meta se convirtió en ayudar a su familia. las oportunidades se le presentaban como abanicos, nadie podía ignorar la belleza que podía ser más hipnotizante que cualquier canto de sirena. sus padres le presentaban con ilusión cada candidato en condiciones económicas que parecía el indicado, con la esperanza de poder brindarle el futuro que ellos no podían. sunmi era tajante en sus principios, queriendo forjar un camino con libertad y un amor que inyecte sus venas. como aquellos libros en los que podía perderse horas.
la oportunidad se presentó en la palma de sus manos al contar con la oportunidad de mudarse a estados unidos para trabajar producto de una oferta de su mejor amigo. allí pudo vivir una vida con más libertinaje que corea le limitaba.
¿qué sabe sobre quien los convirtió en vampiros? — ( ¿cuál es su relación con la persona que le otorgó este estilo de vida? ¿sabe por qué lo hizo, o siquiera le conoce? )
sunmi trabajaba en una tienda de noche, en aquellas gasolineras viejas y desgarbadas. las horas solían trascurrir acomodando arreglos florales que poco tenían que ver con su trabajo. le pareció unir dos conceptos geniales en un empleo tan aburrido: algo que ella amaba y algo útil para quienes debían conseguir algo urgente para unas disculpas repentinas de madrugada. recuerda aquel extraño que entró. la descripción de un protagonista de un libro le hubiera sentado a la perfección, y cuando lo vió curioseando en los ramilletes una ligera decepción se había acentuado en la boca de su estómago, probablemente tenía pareja. no fue así. recuerda que la hizo sonreír con datos de las flores, también recuerda que ella muy orgullosamente le corrigió el dato de uno. así se había desarrollado aquella extraña conexión: cada día sunmi escogía cuidadosamente nuevas flores, buscando desde la más extraña hasta la más común en busca de escuchar aquellos datos que tan bien sabía, pero que tan feliz le hacía oír de aquella masculina voz. pequeñas pistas fueron esparcidas como pétalos en cada conversación. la belleza eterna que le susurró en promesa si se quedaba junto a él se volvió literal la noche que le aceptó una pequeña salida a un mirador, misma noche que la abrazó. los diálogos sobre la eternidad, discusiones tontas que carecían de sentido la ataron a una longevidad sin sentido que la condena y la envenena. relación de algunos años se formó, dejando endulzarse el oído con mentiras romantizadas acerca de la nueva vida a la que la sometió. que serían eternos para siempre. la bestia en ella despierta y decide forjar un nuevo camino lejos de él, probablemente viviendo con el rencor para siempre de la vida que le fue arrancada. los días de sol en el campo siendo un triste recuerdo.
curiosidades — ( de forma opcional, puedes añadir un máximo de tres datos curiosos que nos ayuden a conocer más a tu personaje. )
trabaja en la barra de un bar muy concurrido en tokyo donde solo algunos valientes se atreven a pisarlo.
adora el arte en todas sus formas pero es una faceta que no le gusta compartir con nadie. su mirada puede apelar a un lado más humano, y la vulnerabilidad eclipsar su voz al soltar datos de manera casi entusiasta.
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ㅤ 지민은 대한민국에서 조국을 위해 장기간 군입대를 앞두고 있는 재현에게 아주 반가운 작별 인사를 건넨다 #사막뒤에 @JAEHYUN < PRADA IS IN SM > NOVEMBER 04, 2024 ㅤ Las fechas eran propicias para que el cielo se tintara de ligero gris. El otoño pronto estaba dando la invitación al invierno y, con ello, la llegada de los nuevos alistamientos al servicio militar y que los noviembres de todos los años cumplían con reclutar nuevas celebridades. Jaehyun era el más conocido famoso por ingresar al servicio militar. De cabello rapado él; y ella a escondidas de las fotos y la vista pública, había estado presente en su sesión de peluquería. La ídol había hecho un notorio puchero cuando su cabeza fue privada de aquellos mechones que solían caer por su frente y los laterales. Aun así, su instinto la instó a sonreír porque, al mismo tiempo, Jaehyun irradiaba cierta ternura propia de un ratoncillo pequeño.
La despedida se dio cerca de la entrada al enorme recinto. Puerta gigante custodiada y verjas, los alrededores estaban casi ausentes de personas a excepción de la prensa. Taeyong, Johnny, Ten, Jungwoo y Doyoung acompañaron durante el ingreso hacia la zona exterior de la parcela del centro. Jimin estaba allí esperando a los chicos y principalmente, por supuesto, a Jaehyun. Su cercanía se había dado en clara evidencia por pertenecer a la misma empresa y encajar laboralmente en distintas ocasiones, pero su proximidad en tonos románticos se maquinó solos gracias al nexo que tenían como representantes de Prada. A veces, por la circunstancia, incluso habían viajado en el mismo avión y asimismo en asientos contiguos. Más adelante, esa circunstancia se convirtió en una práctica intencional.
Había cierta tristeza en los ojos de Jimin, llenos de nostalgia a su vez y felicidad por aquellas últimas canciones que Jaehyun había producido como despedida para el fandom y que, en una de ellas, había mezclado nociones ficticias con la realidad vivida junto a Jimin. ㅤ
ㅤ❝ Conocí a esta chica de California ㅤElla merece ser amada sin límites en voz alta ㅤAcabo, acabo de comprarle Prada a mi bebé ❞ ㅤ
Con obviedad se habían conocido en Corea, pero alguno de sus encuentros por agenda los había llevado a familiarizarse y a indagar más en el otro sobre suelo californiano y él, muy atento, siempre le dedicaba regalos que ella custodiaba en el corazón y en plena conservación dentro de su habitación. Sin embargo, solía pensar que su regalo de Prada favorito era él en sí mismo. Así, sí, con su cabeza totalmente rapada y que le fue inviable percibir por la gorra negra que la cubría. Cuando Jimin lo vio aparecer, sus ojos se iluminaron y su sonrisa oculta bajo el cubreboca se ensanchó. Segundos después, esa misma sonrisa quedó al descubierto desde que retiró el elemento que la tapaba. Saludó a todos haciendo reverencia rápida y corrió apresurada hacia Jaehyun.
—Oppa… Estás muy guapo, no ocultes tu nuevo look —dijo alzando a su vez el brazo derecho. Atrapó la visera de la gorra y se la retiró; se la quedó sujeta con la mano atravesando la abertura trasera. Al principio estuvo un poco retraída por la presencia de los muchachos; pero estos, habiendo asimilado la situación, se alejaron sin dar explicaciones. Ella entendió instantáneamente que pretendían otorgarles privacidad.
JAEHYUN
El día había llegado y la explosión de sensaciones estaba a flor de piel. Ansiedad, nervios, tristeza, pero irónicamente también existía pizca de tranquilidad. El tiempo pasa volando, esa era la consigna grabada en su mente para afrontar los 18 meses venideros. La fresca briza del otoñal se colaba incluso por debajo de la gorra, instándolo a cerrar los ojos en el torbellino de pensamientos que atravesaban su mente, entrecortados por ocasionales palabras de sus miembros. A veces giraba la mirada a ellos, era reconfortante para él que estuvieran allí para él, en especial Taeyong, bien presentado con su gabardina, uniforme naval y su cabello digno de fuerza armada –aunque bastante más largo que el de él-. Verlo a él era un recuerdo presente que todos debían afrontar lo mismo.
Fue llevado en soledad hasta el recinto militar para realizar un chequeo de identidad con el personal, como también el depósito de algunos ítems personales. Protocolos que siguió al pie de la letra, y que por ello no tardó en completar. Con algunos minutos libres por delante, se apresuró en volver donde los chicos, que habían sido llevados más cercanos a la zona exterior del recinto, alejados de la prensa donde iban a gozar de privacidad. En su andar, la mirada de Jaehyun se alternaba entre el suelo y el pequeño tumulto de cuerpos que formaban sus miembros, pero el vaivén de sus ojos se detuvo cuando vio el cuerpo menudito de Jimin aparecer entre los chicos. A pesar de la mascarilla, los ojos masculinos demostraban una sonrisa de par en par y también aceleró el paso para su encuentro. Los miembros sabían el tipo de relación existente entre ambos, aun así, no habían visto demostraciones afectivas in situ, pero dado el contexto era muy poco relevante para él, y de seguros ellos también lo entendían de esa forma.
Los brazos trabajados del más alto calzaron posesivos la cintura de Jimin, llegando a alzar ligeramente su cuerpo con tal de robar un par de besos en sus labios finitos. El cabello rapado no demora en ser descubierto, sintiéndose algo avergonzado, aun sabiendo que ella ya lo había visto de esa forma.
—Debo acostumbrarme aún… Aunque tú me verías guapo sin importar qué use en la cabeza. —Las palabras fueron susurradas contra los labios de la menor, aprovechando de seguir dando besos en las palabras más acentuadas. La mirada de Jaehyun pasó de largo, viendo a los otros chicos tomando distancia con facciones de incomodidad, lo cual lo hizo soltar una escueta risa. Toda la atención se volcó a su bebé, Jimin. La mirada femenina estaba cristalina, esbozaba tristeza.
—¿Me escribirás cartas? —Cuestionó con tal de alivianar la tensión en esos ojos almendrados y preciosos. —Esperaré una semanal… De todas formas, los primeros meses son los más duros y los más difíciles para vernos… Después de eso podemos encontrarnos una o dos veces al mes, si tenemos suerte con tus actividades. —Las palabras salieron con la misión de reconfortar a la chica, y si era sincero, a él también. —No te darás ni cuenta y ya estarás mañoseándome nuevamente. —El varón acariciaba con dulzura las mejillas y pómulos de Jimin, repasando el dorso de los dedos, mientras los labios depositaban un par de ósculos en la punta de su naricita respingada.
KARINA
Solía pensar que Jaehyun realmente era hijo de cupido; el arte para producir en ella cierto hormigueo en el estómago, eso parecía ser una habilidad de nacimiento y, como tantas veces, en Jimin reposaba el color rosado por sus mejillas cuando él hacía esos movimientos sorpresivos. Antes de venir, ya su idea era besarlo con el motivo claro de memorizar el sabor de sus labios; un recuerdo que deseaba perdurable hasta que pudiera volver a verlo. Sin embargo, él se había alzado y adelantado a sus intenciones. El corazón de Jimin se aceleró desbocado por la vergüenza, pero era justo lo que necesitaba en esos momentos: sus besos.
La boca masculina sabía a jugo de frutas y, cuando los chicos se fueron, se acercó con mayor detenimiento para descifrar qué fruta era —quizá melocotón—. Sus bocas se rozaron nuevamente por iniciativa propia y, después de eso, con la yema acarició la de Jaehyun.
—Te veo guapo porque siempre lo eres —afirmó rodeándolo del cuello, pegándose más a su cuerpo, y la nula distancia la ayudó a recibir más cómodamente sus besos. Piquitos varios colmados de inocencia; muchos de esos ella repartió por encima, y con sus manos inquietas acarició dulcemente a la altura de los omóplatos. El aroma varonil y su piel cálida le entregaron una sensación de pacifismo, seguridad y a la vez deseos de aferrarse a su cuerpo en el anhelo de tenerlo siempre a su lado. La fuerza del abrazo acentuó como evidencia ese hecho. Jimin sentía con él la facilidad de respirar y enfrascarse en un estado de ensoñación en la que era una pequeña consentida. Su pequeña consentida para mayor exactitud. La de mañas siempre.
—Quiero hacerlo, escribirte cartas y canciones. También te las cantaría para que me sientas muy cerca y puedas dormir escuchando mi voz. A lo mejor así logras soñarme y estaré de algún modo junto a ti acompañándote —dijo agregando al final de sus palabras un mordisco ligero en la mejilla izquierda del cantante. En tanto que juguetona, agregó un beso sonoro y otra mordida más con la misma gentileza que anteriormente. Pronto su rostro se entristeció un poco nuevamente y un puchero sobresalió contra su voluntad. Se desenganchó de su cuello y lo miró con atención—. Vendré a visitarte también, todas las veces que se pueda. Desearía que te dejen salir más a menudo, pero me anima que en diciembre tenemos planes para una cita juntos. Ese día te llenaré de atenciones y muchas mañas mías, de esas que tanto te gustan. No estás triste, ¿verdad? No quiero que lo estés—quiso saber al mismo tiempo que derretirse en aquellos mimos que le brindaba. Cerró los ojos para sentir más vívidamente los cariños repartidos en su rostro.
A lo lejos escuchó ruido, lo cual le hizo caer en la realidad que había negado. Jaehyun estaba a nada de ser llamado para ingresar definitivamente.
JAEHYUN
Como un infante mimado, de ojos cerrado y una sonrisa campante, Jaehyun se dejaba mimar por la menor. Los labios y dientes forasteros se paseaban ávidos haciendo de las suyas por las cálidas y marcadas mejillas. Por un instante se olvidaba de todo, incluso del servicio mandatorio que tanta ansiedad le produjo las últimas semanas. Pero esos pensamientos tormentosos retornaron al ver el puchero mañoso de su bebé. Él también sabía que el momento estaba cerca. Aprovechó esos instantes atacando con piquitos los labios finos de Jimin y posteriormente su naricita respingada, aquella que siempre le generaba anhelos incontrolables de comérsela. Escuchar sus palabras también lo animaban a sobrellevar la situación. Tenía razón, no era un encierro infinito. Lo difícil era soportar las semanas aislados hasta el receso navideño, donde tendría algunos días libres y una cita fijada con ella. Para el próximo año las salidas esporádicas serían más recurrentes, como también sus permisos y libertades. Ambos debían ser fuertes.
— Será lo primero que cobraré cuando tengamos nuestra cita, tus mimos, tus cariños en mi cabello y dormir en tu pecho… No estoy triste… quizás un poco, ¿qué haré sin mi pequeña tanto tiempo? —La sinceridad afloraba; había una cuota de tristeza, pero no era mucha. El alivio también lo calmaba en cierta parte. Todos los hombres del país pasaban la juventud con la maldita sensación de que tarde o temprano había que enlistarte. Un obstáculo que para él ya era latente, y entre antes pasara, mejor. De todas formas, estaba sirviendo a su país, quería hacerlo bien.
El momento íntimo entre las dos celebridades fue interrumpido por la sirena, alertando que restaban treinta segundos para la formación con los otros soldados. No lo pensó dos veces y con dulzura sujetó el rostro de Jimin, fijándolo para un roce de labios intenso que poco a poco fue transformándose en piquitos pronunciados y sonoro, acciones que transmitían el cariño que sentía por ella. A veces la idea de un beso intenso y pasional, como lo merecían, afloraba, pero a sabiendas de la cita que estaba por venir, quiso reservarlo para entonces. —No nos daremos cuenta y ya estaremos juntos para navidad. Te quiero. —Dejó un beso en la naricita que tanto le gustaba y se giró firme, emprendiendo rumbo al recinto militar, donde a lo lejos se podían ver los primeros chicos formándose. Se tomó unos pocos segundos para voltearse a sus miembros, haciéndoles un gesto con las manos de que todo iba a estar bien.
Con el nerviosismo creciente, Jaehyun se formó donde le correspondía, según la altura. Tenía el bolsillo aún con algunos ítems personales pequeños, entre ellos, y bien cuidada, una foto de Jimin, que usaría en sus momentos más bajos o sentimentales. Ver la cara de su bebé siempre era un impulso anímico, sin importar el contexto.
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