Tumgik
#y aquí pos él ya le dijo de que ayudame a no ser un ser inmortal :v
diesiraev · 1 year
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           Uñas golpetean de manera ansiosa la superficie de la mesa, la voz del muchacho se escucha lejana, estas sonando casi como si estuviera relatando un cuento de terror, está segura que de alguna forma, está viviendo en uno, alguna versión muy retorcida de un guión de ciencia ficción, una parte de su subconsciente cree que le toma el pelo, la otra recuerda que se encuentra en un momento en el que mundo cree en verdad en cualquier tipo de criaturas, a ella misma la veían ya como una. Mirada se levanta en busca de rostro ajeno, frunce el ceño de forma instintiva  ❝ No puedo hacer nada por ti ❞ y aún si quisiera hacerlo, los rumores en el lugar comenzaban a sentirse como una soga al cuello, una que poco a poco sentía que la dejaba sin aire  ❝ Ahora vete, tu presencia aquí sólo haría que me inventen mil cosas más. . . ❞   supone que palabras en realidad no están ayudando a que la imagen que le han creado desaparezca, pues la reacción de cualquiera en su lugar habría sido correr asustado ante la confirmación de los rumores que oscilaban de contrario, pero se encontraba tan agotada de lidiar con todo lo que le rodeaba que no había fuerza suficiente para pretenderse asustada. Pupilas vuelven a los apuntes que se encontraba haciendo antes de la llegada del muchacho, los mira por un par de segundos, antes de romper a reír  ❝ ¿Sabes qué? Ahora que lo analizo de mejor forma, ese es un gran secreto. . . . ¿Debería yo contarte también el mío? ❞ cuestiona, falsa sonrisa aún manteniéndose en sus labios, pero ojos conteniendo lágrimas de molestia y desesperación  ❝  ¡Es tan ridículo! Tal vez los dos estemos locos. ❞       
                                          ( 𝐬𝐭𝐚𝐫𝐭𝐞𝐫 𝐩𝐫𝐢𝐯𝐚𝐝𝐨 𝐩𝐚𝐫𝐚: @cinmvclub​ )
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geovanisantillan · 3 years
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Nos están persiguiendo Laura (IV) Íbamos rumbo a dónde estaba el general Sosa. Ramón no paraba de llorar, Martín se le acercó al soldado y le dijo - oye y la cata? Aquel militar soltó una carcajada y le dijo - no conozco a ninguna cata. No hemos tenido en nuestras filas a ninguna vieja con ese nombre. Apoco era tu vieja? Le pregunto el militar a Martín. Martín solo respondió un no, un no de conformismo, de perdida. Nos pasaron a un cuarto, la única construcción que estaba en pie. Ahí era su oficina, su comedor y su dormitorio de aquel cabrón. - Aquí están mi general, los indios que estaban en su río sin su autorización. Con que estos son los mugrosos que estaban en mi río? Pregunto el. Parense ahí dijo Sosa. El general Sosa era un viejo no tan alto, bueno, no más alto que yo. Usaba unos pequeños anteojos, traía una barba descuidada pero más arreglada que los demás, era un tanto calvo con algunas entradas que denotaban ya su avanzada edad. Con un acento diferente al que usábamos muchos. Un tanto español. Algo gordo, era general como no iba a estar gordo. No estábamos solos. Había un coronel, un sargento y los guardias de Sosa. Que chingaos hacían en mis tierras? Pinches indios mugrosos? Dijo Sosa. Quién les dio autorización? Acaso pueden ir por la vida metiéndose dónde no les importa? El general saco un cinturón y empezó a azotarnos. Les estoy diciendo! Quién cojones les dio permiso de meterse en mis propiedades pinches patas rajadas. Martín empezó a hablar, lo lamentamos mi general, no sabíamos que el río era de su propiedad, venimos desde muy lejos y solo queríamos un poco de agua. Sosa azotó tan fuerte a aquel pobre anciano que no se podía levantar. Se le notaba la sangre en su ropa. Ramón no dijo nada, solo veía a los ojos al general, no se doblegaba por más azotes que le dieran. Era más grande el odio que le tenía que el dolor. Por fin estaban cara a cara, tal vez sosa no se acordaba de ellos; de el, tal vez el matar a esas dos mujeres era algo muy común que hacía. Y tú qué indio mugroso? No vas a decir nada? Dime algo. O que no tienes lengua, eres tan torpe que no puedes hablar? La espalda de Ramón sangraba abundantemente sus brazos estaban morados había sido tan golpeado que la ropa se le pegaba a las heridas. Sosa se canso de golpear a esos hombres. Se sentó en su mesa, tomo agua; Martínez, llévese a estos dos a las caballerizas, allá háganle lo que quieran. Si los quieres matar mátalos. Si los quieres para la tropa jalalos pero si no sirven tú vas a pagar por ellos. Y el muchacho? También me lo llevo. No, respondió sosa; este me falta todavía. Salganse que quiero estar con el a solas con este indio. Los militares se salieron, llevaban a Martín y a Ramón. Cuídate mucho chamaco dijo Martín por qué tal vez aquí quedamos nosotros. No sabía que es lo que había pasado, mis ojos veían a dos amigos moribundos presas de un tirano. Se salió la tropa y quedamos en aquel cuarto el y yo solos. Sosa saco un arma y la puso sobre la mesa, háblame de ti. Que haces en estos trotes, me dijeron que te encontraron con un rifle, que traía insignias del ejército de indios. Sabes lo que le pasa a la gente que anda con esos mugrosos verdad? Sosa levanto el arma y me apunto. Pensé que ahí se terminaba mi vida, vi el recuerdo de mis padres, de mis hermanas, de la gente que me había acompañado hasta aquí. Pum!! Amago el, les volamos la cabeza, soltó una carcajada; no te espantes Chamaco. Contéstame, de dónde vienes. Me dijeron lo que pasó en el río; aquí me tienes, yo soy el general Sosa, se necesitan huevos para abrir la boca como tú lo has hecho, podrías servirme de mucho, ahora contéstame cabrón de dónde vienes. Por qué de esta zona no eres. Veía a sosa, sus ojos, cómo habría la boca, cómo se sentaba, había prendido un cigarro. Vengo de Guanajuato, mi familia trabajaba en una hacienda por Salamanca, cuando todo esto inicio se llevaron al patrón y a nosotros nos cargaron en el tren ahí en Cortázar que según íbamos a formar parte de Zapata. Con que eres de ese cabron. Ya me lo imaginaba, puro indio
mugroso. lo supuse desde que los vi. Interrumpió Sosa. Y luego que pasó. Pregunto, pues mi familia agarro pa la capital. Mi padre, mi madre y una hermana a mi me mandaron con la tropa del general Juárez; así fue como llegué aquí. Que paso con tu tropa? Pos andabamos en un cerro por acá; mi general traía una comitiva buscando un lugar seguro para pasar la noche, en eso nos atacaron, mis compañeros murieron, nunca supe quienes nos atacaron; ahí mesmo murió mi general Juárez. Ahí mesmo les di santa sepultura cuando regrese a onde estaba la tropa ya no había naiden. Ahí pos me dejaron solo. Camine hasta que me dio la noche. Al otro día me encontré a los dos viejos con los que venia. Entonces no sabes para donde se fue tu tropa. Pregunto el? No, pos no se, si supiera pos no me tuviera aquí. Empecé a reír, Sosa se paró y me amenazó con su arma, te vuelves a reír de mi cabrón y te mato pinche indio mugroso. Me metió una cachetada agarró el aquel cinturón con el que le había dado a mis compañeros y me dio tres chingadazos. Esto es para que te enseñes quien es el que manda. Que siempre vamos a estar encima de ustedes pinches indios. Tenía los brazos partidos, la sangre empezaba a brotar cuando entro una mujer. Mi general, mi general! Gritaba. Era esa mujer que había visto antes de entrar aquí. Que pasa Laura dijo Sosa, su tono de voz había cambiado; Laura, mi amor, ya te dije que no me digas así. Dime sosa, o dime por mi nombre para ti no soy general chiquita! No como cree! Usted es mi jefe es el jefe de la tropa no tengo por qué decirle esas cosas dijo Laura. No soy nada de uste entiendalo general. Sosa trataba de abrazar a Laura, acariciaba su cabello, su cara, sus manos, tocaba sus piernas. No me toque! Ya le dije que no soy nada de uste entiendalo. Entonces a que chingaos vienes grito el. Aquí vienen solo las mujeres que quieren que las haga mías, entiendelo! y no quiero a nadie más que a ti mi amor. Laura trataba de alejarse del general. Pero el no lo permitía Sosa apretaba las manos de aquella mujer mientras yo revisaba mi ropa, mis heridas. Buscaba que parte cortar para empezarme a curar. Entonces a que chingos vienes? Sosa lo repetía. Solo vengo a informarle que el coronel Martínez ha matado a uno de esos viejos que salieron de aquí en la tarde y pos me mandó para preguntarle a dónde lo van a tirar. Se me salieron unas lágrimas me llene de odio para ese cabron, lo quería matar en ese momento. Dile que lo tiré allá afuera, lejos del campamento no quiero a los pinches perros y coyotes aquí, luego no dejan dormir. Laura dio media vuelta, sosa tomo una de sus manos y la jalo hacia el, la abrazo y empezó a besarla; Laura se lo quería quitar, lo empujaba el besaba sus mejillas, su cuello. Ya déjeme! Gritaba ella, tu cabrón ayudame, ayúdame! Ella me había pedido ayuda yo no sabía que hacer sosa tomo el arma y me apuntó. Te mueves pinche indio y aquí mismo te mato, ya escuchaste lo que le hicieron al que venía contigo, no me tentaré el corazón para chingarte así que si te mueves aquí te mato. Laura lo empujó, logro librarse de él. Sosa la tomo de una mano y le soltó un par de cachetadas. Ya te dije que vas a ser mía quieras o no pinche india y si no quieres ya sabes cómo me voy a desquitar. Laura empujo al general, se lo quito de encima, salió llorando de aquel cuarto iba llorando sangraba de su cara. Hija de la chingada! Dijo el; pero ya verás! pinche india; vas a ser mía quieras o no. Cómo la vez indio? Sosa empezó a reír, que idiota soy preguntándole de Mujeres a un chingado indio. Nadie se me niega dijo; nadie y reía. Que me ves cabrón? Órale a chingar a su madre. Preséntese con el coronel Martínez para ver qué vas hacer. No te quiero aquí de estorbo. Sosa me saco a patadas de aquella construcción y cerró la puerta. Había visto mucho. Estaba en otra tropa aún no sabía quién de mis amigos había muerto, Estaba muy golpeado necesitaba curarme. Me levanté camine un poco y me desmayé...
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