a-itziar
20 posts
demasiado verborrágica como para definirme brevemente. (pido disculpas por anticipado por los errores de ortografía que, seguro, encontrarán)
Don't wanna be here? Send us removal request.
Text
Salir y tomar. Tomar sin parar y sentir que esta todo bien. No escuchar las señales del cuerpo diciendo basta y ese ello más super que el superyo dominante que sirve otra copa de vino hasta entrar a la nada.
Nada hasta el otro día.
Levantarse en una cama impensada, verse marcas en el cuerpo impropias de la situación, fotos que aparecen de una yo dominada por el inconsciente. La vergüenza y el miedo. Miedo que existe desde siempre a la soledad, a que nadie me quiera.
No era la única en esta situación, uno de mis peores pedos con mis nuevos compañeros de laburo que me conocen desde hace meses, tratando de hacerme un lugar, y me pongo una etiqueta difícil se sacar la de ser borracha.
Tres de mis compañeros estaban igual, solo que menos inseguros, menos culposos, riéndose de la situación, tranquilos. En cambio a mi, la culpa fue mi compañera durante las siguientes 48 horas y vuelvo a casa ignorando lo que pasó esperando que nunca llegue el lunes para no tener que enfrentarme a los comentarios, a las miradas. Que quizás no cambien a las que eran antes de la fiesta pero que ahora miraré subjetivada.
Tendré que usar aquel recurso que una vieja psicóloga, a la que no volví a ir porque yo le caía mal, me dio: lo que hiciste le hizo mal a alguien? en parte si, fue más trabajo para los que estaban el día siguiente, pero todos sabían que era algo que podía pasar y era nuestra fiesta, asique no esta tan mal. Lo que hice me hizo mal a mi? si, físicamente me sentí mal, pero sobre todo me hizo mal emocionalmente. Es algo que esta socialmente mal? si, en un 60% más o menos. Asique si, vieja psicóloga, tengo razones para sentirme mal y culposa. Mañana afrontare la situación de reencontrarme con quienes me vieron sin rastros absolutos de dignidad y me reiré con todos, mostrándome fuerte y levemente arrepentida. Si veo la necesidad pediré disculpas y seguiré con confianza en lo que hago bien.
Tampoco es para tanto. A calmarse. Respirar profundo y seguir.
0 notes
Text
UN HOMBRE HORRIBLE
Se sentaba en la mesa, se tiraba, quiero decir. Usted me entiende. Se tiraba apoyaba fuerte el codo que en la mano tenía un pucho con al menos un centímetro de ceniza consumida a punto de caer y ensuciar otra vez el mantel claro.
Le venía un acceso de tos, catarrosa, y desparramaba toda su saliva, en mi plato, que estaba justo al lado, porque un hombre horrible no se tapa la boca cuando tose y no tiene el decoro de intentar, al menos, esquivar un plato.
Lo miro con asco, con miedo, y me lanza una sonrisa olorosa, a tabaco, a alcohol, a boca de quién recién se levanta, mientras me guiña un ojo amarillo, color que adquirió de arruinarse el hígado de tanto alcohol.
Quería que se muriera, todo el tiempo, mientras me asqueaba y contenía las ganas de escupirle la cara y pegarle uns patada, todo el tiempo deseaba que se muriera. Esa es la única solución que una cree que existe, porque a este hombre horrible, avejentado, sucio, arruinado, le sobraban músculos en los brazos, le sobraba peso a sus manos y tamaño a su cuerpo. El hecho de pensarlo incorporandose en la mesa y levantar con bronca su mano me aterraba, mucho más de lo que me aterran los: te voy a matar hija de mil puta, que cada tanto mi gritaba.
Usted, si ha sido maldecida con un hombre horrible, bien sabe de lo que le hablo. Levantarse a la madrugada para ir al baño y encontrarse al abrir la puerta olor a meada y las gotas por todos lados. Sabe lo que digo, cuando cuento cómo contento las lágrimas cuando se ríe en la mesa hablando de lo burra, lo estúpida y gorda que puedo ser. Lo he escuchado hasta decir: tiene suerte de que me quedé con ella, porque quién más quiere estar con esta bruta. ¿Suerte? ¿Sabe usted que es suerte?
El hombre horrible encuentra como castigo, agarrar la llave del auto, subirse y salir derrapando, subiéndose al cordón, acelerando a velocidad que hace que la gente se de vuelta y mire sorprendido, después de una pelea. Lo que no sabe es la esperanza que me da, pensar que si sale loco, si sale fuerte, capaz se mate, Dios quiera que se mate. Que se choque con otro horrible o que no se choque, pero que se calienten entre ellos y se muelan a trompadas hasta matarse, porque los hombres horrible no saben de reglas, no saben de modales, no saben de disculpas.
Se va, enojado, creyendo que me calienta, y yo miro la hora, pensando que, tengo al menos tres horas sin este imbécil, me baño lentamente para sacarme la bronca y me siento a disfrutar de un té con miel en paz, en soledad. Deseando que nunca vuelva. Pero volvía.
Volvía borracho, mareado, tambaleante. La cara grasosa y el pelo despeinado. Se me tiraba al lado, me agarraba la cintura y decía: no pasa nada, no peleemos. Mientras me tiraba la cara para darme un beso. Se me habían terminado las tres horas y el hombre volvía, caliente, queriendo cojerme. Soportaba su beso pero cuando la lengua rasposa me tocaba la boca cerrada y apretada, lo empujaba disimuladamente con una mano mientras que con el antebrazo de la otra me limpiaba la saliva de la cara. Le ponía otra vez la excusa que estaba cansada, que me dolía la cabeza, a veces le decía que menstruaba y podía decirlo hasta tres veces al mes, no tenía ni idea cuando me venía ni prestaba atención a las excusas que le daba. Siempre respondía levantándose de golpe y tirando cosas mientras se iba a buscar plata, las llaves y se iba a levantarse a una pobre puta por ahí. Eso podria hasta ser "suerte". Suerte que está noche no tuve, y el hombre horrible se me río y me apretó fuerte contra el mientras me lamía el cuello, y me metía la mano abajo del camisón.
Se me estrujaba el pecho, el alma, otra vez moría un poco y crecía más mi odio. Me corri, me levanté, le saque la mano. Se paró y tambaleante me estampó contra la pared más cerca mientras con una mano me apretaba la cabeza contra la pared, con la otra me subía el camison, me corría la bombacha y me intentaba meter su miembro flácido de viejo, de enfermo, de borracho. Al darse cuenta que así no iba a poder violarme se enojaba, se desesperaba, y me apretaba más la cabeza.
En ese momento cometí el error del que no podría arrepentirme. Pero el sentir que no iba a lograr abusarme, me rei con odio y le dije: ¿no se te para la pija hijo de puta? sos horrible. No llegue a entender lo que yo misma había dicho antes de sentir la primera, de dieciocho puñaladas, que tan solo en la quinta, me mataría.
1 note
·
View note
Text
BIENVENIDO, a la mente de quién les narra. Espero que no te asustes, suelo ser patética, miserable, emocionalmente dependiente de absolutamente todo lo que me rodea, rodeará o alguna vez me rodeo, es decir, casi nada de lo que sale de mí ser, es genuinamente mío. Capaz en un principio es mío pero luego por mis dependencias se modifica tanto pero tanto, que muchas veces siento que no sé quién carajo soy yo.
Tanto es así, que aunque me parezca interesante el hecho de escribir, todo lo que logro escribir, termina en una cuenta oculta, en una red que nadie que conozco usa (excepto aquella chica que me gustó una vez, que cuando finalmente me anime a escribirle, jamás respondió, y que al tiempo me enteré que tenía noviO. Si, con O) contando cosas personales, enojos, tristezas. Pues a los estupidos como yo, generalmente nos cuesta tanto contar ALGO personal a ALGUIEN, ni aunque no hacerlo signifique pasar un mayor sufrimiento. Terminamos acumulando bardos y transmitiendo lo en bardo para otros que no nos importan, (al menos en un principio). Si después aquellos con quienes arrancaste bardeando por tus propias miserias, se convierten en alguien significativo ocurre lo siguiente: vergüenza, que se transforma en atadura, que me hace cometer falsedades con tal de agradar, porque me daría aún más vergüenza mostrarme genuinamente en cosas que al otro lo pondrían aún más incómodo y que ya tuvo suficiente con tener que padecer una catarsis, mal dirigida, de mí persona.
Vergüenza, culpa y miedo, dos emociones que me rigen, que las llevo grabada hasta en los huesos. Y que, mezclada con otras emociones, que lógicamente también siento, logran ensaladas increíbles: pena, amor no correspondido, amor exagerado, bronca, odio, rara vez acierto y me dirijo sanamente hacía alguien o algún lugar, o hacía mí misma (siempre última, en todo) repito, rara vez.
Cada vez que intento ser yo, y arrancarme todas esas cuerdas que me aprietan, mi dependencia, me invade una espantosa sensación de abandono. Aquellas cuerdas, lazos, personas, que no saben que me condicionan, que no saben que me mantienen dolorosamente en pie, me hacen odiarlos, porque cuando quiero alejarme me siento aún más miserable, y como les dije, nunca es una opción contarles lo que siento.
¿Acaso este es un ataque de crisis, negatividad y desolación? muy probablemente: bienvenido a mí mente.
Esta noche de domingo, de un día interminable, que no paró de tener olor a tristeza, me siento profundamente herida. Asique después de un largo silencio, heme aquí, contando mis lamentos. No le digo a mis padres que los quiero, hace meses que no abrazo y por Dios, cuánto necesito un abrazo. Sólo se abrazar a dos personas, mí abuela materna y mí novio. Ni en pedo pido un abrazo. En mí familia hace tanto no nos abrazamos, que se nos oxidaron las cadenas y cada vez nos cuesta más hacerlas funcionar. Aunque sepa todo esto, no le encuentro solución, porque no sé como carajo me voy a sacar todo este disfraz, tan apretado, de fortaleza e independencia que tengo puesto. Quisiera mandarle esto a mí psicóloga, y decirle "Creo que avancé, puedo poner en un texto lo miserable que me siento." Aunque dicho texto esté escondido en un recoveco de Internet que jamás va a encontrar.
0 notes
Text
Entre bruma
No puedo decir dónde es, porque en realidad nunca nadie se movió de aquí. ¿Cómo sabes dónde te encontras, si nunca nadie se movió de dónde está?. Hay parámetros de ubicación: al norte de..., al este de... Pero no sé que hay en ninguno de los puntos cardinales. Ni siquiera sé dónde está el Sol, sé que existe porque todas hablan de él. Pero la realidad es que nunca lo ví. Ojalá fuera un Girasol, para voltearme a ver, cada vez que sale. Aunque en realidad, esas plantas son muy tristes, están todo el tiempo anhelando que salga, cuando el "Sol" está, se creen privilegiadas, especiales, y lo miran todo el día, admiradas, maravilladas. Más cuando se esconde ellas agachan los pétalos y solo miran al suelo, sintiéndose vacías, solas, angustiadas. El único sentido de su existencia es mirar a la estrella que ilumina todo. Y cuando se queda dormido, o vaya a saber una qué hace, y no sale... por favor, la angustia que tienen esas flores, se miran las unas a las otras, y se desarman entre preocupaciones, consuelo, llanto.
Una no se moverá, pero al menos la movilizan internamente otras cosas. no estoy sesgada por ningún astro luminoso, ni lloro por la falta de su presencia. Como si al Sol se quedará todo el día pensando en los Girasoles cuando se toma el día para hacer lo que los Soles hacen.
En fin estamos acá, hoy el Sol se tomó licencia. Pero la reemplazaron sus amigas, que al parecer hoy están enojadas. Caen con fuerza, caen con bronca. Están llenas de furia porque son más grandes que nunca. Otra vez, yo no las siento. Las veo a lo lejos, las escucho, pero veo el desastre que hacen. Las flores más viejas, las más altas, son arrancadas pétalo a pétalo por las malditas Gotas. Son necesarias, sino ¿cómo viviría una sin gotas de agua?. Pero no tienen el derecho de caer así, no lo tienen. Terminan haciendo daño. Las plantas quedan todas despatarradas, se destrozan familias enteras, a veces plantas enteras. Que no me escuchen igual, porque la Lluvia cuado te escucha que la críticas o cuando viene acompañada de frío se endurecen como piedras. Y eso... eso sí que hace daño.
Igual, yo no tengo nada que reclamarles eh. A mí no me hicieron nada. Tuve la suerte de nacer acá, chiquita, entre medio de una planta de Jazmines, Flores de la Virgen y Colas de Caballo. Por si fuera poco, mucho más arriba mio, está la Palmera y todos los años sale una hoja que me hace de paraguas. Nunca ví el Sol, porque acá abajo está oscuro. Nunca me golpearon gotas, porque las más grandes las amortiguan. Soy una privilegiada supongo. Ni me quemó por el sol, ni me helo por el frío, ni me rompo por la lluvia. Los bichos no me comen, supongo que seré picante, quizás venenosa, quizás insulsa. Jamás me pico un Colibrí y aunque digan que duele, nada me hubiera gustado más que alguna vez, algún ave de esas, me diera un beso.
Ni la humana que anda por ahí, debe saber que existo. Pero soy amiga de las hormigas, y suelen venir los bichos bolita a dormir. No son muy charlatanes, pero me hacen compañía. Las otras plantas y flores no me hablan, pero creo que es porque no me escuchan. Están tan altas todo el tiempo, que aunque grite ni responden. Las únicas veces que me hablaron era cuando las plantas eran pequeñas, recién brotadas o recien transplantadas. Después fueron creciendo y se fueron olvidando de una. Soy un yuyo viejo, "Yerba mala nunca muere". Pero ¿qué es vivir? si esto no tiene sentido. No me ven, no me escuchan, no veo, no siento, no conozco. No sé que es "ser". Solo sé pensar. Y pienso que qué lindo sería ser alguna de ellas, alta linda, al alcance de los picaflores. Más, en realidad ahora, ¡qué lindo es ser pequeña!. La lluvia cae con fuerza pero no lastima. Y a mí solo me llegan pequeñas partículas de agua, pedazos pequeños de alguna gota que ya golpeó, que ya se estrelló con alguna planta compañera. Y las que a mí llegan son tan, pero tan pequeñas que de pronto dejan de caer, tan livianas como el aire y empiezan a flotar. Y se balancean a mi al rededor, cómo si bailarán una coreografía mil veces ensayada. Y yo me mojo tan lenta y suavemente, que solo me doy cuenta cuando mis morados pétalos, se ponen pesados. Si suspendo el sonido de la tormenta y me concentro solo en mi, en este instante, en la bruma, la tibieza del lugar, en estar acá, como en un refugio, a salvo, hasta te digo: un poco feliz soy.
0 notes
Text
.
Me encontré con una amiga del pasado. Habían pasado tantos años desde la última vez que la ví. Tanto, que con suerte reconocí su cara, por sus ojos. Llevaba otro corte de pelo, sus facciones habían cambiado, usaba maquillaje, pero sus ojos, eran los mismos ojos que a nuestros 16 años.
Hablamos de la vida, cosas superficiales. Si me va bien en la carrera. Que bueno estás trabajando. No, nose que es de la vida de nuestras compañeras. ¡Qué lindo verte!. Si, la semana que viene juntémonos a tomar unos mates (ambas sabíamos que eso nunca iba a suceder). Dale, nos estamos hablando.
Nos dimos un beso y empecé a caminar. Cuando mire atrás ella estaba parada en la esquina de enfrente, con su celular en la mano, esperando un taxi. De pronto, un chico de unos 16 años (la misma edad que teníamos la última vez que la ví) le arrebató el celular y salió corriendo.
Lucia empezó a los gritos. Que lo frenen. Negro de mierda. Ayuda, llamen a la policía. Pegue la vuelta para ir a hacerle compañía y ofrecerle mi celular, por si tenía que llamar a alguien, por si estaba asustada, cuando un grupo de personas, hombres la mayoría de ellos, por no decir todos ellos, empezaron a pegarle al adolescente que le robó el celular.
Me alarme, le estaban dando fuertes patadas, el pobre pibe estaba tirado en el piso. Comencé a caminar más rápido y antes de cruzar la calle, observé que ella se acercó al lugar, eso casi me tranquiliza, hasta que escuche que mi antigua amiga gritaba -¡más fuerte!, que no se escape hasta que vuelva la policía-. Por si aquella frase no hubiera sido sufienciente, agregó en un tono más bajo: -A estos negros hay que ponerles una bomba y matarlos a todos. Casi me mata por un celular -. Es a él a quien están matando por su celular. Por un celular que para Lucía vale lo mismo que para aquel pibe un paquete de arroz.
Cruce la calle y troté la media cuadra que quedaba, gritando que que estaban haciendo, que dejen de pegarle, que lo iban a matar. Lucía me dijo algo, pero me límite a mirarla y no responderle nada. Los tipos que le pegaban al chico hicieron lo mismo conmigo, solo me observaron y siguieron en la suya. La suya, que era pegarle con una irá jamás vista, con un odio que me daba náuseas.
El resto de la situación prefiero no relatarlo. El pibe que al final se llama Ezequiel, se fue de aquel lugar en ambulancia. Los violentos, golpeadores se fueron de allí totalmente impunes, con aires de triunfadores, como si hubieran hecho una buena acción. Yo, cómo siempre, termine llorando. Discutiendo con Lucia que me grito antes de irse -Estás hecha una zurdita- en diminutivo, para marcar más la chicana- ya no te conozco-. ¿Saben que pensé? que tiene razón. Al menos en las últimas cuatro palabras "ya no te conozco". No. Ya no me conoces. Yo a ella tampoco y tampoco conozco a la yo que fui a mis 16 años.
El tiempo nos cambia. Las experiencias nos transforman. Si miro para atrás, hay varias personas que llevan mi nombre, mi cara, mi historia. Que son yo. Pero que ya no soy yo.
Entonces cómo puedo juzgar yo, al resto, cuando nose que experiencias tuvo este resto. Cuando no se que le duele, que lo enoja, que lo hace feliz, a este resto. Pero este resto tampoco debe juzgar a otro resto cuando no sabe que experiencias tuvo este otro resto. Cuando no saben que le duele, que lo enoja, que lo hace feliz a este otro resto.
Y así se va mi vida y sigo construyendo, deconstruyendo, recontruyendo, mi vida. Entre perdida de la fé en la humanidad, tratar de entender la humanidad, tratar de restaurar la humanidad. Pero siempre una encuentra, humanos sin humanidad, (¡qué paradoja!) y me indigno, y me lleno de desesperanza. Y así, se va mi vida.
0 notes
Text
que flasheada, lo que leerán cuatro rectángulos blancos (con símbolos negros) más abajo.
0 notes
Text
Estabas ahí, sentado. Cómo quien posa mientras lo pintan. Cómo si supieras de mi amor.
Y yo estaba ahí, en frente, admirando: cada pliegue de tu cara, los bordes de tus labios, la curva de tu nariz.
Te observaba como quien mira una noche estrellada, una ventana en el techo en un día tormentoso, como quien mira a alguien que ama.
Vos hablabas, y te movias, te reías. Yo me sentía abrazada en aire, suelta del resto. Vulnerada, y me dejo. Y me suelto. Porque sos de esos hombres, que el mundo mira y murmura: ¡qué hombre!. Entonces voy sin miedo. Yo feliz. Yo orgullosa.
Aún no me ves, capaz nunca lo hagas. Pero yo seguiré aqui, observandote y luego narrando. Y narrando. Poemas que aún no ves, poemas, y capas nunca lo hagas.
0 notes
Text
ojalá me calmara, pero es que no puedo. Yo demasiado ansiosa, vos demasiado bueno. Y apuro todo, y todo acelero, con tal de sentirte alguna vez, alguna vez.
0 notes
Text
me imagino
me imagino el olor de tu pelo, mientras te apoyas en mi hombro, viajando en el tren que va para el sur.
Me imagino el sabor de tus besos, mientras entrelanzados lento, mientras me agarras la mano.
Y me imagino la que cara pongo, así de boba, así de enamorada, mientras me tocas una zamba y apretas los labios, y miras para abajo, adelante y después a mi. Cuántas ganas me van a dar se besarte, en la frente, al costado.
Me imagino tus caricias, en mi pelo, cuando acostados, vos mirando el techo, yo con ojos cerrados, hablando de que lindo sería el mundo con más respeto, humanidad, empatía y amores.
Me imagino abrazados, hablando entre verso y verso, es que disfruto tanto escucharte cuando me lees un poema y después relatas las historia, de quien lo narro, de cuándo, de cómo, de porqué.
Me imagino que lindo sería que todo pasara, que el universo por fin conspirara dejándome sentir(te), sentir(nos), sentirme(me) con vos
0 notes
Text
Semejante ser
Y en dos segundos me flashaste el mundo. Estabas tan cerca, tan lindo, tan cerca que cada vez que me mirabas, mi cuerpo en ti pensaba.
Seguro que te amo de otra vida, sería imposible que existiera otra yo que te conociera y apresar de eso no te amara, con esos ojos, con esa cara. Cómo saber el respirar de semejante ser y no amar y no esperar.
Te tengo cerca y todo está bien, me das esperanza, me transmitía fe. Ojalá sea mutuo sino me muero, haber descuebierto tu ser y que no se dé, sería peor que subsistir sin esperanza. Y cada cosa que de vos venga, sera siempre bienvenida. Te amo, incluso noche cuando estoy dormida y se que te amare toda mi vida.
Como plantearte eso, si no te lo digo ya me desvanezco. Más bien me mantiene tu risa cada día, esas facciones puras, tus sinfonías. Entonces esperaría y esperaría hasta poder decirte cuánto cuánto te quiero.
Por dios que sea mutuo el sentimiento. Que el universo no se permita alejarte, en ti cuento la otra parte, esa, que dicen en otros cuentos.
0 notes
Text
Era incómodo verte, era tirante el espacio, era turbio el aire. No porque no te quisiera, si te amo más que a mi vida. Pero era mi cambio, mi firmeza, mi manera de decir que no, cuando lo que todos querían, incluso vos, era que dijera que si. Que si. "Sí. No importa lo que creas decí que si. Naciste para esto. Sos esto. Decí que si, aunque no quieras."
NO. De ningún manera. Y esto nos alejaba. Lo que vos creías que yo era, tus deseos para la persona que querías que yo fuera, los demolía, se derrumbaba, se desvanecía. Mientras en cimientos de tristeza, nostalgia y culpa, por no ser como vos quisieras. Así construí mi casa, mi soledad, en la que habitaría algún día y para siempre. Sabiendo que cada ladrillo era una decepción para alguien. Este, la decepción de mis viejos cuando me supieron médica. Este, la de mis profesores cuando deje la competencias. Este, la de mis abuelos cuando me supieron torta. El de mis amigos cuando me vieron feminista. Este, el de mis parientes cuando me escucharon zurda.
Mis cimientos están hechos de culpa. La culpa de haber decepcionado tanta gente. Y la decepción que en este aire se nota. Que derrumba nuestra relación, dejando no más que distancia, no más que recuerdos. Que enturbia el aire, que hace que aunque te quiera, te ame, me quieras, me ames, si borraramos el pasado, y me conocieras hoy, por vez primera, vos no me quisieras.
0 notes
Text
¿para qué carajos pedí esta soledad?
Una Frida marchita,
espejo turbio por suciedad,
la lámpara está quemada.
¿Y vos qué harás?
La pared blanca oscurecida,
la persiana a medio cerrar,
volteada está la cama,
revuelto mi placard.
Suena Náufrago,
mientras canto
"No me voy, me alejo para ver mejor"
pero solo veo soledad.
Libro abierto sin pispear,
cenizas de un cigarro
a medio terminar.
Pero y vos, ¿qué harás?
En la silla tu camisa
ya no la huelo más.
Yo perdí mi compañero
ella tu aroma, su uso, mi paz.
Y acostada seguiré pensando,
y llorando,
y gritando:
¿para qué carajos pedí está soledad?
0 notes
Text
Dos Do, Sol, La.
Y Ana recuerda, de tanto en tanto, tú voz
cuando de pronto algún tonto dice,
sin impresionar,
esas tan raras palabras,
qué vos decías muy al natural.
Y siente, Ana, que escucha
tu voz en su mente murmurar,
"Siempre te querré nena,
cómo Wolfgang a su piano,
para todos es tan mundano, y en nosotros
es tan especial."
Cómo compones vos, Juan,
el compás de ciertos momentos,
qué al ritmo de Gustavo,
en mi mente siempre vuelvo a repasar.
Y es que, ay Juan, cuánto es que te quiero
yo, Ana, que decía nunca más amar
Y sin embargo vuelvo a dejarme llevar
entre tú blanca y tú fusa,
dos Do, Sol, La, para que al final
en tu último compás,
mi corazón siempre vuelvas a quebrantar.
Y un día no dió para más,
no lo pudo volver a soldar.
Y Ana ya, desesperada tan,
decidida a nunca más recordar,
quema un par de partituras
hasta que de pronto
pasa un tonto, tarareando "Una broma musical",
entonando dos Do, Sol, La.
0 notes
Text
Teóricamente los de libra somos equilibrados, pero yo estoy en una metamorfosis constante .
Hasta ayer verte era un deseo sin tanta intensidad, podría haberlo reemplazado por una birra en el parque.
En cambio hoy, muero por tus abrazos, ese espacio que me queda entre tu pecho y tus brazos es más cómodo que cualquier cama del mundo y más cálido que el sol. Literalmente hoy, en tu abrazo encontraría mí calma.
Es esta, nuestra relación, el refugio de mí mente. Y aunque la mantenga medio escondida, vos sabés lo importante que sos.
No te prometo amor eterno ni te prometo darte un 100 siempre, pero te aseguro eterna compañía y, mientras te lo merezcas, el mayor cariño posible. Porque son tus manos las que mejor me tocan y aunque a veces nos cueste entendernos, siempre sé que das lo mejor.
En un pasado no tan lejano, esto te lo abría enviado. Hoy, sé que no hace falta decirlo para que lo sepas. Las circunstancias no dan, pero quizás un día te pasees por acá y lo leas. Si así es, quiero que sepas que te quiero con el alma.
0 notes
Text
Estábamos bailando
una cumbia de esas
las que nos gustaban a nosotros.
Birra va birra viene,
“me tenés loco”
me dice al oído.
¿Cómo te digo,
flaquito,
que vos también me tenés loca a mí?
Loca de amor.
¿Cómo te digo que me tenés mal
pero me da miedo enamorarme?
¿Cómo te digo que me muero de amor
pero que no te puedo dar nada
sin sacarte de mi vida?
Es que te quiero tanto,
loco.
Y me da tanta bronca
a la vez no poder hacerlo
como vos lo necesitas.
Vos también me volves loca,
flaco,
vos sabés que lo haces.
Pero no me pidas más de lo que te estoy dando.
Lo único que te ofrezco es esto,
unos mates en la plaza,
una birra en el balcón.
Solo puedo ofrecerte uno de mis besos
mientras del pedo que tenemos
nos quedamos dormidos
en el sillón.
Me volves loca,
tan loca que lo único que quiero hacer es acostarme a dormir la siesta con vos
y que entre beso y beso
me arranques la ropa de un tirón.
Me volves loca
tan loca que me da miedo lastimarte
o lastimarme a mí.
Solo quédate un rato más,
que te despierto con unas tostadas y un café,
abrázame un poco
que me encanta como vos lo haces.
Mírame a los ojos
y decime otra vez
“me tenés loco”
mientras yo también te miro
y por dentro pienso
“esto es todo lo que te puedo ofrecer”.
43 notes
·
View notes
Text
ADVERSAMENTE ENCANTADOR
y verte era un día soleado después de tanta lluvia.
pero a veces hacia tanto calor que me agotaba.
aunque tus besos y caricias eran lugares frescos de alivios
y las noches con vos eran todo lo que me permitía seguir así lloviera o soleara...
todo a tu lado es tan encantador.
0 notes
Text
Fugaz
Fue una semana pesada y si, estoy usando este espacio como un diario íntimo salpicado de ficción (aunque nunca me gustó esa palabra). Reitero, fue una semana pesada,en realidad, viene siendo una semana pesada y sé que aún quedan días y muchas cosas por resolver, pero eso lo dejaré flotando, cual luna, en este vasto universo, que me sigue a todas partes aunque conservando una distancia abismal. Quizás a causa de esta semana que haga que respire con aires de tristeza la que me haga pensar en la metáfora de que las estrellas fugaces en realidad no son tan bellas y se asemejan demasiado a lo horroroso del suicidio. Nos maravillamos y le pedimos a deseos a bloques de algun, vaya a saberse qué elemento, que de estar a la deriva, caen. Caen y se desplazan a velocidades espeluznantes, incendiándose en el paso, yendo fuertemente hacia algún lugar donde quedarán nuevamente a la deriva. Si es que tienen suerte de no estrolarse contra nada y deshacerse en mil pedazos, o lo que suena mejor, fusionarse con algún otro elemento por algunos miles de años más. Entonces, ¿de qué nos maravillamos?, ¿de este algo yendo a su fin o a perderse nuevamente?, ¿de este bloque cayendo? Se me ocurrió hoy, mientras veía una lluvia de estrellas yendo a su fin, compararlas con un suicida Una persona, que viene de estar a la deriva, no hallándose en el mundo, no encontrando el con quién ser, y cayendo de lo alto de un edificio hacia el suelo, que si bien es algo en realidad te lleva a la nada. Al infinito, a lo desconocido, quizás a estar a la deriva nuevamente o a deshacerse en mil pedazos o lo que suena mejor fusionarse con algo, vaya a saber qué pasará cuando morimos, no estoy segura de quererlo saber, pero por las dudas, seguiré pidiéndole deseos a cada estrella fugaz.
0 notes