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JUGANDO AL FIFA

"LA PACHANGA QUE TERMINÓ EN MI HUMILLACIÓN TOTAL"

FASE 1: EL PRIMER PARTIDO – COLEGUEO Y HUMOR CABRÓN

El salón olía a nachos, cerveza fresca y ese tufillo a sudor masculino que siempre dejaban mis colegas cuando venían de entrenar. Javi fue el primero en llegar, como siempre, con su chándal del Barça pegado a ese cuerpo que no necesitaba gimnasio para marcar abdominales. Llevaba unas Nike Air Max 90 negras, tamaño 46, con las suelas manchadas de hierba y barro seco, y los cordones desatados como si acabara de salir de una batalla campal.

—"¿Listo para perder, nenaza?"—me soltó al entrar, dándome una palmada en la espalda que casi me tira al suelo.

—"Sois vosotros los que vais a llorar"—contesté, aunque sabía que mentía.

Álvaro entró después, con sus 1.90m de puro músculo, una camiseta ajustada que marcaba sus pectorales y unos pantalones cortos que dejaban ver sus piernas peludas y fibrosas, de futbolista profesional. Sus New Balance 574, también del 46, chirriaban contra el suelo con cada paso, y el olor a sudor fresco se expandía por la habitación.

—"Joder, tío, huele a virgen aquí"—dijo, restregando su pie contra mi pantalón—. "¿No sales de casa o qué?"

Sergio llegó el último, con su chándal negro y sus Adidas Copa Mundial, las suelas desgastadas de tanto correr. El tío era una bestia: pelo rapado, barba de tres días y unos ojos que siempre parecían estar midiéndote.

—"Venga, maricón, pon el FIFA que hoy te vamos a reventar"—gruñó, dejando caer su bolsa de deporte al lado del sofá.

Nos sentamos, cada uno con su cerveza, y empezó el primer partido.

FASE 2: LAS APUESTAS Y EL PRIMER CONTACTO REAL

Después de tres partidos y tres palizas, Javi propuso la apuesta:

—"El que pierda tiene que hacer lo que los demás le digan"—dijo, mirándome fijamente.

—"Joder, Javi, siempre pierdo yo"—protesté.

—"Exacto"—respondió Álvaro, sonriendo con malicia.

El partido fue otra humillación. 5-0.

—"Bueno, nenaza, toca pagar"—dijo Javi, estirándose en el sofá y apoyando sus pies enormes en mi regazo.

—"Vale, ¿qué queréis? ¿Que os pida una pizza?"—intenté negociar.

Sergio se rió y se acercó, sus musculosas piernas rozando las mías.

—"Nada de pizza"—dijo, mirándome con esa sonrisa de depredador—. "Quítame las zapas. Con los dientes."

El ambiente se volvió eléctrico. Los tres me observaban, expectantes.

—"Joder, tío…"—intenté protestar, pero Álvaro me agarró de la nuca.

—"Sin quejarse, perra. Tú perdiste."

Con las mejillas ardiendo, me incliné y agarré el cordón de su zapa derecha con los dientes. El olor a cuero caliente y sudor me invadió, mezclado con ese aroma viril que siempre llevaban.

—"Ufff, mira cómo lo hace"—se rió Javi—. "Parece que le gusta."

—"Sí, tío"—añadió Sergio—. "Seguro que en casa practica con las suyas."

Álvaro, sin decir nada, apoyó su pie descalzo en mi muslo, dejando su calcetín sudado al descubierto.

—"Sigue, nenaza"—ordenó—. "El otro."

FASE 3: EL OLOR A MACHO – LA PRIMERA SUMISIÓN REAL

Cuando terminé de quitarle las zapas, Javi no perdió tiempo.

—"Ahora los calcetines"—dijo, levantando su propio pie y colocándolo sobre mi hombro.

—"Javi, tío…"—intenté resistir, pero Sergio me agarró del pelo.

—"Cállate y obedece, maricón."

Con manos temblorosas, le quité los calcetines a Álvaro, dejando al descubierto sus pies enormes, peludos y llenos de venas. El olor era intenso, a macho sudado después de un partido, y me mareó al instante.

—"Huele, perra"—ordenó Álvaro, acercando sus dedos a mi nariz—. "Huele lo que es un hombre de verdad."

No pude evitarlo. Incliné la cabeza y olí, profundamente, sintiendo cómo el aroma me embriagaba.

—"Joder, mira esto"—se rió Javi—. "Le pone."

—"Claro que le pone"—dijo Sergio, restregando su propio pie contra mi espalda—. "Este cabrón siempre ha sido una nenaza."

FASE 4: LA ESCALADA – DE COLEGAS A AMOS

Álvaro fue el primero en cruzar la línea.

—"Lame, maricón"—dijo, apoyando los dedos de su pie en mis labios.

Javi y Sergio contuvieron la respiración, como si supieran que esto era el punto de no retorno.

Y yo… obedecí.

Empecé a lamer, lentamente, cada dedo, cada espacio entre ellos, saboreando el sudor salado que se acumulaba ahí.

—"Ufff, Javi, mira esto"—murmuró Sergio, ajustándose el bulto en el pantalón—. "Este cabrón está disfrutando."

—"Sí, tío"—respondió Javi, acercándose y poniendo su propio pie en mi regazo—. "A ver, nenaza, alterna."

Así pasamos los siguientes minutos, con mis labios recorriendo sus pies, mis gemidos ahogados y sus risas cada vez más oscuras.

FASE 5: EL PUNTO DE NO RETORNO

Fue Sergio el que lo dijo.

—"Venga, zorra, ponte de rodillas"—ordenó, desabrochándose el pantalón.

Javi y Álvaro no protestaron. Al contrario, se ajustaron sus propios bultos, como si llevaran esperando esto toda la noche.

—"Sergio, tío…"—intenté decir, pero Álvaro me agarró del pelo.

—"Cállate y abre esa boquita, maricón."

Y entonces, los tres se convirtieron en mis amos.

FASE 6: SACANDO LAS ARMAS – LOS RABOS DOMINAN LA SALA

Sergio fue el primero en sacársela. Con un movimiento brusco, bajó su bóxer negro, dejando al descubierto su rabo grueso y venoso, que golpeó mis labios con un sonido húmedo.

—"Joder, Sergio, mira qué tronco le has plantado al maricón"—se rió Javi, apoyando su pie izquierdo, todavía calzado en su Nike sudada, sobre mi muslo.

—"A ver, nenaza, a ver si sabes hacerlo mejor que mi novia"—añadió Sergio, agarrándome del pelo y frotando su glande baboso contra mis párpados.

Álvaro, desde el sofá, se sacó su enorme polla de 22 cm con una mano mientras con la otra me pasaba su calcetín sudado por la boca.

—"Toma, lame esto primero, zorra"—dijo con voz burlona—. "A ver si te entra el hambre."

FASE 7: MAMADAS EN CADENA – PIES, POLLAS Y PORROS

Javi encendió un porro con calma, exhalando el humo directamente en mi cara mientras Sergio me empujaba su rabo hasta la garganta.

—"Venga, guarra, empieza por los huevos"—ordenó Javi, dándome una patada suave en el pecho—. "Que luego te comes la polla entera."

Obedeciendo, incliné la cabeza hacia el escroto peludo de Sergio, lamiendo cada pliegue de piel salada mientras Álvaro no dejaba de restregarme su calcetín sucio contra la nariz.

—"Ufff, mira cómo lame"—comentó Sergio, agarrándose los huevos para aplastármelos contra la cara—. "Parece una perra en celo."

—"Peor"—corrigió Álvaro, metiéndome finalmente su rabo en la boca—. "Las perras al menos no tragan tanta polla como este cabrón."

FASE 8: FOLLADA EXTREMA – TODAS LAS POSTURAS

A cuatro patas con doble penetración:

Álvaro por detrás, agarrándome las caderas con fuerza.

Sergio delante, ahogándome con su polla.

Javi sentado en el sofá, obligándome a lamer sus huevos mientras fumaba.

—"Joder, tíos, mirad cómo rebota el culo del maricón"—se reía Álvaro entre embestidas.

En el suelo, piernas al aire:

Javi me penetraba mientras Sergio me metía los dedos del pie en la boca.

Álvaro encima de mí, restregando sus axilas sudadas contra mi cara.

—"Huele, nenaza, huele a macho de verdad"—jadeaba Álvaro, escupiéndome directamente en los ojos.

Contra la pared:

Sergio levantándome en brazos mientras me follaba.

Javi y Álvaro a los lados, frotando sus rabos contra mis mejillas.

—"Vaya putita más sumisa nos hemos encontrado"—comentó Javi, dándome una torta que me dejó la marca de su mano en la cara.

FASE 9: LA LLEGADA DEL CUARTO MACHO

Justo cuando creía que había terminado, sonó el timbre.

—"Ah, coño, se me olvidaba"—dijo Javi levantándose—. "He llamado a Dani."

Dani era otro nivel: 1.92m, cuerpo de gorila, piernas como troncos y una polla que parecía un bate de béisbol.

—"Joder, qué perra más buena tenéis aquí"—dijo al verme, sacándose el rabo de 25 cm al instante.

Lo que siguió fue una espiral de humillación:

Dani sentado en el sofá, obligándome a cabalgar su polla mientras los demás me daban órdenes.

Javi y Álvaro follándome al mismo tiempo, uno el culo y otro la boca.

Sergio grabando todo con el móvil, riéndose mientras me escupía en la cara.

—"Venga, maricón, dilo: soy una puta"—ordenó Dani, estrangulándome ligeramente con sus piernas.

—"S-soy una p-puta…"—balbuceé, sintiendo cómo todos reían y se masturbaban alrededor.

FASE 10: CORRIDAS FINALES – MARCA DE PROPIEDAD

La última escena fue surrealista:

Los cuatro alrededor mío, masturbándose con frenesí. Yo en el centro, boca arriba, completamente cubierto de fluidos.

Corrieron en orden:

Dani primero, llenándome el ojo izquierdo de leche espesa.

Álvaro después, corriéndose en mi boca abierta.

Javi tercero, pintándome el pecho de blanco.

Sergio por último, restregando su rabo por toda mi cara.

—"Así me gusta, bien marcado"—dijo Javi, escupiéndome en la polla ya flácida—. "Mañana repetimos, perra."

Y yo, destrozado pero feliz, solo pude murmurar:

—"S-sí, mis amos…"

Porque al fin y al cabo…

ERA SU PERRITA PERSONAL.

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