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via weheartit

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Los cuentos que leíamos nos mintieron.

No había hadas ni príncipes ni finales felices. No había finales, solo la misma historia gris que se repite una vez, 2 veces, 14 veces. Nunca le contaron que afuera había dragones, pero otros dragones. Que sus dragones quemarían desde adentro, que incendiarían. Que la incendiarían.

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Hold up

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La última linea. 

Al despertar en su celda lo rodeaba la oscuridad de la madrugada. Uno sabe cuándo es muy temprano en la mañana y no muy tarde en la noche. No volvió a dormir, no intento ni siquiera cerrar los ojos. Mientras los minutos pasaban observaba como el alba pintaba la habitación con luz y sombras. Quizás se preparaba. Ese día en particular marcaría su destino. Cuándo abrió la puerta sintió la mirada de todos los presos en dirección hacia él, ellos también entendían la situación. Como acercándose al calvario camino con lentitud pero con firmeza hasta el patio donde lo estaban esperando. Esa mañana jugaría un partido de boli muy importante, nadie lo decía pero todos sabían que no le iría nada bien al que perdiera.

A lo largo de su vida jugó muchos partidos importantes, la mayoría los ganó, era conocido con gran admiración por los viejos de las canchas de Chimbacalle, es por eso que los adinerados del penal lo eligieron para esa mañana. Él no tenía nada para ganar, nadie se lo preguntó, solo le impusieron su participación en la apuesta más grande dentro del penal en muchos años, 20.000 dólares, ni un solo centavo iría a su bolsillo.

Ya en la cancha le presentaron a los otros dos tipos con los que jugaría. Viéndolos a los ojos encontró la misma amargura que inundaba su mente. Si perdían, el tipo que los escogió perdía una cantidad de dinero sumamente grande, y a ellos no les quedaría nada más que perder la vida a causa de un ilógica venganza.

Entre los tres, él fue el colocador, la responsabilidad creció aún más. Fue el partido más apretado que había jugado en su vida, al parecer, el equipo contrario se jugaba lo mismo que él. Llegado el tercer quince, el puntaje era de 12- 14, a favor del equipo contrario. Durante todo el partido, su rostro permaneció tranquilo, inmutable, hasta el último punto. El volador recibió la pelota y se la dio el servidor, este levanto la pelota en el aire, él, nuestro colocador miraba todo muy lento, con atención, salto alto con un brazo arriba, la pelota, en la cancha rival, paso entre las cabeza de los tres contrincantes. En su rostro se esbozaba una sutil sonrisa, pero se interrumpió. Mala bola.

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Vuela lejos la blanca paloma, la blanca paloma negra. 

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Crónicas de Bus Público.

Todas las noches a las 6pm viaja Marco en bus público, iluminado por las luces sobre el cemento que corren fugaces frente a sus ojos. Él encuentra dentro del auto bus un festival de realidades que se repiten y repetirán día tras día. En el autobús, quiéranlo o no, todos somos iguales y Marco, como invisible observa, con la mirada en disimulo y el cuerpo perdido, todas las historias, pequeñitas historias que suceden a su alrededor.

Una madre le dice con voz firme a su hijo “Agárrate bien, no te irás a soltar”. Más atrás, un fanático de la música mueve su cabeza de atrás hacia adelante y con los dedos marca el ritmo de quien sabe qué canción, a su lado, una anciana lo mira aterrorizada. Miradas van y vuelven dos chicos que a lo lejos se dedican palabras de amor con los ojos.

Cada tanto y cada vez con más insistencia se escucha desde adelante, “Siga hacia atrás que si hay espacio” acompañado de un “No se quede en la puerta, siga” y entre la multitud silenciosamente molesta la voz que resuena “¿No ve que ya no hay espacio?”. Los sentados siempre son los privilegiados, librados de todo peligro o roce indeseado. Entre tantos un par de ojos se pierden entre las líneas de un libro, el nombre del mismo será durante todo el recorrido una incógnita para el tipo sentado al lado.

Al rato una mujer embarazada sube al auto bus y un joven finge el sueño, intermitente abre el ojo para saber si alguien más le ofreció ya un puesto. “Dale flaco, la señora ya te vio, párate” le anuncia alguien. Más de uno, de dos, tres, seis, muchos quedan paralizados, transportados a otro mundo por sus celulares. Todo, todo esto musicalizado por la festiva música del conductor.

Pero Marco ya conoce esto, porque todos los días a las 6pm, Marco, viaja en bus público.

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Alrededor del fuego La noche los fue a encontrar Queriendo cambiar el mundo Que no se puede cambiar

Agarrate Catalina

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#streetlight #light #bus #wow

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