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Me encontraba en una comisaría cercana a mi vieja casa, estábamos con mi hermana, su hija y mi madre haciendo una denuncia a mi cuñado de ese entonces cuando de la nada se escuchan gritos provenientes de afuera de la dependencia. Rápidamente me dispuse a salir a ver que estaba ocurriendo y del lado izquierdo de la salida se encontraba mi cuñado gritándole a mi hermana, en ese instante él sacó un arma y me disparo en la cabeza.

Ahora me observó desde el otro lado de la vereda cayendo lentamente y tocando el piso.

Solo podía pensar en que estaba muerta y mi cuerpo ya tirado en el suelo com enzaba a desaparecer, mi familia como si nada reía y se marchaba.

Intente seguir a mi sobrina pero era muy lenta y no podía alcanzarla.

Al mirar hacia abajo y verme las manos note que estaban transparentes con un tono celeste.

Me sentía tan etérea, tan feliz, sonreía y simplemente me sumergia en una cálida sensación de paz, ya no sentía dolor ni tenía recuerdos.

Estaba en paz.

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Era un día soleado, entablabamos una conversación muy amena con mi madre, parecía que iba a ser un lindo día cuando de la nada aparece una sombra y me agarra súbitamente del brazo llevándome a lo que parecía ser una casa abandonada, donde se encontraba un hombre con una sonrisa pícara mirando hacia la nada y tan rápido como lo que canta un gallo saca un arma, se la acerca a la boca y dispara. Intente quitar la vista hacia otro lado cruzandome con una de las sombras quien estaba sonriendo, era una mancha negra donde solo se veía una boca con dientes y una sonrisa morbosa.

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Estaba en un lugar que parecía ser una clínica muy maltrecha pidiendo un turno para un médico cuando la señorita que atendía me pedía ver al paciente, en ese instante viene mi hermana trayendo en sus brazos a la que parecía ser mi hija, no tenía más de 6 meses, al mirarla sentí ese amor que debe tener toda madre al ver por primera vez a su hijo, era pequeña pero medio regordeta, blanca de ojos grises y pelo castaño, sin embargo presentaba múltiples deformaciónes, entre ellas polidactilia, plagiocefalia, hipertelorismo ocular y parálisis cerebral.

Sin importarme nada le cantaba con mucho amor cuando de repente la chica que tomaba los turnos me la sacaba de prepo y se ponía mirarla sin cuidado alguno, como si fuera solo un muñeco, enojada y preocupada por la situación de la niña le exigí casi manoteando que me devolviera a mi hija, año que me respondió "esta nena no parece estar bien, no parece normal, hay que llevarla a una radiografía"

Ya enfurecida salte por sobre el mostrador para recuperar y poner a salvo a mi pequeña y mi familia me sostuvo impidiendo que pudiera llegar a agarrarla. Solo alcance a ver su mantita por debajo del brazo de su captor a, alejándose de mi lado, dejandome con una sensación de angustia y terror por lo que le pudieran hacer.

Luego de unos minutos me soltaron intentado calmarme y pidiendo que no haga un escándalo, al primer descuido salí corriendo a la parte de rayos para ver donde estaba y que había pasado con mi niña, era una sala fría con una mesa de metal en medio y una placa justo al costado de esta, ya en pánico por no encontrarla me desespere y cuando estaba a punto de romper todo, lo note, sobre la mesa había un bulto que al mirarla más detenidamente estaba hecho de piel, con pelo castaño y pies con polidactilia. Era mi hija.

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Estaba acostada en mi cama, en ese momento vivía en un departamento tipo mono ambiente, había dejado la puerta del baño abierta y veía a mi gata entrar desde la pequeña ventana del baño, al mismo tiempo veo sombras caminar detrás de ella.

Entonces me levanto a sacar a los gatos y a cerrar la puerta pero al volver a recostarme se abre estrepitosamente la puerta, le hablo a mi compañera de piso para decirle lo que pasaba y se acuesta con migo en mi cama con tanto miedo que nos tapa con las sabanas hasta la cabeza yo con un ataque de asma por el miedo que sentía.

Se podía ver todo a través de las sabanas, podíamos ver como una sombra salía del baño y se acercaba a mi lado de la cama, nos quedamos en silencio y lo más quietas que podíamos, después de unos segundos nos empezó a golpear por arriba de las sabanas, probocandonos tanto terror que nos levantamos de un salto de la cama, agarre a mis gatos lo más rápido que podía y bajamos, mi amiga empezó a gritar con una voz que no parecía de este mundo, era como si cientos de hombres gritara desde dentro suyo, la observe por unos segundos y de la nada cae un rayo e ilumina todo y ella desaparece.

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Me encontraba acostada en mi cama, se había cortado la luz y solo pensaba que algo iba a entrar por la puerta de mi habitación para hacerme daño.

Me tape con la manta hasta los ojos por el miedo que tenia, intente calmarme viendo la ventana, respirar profundamente viendo la tenue luz de la luna que podía entrar dado que no tenía cortinas.

Ya estando calmada me decidí dormir, al entrecerrar los ojos una luz muy fuerte parpadeo en la ventana que me obligó a abrir los ojos.

Podía sentir mi corazón latir con mucha fuerza, tanta que hacía que me dolía el pecho, ya no podía dormir y ahora estaba en estado de vigilia, pero no me levantaba de la cama, solo miraba la ventana que ahora volvía a estar en plena oscuridad, sin luna, sin luz tenue, sin nada más que esa oscuridad que parecía tragarse todo.

De repente, la ventana comenzó a abrirse lentamente y 4 dedos largos, blancos y delgados agarraban el costado de la ventana abriendola...

Cuando se abrió lo suficiente, comenzó a asomarse una cabeza alargada, con tez grisácea, unos ojos negros enormes, no tenía boca ni nariz, estaba entrando a mi habitación lentamente al mismo paso que una luz fuera de la ventana que me estaba cegando de lo brillante que era.

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Saliendo con un paso rápido de una clínica, íbamos con mi hermana que tenía a mi sobrina en brazos caminando por una vereda, era una tarde soleada con clima templado.

Hablábamos y disfrutábamos del paseo como si siguiéramos juntas, hasta que comienzo a notar que debajo del cordon de la vereda se encontraban bebés de no más de un mes de nacidos, tirados como si fueran basura.

Seguimos caminando sin darle importancia alguna, y a más avanzabamos más bebés habían tirados por doquier, en la calle, la vereda y hasta en bancos de plaza, pero esta vez, tenían hormigas por todo el cuerpo, comiéndoselos, y los bebés se quejaban, intentaban llorar pero estaban tan mal heridos que apenas y salía un suspiro sin fuerza, casi si aire, sus caras tenían una expresión de dolor inmensa, estaban sufriendo y yo ni me inmutaba, no hacía nada ante las horribles imágenes que estaba presenciando, actúe como si no pasara nada y seguimos caminando, pensando que todo había terminado, sentí alivio, estando a no más de 2 o 3 metros de una esquina se empieza a escuchar el zumbido de miles de moscas dandome a entender que esto no estaba terminando y al mirar hacia mis pies podía verlo... Era un bebé envuelto en un manto de moscas, pero a diferencia de los demás esté niño, ya no se movía, estaba negro, hinchado.

Al levantar la mirada podía ver a cientos de niños en su mismo estado y el olor nauseabundo me golpeó en la cara como una bofetada dejándome estupefacta por lo que veía, entonces comencé a correr lo más rápido que podía para huir de esas imágenes que nos rodeaban. Entramos en un edificio que parecía ser una escuela cerrada, estaba oscuro, sin gente pero sin embargo se podía oír el llanto de un niño.

Cansada de todo lo que estaba pasando me decido a buscarlo, intentar hacer algo esta vez, me vi envuelta en una subida y bajada de escaleras que no tenían fin. Llegando al final de una escalera podía ver una puerta de la que se veía luz de las rendijas y se escucha a él llanto del niño más claro y fuerte, con miedo y muy lentamente me decidí a entrar... Al empujar la puerta tipo vaivén, lo vi, estaba llorando en el suelo del baño cubierto de sus propias heces, lloraba tan fuerte que parecía que se iba a lastimar la garganta, sin importarme lo que pasara lo envolvi en una campera y me lo lleve, de repente la imagen cambió, ahora estaba en mi vieja casa, bañando al niño que había encontrado, el me miraba y yo lloraba...