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El sollozo de un alma.
¡Oh, Elisa! ¡Tu alma ya no es la misma, ahora te persigue la soledad! Llegaste por fin a tu hogar, y contigo, se encuentra la marca de la soledad; se cumplió el objetivo del Diablo. La gente te toma por loca; error de ellos por no simpatizar. Callada, dejas que tus demonios internos sigan manipulandote. Loca, cada vez más loca y el único lugar en el que te siente vos misma es en esa librería en la que te aceptaron. Sin embargo, la aflicción e impotencia van ganando. ¿No es tiempo de que liberes todo tu llanto?
Reemplaza tus palabras por llanto.
Llorar es una buena medicina para una alma corrompida. No es bueno guardar lágrimas que te hagan sentir frustrada en el corazón. Es necesario liberarse para, aunque sea, sentirse un poco mejor.
Elisa, tu alma está sollozando.
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El anhelo de un nuevo comienzo.
Tus padres llegaron, y decididiste no decir nada de lo sucedido sobre tu viaje. La soledad te persigue a donde vayas y el hilo de tu cordura cada vez se hace más débil.
“¿No es tiempo de olvidar y seguir adelante?”
Ojalá fuera así de fácil. Las memorias de lo sucedido vuelven cuando más piensas en olvidar. Los demonios han hecho su cometido y han informado al diablo para perserguite por siempre. No es bueno vivir así, no es bueno vivir mientras estás muriendo por dentro.
¿Qué sentido tiene?
Hay que hacerle frente de alguna forma. Hay que ser más fuerte que el mountruo. Ser capaz de que tus malos sentimientos lleguen a la catarsis. Ser resiliente. La vida te pone obstáculos, ya sean difíciles o fáciles, siempre tienen solución. Siempre. Aunque pase mucho tiempo, el desenlace aparece. Incluso puede que no te des cuenta.
Aprovecha la vida para perseguir un sueño. Busca y busca, y puede que encuentres tu serendipia.
El hallazgo de lo inesperado.
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“El mal, como planta que es, no se está quieto. Crece. Y si encuentra buena tierra, arma un zapallar en poco tiempo. El bien, si me permiten, es de esas plantas difíciles, que por cualquier descuido se secan o se pudren.”
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“Un ojo y otro no son para lo mismo. El ojo derecho es el que ve lo bueno. El ojo izquierdo es el que ve lo malo; lo ve y lo recuerda...”
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“A pata, por las orillas, andan los que no pueden salir a navegar y buscan mendrugos de pescados, espinazo de sirenas. Ellos la vieron, no los valerosos capitanes de las olas. La vieron y la rodearon, se sacudieron a su alrededor...”
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“El viajero traza su recorrido, pero eso es nada. Los caminos no responden a una sola voluntad. Igual que una serpiente entre muchas, cada camino se retuerce, se aparta, se apura, según hagan los otros.”
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Los pilares de la desesperación.
¡Oh, Elisa! ¡Has cometido el mismo error! Sin ninguna experiencia, has confiado en personas con alma de demonio. Te dejaste influenciar con las nuevas formas que tomaron los seres. Ahora son más abundantes y con más experiencia. ¿Cómo es posible que cayeras en sus redes de nuevo? Pero esto vez es difícil salir; ni el silbido los aleja. Ellos te tienen rodeada y la maldad va creciendo cada vez más, que se apodera de todo tu cuerpo. Tu alma se encuentra en cautiverio, presa de dolor, desolación y angustia. No hay nada que puedas hacer; caíste por completo en el oscurso abismo
Donde hay esperanza, hay dificultades y tenemos que desesperarnos para superarlas.
En toda desesperación, siempre se encuentra un halo de esperanza. Tu alma grita por ayuda y funciona. Él, quien fué guiado por Dios, te ayudó. Sin embargo, te has vueltos más vulnerable contra los demonios; te dejaron una marca de soledad que no podrás borrar.
Y lo inesperado se vuelve soledad.
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El exordio de la maldad.
¡Oh, Elisa! ¡Que ingenua y crédula! Te encuentras en el borde del abismo desde que creíste en las fuertes y falsas palabras de tu tía. Al principio, el indicio de la llegada de los demonios no eran tan visible, pero con el tiempo se hizo más bizarro. Estos se encuentran rondando alrededor tuyo; tienen los ojos rojos y toman cualquier forma para cometer sus pecados. De seguro esperabas una grata experiencia en esta nueva etapa que estás viviendo, pero al final terminaron enseñandote a hablar al revés, como ellos. De tanto que te molestaron, te causaron una sensación de desasosiego que al final caíste en sus redes y te influenciaron a hacer otro viaje.
Con la decisión que tomaste, la descepción se mezcla con la maldad y va creciendo destruyendo poco a poco lo que queda de lo bueno.
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“No hay nada como volver a un lugar que no ha cambiado, para darte cuenta de cuanto has cambiado tú.”
- Nelson Mandela
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“Cisne cuello negro, cisne cuello blanco, que se van hiriendo, que se van besando...”
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Lo diferente del resto
¡Oh, Elisa! Lástima de ti. Tus padres te dejan sóla para perseguir sus propios sueños. Hija de santafesinos, hija de la villa, hija de la cumbia. Se supone que debes llevar la cumbia en las venas, pero no, es más, tratas de ocultar tu lugar de procedencia cuando te preguntan "¿de dónde venís?". Igual, no es algo de lo cual se te deba culpar. ¿Cuándo no nos hemos avergonzado de algo? No te sentís identificada con el género que consumen tus padres, te sentís fuera de lugar, como si no encajaras. Temés a que las personas te señalen.
El ser humano no siempre encaja en la sociedad, a veces las circunstancias vividas hace que uno mismo se "desvíe" del resto, sintiendose sólo.
Así es como te sentís, ¿no?
Decidiste viajar, escapar de la rutina, buscar nuevas oportunidades y encontrarte a vos misma. Decidiste alejarte de la cumbia con la que tus padres te educaron.
Encontrar aquello que consideras "esperanza".
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"¡Es inútil! ¡es inútil intentar liberarse de la propia soledad! Hay que aguantarla toda la vida. Aunque a veces, sólo a veces, el vacío se llene."
- D. H. Lawrence
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"Quien con monstruos lucha cuide de convertirse a su vez en monstruo. Cuando miras largo tiempo a un abismo, el abismo también mira dentro de ti."
- Friedrich Wilhelm Nietzsche
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Desierto
El desierto es un lugar vasto, inmenso, lleno de arena y lugar de pertenencia de pocos animales, grandes y pequeños. No importa cuanto trate de mirar más allá de las montañas de arena, no hay nada de lo que espero encontrar, sólo unas cuántas plantas. Aún así, y sin rendirme, sigo mi recorrido buscando un indicio de que, aunque sea imposible, haya alguien además de mí en este sitio. Camino, camino y los mismos escenarios se repiten una y otra vez; cada vez me invade más la soledad, que me engulle en la tristeza, en un llanto mudo y sordo; uno de lo efectos de estar acá, en el desierto. Me encuentro asustada de este sentimiento, de esta sensación. Estoy harta, pero aún así sigo caminando. Camino, camino, empiezo a correr sin darme cuenta, la desesperación va apareciendo hasta apoderarse de todo mi cuerpo. Corro y corro, sin importarme el cansancio, hasta que diviso algo a lo lejos: la figura de una chica acurrucada de espaldas sobre un cardón. ¿Será esto una ilusión del nefasto y maldito desierto o por fin encontré aquello que anhelo? Estoy cerca, pero ella no me nota. ¿Porqué estará acurrucada? Tal vez esté triste, desolada a causa de las soledad que produce este lugar. Tal vez se encuentre desesperada al no encontrar una salida, como yo. La luz del sol proyectaba su sombra de manera inusual, ella era inusual. ¿Porqué tiene una grillete en el tobillo? ¿Porqué apoya su espalda sobre el cardón? ¿No le dolerá? Parece estar presa de su sufrimiento, triste por no escapar, adentrándose en la soledad que la carcome. Tal vez espera ser como ese cardón, rodeado de soledad pero que, de forma inesperada, tiene una rosa demostrando su esperanza. Quizás ella misma espera ser inesperada. Trato de acercarme más, pero de pronto todo desaparece, y repentinamente oscurece. ¿Qué está pasando? No lo sé, lo mas probable es que sea causa de una ilusión.
Terminé encontrando lo que no debía.
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