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Lo peor y mejor que he hecho

https://youtu.be/CP9fFg-rsYE

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Mi reciente ausentismo

No he dejado en el abandono a mi cuenta de Tumblr. De hecho, me encuentro trabajando en un nuevo proyecto que dejará como basura inútil todos mis escritos. Estén atentos. Espero hacer el lanzamiento a finales de año.

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La Oruga

Como ha sucedido con prácticamente todas las criaturas vivientes que se han hecho presentes en la faz de la tierra, su concepción y nacimiento fue espontáneo, en cierta medida innecesario y ajeno a su voluntad. El huevo de mariposa se estableció en una época donde el clima frío imperaba, por eso su desarrollo tuvo que esperar, en medio de aires gélidos y estremecedores, a que el verano se haga presente para iniciar su desarrollo.

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Su primer hogar fue en una hoja de una planta húmeda y escondida que, debido a la vasta variedad de plantas que existen en el Amazonas, nunca fue identificada. Fue allí donde el huevo, de color extremadamente vivo, una mezcla de amarillo y naranja con un filo negro que hacía resaltar su particularidad, fue a establecerse y pelear por un rol en la naturaleza. No era el único huevo ahí presente, pero con el paso del tiempo vio como todos sus semejantes, debido al tenaz y castigador clima, fueron desapareciendo uno a uno hasta dejarlo totalmente solo.

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Tras haber sobrevivido en condiciones adversas, el huevo finalmente eclosionó, desembocando en el nacimiento de una común y corriente oruga. Una vez emergida, la oruga se percató de si misma y no se sintió cómoda al hacerlo: era extremadamente pequeña, obscura, carente de extremidades definidas y no podía hacer lo que su voluntad quería ya que su debilidad era un límite imposible de vencer.

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No obstante, la oruga notó que tenía un hambre voraz. Su incontenible apetito le hizo olvidar inmediatamente sus carencias físicas. Era una necesidad imposible de ignorar siquiera por un segundo. No pensó dos veces antes de decidirse a comer totalmente la hoja que había sido su hogar. Su sabor era exquisito y demostraba que aquel hogar tan desolado, triste, y, de cierta manera, adverso a su existencia, había sido la mejor de sus suertes. Nunca volvió a probar una hoja tan deliciosa como aquella, y vaya que comió bastantantes. Las había deliciosas y amargas, dulces y agrias. No le cabía duda que en su época de huevo, había juzgado demasiado mal a aquel hogar que ahora solo vivía en su memoria.

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En los pocos instantes que su hambre estaba satisfecha, la oruga notaba que su piel mudaba y mudaba y mudaba. Su exoesqueleto se mantenía constante, sus extremidades también, era este constante cambio de piel lo que la hacía cada vez más grande. ¡Oh madre naturaleza, demasiada alegría me has brindado con darme la oportunidad de sobrevivir tan fulminantes climas! ¡Me diste el hogar perfecto para desarrollarme! ¡No puedo imaginar mejor alimento que el que ya me he servido! ¡Al principio odié mi forma original, pero tras ver mi evolución, entiendo que cada vez me dirijo hacia la perfección! ¡Mis multifacéticos colores que advierten a los depredadores de mi mal sabor y envenenamiento a quién sea que se atreva a devorarme! ¡Mis largas extremidades que me permiten desplazarme en búsqueda de las más exquisitas hojas! ¡Mi sagacidad para encontrar refugio y albergue en los días difíciles! ¡Y principalmente, el placer de ver como yo, por mis propios medios, en contra de las posibilidades, he sobrevivido de la manera que tú has ordenado! - exclamó la oruga en su regocijo de septiembre. Finalmente concluyó con una pregunta: ¿Cuándo será el día que como el águila, pueda volar libremente por los aires eligiendo a mi placer mi aposento; o ser como el antílope, cuyas veloces extremidades le permiten conocer la hermosa selva en la que nos has colocado; o cómo el simio, cuyos brazos y manos muestran un dominio de habilidades nunca antes vistas en la historia?

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Pasó el tiempo, y, como el instinto nunca miente, la oruga comenzó a darse cuenta que estaba envejeciendo. Su cambio de piel ya no apuntaba al desarrollo. Cada vez su cuerpo era más blando, sus colores más apagados, y su hambre desaparecía paulatinamente. Al principio hizo todo lo posible por intentar justificar estos hechos. Quizá era el mal clima; tal vez comió alguna hoja que lo debilitó temporalmente; tal vez el sol no estaba irradiando con la misma firmeza.

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Lástimosamente, la oruga no desconocía a la muerte. Sabía lo horripilante y despiadada que podía llegar a ser. Había visto al león devorar sin compasión alguna a los ciervos. Había presenciado como los chimpancés hacían a un lado y dejaban en el olvido a sus semejantes más viejos y no les molestaba saber que morirían de hambre. Había visto como el río, sin consideración alguna, había exterminado a la colmena de abejas cuando la marea decidió subir. Por más que al principio lo negaba, llegó a la conclusión que su hora estaba cerca. La naturaleza nunca le cumpliría sus sueños de volar libremente para conocer tierras remotas, que sus patas nunca serían tan rápidas como las del antílope, que nunca sería tan capaz y ágil como el simio, que estaba condenada a vivir en la miseria de ser una oruga. Ya no tenía ánimos de exclamar nada al bosque, éste la había traicionado. La trató como a un simple peón en el tablero de ajedrez. Con lo poco que le quedaba de energía grito: ¡Maldita seas, oh naturaleza malévola e intransigente! ¡Me has condenado a ser una insignificante larva! ¡Vaya como debiste burlarte una y otra vez de mí al escuchar mis sueños y aspiraciones! ¡No pudiste siquiera advertirme de mi total ingenuidad y estupidez! ¡Y debo ver como tú ganas la batalla! ¡No hay nada que pueda hacer para vencerte a tí, infeliz ente omnipotente! ¡Espero que mi desgracia al menos te motive a impedir que esto suceda nuevamente, aunque de buena fuente sé que a ti no te importa nada! ¡Jódete!

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Tan pronto como acabó de decir esto, se miró a sí misma con desdén y vio que una especie de seda blanca comenzaba a crecer alrededor de sus extremidades inferiores. Al intentar despojarse de ella, llegó a la conclusión que sería imposible. Y era irrelevante escapar ahora, después de todo carecía de ánimo, motivación e incluso hambre para intentarlo al menos. Era demasiado gorda y lenta para movilizarse con la rapidez de sus mejores días. Comenzó a lamentarse por haber lanzado semejantes acusaciones a la naturaleza. La oruga todavía la odiaba, lo que no soportaba era que sus improperios le habían hecho merecedora de la muerte. Mientras el telar blanco subia y subía a lo largo de su cuerpo, con su último aliento gritó: ¡Al menos tienes la decencia de darme una sepultura remarcable! ¡Pero no dudes que desde éste, mi ataúd, seguiré injuriando tu nombre! ¡Miserable y despiadada madre! Tras haberse cumplido el proceso, el cuerpo de la oruga desapareció totalmente de la faz de la tierra para no ser visto nunca más.

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La oruga deseaba que su fin ocurriera en ese momento. ¿Qué más le quedaba? ¿Resulta que ahora tiene que presenciar, segundo a segundo, como su miserable cuerpo de larva desaparece en el olvido? Cada vez odiaba más su existencia. Hubiera preferido nunca nacer a tener una vida tan irrelevante e intrascendente. El sufrimiento no le molestaba. Sabía sobre el sufrir de una ostra rota. Toda la miseria que ésta tenía que pasar en comparación al resto de ostras que con su perfecta concha, no pasaban penuria alguna en el mar. Por su parte la ostra rota era víctima de todo tipo de inconvenientes y dificultades en ese escenario tan amoral que es el mar. Y de repente, lo que quedaba de la oruga grito: ¡Al menos la ostra rota compensa todo su sufrimiento con una hermosa perla que deja a las demás ostras como mera basura marítima! De igual manera recordó al joven lobo, que al ser separado de sus semejantes se veía en la necesidad de soportar una tremenda y austera soledad. Bien sabía que ese sacrificio tenía su recompensa en el largo plazo. El lobo indefenso y víctima del acecho de manadas enteras de otros animales, tenía que sobrevivir potenciando sus habilidades al límite. En solitario, tenía que realizar batallas sin precedentes que parecerían crueles para un animal que no estaba preparado, pero cuyo instinto le hacía vencer a la adversidad y regresar a la manada convertido en un líder innato que era el modelo a seguir de los cachorros.

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Ejemplos así le sobraban. Ya no los quería recordar. Siempre que lo hacía, su mente le decía que ella era una miserable oruga, eso y nada más. Nunca sería libre, nunca podría ser admirada o respetada, su destino era el más profundo olvido. ¡Y como si fuera poco! Ya era demasiado vieja para hacer algo al respecto. Poco a poco veía como su rechoncho cuerpo desaparecía en medio de una especie de líquido ácido que lo desintegraba, sus extremidades cada vez eran más y más débiles, pálidas y flacas: prácticamente insignificantes. Su rostro, no era ya ni una décima parte de lo que solía ser. Todo su ser estaba destinado a la nada cósmica. En sus últimos instantes, finalmente se resignó a morir. Su ataúd tarde o temprano se iba a desintegrar totalmente con su cuerpo adentro. Si esta especie tuviera alguna especie de signo biológico que demuestre tristeza, créanme que sería lo que más resaltaría en esta escena. Con su último pensamiento recordó aquella primera hoja que comió, la mejor que ninguna larva haya probado jamás. Su primer hogar se iba al vacío con ella. Hizo lo posible por recordar el jolgorio y alegría de tiempos mejores, pero esa maldita impotencia de no haber logrado sus metas no la dejaba en paz. Aceptó la muerte, después de todo, era mejor que seguir en ese constante caos psicológico que vivió en sus últimos días. Cerró los ojos por última vez y se despidió de todo. ¡Aquí va otra larva naturaleza, otra don nadie a la que tenías que cobrarle con excesivos intereses la porquería de vida que me prestaste! ¡Adiós! Finalmente la oruga perdió el conocimiento y memoria y quedó atrapada en la crisálida totalmente.

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Lo que la oruga nombró el final, el resto del bosque lo conoció como mariposa.

alienateeeed, diciembre 2017.

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Corta historia carente de sentido.

Resulta que dos personajes, de índole irreverente e irracional, deciden colisionar sus fuerzas nuevamente.

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Son cerca de las 11 de la mañana. El sol irradia en todo su esplendor; las nubes han decidido cesar su constante acecho; el aire contaminado de la ciudad ya ha cumplido su misión en los cerebros de nuestros protagonistas.

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Una vez en el desolado parque, tras múltiples sorbos de Ron Abuelo, el ambiente se torna más y más incómodo. Nuestros dos personajes, jóvenes, carentes de rumbo y con un narcisismo notable, deciden dejar de engañarse: ambos saben porqué están ahí.

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De repente un perro callejero se acerca. Es de un color café claro. Sus ojos son firmes. Su cola se mantiene baja. Su olfatear se hace cada vez más próximo a los protagonistas.

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En hora buena, los estelaristas llevaban pan consigo. También llevaban Coca Cola, para mezclarla con el Ron. Había dulces y galletas, pero en este punto nada de eso importaba en lo más mínimo.

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Deciden alimentar al perro. Los personajes llegan a la conclusión que el perro no es ningún idiota. Parece que sabía nuestra buena voluntad con los de su clase desde el primer momento que nos percibió. El perro se merece respeto. Ha hecho su acto con tal pulcridad y exactitud, que se ha hecho merecedor del pan.

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Las sospechas de este par de sujetos se vuelve clara al ver que más perros, que al parecer estaban escondidos esperando los resultados de su líder, se acercan a pedir su parte. Estos animales no son estúpidos. Es más, superan a muchos mendigos que rondan la ciudad impartiendo miseria y mediocridad.

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- "Se nos comieron todo el pan" fue la conclusión a la que llegó uno de nuestros personajes en un estado medio de embriaguez.

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- "Gastamos un dólar, y honestamente me vale verga el pan" fue la respuesta inmediata de su acompañante.

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Una vez terminada la escena de los perros, nuestros héroes están totalmente ansiosos por cumplir su misión. Nunca se dijo una sola palabra al respecto. No era necesario. Ambos sabían exactamente qué iba a pasar en este momento. El alcohol era un mero preámbulo, totalmente necesario, pero no dejaba de ser preámbulo.

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Tras pasados 5 minutos de iniciada la actividad, el ritual ya casi está por comenzar. Ha pasado demasiadas veces cómo para cometer error alguno. La desesperación brillaba en aquellos ojos negros que mostraban un aire de tristeza y emoción.

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Diez segundos después, aparece un patrullero. Los policías hacen su trabajo y se llevan todo el festín que se había estado preparando y que tantas ansias debía calmar. Nuestros villanos están al borde de la locura.

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-"¿Tienes plata?"

-"Me gasté lo último en las nieves"

-"¿Hay más Ron?"

-"Sí. Llévate toda la botella, yo tengo más en casa. Ten cuidado de tus papás."

-"¿Te has dado cuenta que nunca nos interesa pasar tiempo juntos? Digo, esas horas en las que fingimos caernos bien son un poco raras. Lo único que tenemos en común es aquella voz interna que nunca se calla".

-"Lo sé. Aún así eres una de las mejores personas en mi vida para salir. Qué bueno que nos conocimos en aquella fiesta hace algunos años".

-"Tu también. Desde el fondo, no sé si es por el alcohol o no, siempre que pasa un tiempo espero tu típico mensaje al que respondo con la misma respuesta. Me pregunto qué sería de mis días sin esa seguridad que tarde o temprano este evento se repita".

-"Hoy no se repitió, la policía hizo de las suyas".

-"Al menos me gané un cuarto de Ron"

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Acto seguido los héroes se levantan, y se dirigen a sus respectivos transportes sin decir una sola palabra.

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El perro va y orina donde estábamos sentados

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Sobre los padres...

Si eres un buen o mal hijo, solo depende del sistema de ética que decidan aplicarte.

¡Vaya cuántas falencias e incongruencias tienen esos sistemas de ética! ¿Verdad?

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Diez curiosidades que nadie me quiere creer.

1. Antes de tomar cualquier decisión que altere mi modo de vida actual hago un cálculo de riesgo/recompensa (incluso si se trata de aspectos incalculables como las relaciones interpersonales o ser parte de ciertos colectivos). La regla de oro es: si no paga lo suficiente, no se hace. Un cálculo de +EV para los entendidos.

2. En alguna ocasión de mi adolescencia, tras haber estado jugando a la pelota, ésta terminó en el techo de un vecino por mi culpa. Naturalmente, fui por ella, pero esto requería que camine algunos pasos sobre el techo de la casa. Una vez que la pelota estaba en mi poder, el techo colapsó por mi peso y caí dentro de la casa. Para mi buena suerte caí exactamente sobre la refrigeradora, lo que me permitió escapar rápidamente. Debo admitir que aunque no era de mi preferencia, terminé aceptando la responsabilidad del acto y comprando un eternit nuevo. Curioso que en algo tan simple ya mi responsabilidad sea más grande y fuerte que la de mis consanguíneos con sus hijos.

3. No estudio filosofía, historia, literatura o artes.

4. Destino como mínimo un 20% de mis ingresos a la manutención y bienestar de mi gato.

5. Podríamos calcular que soy dueño de al menos un 40% de un equipo de fútbol barrial.

6. En alguna ocasión entre mis 16 o 17 años me tomé una botella de Zhumir Durazno grande en menos de 2 minutos (vaya consecuencias que derivaron de este acontecimiento).

7. Nada despierta más mi nostalgia y activa mis sensores de simple y llana felicidad que la comida casera. Es el elixir que nunca valoré antes de cumplir la mayoría de edad.

8. Pasé años forjando mi camino para estudiar música en la universidad. Una vez logrado el objetivo, el primer día de clases, me cambié de carrera. Aún no sé porqué, cómo o qué me motivó a hacerlo. No conté esta decisión a nadie de la familia en un buen tiempo (igual casi no tenía contacto con nadie). Lo que sí puedo asegurar es que desde aquel momento, no ha existido un solo segundo que me arrepienta de mi decisión.

9. Realmente disfruto más conversar con alguien que no comparta mis gustos o ideologías. Desde gente religiosa, gente que disfruta de la música tropical/urbana o con gustos sencillos y básicos. En la mayoría de casos son más abiertos y despreocupados, lo que, con la debida mezcla de alcohol o comida, hace una charla entretenida entre dos polos opuestos. No tengo problema alguno con quienes, al igual que yo, se encuentran inmersos en el mundo académico, histórico y literario. De hecho aquí se encuentra las personalidades mas vastas, únicas e interesantes que en cualquier otro lugar. Lo molesto es el recurrente aire de superioridad que aparece en algunos de estos individuos. Especialmente quienes nunca leyeron las obras, o de alguna manera necesitan compensar su sentimiento general de inferioridad. Obviamente esto es, exagerando sus interpretaciones/fundamentos académicos, y atacando al resto. Me recuerdan al típico metalerito que todos conocimos alguna vez: "el regayton ez basura, el rock es la múzika verdadera inkultos jejejeje lml lml".

10. Durante mis primeros 18 años siempre evadí ser llamado por mi primer nombre, Anddy. Me daba igual si se tenía que recurrir a mi segundo nombre o apellidos. No obstante, ahora, Anddy es el único nombre que estoy feliz de usar y hago lo posible por mantener bajo el tapete al resto.

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¡Qué Cordial Bienvenida!

Mis redes sociales siempre se han caracterizado por ser un mero reflejo de mis actitudes en la vida cotidiana. Mis redes sociales son la epítome de un sujeto que puede ser denominado introvertido, desinteresado y, en cierta medida, disociado.

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Esto siempre ha desembocado en que, al crear una nueva red social, yo tenga que buscar personas de la misma índole o que me resulten interesantes. Ejercicio que es más fácil decirlo que hacerlo. Personalidades peculiares las puedes hallar por doquier, pero, al menos desde mi percepción, la mayoría sucumbe ante un gran número de los pensamientos comunes de la población en general y se deja absorber por ellos.

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Sinceramente no sé qué imagen puedo dejar en alguien que revisa mi perfil en alguna red social. Pero si algo ha quedado claro es que no soy el sujeto de los 10.000 seguidores o algo similar. Es más, podríamos decir que yo me encuentro al otro lado del espectro. El sujeto que publica información o pensamientos para sí mismo. Quizá de ves en cuando algunos compañeros apoyen la moción, pero esto sería más la excepción que la norma.

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Con un contexto así, podrán imaginar que, al abrir una nueva red social, mi lista de seguidores y mensajes suba inmediatamente, increiblemente en un origen ex nihilo, a la suma de 0.

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No obstante, siempre ha habido, y supongo que habrá, una especie de usuarios que siempre se hacen presentes en mis redes sociales: los perfiles porno. No tengo nada en favor o en contra de ellos (lejos ya han quedado los juicios morales que en algún tiempo pude aplicarles), pero no deja de rondar en mi mente la duda de qué motiva a la creación tan notable y exagerada de estos perfiles. ¿Realmente resultan lucrativos? ¿Acaso estos perfiles son una estrategia para ganar seguidores y luego modificar la naturaleza del perfil? ¿Son solo mera publicidad? ¿Quién los hace? ¿Por qué siempre son los primeros en aparecer a los usuarios nuevos?

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Supongo que son dudas que no puedo responder por el momento. En todo caso, bienvenidos sean. Y si en verdad son lucrativos, no duden en reclutarme.

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¿Soy el único?

Nadie atina, recuerda o sabe qué carrera universitaria estudio. Y para ser sincero a mí también se me olvida de vez en cuando.

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Secundaria

Hace un rato en una conversación amena sobre psicología básica salió a la luz el tema de la secundaria. Tras cometer atroces crímenes en contra de la materia misma, entre risas y náuseas, cada quien tomó su rumbo.

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Más tarde recordé a aquellos sujetos que, vaya dios a saber por qué, tenían una afición a comentar mis publicaciones, con contenido antagonista por su puesto. Siempre venían en grupo. Su líder daba la cara la mayoría de veces, pero recuerdo que siempre sus secuaces le brindaban respaldo con la moneda que valida a mis contemporáneos (likes en facebook). No puedo decir lo mismo de mis secuaces (si es que en algún momento los tuve).

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Intrigado por esto decidí revisar algunas publicaciones antiguas. Me invadió ese sentimiento de ironía al ver con qué porquería de argumentos me llegué a ofender en algún punto de mi vida. Ironía no por ofenderme (supongo que ser adolescente fue difícil para la mayoría), sino más bien por mi falta de juicio crítico y raciocinio al momento de interpretar los comentarios.

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Recuerdo claramente que no entendía por qué lo hacían. Solo sabía que lo hacían en grupo, lo cual requería cierta planificación. Alguna especie de reunión de trolls en la que decidían que yo debía ser su objetivo.

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De hecho, recordé algunas instancias en las que su ira los llevó a hacerlo en persona. Me viene a la memoria un par de instancias en el aula de clases y en un paseo en específico (el lector podrá apreciar hasta qué punto llegan los traumas de la infancia). Siempre lo hacían en grupo. No lo recuerdo con exactitud, pero recuerdo que la mayoría de veces yo emprendía la batalla solo.

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No sería justo iniciar una dinámica en la que yo exponga una especie de venganza retrasada contra ellos. Me parecería jocoso traer un resentimiento por años acerca de qué tan "novelero" era respecto a actividades o gustos personales en los que ellos, obviamente, eran superiores a mí; tanto, que el solo hecho de que a mí me interese les resultaba como una ofenza que necesitaba ser atacada. Es más, tras darme un paso por mis años de secundaria, supongo que tenían un punto totalmente válido tras todas sus acusaciones. Así es, si ahora soy un total imbécil, imaginenme hace 5 años. Lo que en verdad me llama la atención es todas las conclusiones a las que llegaban por su cuenta tras ver ciertos rasgos de mi personalidad.

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Yo también realizaba ese tipo de conclusiones, sobre quien sea que me llamara la atención en el plantel educativo. Realmente no conocía a la mayoría, generalmente eran deducciones basadas en su lenguaje corporal y el conocimiento general del colegio. Ya saben, siempre hay algún rumor o idea general de un ser desconocido que ronda entre sus semejantes. Siempre traté no darle mucha importancia a sus redes sociales, porque cualquier persona puede darse cuenta que son simples máscaras, extremadamente adornadas en algunos casos, de la realidad. Aunque en aquella época de mi vida, supongo que les brindé más importancia que ahora.

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Esto me llevó a darme cuenta que realmente no conocí a nadie ahí. Y de hacerlo, debió ser a una pequeña minoría. Y supongo que fue el lado más "decente" de esa minoría. Estuve años ahí y realmente aprendí muy poco. Lo básico, muy básico, de lo académico, y prácticamente nada en lo social. Aún así, incluso hace unas horas, me hacía ideas más o menos estables sobre los personajes de la secundaria. Ideas que se sustentan en vacío. Aquella agradable chica, aquel sujeto que por alguna razón parecía interesante, ese tipo que siempre me pareció alegre, todo esto se sustenta en nada. Sin embargo, parece que a mi yo adolescente le bastaba esto para decidir el quién, cuándo, cómo y todo lo relacionado con relaciones interpersonales humanas. ¿Increíble estupidez no?

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Más increíble aún, muchos seres mantienen este tipo de deducciones abstractas hasta bien adentrada su adultez. Su toma de decisiones no se fundamenta en nada. Aún así son increíblemente necios e intransigentes cuando les son cuestionadas estas decisiones. Y vaya que es difícil tener la determinación suficiente para si quiera intentar dialogar con individuos así.

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¿Se imaginan un día a día sin seres así? En lo personal, es una tarea un poco difícil. No porque tengas que cambiar tu opinión negativa acerca de alguien (de hecho esto es lo más chévere del ejercicio), sino por tener que tratar imparcialmente a quienes te imaginas son buen@s especímenes de la raza humana.

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No hay moraleja. Fumen un cigarro y ríanse en la cara del cáncer.

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PD: En caso de alerta de ataque verbal o personal, no enojarse ni acudir a la defensa. Googleen: complejo de inferioridad, y ríanse junto a nosotros.

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A veces, no siempre, pero a veces.

Del pensamiento a la acción

Existe una brecha enorme

Brecha que al ser cruzada

Los cimientos ha socavado

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Del pensamiento a la acción

Existen demasiados enemigos

Muy pocas raciones de agua

Pero demasiadas minas de diamante

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Del pensamiento a la acción

Aparece un espejo

No refleja nada nuevo

Más bien está vacío ¿verdad?

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Del pensamiento a la acción

Mil máscaras hay que revestir

El toro ríe de esto

Ha sido el único traicionado

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La radio está sintonizada

Ha captado la voz del ignorado

Y a pesar de no haber estática

Las ondas han mermado

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La cólera no ha ayudado

Más que para establecernos

Maldita fuerza del apego

Que nos tiene encadenados

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Aquella sonrisa intrigante

Vaya que lejos ha quedado

Fue imposible acudir a aquel encuentro

Aunque bien sabes que tiempo no ha faltado

alienateeeed, 2017.