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Fortnight ;

All my mornings are mondays stuck in an endless february I took the miracle move-on drug, the effects were temporary

Convencer a Will de ir a la reunión no había sido fácil. No era el tipo de cosas que disfrutaba hacer, pero tuvo que usar la carta de la familia para aceptara. No era mentira después de todo; se trataba de la única familia que tenía su abuela Hannah, y siempre los habían tratado como si fuera parte de ella.

No se trataba de una reunión cualquiera, después de algunos años fuera del país Elijah volvería a casa, por lo que su familia planeó una fiesta para recibirlo.

Tan pronto llegaron al lugar Wood fue en busca de las bebidas. Esperaba encontrara algo que le gustara, eso lo pondría de mejor humor. Como era de esperarse, el lugar estaba cuidadosamente decorado y seguramente la comida sería buena. Paseaba la mirada por la mesa de dulces hasta que algo que parecía una pequeña tarta llamó su atención. Iba a tomarla, pero no era la única que quería probarla.

— Lo siento.— Se disculpó rápidamente cuando sus manos chocaron.— Está bien, tómala tú.— Agregó, antes de darse cuenta de con quién se había topado.— No quisiera entrometerme con tu tarta de bienvenida.— Agregó, como saludo, al festejado de esa noche.

@elijah-dawlish

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Agradeció su suerte cuando al llegar a la casa de sus abuelos se dio cuenta que no había nadie. Aunque era una ventaja no podía confiarse, debía ser rápida. Fue directamente a la oficina que su abuela tenía en el lugar. Comenzaría a buscar en el enorme librero que ocupaba una de las paredes. Inspeccionando los lomos de los libros que se encontraban ahí dio con lo que estaba buscando. Rápidamente lo guardó en su mochila y estaba a punto de irse, pero una fotografía llamó su atención.

Le daba muy mala espina el saber que su abuelo estaba trabajando junto a la señora Kyle para planear sus estúpidos castigos e incluso parecía que le había dado información sobre ella. No le dio más importancia a esa cercanía, creyó que todo se debía a que era la esposa del Ministro, pero ahora veía que también parecía ser amigo del director del colegio. Eso no le gustó. ¿Estarían todos vigilándola cuando volviera al colegio?

Pensaba en todo eso cuando justamente la voz de Potter la sorprendió, haciéndola saltar y tirar la fotografía que por suerte no se rompió.

— Yo soy la que estuvo a punto de morir por el susto...— Dejó la fotografía en su lugar. Había sido buena idea guardar de inmediato su hallazgo.— Ah no, no... Es que estaba buscando unas cosas que creía que había dejado aquí pero no... No me he metido en problemas y no pueden probar nada.

Sería el peor padre de todos si dejaba ir a su pequeña así nada más. Sabía de sobra que era demasiado independiente, pero su intuición le decía que estaba alterada por algo que no le diría y teniendo en cuenta que tuvo a los Dawlish y a Elizabeth alrededor, sabía que no exageraba al sentirse nervioso.

Seguirla sin que lo notara no fue difícil y verla entrar en la casa de sus padres lo relajó bastante. Ni Ginny ni Harry lo traicionarían, podía asegurarlo. Se quedó en la periferia, atento por si ella salía del edificio en el número 12 de Grimmauld Place.

No imaginó que encontraría a Alice en su despacho. Las tardes solían ser tranquilas y en esa en particular se sentía algo nostálgico. Los años no pasaban en vano y con todo el asunto de Albus y Lizz, no podía evitar recordar los días difíciles que precedieron al nacimiento de los gemelos.

Afortunadamente no estaba del todo solo en el bando que tomó silenciosamente. Ni Lily ni Rose estaban de acuerdo con la decisión de Albus, pero nadie se atrevía a hacer más de lo que las anticuadas leyes mágicas permitían. Al menos tenía a Neville como un puente en esa retorcida farsa que sus respectivos hijos habían creado.

No estaba seguro de cómo reaccionar al encontrar a su nieta con una de las fotos que tenía en su repisa. Entre todas las imágenes de sus nietos y nietas, tenía una con su buen amigo. Mientras Neville sostenía a su nieta, él sostenía a Fabian de unos dos años. La imagen estaba hechizada para que todos los que supieran la verdad, los miraran solos, lado a lado sin los bebés.

Por supuesto, su nieta estaba en el otro grupo, de los que no sabían la verdad sobre esos pequeños bebés.

—¡Lilybells! Casi me matas del susto ¿puedo saber a que debo el honor de tu visita en mi oficina? No me digas que es otro asunto oficial… —dijo intentando fingir que no estaba alterado por la fotografía que ella sostenía en sus manos.

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—¡No!— Respondió, quizá más molesta de lo que pretendía en un inicio, pero el cansancio y el enojo no eran buena combinación para ella, mientras bajaban del ático.— No necesito uno nuevo, necesito el que estoy buscando. Debí haberlo dejado en algún lado...— No podía ni pensar en ir a la ciudad a comprar juguetes en ese momento. Necesitaba encontrar algo, aunque fuera un pequeño indicio de que su madre era real y había existido.— Debo ir a buscarlo.— Lo mejor que se le ocurría en ese momento era ir a la casa de sus abuelos. Ahí debía haber algo.

— Ya sé... Ya lo sé, no necesito que me lo recuerden.— No era necesario que dijera que estaban los dos solos. Era esa la razón por la que sentía que iba a perder la cabeza en ese momento.— Tengo que salir, regreso más tarde.— Caminó en dirección a la puerta, usaría su motocicleta para llegar a la casa de sus abuelos y si no tenía suerte, entonces iría a la casa de Nana. En algún lugar debía encontrar alguna pista.

Negó con la cabeza sin perder ese toque dramático que lo caracterizaba en esas ocasiones en las que sólo quería distraerla.

—¿Una vieja caja de Legos? ¡Qué vergüenza!— dijo negando despacio, acercándose a ella y tomándole la mano para que bajaran del ático—. El inútil de tu padre se olvidó comprarte uno nuevo recientemente. ¿Qué tal un modelo de motocicleta? O quizá ese Iron Man enorme que vimos en televisión. Podemos ir ahora mismo a Londres en las motos ¿Qué opinas? Comeremos algo allá cuando te de hambre.

Acarició su cabello, sonriendo suavemente. Aún podía recordar esos momentos cuando era más pequeña y solía preguntar cosas sobre su madre que no podía responder.

—Sabes que siempre estaré contigo ¿cierto? Somos un equipo. Siempre.

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No sabía cómo responder a esa clase de acercamientos que parecían ser lo habitual para él, pero además le preocupaba que pudiera molestarse por sus reacciones o falta de ellas.

— No puedes estar seguro de eso.— Realmente su madre no había asegurado que el tratamiento funcionaría. No poder recordar nada la tenía aterrada, y tampoco quería convertirse en una carga para todos los demás. Se pasó una mano por la cara, tratando de disimular las lágrimas en sus ojos. No quería darles aún más preocupaciones.

— Un poco de pastel estaría bien. Pero si ya no hay no importa.— Por lo que sabía apenas tenía unas horas en el hospital, pero se había hecho eterno para ella y aún no lograba procesar del todo lo que estaba pasando.— De todos modos supongo que debería dormir temprano.— Si iba a pasar la noche en el hospital, prefería intentar quedarse dormida e incluso pedir algunas pociones para dormir que seguir pensando en todo lo que podía salir mal.

No pudo evitar rodearla con su brazo y atraerla un poco hacia él. Podía sentir su angustia y quería confortarla pero ahí dentro del hospital sería complicado. Además que podía sentir un ligero rechazo que esperaba fuera solamente desconcierto pues esa cercanía no era lo que ella recordaba.

—Van a funcionar, realmente todos estos años la he admirado por hacer cosas increíbles. incluso conmigo, hace tiempo. Estoy seguro que ahora será igualmente exitoso— dijo una vez que su tía Lizz se despidió. Se había levantado de la cama y estaba de pie cerca de la puerta en un intento de darle a Ally algo de espacio—. ¿Puedo ir a buscarte una bebida? O un poco más de pastel, si apeteces.

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Estaba en una carrera contra el tiempo, pero por fortuna logró encontrar los regalos de cumpleaños adecuados. Pasó la noche anterior envolviendo todo y preparando lo que ella misma usaría para la fiesta.

Por esa ocasión, fue ella quien tuvo que apresurar a todos en casa para salir a tiempo. Estaba lo suficientemente enfocada en eso como para no percatarse que su papá la estaba mirando de cierta forma muy peculiar.

Al llegar se percató que quizá había exagerado un poco, pues eran los primeros en el lugar, aunque ya se encontraba completamente listo y decorado. Aprovechó que aún no había nadie más para tomar un vaso de la mesa de bebidas, justo cuando escuchó a Dawlish llegar.

— Tomando en cuenta que Batman existe como desde 1940, diría que precisamente un anciano estaría usando una camiseta.— Respondió, sin poder reprimir una sonrisa por la camiseta que estaba usando debajo, seguramente a espaldas de su madre.— Lamento decir que mi disfraz de Spiderman ya no me quedó y esto fue lo mejor que encontré— Agregó, señalando el vestido rojo que estaba usando, del mismo color del disfraz que solía utilizar de pequeña.— Ah, y estos son tuyos. Me aseguré que fueran adecuados para un anciano.

—Pues creo que me vería genial con eso... —dijo sin poder evitar reírse de nuevo.

Así podría resumir ese picnic: risas, delicioso café y excelentes bocadillos. Todavía sonreía al recordar ese almuerzo y aunque se vieron brevemente para compartir el almuerzo los siguientes días, ese momento en particular lo acompañó hasta la mañana de la fiesta.

Su madre había insistido en que usara una camisa y pantalón formal, pero tal y como le había dicho a Ally, se puso una camiseta divertida debajo, en particular una que tenía el logotipo de Batman.

No estaba seguro de si podía bajar ya a saludar a quien sea que hubiera invitado su madre, pero en verdad se alegró que la primera persona que miró al bajar la escalera, fue a Alice. La saludó con un beso en la mejilla y aprovechó la cercanía para susurrarle.

—Ya se lo que piensas, luzco como un anciano pero... ¿Un anciano usaría una camiseta de Batman?— preguntó desabotonando un par de botones para dejarla mirar el logotipo.

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— Lo siento.— Dijo rápidamente tan pronto lo escuchó.— Debo haber repetido eso demasiadas veces.— Debía ser así si había memorizado de esa forma el por qué le disgustaba tanto el pastel y prefería por mucho la tarta.— Tú no cocinas...— No podía recordar una sola vez en que lo hubiera visto preparar algo, o que hubiera mencionado el haber cocinado algo para alguna fiesta o reunión de su familia.

No terminaba de acostumbrarse a que besara su mano de esa forma y estuviera tan cerca. Aún le parecía todo demasiado extraño e incluso difícil de creer.

La voz de su mamá en la puerta de la habitación llamó su atención. No le agradaba mucho la idea de tener que quedarse esa noche, pero suponía que no había mucho que pudiera hacer. Asintió con la cabeza cuando preguntó si es que ya sabía qué estaba pasando. Ya había sido informada, pero no terminaba de procesar la noticia.

— ¿Qué pasa si no funcionan?— La idea de no poder recuperar la memoria y simplemente no poder volver a recordar los últimos años la tenían demasiado ansiosa. Agregar un bebé a la ecuación no ayudaba y temía que su condición solo empeorara con el tiempo.

—Si, porque nunca se sabe si será demasiado húmedo o demasiado seco, demasiado blando o demasiado dulce… Lo sé— dijo sonriendo, recordando ese gesto de Ally, con su pequeña nariz arrugada mientras ella le explicaba por qué no comía pastel—. En cambio las tartas casi siempre son confiables, sigo perfeccionando mi receta de tarta de fresas para que sea tan buena como la de la pizzería que tanto te gusta.

Frotó su mano de nuevo, levantándola y besando de nuevo sus nudillos, aún aguantando las ganas de besarla en serio. Lo último que quería era asustarla o provocarle una nueva crisis.

—Creo que mamá podrá aclarar esa duda… Digo, tú mamá. La llamo así desde la boda, pero si es demasiado raro, puedo dejarlo.

Su cabeza giró de inmediato a la puerta que se abría, dejando ver a su tía Lizz ingresando a la habitación.

—Yo puedo cuidarla en casa, haré que beba las pociones y descanse. Incluso podemos volver mañana si lo consideras conveniente— dijo mirando a la Sanadora.

@lizzie-longbottom

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KATHRYN NEWTON and PAUL RUDD via Kathryn’s instagram

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Podría haber jurado que había por lo menos una caja en el ático con cosas de su papá de sus años escolares, pero no lograba encontrar nada. Llevaba algunas horas entre cajas de adornos navideños y sus cosas de bebé, sin encontrar lo que realmente quería y comenzaba a frustrarse. Se pasó una mano por la cara, despeinándose aún más de lo que ya estaba.

No lo escuchó llegar hasta que estuvo en la habitación con ella. Debía pensar en una excusa pues el ático no era precisamente su lugar favorito.

— No tengo hambre.— Aquello sí era verdad. Lo que Dawlish había dicho y la conclusión a la que llegó logró revolverle el estómago. Lo suficiente para no querer nada, ni siquiera su almuerzo favorito.— Solo... Solo una vieja caja de legos... Creí que estaban en mi habitación o aquí pero no están...

La charla con Elizabeth ya era un recuerdo borroso, pero seguramente no se podía decir que fue una “charla” en toda regla. Más bien un intercambio de gritos por todo ese montaje realizado alrededor de su hija.

A sus ojos era bastante ventajoso aprovecharse de los gustos y aficiones de Ally para intentar alguna clase de acercamiento. Obligarla por medio del Ministerio y toda eso. Aunque lo que más le disgustaba era que se le acababa el tiempo. Nunca antes toda esa farsa sobre el origen de su pequeña estuvo más cerca de ser descubierta.

Así que para ganar algo de tiempo, se deshizo de todo lo relacionado con Elizabeth que tenía en el ático. Ni siquiera estaba seguro de por qué guardaba esas fotografías, pero definitivamente Ally no debía verlas. Supo que estaba en lo correcto cuando al volver para el almuerzo, la encontró justo en este lugar.

—¡Hey! Te traje tu café favorito y un sándwich especial para que almorcemos juntos— dijo intentando restar importancia a que estaba revolviendo cajas y tenía incluso telarañas en la camiseta—. Merlín, creo que debo limpiar este lugar, es un desastre. ¿Buscabas algo, mi pequeña escarbato?

@ally-potters

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Como era costumbre, Elijah ya estaba despierto desde temprano, e incluso había ido a despertarla hablándole sobre el desayuno, pero apenas salió de la habitación volvió a dormitar. Entre sueños logró escuchar su teléfono, buscándolo a tientas aún sin abrir los ojos.

— ¿Hola? — Respondió, completamente adormilada.— ¿Má? — Preguntó, pues parecía que se trataba de la madre de Elijah. No había visto la pantalla del teléfono antes de responder.

— Con Lucy y Fabian...— Un enorme bostezo la interrumpió, haciendo que su voz sonara distorsionada.— No sé dónde está...— Suponía que se encontraba en la cocina, aunque también podía estar en la habitación de Lizzie.— Okay...— Agregó, antes de cortar la llamada. No es que tuviera planes para irse, al menos no antes de haber desayunado.

Muy rápido se dio cuenta que era inútil seguir insistiendo que Elijah era inocente, hasta que se demostrara lo contrario, aunque las fotografías era innegables. Pero se negaba a creerlo.

Se acercó a Sylvie para escuchar mientras el teléfono sonaba una y otra vez, su corazón latía rápido y dio un vuelco cuando por fin la línea se conectó.

—Pregúntale dónde está, iremos enseguida. Podemos aparecernos sin problema— susurró antes de que alguien del otro lado pudiera responder.

@cest-la-sylvie

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— ¿No es una fiesta temática? En esa academia mataron tu espíritu festivo.— No lo creía realmente, pero le gustaba molestarlo cada vez que se presentaba la oportunidad. No le encantaba la idea de una fiesta seria, pero podía comprender que su madre quisiera hacerlo después de tanto tiempo lejos.

Además de encontrar algo para usar, tenía pocos días para encontrar un regalo lo suficientemente bueno, aunque todo lo que había dicho le dio un par de días.

— ¿Éramos? — Chasqueó la lengua, antes de darle un sorbo a su café.— No, no. Habla por ti, anciano. Nosotros los jóvenes a los que no nos duelen las rodillas todavía somos geniales... Hey, tal vez eso debería darte; un bastón y unos lentes. Dicen que con la edad los ojos ya no son lo mismo.— Viéndolo de esa manera, tal vez serían necesarios más de un obsequio.

Negó con la cabeza sin poder evitar una risita de nuevo. En verdad se sentia demasiado feliz a su lado. Disfrutaba cada segundo y cuando no estaba con Ally no podía dejar de hablar de ella, aunque cuando sus padres se lo hacían notar, sólo se sonrojaba.

—No, no es temática. Ya sabes, ropa normal aunque yo usaré una camiseta divertida aunque mi mamá quiera ponerme un traje. Eso no es para mí. Lo mejor del trabajo es que no tengo que usar un uniforme aburrido. En el colegio me molestaba mucho usar uniforme y luego en la academia. Decidí que no volveré a hechizar una camisa para plancharla nunca más en mi vida.

Tomó un sorbo de café en silencio, conteniendose un poco. Una de las razones por las que no hizo muchos amigos en la academia de Francia era que a veces hablaba demasiado. No quería arruinar las cosas con Ally aunque sentía que a ella podía decirle cualquier cosa.

—Lo que decidas usar estará bien. Estoy seguro. Y también cruzaré los dedos para que tu hermana bebé sea tan cool cómo nosotros cuando éramos más jóvenes.

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— No me gusta el pastel.— Era así desde que podía recordar. Incluso en sus fiestas de cumpleaños su madre se aseguraba de servir la tarta de fresas que le gustaba, pero desde que despertó, no podía pensar en otra cosa que no fuera pastel de chocolate, cosa que no entendía, pero parecía que ahora había una razón para ello.— Creo que otra rebanada estaría bien, aunque no tan grande como esta.— Aún estaba hambrienta, pero no creía que lo suficiente para terminarse otra rebanada del mismo tamaño.

La tomó desprevenida el que se sentara junto a ella y que tomara su mano con tanta naturalidad. Suponía que debía ser lo habitual para él, pero aún le costaba un poco de trabajo creer que todo eso realmente estaba pasando.

— ¿Cuándo me dejarán ir? — Parecía ser una situación delicada, pero esperaba que le permitieran continuar el tratamiento fuera de casa. Odiaba el hospital y más aún el tener que pasar la noche en el lugar.

—¿Qué cosa? ¿Quieres algo más para comer? Todo este tiempo creí que el pastel no era tu favorito, pero podrían ser los genes Catchlove… — dijo encogiéndose de hombros, sin poder dejar de sonreír luego del beso.

Decidió acomodarse a su lado a ella en la cama, al notar que no lo rechazaba e incluso pudo darse cuenta que intentó olfatearlo. Sujetó su mano entre las suyas, recorriendo sus dedos como si memorizara cada línea.

—No me alejaré de ti mientras tú me permitas quedarme. Te cuidaré, te conquistaré de nuevo y criaremos juntos a nuestro bebé. Podemos preparar su habitación en nuestra casa. Aunque quizá sea un poco pequeña. Tenemos una sala de cine y un estudio de música pero quizá el jardín es algo reducido para todos los juegos que necesitará.

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— Sí, sí, entonces vamos.— Se levantó de la cama, tomando la mano de su madre con toda la intención de sacarla del lugar y que Elijah pudiera salir de debajo de la cama. Creyó que su plan resultaría, hasta que ella se dirigió directamente a Dawlish, pidiéndole que saliera.

— No quiero entrometerme, pero no puedo permitir que se le culpe por esto.— La madre de Elijah lucía bastante alterada, y lo comprendía, pero no podía permitir que los demás lo culparan a él por haberse ido de esa forma de la ciudad cuando todo había sido su idea.

— Fue mi culpa. El irnos fue idea mía, él sólo estaba haciendo su trabajo al no dejarme ir sola y me trajo a salvo hasta aquí así que si me lo preguntan, deberían darle alguna clase de reconocimiento.— Sabía que, por su posición, al culparse de todo no sucedería nada. Lo peor que podía pasar era tener una discusión con su padre pero en esos momentos era lo último que le importaba.

— Creo que es mejor dejar esa conversación para mañana.— Todos necesitaban descansar un poco y esperar a que los ánimos se enfriaran un poco antes de tener reunir a Albus y Alice.

— La buena noticia es que estando aquí no van a tener que preocuparse por la comida. Incluso si es que vamos con mis padres.— Aún no habían decidido dónde es que se quedarían durante su estancia en el Norte, aunque lo más apropiado era que se quedaran en la casa de sus padres, lugar donde los niños no habían estado antes. — Un pedazo de tarta suena bien. ¿Elijah, vas a acompañarnos? — Aunque Alice había intentado distraerla, no había pasado desapercibido que el chico Dawlish estaba escondido debajo de la cama.— Sal de ahí antes de que te resfríes, tu madre ya está bastante preocupada por ti para que además te enfermes.

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“You don’t have to be a Jewish person to watch this film and understand the dynamics at play and feel like you’ve also experienced very similar things.”

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— Seguramente mamá lo guardó en algún lado, porque Beth nunca lo usó, no era lo suyo.— Su hermana era mucho más tranquila, como Fabian. Lo de ella eran los disfraces de princesas, aunque quizá tendría más suerte con la bebé y no pondría mucha resistencia a los atuendos que ya le tenía planeados.

— ¿Es una fiesta de disfraces? Porque si es así tengo poco tiempo.— Si era así, tendría apenas un par de días para encontrar un disfraz adecuado para la fiesta o tendría que recurrir al plan b, que era volver a utilizar su último traje de Halloween.— Aunque si hay algún otro código de vestimenta, como fiesta en el asilo de ancianos, seguro Nana podrá prestarme algo.— Por alguna razón la idea de la fiesta la tenía un tanto nerviosa. Había pasado mucho tiempo fuera, lo que significaba que probablemente muchos de los invitados serían desconocidos para ella, además de mayores que ella. No sabía qué esperar.

Negó con la cabeza, sonriendo. Le pareció muy gracioso que se tomara el tiempo para molestarlo por su edad. Aunque era tres años mayor que los tres, Alice, Fabian y Lucy, eso nunca fue un impedimento para encontrar intereses en común. Aunque su hermana y el gemelo de Ally eran mucho más tranquilos, él y Alice podían contar con sus padres para seguirlos en todas sus bromas.

—Si, no se cumplen tantos años todos los días. Seguramente por eso mi mamá creyó que Spiderman ya no es nuestro favorito. Aunque si aún tienes tu traje de tu fiesta de cinco años, puedes traerlo— dijo recordando una de sus tantas fiestas de cumpleaños que solían ser de temáticas diferentes pues Fabian tenía otras aficiones—. Pero no importa la ropa que decidas usar, sólo quiero que estés ahí.

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Un olor conocido llegó hacia ella, haciéndola fruncir el ceño, mismo que se intensificó cuando se acercó para besar su mejilla, aunque no podía asegurar que su mente no estaba jugando con ella.— ¿Qué es eso...? — Preguntó, tratando de reconocer de qué se trataba.

El que dijera que habían estado intentado desde hacía ya un tiempo el tener un bebé le dio mucho de qué pensar. Tomó el anillo que estaba en su mano, el que él mismo le había puesto unos momentos atrás. Como esperaba, en el interior tenía grabada la fecha en la que debió haber ocurrido la boda, ya tres años atrás. Eso la preocupó.

— ¿Y si nunca pasa?— Además de estar angustiada y ansiosa por no poder recordar los últimos años de su vida, ahora debía pensar en la posibilidad de que no pudiera recuperar sus memorias de esos últimos años y, además de todo, prepararse para tener un bebé.

Intentó reconfortarla frotando suavemente el dorso de sus manos con sus dedos, pero al notar que se agitaba, se decidió a incorporarse un poco y besar su mejilla. Acarició con su pulgar el sitio del beso.

—Bueno, si… — dijo sintiendo que también sus mejillas se sonrojaban un poco—. Estuvimos intentando por algún tiempo y llegó justo en el momento adecuado.

Miró sobre su hombro, esperando a que su tía Lizz volviera a la habitación, estaba seguro de que ella podría explicarlo mejor.

— Bueno, tu madre dice que tus radiografías están bien, espera que con las pociones te recuperes. Pero no importa si no es así. Te cuidaré y haré lo necesario para conquistarte de nuevo.

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Se tomó su tiempo para probar el sándwich y el bocadillo que sabían increíble, aunque no se lo haría saber, al menos no por el momento.

— Yo no diría que fue una guerra si el oponente era alguien que está llegando a la tercera edad.— Seguramente su papá no notaría que se había llevado el último chocolate hasta que quisiera comerlo y para entonces ya sería muy tarde. No pudo evitar echarse a reír por la imitación de pirata. Algo muy común cuando ambos eran pequeños.

— ¿Una fiesta sin spiderman? No lo sé...— Chasqueó la lengua, mientras pretendía meditar esa nueva información.— Bueno, no todos los días cumples setenta años, así que puedo intentar hacerte un espacio en mi apretada agenda. Eso siempre y cuando se me asegure que habrá más de estos sándwiches.— Si Fabian estaba invitado también, eso significaba que tenía un conductor designado para la fiesta. La idea la hizo sonreír.— Veré que puedo hacer, pero no prometo nada. No tener a Peter Parker en el lugar es una desilusión.

Se apresuró a entregarle en su mano una servilleta para que pudiera poner sobre su regazo y luego el plato con el bocadillo de queso y un sándwich de tocino y queso. Parecía una buena combinación para iniciar. Estaba a punto de alabar su buen gusto y apetito pues estaba dispuesta a probar todo lo que llevaba en la cesta, cuando la visión del chocolate lo distrajo.

Una risita se escapó de sus labios, sin poder evitarlo.

—¿Así que es un botín de guerra? Eso lo hace el mejor regalo del mundo. Me honra que me comparta la mitad de su tesoro, capitana Alice ¡argh!— dijo con entusiasmo. Recordaba bien que alguna vez sus padres los habían animado a jugar a los piratas, con algunos elementos modificados como sables de luz en lugar de espadas y dulces en lugar de galeones dorados. Aquellos días parecían lejanos ahora pero al parecer su amistad seguía intacta.

—El sábado es mi cumpleaños. Bueno el domingo pero mi madre organiza una fiesta para este sábado. En verdad me gustaría mucho que pudieras venir aunque no creo que ella traiga a Spiderman como antes— agregó tomando un plato con bocadillos de queso también. Lucy invitará a Fabian, aparentemente era una fiesta sorpresa pero no sería lo mismo si no estás ahí. Prácticamente también trabajamos juntos.

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— ¿Un qué...?— Abrió los ojos, completamente sorprendida por lo que acababa de decir.— ¿Entonces nosotros...?— Sintió sus mejillas sonrosarse por lo que eso implicaba. No terminaba de comprender cómo es que habían pasado de prácticamente evadirla las pocas veces que se encontraban en el mismo lugar a estar esperando un bebé. La idea la tenía demasiado ansiosa. ¿Qué iba a hacer con un bebé si no podía recordar nada? ¿Seguiría olvidando cosas?

— ¿Por qué no puedo recordar nada?— Comenzaba a alterarla el que al parecer tenía toda una vida de la que no podía recordar absolutamente nada. Sus últimas memorias se remontaban a sus días escolares pero parecía que eso había pasado hacía mucho tiempo ya.

Dejó ir sus manos cuando ella comenzó a examinarse. Tuvo que parpadear un par de veces pues las marcas que conocía bien en sus muñecas ya no estaban ahí. Creyó que quizá alguna poción suministrada en ese internamiento tenía algo que ver con ese efecto. Él mismo tenía dos bastante largas en su antebrazo izquierdo, sabía que era un poco extraño que las marcas hechas con magia desaparecieran y esas heridas que tenía por el secuestro ahora se habían ido.

—Bueno, puedo explicarlo. Empezamos a pasar tiempo juntos. Una cena, algunos almuerzos, muchos viajes de compras. Estaba convencido que era demasiado mayor para siquiera pensar que podías verme como algo más que un buen amigo, pero no pude ignorar lo que siento por ti por mucho tiempo. Me sentí el más afortunado del mundo cuando aceptaste casarte conmigo. Él día más feliz de mi vida, hasta ahora. Tía Lizz dice que estás esperando a nuestro bebé. Es lo que hemos querido por mucho tiempo y ahora realmente está pasando.— dijo sujetando una de sus manos de nuevo y besando sus nudillos casi por reflejo, pues era un gesto muy común entre los dos.