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arlct.

             quitó el techo del auto revelando a la rubia con su característico labial rojo.  ‘  ¡hey, preciosaaaaaa!  ’ le saludó con una sonrisa grande desde el asiento del piloto. como la contraria le conocía podría deducir que se encontraba en un coche robado, y además era cierto. ‘  ¿te gustaaa? anda, entra.  ’ señaló al asiento del copiloto desocupado. 

ante tan distintiva voz femenina,   no pudo evitar voltear con cierta brusquedad,   con el objetivo de encontrar la procedencia de la misma.   y vaya que la encontró.   sorprendida,   llevó su mano a su rostro   —quería decir que no podía siquiera creerlo.   pero claro que lo hacía.   apresurando sus pasos hacia el auto,   fue capaz de gritar con cierta emoción.   ‘ —¡holly,   estás loca! ’   y aquello,   lo adoraba.   abrió la puerta del copiloto y tomó asiento,    aún estupefacta por la situación.   ‘ —¡¿a quién le robaste?! ’

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parksuhyecn.

    ‘   la verdad es que no tengo ganas de que me arresten esta noche… ‘ suhyeon se acercó sin escrúpulos a la oreja de la contraria luego de rodear sus brazos alrededor de su cintura para apegarla a ella. ‘ … porque si no fuera de eso te haría de absolutamente todo acá mismo.  ‘

un suspiro descubrió su salida a través de tan rosáceos pétalos,    ante el leve roce de las palabras ajenas contra su oído.    dejando suaves,   tenues besos en el cuello de la joven,    murmuró.    ‘ — aún tenemos el auto, ’

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hsera.

Observó a la chica con curiosidad, en otro lugar y otras condiciones tal vez la hubiese invitado a una copa o dos sin embargo la había encontrado merodeando en su territorio sin ser una Hybris, sonrió socarrona ante sus palabras-Me siento hasta ofendida de oírte llamarme adorable-dijo visiblemente molesta, levantó la cabeza de forma altanera al no considerarla una amenaza sin embargo estaba alerta-¿Por qué habría de cubrir mis heridas? ¿Acaso te intimida ver un par de rasguños?-preguntó curiosa-No soy una fanática, no me van esas cosas, eso al parecer le gusta a algunos de los Lyst, ellos son los fanáticos de la tortura seguro las marcas se las toman como triunfos-relató con desdén-No suelo encontrar a chicas tan delicadas y bellas como tú entrando en nuestro territorio así que dime, ¿qué haces aquí? Tienes demasiada confianza en ti misma como para estar en el lugar equivocado-preguntó de nuevo mirándola con sospecha, cualquier otro hubiera evitado encontrarse con Sera si sabía lo que le convenía.

mantuvo su ceja enarcada ante la actitud de la joven que le observaba devuelta,    ciertamente satisfecha.    le había concedido su desconcierto,    y sólo tuvo que pronunciar tan pocas palabras.   bingo.   soltó unas leves carcajadas debido a aquella suposición,    y fue rápida en contestarle.    ‘ —¿intimidarme?    sí,    sí,   seguro. ’    burló.   ‘ —pero más que intimidarme,    le agrega un atractivo particular. ’   confesó.    y aún entonces,    volvió a corregir.   ‘ —ah,    pero eso depende de la marca,’    le guiñó el ojo con cierta picardía.    ‘ —en lo que a mí concierne,   las razones no son de tu incumbencia. ’    claro que no.   únicamente pasaba por ahí en busca de comida árabe;   tenía entendido que en aquel distrito se encontraba el mejor restaurante de aquel índole.   sólo intentaba dejar un aire de misterio ante su intriga.

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yconh.

           La noche pronto había caído y sin rumbo simplemente vagaba por las calles, sus oscuros ocelos observaban sus pies, ahora calzados, diferente a cuando tan sólo tenía seis años. Ignoró los rostros desconocidos que pasaban a su lado y difícil le era distinguir si eran enemigos o aliados, mas si debía ser honesto, en él nada parecía ser blanco y negro. Todo se teñía de grises sin importar cuanto tiempo pasase en la luz o la oscuridad. Fue la voz femenina la que lo apartó de su ensimismamiento, alzando la mirada y enfocando el vehículo que se marchaba - no sin antes dejar en claro un par de groserías gritadas-. “La zona es peligrosa de por sí durante el día, me sorprende el poco miedo que tienes como para moverte sola en la noche” comentó, nadie le había pedido su opinión y sin embargo, ahí estaba él haciendo lo mejor que sabía hacer; meterse donde nadie le llamaba.  

dejó sus ojos en blanco una vez escuchó las vulgaridades que el responsable soltaba con tanta sencillez.    una de las incalculables cosas que en realidad le disgustaban de su trabajo,    siendo sincera.    y aún entonces,    sintió aquella pizca de adrenalina en tan tonta situación;    después de todo,   era francamente emocionante la falta de osadía que las personas sentían a su alrededor,    debido a tan distinguida reputación que había construido con tanta sencillez.    sin embargo,   tras escuchar una voz distinta    —tersa,   asomó su rostro por encima de su hombro,   y con una ceja enarcada,   se atrevió a pronunciar.    ‘ —son mías estas calles, ’    alardeó,   acabada de darse la vuelta en su totalidad.    ‘ — además,   no es tu asunto de todos modos, ’     se encogió de hombros,   y continuó con su camino.   quizá era rápida en reescribir sus pensamientos como un acto de autodefensa,   pero a decir verdad,    en lo más profundo,   estaba...    aterrada.

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parksuhyecn.

     ‘   no alcancé a encontrarte cuando salías del club así que… supongo que debo decir que soy culpable. ‘ suhyeon encogió sus hombros de manera ligera, una pequeña sonrisita apareciendo entre sus labios mientras rodeaba el auto, llegando a la altura de la vereda donde ella se encontraba. la chica finalmente se apoyó en la puerta de co-piloto del auto, con sus brazos entrecruzados sobre su pecho. su mirada no se apartaba de la de su compañera. ‘ siempre puedes decirme que no si realmente no quieres… ya sabes. ‘

elevó su barbilla ante su confesión,    aquellas palabras resonando en su cabeza.    no estaba del todo sorprendida,    sólo...    curiosa de alguna forma u otra.     sus brillantes ámbares siguieron los suaves movimientos ajenos,    y justo cuando se detuvo,    se dispuso a reducir adrede la distancia entre sí.    se atrevió a soltar una suave,    sutil carcajada al escuchar lo siguiente.    ‘ —¿qué te hace pensar que no quiero?     además,    pensé que esta noche no iba a ser de las más emocionantes.    pruébame lo contrario. ’

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leebongki.

       “No te tomará más de dos minutos, anda…” con un suspiro, buscó en su bolsillo la fotografía de aquel sospechoso para ponerla frente al rostro de la otra persona. “¿Lo conoces? ¿Le has visto por aquí?”

          por supuesto que lo sabía,    pensó.    park jin ho,    treinta y cinco décadas a lo mucho.    fue al club una vez,    e incluso le pidió una sesión privada.    intentó sobrepasarse innumerables veces,   y...    pues,   le dio su merecido.   lo dejó cerca del basurero.    como si no fuera obvio,    no le había visto desde entonces     —y honestamente,    tampoco le importaba su paradero,    si es que había uno.    ‘ —no,    pero ahora que lo veo...    tienen cierto parecido, ’    se atrevió a señalarle a él y a la foto simultáneamente.    y tras un guiño de su parte,   procedió a enfocarse en el café entre sus manos.

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— alina ryu. ryoo sooyoung

‘ i never have enough. i don’t love you, i just need to be loved. ’

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parksuhyecn.

    ante la vaga respuesta de la chica, suhyeon trabó el auto con el freno de mano antes de apagar el motor y salir del coche, apoyándose en el techo de este mismo mientras dirigía su mirada hacia la fémina. carraspeó un par de veces, asegurándose que su voz se escuchara clara y fuerte. ‘    ¿ni si quiera puedes hacer una excepción para una vieja amiga?  ‘

        en la voz que le detuvo en plenas pisadas,    encontró una sutileza que no le pertenecía a alguien que no mereciera su atención.    al darse media vuelta,    sus brazos regresaron a su posición original,   luego de éstos haber cubierto su torso en busca de calor.    ya no era necesario.    sus comisuras fueron las responsables de una audaz sonrisa que complementaba su astuto semblante,    y con suaves pasos,    se aproximó a su compañera.    ‘ —vaya vaya,    suhyeon.    no quiero pensar que has estado siguiéndome, ’    pronunció,    un seductor tono atravesando sus labios.    a continuación,    sólo se encogió de hombros,    y continuó con atrevimiento.    ‘ —¿quién sería yo para negártela? ’

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alina tenía pendiente un breve encuentro junto a cierto ciudadano que ganaba apenas una pizca de su confianza    —únicamente para el consumo de sustancias ilícitas,    claro está.    sin embargo,   en su astuto andar,    su visión se topó a una mujer con un auténtico semblante de desdén.   indiscutible era que su noche no resultaba de las mejores.    cuando ésta se percató de su atención,    su ceja se enarcó casi automáticamente.    escuchó aquel lío que formó con desinterés,   y con sus ojos en blanco,    correspondió con un tono condescendiente.   ‘—qué adorable.’    se ajustó en su posición,   antes de continuar.    ‘—¿no quieres cubrirte eso?    ¿o eres una de esas fanáticas de las marcas de guerra?’    burló,    sus párpados extendiéndose con una actitud socarrona.

A Sera le gustaba estar presente en los tratos siempre que podía, si las cosa iban bien entonces mejor para los Hybris y sino bueno siempre podía hacer uso de su colección de cuchillos, la segunda opción había sido la elegida por los contrarios así que la Hybris había terminado con un corte en la mejilla y diversas magulladuras por su cuerpo además de un moratón bajo el ojo donde recibió un puñetazo. Aquel incidente la había puesto de mal así que se negó a volver junto a la gang y decidió caminar sin rumbo y tomar el aire hasta que reparó en una persona mirándola, Sera pensó que la estaba juzgando así que se acercó-¿Qué miras?-preguntó encarándose con la otra persona mientras seguía acercándose-¿Acaso quieres problemas?¿O es que te has perdido?-preguntó de nuevo intentando intimidar a la otra persona con la mirada aunque era de noche y dudaba que lo viera-Esto pertenece a los Hybris y dudo mucho que seas uno de los nuestros-dijo intimidante.

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la joven había tenido un turno efímero en el club durante aquella noche,    y si bien débiles eran las luces que alumbraban las húmedas calles del distrito,    dejaba huellas de confianza con el andar de sus tacones.    y claro,    aún si la italiana pecaba de imprudente,    mantenía su cuerpo protegido del gélido ambiente con un gran abrigo de piel, que sólo dejaba la mitad de sus piernas descubiertas por su naturaleza.   en medio de sus pasos, escuchó un auto detenerse a su lado,   y si bien no se detuvo a mirar el interior del automóvil,    se atrevió a pronunciar.    ‘—mi turno se terminó.    y no hago sesiones privadas.’