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Hoy como todos los lunes Carla y Andrea se dirigen durante el receso de la clase teórica de historia hacia el tocador del tercer piso, usan el inodoro para lo clásico; pararse sobre él para mirarse al espejo, hacer pis, defecar, cambiarse la copita mientras terminan algún relato mientras la otra deja correr el agua para evitar delatarse y es entonces cuando suelen darse un callado segundo, dejan correr las cañerías para drenar sentimientos.

Desde la primera semana de clases ya entre ellas había una complicidad que las atraía a su epicentro clásico y entre risas miraban a los extraños que las invadían en esos instantes en los eran tan suyos los rincones de aquel establecimiento.

Se llevaban algunos años y sin embargo fue instantánea la química que las hizo amigas una vez que ambas completaron la respectiva entrevista introductoria que las hizo formalmente conocidas. así coincidían cada semana los martes a las 19:00Hs. La tercera vez que llegó la esperada hora de volverse a ver, ambas se dirigían a la misma zona del aula en la que ya era tácito que coincidirían para acompañarse simpáticamente durante la tediosa jornada de exposición de David, un compañero más con el que ambas simpatizaron también, pero que por un tema de autopercepción de cada uno se limitaban a mantener fuera de las fronteras intimas de algún baño mixto del edificio. Los tres se hicieron inseparables durante los siguientes dos meses e incluso ya empezaron a juntarse para estudiar juntos.

David hacía chistes fenomenales e incluso a veces las sonrojaba a ambas con comentarios que delataban un romance secreto que ellas no le confesaban, Carla hallaba el comentario gracioso y se reía mucho con las ocurrencias de David pero fue Andrea quien siempre encontró estos chistes inapropiados, pero con el tiempo trascendieron como los chistes que David y Carla dirían para buscar diversión en la cara de incomodidad de Andrea y por la que ella empezó con el pasar de las semanas a escapar a solas a otros baños para sentirse a salvo, buscaba huir de este señalamiento que en su caso percibe como ofensivo. 

Una noche de Julio en la que Andrea hacía su clásica parada en el tercer piso y antes de ir por una merienda al café del cuarto piso escuchó unos pasos que se le avecinaban al subir, era Carla que la trataba de alcanzar luego de que hiciera su clásica escabullida entre los pasillos y escaleras del edificio. 

-Ay, Esperate! 

Y ya se distinguía con claridad la cadencia y el tono de Carla antes de que Andrea pudiera voltear a fijarse. 

-Que haces? a donde vas? preguntó Andrea 

-Contigo al tercer piso.

Dijo Carla con una sonrisa que se confundía con los resoplidos de cansancio al subir por escaleras.

-Para poder seguir con sus chistesitos, no? 

-Ya me tienen cansada! 

-Ay, perdona, no había notado que fueras tan susceptible a esos comentario, lo hacíamos en forma de chiste. 

-Pues yo jamás me reí dijo Andrea. 

-O eso tampoco lo notaste? 

El silencio se hizo cada vez más incómodo mientras que Andrea acelera el ritmo de su paso hacia el baño y Carla sigue tratando de alcanzarla. 

Carla se detuvo para darle el espacio que Andrea estaba necesitando pero igualmente entró al baño para esperar a que saliera del cubículo. 

-Sigues acá? Jah, ya déjame en paz rezongó Andrea.

-No quise hacerte sentir incomoda, voy a hablar con David para que deje de mencionarlo si tanto te molesta. 

-Genial, sería muy buena idea. Seguir hablando del tema. Que no entiendes que no quiero que sea un tema y punto? Estoy harta de que me persiga ese fantasma por sentirme cómoda con las chicas. Sé que nunca te lo conté pero; No quiero confundir más las cosas, no estoy dispuesta a perder el anonimato. 

Con esta confesión que dejó en evidencia el porqué de la incomodidad Carla se le abalanzó hacia Andrea mientras la besaba apasionadamente. 

Luego de unos apasionados segundos volvieron a abrir los ojos y ambas se rieron al mirarse embobadas como en un trance que las dejaba encantadas. 

-Cómo vamos a hacer ahora para disimular esto con David? Dijo Carla

Hasta que Andrea con un semblante de preocupación dijo:

-Ven conmigo! 

Salieron del baño de la mano y Carla en tanto se dirigen juntas hacia las escalera a velocidad casi de trote empezaba a sonreír, llegan cansadas al aula donde estaba David esperando pacientemente mientras miraba por la ventana y doblaba un papelito que se había encontrado al salir de la fila de la biblioteca.

Carla estaba sonrojada y le tocó el hombro para llamar su atención mientras seguía sosteniendo con fuerza la mano de Andrea que estaba callada con cara de frío y llena de susto de la improvisación que estaban viviendo cuando Carla le plantaba un segundo beso apasionado que duró algunos segundos más. La sala estaba semi vacía y David no supo qué decir mientras las chicas se soltaban gradualmente y cuando terminó este beso que para el fue el primero, Carla le dijo: 

-¡No te quedes tildado Chabón! 

-¡Ya nos venías espiando, admitelo! seguía. 

 Mientras que David sonrojado y apenado dijo de inmediato: 

-No, no jamás haría eso! De verdad, oh cuánto lo siento chicas! 

Ya solo quedaban lo tres en el aula y fue entonces cuando Fue entonces cuando Andrea reaccionó rápido dejándolos a los dos sorprendidos al punto que solo pudieron reírse nerviosos de su tan inesperada situación poli romántica

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Amazonía.

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Cuicocha en el cora.

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Partida

Busco pedirte menos tu compañía, pero es que me hace trizas esta soledad... Tal y como a ti que te siga narrando mi debilidad por vos.

Quién pudiera saber en qué pensar cuando la soledad abunda en tardes altaneras y no es que me jacte de opinar sobre tu silenciosa manera de dormir, pero el que te acuñó el corazón pequeño y seco es el que te dejó por un visto quieto. 

Quédate esta noche aunque el ruido de las charlas que no podemos tener no nos dejen dormir, ya pronto amanece, anda dale, no te vayas así.