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                      ❝ —— 여름 데이트.                            7월 16일.             Cuando la brisa nocturna de Seúl agitó sus cabellos, cerró los ojos permitiéndose unos segundos de tranquilidad. El vientre le cosquilleaba ante la idea de tener su primera cita con YongGuk después de volver de Japón, siendo el reencuentro tras las recientes actividades que habían causado que el líder de B.A.P estuviera en el extranjero con su grupo. No podía negar que estaba sumamente orgullosa de su pareja, pero pese a que había seguido sus presentaciones a través de las redes sociales y habían hablado un par de veces, le extrañaba muchísimo. No hallaba la hora de verle de nuevo.       El lugar en el que le había citado quedaba a las afueras de la gran ciudad, en una de las zonas más altas en las que se podía apreciar casi por completo el esplendor que esta poseía. La vista dejaba expuestos los altos rascacielos, las luces que a esas horas de la noche parecían hermosos faroles. Todo desde ahí era casi mágico, y por lo mismo había uno que otro vehículo estacionado junto al propio. Algunas parejas observaban desde ahí alrededor, mientras otras habían bajado (como ella) a disfrutar del aire y del ambiente, aunque no eran demasiadas personas como para no tener privacidad; cada uno estaba en lo suyo. Suponía que YongGuk no llamaría la atención.       Un suspiro escapó de sus labios y sonrió al pensar en que ese era el primer verano que pasarían juntos. Tenía preparado un regalo para él, así como algunos artículos de diversión y snacks al interior del vehículo. Sabía que no podían pasar la noche ahí, pero si podía robarle algunas horas al chico para que se relajase y disfrutase de compañía, lo haría. Cada minuto, cada segundo a su lado valía la pena.       El sonido de un vehículo llegando a la zona de parking la sacó de su ensimismamiento, sin poder evitar el ampliar el gesto que adornaba su rostro al percatarse de que se trataba del scooter de su novio. Por fin estaba ahí, y solo su presencia provocó que el corazón comenzase a latir más agitado. Rió entonces en una búsqueda en vano de quitarse el nerviosismo, y fue tras ello que se acercó en largas zancadas hacia su persona, sin siquiera esperar a que bajase cuando ya estaba envolviendo su torso con ambos brazos para darle la bienvenida. Su aroma, su calidez… Se sentía como estar en su hogar.       — Te estaba esperando, oppa.      
Y:  El sonido de su scooter advirtió de su llegada a quienes estaban a su alrededor, incluidos ella. Yongguk sonrió cuando la vio a través del vidrio de su casco, emocionada y sonriente, tal como la recordaba de la última vez que estuvieron juntos en Japón. Entonces se quitó aquello que cubría su rostro y luego de peinar sus cabellos hacia atrás, sintió como unos pequeños brazos rodeaban su cuerpo; sin darle tiempo siquiera de descender del scooter. El suave aroma del perfume dulce que usaba invadió por completo sus sentidos, embriagándolo más rápido de lo que le hubiese gustado. Tanto le había costado hacerse la idea de que despertar con ella en las mañanas no era algo que fuese a suceder pronto. Luego de Japón, la compañía de Sejeong se había vuelto una adicción, con ganas inhumanas de tenerla todo el día junto a él. La extrañaba y la siguió extrañando hasta hoy— Me apresuré lo más que pude… —Respondió. Sus brazos envolvieron el pequeño cuerpo de su novia y la apegaron por completo a él— ¿Sabes cuánto te extrañé? Verte de nuevo es lo más lindo que pudo haberme sucedido hoy. —Sonrió y luego de apartarse solo un poco de ella, guío la mano que tenía libre hacia sus mejillas, acariciando con ternura la suave piel de aquella zona. Mas no podían mantener de aquel modo por mucho tiempo. Se le estaba haciendo imposible mantener el equilibrio por más tiempo, así que muy a su pesar la apartó por completo, no sin antes besar la mejilla que había acariciado segundos atrás y luego, su frente. Y fue en ese momento cuando pudo mirar a su alrededor. El lugar era perfecto pese a la brisa nocturna que corría. No hacía frío, gracias al verano y aquel pensamiento le arrebató una suave sonrisa. Era el primer verano que pasaba con la chica… Que lástima que pronto se viniera un comeback y con ello más obligaciones de las que le gustaría. Pero no era tiempo para pensar en ello y luego de dejar el casco sobre la canastilla que estaba tras su scooter, dio un par de pequeños pasos hacia el cuerpo de su castaña, tomando su mano la cual entrelazó con ternura. Eran novios y ahora que tenían un poco de “privacidad” no iba a ocultarlo. — Es nuestra primera cita… Y ¿Sabes? Aunque suene tonto, estoy demasiado emocionado. —Confesó, mordiendo su labio inferior tras susurrar, como si aquel fuese un secreto irreproducible.
S:  Cuando el mayor correspondió su abrazo, se permitió cerrar los ojos y disfrutar de ese momento como si fuera el último. Adoraba su cercanía, el hecho de que viniese a ella sin siquiera preguntar qué tenía planeado, cosa que le hizo reír sutilmente tras escuchas sus palabras. Era un hombre demasiado dulce ¿acaso había alguien más que conociera ese lado tan lindo de él? — ¿Sabes cuánto te extrañé yo? — Respondió casi al instante, alzando la cabeza para conectar sus orbes con los de él. Tenía ganas de besarle, de gritar a los cuatro vientos que le amaba y que odiaba que se fuera por tanto tiempo, que había extrañado sus caricias. Mas no pudo más que sonreír, sobre todo por esos besos que anunciaron el final de aquel enlace que les unía, permitiendo que se bajara del scooter al apartarse un poco para así observarlo, siguiendo con la vista cada uno de sus movimientos. De verdad era muy diferente verlo en fotos, en vídeos, a tenerlo ahí a su lado.— Cuando estás tan lejos, en otro país, en otro continente a veces... Es un poco duro ¿sabes? Deberías comenzar a llevarme escondida en la maleta. — Bromeó. Y fue cuando le tuvo otra vez junto a ella que entrelazó sus dedos con los del chico, aprovechando el nuevo agarre para incitar su caminar, guiándole en dirección al barandal en el que minutos antes había estado apoyada. La vista a la ciudad era fantástica, y eso era lo primero que deseaba mostrarle antes de comenzar con las actividades que tenía planeadas para ellos, aunque en realidad solo serían sugerencias. Era mejor cuando todo fluía. — La verdad es que yo también, aunque... esto es para despejar tu mente, oppa. — Respondió en cuanto llegaron al extremo de la plataforma, sonriéndole mientras con la mano libre señalaba en dirección al horizonte.— ¡Mira que grande se ve la ciudad! — Exclamó entonces, permitiendo que sus dedos se aferraran al borde de la baranda una vez cumplieron su objetivo: llevar la vista del chico hacia el frente.— Sé que haz estado trabajando duro, así que ahora disfruta de la vista y deja que todas tus preocupaciones, todo lo que te aflige, se vaya.
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                      ❝ —— 나중에 보자, 일본.                              6월 22일.             Volver a Corea era como despertar de un hermoso sueño. Estar ahí, esperando a por su equipaje en la cinta transportadora, resultaba más desmotivador de lo que había imaginado que sería, y es que hubiera dado todo por quedarse al menos una semana más en Japón. Sus días ahí, sin duda, habían sido provechosos para despejar su mente y dejar atrás aquello que la estaba abrumando. Muchas cosas habían pasado en el transcurso de los últimos meses, y si bien en su momento el solo hecho de pensar en ello la hacía sentir triste, ahora podía dejarlo atrás para continuar avanzando.     Por una parte, se sentía renovada, pues en serio había disfrutado el escaso tiempo con su mejor amiga. Yoni era una persona muy importante en su vida. Era quien siempre estaba a su lado, así como ella lo estaba tanto en las buenas como en las malas, pero se habían alejado un poco en el tiempo en que buscó ensimismarse en otras cosas para olvidar las penas. El salir con ella como no podía hacerlo usualmente en Seúl, quedarse a dormir juntas como cuando se conocieron, fueron actividades que hicieron que, por un momento, volviera el tiempo atrás. De cierta forma, le debía un buen pasar, y creía que ahora lo había conseguido. Procuraría seguir haciéndolo en un futuro también.     Por otra, estaba YongGuk. Desde que habían entablado nuevamente una relación, no habían logrado estar demasiado tiempo juntos, siendo esto culpa de las obligaciones de ambos que no permitían sus agendas coincidir. Pero ahí en Japón, ¿quién podría evitar que se amaran libremente? Disfrutar del tiempo juntos era algo que sin duda habían conseguido, llevando su relación incluso un paso más allá que antes. Se sentía feliz por eso, así como confiada de que en esta ocasión todo iría para mejor. Cada vez que cerraba sus ojos estaba él ahí, y no podía evitar sonreír al recordar los hermosos recuerdos creados ¿Enamorada? Lo estaba, atreviéndose a decir que incluso más que antes ahora que la habían sentado en bases un poco más sólidas. Ahora podía decir con total seguridad que su novio la tomaba en serio.     Aun así, tenía asuntos que resolver ahora que estaba de vuelta. En primer lugar estaba su padre, a quien debía visitar lo más pronto posible para hablar sobre los trabajos de modelaje que le estaba ofreciendo. También debía lidiar con el final de semestre en la universidad, pero más importante todavía: con las personas que había dejado temas abiertos antes de viajar.     Solo había estado una semana afuera, y parecía tener el móvil colapsado de tantas notificaciones de sus SNS cuando lo tomó, justo después de coger su maleta del cinto repleto de equipaje. Habían novedades de los lugares en los que trabajaba oficialmente, así como actualizaciones de sus maestros de la universidad y el alumnado, pero lo que llamó la atención fue un simple y único mensaje de su mejor amiga.     ❝ SeJeong, ven a verme cuanto antes. Tengo la oferta de tu vida. ❞     
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                         ❝ —— 안녕, 동현.                               6월 24일.             Verlo de nuevo tras todo ese tiempo ha sido doloroso. Por un momento llegó a olvidar los asuntos que había dejado al pendiente por solo pensar en sí misma, pero ahora que tiene a aquel chico de sonrisa encantadora frente a ella, siente que el peso de la realidad le ha caído de lleno sobre los hombros. Sabe que fue ingenua al pensar que nunca debía dar explicaciones, idiota al creer que dejar las cosas al tiempo cambiaría algo. Traga saliva y baja la mirada buscando escapar de la foránea. Se siente avergonzada por la forma en la que actuó, como escondiéndose de todos ¿Por qué no puede dejar de hacerlo y enfrentar la realidad? La culpa la abruma al ser consciente de que DongHyun no merecía lo que le hizo. Él siempre fue sincero, dándole la oportunidad de dejar en claro todo entre ellos incluso si las cartas no estaban a favor, pero no; ella solo le dio la espalda y se fue sin siquiera decir un adiós.      — Noona, no estoy enojado contigo. Siempre supe cómo eran las cosas, solo…— La pausa de unos segundos provoca que alce la vista, posándola en el chico que parece demasiado contrariado consigo mismo. Nunca le había visto así, odia ser quien provoque aquello.— Solo pensé que llegado el momento me lo dirías.      Sabe que él siempre esperó más de sí misma, pero nunca pudo dárselo por estar amando a otra persona. Sus palabras la hacen suspirar al notar el nudo que se le forma en la garganta, buscando quitarlo de ahí pues no merece llorar cuando es quien ha causado daño. Ha decepcionado al amigo que estuvo a su lado cuando todo fue demasiado difícil como para lidiar con ello, fue quien la ayudó a sentir que era alguien que sí valía la pena ¿Y ella? Solo le dio la espalda cuando la persona que le había roto el corazón volvió. No era lógico, no era… nada. Ha estado actuado como una idiota y ahora no sabe cómo remediarlo. Ni siquiera sabe si realmente quiere hacerlo.      —Yo…— Comienza. Justificarse no es una opción, pues tuvo muchas oportunidades para hacerlo. Los pensamientos se le revuelven en la cabeza, tiene mucho por decir, pero no halla palabra que sea adecuada. Sea lo que sea que diga provocará un efecto negativo en el contrario, así que opta por lo más sincero que puede pensar.— De verdad lo siento.      Lo que acaba de decir es insuficiente, pero es la única conclusión a la que puede llegar. Se niega a decirle que dejó de hablar con él porque YongGuk volvió a su vida, tampoco que tenía miedo de volver a verlo y sentir que no estaba haciendo lo correcto. Ama al líder de B.A.P por sobre todas las cosas, ¿Cómo poder decírselo a alguien tan bueno como el joven frente a sí? DongHyun no merece sufrir, así como tampoco merece seguir mortificándose por alguien tan egoísta y cobarde como ella. Es entonces que le dedica una pequeña sonrisa y extiende sus manos para envolver las foráneas. Son solo unos segundos los que mantiene el agarre, pero esta vez conecta sus orbes con los del más alto sabiendo que él entendería. Nunca hubo necesidad de palabras entre ellos, espera que ahora comprenda que no hay cabida ni siquiera para una amistad en su vida ahora.      — Eres un gran chico ¿sí? Debes cuidarte y seguir haciendo buena música.      La sonrisa que él le dedica en respuesta es pequeña, pero tras recibir el ligero apretón de sus manos sabe que ha entendido. Sigue siendo duro el dejar las cosas así pues es alguien a quien le hubiera encantado tener cerca de ser otras las circunstancias, mas la realidad es otra y debe aceptarlo. Asiente entonces, ejerce una venia y es ahí que le suelta para ir al salón en el cual tiene la siguiente clase.      Mirar hacia atrás no es una opción, ni siquiera desea hacerlo. Pero ¿por qué siente que aún no todo ha terminado?     
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                         ❝ —— 너 옆에 밤.                              6월 21일.             Su cuerpo se relaja ante el contacto del agua caliente contra su piel. Suspira a gusto, permitiéndose el sumergirse hasta los hombros cuando halla la posición adecuada para estar cómoda en esa pequeña tina. Los días en Japón han pasado más rápido de lo que ha imaginado, y ahora que Yoni no está con ella nota recién que realmente se ha divertido, pero que al mismo tiempo ese era la primera vez que se permite un instante para ella, para pensar en los días venideros.        Su propósito para estar en Japón ha sido, desde el principio del viaje, YongGuk. Había aprovechado el viaje del chico con sus amigos para hacer lo mismo, dándose un pequeño respiro de la presión universitaria y de los temas inconclusos que ha dejado en Corea. Lo malo es que hasta ahora no le ha visto, siendo simples mensajes y llamadas ocasionales que esa tarde se volvieron algo más.        " — Yoni se ha ido y comienzo a sentirme sola.— Le había dicho por teléfono.— ¿Crees que podamos vernos mañana? "        La positiva de su novio había sido más entusiasta de lo que esperaba. Incluso ahora, cuando sus ojos estaban cerrados, podía escuchar el ápice de alegría de su voz al saber que al fin podrían estar juntos en el país nipón. Comenzaba a sentirse nuevamente querida, segura de la relación que llevaban, incluso más que antes cuando la distancia parecía ser realmente un gran problema. Ahora al menos se siente capaz de sobrellevarlo, esperando así de forma paciente los momentos en que podían estar juntos. Puede sentir el vientre vibrar como una adolescente mientras piensa en su encuentro al día siguiente, y es ahí cuando se da cuenta que a veces no importa todo lo que pase, cuando dos personas están destinadas no hay nada que se pueda hacer contra ello.        No sabe cuántos minutos han transcurrido cuando escucha un par de golpes en la puerta. Sus ojos se abren desorientados, y es que por un momento ha sido tanta la tranquilidad que de seguro ha terminado dormitando. Extrañada se levanta, dejando correr el agua ya tibia por su figura, la cual busca secar con una toalla rápidamente antes de cubrir su desnudez con una bata de seda roja con diseños asiáticos bordados. Es un pequeño recuerdo que ha adquirido junto a su amiga en aquel spa tradicional visitado un par de días antes, siendo lo único disponible para cubrirse del (hasta ahora) desconocido visitante.        — Ya voy.— Dice cuando sale del baño y escucha un par de (insistentes) golpes más.        No espera a nadie aquel día, teniendo en mente que quizás es uno de los inquilinos vecinos para asegurarse de que aún hay alguien en aquel piso, o incluso Yoni que se ha arrepentido de tomar el avión a Corea, aunque esto último es improbable por mucho. Se asegura entonces que la bata esté bien aferrada a su cuerpo mientras el cabello le cae por sobre los hombros tras soltarlo, algo húmedo por el vapor de su reciente baño de tina, prosiguiendo a abrir solo un poco la puerta para ver a quien ha irrumpido su tranquilidad. Y grande es su sorpresa cuando no es ni su amiga ni la joven de al lado quien la visita, sino que nada más y nada menos que Bang YongGuk… su novio.       
Y:  La llamada de Sejeong llega en la tarde, cuando ya no hay forma de arrepentirse ni dar un paso hacia atrás, cuando está seguro de lo que quiere hacer. Pero de todos modos no le dice la verdad y le miente sobre lo entusiasmado que está de verla mañana en la mañana, mas no es algo que Yongguk quiera en realidad. La quiere ahora, en ese mismo segundo, sus manos piden por el contacto de su piel y sus labios duelen ante la lejanía que han tenido que aguantar durante tanto tiempo... Por eso está ahí tras unas horas, frente a la puerta de ese pequeño piso en Japón. La necesita, pero ahora cuando ya está ahí, no solo se debate entre la necesidad y las ansias que carcomen su interior, sino que también ante la inseguridad y el miedo de haber ido ahí solo a perder el tiempo, o peor aún, incomodarla. ¿Y que si ha salido a beber con alguien? ¿Y que si ya está dormida y él osa interrumpirla? Por eso se demora unos minutos más en armarse de valor y golpear, finalmente, la puerta de aquel piso. A un lado tiene su maleta, ha dejado el hotel para no volver más. Y en su mano derecha, una rosa roja que esconde con nerviosismo. Su corazón late desbocado, sus manos sudan y no solo por el calor del ambiente y de la noche japonesa, sudan porque está nervioso, porque durante mucho tiempo ha anhelado verla por fin y está sucediendo, lo sabe cuándo escucha su voz y un poco de estruendo en el interior. Está a segundos, tal vez, de verla. A segundos de tocarla, de besarla y todo comienza a darle vueltas, ayudando por los pensamientos ha tenido revoloteando en la cabeza desde que sus amigos han dejado Japón. Tiene tanto que decirle, tienen tanto de que hablar y es que las llamas no han sido suficientes, necesita verla a la cara. La necesita y es esa misma necesidad la que corrobora todo lo que ha pensado: ella es la chica correcta, ella es la mujer que necesita en su vida. Ella es la oficial. La puerta se abre y su respiración se detiene por unos segundos. Tiene una mascarilla que cubre la mitad de su rostro, pero de todos modos sonríe, embobado por la belleza que denota ante aquella primera vista. Pero es luego de unos segundos que comienza a fijarse en los detalles: en las puntas de su cabello húmedas, en la bata que viste y que apenas cubre su cuerpo. Yongguk bota todo el aire contenido en un suspiro pesado y entonces, dirige la mano libre a la mascarilla para así descubrir su rostro por completo. Ya está ahí, está con quién pertenece. — Sorpresa… —Susurra, apenas de forma audible. Ha quedado sin palabras, anonadado por toda la información que de un momento a otro su cabeza recibe. — Sejeong-ah, yo no pude esperar más para verte. —De todos modos, no será una persona alzada, aun cuando sus manos cosquillean ante la necesidad de coger su cintura y estamparla sin dudarlo contra una de las paredes del (aún desconocido) departamento— ¿He sido inoportuno? —Pregunta de repente, dejando ver la pequeña rosa roja que le ha traído de obsequio— Pero te he extrañado tanto que me falta el aire en este momento y solo deseo besarte. Tú… ¿Me permites pasar? —Su lengua apenas se asoma entre sus labios y relame las secas carnosidades con su vista intensa puesta en ella. Ha olvidado todo. Desde los nervios, hasta la inseguridad que sintió, pero por, sobre todo aquello que iba a decirle al llegar ahí ¿…De qué se trataba? Esta cegado por todo lo que tiene en frente, cegado por ese fuego que nace desde lo más profundo de su interior pero que en vano busca controlar.— Vengo a pasar la noche contigo. —¿Será capaz de conseguirlo... o se dejará llevar por sus deseos más profundos aquella noche?
S:  Una suave risa escapa de sus labios ante la sorpresa y la emoción que la invade. No esperaba su visita, pero ahora que le tiene en frente piensa que es la mejor decisión que el chico ha tomado ¿Sabe acaso lo romántico que es eso? Para ella que tiene pasiones de artista, es idealista y soñadora, el hecho de que su chico no pudiera esperar un minuto más para verla es... joder, una ilusión hecha realidad. Y aquel cosquilleo que siente en el vientre aumenta cuando ve la rosa que trae con él, conteniendo la respiración por un segundo antes de botar todo el aire en un suspiro. Está feliz, tan feliz que ni siquiera puede procesar bien lo que está ocurriendo. — Oh, YongGuk... — Es lo que dice en una primera instancia. Quiere decirle que no es inoportuno en absoluto, que siempre es bienvenido, mas las palabras están de más cuando termina por soltar la puerta para dejarla abierta por completo, permitiéndole el paso pero, al mismo tiempo, permitiéndose a ella el avanzar. Rodea entonces la anatomía foránea entre su brazos, deslizando estos por sobre los hombros de YongGuk para acurrucarse contra su pecho, teniendo en todo momento cuidado de no pasar a llevar su obsequio. Le ha extrañado, y ahora que le tiene ahí es tanto lo que siente que no sabe cómo comenzar. Su corazón late agitado, la sonrisa no abandona sus facciones y el hecho de solo tener una bata puesta le parece insignificante. Su amor ha dejado el hotel para pasar los últimos días en Japón con ella, y es lo más hermoso que le ha ocurrido tras todos los acontecimientos dolorosos de esos meses. — Quédate todo lo que quieras, YongGuk oppa. — Dice entonces, apartándose lo suficiente para alzar el rostro y buscar con sus labios los carnosos del mayor. Los envuelve, cierra los ojos y disfruta con ese inocente beso de su textura, liberándolos tras unos segundos solo para volver a verle y dedicarle una sonrisa.— Adelante. — Y sin esperar más, se hace a un lado para permitirle la entrada. El piso es pequeño, la cocina está prácticamente en frente de la cama y la única habitación aparte es el baño. Sabe que no es el lugar más cómodo del mundo, que YongGuk viene de un hotel con comodidades, y es recién que frunce un poco el ceño al pensar que quizás no estará a gusto, pero si están juntos vale la pena ¿no? Mas es algo que capta su atención: sobre la cama ha dejado toda su ropa, entre ello, la lencería. — Oh, siento... es que... me estaba bañando. — Confiesa riendo, acercándose a la cama solo para poner la camiseta sobre todo lo demás. No se siente avergonzada pues tienen la confianza para compartir esas cosas, pero es algo extraño considerando que es la primera vez que se ven en un tiempo.— Ponte cómodo... Aunque es algo pequeño, lo siento.
Y: Sonríe. Está feliz, enamorado, animado… Las emociones viajan con rapidez en su cuerpo, haciéndolo sentir mareado a ratos, pero no le importa en absoluto. Ha esperado mucho tiempo para tenerla entre sus brazos y ahora que por fin está ahí, rodea su cintura con fuerza, dejando la rosa sobre uno de los pocos muebles que hay en la entrada. No ha mirado el piso aún y es que es un detalle que ha pasado a segundo plano completamente: está hipnotizado por ella, envuelto en una burbuja que sabe no se romperá durante esos tres días que tienen solo para ellos. Están en una especie de “luna de miel” viviendo por fin su amor plenamente. Suspira cuando los labios de la menor envuelven los propios y la atrae más contra si, como si realmente fuese posible. Están tan juntos, pero sigue sin ser suficiente. Quiere más, quiere sentirla completamente y es aquella misma insistencia la que termina alzando solo un poco la pequeña bata que viste. Pero Yongguk no está pendiente de ello y le corresponde el beso con suavidad, timidez, amor. Siente que el corazón va a salir de su pecho y aunque en un inicio esos sentimientos tan abrumadores colmaban su paciencia, es en ese momento que le encantan. — No puedo dejarte sola… —Responde. Su lengua relame sus labios húmedos y sonríe de nueva cuenta. No sabe cómo hacerle ver todo lo que le hace sentir, pero ya tendrán tiempo para ello, por el momento simplemente deja que ella se aparte de él y aprovecha de cerrar la puerta tras de si para darle un veloz vistazo al lugar que será su hogar durante esos días. Es pequeño, cómodo y simple. Da un par de pasos hacia el interior y deja su bolso a un lado del mueble, entonces sus ojos se posan en la cama y su entrecejo se frunce con delicadeza al notar ropa interior, gesto que rápidamente desaparece y da paso a una sonrisa tenue, que lucha por no mostrar. — ¿Te estabas bañando…? —Ya lo sabía, pero de todos modos finge no hacerlo y da un par de pasos hacia ella justo cuando tapa con timidez aquella coqueta ropa interior. Un suave suspiro escapa de sus labios y una de sus manos envuelve su cintura apenas con delicadeza— ¿Quieres retomar el baño? Yo puedo esperar, todavía hay cosas que debo desempacar… —Susurra— Y no seas tímida, Sejeong-ah. Somos novios ¿no es así? No me molesta ver que clase de ropa interior viste mi novia. —No quiere ser osado ahora que sabe con más certeza que bajo esa bata está completamente desnuda, mas no puede evitar que su vista descienda por su rostro hacia su cuello y acabe perdida en el pequeño escote que se forma en sus pechos. Es un enamorado del cuerpo femenino, pero lo que siente al ver a Sejeong desnuda va más allá que cualquier otro tipo de sentimientos. Su vientre cosquillea y sus manos ejercen presión de forma inconsciente en la zona de su cintura, mas no la obliga a nada ni toquetea más de la cuenta, solo cierra sus ojos, bota todo en un pesado suspiro y deja que sus labios se posen en sus cabellos. Pese a todo, es innegable cuanto la ha extrañado y ese sentimiento se mezcla con lo erótico de sus pensamientos. Y ya no solo piensa en sexo como tal, sino que en amor. Está enamorado, perdidamente enamorado de ella y no le importa en absoluto. — Te extrañé tanto. No vuelvas a ducharte, cámbiate acá y quedémonos todo lo que resta de noche en la cama. Quiero besar cada rincón de tu cuerpo y no darte tregua. Quiero amarte. Tú... ¿quieres amarme?
S:  Sus palabras la hacen sonreír con cierta timidez, la cual se ve desplazada por una un poco más ladina en cuanto, siguiendo su mirada, nota el recorrido que esta hace por su cuello hasta llegar a su escote. Sabe que YongGuk es alguien que disfruta de la figura femenina, que es un hombre en todo sentido, y eso lo ha comprobado anteriormente al exhibirse sin prenda alguna ante sus ojos en Los Ángeles. Ha extrañado tanto su tacto, la forma tan penetrante en la que sus orbes parecen escanear su figura, que contiene el aliento unos segundos antes de soltarlo en un suspiro, aquello por lo abrumada que comienza a sentirse. Tenerle ahí, frente a ella, con sus dedos sosteniéndola aún sabiendo que bajo la fina tela no hay nada, es demasiado como para no sentir todo su interior haciendo explosión. — Tampoco pensaba en volver a la ducha, no cuando estás aquí. — Murmura, cerrando los ojos mientras sus labios ascienden, rozando el mentón ajeno, besándolo y suspirando finalmente. Su corazón ha comenzado a latir agitado, y el vientre le cosquillea como aquella vez en Estados Unidos. Sus palabras han sido osadas, eróticas, y por un momento cree que las ha dicho con querer en un sutil doble sentido. El solo imaginar sus labios acariciando su piel es mágico, haciéndola vibrar entre sus brazos... mas no responde a lo último. A la mente se le viene el teaser de su última canción y su sonrisa se convierte en un ceño fruncido, el cual desaparece cuando nota que es la ocasión ideal para ponerle expectante y hacerle saber que ella es la única mujer a la que puede ver. Imagina, por un momento, que observó a otra como la ve a ella ahora, y por lo mismo es que se aparta sin desconectar sus ojos de los de él. Los ligeros celos se mezclan con la expectación, así como con la cálida sensación en su cuerpo que solo él es capaz de provocar, y sonriendo termina por tomar entre sus manos las prendas que ha dejado en la cama, solo para posicionarlas un poco más allá, lejos del alcance del mayor. — Me cambiaré, oppa. — Murmura en una suave tonalidad, dejando que sus labios se curven con coquetería antes de morder el inferior. Sabe que YongGuk no puede apartar la vista, y es por lo mismo que extiende la zurda hacia el pequeño buró, tomando de ahí una de las cremas corporales que tenía en mente usar al acabar el baño. Lenta y pacientemente se pone un poco en la palma de la extremidad contraria, alzando a su vez una de sus piernas a la cama para apoyar el pie contra el colchón, de esa forma teniendo la posición perfecta para humectarse y, al mismo tiempo, provocar que la prenda que viste se alce un poco más para exhibir sus muslos, mas no lo suficiente para exponer algo más de su delgada anatomía. — Voltea, ¿O quieres mirar? — Agrega a sus palabras anteriores, y es ahí cuando el juego comienza al no ejercer ningún otro movimiento, como a espera a que haga caso a su petición. Quiere ponerle tan ansioso que no podrá contenerse, que olvidará cualquier otro cuerpo visto ese último tiempo. Quiere sentirse segura de sí misma al hacerle sucumbir ¿Cuánto aguantará YongGuk? Es la primera vez que es tan osada frente a él, y joder que lo va a disfrutar.
Y:  — ¿Te cambiarás? —Una de sus cejas se alza con delicadeza y sus labios se curvan en una sonrisa leve, apenas visible. Sabe que está pensando, puede verlo si la mira directamente a los ojos por largos segundos y por lo mismo su corazón comienza a latir agitado y su vientre a vibrar. Se siente cálido (por no decir caliente) y, sobre todo, expectante. Entonces se aparta de ella sin más y deja que su cuerpo se pose en una de las pocas paredes del piso en el que están. Su vista sigue con la mirada cada movimiento, desde que toma la crema hasta que la pone en su mano y luego, como con coquetería y una lentitud exasperante, la esparce en una de sus piernas. De forma involuntaria relame sus labios y se cruza de sus brazos al sentirse agitado. Quiere tocarla, besar esas piernas que, a su parecer, se ven jodidamente apetitosas. Pero se controla, porque pese a desearla con tanta efervescencia, sabe que está jugando con su paciencia y lo disfruta, demasiado. Pero entonces, escucha sus palabras y no puede evitar el reír, mas aquella risa desaparece cuando ve que ella no reacciona. Habla en serio y eso le hace gruñir con levedad. Quiere mirar, es un mirón de primera y no va a perder la oportunidad de hacerlo teniendo a Sejeong ahí, frente a él. — ¿Hablas en serio…? —Nota la osadía que nunca ha visto en ella. Es algo nuevo, que agita su interior y que le hace estremecer. Está perdiendo los estivos de forma tan lenta que si se concentra es capaz de sentir como su sangre comienza a hervir. Ella lo hace enloquecer, como aquella vez en Los Ángeles, cuando apenas se sintieron sin concretar nada más que suaves y tímidos toques. Pero esta vez, Yongguk no será suave ni tímido, esta vez es diferente, lo siente en el aire, lo siente en su interior, pero principalmente en ella. Por lo mismo, suelta una suave risa solo para cabrearla. Sabe que hacerle perder la paciencia será más fácil ahora que actúa de ese modo y no va a mentir, lo disfruta… Joder, lo disfruta demasiado. Una de sus extremidades se acerca a su rostro y tapa, con una suave sonrisa dibujada en sus labios, sus ojos. Los tapa sí, por completo, pero solo por unos pequeños segundos y es que lentamente y sin que lo note, comienza a entreabrir sus dígitos para dejar un pequeño espacio libre— Listo. Puedes cambiarte, Sejeong-ah… —Está actuando como un niño, pero no puede evitarlo. No va a perder la oportunidad de ver ese cuerpo que le enloquece, esos pequeños pechos que son su perdición, ese bien formado culo y esas curvas en las que quiere perderse cada maldita noche. Es un pervertido, de primera y no le avergüenza serlo porque de un tiempo a esta parte… Solo es un pervertido por ella.
S:  — Claro que hablo en serio. — Responde ante sus palabras, sin poder evitar que su sonrisa se ensanchara con cierta diversión ahora que el moreno pensaba que estaba hablando en serio. Pero es al ver su actuar que ríe abiertamente por la forma en la que cubre su rostro como si de un niño se tratase, y sabe con solo darle una mirada que no desaprovechará ni un solo segundo apenas ella comience a moverse otra vez. Sabe que travieso miraría de todas formas, y solo la idea de que él la observe poniéndose crema es algo que la hace enloquecer. Se remueve entonces en su lugar, con todo en su interior revolucionado mientras, nuevamente, desliza ambas manos a través de su pantorrilla, ascendiendo con delicadeza y una lentitud exasperante (incluso para ella) en dirección a su muslo. Rodea este, permite que los dedos vaguen libremente por su piel mientras cierra los ojos un momento, imaginando que aquellos falanges son los largos del chico que está observando, tan cálidos como la vez en que le había rozado la zona al desprenderle del pantalón que vestía. Se relame los labios y suspira. Desea sentirle desde hace tanto... — Vi el teaser. — Pronuncia entonces, posando de nueva cuenta los orbes en su anatomía, aunque volviendo la mirada a su extremidad al hallarla lo suficientemente humectada. Se da entonces un par de palmaditas en el muslo como para así "sacar" lo que queda de crema en sus dedos, prosiguiendo a bajarla y posar la otra sobre el colchón.— Te ves muy bien. Sus manos cogen un poco más de crema e impregna esta en su muslo directamente ahora, teniendo cuidado que con los movimientos ejercidos no se viera más de la cuenta. Sabe que está viendo por entre los dedos, y ya hecho el comentario sería una lástima recompensarlo antes de tiempo al permitirle observar sus zonas más íntimas. — Ellas también se ven muy bien, YongGuk oppa. Sonríe de costado ante el comentario final, bajando su extremidad de la cama solo para darle la espalda al mayor, y así evitar que viese el gesto de satisfacción que adornaba sus facciones. Los celos han quedado en un segundo plano. Desde un principio tuvo asumido de que se trataba de trabajo, y por lo mismo ahora está lo suficientemente segura como para actuar de esa forma ¿Necesita la comprobación? Sí. Quiere asegurarse de que de verdad no mirará de la misma forma íntima en que la miraba a ella a nadie más, que sus dedos no volverían a tocar otro cuerpo mientras estuviera a su lado, así como sus labios no probarían piel alguna que no fuese la propia. Quiere que solo la desee a ella, y que en su mente no exista fantasía en la que no esté presente. Coge un poco más de crema antes de dejar el recipiente de nueva cuenta en el buró, antes de tirar sus cabellos hacia un costado con la mano libre. Tras ello, afloja el nudo que impide que la bata caiga, lo suficiente para permitir que la tela se deslice por sus hombros, cayendo por estos exponiendo su cuello, su espalda y por la zona delantera parte de sus pechos, siendo esta último lo único que YongGuk aún no puede ver. Es así que tira la cabeza hacia el lado en que ha acomodado su pelo, mientras que la mano con la emulsión comienza a recorrer parte de sus hombros, su mandíbula, su mentón; haciendo cada movimiento más duradero que el anterior, pasando luego por el escote, ascendiendo hacia su cuello y, ahí, jadeando de gusto. Es consciente de que él la escucha, que la mira, pues siente aquellos apasionados orbes desnudándola a la distancia, como exigiendo que dejase caer la prenda por completo para disfrutar de su figura. Ella misma ahora se siente muy excitada, tanto que no puede evitar el detener sus movimientos y voltear, solo un poco, para observarle de la misma forma en que suplicante le miró en el hotel en Los Ángeles ¿Cómo es posible que ese hombre sin hacer nada provoque todo en ella? Curva sus labios y suspira por la intensidad que ha inundado el ambiente. Siente calor, la piel sensible...Oh, claro que desea amarle ¿Qué acaso no se da cuenta de que muere por ello?
Y:  — ¿Lo viste? —Su respuesta es casi mecánica. No puede pensar, ni se permite pensar en algo más que no sea el recorrido que las manos de Sejeong ejercen en su piel. Está tenso, de pie a cabeza, tratando de controlar las ganas que tiene de lanzarse sobre ella y que aumentan considerablemente, cuando siente las suaves palmaditas que deja en su piel. Bota el aire que (sin saber) ha contenido y, aun tapándose los ojos sonríe cuando escucha sus palabras finales— Gracias. Yamazaki es un proyecto bastante importante para él, al ser independiente completamente de la empresa, por eso saber que a Sejeong el solo teaser le ha gustado, le hace sonreír entre tanta sensualidad que desborda el ambiente. Entonces relame sus labios cuando pasa a la siguiente pierna. Esta respirando agitado y no se fuerza en contener ni una acción que pudiese demostrar lo ansioso que se siente de tocarla. No quiere perder el juego que está jugando con Sejeong, pero es el más propenso a hacerlo en cualquier momento. Esa mujer lo está enloqueciendo, al estar ahí frente a él completamente desnuda… Y sin darle posibilidad de tocarla de forma casi mental. Y es que no hay nada entre ellos que los separe, pero a la vez lo está todo. — ¿Ellas…? —Pregunta confundido. El ambiente que antes lo envolvía desaparece por unos segundos ante la confusión que aquellas palabras le produjeron, pero rápidamente entiende a lo que se refiere y no puede hacer más que sonreír. Si supiera en todo lo que pensó mientras grababan cada escena junto a aquellas modelos. Como ella aparecía en su mente haciéndolo enloquecer, como tuvo que parar la sesión a la mitad para masturbarse en su nombre en uno de los baños de aquella casa nipona. No lo sabe, pero tampoco es algo que vaya a decirle, verla celosa le enloquece y olvida "que no puede ver", cuando es la espalda lo único que le muestra aquella exasperante castaña— Hubiera preferido que tu fueras mi única modelo. —Confiesa. Su mano se aleja de su rostro y con la mandíbula tensa observa cada movimiento de su mano en su cuello. La bata cae ligeramente y Yongguk se ve en la obligación de presionar sus dientes. Está a punto de perder el control… A punto de caer en la maldita tentación y lo sabe cuándo sin percatarse ha dado un par de largos pasos hacia ella. La habitación es pequeña y el camino que los separa se ve acortado en su totalidad. Ella ya ha volteado y él la observa apenas sonriendo… No va a tocarla, sus manos se posan tras su espalda y sus ojos se cierran al sentir el ligero aroma de su crema. Es embriagante, erótico y no puede evitar inclinarse para así rozar con sus labios la parte descubierta de su cuello. Mas es cuando vuelve a abrir sus ojos que nota como la bata cae, descubriendo sus pechos sin llegar a mostrar su pezón (aún). Está duro. Siente como su miembro comienza a presionarse contra su pantalón, como su sangre hierve y el calor que se concentra en su vientre bajo comienza a esparcirse por todo su cuerpo. Siente su rostro caliente, siente sus manos ansiosas que se posan en su cintura y ejercen tanta presión que la apegan contra si. Contra su pene. Traga en seco y cierra sus ojos. Quiere controlarse, pero no puede… Ha perdido los estribos o eso parece realmente— ¿Estás celosa…? —Pregunta en un susurro grave, justo en su oído. Relame sus labios y entonces comienza a repartir suaves besos: tras de su oreja, descendiendo por su cuello y luego, llegando a su hombro, pero ahí… Su boca se abre y sus dientes presionan su piel mordiendo— No tienes que estarlo… —Su nariz se roza en la zona lastimada y entonces jadea. Jadea porque no puede aguantar más. Jadea porque ha llegado a su límite y quiere tocarla y lo hace cuando su mano comienza a ascender de su cintura hacia sus costillas, quedando justo en el límite de su pecho— … Eres la única mujer que me hace enloquecer de este modo. —Está derritiéndose por ella ¿puede notarlo? Lo tiene comiendo de la palma de su mano. Es su dueña, la única mujer en el jodido mundo que tiene el poder de descontrolarlo de ese modo.
S:  Un pesado suspiro escapa de sus labios apenas siente los del mayor acariciando su piel. El roce es efímero, pero suficiente para sentir que el calor en su cuerpo se expande, agitando su respiración y haciéndola sentir tan abrumada que, por un momento, siente que le tiemblan las piernas. — Un poco... — Responde ante su pregunta, apenas en un murmullo al no ser necesaria una tonalidad más alta por la cercanía. YongGuk es su perdición y eso bien lo sabe ahora que sostiene su cintura, haciéndole cosquillear la zona incluso estando cubierta con la fina tela de la bata. Se tensa bajo su tacto y por inercia busca apoyar la espada contra ese bien formado pecho, permitiendo a la vez que la zona baja de esta (por la diferencia de alturas) quedase posicionada justo contra la entrepierna foránea. Y no puede evitar sonreír al ser consciente de lo que ha provocado, entreabriendo los ojos para mirarle de soslayo, fascinada por su descubrimiento. Era lo que esperaba, pero no tan pronto. Era lo que había estado deseando desde hace tiempo, mas nunca lo imaginó que sería ahí, en un pequeño piso en la capital de Japón. Y jadea, por lo exquisito que es tenerle así de cerca, por la forma en la que una marca ha quedado impresa en su hombro y el cómo ahora sus manos ascienden, haciéndole tensar el vientre un instante antes de relajarse. Su tacto hace maravillas, inconscientemente juntando los muslos por lo húmeda que comienza a sentirse. No traer nada debajo solo aumenta el erotismo y la expectación en el ambiente. — Debo ser siempre la única, así como tú eres el único que me hace actuar de esta forma. — Su voz al hablar es más calma y suave de lo usual. Su rostro busca el foráneo, para así dejar que sus labios le acaricien el pómulo antes de suspirar y dejar un beso en aquel lugar. Su piel está caliente y le gusta, quiere explorar un poco más allá, viajar por ese largo cuello que el mayor posee y dejar en él íntimas marcas con su boca, pero por la posición ahora es imposible y debe conformarse con lo que tienen ahí. Ya luego tendrán tiempo de más, o al menos eso espera. Buscando entonces incitar aún más a aquellas traviesas manos de YongGuk, lleva las propias hacia su dorso para envolverlas y acariciarlas. Siguen tan suaves como las recuerda, aunque más cálidas ahora que les ayuda a ascender en dirección a sus senos. Sus ojos se cierran, tira la cabeza hacia atrás, contra su hombro, mientras un jadeo placentero escapa de su boca ahora que le ha hecho envolver entre sus dedos aquellos pechos, la mitad expuestos y lo demás rozándose contra la tela. Se estremece entre sus brazos y le hace presionar aún más, percatándose con ello que el pezón izquierdo se escabulle de entre la tela y queda ahí, duro contra su palma. El recuerdo de su boca probándolos en Los Ángeles le llega, y se ve a sí misma deseándolo más que cualquier otra cosa en el mundo. — ¿Ves esto, oppa? — Murmura, haciendo que los largos falanges del chico la acaricien, deleitándose con cada uno de aquellos movimientos como la pervertida que es. Siempre aquella zona ha sido sensible para ella, así que los pezones le reaccionan erectándose ante la fricción, incluso cuando se detiene y lo deja ahí, solo sosteniéndola de los pechos mientras ella aparta las manos.— Solo debes mirar mi escote ¿vale? Este... este es el cuerpo que te pertenece.
Y:  Un suave suspiro escapa de sus labios cuando las manos de la menor tocan las propias. En su interior se desata una tormenta de emociones que le arrebata un segundo suspiro, luego de descubrir que sus manos iban dirigidas hacia sus senos. Verla actuar de esa forma no hacía más que endurecerlo, provocando que un calor casi agobiante se intensificara en su interior: el efecto Sejeong. Lo conocía de aquella vez en los Ángeles, aún recordaba la suave textura de su piel, el calor que encontraba en esa zona que simplemente le había fascinado. Y ahí estaba de nuevo, esta vez envolviendo sus pechos desde la espalda y guiado por ella, acariciando estos a su ritmo, suavemente. Sus ojos se cierran al no soportarlos ni un segundo más abiertos y entonces, cuando uno de sus pezones se roza con su palma, duro y caliente, bota el aire que sin saber había contenido. No podía soportar más, no cuando su cuerpo entero exigía ya la dominación completa de aquella mujer que tenía su maldito mundo pies arriba. La quería, la deseaba con locura y no dudo en hacérselo saber cuándo ella suelta sus propias manos y le deja completa libertad. Abre sus ojos una vez más, su rostro se ladea hacia un costado y entonces besa su mejilla, descendiendo con una lentitud que es casi una tortura hacia su cuello, siendo ahí donde muerde y succiona, mientras que sus manos acarician, presionan y buscan apegarla más contra si y contra esa dura erección que se impone en su pantalón. Esta duro y no duda en hacérselo saber. Ella lo ha sentido minutos atrás, lo sabe… Porque sintió como buscaba más de aquel contacto y ahora no duda ni un segundo en dárselo, empujándose contra ella y jadeando ante la tortura que eso termina significando para él. Las palabras de Sejeong revolotean aún en su cabeza. Está celosa, no es algo que vaya a olvidar por el momento, pero debe saber que no importa a la mujer que le pongan enfrente, ella siempre es a quién mira de una forma distinta… ¿Acaso no lo ve? ¿Acaso no siente el latir agitado de su corazón siempre que están cerca? ¿Acaso no puede sentir como la toca en ese momento…? Los suspiros se vuelven incontrolables y no es la excepción cuando se aparta de ella. El calor mengua solo un poco cuando no la tiene cerca, pero aquello no dura más de un par de segundos. Quiere verla de frente, quiere comerle la boca y apegarla contra la pared, quiere tocarla; poseerla. Quiere hacerla su mujer. Entonces la voltea y aquellas manos que anteriormente se encontraban en sus pechos, se posan en sus glúteos alzando la fina bata que trae. Está desnuda, lo sabe y se aprovecha de ello cuando sus delicados dedos rozan apenas la piel de su culo, haciéndole estremecer de placer. Y es suficiente para hacerlo descontrolar a tal punto de que ya no hay vuelta atrás. Envuelve su parte trasera, la envuelve y la acaricia, dejando apenas un suave golpe en su glúteo izquierdo, un golpe suave, un golpe que finaliza cuando jadea. Su miembro exige liberación, mas sabe que no la tendrá aún… No aún. — No sé cómo puedes ponerte celosa… —Susurra. Sus labios se entreabren y saca apenas la punta de la lengua para humedecerlos. Entonces sonríe, sonríe con coquetería su mirada baja hacia el escote señalado tiempo atrás— Siempre te he mirado solo a ti. ¿Acaso no puedes sentirlo…? Me tras loco. Me tienes comiendo de la palma de tu mano y no puedo controlarme ni un segundo más. No puedo, ni quiero controlarme cuando estás cerca de mí. —Habla lento y con claridad, tomándose su tiempo en cada palabra, mientras que su vista se intercala entre sus ojos y aquel pecho que ha escapado con coquetería de la bata, mostrando el pezón duro de la chica. Y no puede evitarlo, pues cuando lo nota, se sorprende tomando el pecho de Sejeong, solo para alzarlo y así tener más de cerca ese trozo de carne que se mete a la boca y succiona entre sus labios luego de humedecerlo con la lengua. Mierda. Simplemente ya no puede más.
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                  첫 KISS ( memory )   — by YongGuk                   Sonríe cuando la ve bajar la mirada con timidez. Sus mejillas se tiñen de un leve tono carmesí y es eso mismo lo que le atrae a, apenas, rozar la zona con sus dedos. Es suave, cálido… Sus ojos se cierran ante las sensaciones que lo embargan de un segundo a otro y tras abrirlos, se encuentra con su mirada confusa. Le gusta, le gusta todo de ella ¿pero cuando será capaz de decírselo?     Logra colocar aquel rebelde mechón tras su oreja y luego, por lo impertinente de su gesto ejerce una suave venía como disculpa. Pese a que ha estado cortejándola con gestos sutiles, cada que llega la noche se pregunta si es que lo sabe… si es que siente el latir agitado de su corazón cuando se encuentra cerca. Y es aquella noche invernal, donde las nubes ocultan las (casi inexistente) estrellas de la ciudad, que se siente un poco más seguro de que es tiempo. Ya no puede seguir ocultando algo que siente con tanta intensidad que lo mata por dentro.     — Sejeong-ah. —Intenta llamar su atención, pero parece no dar resultado alguno. Es despistada, la conoce, así que no encuentra nada mejor que tomar su mano y jalarla apenas con levedad, pero cuando la sostiene, una corriente electrizante inicia en la punta de sus dedos y se dispersa por su cuerpo a la velocidad de la luz, arrebatándole un suave suspiro. El amor que siente por ella ha superado limites inexistentes y ha abierto paso a emociones que no conocía… Siempre tan sumido en su trabajo, siempre tan encerrado en una burbuja no se ha dado la oportunidad para amar, pero aquello va a cambiar, lo sabe, es capaz de sentirlo casi como un cántico premonitorio. Ella es la chica que necesita en su vida, el ángel que necesita para poder salir de aquella burbuja solitaria, la luz. Ella es todo aquello que un ser humano necesita pero que no siempre obtiene y no puede dejarla ir, quiere aferrarse como si su vida dependiera el mantenerla a su lado.     — Sejeong-ah, yo… —Repite. Su mano vuelve a sostener la ajena, entrelazando sus dedos de una manera tan íntima, mas no siente vergüenza y se permite ser un poco más egoísta aquella vez, pensando solo en él, pensando solo en sus sentimientos y en cuanto la necesita. No quiere comerse la cabeza con un “tal vez no siente lo mismo”, sabe que tiene que arriesgarse, que no es de otra forma porque o sino nunca sabrá que pudo haber sucedido.     Sus ojos se cierran por una fracción de segundos. Su corazón late agitado una vez más pero no es por una crisis de ansiedad o algo parecido. Es amor, el amor que corre por sus venas y esa loca necesidad de poseer sus labios, por lo mismo cuando abre estos de nueva cuenta y la observa, sabe que no es solo su interior el que refleja ese “amor”, sino que ahora también su exterior; que estos tienen un brillo especial y que de forma casi magnifica, ella puede notarlo. Vuelve a dar un par de pasos hacia Sejeong y es cuando no queda espacio entre ambos que suelta su mano, solo para que ambas se posen en sus suaves mejillas.     — No te apartes… —El susurro escapa de sus labios casi como una súplica. Decir que está nervioso es poco, pero ya no hay nada que pueda detenerlo cuando se inclina y son esas carnosidades las que acarician la tibia piel de su frente. Es impresionante que pese al frío que hace el rostro de aquella castaña permanezca así de tibio, pero ignora aquel detalle para comenzar a repartir un suave camino de pequeños y tímidos besos por aquel angelical rostro— … ni ahora, ni nunca. —Agrega. Sus manos se abren camino por sus cabellos y tras sostener con firmeza su rostro al asegurarse que no va a apartarse de su lado, es que lo alza y obliga que lo mire. Suspira, su rostro se ladea hacia un costado y cuando siente su propia respiración con la ajena igual de agitada mezclándose, es que se ánima y se acerca completamente hacia su boca.     Un beso… Algo tan simple como un beso, apenas un roce de sus labios provoca un torbellino de sensaciones en su interior. Provoca una explosión de sentimientos y siente que puede componer y producir un álbum entero de aquel momento. Sus ojos se mantienen cerrados y aunque aquel contacto no pasa a nada más y se mantiene siempre simple, “insípido” como el de los doramas, no es capaz de apartarse.     Ella es un imán. Ella desde el primer momento lo ha atraído tal vez de forma inconsciente y ahora, cuando se están besando sabe que no es algo “que solo pasó” sabe que va más allá, casi como el destino… ¿Ella será su destino? Se aparta solo un poco y ríe, con nerviosismo y de felicidad. Ríe porque las palabras no salen de sus labios, ríe porque está en un éxtasis que parece infinito y sigue riendo apenas, porque la felicidad que siente es gratificante luego de tantos meses sumido en una depresión que parecía no tener fin.     — No te apartes porque me gustas. —Confiesa. Y ya nada importa, solo ellos. Solo ellos y el beso que se han dado, solo ellos y el calor que siente que los envuelve en medio de esa fría noche de invierno. 
S:     Decir que no está nerviosa sería una mentira. Desde la primera vez que le vio sintió una conexión entre ellos, y a pesar de que esos meses han mantenido distancias y llevado las cosas como amigos (considerando la posición de idol del mayor), sabe que en cualquier momento no podrá más. Los sentimientos por él han pasado los límites de la amistad, lo siente cosquilleante en su vientre cada vez que le mira, cada vez que conversan y él esboza esas preciosas sonrisas que tanto le gustan, aquellas que ha aprendido adorar. Lo sabe por la forma en que su cuerpo tiembla y en sí se desatan un sinfín de sensaciones ante el roce de sus dedos, cosa que se repite ahora que él acaricia con ellos su rostro. Se sonroja, baja la mirada, teme que se dé cuenta de sus verdaderos sentimientos ante la sinceridad de sus orbes. Todo en sí se arremolina sin darle tregua, y suspira cuando vuelve la vista a él. Es tan hermoso, tan inalcanzable... Tiene miedo de ser rechazada. Es consciente que para YongGuk no sería fácil mantener una relación, incluso ni siquiera sabe si sus sentimientos son correspondidos, aunque tiene la leve sospecha pues ha notado ciertas actitudes cariñosas de su parte. El mundo del entretenimiento es difícil, y es consciente que el chico no se arriesgaría a decepcionar a sus fans (las cuales siempre eran algo intensas en ese tipo de situaciones), más que nada por el bienestar de sus compañeros ¿Cuán egoísta puede ser? Desea estar a su lado más que nada en el mundo, pero son tantos los obstáculos que no se atreve a hablar sobre sus sentimientos, limitándose a mantenerse ahí, en el extremo entre una amistad y lo que podría llegar a convertirse, dudando, pensándolo demasiado. Sus pensamientos son apartados por una mano que la sostiene con necesidad, la cual provoca que se detenga ahí, a su lado. Su mirada viaja hasta la foránea, sintiendo cómo en su interior algo nace y se expande por todo su cuerpo ¿Qué ha cambiado esa fría noche de invierno? Los orbes del mayor lucen brillantes, cargados de algo que la hace contener la respiración por un segundo antes de agitarla. Nunca nadie la había mirado de esa forma y se siente expuesta, completamente, ante su mirada, como si solo con ella pudiese descubrir sus secretos, sus temores ¿Acaso ya lo sabe...? El corazón le late sin control y, por un momento, siente la necesidad de decirle lo mucho que le gusta, que le quiere, que no le importa lo difícil que sea... Que quiere ser la mujer que le dé la felicidad que merece. — ¿Sí, YongGuk oppa? — Susurra en casi un hilo de voz. El ambiente ha pasado a ser más íntimo y ella siente que está soñando. Muchas veces se ha imaginado con él así de cerca, incluso los ha dibujado juntos, mas nunca creyó que eso sería posible ¿Por qué ahora YongGuk se comporta de esa forma? ¿Acaso no puede ver que se está derritiendo? Sus ojos se cierran al instante en que sus cálidas manos se acunan en sus mejillas, por inercia apegando estas a su contacto. Las sensaciones se expanden, y cuando abre los ojos para verle, al instante se ve en la obligación de cerrarlos de nuevo pues son los labios del chico los que ahora acarician su piel. Se siente agitada, tanto que sus propias manos buscan sostén al llevarlas a posarse en los costados del cuerpo foráneo, aferrándose a sus prendas. No quiere que se aparte, le desea ahí, entre sus brazos, por siempre. Y parece que su súplica es oída por los dioses cuando YongGuk corta aún más la distancia, algo que ha deseado por mucho tiempo y que, al fin, está ahí. Por primera vez se siente en las nubes, y no entiende cómo un simple contacto entre sus labios provoca en su interior tantas emociones. Nunca ha sentido algo similar antes, y aunque sus bocas no se mueven, quedándose ahí envolviendo la otra, compartiendo la calidez y la suave textura, siente que es el beso más reconfortante que ha dado en la vida. Su mente queda en blanco, se olvida de los problemas y se permite experimentar la felicidad de amar nuevamente. Ese hombre, sin duda, ha llegado a cambiar su vida, a demostrarle que sus sentimientos sí pueden ser correspondidos. — YongGuk oppa... — Musita entonces, apenas cuando sus carnosidades se apartan de las ajenas. No quiere preguntar nada, solo desea sentir, permitir total libertad a sus emociones, mas no puede evitar reír cuando escucha esa dulce melodía salir de la boca de su amado. Es tan dulce, tan... especial, que ya no cabe duda que ha caído por ese hombre. Le quiere, le gusta, tanto que las complicaciones han pasado a segundo plano. Es el hombre que hace que ya no tenga miedo.— No me iré... — Agrega entonces, atreviéndose a deslizar ahora sus brazos completamente alrededor de su torso, aprovechando la diferencia de estaturas para apegarse a él, aunque sin dejar de verle en ningún momento. Se siente tan bien en ese momento que no puede dejar de sonreír. Está segura de que sus mejillas siguen teñidas de un suave rosa, y que su mirada refleja todo lo que está sintiendo por él en ese momento ¿Puede sentirlo? Su corazón late agitado solo por su culpa, el vientre lo tiene plagado de esas "mariposas" que dicen tener los enamorados, haciéndola sentir nuevamente como una adolescente. Se siente fuerte, hermosa, capaz de hacerlo todo. Capaz de superar los obstáculos, de enfrentarse al mundo para defender ese sentimiento de amor que nace en su interior y que, cada día, va haciéndose más y más grande. Él se ha convertido en lo más hermoso en su vida, y no está dispuesta a renunciar ahora que sabe que el sentimiento es mutuo. — No me iré porque tú también me gustas.
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                        ❝ —— 여름 햇살.                              4월 20일.             Es la primera vez en mucho tiempo que se siente realmente hermosa.    Han pasado un par de días desde su viaje a Los Ángeles, siendo ese el motivo principal de su buen ánimo esa semana. Había sido la primera vez que veía a YongGuk en escena, dando todo de sí para sus fans ¿Quién podría decir que el hombre dulce que conocía iba a ser así de entregado? Sabía que el chico era bueno en lo que hacía, pero nunca había logrado ver aquello con sus propios ojos. En los conciertos de Seúl no se había atrevido a aparecer por ahí, ya que no deseaba dar cabida a rumores ahora que su relación iba tan bien. Pero ahora que tuvo la oportunidad, el mayor sin duda se había lucido, haciéndola sentir demasiado especial por el hecho de ser su novia. Verle sobre el escenario había sido una experiencia bastante grata que no cambiaría por nada. Gracias a ello, ahora tiene la seguridad por las nubes, así como la autoestima. Está, simplemente, orgullosa de ser quien el líder de B.A.P ha escogido para amar.    Pero tras la maravilla de su pequeño viaje vienen las obligaciones, siendo una de ellas su trabajo de modelo.    La primera sesión de la temporada ha sido fijada en el exterior. Hacía un tiempo que estaba rogando que aquello sucediera, después de todo era sumamente aburrido modelar en un lugar prefabricado o en un espacio en blanco, y ahora, por fin, se le veía cumplido. Gracias a eso es que se ve con energías recargadas, dándole méritos también a la grata calidez del verano. El sol está radiante, la escenografía es perfecta y ella se posiciona en su lugar una vez la máquina de burbujas es activada.      — Vamos SeJeong, es hora de brillar.    Las palabras del fotógrafo la animan y es entonces que comienza a moverse, tomando distintas poses cada vez que una captura se dispara. Siempre ha tenido en mente entregar lo mejor de sí en cada sesión, pero ahora que sabe cuán bueno es su novio en lo que hace, ella desea estar a la par. Sus manos juegan con el atuendo, con el sombrero que le ha sido entregado e incluso con las ramas del árbol que está tras de sí. Es divertido considerando que nunca tiene la posibilidad de hacer esas cosas en un espacio cerrado, teniendo que mantener siempre la seriedad ¿Era la época la que hacía que el CEO de aquella tienda estuviera más permisivo? Ante la idea sonríe de forma juguetona mientras mira la cámara, buscando otorgar buenas energías a quien entre a la tienda online para comprar alguna prenda. El joven no le dice nada en contra, sino que la anima aún más.    Y es en ese momento que realmente se siente bendecida ¿Cómo de un momento a otro su vida iba tan bien? Tiene un buen trabajo, un padre que la adora, un buen promedio en la universidad y un novio que cualquier otra mujer mataría por tener. Demasiado perfecto para ser verdad. Sus ojos se cierran, los sentimientos la abruman y piensa que, por primera vez en mucho tiempo, ama ser Jung SeJeong.   
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                         ❝ —— 니르바나.                              6월 19일.             Se siente renovada cuando sale del salón de té junto con su amiga. El lugar en el que se encuentran es bastante agradable para los turistas, con una construcción tradicional de madera, baños termales en su patio posterior, así como un jardín con estanques para disfrutar del agua y distintos talleres de los cuales se podía conocer un poco más la cultura japonesa. Las clases habían sido bastante agradables, pero la verdad es que no cambiaría el de artesanía al que asistía con Yoni los jueves por la tarde, o el de floristería ¿El motivo? Eso de preparar el té había sido una práctica un tanto… machista. No se veía a sí misma haciendo ese tipo de cosas en pleno siglo XXI, no a diario para mostrar sus dotes como ama de casa.     — Lo mío es ser más libre.— Comenta tomando la mano de la mayor, entrelazando sus dedos y tirando de ella mientras mecía aquellas extremidades. El cambio de ambiente le ha sentado bien, encontrándose animada ahora que al salir al patio trasero ve uno de los estanques, mientras que el otro lado de jardín es rodeado por grandes árboles floridos por la época.— Aunque no voy a negar que a veces tengo dotes de esposa.     —Lo mío son los tatuajes ¿Por qué me haces hacer estas cosas? No me quiero casar aún, SeJeong-ah.— Le reclama Yoni, aunque ella solo ríe pues sabe que dice esas cosas solo para encubrir un poco la personalidad dulce que tiene.— La próxima vez haremos un taller de carpintería, o de lucha.     — Vale, vale.— Pronuncia entre risas, divertida ante la imagen de sí misma con pequeños músculos en sus brazos ¿Qué pensaría YongGuk de ella? Era verdad que es alguien atlética, incluso sabe algo de defensa personal, pero suele gustar por cosas más femeninas, y sabe que al moreno le gusta que sea así.— Pero agradéceme cuando te cases y sepas preparar un excelente té.     Cuando llegan al borde del estanque ahí, en medio del jardín, se sienta en uno de los extremos incitada por su acompañante. Ambas van descalzas, una ventaja que tiene el estar en un lugar como ese, así que cuando sus pies tocan el agua deja escapar un suspiro de gusto ante la sensación que le genera. Es relajante, cálido y el ambiente más que perfecto para disfrutar. Sus ojos se cierran, y su cabeza cae hacia un lado para apoyarse contra el hombro de su amiga, quien imita el gesto, aunque apoyándose contra sí ¿Hay algo mejor que eso? Dejar atrás el ajetreo de Seúl, de la ciudad, solo disfrutar de una buena compañía…     Está en un pequeño nirvana y espera poder seguir disfrutando de ello hasta su último día en Japón.    
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                            ❝ —— 질투.                              6월 21일.             Cuando ve la imagen en la pantalla del móvil, contiene por un segundo la respiración y termina botando todo en un pesado suspiro. YongGuk le comentó que estaba trabajando en un nuevo proyecto, que sería sensacional y que esperaba que tuviera una buena opinión, pero ¿cómo podría si las imágenes teaser eran así? Odiaba cuando el chico omitía ciertos detalles como, por ejemplo, una sesión con varias mujeres alrededor en prendas que dejaban a la vista sus atributos. Acababan de volver, la seguridad en sí misma no era la mejor del mundo. Quiere pasarlo por alto, desea entender que solo es trabajo y está bien, pero es imposible no sentir un pesar en el vientre.      — ¿SeJeong-ah? ¿Qué pasa? — La voz de Yoni la saca de su ensimismamiento, y niega un par de veces mientras cierra instagram, tirando el móvil en la cama tras ello.      — No es nada.      Sabe que los celos están mal, que es solo trabajo. Se avergüenza de sí misma y pasa las manos por su cabello, tirando las hebras hacia atrás. Solo debe… confiar.     
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                         ❝ —— 예술 도용.                              6월 14일.             Una de sus cejas se arquea al ver frente a sí un boceto muy parecido al que SooYeon le había mostrado semanas atrás. El profesor acababa de exponer frente a la clase los mejores trabajos, mas entre los autores no figura el nombre de su amiga ¿Por qué entonces el trabajo era similar? Si su memoria no le fallase tanto, se atrevería a decir, incluso, que se trataba del primer croquis; los mismos finos y caóticos trazos de la chica.     Su mirada viaja hacia aquella joven que se dice la artista, y termina frunciendo el ceño al ser consciente de que en absoluto se trataba de algo creado por ella. Conoce lo que hace, sabe que en técnica de pinceladas es bastante talentosa y que puede trabajar en distintos estilos, pero solo en acrílico y usando plantillas en sus diseños antes de pintar; eso, sin duda, no era parte de su repertorio. JiHyo, quien ha captado su mirada, borra la sonrisa de satisfacción de su rostro y se remueve inquieta en su lugar, rehuyendo quizás de la naciente culpa al verse descubierta. Bingo, efectivamente es el trabajo de su amiga que, por algún u otro motivo, está siendo usado injustamente bajo el nombre de otra.     Cuando la clase acaba, no duda en dirigirse al profesor para hacerle conocer la situación. SooYeon ha estado con licencia desde el inicio de semana por sus alergias primaverales, por lo que era ella quien debía sacar la cara ahora ¿Qué tipo de amiga sería, si no lo hacía? Odiaba cuando las personas se beneficiaban a expensas de otros, sobre todo cuando no se daba el mérito correspondiente. Era, según su visión, lo más bajo en el mundo artístico (incluso cuando sabe que hay muchos casos en el mundo de ello).     — Jung-sangsenim.— Llama para buscar la atención del hombre mayor, quien no duda en mirarla a través de sus lentes de pasta gruesa.     Para su buena suerte aquel maestro es uno bastante accesible, comprensivo y amable; está casi segura que al hablarle de la situación la comprenderá. Pero grande es su sorpresa cuando, en vez de creer en sus palabras una vez finaliza, extrañado arruga la nariz, se acomoda los lentes y busca entre las hojas el boceto del cual habla. Lo examina con detenimiento, mientras ella le observa sin saber qué decir ¿Cuán injusta puede ser la situación? Sabe que ese dibujo ha sido hecho por su amiga, lo sabe porque lo tuvo entre sus manos cuando aún formaba parte del cuaderno de SooYeon.     — De verdad es de Kim SooYeon, sangsenim. Lo vi hace unas semanas.— Reclama, comenzando a sentirse impotente con la situación. Sabe que él le cree, de cierta forma, pero ¿cómo puede probarlo? Ni siquiera tomó una foto, ni tampoco está ahí su amiga para acusar la injusticia directamente. Solo queda el creer en su palabra, pero ante un profesor que no puede tener preferencias, el peso de lo que dijera sería el mismo que tendría JiHyo al defenderse de la acusación.     No hay nada que pueda hacer, y negando un par de veces se retira de la estancia. A veces, incluso cuando la situación parece tan nimia como aquella, la injusticia pesa en el vientre generando estragos al saber que no hay nada más. Para un artista no hay nada peor que el plagio, o el que otra persona se atribuya sus obras en un minuto de distracción. Sabe lo frustrada que se sentirá SooYeon cuando vea que el mérito se lo ha llevado otra, aún más cuando lo más seguro es que ni siquiera se ha percatado de la pérdida de uno de sus bocetos de la sala común de artes. Se siente mal por su amiga, más aún ahora que no puede hacer nada para solucionarlo, al menos no hasta que ella esté presente.
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 ❝ —— 나는 사랑을 위해 그것을했다.   𝗉𝗅𝗈𝗍, 𝖼𝖾𝗋𝗋𝖺𝖽𝗈.           Cada vez que le ve siente que algo en su interior se alborota. Es el hombre más apuesto que ha visto en la vida, y se siente afortunada de que siempre la mirada de ese chico vaya hacia ella en el mar de gente que vitorea su nombre. Sabe que le gusta, que se muere por escabullirse para estar a su lado, pero que nada puede hacer cuando hay un centenar de ojos mirando. Deben callar, ser paciente hasta el día en que el líder de B.A.P se atreva a tomar su mano frente a todos y declare, al fin, que han estado juntos desde hace algún tiempo.     Cuando va a casa esa tarde, revisa la agenda del moreno para ver si puede ir a buscarle en cuanto acabe las actividades en la empresa. A veces debe quedar esperando por mucho tiempo a las afueras de TS por él, pero no le importa; pasar un minuto a su lado es lo que cuenta. Toma la cámara, el móvil y las llaves del auto para ir en su búsqueda. Pasar por su departamento luego suena una idea fantástica, así que mete también una chaqueta al auto si la noche se vuelve demasiado fría.     La oscuridad llega a Seúl, y ella aún está en el vehículo esperando a por la salida de YongGuk. Ha visto salir ya a JunHong, a DaeHyun, incluso está detenida la furgoneta del manager a un costado, pero no hay señales del hombre que ama ¿Dónde se ha metido? Se pregunta, imaginando que quizás ha salido antes y ha sido una tonta en no considerar la posibilidad. Pone en marcha el auto, teniendo en mente ir al edificio en el que el moreno reside para darle una sorpresa, aunque sabe que a veces le molesta que aparezca frente a su puerta sin avisar.     La impresión es grande cuando en el camino, estando en un semáforo, ve cruzar a YongGuk con una mujer de la mano. Sabe que es él, reconocería ese perfil, su rostro en cualquier lado, aunque esté buscando encubrirse con una mascarilla y una gorra. Parece contento, y a ella algo le pesa en el vientre por los celos que la atacan, seguido de la angustia y la decepción. Nunca imaginó que él la engañaría así, menos cuando ha estado a su lado desde el debut buscando darle su apoyo, amándole con todo su corazón. La ira se apodera de ella, y pese a que el semáforo está en rojo presiona el acelerador mientras sus nudillos se ponen blanco por la presión ejercida en el manubrio. No le importa lo que suceda luego de eso. No le importan los gritos de espanto de todo el que está ahí cuando el vehículo impacta de lleno con dos cuerpos, poco antes de desplazarse metros más allá, bajo los bocinazos de aquellos que buscan pasar en la otra pista. Su respiración está agitada, la rabia cosquillea en su cuerpo y una risa histérica escapa de sus labios. Él jamás debió subestimarla, jamás debió pensar en buscar en otra persona todo lo que ella podía darle. Le odiaba, los odiaba. Ahora, que se consumieran en su pecado.     Al día siguiente el titular del periódico anunciaría la muerte del líder de B.A.P bajo la histeria de una sasaeng. Su declaración sería vaga, inconsistente, teniendo ennegrecido en el relato la siguiente frase:                         ... "𝒔𝒐𝒍𝒐 𝒍𝒐 𝒉𝒊𝒄𝒆 𝒑𝒐𝒓 𝒂𝒎𝒐𝒓".
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                         ❝ —— 유죄 키스.                              5월 30일.             " — 𝒩𝑜 𝓅𝓊𝑒𝒹𝑜 𝒹𝑒𝒿𝒶𝓇𝓉𝑒 𝒾𝓇, 𝓃𝑜, 𝓃𝑜 𝓆𝓊𝒾𝑒𝓇𝑜 𝒹𝑒𝒿𝒶𝓇𝓉𝑒 𝒾𝓇. "     Su mano se movía con delicadeza, trazando pequeñas líneas en la croquera sin ningún propósito en particular, solo siguiendo el ritmo impuesto por los acordes de la guitarra de DongHyun. La melodía y esa suave voz masculina despejaban su mente, distrayéndole de la ola de emociones y cuestionamientos sin respuestas que la habían sofocado desde su encuentro con el líder de B.A.P ¿Qué había ocurrido de camino a su departamento ese día? No había podido dejar de llorar, pero el moreno a su lado se había encargado de resguardarla entre sus brazos sin preguntar demasiado. Él ya sabía lo que ocurría, su intuición era tan grande como su talento de plasmar en canciones su sentir, por lo que no era necesario que dijera algo; siempre comprendía con solo darle una mirada.     "— 𝐼𝓃𝒸𝓁𝓊𝓈𝑜 𝓂𝑒 𝓈𝒾𝑒𝓃𝓉𝑜 𝒾𝓃𝒸𝑜́𝓂𝑜𝒹𝑜 𝒸𝓊𝒶𝓃𝒹𝑜 𝓇𝑒𝓈𝓅𝑜𝓃𝒹𝑒𝓈 𝓁𝑜𝓈 𝓂𝑒𝓃𝓈𝒶𝒿𝑒𝓈 𝒹𝑒 𝓁𝑜𝓈 𝒸𝒽𝒾𝒸𝑜𝓈 𝓆𝓊𝑒 𝓈𝑜𝓁𝑜 𝓈𝑜𝓃 𝓉𝓊𝓈 𝒶𝓂𝒾𝑔𝑜𝓈."     Una pequeña sonrisa se esbozó en su rostro al escuchar la letra, mirando de reojo a su acompañante antes de volver la vista a su bosquejo. No había caído en cuenta de que él la estaba observando con tanta atención mientras cantaba, y aquello la hizo removerse nerviosa en su lugar ¿Acaso le estaba dedicando la canción? Recordaba que había dicho algo como eso antes, y terminó riendo por lo bajo cuando se lo imaginó mirándola solo a ella entre el público asistente al evento universitario el viernes, aunque no sería el primero en hacerlo. El vientre le vibró al recordar el cómo en el concierto de LA YongGuk la había buscado con insistencia en la primera fila, el cómo había rapeado para ella antes de dejarse llevar por la música, por la emoción del momento. Los gritos, las ovaciones… Parecía como si hubieran pasado años desde ese entonces.     "— 𝒩𝑜 𝓅𝓊𝑒𝒹𝑜 𝒹𝑒𝒿𝒶𝓇𝓉𝑒 𝒾𝓇, 𝓃𝑜, 𝓃𝑜 𝓆𝓊𝒾𝑒𝓇𝑜 𝒹𝑒𝒿𝒶𝓇𝓉𝑒 𝒾𝓇, 𝓂𝓎 𝓁𝑜𝓋𝑒."     Dejó la croquera junto con el lápiz sobre uno de los mesones, acomodando la silla en la que estaba sentada de forma que pudiese mirar a su acompañante de frente, con cierto interés. DongHyun no solía ser tan osado con ella, no al menos desde que le comentó lo ocurrido en su relación anterior; entonces ¿Por qué ahora la miraba como si fuera la única mujer en el mundo? El menor sabía que no podía corresponderle (aunque no iba a negar que lo había intentado) por sus intensos sentimientos hacia YongGuk. Lo ocurrido en el pequeño cubículo del baño de mujeres había calado profundamente en sí y, aunque en un principio le había causado mucho dolor el reencuentro, comenzaba a creer que quizás merecía una segunda oportunidad.     — DongHyun-ah… — Observó al chico detener los movimientos de sus dedos en su guitarra, la cual dejó con delicadeza a un lado. Él en respuesta negó, haciéndole saber que no debía decir más.     Con la mirada siguió su accionar, viéndolo quedar a su lado con una de esas encantadoras sonrisas que tanto le gustaban. De no haber conocido antes a YongGuk, estaba segura que enamorarse de ese chico no hubiera sido difícil en absoluto, pues era encantador en todo sentido: un caballero, amable, comprensivo, divertido, dedicado, sin malos hábitos y, además, talentoso y apasionado por la música. Cerró los ojos al permitir que él acomodara un mechón de su cabello tras su oreja, volviendo a abrirlos al momento en que el pulgar ajeno comenzó a acariciar su mejilla. Su interior oscilaba entre sentimientos contradictorios y es que, a pesar de sentirse bastante bien en su compañía, con permitir todo eso sentía que estaba dejándole crear una ilusión de algo que no podía ser.     — Eres tan hermosa. — Le escuchó decir, dejando caer nuevamente sus párpados cuando los carnosos labios foráneos le acariciaron la frente, luego las mejillas. Estaba sintiéndose nerviosa, incluso el corazón comenzaba a latirle agitado, pero todo era tan diferente a con YongGuk…— De verdad no quiero dejarte ir. Significas tanto para mi.— Los dedos del menor se deslizaron desde su rostro hacia su cuello, acariciándole la nuca de forma que su cuerpo tembló ligeramente por la sensación.     Y no vio venir más palabras pues, de un momento a otro, esa cálida boca estaba sobre la propia, envolviendo sus labios con una delicadeza infinita. Suaves movimientos, tímidos, le acariciaban de forma que no pudo evitar dejarse llevar durante unos segundos, llegando incluso a disfrutar el contacto. Pero no logró hacerlo demasiado cuando por su mente pasó una sensación aún más abrumadora y envolvente, recordando el masculino aroma del rapero de B.A.P, sus manos seguras sosteniéndola por la cintura, además del ligero sabor a alcohol que tenía en la lengua. Todo eso era mucho más de lo que sentía ahora y es que, si bien era agradable, no tenía el cosquilleo en el vientre; incluso estaba comenzando a sentirse culpable. Besarse no era correcto, no cuando él estaba sintiendo tanto y ella solo pensaba en otro hombre.     — No… DongHyunnie, no.— Murmuró al separarse, sin atreverse a conectar sus orbes por el miedo que le embargó de encontrar decepción en él.     Odiaba no poder amarlo, no poder entregarse como lo merecía. Su corazón pertenecía a otro, a alguien que no había pensado en sus sentimientos antes de dejarla, a quien la hizo sentir miserable antes de darle la espalda y besar otros labios en el extranjero. Aquel pensamiento hizo que se le encogiera el vientre. El dolor estaba ahí, pero no por eso DongHyun debía ser el ‘clavo que saca a otro clavo’. Era verdad que había pensado en darse una oportunidad con él, sanar antes de poder amarlo, pero con el regreso de YongGuk eso parecía una posibilidad cada vez más lejana. Se odiaba a sí misma por eso, pero no podía ser egoísta y hundir también al gran chico que tenía en frente. Por lo mismo fue, antes de que pudiera decir algo, que tomó sus cosas y buscó salir del recinto dejándole ahí, junto a las pinturas inacabadas de sus compañeros, con el caos generado en la creación del arte sin siquiera mirar atrás.     Huir, a eso se había dedicado esos días, abrumada por las emociones, por los constantes pensamientos y posibilidades que atacaban su mente; pero no podía seguir viviendo así. Era momento de ordenar todos los aspectos de su vida. Simplemente, era hora de poner las cartas sobre la mesa con el líder de B.A.P antes de tomar una decisión.    
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                         ❝ —— 카카오 톡.                              6월 02일.             Varios minutos han pasado desde que sostiene el móvil, únicamente mirando la pantalla como si estuviera esperando algo. Sus ojos de vez en cuando desvían la vista, incluso hace amagos de dejar el objeto a un lado para contener el impulso de lanzarlo al otro extremo de la habitación, mas hay una extraña fuerza que le impide hacerlo. Sabe que debe dar cara a los problemas que le afligen, pero en realidad no está segura de lo que desea como para dar, al fin, un termino a la tortuosa situación.     Da una nueva calada al cigarrillo que tiene entre los dedos de la mano contraria, buscando que el tabaco despeje su mente. Como está contra la ventana, para que así el aroma no se impregne en su cuarto, el viento le revuelve los cabellos y termina por soltar el humo en un suspiro. Está tan afligida, que por más que lo piensa no llega a ninguna conclusión, y se debate si debe hacer caso a su mente o a su corazón. Es ahí que una notificación la saca de su ensimismamiento, sonriendo levemente al ver que es un nuevo audio de DongHyun. Seguro vuelve a disculparse y a pedirle que vaya a verle esa tarde, pero ¿por qué lo siente? Él no ha hecho absolutamente nada malo.     — Ya es hora.— Murmura para sí.     Voltea para apagar el cilindro en un pequeño cenicero, prosiguiendo dejarse caer en la cama. Estar ahí le causa cierta seguridad y es que, mientras espera una respuesta, puede hundir el rostro en la almohada y esperar (en vano) si aquel mueble se digna de una vez a tragársela. No demora mucho en deslizar los dedos por la pantalla, abriendo la ventana de kakaotalk para así comenzar a escribir ¿el destinatario? Bang YongGuk.
                                                        。 。 。 kakaotalk to Bbang                                                      Dijiste que llamarías y no lo has hecho. Realmente ya no sé qué esperar de ti, YongGuk-ah. En fin, no sé si lo recuerdas, pero el otro día nos encontramos. Creo que es hora de poner las cartas sobre la mesa. Procura responder el mensaje, o daré todo por hecho.    
Y.  Observa el mensaje de Sejeong, con sus manos temblorosas. Durante todo ese tiempo ha rogado por respuestas, algo que le indique que no la ha perdido del todo como cree, que aún tiene esperanzas de recuperarla y ahí, después de todos esos días la tiene, pero no se siente capaz de seguir leyendo lo que ya ha leído: "Dijiste que llamaría y no lo has hecho...". Los recuerdos de lo sucedido en aquel restaurante siguen latentes. La forma en la que se besaron, su llanto, sus palabras y luego, aquel chico que la sostuvo cuando estaba en el suelo y la alejó de su lado. Luego de aquel encuentro se sintió alguien egoísta y caprichoso, que se alejó y luego regresa como si nada con el discurso de "recuperarla" y es que, la ama demasiado pero así como la ama, se siente incapaz de seguir haciéndola sentir miserable. Un suave suspiro escapa de sus labios y se dice a si mismo que debe enfrentar la realidad de una vez por todas, por lo mismo simplemente pincha la notificación y se abre el chat completo. Sonríe, con tristeza. Es un mensaje que lee cargado de resentimiento y rabia, un mensaje que le contrae el corazón y que por una fracción de segundos le detiene la respiración. Poner las cartas sobre la mesa... ¿Qué significa eso? Relee el mensaje durante largos segundos en los que busca entender cada palabra, pero no hace más que llenarse de preguntas e inseguridad. Todo ese tiempo ha creído que lo mejor fue no llamarla, pero ahora... Aparece ahí, casi pidiéndole una explicación y torpemente se siente con esperanzas. — "Sejeong-ah..." —Escribe, con lentitud. No quiere decir algo que pueda malinterpretarse, tampoco quiere exponer sus emociones a través de simples oraciones que quizás, no sonaran como espera. Deben verse de frente, deben hacerlo por mucho que la idea de ser juzgado por ella, le aterre.— "Las razones de porque no te he llamado son... algo estúpidas, si las miras desde tu perspectiva. De todos modos no es algo que pueda explicarte a través de mensajes por kakaotalk." —Lee una vez más. Y vuelve a leer, antes de agregar:— "Creo que lo mejor que podemos hacer ahora es juntarnos a hablar, "poner las cartas sobre la mesa" como dices. También quiero disculparme por mi actitud errónea aquella noche... Pero no, no del beso. No me arrepiento de haberte besado." No quiere que piense que no va a responder, no quiere perder la oportunidad de seguir luchando aunque suene contradictorio, por lo mismo envía sin más y es en ese momento, que suspira. Ya está hecho, ahora solo... Debe esperar una respuesta.
S.  Su ceño se frunce cuando el móvil le vibra y el mensaje de YongGuk queda expuesto en la pantalla. Por un momento se siente estúpida por haberle buscado, notando su pecho apretándose ante la simple idea de que él solo estaba poniendo nuevas excusas solo para no contactarla ¿No había sido suficiente todo el tiempo separados? Obviamente no comprendería sus nuevas razones, y es que, simplemente, ya está harta de todo eso. — "No digas nada sobre eso. Dices que no te arrepientes, pero ¿sabes? A mi me parece que no valió de nada. De ser así, no te hubieras ocultado tras promesas que, de nuevo, no cumpliste." — Escribe, dejando que sus dedos tecleen con furia la pantalla. Y es mientras lo hace que no puede evitar llorar, cansada de todo eso. Odia sentirse así, odia amarlo tanto y que él solo se refugie en su egoísmo ¿Qué acaso no podía pensar un poco en lo que ella siente? Semanas esperando por él, por una llamada, sufriendo por la forma en la que había llevado las cosas, y ahora que aparecía... tenía que seguir buscando los restos que deseaba darle.— "Mañana. En el parque frente a mi departamento. Si no apareces no volverás a verme nunca más" Una vez acaba, deja el móvil contra la cama y se acurruca nuevamente contra la almohada, buscando así ocultar sus sentimientos, la vergüenza que siente. Se considera una persona patética. No puede más, simplemente, no puede más.
Y.  Se mantiene todos esos minutos mirando la pantalla, en espera a un mensaje que quizás nunca llegue, aunque lo duda. Sabe que Sejeong está molesta, pero que se hubiese contactado con él, es... de todas formas algo que le hace sentir esperanzado. Sus ojos se cierran cuando el móvil vibra en sus manos y entonces, abre los ojos una vez más y lee. No cabe duda, está muy molesta y la entiende. La entiende muy bien. Por eso lee con atención su mensaje una vez más y al ver lo último, no puede evitar el sonreír apenas. Por suerte mañana no tiene una agenda que cumplir y es que, ahora que Daehyun promocionará, no es mucho lo que pueden ensayar como grupo. Esas dos semanas son perfectas para recuperarla, porque si, en un principio se sentía inseguro pero ahora está completamente seguro de que quiere tenerla una vez más en sus brazos. Curarla con el amor que le tiene. — "Mañana estaré ahí." —Escribe y envía, pero antes de decir nada más, vuelve a escribir:— "Aunque no me gustaría juntarme en un parque, Sejeong-ah. ¿Podemos ir a otro lado?" —Hacerlo en un lugar público era peligroso, no solo por su carrera como idol, sino que también por ella como modelo. No quería que, al intentar arreglar su relación, comentarios maliciosos y rumos bien fundados, acabaran por destruir lo poco que estaba consiguiendo con la chica— "Se que tu departamento no es el lugar más optimo y estoy seguro que tu no querrás venir al mío. Podemos... ¿Vernos en el restaurante de la primera vez? O si lo deseas, solo ir por un café. Conozco un lugar" —Pero no había respuesta a ni un mensaje enviado y aquello le hizo fruncir su entrecejo... Entonces le tomo un par de segundos darse cuenta de que a lo mejor, se sentía más superada que él, con todo— "¿Sejeong-ah...? ¿Que sucede? ¿Estás ahí?"
S.  Cuando escucha el móvil removerse a su lado, tarda unos minutos en revisarlo. Su corazón duele demasiado, sus manos tiemblan y se pregunta cómo permitió que, tras todo lo que había pasado la primera semana, el mayor volviese a dejarla en ese estado. Lo intenta, de verdad. Intenta estar bien, dar por superado todo, pero es imposible. Le ama, joder; pero no siente que eso esté bien, no siente que el mayor merezca una oportunidad o que su relación podría resurgir... Y es lo que más le duele. Cuando las lágrimas menguan, con cuidado toma el teléfono entre sus manos y lee los mensajes que él ha enviado. Han pasado al menos veinte minutos desde el último, y limpia su rostro antes de suspirar con desgano. Sabe que si se ven en un lugar como ese el chico podría llevarla de nuevo al baño, besarla o tocarla, y no es lo que desea. — "No quiero que hagas cosas que no quiero." — Envía en una primera instancia. Sabe que con aquellas palabras quedará advertido.— "Tampoco quiero que creas que por hablar todo quedará solucionado." — Agrega, terminando por suspirar. Está harta de todo eso, así que se sienta en la cama y le da al botón de llamada, posicionando el móvil en su oreja. Solo espera acabar con ello lo antes posible.
Y.  Al no recibir respuesta, termina lanzando el móvil al sofá, frustrado con la situación en la que está envuelto. Sabe que se la merece, que ha sido un estúpido en todos los sentidos y es algo de lo que se arrepiente, pero mierda... Le duele. Por eso y con la idea de despejarse para así no cometer alguna locura, simplemente se levanta dispuesto a abrir una de las tantas ventanas de su departamento, con la intención de tomar aire fresco. Y ahí se queda, largos minutos hasta que su teléfono comienza a sonar, alejándolo de los pensamientos de los cuales no ha podido escapar. Arrastra sus pies porque duda que se trate de la castaña, mas cuando lo toma y ve su nombre ahí, su corazón vuelve a paralizarse por una fracción de segundos. Se siente nervioso, mas no quiere hacerla esperar... Por eso simplemente contesta y en silencio, lleva el móvil a su oído. — ¿Sejeong-ah? —Susurra. Su respiración está agitada y no puede evitar el moverse de un lado a otro, nervioso e incluso ansioso sobre lo que aquella llamada puede significar. Tiene miedo ¿acaso quiere hablar todo en ese preciso momento?— Pensé que... estabas dormida u ocupada, ¿pasa algo? —No está preparado para hacerlo, así como tampoco lo está para oír su voz. Saber que a lo mejor estuvo llorando o que quizás está demasiado enojada con él le duele. Mucho.
S. Un bufido escapa de sus labios ante lo primero que dice. Al parecer no ha leído sus mensajes, no le culpa, después de todos ha demorado, pero aún así se siente mal con ello. El colmo llega cuando pregunta si pasa algo, cosa que le hace exasperar a tal punto que debe tirar sus cabellos hacia atrás. — Solo quiero confirmar el lugar de mañana. — Suelta sin pensar demasiado, con una tonalidad desprovista de todo afecto. Le ama, pero a cada momento la decepciona más. Había esperado algo de él, había confiado en que no sería lo mismo que semanas atrás y, simplemente, seguía siendo igual.— No quiero un lugar en el que puedas encerrarme en un cubículo. — Agrega.— ¿De verdad no puede ser en un parque? No es el centro de Seúl, de todas formas. Solo es el puto parque frente a mi casa.
Y. Sus ojos se cierran cuando siente la forma en la que le habla y se toma, solo un par de pequeños segundos en hablar. La entiende, entiende realmente que esté enojada con él por sus actos pasados... ¿Pero realmente quiere solucionar las cosas con él? ¿O lo ha citado al parque para solo seguir haciéndolo sentir culpable de todo?— Soy una figura pública, Sejeong. No quiero arriesgarme a nada. Vernos en un jodido parque, en plena luz del día no es algo conveniente. —Entonces suspira y sin más se deja caer al sofá. Necesita mucha, mucha paciencia. Aún con los ojos cerrados, tira su cabeza hacia atrás y así, continua hablando:— No haré lo del cubículo de nuevo y no porque me arrepienta. Lo siento, Sejeong, pero de todo lo que hice aquel día, del beso es de lo único que no me arrepiento y que volvería a hacer, pero no... No hasta que tu lo quieras también. —Susurra lo último de forma casi inaudible. Una de sus manos se posa en su frente y ahí masajea. Su cabeza ha empezado a doler, pero ya luego se ocupará de eso— Entiendo que estés molesta, pero por favor... ¿Podemos vernos en otro lado? Donde sea. O por lo menos de noche. Incluso si es en tu departamento y con tu amigo ahí, está bien. Yo no haré nada que no quieras y creo haber respetado eso siempre, Jung Sejeong.
Aleja el teléfono de su oído cuando comienza su charla sobre lo que se arrepiente o no. Para ese entonces siente que en cualquier momento volverá a llorar, siendo quien sentía demasiado el hecho de haberle llamado. Su voz ahora no le causaba más que un malestar en el estómago, más cuando comenzaba con palabrerías que solo se quedaban en eso. No iba a creer en él hasta el día en el que dejara la mierda y, al fin, demostrara lo que sentía con hechos. — Mañana a las once de la noche, en el parque del otro lado de mi edificio. — Repite, sin dar el brazo a torcer. Dice que es una figura pública, pero sabe que siempre puede ocultarse bajo la ropa, además que el lugar dicho no era frecuentado por la juventud y dudaba en demasía que todo el mundo conociera B.A.P. Solo verían a un joven abrigado junto a otra joven.— Sé puntual, no voy a esperar demasiado. Ya enferma de sus excusas, simplemente corta la llamada y apaga el móvil para que no haga el intento de contactarla de nuevo, al menos no por ese día. Todo eso le pesa demasiado, tanto que pese a ser aún temprano, solo quiere dormir. Lo siente por DongHyun, sabe lo mucho que se ha esforzado, pero con el ánimo que carga, no irá a ninguna parte aquella tarde.
.                 ❝   Finalizado.
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                          ❝ —— 두 영혼.                              6월 03일.             Cuando toma asiento en una de las bancas de madera, sonríe al pensar que no está tan nerviosa como imaginó que estaría. Sus manos estiran un poco el suéter que la abriga de la suave brisa nocturna, buscando un poco de su calidez incluso cuando ahí afuera no hace demasiado frío. Un cuarto para las once de la noche, y de solo pensar que falta cada vez menos para verle hace que algo en su vientre cosquillee. El parque frente a su edificio está prácticamente vacío exceptuando a un par de perros que juegan, bajo la mirada de su anciano dueño, en el césped. Sabe que ese es el lugar indicado, sabe que YongGuk no tendrá que ocultarse demasiado ahí. Nadie le reconocería, nadie les molestaría; solo serían él y ella, y por alguna razón se siente tranquila con esa idea.     Desde que envió el mensaje el día anterior ha pensado en cómo hará las cosas. En un principio estuvo molesta, demasiado herida, pero había soñado con él, con su hermosa sonrisa y se había pasado el sábado recordando todo lo bueno que habían vivido juntos. Recordó el cómo le reveló la verdad ya conocida con nerviosismo, el cómo le había dicho que incluso siendo idol quería estar con ella, sumándose así los acontecimientos de pareja a lo largo de esos meses ¿Qué acaso no era encantadora la forma en que tomaba su mano? El cómo la miraba, sonreía, hablaba con ternura y luego besaba sus labios en secreto. Recordó también las citas que habían tenido, así como su encuentro en Los Ángeles y su visita tras el viaje realizado a Japón para promocionar. Todo eso había llegado a su mente en el trascurso del día, y ahora que ha llegado el momento de su encuentro no puede más que extrañar todo eso. Extraña al hombre que llegó de sorpresa a la puerta de su departamento con un obsequio, con el cual había llorado antes de su tour a Europa porque le iba a extrañar demasiado. Y le extrañó, tanto como nadie podría imaginar, puesto que la lejanía conllevó a una serie de hechos que habían desatado el caos que ahora los tiene atrapados.     Sus ojos se cierran un instante, suspira y tirando la cabeza hacia atrás se apoya en el respaldo del asiento. Cada vez falta menos para verle, pero ya no está enojada como antes. No puede seguir reclamando su egoísmo, ni lo herida que se siente cuando también debe darle la oportunidad de decir su posición en todo eso, escuchar lo que tiene por decir. Y es en ese momento, mientras le espera en esa fría noche de primavera, que se siente capaz de perdonarle si él está dispuesto a reparar el daño que ha hecho. Después de todo, su corazón pertenece al líder de B.A.P y, por más que lo ha intentado, dejar de amarle simplemente no es una opción.
Y.  Estaciona su scooter en frente de la pequeña plaza a la que ha sido citado y es entonces, cuando pisa suelo firme que un suave suspiro escapa de sus labios. No hay palabras para definir todo lo que está sintiendo en tan solo esos segundos. La ama, demasiado y aunque luego de aquella llamada perdió las esperanzas, no le duró demasiado. Sejeong no merecía ser tratada de esa forma, no merecía sufrir así pero el daño ya se había causado, lo único que podía hacer para remediarlo era... Sanarla. Y lo haría, realmente lo haría. Es tras ese pensamiento, que camina seguro de que aquella madrugada, las cosas van a salir como quiere. Hará todo lo posible y aunque siente un temor horrible de solo pensar en abrir sus emociones y desnudarse completamente frente a ella en el plano emocional, está dispuesto a todo con tal de tener su perdón y así mismo, su corazón. No va a mentir, extraña cada momento vivido y lo recrea en su cabeza como una película, cada noche ante el temor que le produce ir olvidando los detalles de forma paulatina. Tiene su nombre tatuado en el corazón, en su alma... En cada maldito rincón de su cuerpo y sobrevivir sin ella es algo imposible. El parque está vacío y es algo que agradece, por lo que quita la mascarilla que cubre su rostro y con la mirada, busca a la castaña. No le toma más de unos minutos más distinguirla ahí, con los ojos cerrados sentada en una de las tantas bancas frente a un anciano y sus perros, entonces muerde su labio inferior e intenta que una sonrisa pequeña no se esboce en estos. De solo verla su corazón ha comenzado a latir agitado y sus manos a sudar. Nerviosismo, temor, pero al mismo tiempo esperanzas y amor... Mucho amor. Está segurísimo de lo que quiere. Toce cuando queda frente a ella, en un intento de llamar su atención y es ahí, cuando la ve frente a frente, con una expresión relajada y la luz de la luna bañando sus hermosas fracciones, que se permite sonreír. La conversación por mensajes ha sido intensa y por un segundo, llena de desesperanza, pero ahí está sintiendo esa conexión, aquello que le atrajo a ella desde el primer momento. — Lo siento, salí un poco tarde de mi departamento y... Sabes que no me gusta andar muy rápido en la calle... Tuve unos pocos inconvenientes. —Le comenta, sentándose a su lado sin más. Está controlándose para no besar su mejilla, ni tomar su mano, pero es difícil cuando la necesita, cuando su cuerpo la necesita.
S.  No sabe cuántos minutos han pasado cuando escucha movimiento cerca de ella. Por un momento piensa que son los perros, mas al abrir los ojos su mirada de inmediato se conecta con la de un conocido moreno, provocando que algo en su interior se agite con entusiasmo. Negar lo evidente es imposible, y es que a pesar de todo lo mal que lo han pasado, ahora que tiene la cabeza fría sabe que él le gusta demasiado, que siempre le ha gustado demasiado. — Hola ¿Cómo estás? Así saluda una persona educada, YongGuk-ah, no dando excusas. — Le regaña, aunque la suave tonalidad que utiliza da a entender que no está molesta. — Sé que eres un anciano conduciendo, no te preocupes. — Agrega, ahora de forma más amistosa, mientras se acomoda en la banca permitiendo que quedase espacio suficiente para él. Suspira, se acomoda un mechón de cabello tras la oreja y se permite ladear un poco el cuerpo para quedar 'frente' al contrario, posando ambas manos en su propio regazo para ahí jugar con sus dedos. No sabe cómo comenzar la conversación, o si debe esperar que él lo haga. No quiere demasiados desvíos, después de todo, están ahí para arreglar o dejar ir lo que había sido su relación un mes antes. Aunque ahora sí resulta algo difícil, al menos ahora que no puede quitarle la vista de encima y pensar en lo guapo que se ve, en el brillo de sus ojos y lo apetitosos que lucen sus labios bajo las luces del parque. — De verdad quiero saber cómo estás, así que dime ¿cómo ha ido todo?
Y.  Cuando sus ojos se conectan con los ajenos se ve envuelto en un torbellino de emociones. Todo alrededor de ellos se detiene y no se siente capaz de apartar sus orbes de los hermosos castaños de la mujer que ama. Ha sido un estúpido y aún cuando busca palabras para expresar sus sentimientos, no las encuentra. Nota que el mechón que ha puesto tras de oreja terminó cayendo en su rostro una vez más y entonces, sin pensarlo ni un segundo es que guía una de sus manos y rozando la yema de sus dedos por su piel, vuelve a poner sus rebeldes cabellos donde corresponde. Aquello le arrebata un suspiro y cuando se aparta solo un poco para mantener la distancia, la burbuja creada desaparece y vuelve a la realidad. — No puedo decirte que todo ha ido bien cuando la verdad es que no. —Susurra, relamiendo sus carnosidades mientras se remueve inquieto en la banca en la que se encuentra— ... Han sido tiempos difíciles, sé que lo sabes incluso mejor que yo. Realmente, vivir sin ti es jodidamente complicado, Sejeong-ah y no importa cuanto lo intente, simplemente no puedo seguir mintiéndome. —Las palabras salen con tanta facilidad de sus labios, que incluso se sorprende de si mismo, mas no es algo que quiera pensar demasiado; ahora solo debe hablar y decirle a aquella chica cada sentimiento que ha retenido. Debe ser sincero, porque esa es la única manera de recuperarla— Lo del restaurante me hizo ver que estuve equivocado todo ese tiempo en el que no me comuniqué contigo. Me sentí muy seguro cuando abandonamos el cubículo, seguro de que las cosas entre nosotros iban a funcionar si te llamaba al día siguiente, pero... —Con sus manos puestas en su regazo, juega nervioso con sus dedos. Quiere mirarla directamente, pero no puede mantener sus ojos por mucho tiempo y simplemente ladea su rostro hacia un costado— ... Cuando te vi salir con tu amigo de esa forma sentí que el mundo se me venía encima y mientras más lo pensé, más entendí que estaba siendo un egoísta, que... Qué tu estabas bien sin mi, con él cuidándote. Sé que es una tontería... —Continúa, tomándose su tiempo para escoger las palabras correctas— Pero en ese momento, actuar como un egoísta me hacía sentir más asqueroso de lo que... Me sentía. Perdóname si te hice creer que estaba jugando una vez más contigo, pero no fue así; ahora mismo sigo sin sentirme seguro de tus sentimientos, pero acá estoy... Dispuesto a todo, mas hay algo que quiero saber... Sejeong-ah... ¿Tú y tu amigo...? Ustedes... ¿Están saliendo? —Las palabras salen de sus labios con dificultad, pero ya ha dicho casi todo y se siente aliviado, por lo mismo posa sus ojos una vez más sobre los ajenos, con angustia y necesidad. Quiere que le crea, necesita que le crea y (una vez más) sin importarlo, actuando con impulsividad, toma sus manos entre las propias, envolviéndolas. La ama, solo espera que no sea demasiado tarde.
S.  Cuando el mayor comienza a hablar, suspira sabiendo que de sus labios saldrá el torbellino de palabras que no esperaba escuchar aún. Su propósito ha sido tomarse las cosas con calma, ponerse al día; mas al parecer YongGuk tiene otros planes ¿Cómo debe tomarse todo eso? La sensación de cosquilleo en su vientre es reemplazada por cierto pesar, desviando la mirada y removiéndose incómoda en el lugar. Le duele hablar de las cosas que pasaron, pero sabe que es necesario, aunque no está segura aún de mostrarse débil ante él para que luego, nuevamente, le diera la espalda. No está preparada para algo así, menos cuando en su corazón alberga la esperanza de que esa noche todo salga bien para ellos. — YongGuk... — Susurra al oír la mención de DongHyun, notando cómo un nudo en la garganta se le forma al pensar en el beso que han compartido. Se siente culpable, pero luego aleja el pensamiento al tener en mente el que YongGuk la había dejado, y que, para su pesar, había compartido besos y más con alguien que no era ella. Con los ojos llorosos ante el pensamiento posa la vista en él, presionando los dígitos foráneos en cuanto el chico toma sus manos. Quiere confiar, desea con todo su corazón el poder creerle y perdonarle, pero ahora es su turno de responder a la pregunta dada. No sabe bien cómo responder, y tampoco el cómo va a reaccionar YongGuk.— Mi amigo se llama DongHyun. — Aclara en un primer lugar, desviando la mirada al pensar el daño que podría estar haciéndole a ese dulce chico con solo el hecho de estar esa noche con el líder de B.A.P. El día anterior no ha ido a su presentación, y hasta entonces tampoco ha respondido sus llamadas ni sus mensajes.— Sí, estamos saliendo. — Suelta sin más, aunque traga saliva y niega un par de veces antes de que el mayor se haga alguna idea equivocada.— O al menos lo intentamos. Lo conocí en la facultad de artes, en una exposición. Yo... Yo de verdad sufrí demasiado con tu partida, con que me dejaras nada más comenzado el tour y luego enterarme de que estuviste con alguien más mientras yo esperaba acá, sintiéndome culpable.— Hablar de todo eso era como estar apuñalando cada parte de su ser, mas solo se aferra a las falanges ajenas, como si ahí pudiese coger un poco de fortaleza para seguir adelante.— Tenía la esperanza de que me llamaras y que te arrepintieras, pero no hubo nada y caí... caí muy profundo, porque yo... yo sentía demasiado por ti. — Murmura lo último. No es momento para atreverse a decir que lo ama, y por lo mismo cierra los ojos un momento buscando no derrumbarse, no llorar ante él, al menos no aún (al saber que en algún instante no podría aguantar más).— Él estuvo ahí conmigo. Gracias a él volví a sonreír, a animarme realmente sin tener que aparentar ante todos que estaba bien. De verdad pensé que no volverías, YongGuk, y no me refiero del tour. Pensé que ya no te importaba, que solo había sido la emoción de momento. — Las palabras salen ahogadas, y tiene que tomarse un momento antes de seguir hablando. Se muerde el labio inferior, suspira, mira hacia el cielo y las ramas floridas que cruzan éste, pero nada impide que pesadas lágrimas caigan por su rostro. Tiembla suavemente, y sus orbes buscan los ajenos. No está enojada, no siente odio alguno hacia él, pero sigue siendo doloroso pues, realmente, habían sido semanas en las que pensó que jamás podría volver a levantarse. — Digo que lo intentamos porque no logré verle como algo más que mi amigo. Me hacía sentir bien, me hace sentir bien, pero... pero no es lo mismo que contigo. — Confiesa finalmente, bajando la mirada a su propio regazo, avergonzada, quedándose mirando en enlace de sus manos.— Tú me haces sentir tantas cosas que no puedo explicar... Por eso quiero saber si realmente valgo algo para ti, si de verdad me quieres como para luchar por esto, como para perdonar todo el dolor que me haz causado. — Finaliza, sorbiendo por la nariz y buscando ocultar los sollozos al morderse de nueva cuenta el labio inferior, aunque es obvio que está llorando. No le gusta mostrarse así frente a él, pero es como si estuviera dejando fluir todo aquello que se ha guardado en el transcurso del mes. Al fin, se siente libre.
Y.  Su respiración se detiene por una fracción de segundos cuando la ve llorar. La primera lagrima rueda por su mejilla y cuando acaba en su mandíbula, cuenta hasta tres antes de que está caiga hacia su regazo y acabe en el dorso de la mano de su chica. Entonces suspira, sus ojos se cierran y toma la fuerza que necesita para ayudarla a salir adelante. Va a sanarla, cueste lo que cueste y no solo por qué cometió el crimen de romper su corazón, sino porque es su hombre, le pertenece, la ama... Y sabe que ella lo ama con la misma intensidad. No responde a las palabras que ha dicho con anterioridad. Solo sonríe como respuesta, una silenciosa. Es entonces que sus manos se apartan del firme agarre ajeno y es solo para envolver su pequeño rostro. Su extremidad acuna su mejilla, acaricia con el pulgar su piel y la obliga a alzar la vista para que lo vea directamente a los ojos, mientras que torpemente limpia las lagrimas que siguen cayendo y cayendo por ambas mejillas teñidas por ese ligero tono carmesí. — Déjame ser quién te cure... —Susurra, acercándose un poco más a ella. Ha leído el mensaje dicho que le envió días atrás y por lo mismo no quiere obligarla a nada, pero entonces ¿por qué está inclinado, besando su frente? sus ojos vuelven a cerrarse y aspira con fuerza el aroma de su piel. La ama, mas no se siente con el derecho de decirlo.— Déjame remediar todo el daño que cause... —Continúa, con sus carnosidades pegadas a su piel antes de apartarse solo un poco. Intenta, realmente intenta detener su llanto, contener las lagrimas, atraparlas antes de que caigan de su rostro, pero es imposible y por lo mismo, en vez de seguir en esa posición solo la apega contra si y la envuelve en el abrazo más sincero que ha dado en toda su vida. Sus manos rodean su cuerpo y una de estas acaba en su cabeza, acariciando sus cabellos en un intento en vano de tranquilizarla. Siente que la garganta le duele por el sin fin de emociones que está experimentando. Quiere llorar, porque verla así es algo que le rompe el alma, pero al mismo tiempo se contiene, porque está feliz... Porque ella está una vez más a su lado, porque le permite estarlo aún cuando imaginó que no volvería a suceder. Baja la mirada, hunde su nariz en sus cabellos y cierra sus ojos, permitiendo que pequeñas lagrimas escapen de sus ojos. Su corazón late agitado y le avergüenza creer que va a poder escucharlo, mas ya nada importa y se mantiene así, acariciándola, todo lo que ella se lo permita. — Everything's gonna be alright, baby. —Susurra.— Te amo.
S.  Suspira con pesadez cuando el mayor, en vez de responder, solo se limita a limpiar sus lágrimas. Ella quiere respuestas, quiere explicaciones y es que su mente está hecha un torbellino. Sabe que quiere perdonarle, que él quiere ser perdonado, pero ¿y lo demás? No es como si solo bastara con decir que sí y salir adelante, no era tan fácil como hacer que nada había pasado. Eran adultos, la vida no funcionaba de esa forma y tenían mucho que hablar. Por lo mismo busca menguar su llanto, mas no lo logra cuando el chico ahora la envuelve entre sus brazos y la apega contra su pecho. Cierra los ojos, su masculino aroma le nubla los sentidos y se permite pensar que al fin ha vuelto a casa. —¿Cómo lo harás?... — Pregunta en un murmullo, deslizando sus extremidades alrededor del torso foráneo solo para apretarse a él, con una necesidad casi infantil de calor humano. Le ha extrañado como no se imagina, y ahora que ha pasado la impresión de volver a verse, se permite disfrutar de todo lo que no había notado una semana antes en el cubículo del bar BBQ. Mas no se permite decir nada al notar un suave espasmo por parte del mayor, sabiendo entonces que también ha comenzado a llorar. Verle así le parte el corazón, por lo mismo solo hunde el rostro en su hombro, dejando que las propias lágrimas corran libremente. Es como si estuvieran sincerándose con el otro, uniendo sus almas en un lazo más íntimo que antes ¿Podrían conseguirlo? No lo sabe, tiene miedo de salir herida, pero si no lo intenta es como cometer suicidio, porque no se imagina más una vida sin ese hombre. Escuchar que la ama causa un gran revuelo en si, tanto que entre el llanto no puede evitar reír, sintiendo que el corazón le late como un loco y las mejillas se le colorean por las intensas palabras. Desea decirle que ella también, pero siempre le ha costado hacerlo para no sentirse vulnerable, y ahora que las inseguridades se la comen viva, menos se siente capaz de pronunciar esas hermosas palabras. — Que sea una promesa. — Susurra, apartándose solo un poco para posar sus ojos llorosos en los foráneos, sintiendo cómo el vientre se le encoje al ver esos orbes pequeños aún más pequeños, húmedos, tristes por su culpa. Para darle ánimo es entonces que forma un pequeño puchero en sus labios, abultando el inferior de forma en que, realmente, pueda parecer una niña.— Si las cosas no van bien, te mataré.
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By Yongguk. 
                                   ( 강렬 ) w/sejeong               Yongguk cierra sus ojos luego de darle un gran sorbo al pequeño trago en su mano. Ha perdido la cuenta de cuanto alcohol ha metido a su cuerpo, pero ya no le importa. Seúl trae los peores recuerdos a su cabeza, aún después de casi un mes separado de su (ex) novia y es ahí, entre sus amigos, entre risas, entre cigarrillos que se siente libre, salvaje y con el mundo en su mano.     ¿Pero hasta que momento?     Una carcajada escapa de sus labios y se ve en la obligación de cerrar sus ojos. Hubiese deseado mantenerse así, con la vista cegada todo lo que quedaba de noche, porque al abrirlos, casi de inmediato, casi como sucedía cuando aún era suya, la vio entre una multitud de personas.     Su sangre se heló y las risas por su parte cesaron. Verla después de tanto traía consigo un sinfín de sensaciones que imaginó había enterrado mil metros bajo tierra, pero ahí estaban: su corazón latiendo agitado y su mirada intensa posada en sus facciones, en sus mejillas y en esos carnosos labios que, sin darse cuenta, desea como la mierda. Mas todas aquellas ilusiones se derrumban de un momento a otro y su pecho duele, la sangre que hace segundos atrás estaba fría, ahora hierve con intensidad, como lava ardiente. Hay un hombre, un chico que rodea sus hombros como él lo hacía meses atrás, un chico que se inclina y le susurra en el oído y aunque no entiende qué habla, debe aferrarse a la mesa para así no saltar sobre ellos y separarlos (o golpearlo).     Quiere mantener la compostura, pero aun cuando no está borracho, el licor hace lo suyo en su razonamiento.     — Debo ir al baño. —La mirada de sus amigos se posa en él y simplemente se levanta de la mesa. No quiere levantar sospechas, pero mierda, no puede ocultar esos celos que lo carcomen y que están a punto de matarlo.     Los mira una vez más. Su respiración se agita, sus fosas nasales se ensanchan de ira y tras apartar la silla de un empujón (sin quererlo en realidad) se encamina hacia la “pareja”, con sus manos hechas puño y las uñas enterrándose en las palmas de éstas.     En ese momento, Yongguk no es el idol que debe mantener un perfil bajo y una imagen intachable, solo es Yongguk: un idiota celoso, que se aproxima a quién aún cree, es su chica.     Cuando la mira directamente a los ojos, trata de sonreír, pero no lo consigue y solo se ve como una bestia, cargada de ira y de deseo al mismo tiempo; el deseo que solo siente por ella. El deseo de tenerla entre sus brazos, de sostenerla una vez más, de besarla… De sentirla.     — Sejeong-ah… —Alza su voz esperando que se escuche por sobre la exasperante música e ignorando a su "acompañante" completamente— Tanto tiempo sin vernos. 
S:  La noche trascurre entre risas. Es la primera vez en semanas que sale de su burbuja, dándose el tiempo de compartir con sus compañeros y con el chico que, desde que le conoció, se ha encargado de levantar sus ánimos. El lugar escogido ha sido un pequeño bar BBQ en el cual, entre picadillos y bebidas alcohólicas, comparten anécdotas, hablan de arte y de música, además de ciertos eventos ocurridos recientemente en la facultad. El ánimo de todos la hacen sentirse viva, de tal forma que termina olvidando todo lo mal que la había pasado tras su término con YongGuk. Ahora está bien, segura de sí misma y feliz de tener a gente a su lado, apoyándola. — Tocaré una canción para ti en el concurso de la próxima semana. — Susurra DongHyun a su oído, cosa que le hace sonreír y ladear el rostro para conectar su mirada a aquellos vibrantes ojos marrones. Él es un buen chico, muy buen chico. Tanto así que ahora pasa las tardes a su lado, escuchándole tocar la guitarra mientras ella pinta nuevamente, siendo sus melodías originales su nueva musa. — No lo hagas o terminaré gustando de ti. — Le responde en una tonalidad juguetona, cosa a lo cual él cierra los ojos y niega un par de veces. Ambos son conscientes de que su corazón pertenece a cierto moreno, pero las heridas están sanando poco a poco. Quizás, en algún momento, puedan darse una oportunidad. El abrazo que comparten se estrecha, su piel es cálida y la conforta, haciéndola cerrar los ojos un momento al pensar que, al fin, las cosas comienzan a marchar bien para ella. Cuando los abre, siente que el mundo la odia y busca, por todos los medios, llevarle la contraria. YongGuk está ahí, acercándose a su mesa como una fiera, haciendo que su vientre se contraiga y de sus labios escape una suave exclamación. ¿Hacía cuánto tiempo no le veía? Parecían ser meses, aunque si sacaba bien la cuenta, resultaban solo unas semanas, poco antes de que él se fuera a gira a Europa. Su cuerpo tiembla, y sentimientos contradictorios la embargan. Por una parte está feliz de verle, saber que está bien; mas, por otro lado, odia que sea en esa situación, en la que él parece haber ingerido demasiado alcohol y ella está en brazos de otro chico. Por un momento se siente realmente mal y la invaden ganas de llorar, como si la hubieran descubierto haciendo algo indebido, pero se contiene. Ellos ya no están juntos, la decisión había sido del mayor y ahora no tenía nada que reprocharle. — Ha pasado tiempo. — Responde, bajo la atenta mirada de sus compañeros y el ceño fruncido de DongHyun. Éste presiona ligeramente el agarre en su cuerpo, y ella se aparta mientras hace un gesto de que todo está bien.— Ya vengo. — Anuncia entonces, escabulléndose de la mesa para así acercarse a YongGuk, tomando su muñeca y alejándolos, así, a ambos a una zona más privada: el pasillo que da al baño. Sabe que ha dejado preocupados a sus amigos, pero no desea que el compositor arme un escándalo en frente de todos, no solo por ella, sino por su imagen de artista; no puede arriesgarse a que le reconozcan. Es ahí cuando le suelta, se aparta un poco y ordena sus cabellos ¿Por qué tiene que ser en esa situación? Con solo mirarle siente su vientre vibrar, su corazón agitado y el cosquilleo que dejaba en sus labios cada vez que los poseía. Está abrumada, demasiado, cuando conecta su mirada a la de él, obligándose a dibujar una pequeña sonrisa. Los sentimientos siguen ahí, y el dolor le oprime el pecho antes de hablar. — ¿Có...Cómo has estado, YongGuk-ah? — Pregunta. No es capaz de decir más, no ahora.
Y:  Es la forma en la que él la sostiene, que lo agita aún más. La forma como parece querer protregerla pero... ¿De quién? ¿De él? Ríe despectivamente, mas Sejeong se hace cargo tan rápido, como si pudiese leer su mente en ese momento. Y lo hace, está seguro que ella lo hace porque lo conoce incluso más de lo que él mismo se conoce. Es así que se deja llevar por ella, sintiendo su cálida mano envolver su muñeca. Aquel contacto le hace suspirar, su corazón comienza a latir agitado y siente, una corriente de tranquilidad viajar desde aquella zona hasta la punta de su pies, enfriando su cabeza y también, sus emociones. Siempre ha sido igual cuando se trataba de ella, siempre había sido el ancla, quién lo mantenía con los pies en la tierra. Su ángel. Y le sorprende como aún después de tanto tiempo lejos... ese sentimiento se mantenga ahí. Cuando se aparta, cierra sus ojos. No sabe donde están, por lo que solo recarga su espalda en una de las paredes del lugar. Todo ha empezado a dar vueltas a su alrededor y supone que se debe a la rapidez con la que ha dejado la mesa y a sus amigos. Pero ha valido la pena, o quiere pensar eso, ya que ahora ella está ahí, con él. Su suave voz lo aleja de sus pensamientos y cuando vuelve a verla, esboza una pequeña sonrisa. Sus emociones han viajado tan rápidamente como una montaña rusa y él odia las montañas rusas— Pensé que me encontraba bien... —Dice sin más. Su vista se posa en ella y nota que está nerviosa e incluso un poco ¿triste? y recuerda, que una de las tantas razones de porque nunca se contactó con ella fue por no querer verla así. Pero sus impulsos han actuado antes de siquiera poder pensar en las consecuencias de sus actos y debe aceptarlo, debe aceptar el dolor que ha causado en la castaña— No preguntaré como estás. Supongo que también pensabas que estabas bien hasta que me haz visto. Yo-... Sejeong-ah. Yo no sé si decir lo siento o perdón, las palabras se las lleva el viento y no quiero que mi perdón quede acá está noche. —Mientras busca las palabras correctas da un par de pasos hacia la menor. La diferencia de alturas hace lo suyo y la deja (¿sin querer?) acorralada contra la pared. Su cabeza pide a gritos que la bese, sus labios cosquillean de solo recordar como se sentía teniéndola entre sus brazos... Pero ¿Qué necesita de ella para perder los estribos? Su respiración está agitada, su corazón va a salir en cualquier momento por su boca, mientras hace un esfuerzo sobrehumano de no comportarse como un maldito cavernícola. La respeta y ama, aún cuando parezca lo contrario— ¿Me... has extrañado tanto como yo te he extrañado, Sejeong-ah?
S:  Siente que el mundo le da vueltas alrededor con tan solo escuchar su voz. Los recuerdos invaden su mente, desde la primera vez que se vieron en un lugar similar al que se encuentran ahora, hasta que el chico le llamó diciendo que no podían seguir con eso. El corazón le late tan rápido que siente que se le va a salir del pecho, pero no sabe si es de emoción o porque la herida que ha dejado en ella se está abriendo nuevamente. Una parte de sí quiere gritarle que le odia, que le odia demasiado por haberla dejado sola en Corea lidiando con el peso de su relación fallida, haciéndola sentir culpable de ello. Pero, la otra, solo desea abrazarle, acurrucarse contra su pecho y decirle que no ha habido día que no haya pensado en él, que revisó las redes sociales cada que podía, que había seguido queriéndole a la distancia. — YongGuk... — Es lo que sale de sus labios, apenas. El nudo en su garganta y la opresión que tiene en el pecho le impiden hablar con claridad, más aún cuando el acercamiento hace que sus cuerpos se unan, que pueda sentir su calidez y el suave aroma a alcohol que emana de su boca. Sus manos tiemblan, sus ojos dejan caer las lágrimas que esa situación ha causado y termina ahí, como una niña desprotegida con la espalda apoyada contra la muralla. No tiene miedo de él, ni de lo que pueda hacerle porque sabe que jamás le haría daño (al menos no físico), sino que de sus emociones. Teme caer de nuevo, teme ceder a esa parte de sí que le ama y salir completamente rota esta vez.— YongGuk oppa... — Vuelve a decir, aunque termina mordiéndose los labios para no sollozar. Sabe que en cualquier momento DongHyun irá por ella, y no desea que la vea así. Se siente avergonzada de sí misma por no poder manejar la situación, aún cuando muchas veces se había hecho una idea de lo que sería volver a verle. Pero ahora no puede, realmente no puede lidiar con el mar de emociones que la abruman, alzando una mano para acunarla en la mejilla foránea y, así, darle la respuesta que quiere. Con el pulgar le acaricia la piel y más lágrimas surcan la propia ¿Por qué es tan débil ante él? — Más de lo que puedes imaginarte.
Y:  Cierra sus ojos cuando siente el suave tacto de Sejeong en su mejilla. Un suspiro escapa de sus labios y se apega más a ella, porque sabe que es peligrosa aquella cercanía, que pueden ser descubierto por alguien y las fotos filtrarlas a internet. Es peligroso, pero no puede apartarse y al contrario, ladea su rostro y busca más de ella, aún cuando la imagen de sus ojos llenos de lagrimas está ahí en su cabeza como una triste (pero hermosa) pintura. Entonces tras unos segundos ahí, asimilando las palabras que han escapado de sus labios, abre los ojos y la observa, tomándose el atrevimiento de llevar sus propias extremidades al rostro ajeno, imitando su acción aunque para solo quitar con cuidado las lagrimas que escapaban de esos ojos que tanto ama. Se siente estúpido y se odia al mismo tiempo, se odia demasiado. — Te he extrañado también... —Susurra y se inclina hacia ella como si fuese a besarla, mas no la besa, no puede hacerlo ahí, en medio del pasillo, con personas entrando y saliendo del baño— Demasiado. Es ahí cuando deja salir todas las emociones que ha buscado "contener" a veces sin éxito. La toma de su mano... más bien la jala y sin pensar demasiado en lo que va a hacer a continuación, la guía hacia el baño de mujeres, pero cuando está abriendo la puerta voltea a ver si hay alguien mirándolos y lo ve, la persona que minutos atrás acompañaba a Sejeong y quién minutos atrás, la abrazaba. Sonríe, con burla y antes de que la castaña pueda notarlo la ingresa al baño y cierra la puerta tras de si. El lugar está vacío (o así parece) por lo que sin decir nada sigue guiándola hacia el primer cubículo. Ha extrañado su calidez, su tacto, pero por sobretodo, sus besos. Y quiere besarla, quiere acariciarla, quiere sentirla aún cuando puede que al día siguiente ella decida que eso no puede seguir. Quiere solo atesorar esos minutos en los que se han reencontrado y así borrar los recuerdos de soledad y devastación que Seúl le trae. — Es mejor acá... Más privacidad. —Se siente torpe cuando cierra la puerta con seguro y se voltea a verla. Está nervioso, pero no porque no se sienta seguro de sus sentimientos o porque Sejeong lo ponga así (ella lo pone ansioso) sino por la reacción de la menor. Ser rechazado por la castaña es su peor miedo, aún cuando sabe que se lo merece. Es ahí que vuelve a acercarse a su cuerpo, aunque ahora seguro de que nadie los verá, es por eso que sus manos rodean su cintura y su rostro desciende hacia el ajeno, esbozando apenas una delicada sonrisa— ¿Sabes que me enamoré de ti cuando te vi llorar? —Susurra, acercándose a su frente, la que besa apenas en delicados toques y así, comienza a descender, besando su nariz y limpiando con sus carnosidades las lagrimas en su mejilla— Es paradójico, que ahora sea por mi por quién llorar. Y lo odio, odio ser la razón de tus lagrimas.
S:  Cuando se inclina hacia ella, por inercia entrecierra los ojos esperando, inconscientemente, el contacto de sus labios; mas al notar que no llega termina riendo de si misma, ladeando el rostro para desviar la cristalizada mirada de la intensidad de YongGuk. Todo en su interior se agita y se enoja consigo misma por sentirse bien con sus palabras, por caer de nuevo bajo sus encantos. Se enoja aún más cuando él la jala llevándola al interior del baño femenino, pero no por el gesto, sino porque ella no está haciendo nada para impedirlo ¿Y cómo, si le había extrañado demasiado? Muchas veces se dijo a sí misma que debía odiarlo, e incluso sintió que lo hacía un poco, pero ahora que le tenía en frente era imposible. Imposible reprimir los buenos sentimientos, después de todo, incluso habiendo pasado unas semanas, seguía enamorada de él. Una vez en el cubículo, frunce levemente el ceño mientras busca dejar de llorar. El espacio es reducido, íntimo, además de un lugar en el que nunca se hubiera visto con YongGuk. Resulta algo extraño estar así de cerca después de todo lo pasado, y por lo mismo tiembla cuando sus manos rodean su cintura, sintiéndose abrumada. Por él, por sus sentimientos, por las caricias que dedica a su piel con sus labios; su corazón pareciera que está por explotar, y la ansiedad que le recorre el vientre es similar a la que tuvo en el hotel de LA. — YongGuk-ah. — Susurra entonces, dejando sus frentes unidas. Por el momento no ha correspondido su abrazo, pero en vez de eso apoya ambas palmas contra su pecho, dejándolas ahí.— Estás ebrio... no digas esas cosas cuando no estás en todos tus sentidos. — Agrega. El aroma de los labios del mayor es más intenso que antes, temiendo que esté actuando por impulso y que, al día siguiente, pueda olvidar su encuentro. Eso seguiría rompiéndole el corazón, y era algo que no permitiría ahora que, al fin, estaba sintiéndose bien consigo misma.— No juegues así conmigo, por favor. No puedo seguir soportándolo, duele mucho... Él no sabía cuánto había llorado la primera semana. No sabía lo mucho que se había culpado y odiado por no haber sacado adelante su relación, más aún porque nunca le había dicho "te amo" de frente. No sabía de todo lo que había en Seúl, porque él estaba disfrutando en su gira mientras ella se hundía en la devastación ¿Enamorado de sus lágrimas? Las hubiera odiado tanto como ella, porque de verdad había sufrido demasiado. Pero a él nunca le había importado, nunca envió un mensaje, nunca llamó, nunca intentó arreglar nada ¿Por qué ella tenía que ceder ahora, en una noche que solo buscaba disfrutar con sus amigos? — Si no me vas a tomar en serio, solo vete ya... — Se muerde el labio inferior y une su mirada a la suya, dolida.— Si no te importó antes, ¿Por qué ahora sí? ¿Solo porque me viste con alguien más?
Y:  — No estoy ebrio... —Su entrecejo se frunce al oír sus palabras, porque sabe lo que siente. El alcohol le ha dado la "valentía" para ir y rescatarla de los brazos del otro hombre pero sus sentimientos, todo lo que siente y dice es tan real, tan jodidamente real. Sus ojos se cierran, sus palabras le duelen porque son como cuchillas directas a su corazón y lo hace ver, cuando sus manos se aferran a su cintura, como si de ese modo pudiese detener las punzadas que le producen. Pero no, debe ser valiente, ha sido quién provocó todo aquello, quién inició con el dolor que ahora tiene Sejeong— No estoy jugando maldita sea. —Exasperado abre los ojos una vez más. Su mano ascendiente y toma su rostro, acaricia su mejilla con su pulgar y conecta su mirada con la ajena. Amaría leer su mente en aquel momento, saber que piensa de él, de la situación, pero al mismo tiempo es algo que no desea. Tiene miedo de haber perdido ya a la mujer que tanto ama, ¿Con que derecho ahora viene a reclamarle? ¿Con que derecho la sostiene de esa forma en un pequeño cubículo en el baño de aquel restaurante? Niega a sus palabras. Ha evitado encontrarse con ella durante todo ese tiempo y ahora el destino se la ponía en frente, con un chico, pero hubiese sido donde hubiese sido él habría actuado igual, lo sabe— No es así, Sejeong-ah. Tu amigo o novio, o lo que sea... No es la razón de porque ahora yo quiera hablar contigo. —"besarte"— Contuve cada sentimiento para no perder la cordura. Joder, el viaje por Europa me ayudó, pero ahora vuelvo, cuando creo que por fin he superado el periodo de dolor y tu estás acá. Hubiese actuado igual, aún cuando te encontraras sola... —No aguanta mucho tiempo viéndola a los ojos, así que estos se cierran y permite que sea su nariz la que ahora acaricie toda la extensión de su rostro: sus mejillas, sus ojitos y así comience a descender hacia sus carnosidades, como si ahí hubiese un imán poderoso que lo atrae. Su corazón late agitado y las palabras quedan atoradas en su garganta. No puede seguir hablando, porque como dijo anteriormente: "las palabras se las lleva el viento" y no es momento, no es ese el momento para hablar sobretodo lo sucedido, ahora la necesita y sabe que ella lo necesita también, quizás más... quizás un poco menos, pero lo hace. Ladea su rostro cuando siente su respiración, sus labios besan su mentón y siguen un recorrido por su mandíbula hacia su oído, en esa zona suspira y retoma su andar por su mejilla hacia sus carnosidades, las que apenas roza esperando que ella lo aparte de un solo empujón, mas ruega que no sea así, ruega que lo tome como antes, que lo envuelva, que lo eleve y que le haga ver que ha sido un tonto por dejarla partir cuando al final, es ella lo único que necesita, la única persona que puede llegar a amar con tal intensidad. Porque la ama. Quizás más de lo que se ama a si mismo.
S:   Sus palabras hacen que cierre los ojos. No puede dejar de llorar por más que lo intenta y los sollozos comienzan a ser audibles, rogando internamente que nadie pasase por ahí fuera y notase que habían dos personas dentro del cubículo; eso podría malinterpretarse, y no quería traer problemas para el mayor. Pero él está hablando tan fuerte, y sus palabras calan tan en su interior que siente su cuerpo temblar, cediendo a la ola de emociones que le embargan. Está desprotegida, ahí, entre sus brazos ¿Por qué no es capaz de apartar el dolor? ¿Por qué no es capaz de volver el tiempo atrás y disfrutar de ello? Sus ojos se abren de nueva cuenta al sentir sus labios acariciar su piel, haciéndola flaquear de tal manera que ahora es necesidad el dejar sus manos apoyadas sobre sus hombros. Las piernas le tiemblan, todo da vueltas, siendo demasiado abrumador como para soportarlo. Y es cuando sus labios rozan los propios que termina por derrumbarse, ladeando ligeramente el rostro hacia un costado para envolverlos, apenas en suaves roces que no se siente capaz de mantener por mucho tiempo. Está cayendo nuevamente en su hechizo, pero la sensación de su cálida boca es tan agradable que por un momento siente que todo estará bien, aunque una parte de sí le grita que está siendo una estúpida. Presiona el inferior con ganas, pero sabe que al separarse no podrá volver a levantarse jamás ¿Por qué no la ha buscado antes? Sabe que había regresado a Seúl desde hace mucho, nada costaba una llamada, nada costaba demostrarle que ella valía algo cuando aún estaba a tiempo. Por qué si la amaba la dejó. Por qué ignoró sus sentimientos y seguía haciéndolo. Miles de preguntas, miles de reclamos que se estaban ahogando en un beso, en un exquisito y tortuoso beso.
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   ❝ —— 𝗜𝗻𝗸 𝗺𝗮𝘀𝘁𝗲𝗿𝘀.    𝗌𝗎𝗇𝖿𝗅𝗈𝗐𝖾𝗋 ; 𝖿𝗍. 𝗒𝗈𝗇𝗀𝗀𝗎𝗄.         La reunión de aquel día sin duda era importante. Había trabajado un buen tiempo haciendo diseños para Yoni tras su graduación en la universidad de artes, mas nunca se había atrevido a adentrarse al mundo del tatuaje. No es que considerara aquello una mala forma de expresar su arte, al contrario; simplemente no sentía que eso fuese para ella. Aun así, debía ir a la junta que sería llevada a cabo esa tarde por pedido de su gran amiga, después de todo, también era una de las mentes creativas tras esas finas líneas y figuras etéreas. Era una gran oportunidad para Yoni de conocer a otras artistas de su campo, con diferentes estilos cada una, y no la dejaría sola en ello.     A las ocho y media ya estaban de camino al bar-restaurant en el que se llevaría a cabo la junta, trayendo consigo el libro de nuevos diseños que habían creado en conjunto. Ella estaba nerviosa, pues sería la primera vez que se adentraría a ese mundo más allá de las esporádicas visitas a la tienda de su amiga ¿Lograría encajar? Conocía algunos estilos del tatuaje, mas nunca había tomado una aguja en su vida. Tampoco había tatuado su cuerpo, aunque esto era algo que deseaba hacer en algún momento.   — Espero que no me vean ahí como el bicho raro por no conocer sobre algunos estilos.— Pronunció una vez bajaron del taxi, recibiendo una risa y una negación por parte de su amiga. Ella nunca se preocupaba por nada, siendo ese el principal motivo por el cual eran prácticamente inseparables.   Cuando entraron al recinto, una pequeña y tímida sonrisa adornó sus facciones al ver que un grupo de personas llamaba a Yoni, agitando sus brazos tatuados e invitándolas a sentarse. Conocía a algunos de vista, entre ellos a Natasha (una de las pocas mujeres del grupo), con quien nunca había hablado, pero sí visto su trabajo múltiples veces a través de Instagram. Se dejó llevar hasta la mesa en la que los tatuadores se habían reunidos y, entonces, se sentó entre Yoni y un chico cuyo rostro estaba cubierto con una mascarilla.   — Esta es mi compañera de diseños. No es tatuadora, pero aporta mucho en mis trabajos.—   Cuando se vio aludida sin más ejerció múltiples venias con la cabeza, sintiéndose un tanto abrumada con tantas miradas sobre sí. Los chicos eran algo corpulentos y las mujeres tenían un aire que la intimidaba, mas no lo dejó ver cuando una sonrisa adornó sus facciones y con una seguridad recién adquirida dejó el libro sobre los demás, suponiendo que los verían tras comer.   — Soy SeJeong, es un placer conocerlos.— Las palabras sonaron amables, y no pasó demasiado tiempo de ello cuando le entregaron una carta junto con un vaso con soju para que bebiera mientras decidían que iban a comer.   La verdad, por un momento pensó que todo eso sería más abrumador, mas no fue así. Al contrario, hasta se sentía cómoda en ese ambiente en el que todos hablaban sin parar, de tatuajes, de anécdotas, de que pidieran carne de vacuno y cerdo. Por lo mismo, buscando integrarse, giró ligeramente su cuerpo hacia el chico que estaba a su lado, abriendo la carta en toda su extensión para que pudiera verla al percatarse de que él simplemente había quedado fuera de toda esa decisión.   — Hola… ¿Hay algo en especial que desees pedir? La verdad es que yo como vacuno, y solo un poco, así que me dedicaré más a picotear lo que haya.— Confesó, riendo por lo bajo mientras pasaba la página con un aire distraído.— Es mi primera vez por aquí y me siento un tanto nerviosa.  
방90  Yongguk solía frecuentar esas reuniones de tatuadores aún cuando él no tatuaba nada, gracias a su hermana Natasha y Charu, su cuñado. También, gracias a ellos, conocía a la mayoría de los chicos y un par de chicas que se movían en el grupo de su hermana, con quienes solía juntarse a beber y hablar cuando su agenda de idol se lo permitía. De un tiempo a esta parte, esa misma agenda había estado más copada de lo normal, al estar en plena producción de un álbum, en donde gran parte del trabajo recaía en él, era una gran responsabilidad que terminó trayendo consecuencias, como un hiatus indefinido luego de haberle diagnosticado con desorden de ansiedad. Ahora que el tiempo libre sobraba en su agenda, su hermana lo había invitado una vez más a aquellas reuniones, con el discurso de que ahí, encerrado en el departamento nada iba a solucionar. Yongguk no solo se sentía deprimido, sino que también desanimado; las ganas de componer y estar solo eran más grandes que estar ahí, con un montón de gente animada, riendo y bebiendo, mas tampoco iba a negar que en cierta forma ella tenía razón. Los pensamientos negativos comenzaban a dejarlo en paz y aquellos tan banales como "qué comeremos" comenzaban a reinar gran parte de su cabeza. — Yoni me dijo que ya estaban llegando. Al parecer trajo a una de sus amigas. —Los chicos rieron y las pocas mujeres que habían en el lugar (incluida su hermana) blanquearon sus ojos. Mas él no podía dejar de pensar en que dos mujeres, que no conocía iban a estar ahí, compartiendo en un círculo que él sentía personal ¿Y que pasaba si en el fondo eran fans también? ¿Y que pasaba si rumores idiotas comenzaban a correr debido a las dos nuevas mujeres? Por un segundo, la idea de irse pasó por su cabeza pero rápidamente se esfumó, porque ahora todos agitaban sus manos y gritaban el nombre de Yoni, para atraerla a la mesa. Yongguk no era una persona descortés, pero en ese momento se sentía demasiado desconfiado. Daehyun le había comentado sobre fans que los esperaban fuera del departamento e incluso algunas más osadas que se atrevían a forzar la chapa sin conseguirlo realmente y la sola idea de estar en presencia de una de ellas le ponía la piel de gallina. Cuando observó a Yoni sus dudas poco a poco comenzaron a dispersarse. Esta tomó asiento a un lado de Charu, su cabello era negro y su piel más pálida de lo normal, mas en ni un momento volteó su rostro a verlo, ¡Es más! Sentía que todos aquellos eran una celebridad para ella menos él y eso fue suficiente para que pudiese respirar en media paz. Su amiga en cambio, era otra cosa. La chica tenía cabello castaño, labios carnosos y su belleza era igual o mayor a la de las idols que veía en los programas de música. Su nombre era Sejeong y aunque no parecía una chica que esperara fuera de los departamento de idols para espiarlos, no bajó la guardia al notar que terminó sentada a su lado. — ¡Bien! Ahora que estamos todos juntos es hora de pedir ¿no? ¡Manos a la obra! —Dijo Charu. Pero Yongguk no le estaba prestando atención a eso, sino a la chica a su lado. — Tampoco como demasiado... —Respondió, bajando un poco la mascarilla que vestía aquella noche para así poder hablar con mayor claridad cuando notó que se refería a él— A lo mejor podemos compartir la comida ¿Qué crees? —No quiso darle mucha importancia a eso y simplemente se dedicó a verla, a analizarla. Parecía nerviosa, mas era como si quisiera ocultarlo. No la culpaba, cuando veía a su alrededor solo era un grupo de gorilas tatuados y ella, tan pequeña parecía no encajar ahí ¿Entonces...? — ¿Sejeong cierto? Mi nombre es Yongguk... Soy hermano de Natasha —Le comentó, esbozando una pequeña sonrisa— Tampoco soy tatuador, ¿Tú... Dibujas? No conozco el trabajo de Yoni, perdón si mis palabras suenan un poco mal. —Avergonzado al caer en cuenta de ello, tomó el vaso de soju ya servido y bebió un poco, viéndola nuevamente tras ello. No cabía duda. Mientras más la miraba, más hermosa se le hacía. — Volviendo al tema, no deberías sentirte nerviosa. En un principio se ven imponentes, pero son... Algo idiotas. Solo mantén la calma. Entonces... —Se detuvo, relamiendo sus labios y volviendo la vista al menú— ¿Qué pedimos? Y mientras más segundos pasaban, más cómodo se le hacia hablar con ella ¿Era ella una fan desquiciada? Comenzaba a dudarlo.
向日葵96  Por un momento pensó que no le respondería. El chico se veía algo alejado de todos y no lo había escuchado compartir su opinión con el grupo desde que había llegado, por lo mismo, una sonrisa adornó sus facciones al verlo bajarse la mascarilla e interesarse por el menú. Sus facciones eran fuertes pero atractivas, y tenía similitud con alguien que había visto anteriormente ¿acaso le conocía de algún lugar?
— ¿Compartir lo de ambos? Sí, me parece un buen trato. — Pronunció asintiendo un par de veces, mientras pasaba otra página y el dedo índice de la mano que tenía libre iba pasando por los diferentes platos que ofrecían, observando también el precio. De los nervios no había comido nada antes de ir hasta ahí y, ahora que lo pensaba, moría de hambre. Mas no propuso nada porque su mirada de un momento a otro fue a parar al rostro del chico a su lado, aquello al verse aludida. Asintió cuando pronunció su nombre, y otra vez ante la pregunta.— No te preocupes por ello. Yoni es una tatuadora reciente pero muy buena, debes ver sus líneas limpias y buen uso del negro. Estudió artes conmigo y es mi mejor amiga, aunque yo no me dedico al dibujo del todo. Soy modelo, o al menos pretendo serlo.— Le contó entre suaves risas al verlo avergonzado, y es que no era nada por lo cual debía estarlo, al contrario. Después de todo para eso era esa reunión, para promocionar el trabajo de su compañera y que los más experimentados pudiesen guiarla en su camino en el mundo del tatuaje.— Por un momento de verdad me sentí un poco intimidada, pero creo que irá bien. Además, eres hermano de Natasha ¿no? Si lo dices es porque de verdad no hay que temer. Cuando te quitaste la mascarilla por un momento pensé "oh, él luce como alguien conocido" ¡Y sí! — Hizo una pausa en ese momento, como si hubiese descubierto algo bastante importante en medio de la conversación, solo para dar énfasis a lo que había pasado por su mente.— Sus facciones son muy similares, sobre todo en la nariz ¿Son gemelos o algo así? — Su curiosidad era genuina, mas para no incomodar al contrario, volvió la mirada al menú que sostenía. Fue ahí que leyó donde su dedo había quedado posado momentos antes, picando un par de veces el lugar para mostrarle al contrario lo que había llamado su atención. — ¿Te gusta el bibimbap? Trae verduras, el huevo y carne... además los demás pedirán vacuno y cerdo para el bulgogi y el BBQ. Aunque mejor podríamos pedir Japchae... — Su dedo fue entonces hacia la otra página, estirando ligeramente los labios al no poder decidir.— Realmente me gustan los fideos del Japchae...
방90  — "Cuando te quitaste la mascarilla por un momento pensé "oh, él luce como alguien conocido" ¡Y sí!" —Sus ojos se abrieron por la sorpresa que lo invadió de un segundo a otro, olvidando incluso el respirar. Su corazón comenzó a latir agitado y la sonrisa se borró de sus labios: había sido descubierto. Entonces ¿Qué debía hacer?— "Sus facciones son similares, sobretodo el la nariz ¿Son gemelos o algo así?" —¿Como es cuando vuelves a la vida después de haber muerto por unos segundos? Yongguk tocio y luego rió, una risa que durante unos segundos es leve pero que luego, lentamente comienza a volverse más alta. Por un segundo se sintió ridículo, paranoico, patético, porque la (hermosa) mujer frente a él no sabe quién es, ni le importa— Perdón... —Se excuso, retomando la compostura rápidamente, avergonzado de si mismo y de haber pensado tan mal de ella— Natasha es nuestra hermana mayor. Yo soy el menor, tengo otro hermano y él sí es mi gemelo... No estabas tan lejos después de todo. Entonces sus ojos se posaron una vez más sobre el menú y observó ahí lo que le señala con su dedo. El bibimbap suena como buena opción por lo que asintió lentamente— Pensé que comías poco, Sejeong-ah... —Susurró, con un deje de diversión en su voz. La verdad es que no le importaba mucho cuantas cosas podía llegar a pedir, porque incluso el Japchae se le hacía apetitoso si ello lo decía así, con tanta necesidad. Por lo que rápidamente tomó el menú y lo cerró, esperando no parecer descortés. Solo era una acción rápida para ya dejar de lado la comida y centrarse en algo más importante, más divertido.— Pediremos Japchae y bibimbap. Lo compartiremos y comeremos también lo que otros pidan —Le comentó, esbozando una pequeña sonrisa para luego volver a posar su vista sobre ella, esperando que le estuviese prestando atención— Y ahora que al parecer hemos decidido todo... ¿Eres modelo? La idea de hablar sobre su vida, de conocerla más y de saber el porque había llegado hasta ahí le causaba curiosidad. Hablar de ella en si se le hacía más cómodo que hablar de él en ese momento, tener otra vida en la cual posar su atención iba a alejar completamente los fantasmas de la crisis en la que estaba envuelto hacia ya un largo tiempo.
向日葵96  — Yah, no me molestes... debo escoger. — Pronunció ante las palabras del moreno, sin poder evitar el abultar sus labios ligeramente. Era la primera vez que hablaban y osaba molestarla ¡Era un descarado! Impresión que le quedó más arraigada cuando le quitó el menú de las manos y sin más lo cerraba, haciendo la orden por ella. Mas, en vez de molestarle, aquello le gustó. El chico estaba dispuesto a comer con ella ambos platillos que le habían apetecido, y eso cambiaba la percepción de él que había tenido solo unos segundos atrás ¿Y qué podía decir? No iba a enojarse con la primera persona con la que había entablado conversación. Fue quitándole importancia a eso que tomó el vaso de soju que habían dejado frente a ella, bebiendo un poco de él antes de dirigir la mirada a su amiga. Yoni parecía bastante ensimismada pidiendo distintos tipos de carne, riendo ante ello pues sabía que a la mayor le gustaba la buena comida, y contundente además; toda una carnívora. Y había estado a punto de dirigirse a ella cuando YongGuk nuevamente llamó su atención, volviéndose hacia él y posando la vista en esas atractivas facciones que poseía. Usualmente no se sentía atraída por personas con una apariencia así, pero tenía un aire masculino que... le inspiraba, y hasta le daba confianza. — Así es, soy modelo. — Respondió, dejando su bebida en la mesa y así acomodándose en el asiento, dispuesta a mantener la conversación con aquel chico por unos minutos más. Tampoco es como si pudieran aislarse toda la noche, así que procuraría poner atención al resto y unirse a su conversación en cuanto llegase la comida.— Trabajo para distintas tiendas online. Algunas de ropa y accesorios, una de lentes de contacto... ahí trabaja también Hani, ya sabes, la atractiva de EXID — Comentó, con cierta emoción de conocer a una celebridad.— También soy una de las caras principales para la línea de cuidado de la piel de mi padre, así que puede que veas mi rostro en algunas tiendas o pósters promocionales... — E iba a seguir hablando, mas cayó en cuenta de que no estaba siendo muy modesta y eso, quizás, molestaría al contrario. Tosió entonces y, tras bajar un poco la mirada, prosiguió.— Pero no son cosas demasiado grandes, proyectos, ya sabes... Soy muy baja para llegar a ser modelo profesional. Por un momento aquella caída a la realidad le dejó en silencio, el cual duró solo unos segundos. Tras ello se recompuso y miró a su acompañante, esbozando de nueva cuenta la sonrisa que le caracterizaba esa noche.— ¿A qué te dedicas tú, YongGuk? — Preguntó, mostrando interés en su persona. Si ella le había contado, lo justo es que él lo hiciera también.— Si no eres tatuador, seguro estás en un rumbo similar... ¿O me equivoco?
방90 Pudo haberse pasado la noche entera simplemente escuchándola. El saber en que se ocupaba, en los lugares en donde trabajaba y las pequeñas dificultades que debía atravesar (como el tema de su estatura) lo mantenían al margen los fantasmas que consumían su cabeza. Era algo así como su medicina, incluso al haberla conocido solo hace unos minutos atrás. Mas no todo duraba para siempre, menos cuando en las conversaciones normales era mal visto e incomodaba que alguien hablará sobre si mismo toda la velada. — Ahora que lo pienso mejor... —Susurró, sin querer ahondar más allá en la pregunta que le había hecho respecto a su persona— Creo que te he visto antes. Tal vez en un anuncio de jabones ¿Podría ser? Solo recuerdo que tenías mucha espuma en el rostro... —Su hablar comenzó a tornarse lento, tomándose su tiempo en pronunciar cada palabra de la mejor manera posible. Pero era imposible seguir evitando una pregunta que había sido tan directa. Soltó un suave suspiro y se tomó un par de segundos para saber que decir. Ir por la vida diciendo que era un idol no traía buena suerte, por lo que tras pensarlo lo suficiente, alzó la vista y la volvió a ver— Soy productor. Productor musical, también compongo... Nada del otro mundo. —Se encogió de hombros restandole importancia y luego riendo por las suposiciones que la chica estaba sacando. — De la familia la única que es hábil en la tinta es Natasha. Con ella me he tatuado un par de veces, es lo único más cerca que he estado de una aguja... —Confesó, arrugando ligeramente su nariz tras de ello— Para ser tatuador uno debe ser dibujar bien y a mi se me da pésimo el dibujo, así que solo miro... Se me da bien observar. Fue justo luego de haberle dicho aquello que terminaron siendo interrumpidos por Yoni, la amiga de Sejeong. Yongguk arrugó su nariz y tras taparse una vez más la boca con la mascarilla posó sus ojos sobre Natasha y los chicos, notando que aún se debatían en lo que pedirían. — "Yongguk, ¿Ya tienes visto que vas a comer?" —Le preguntó su hermana, asintiendo lentamente en respuesta. — Pediré en conjunto con Sejeong.
向日葵96  Con un par de asentimientos dio a entender al contrario que, efectivamente, había estado promocionando un jabón. Aquello era de la cadena de su padre, algo que estaba orgullosa de hacer por él; además, se sentía bastante bien que alguien reconociera su trabajo.— Es la primera vez que alguien fuera de mi círculo de amigos lo nota. — Y, tras decir eso, guardó silencio. El chico se estaba tomando su tiempo para responder sus pregunta, como si fuese alguien que pensaba bien las cosas antes de hablar. Eso le agradaba puesto que ella, al contrario, solía decir algunas cosas sin meditar antes. A veces eso le traía algunos problemas, pero le era difícil cambiar su forma de ser.— Productor... — Repitió entonces, tomando el vaso de soju para llevárselo a la boca y beber un poco mientras le observaba. La verdad es que sí tenía la apariencia, mas en ese momento parecía algo melancólico y misterioso, como si estuviera pasando por un mal momento. Siempre había imaginado a las personas que componían música más vivaces, entonces recordó que también había gente que se adentraban en estilos musicales más 'oscuros' para el ánimo. Quizás, YongGuk era alguien que gustaba de la crítica social, corazones rotos o historias que distaban de lo común en la industria coreana.— Sería genial escuchar algo que hayas compuesto. — Escuchó entonces lo demás que tenía para decir, riendo y entonces alzando la mano izquierda para mostrarle el único tatuaje que ella poseía: un pequeño gato al interior de un corazón.— ¡Entiendo lo que dices! Esto es lo único que me he dejado tatuar por Yoni. Me dan miedo las agujas, pensé que moriría... — Y no pudo seguir hablando cuando su amiga, dándose por aludida, le picó las costillas haciéndola dar un respingo en el lugar y voltear inmediatamente hacia ella. — "Pediré suficiente para las dos." — Le dijo, a lo que ella negó un par de veces. — No te preocupes, con YongGuk ya escogimos algo... — Comentó, a lo que su amiga respondió con una extraña sonrisa antes de enfocar la vista al moreno que estaba a su lado. Ahí fue que notó también la mirada de Natasha, y la forma en la que Charu, su esposo, miraba al productor con una expresión bastante divertida, moviendo sus cejas un par de veces de arriba hacia abajo. Comprendió entonces de dónde venía tanta atención, y avergonzada se encogió un poco en su lugar antes de sonrojarse. No solía ser muy buena lidiando con la vergüenza, y eso se hizo notar al tomar la mano de su amiga y tirar ligeramente de ella, invitándola a levantarse. — Vayamos al tocador. Necesito lavarme las manos antes de comer.
방90 — ... —No podía creer que con la edad que ambos tenían se estuviesen comportando como unos niños pequeños. La forma en la que lo miraban y como Charu movía sus cejas dando a entender algo que no era, le hizo fruncir su entrecejo, molesto. Mas lo que realmente le hizo enojar fue el ver como de un segundo a otro, la chica a su lado se tensaba y se levantaba, junto a Yoni. Había oído algo sobre el tocador, mas la idea de haberla puesto incómoda gracias a la actitud de su hermana y Charu le hacia sentirse muy mal. No tenía las intenciones que ellos creían. Hasta era consciente que una amistad iba a ser complicada si le decía que era idol. Por lo mismo y luego de asegurarse que con su amiga habían desaparecido ya en el baño, se quito la mascarilla y miró a su hermana, quién como siempre, se había tomado el tiempo de avergonzarlo frente a los amigos en común. — ¡Yah! ¿Por qué eres así...? —Murmuró, blanqueando sus ojos. Por lo menos no estaba Yongnam ahí o las burlas hacia su persona hubieran sido aún más grandes— No quiero que insinúen nada, por favor. He venido acá a divertirme, no ha soportar niñerías. —Estaba consciente que pese a aquello no iba a cesar, pero esperaba que por lo menos tuvieran respeto por las chicas que acababan de conocer— Y fin del tema. Pediremos japchae y bibimbap y comeremos también de la carne que ustedes hayan pedido. La conversación en torno a él y Sejeong siguió por unos segundos más. Escuchaba sus risas, esos pequeños murmullos que finalmente se acabaron cuando el mesero llegó a anotar el pedido. Estaba acostumbrado a que lo molestaran, entendía la forma en la que ellos vivían y no le molestaba, pero justo en ese momento de su vida, justo ese día no tenía ganas de bromear con algo así.
向日葵96 Cuando llegó al baño con Yoni no pudo más que reír mientras ella la miraba con una expresión bastante extraña. Para evitar las preguntas fue entonces que se acercó al lavamanos, tomó un poco de jabón y procuró hacer exactamente lo que le había dicho: lavarse las manos antes de que les llevaran la comida. — "¿Qué fue eso?" — Al formular la pregunta la mayor llegó a su lado, imitando su accionar quizás para hacer algo, dándole un propósito al hecho de que estuvieran ahí. Ella por su parte suspiró, negando un par de veces. — Estoy actuando como una cría. Solo hablamos un poco ¿vale? No estoy acostumbrada a involucrarme con chicos, menos a que la gente le tome atención a eso. — Respondió, aprovechando que tenía las manos húmedas para poner un poco de agua en su cabello y, así, moldear un poco las ondas de las puntas que comenzaban a verse desordenadas.— Lo siento ¿vale? No me molestes tú también.— Sus cejas se arquearon y suplicante observó a su amiga a través del espejo, recibiendo un asentimiento. — "Pero no vas a negar que el hermano de Natasha es guapo". Ante eso rió nuevamente, dándose la vuelta para coger un poco de la toalla de papel y con ella secarse ambas manos. No pensaba responder a eso. Una vez realizada su tarea, pese a que no era más que una excusa para quitarse la vergüenza, volvieron ambas a la mesa en donde se encontraban los tatuadores. Acababa de irse el mesero, por lo que supuso que ya habían pedido; una lástima, considerando que tenía en mente pedir otra botella de soju. Mas no diría nada, acomodándose en su lugar y poniendo su atención ahora en los integrantes que conformaban el grupo. Todos parecían ensimismados en lo suyo, habiendo olvidado la situación de minutos atrás, cosa que la hizo sonreír; era un peso menos con el cual lidiar. — "Chicos, quiero que vean algo antes de comer..." — La voz que irrumpió la conversación de la mesa fue la de la otra chica, la cual tras unos segundos supo que era BabyJ, una tatuadora especializada en color. La peliroja sin más extendió su brazo derecho, tatuado con una manga tradicional americana, para alcanzar uno de los libros (el cual suponía, le pertenecía) para abrirlo en toda su extensión en el centro de la mesa, el lugar que no era ocupado por las botellas de soju a medias y los vasos ya vacíos de los demás. Ahí mostraba hermosos diseños, algunos bastante femeninos y delicados, con una técnica a la cual llamaban "acuarela" por la similitud a las pinturas. — "Quiero aventurarme en este rumbo, pero no quiero joderlos a ustedes ¿Qué dicen? Es muy popular últimamente..."
방90  Cuando la vio regresar y notó que ni siquiera lo miraba, su entrecejo se frunció. Bien, no iba a ser una persona cargante, si ella encontraba interesante el hablar con alguien más lo respetaba, así que siguió igual como cuando se encontraba antes de que llegara. Se quitó la mascarilla por completo mientras BabyJ hablaba algo a lo cual no le estaba prestando atención pese a que la miraba. Habían cosas que no podía dejar de pensar aún cuando lo deseará. Y ahora, sumado a ello, no podía dejar de verla a ella de reojo. Sentía que esa tranquilidad que había encontrado a su lado por solo unos minutos la necesitaba de vuelta, sentía que por una vez después de tanta mierda que lo estaba rodeando, de tanto trabajo, de tanta soledad por fin había algo que le interesaba por más superficial que fuese... ¿El problema? Eran muchos, pero ahora el más importante es que ella no lo estaba mirando a él. — "Quiero aventurarme en este rumbo, pero no quiero joderlos a ustedes ¿Qué dicen? Es muy popular últimamente..." —Yongguk alzó la vista y se unió a la conversación rápidamente. Si bien no era de ese estilo de tatuajes no pudo evitar el asentir, al igual que los demás. Todos parecían estar de acuerdo, algunos comentaban lo lindo que era, otros como él asentían de la misma forma; mas ahora Yongguk volvía a sentir curiosidad por algo y no pudo evitar el volver a molestar a Sejeong. — Sejeong-ah... —Susurró, luego de inclinarse lentamente hacia ella— Sejeong-ah... —Repitió, esperando entonces que volteara a verlo para agregar:— ¿Cual es el libro de Yoni? —Había escuchado que la castaña ayudaba a su amiga en los dibujos y la curiosidad de saber que tan buena era dibujando lo invadió. Por el tatuaje que tenía en la muñeca suponía que era un estilo minimalista, casi como el John Lennon que el tenía en su bazo— Puedo verlo ¿Cierto? —Preguntó, esta vez dirigiéndose a la dueña: Yoni, quién lo miró por unos segundos de forma extraña y luego asintió. — ''Dale el libro a Yongguk-ah, Sejeong. Ten..."
向日葵96 Por unos minutos se dedicó nada más a ver los diseños que BabyJ quería exponer. No era muy conocedora de tatuajes, tampoco una fanática y por lo mismo solo podía hacer comentarios sobre lo bien que lucía el color, como estudiante de artes. La técnica era limpia, y le llamaba bastante la atención el cómo se podía recrear dicho efecto de esfumado en la piel. Fue por ello que solo se dedicó a mirar, a escuchar y asentir de vez en cuando a lo que la pelirroja explicaba pasando sus dedos por las páginas de su libro, mostrándole efectos más grandes y masculinos. En eso estaba cuando escuchó su nombre pronunciado por quien tenía al lado. Demoró un segundo en prestarle atención pues BabyJ acababa de mostrar un lobo bastante bonito, mas terminó haciéndolo por su insistencia. Aunque eso no le molestaba, en absoluto.— Oh, es ese... — Mas cuando fue a apuntarlo, ya no estaba. Quizás en algún momento alguien lo había tomado. Antes había estado tan ensimismada en la conversación con el moreno, que no se había percatado de que Yoni había tomado el libro con los diseños. Lo recibió entonces y sonrió, posándolo en la mesa, justo frente a ellos, para que así la chica que seguía proponiendo y hablando de técnicas de color no se sintiera opacada ahora que ella le enseñaría sus diseños a YongGuk. — Ella solo trabaja con negro y líneas finas. Es minimalista, como podrás ver. Algunos de los diseños son míos, otros exclusivamente de ella... — Explicó, pasando las páginas para que los viera. Muchos de ellos eran de cosas cotidianas, mascotas, personas, incluso recreaciones de fotos que pasaban a ser de ese estilo.— Últimamente pone un poco de color en los diseños, ya sabes, para resaltar un poco... Pero lo más que piden es personas en minimalista. — Comentó. Se sentía algo nerviosa y por lo mismo apartó las manos para que fuese él quien ahora pasara las páginas. Para muchos el minimalista no era un estilo pulcro, de hecho, a ella misma algunos compañeros de arte le habían dicho que deformar algunas cosas no estaba para nada bien, pero le gustaba. Esperaba que al moreno también, posando la mirada en él, expectante. Pese a recién conocerse, deseaba tener su aprobación.
방90 Sonrió cuando comenzó con la explicación, escuchándola en todo momento y con bastante atención. No importaba lo que los demás estuviesen hablando más que ella, sumiéndose así en una especie de burbuja en donde ambos se encontraban envueltos. Juntos. — El estilo se parece mucho a uno de mis tatuajes... —Le comentó, ahora comenzando a cambiar las páginas al darse cuenta que de un segundo a otro ella dejaba de hacerlo. Pese a que tenía muchos estilos tatuados en su piel, el que más gustaba ese último tiempo era el minimalista, y no lo decía por que Sejeong fuese quién dibujara sino porque en realidad le parecía atractivo. Simple y limpio. Fue mientras le prestaba atención a un par de retratos transformados en simples lineas sobre la piel, que sintió la intensa mirada de la castaña sobre él, viéndose en la obligación de voltear su rostro y mirarla también a los ojos. La empresa, B.A.P, todos los problemas que había atravesado lo consumieron a tal punto de que había olvidado lo que se sentía tener en frente a alguien tan atractivo como ella. — ¿Quieres ver el mío...? —Preguntó, mas no espero respuesta alguna, acomodándose cuidadosamente en su silla para así estirar su brazo hacia ella y levantar parte del suéter que lo cubría aquella noche. Fue entonces en ese momento en que le mostró simples líneas trazadas sobre su antebrazo. Era John Lennon, enmarcado y adornado con un par de corazones en rojo y signos de paz— Es reciente, planeo hacerme más de este estilo pero quiero ir con calma. Tengo otros, uno en el pecho, otro en la espalda y en este brazo —Le comentó, agitando la extremidad contraria a la que le estaba enseñando. Entonces sonrió un poco más amplio que lo normal durante todo lo que llevaban de reunión, volviendo a tapar el tatuaje antes de sentarse derecho una vez más— Tal vez si me dices en que diseños haz ayudado me motive y termine tatuando algo tuyo en mi piel... —Susurró, estirando ligeramente sus labios. Hablaba en serio.
向日葵96 Respondió a su pregunta con un suave movimiento de cabeza. No era experta en tatuajes, mas estaba ahí para ayudar a Yoni y ver la clase de tatuajes minimalistas que hacían otras personas de seguro sería de interés; además, ¿por qué mentir? Sí quería ver la piel tatuada del moreno. Y fue cuando descubrió su tatuaje que sonrió, por inercia llevando sus dígitos al marco ondulante que rodeaba a John.— Nunca pensé que tendrías algo así, ya sabes, te ves más rudo. — Comentó entre suaves risas. Ella conocía esa obra, igual que algunas de Ono.— Este es muy lindo, me gusta lo simple... Debe representar mucho ¿no? Supongo que gustas de 'The beatles'. — Dijo con una sonrisa, ya apartando sus dedos para no incomodarle. Y ahí era cuando a parte de un ambiente en común, compartían también el gusto por un grupo. Si bien no era fanática de aquella banda, como lo era con otras, a veces escucharlos resultaba reconfortante, llevándola a un tiempo-espacio diferente con los acordes de sus melodías. Mas fue sacada de sus pensamientos segundos después, cuando el chico le pidió ver sus diseños. Y no iba a mentir, aquella idea le había encantado, tanto que sintió cosquillear y sus mejillas teñirse de un suave rosa por sus palabras al percatarse de que las decía en serio ¿Y cómo no? Había sido un halago. — Por aquí... — Comentó entonces, pasando algunas hojas hasta llegar a los diseños que dejaban de intercalarse, siendo un par de páginas meramente propios. Ahí dejó ver pequeños gatos minimalistas, poodles, y sobre todo personas, figuras humanas que se besaban antes de desaparecer en una línea, o estaban abrazadas pareciendo uno.— Soy un poco romántica, quizás. — Dijo al ver sus dibujos, intercalando un par de veces su mirada entre el libro y el moreno, mientras le acercaba el primero para que pudiera ver mejor. Aunque no debía hacerse ilusiones: quizás al chico no le gustarían.
방90 Su piel cosquilleaba aún cuando ella había dejado de tocarlo hacia ya unos segundos atrás, mas le resto importancia; debía restarle importancia. Ella era linda, muy linda, inteligente y además talentosa, ¿le atraía? sí, pero simplemente eso. Entonces alejó todos los pensamientos innecesarios de su cabeza y se centró en lo que le mostraba. Dibujos simples, pero encantadores, sin poder evitar el esbozar una pequeña sonrisa al reconocer un poodle entre ellos parecido a Tigger. — Me parece atractivo... —Susurró, relamiéndose sus labios cuando comenzó a prestarle atención a las figuras humanas. Yongguk era un gran seguidor de la pintura erótica y se consideraba erótico también a la hora de componer canciones. Mas esos dibujos iban un poco más allá, eran románticos, lineas elegantes, limpias— Este me gusta... —Su dedo indice se posó sobre uno de los tantos dibujos. La pareja parecía abrazarse con necesidad, uniendo sus labios intensamente. Aquello le hizo sonreír y tras dedicarse a mirar un par de segundos más la carpeta, volvió su vista hacia ella. Mientras más tiempo pasaban juntos, más atractiva le parecía y no solo de forma superficial. Había algo en ella, algo que llamaba completamente su atención y lo atraía como imán. Soltó un suave suspiro y sonrió. Era un pensamiento estúpido considerando que la había conocido hace solo unos minutos (u horas, no lo sabía. Había perdido el sentido de la orientación)— ¿Sabes que me tatuaría? Me gusta como dibujas —Le comentó— Seria lindo que hicieras algo único para mi. —Esperaba que sus palabras no sonarán mal en absoluto. Hablaba en serio cuando decía aquello, pero también con un trasfondo más allá. Todo estaba siendo una excusa sin querer... ¿Si ella aceptaba a dibujar algo para él, entonces se verían de nuevo?
向日葵96 Cuando el contrario señaló uno de los diseños asintió un par de veces, de cierta forma fascinada pues también era uno de sus favoritos. Había veces en las que extrañaba estar en una relación y hacía dibujos como esos, en los que las parejas tenían necesidad de permanecer con el otro, esperando algún día conocer a alguien que pudiera hacerle sentir de esa forma. Suponía que el chico al ser un compositor comprendía aquel pensamiento. — De verdad me halagas mucho, YongGuk-ssi — Dijo acomodándose tras la oreja un mechón de cabello, sin poder deshacer la sonrisa que adornaba sus facciones. Por un momento pensó que no apreciaría sus dibujos, después de todo tenía una hermana que de seguro podría hacer un diseño aún más hermoso si se lo proponía; pero que la hubiera escogido a ella, y que además estuviera dispuesto a tatuarse, era como un sueño.— Es la primera vez que conozco a alguien que quiera tatuarse algo mío, así... ah ¿Crees que podremos hablar de ello en algún momento? — Preguntó entonces, demasiado animada con la idea. Llegando a casa comenzaría a diseñar algo especial para YongGuk. Ahí, sacó el móvil del bolsillo de su chaqueta y comenzó a deslizar los dedos a través de la pantalla para llegar a la opción de contactos. Con esta abierta fue entonces que le cedió el aparato al moreno, esperando que aquello no le pareciera demasiado, el concretar una cita en un futuro para mostrarle lo que tenía para él, y luego ir juntos con Yoni para que se tatuara.— ¿Puedes darme tu número? Y si tienes kakaotalk... — Pidió en una suave tonalidad, esperando que no se negara.
방90 Cogió el móvil aún cuando no estaba seguro sobre sí darle o no el número de teléfono. Se sentía feliz, porque esa era la intención en un primer momento, mas ahora que lo pensaba mejor no sabía si era prudente o no. El número telefónico era personal, pero también había hablado con ella por el tiempo suficiente para darse cuenta de que no se trataba de un fan loca o algo por el estilo... ¿Estaría bien? Torpemente escribió "Yongguk" en donde debía colocar el nombre y entonces decidió dejar de pensarlo. Iba a tomar el riesgo. Debía tomarlo— Uh, ¿kakaotalk? —Preguntó, asintiendo suavemente tras ello al terminar de anotar el número, guardándolo sin dudar para así no arrepentirse— Claro que sí... —Agregó, entregándole el móvil al finalizar— Aunque no lo uso mucho, más que nada para comunicarme con los chicos, amigos... —Se encogió de hombros despreocupado— Pero anota, te daré la id. Ah y... —Tras unos segundos sacó el móvil de su bolsillo mientras le entregaba su id, y luego de desbloquearlo, se lo entregó— También quiero tener tu número. Era consciente de la mirada que Natasha le estaba dando. Era consciente de que lo que hacía era peligroso también. No conocía a Sejeong pero no le importaba.— Podría mostrarte una foto para que tu la dibujes, por mensaje. E incluso, podríamos juntarnos antes, para hablar sobre ello... Claro. —Pero es le mesero el que se encargó de interrumpir la conversación que ambos llevaban. Tomó el libro de tatuajes de Yoni y tras cerrarlo lo dejó junto a los demás. Ya es hora de comenzar con la comida.
向日葵96 Con atención observó el cómo el mayor ingresaba su número, buscando ignorar las miradas que sentía sobre ellos. Por algún motivo la gente a su alrededor estaba muy al pendiente de su conversación ¿Era porque no la conocían? Eso la hacía sentir incómoda pues sus intenciones no eran malas, siendo por lo mismo que simplemente anotó su id en cuanto el chico le regresó el móvil, haciendo lo propio cuando fue quien le pidió sus datos. No estaban haciendo nada malo más que concretar una futura cita, además, no por placer, sino que para un tatuaje ¿no era lo normal en reuniones como esas? Le confundía mucho, y comenzaba a preguntarse si el contrario tenía novia. Mas no dijo nada y solo sintió a sus palabras y, sonriendo, volvió la mirada a la mesa en la que estaba siendo dispuesta la comida. Habían llegado los fideos y el bibimbap que habían pedido, sintiendo cómo el estómago le rugía con ansias ahora que el aroma impregnaba el lugar. Era hora de comer e integrarse a la conversación de los tatuadores. Ya luego podría organizarse mejor con YongGuk, y de seguro saldría una buena amistad de todo eso. — Por nuestro futuro tatuaje. — Dijo entonces, tomando con los palillos un poco de Japchae antes de hacer un gesto hacia él como si estuviera haciendo un brindis, llevándoselo a la boca luego de eso. Estaban exquisitos. Ahí, entre comida y bebida comenzó a fluir una nueva conversación de diseños y colores, a la que se incorporó luego de Yoni les dijera que ella era muy buena con las pinturas en la universidad. La tarde parecía que seguiría fluyendo con tranquilidad, y aunque en un principio estaba nerviosa, agradecía haber conocido a una persona tan interesante como lo era YongGuk.
.                 ❝   Finalizado.
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    ❝ —— Busan station           𝗉𝗅𝗈𝗍 ; 𝖼𝖾𝗋𝗋𝖺𝖽𝗈.                    No estaba acostumbrada a viajar de madrugada a Busan. Los ojos le pesaban cuando llegó a la estación, presa del sueño que había sido interrumpido por su madre la noche anterior que, con una llamada, le pidió que viajara lo antes posible a la ciudad sureña. Su hermana para ese entonces estaba haciendo su práctica de azafata, por lo que su progenitora se hallaba sola en casa. Ella, como la buena hija que era, sin preguntar demasiado lo que ocurría sin más tomó el primer tren hacia su destino, cerca de las cuatro de la mañana. No podía dejar a su madre sola ahora que su salud era débil.     Cuando su maleta le fue entregada, lo primero que hizo al bajar del tren fue dirigirse a la sección de baños públicos. Su aspecto de seguro no era el mejor, y odiaba en demasía los cubículos individuales de un transporte en movimiento como para haber hecho sus necesidades en el camino. La mejor opción, antes de pasar a una de esas tiendas 24 horas y comprar un café, era asearse; no podía andar por ahí con lagañas en sus ojos y el cabello algo alborotado en sus intentos de dormir en el asiento. Para su suerte a esa hora de la mañana no había demasiada gente en la estación, aunque estaba segura que bastaría que pasase un poco el tiempo para que fuese imposible el respetar el espacio personal de otra persona.     Dejó su bolso de mano en los espacios disponibles en el lavamanos, sacó de este unas toallas desmaquillantes para quitarse el delineador que se había corrido en el viaje, y prosiguió a lavarse la cara bajo la atenta mirada de una niña que se hallaba con su madre en el baño, desde antes que ella. La pequeña se veía bastante tierna y por lo mismo sonrió a través del reflejo del espejo, recibiendo un gesto similar. Se secó entonces el rostro con una toalla de mano, se cepilló los dientes y una vez acabó guardó todo en el bolso de nueva cuenta para pasar a uno de los cubículos, dejando su maleta ahí. Sabía que nadie se la llevaría, tampoco es como si tuviese algo de valor en su interior; además, no demoraría demasiado.     Mas, cuando estaba acabando, un grito desgarrador hizo eco en el baño: Era la niña.     Se apresuró a secar sus partes íntimas con papel higiénico al notar que las quejas de la menor no eran acalladas, sino que se volvían cada vez más desesperadas, ahogadas por un llanto casi histérico ¿Qué ocurría? La sola idea de que hubiese entrado un depravado sexual le revolvía el estómago, pero ¿no estaba su madre con ella? No sabía qué estaba pasando, hasta que al abrir la puerta se encontró con algo mucho peor de lo que había imaginado.     La imagen que tenía frente a sí era digna de una película de horror. La pequeña se hallaba en el sueño, bañada del carmesí de su propia sangre que brotaba torrencialmente de una herida que tenía en el vientre... y en el brazo, y en todos los lugares en las que su madre con ojos desorbitados mordía hasta arrancar la piel. La niña se revolvía bajo el peso de su atacante, mas no pasó demasiado tiempo cuando llegó un segundo ser a terminar lo que la mujer había comenzado, mordiendo el frágil cuello y acallando así todos los alaridos de dolor que proclamaba la niña. En ese momento fue que cerró la puerta y con dedos temblorosos pasó el seguro.     Su corazón latía agitado y las lágrimas caían por su rostro ante la ola de terror que embargaba su cuerpo. Con ambas manos se cubrió los labios para no gritar, mientras que con torpeza se subía sobre el excusado ante la idea de que podrían ver sus pies si aquellas personas se adentraban hacia ese sector del baño. Y no podía quitar la imagen de su cabeza, abrumándola, haciéndole pensar que lo peor había llegado como tantas veces vio en películas de zombies. Hundió entonces el rostro entre sus rodillas, temblando cuando se rodeó estas con los brazos en un intento de protegerse de lo que había ahí fuera. Y podía escuchar cómo seguían desgarrando la carne, las prendas. El sonido en seco de un cuerpo arrastrado sobre la cerámica.     Era consciente de que la siguiente podía ser ella, y por lo mismo no se movió. Debía considerar las posibilidades antes de tomar una decisión, y es que si salía no tenía nada con lo cual enfrentar a aquellos seres, tampoco tenía la certeza de que se irían, o que no había más por ahí fuera, aunque por los gritos que comenzaron a oírse en la estación le hicieron caer en cuenta de que sí ¿Qué podía hacer? Parecía una situación fuera de control, y ella no estaba preparada para algo así.     Mas no llegó a tomar una decisión cuando su cuerpo dejó de reaccionar. La ola de emociones le había pasado la cuenta, junto al cansancio y la preocupación sobre su futuro, el de su madre y el de sus seres queridos. Demasiado que procesar, teniendo la imagen de la niña en su mente cuando gradualmente fue perdiendo la consciencia.                            ¿Podría sobrevivir?    
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      ❝ —— Le muse       𝗌𝗎𝗇𝖿𝗅𝗈𝗐𝖾𝗋 ; 𝖼𝖾𝗋𝗋𝖺𝖽𝗈.                    — ¿Está lista?       — No, solo dame un par de minutos. Te la envío enseguida.     Una sutil sonrisa se dibujó en sus labios al mirar a través del espejo y observar al fotógrafo que esperaba, ya algo impaciente, a que el estilista terminara de arreglarle el cabello para la primera sesión del año. Era la tercera vez que preguntaban si ya había acabado. Siempre era así cuando iba a modelar para aquella tienda: tiempo limitado, alguno de ellos estresado y jóvenes yendo de aquí para allá para disponer de un set adaptado para la ocasión. Lo gracioso era cuando terminaban antes de lo estimado, aunque nadie se quejaba de ello; era entendible el apuro, pues podía ocurrir un imprevisto y era mejor que sobrara tiempo a que faltase.     Mechones caían por su frente libremente, mientras el joven tras de ella se apresuraba a terminar las ondas en la parte posterior de su cabello. Ya no había señales del fotógrafo a la vista, pese a que desde ahí escuchaba como pedía a los de iluminación que cambiaran el ángulo de los focos para mayor claridad en zonas específicas del set.       — Siempre es lo mismo, todo rápido. Luego preguntan por   qué siempre me molesto con ellos.     SeHyun era muy adorable cuando se ponía a refunfuñar sobre el limitado tiempo que le daban para peinarla. En respuesta ella solo asintió, sabiendo que pese a todas esas quejas siempre terminaba haciendo un excelente trabajo.                     Y esa ocasión no fue la excepción.     Cuando estuvo sentada en una de las sillas de utilería del set, se sintió nuevamente en casa. Era diferente a la emoción que le causaba dibujar o tomar fotografías por su cuenta, diferente a todo lo que experimentaba cuando estaba en la universidad, aprendiendo sobre aquello que le apasionaba. Se trataba de un sentimiento más íntegro, en donde ella se convertía en parte del arte que realizaban esas personas, incluso si el propósito principal era vender las prendas que traía puestas. Una sonrisa adornó sus facciones ante aquellos pensamientos, justo cuando el sonido de la cámara llenó el ambiente por las múltiples tomas.       — Recuerda el concepto, preciosa.     Asintió ante aquella indicación y nuevamente su expresión pasó a ser una seria, teniendo la mirada altiva y una postura que denotaba clase, mas sin llegar a parecer engreída. La idea era lucir como una chica atractiva e inocente a la vez. ‘Cute and the city’ era lo que le habían dicho al filmar el contrato, y mientras Nana, una de sus compañeras, se encargaba de darle el toque ‘salvaje’ con sus facciones de por si más occidentales, ella debía mostrar lo que era una mujer asiática moderna en aquella tienda online.       — Eso, luces perfecta. Ahora SeJeong, hacia la derecha.     Con gusto acató la petición, moviéndose constantemente entre los disparos de la cámara. Cada fotografía era diferente pues ella se encargaba de que así fuese: bajando la mirada, jugando con sus manos y adoptando diferentes posiciones a medida que los minutos pasaban, incluso agregaban prendas o cambiaban accesorios. Los enfoques de en la escenografía también variaban: a veces en la silla, otras de pie contra la pared, aprovechando de esa forma el buen set que habían preparado para la ocasión. Todo eso con tal de que las prendas que modelaba se vendieran bien, que se vieran bien a través de las fotografías.     Ese era, sin duda, su lugar para brillar. No estaba interesada en volverse una modelo popular, mucho menos hacer de eso su trabajo permanente pese a que la paga no era en absoluto mediocre. Su objetivo era disfrutar en demasía los efímeros momentos en los que podía sentirse una mujer hermosa, sobresalir del resto y hacerse parte de su incentivo de vida: La belleza de lo que le rodeaba.     Al terminar, agradeció el buen trabajo de los presentes con múltiples venias. Ya era algo tarde, y aunque al día siguiente debía ir a la universidad, no se sentía con la necesidad de marcharse de inmediato. En vez de eso, se encaminó al fotógrafo y pidió su autorización para monitorear las tomas a su lado, sentándose en el pequeño banco que estaba junto a él. Y ahí estaba de nuevo, luciendo tan atractiva como nunca había logrado en casa, pareciendo una modelo profesional pese a no ser más que una amateur, una chica venida desde el sur del país para hallar sus sueños en la ciudad capital.       — ¿Crees que hemos hecho un buen trabajo?     Ante las palabras del hombre junto a ella no pudo más que sonreír.    
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