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barrioadrogue-blog · 9 years
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El calvario de vivir en dos ruedas
La Ciudad Autónoma de Buenos Aires cuenta con 15 comunas, y 2.535 rampas para discapacitados. Pero ¿Alcanzan? ¿Que es lo que hace el Gobierno por la integración de las personas discapacitadas? El Contrapunto, con alguien que lo vive en carne propia.
Santiago Coronel, vivió en Capital toda su vida, y tiene otra mirada sobre como andan las cosas. En varias esquinas de la zona de Congreso faltan rampas y eso le complica mucho, andar en la silla de ruedas. Las veredas en sí, son otro tema importante ya que están en un estado deplorable. “Si se quejan las personas que pueden caminar normalmente, imaginate nosotros. Es imposible para mí manejarme solo, con autonomía”
La construcción y colocación de rampas se encuentra regida por la Ley 962/02, la cual establece el marco urbanístico y jurídico en que deben realizarse. Por ejemplo las rampas plásticas no pueden ser utilizadas por el Gobierno de la Ciudad sino que deberían construirse con hormigón. Según Santiago esto no se cumple a rajatabla. "Varias siguen siendo de plástico. Al darle el sol se resquebrajan y no son remplazadas"
¿Qué más dice la Ley?
Así como el de Santiago, hay más casos donde personas con movilidades diferentes, dependen de otros para ir de un lado al otro. Al trabajo, al banco, a la casa de un amigo. 2.535 rampas no alcanzan. No van alcanzar, hasta que no haya una en cada esquina. La ley 962 de accebilidad  artículo 9 contempla restablecer la accesibilidad y la transitabilidad completa. “Para que las personas con discapacidad puedan vivir de forma independiente, los Estados: Garantizarán el acceso a todos los lugares: edificios, escuelas, hospitales, viviendas. También a los lugares de trabajo y a las calles.” Esto no se cumple. Aquellos con capacidades reducidas, se ven reducidos, por las faltas de obras públicas e infraestructura.
La situación en los colectivos cambia, un poco. Casi todos tienen el lugar reservado para la silla de ruedas, pero según Santiago Coronel uno queda cautivo de la amabilidad que tenga o no el colectivero. Muy pocos son los que lo ayudan a subir en la rampa, objeto que casi ningún colectivo tiene, o tiene en buen funcionamiento. “Es una lastima, que no se pueda crear ni mejorar la inclusión del otro. A veces no duele que no esté la rampa, sino que nadie se acerca a ayudar. Estamos perdiendo lo humano”
Las obras y la ejecución de rampas se realizan de acuerdo a la densidad de reclamos y de pedidos priorizados de instituciones como Defensoría del Pueblo y COPIDIS. De esta forma se canalizan una gran cantidad de solicitudes. Santiago no peticionó que se coloquen rampas, pero amigos de él sí. Las respuestas tardan en llegar y en muchos casos ni se cumplieron las solicitudes.
¿Para realizar una obra de accesibilidad debo avisar a COPIDIS?
No. Se debe contratar a un profesional idóneo en la temática de accesibilidad con conocimiento de la Ley 962, pudiendo ser: Maestro Mayor de Obras, Arquitecto o Ingeniero, debidamente matriculado. El mismo deberá presentar la documentación en la Dirección General de Registro de Obras y Catastro. COPIDIS puede asesorarlo si surgen dudas técnicas.
Por otra parte el Ciudad de Buenos Aires y COPIDIS trabajaron juntos y desarrollaron una Guía de Turismo Accesible donde, en teoría,  pueden encontrarse: actividades recreativas, sitios de interés, recorridos, teatros, museos, restaurantes, etc. Al ingresar a la página y clikear, el mismo “circuito accesible”, en algunos casos, indica que no es apto para gente en silla de ruedas. Por ejemplo en av. Belisario Roldán y la av. Sarmiento, donde se encuentra el Planetario Galileo Galilei, no existen rampas y el ingreso al Planetario se conforma por lajas irregulares y escalones.
Otras veces indica que el lugar presenta algunas irregularidades que puede dificultar el tránsito con sillas de ruedas. Por lo tanto no son destinos para que las personas con discapacidad puedan disfrutar de una visita en la Ciudad.
 Por Artusi, Abril
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barrioadrogue-blog · 10 years
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Los ojos que vieron África
Celestes, redondos, llamativos. Un alma misionera que pasó más años allá que en América del Sur. Fue por vocación. “Estoy dispuesta a lo que quieras, no importa lo que sea, tu llámame a servir”, dijo y se animó a cruzar el Océano Atlántico. Algunos de los hechos que pasaron y que Cristina Lenscak vio en 28 años. 
Todo empezó en 1984, o quizá antes. El inicio de los hechos es difícil de marcar. Siempre le gustó misionar, lo había hecho por el Norte argentino, pero esta misión estaba a unos kilómetros de distancia. Cristina Lenscak no sabía que ese día, y de mera casualidad, iba a enterarse que su congregación buscaba enfermeras para Ruanda; y menos que menos, iba a saber que sería ella quien viajase. 
Estudió enfermería antes de meterse en el convento y le bastó decir: “Hace años que no piso un hospital, ni sé el idioma. Pero si me quieren, acá estoy” Solo eso bastó para dos meses después subirse a un avión. Primero viajó a España porque las comunidades de Ruanda dependían de la provincia de Manresa – Cataluña. Mientras esperó por sus papeles, estudió francés. Hasta que el 9 de julio de 1984 empezó su aventura en África. 
Al llegar, Cristina se dio cuenta que haber estudiado enfermería era lo mismo que nada. El médico más cercano estaba a 40 km yendo por camino de tierra. En poco tiempo se acostumbró a sacar muelas, realizar partos y suturas de cuello de útero. 4 AM arriba, a las 6 salía el sol y a las 7 se iba a misa. Derecho al hospital. Media hora de almuerzo y otra vez hasta las 5 en el hospital. Antes de las 7 había que estar adentro, porque en Ruanda anochecía. No solo por la rotación del sol sino porque el grupo electrógeno duraba hasta las 8:30 de la noche.
Un día como cualquier otro de su rutina, alguien la llamó. Era un parto y solo la llamaban cuando las cosas se complicaban. Presentación pelviana. Tenía todo el cuerpo afuera, pero la cabeza no salía. No hubo caso y el bebé murió. Había peligro de muerte de la madre. Esa vez hubo coche que pudiera trasladarla. Llegó al hospital y entró en cesarea. El bebé era hidrocefalico. Su cerebro acumulaba excesiva cantidad de líquido. Nunca hubiera podido nacer por parto natural. 
“La suiza africana” como llaman a Ruanda carecía de ambulancias. Los ojos celestes de Cristina vieron muchas muertes por no poder trasladar al paciente. Trató incitables roturas uterinas, donde el tiempo que se tardase en llegar al hospital era decisivo para que la madre viviera. Por tradición en el momento del parto, las suegras tenían que estar presentes. Cuando las nueras no daban a luz, les proporcionaban hierbas naturales que provocaban contracciones inmediatas y dolorosas. En varios casos, los bebés no estaban encajados, o no había dilatación y el útero se rompía. Y cuando hay rotura uterina, si no se actúa rápido, muere la mamá. 
Después de haber aprendido francés en la Congregación de los Padres Blancos, luego del genocidio del ´94, de haber visto heridas con gusanos blancos y de haber actuado de partera a luz de una lámpara de kerosene; después de 13 años a Cristina Lenscak le costó más irse de Ruanda —su primer amor africano— a Camerún, que de Argentina a Ruanda. En este nuevo país la gente no hablaba, gritaba. Parecía que se peleaba todo el tiempo. Era extrovertida y un tanto eufórica. En los funerales los camerunenses se revolcaban por el piso y levantaban un gran teatro griego. Para luego de unas horas estar tranquilamente charlando y riendo. 
Pero no todo fue tragedia, allí pudo ver crecer a su "hijo preferido". Ladrillo por ladrillo. Finalmente en 2008 abrió sus puertas el Centro Hospitalario Dominicano de Saint Martín de Porres en Yaundé. Fue, y sigue siendo, uno de los mejores centros sanitarios. Hasta gente de otros países se acercaba para ser atendida.
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Cristina presenció la mayor fiesta de Camerún: los duelos. Vio como familias depositaban dinero en las funerarias. “Una noche ahí costaba los mismo que 10 días en un hospital.” Escuchó tambores y ruidos de fiestas que duraban días, pero eran preferibles a que el muerto no se despida feliz de este mundo y regrese a reclamar. 
Vivió ocho navidades en ese país al cual los portugueses habían bautizado Río dos Camarões (Río de los camarones), por la abundancia de cangrejos de ríos y qué a través del inglés (Cameroon) se derivó al actual nombre del país. La última había sido igual que la primera. Se levantó a las 5 de la mañana para la misa de aurora y vio venir por entre las colinas las luces que traían los lugareños. Su corazón se llenó de alegría cuando los más chicos hicieron sus ofrendas de porotos, logrando que la cesta se llenara. Y en ese momento, nunca pensó que no volvería a presenciar aquello. Ese verano, ese 19 de febrero de 2012, volvió a Argentina. Sus mejores años quedaron en el continente africano. Su África querida está lejos. Ya sin los anteojos puestos me miró y me dijo: “Mi vida está hecha allá” mientras se repetía que solo Dios sabría si volvería a pisar esas tierras.  
Por Abril Artusi
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barrioadrogue-blog · 10 years
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“Apuesto a las lecturas que dejan inquietos a los lectores”
Iris Rivera escribe desde que tiene memoria y hoy su trabajo es reconocido con un Konex en la disciplina literatura infantil. De mitología griega hasta una casa en el árbol. No hay lugar tiempo o galaxia al cual no pueda llegar con su birome.
“La travesía de escribir empezó la con travesía de leer” confiesa. Lectora ante todo. Desde chica le atraían las palabras y fue por escuchar cuentos que le contaban en su casa. Ella, abuela canchera y fiel a la tradición, le lee a sus cuatro nietos. Si le preguntás qué cinco libros serían los privilegiados de su top5 de libros propios; prefiere enumerar los que más le gustan a sus lectores: Haiku, Maqueta, Aire de Familia, Llaves y Los viejitos de la casa
¿De qué manera empezás un cuento? Es decir ¿Cómo surge la temática del mismo?
No escribo sobre una temática. No me propongo abordar un tema. Suele pasar que me atrae una escena. Por ejemplo, en un cuento llamado “La nena de las estampitas” ocurrió que vi un perro el andén del subte, línea C. Me preguntaba qué hacía ese perrito ahí y me lo seguí preguntando hasta que pude imaginar dónde había estado antes y cómo había llegado hasta el andén. El personaje se llamó Cirilo desde el primer renglón, y ese era el título que llevaba cuento. Pero, cuando la carrera de Cirilo desembocó en el subte, vi que las puertas de los vagones se abrieron, que Cirilo entró y se escondió debajo de un asiento. Vi que los pasajeros se sorprendieron, que una mujer trató de sacarlo de allí abajo. Vi cómo otros intentaban lo mismo y que Cirilo no salía.
Vi que bajaban esas personas y subían otras nuevas. Cirilo estaba tan encogido que ninguno de los  nuevos se dio cuenta de su presencia. Entonces, del fondo del vagón vi venir una nena repartiendo estampitas. ¿Qué podía hacer yo con esa nena? ¿Podía hacer como que no la había visto? No podía porque sí la vi. Y la nena sí vio a Cirilo. Y lo tocó. Le tocó la cabeza y él salió de debajo del asiento. Me acuerdo bien de que, en ese momento de la escritura, taché el título Cirilo y lo cambié por La nena de las estampitas, porque recién entonces supe de qué hablaba la historia.
 ¿Entonces personificás desconocidos?
Si. A familiares, vecinos, amigos, conocidos y desconocidos que andan por ahí y ni se enteran de que me los llevo anotados en una libreta.
¿Te gusta más escribir versiones o realizar tu proyecto personal?
Las dos opciones me gustan. Cuando escribo una versión, ya sé lo que voy a contar, pero tengo que investigar, conocer de dónde viene la historia inicial, leer otras versiones de la misma historia, probar diferentes maneras de contarla hasta encontrar la que me resulte, a la vez, fiel a la historia y a la manera que estoy eligiendo de narrarla. Pero me siento tranquila en el sentido de que la historia ya existe y el trabajo sólo consiste en narrarla a mi manera.
En cambio, cuanto se trata de una historia propia, desconozco de qué se va a tratar. Es una historia que no existe todavía, entonces voy a tientas. La historia avanza mientras la escribo. Es que no pienso el argumento antes, simplemente empiezo a escribir porque tengo curiosidad sobre qué es lo que va a pasar ahí. Y claro, suele ocurrir que de pronto, no sé cómo sigue. Es como si la historia quedara en pausa, o como si siguiera ocurriendo, pero hay niebla y yo no puedo ver lo que está pasando. Entonces tengo que esperar que la niebla se disipe, que las palabras vuelvan a fluir para saber cómo sigue. Esa espera, a veces, es tranquila y otras veces, no. La sensación de que no me estoy enterando es difícil de atravesar… y puede durar poco o mucho tiempo. Nunca se sabe cuánto.
 ¿Cómo se puede motivar a un chico para que lea?
A veces pienso- muchas veces lo pienso- que, más que tratar de motivarlos, habría que tratar de no desmotivarlos. Quiero decir: tratar de no interferir en sus lecturas con tareas escolarizadas del tipo de las guías didácticas que proponen los libros de texto. Me parece mejor leer con ellos y conversar sobre lo leído teniendo la oreja abierta a lo que dicen, sin volverse interrogadores seriales. Apuesto a las lecturas que dejan inquietos a los lectores y no creo necesario que los adultos debamos responder a todas sus preguntas como tampoco pedirles que respondan las nuestras. Creo que los adultos necesitamos formarnos como lectores porque la selección de libros que les ofrecemos es más que importante, es decisiva. Hablando de seleccionar libros, me gusta lo que dice la especialista Cecilia Bajour: ella habla de elegir lecturas que dejen a los lectores- tanto niños como adultos- “inquietos o en estado de pregunta”.
¿El ilustrador es fundamental para tus creaciones? ¿Ayuda a no desmotivar? ¿Por qué?
En el caso de los libros-álbum, sí. También en los casos de los libros muy ilustrados. Me parece que el diálogo que se genera entre el texto y las ilustraciones, genera a la vez la necesidad de que ambos autores se conozcan personalmente y, si esto no llegara a ser posible porque viven, por ejemplo, en países distintos, que puedan usar la tecnología para que surjan conversaciones donde dialogue la creatividad de ambos. El diálogo de ambos creadores se refleja luego en la calidad artística del libro.
Además de escribir  se toma un tiempo para realizar talleres literarios. Para los curiosos: funcionan en Palermo, de abril a noviembre, con frecuencia quincenal, los lunes o bien los martes de 18:30 a 21:30 horas.
Hablando de talleres iris cuenta como fue dictarlos en cárceles
"Fue una experiencia que me inquietó en el momento de prepararla, como inquieta todo lo que no se conoce. Entrar al penal, escuchar el sonido de las rejas cerrándose a nuestras espaldas… pero llegar, después de atravesar varias de esas rejas, a un corredor con aulas a ambos lados, me tranquilizó. Aquello se parecía a una escuela, con maestros de guardapolvo blanco, un espacio de lo más conocido para mí. De ahí en más, sentía a los participantes como alumnos que eran, muchachos jóvenes cursando el secundario. Una vez por semana, llegábamos con un cuento distinto y luego conversábamos sobre lo que habíamos leído. Las reflexiones de estos jóvenes, muchas veces, nos sorprendían por lo intensas, por lo profundas. Eran muchachos de hasta 21 años atravesando semejante situación límite. Eso se reflejaba con mucho dramatismo en su manera de leer la realidad y, dentro de ella, como otra realidad paralela y posible, la literatura."
Creo que a la hora de escribir literatura infantil, no se piensa en los niños como lectores. Si no que se escribe de manera llana, con personajes e historias totalmente carentes de ingenio. ¿Cuál es tu opinión sobre esto?
Yo pienso a los niños como personas que están creciendo. No los etiqueto como “chicos”, no los miro como si estuvieran detenidos en una etapa porque eso no es así. Cualquier niño o niña es más grande ahora que hace un rato. Están creciendo todo el tiempo y a mucha velocidad. Entonces escribo a favor de ese crecimiento y creo en los libros que los desafían como lectores, esos que los invitan a estirarse un poco más.
  Por Abril Artusi
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barrioadrogue-blog · 10 years
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“Se perdió el ritual de sentarse a escuchar solamente música”
Facundo Farias tiene 19 años pero ya recorrió varios escenarios: canta en coros hace siete años. Y aunque está en el rubro de la música, tiene una mirada bastante negativa sobre el medio.
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Algo le llamó la atención - a sus 12 años- en la bienvenida a los nuevos alumnos que ingresaban al Colegio Nacional. Ver cantar gente de su edad le generó curiosidad y fue por eso que su primer coro fue ahí, en el colegio de Almirante Brown. Después de dos coros y de ser invitado especial llegó al Coro Juvenil de Adrogué.
“Cuando era más pibe quizás estaba soñando jugar este mundial, mi sueño ahora es dedicarme a esto”, confiesa, ríe y se sonroja haciendo juego con su camisa salmón.
¿Qué actuación fue la más especial para vos y por qué?
El concierto con el coro del Nacional que dimos en las competencias en Venado Tuerto, Santa Fe. Yo ya estaba en mi último año del Polimodal y creo que fue sellar una etapa. Hicimos un repertorio de 10 canciones, todas con puestas en escena. Se ensayó muchísimo pero valió la pena. Eso es lo lindo del coro también, el viajar, conocer personas, aprender a convivir con el otro, aprender valores
¿Cómo te gustaría que fuera tu futuro en relación a la música/ coro? Creo que a muchos músicos se nos hace raro vernos de acá a muchos años. Todos coincidimos (creo) en seguir haciendo lo que nos gusta por sobre todas las cosas, es la esencia de esto, hacerlo porque sí. Me gustaría abrir puertas para aquellos que se inician en este viaje. Hoy en día es difícil, si bien hay muchas más oportunidades de hacer que nos escuchen (internet) aun así, el mercado sigue en manos de grandes sellos discográficos, donde vender música para llenar los bolsillos es su prioridad, no solo sellos, incluyo radios y televisión.
 Se lo ve enojado con la industria musical. Es una sorpresa ya que es la carrera que eligió, o mejor dicho,  la travesía a la que se encaminó. Quiere seguir con el tema, pero la pregunta no le dió lugar. La revancha:
 Los sellos venden o producen lo que se consume, lo que la gente quiere, ¿no te parece?
¿Lo que la gente quiere escuchar, o lo que se le impone que escuche? Esto no es de ahora. Creo que es algo muy complejo de analizar donde influyen muchos factores. Pienso que se llegó a mal acostumbrar a la gente a lo fácil, a lo directo. Algunos dicen música comercial,o hits que duran solo un momento.
Con respecto a lo “fácil” también me refiero a la forma de escuchar la música.Se perdió ese “ritual” de sentarse a escuchar solamente música como una actividad más. Con el mp3 y demás soportes móviles se pasó a otro plano. Por ejemplo conozco muchísimas bandas under, de todos los géneros, que me parecen fascinantes. Pero sé que nunca voy a poner la radio y que suene alguna de ellas. Tristemente los dueños de medios de difusión no tienen interés por el enriquecimiento de la cultura musical.
 A pesar de esto ¿pensás en tener tu propio proyecto? ¿O ya tenés alguno?
Varios; ahora estoy en una banda donde tocamos folklore y ritmos latinoamericanos (Raíces de Aliwe); también tengo la idea de hacer algo como “solista”, algo independiente. Ya tengo varias canciones compuestas. Y como proyecto desde “abajo del escenario” me gustaría realizar tareas como productor musical y técnico en sonido, que es lo que estoy estudiando en este momento.
Para rematar ¿creés que en las escuelas se les da la importancia necesaria a la música?
La verdad no te podría decir que sí ni que no. Sé de varios colegios donde sí porque tengo amigos docentes que dan clases, pero no sé hasta qué punto se le da “prioridad” o se enfatiza como una “materia importante”. Lo mismo con el canto coral: conozco varios colegios donde hay coro; lamentablemente hay pocos.
 Por Abril Artusi
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barrioadrogue-blog · 10 years
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Y “Malena” no faltó
Tampoco el rouge rojo, los pañuelos, los tacones y las abuelas que fueron a ver a sus nietos, donde hizo su apertura la Orquesta Municipal de Almirante Brown. Interpretaciones de clásicos del tango y artistas invitados.
 La Orquesta Municipal eligió la Casa de la Cultura de Adrogué -localidad de zona sur - para abrir su temporada musical. El espectáculo tuvo lugar el pasado domingo 27 de Abril en la sala “Raúl Soldi”. Flauta traversa, saxo, viola y bandoneón fueron algunos de los instrumentos que se escucharon. Después de hora y media, el público ovacionó de pie, y hasta se acercó a saludarlos. “Siempre hay mucha gente cuando nos presentamos, calculo que es porque el municipio hace publicidad. Sin embargo, hay una parte del público que nos sigue siempre.” dijo uno de los músicos.
El director Agustín Kolaric junto a su orquesta se lució en los 14 temas que interpretaron, algunos, instrumentales, otros acompañados de la voz de Mariana Novoa y del cantante invitado Diego Di Martino. Ya en la segunda canción entró en escena la pareja de baile conformada por M. Fernanda Carrizo y Denis Espinosa. Ella lució más de tres vestidos diferentes durante toda la noche. “Por lo general en shows de estas características, por la importancia del evento y la cantidad de temas en el repertorio, hago varios cambios de vestuario. Lo amerita. El tiempo entre tema y tema bailado está pensado para hacer esos cambios” Unas canciones después, la bailarina especial Tamara Carballa hizo su primera aparición con un número en el que utilizó una silla. El baile fue una fusión de tango, contemporáneo y jazz. A continuación se cantaron clásicos, entre ellos uno muy conocido: “Malena canta el tango con voz de sombra; Malena tiene pena de bandoneón".
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Nada detuvo el show: ni los inconvenientes de sonido, ni el bandoneón que se rompió. Dentro del acto hubo dos números muy especiales: un solo de piano de Kolaric y la cantante Mariana Novoa y el tango que interpretó el quinteto “Derrape” que integra el director. Luego de esto aprovechó para saludar. También recordó que se presentarán el próximo 24 de Mayo y que esta misma Casa les abrirá las puertas nuevamente.
Llamó la atención cuántas edades había dentro de la orquesta, podían verse: pelados, canosos, jóvenes, con arrugas, con piel sedosa y con piernas cansadas por los años. “El tango no envejece. No pasa de moda”, dijo el violinista Javier Fernández. Aunque es joven contó que elige tocar este tipo de música, primero porque le gusta y segundo porque quiere difundirlo. “Hay mucha gente que es presa de los mismos preconceptos que yo tenía, y por ahí, si ponen el oído se dan cuenta que al final, el tango les gustaba”. Por su parte la bailarina de la orquesta, Carrizo, agregó refiriéndose al público:“Cada vez más gente participa de nuestros shows, y cada vez son más, los jóvenes que se acercan”.
  Por Abril Artusi
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