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bradpastry24 · 5 hours ago

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Notas de cambio: La loca historia de Martín Castillo

- Profesor Herrera, su cuerpo es justo como lo imaginé. Ahora, veamos a divertirnos un poco

Dije esto mientras me miraba en el espejo, con el tono más sexy que está cuerpo puedo producir. Flexioné todos y cada unos de los músculos de mis músculos, que alguna vez le pertenecieron Iván Herrera, mi profesor de química en de la preparatoria.

Verán, siempre he tenido esta extraña afición por mis profesores, no sé el porqué, pero me atraen mucho. Cuando entré a la preparatoria esa sensación se intensificó, y muchísimo más cuando lo conocí a él. Siempre vestía formal debajo de su bata de laboratorio, pero, aun así, se podía apreciar su increíble figura. Nunca dejé de imaginar que clase de cuerpo escondía debajo de su ropa.

Por lo que se, es un químico farmacéutico que no pudo conseguir otro trabajo más que cómo profesor (no es que tenga algo de malo, pero en mi opinión se merecía algo mejor). Él fue el mejor profesor que tuve en toda mi vida academia, ya que se preocupaba por que sus alumnos aprendiesen. En algún punto, me enamoré perdidamente de él, era el hombre perfecto. Siempre soñé en ser como el algún día, tener una vida como la suya.

Cada que tenía clase de química, era el primero en llegar para poder tomar el asiento frente a el. Me quedaba viéndole fijamente, muchas veces se dio cuenta, pero nunca decía nada, es más, casi siempre me devolvía una sonrisa. No es por presumir, pero era el mejor de la clase debido a que quería quedar bien ante él, mis calificaciones eran las más altas, me envió a varios concursos estatales de química (siempre estaba entre los 3 primeros lugares) y todo gracias a él por ser mi motivación.

Terminé obsesionándome con él, no podía dejar de pensar en estar con justo a él a todo momento. Fue entonces que me volví más torpe con mis actitudes seductoras, no dudo que el profesor Herrera se diese cuenta de que las miradas que le daba no era necesariamente por interés en la clase.

Hoy por la tarde, el profesor me hizo quedarme después de las clases, dijo que quería hablar conmigo. En ese momento entré en pánico, pero no tenía idea de la gran sorpresa que iba a llevarme. Cuando todos mis compañeros se habían ido de la clase, el profesor se acercó a mí asiento para hablar.

- Fernando, ¿Sabes por qué te pedí que te quedarás? – Me dijo desde su escritorio.

- No señor…

- Vamos, no lo niegues

Se levantó de su lugar y caminó hacia mi. Yo simplemente dirigí mis vista hacia el suelo evitando el contacto visual. Ya frente a mi, se lo inclinó y acercó lentamente su boca a mi oído, yo estaba paralizado, el olor de su colonia invadía mi nariz y su aliento me sacudió el cabello de la nuca. Mi corazón y mi respiración se aceleraron, sentí que iba a explotar. De pronto, el ambiente de tensión se rompió, el me susurró.

- Sé que te gusto

- ¿¡Qué!? ¿De qué está hablando? - dije mientras hundía más mi mirada en el piso y me intentaba alejar, cosa que fue inútil pues la salida del pupitre estaba bloqueada por mi su cuerpo. Él se volvió a acercar a mí en la misma posición.

- Vamos, no te hagas el santo, los dos sabemos el motivo de esas miradas que me lanzas… - Dijo esto con una voz suave, sexy y sin verme a los ojos.

Puede sentir su gran mano pasarse sobre mi abdomen y como poco a poco descendía a mi entrepierna. Mi mayor fantasía se estaba haciendo realidad, pude notar como mi pene se comenzó a endurecer. Sin saber qué hacer, intenté hablar, mi voz temblaba y se me escapaban algunos gemidos.

- Pro…Profesor Herrera…yo…yo… - Su mamo ya están tocando mi miembro erecto, me miró a los ojos directamente y dijo.

- No te preocupes hijo, no haremos nada que no quieras

Sin pensarlo dos veces, me lancé a sus labios para darle un beso fugas, nuestros labios apenas se tocaron. Inmediatamente regresé a mi lugar sin saber exactamente qué espera por parte del profesor. Fijé mi mirada en la pared, aunque el contexto de la situación había cambiado, me moría de vergüenza.

Tomó mi mano, me guío para levantarme del pupitre y, con mucha delicadeza, puso uno de sus brazo en mi espalda muestras aún sostenía mi mano con el otro. Me jalo hacia el con su gran fuerza, nos quedamos en silencio unos segundos mientras nos mirábamos directamente. Soltó mi mano y acarició mi rastro. Con esa misma mano me tomo la nuca y ahora fue él quien me besó. Pareció como si el tiempo hubiese detenido en ese instante. Nuestras lenguas parecían bailar en nuestras bocas.

Después de lo que pareció una eternidad, nos detuvimos para respirar un poco - Vámonos de aquí, te llevaré a un lugar más tranquilo – Volvió a acariciar mi rostro, me soltó de sus fuertes brazos y me condujo fuera del aula y de la escuela. Me estaba guiando a su coche en el estacionamiento de la escuela.

Es aquí cuando las cosas se pusieron algo raras, es ese momento yo no le mayos importancia, gracias a Dios que no lo hice.

Llegamos a su lugar de estacionamiento y ahí estaba un coche deportivo último modelo, jamás había notado que el profesor Herrera tenía un coche así. Sin decir una palabra, abrió la puerta del copiloto y me subí sin dudarlo. Condujo por un buen rato, en el trayecto guardamos silencio absoluto, pero cuando paraba en algún semáforo, ponía su mano en mi muslo y yo lo sujetaba. Estuvimos viajando hasta que llegamos a una de las zonas residenciales de la ciudad, la que tenía las casas más caras. Me sorprendió ver qué pudiera tener una casa y un coche así con su sueldo de profesor.

- Llegamos

- ¿Está es su casa profesor? - Era una casa algo pequeña comparada con el resto del vecindario, pero enorme en comparación a donde yo vivía.

- Así es hijo, y por favor, llámame por mí nombre

- Está bien, siempre y cuando tú también me llames por el mío, Iván

- Entendido, Fernando

Escucharle decir esas palabras hizo que todo mi cuerpo se relajará, bueno, todo menos una parte, e Iván se dio cuenta de esto.

- Vamos adentro

Salimos del auto y caminamos a la entrada. El lugar era impresionante, estaba lleno de pinturas, planteas y un sinfín de más decoración. En el centro de la sala, se encontraba un piano solitario.

- ¿Y? ¿Qué opinas? – Dijo Iván, sacándome de mi ensimísmento.

- Esto es impresionante, ¿Cómo es que puedes pagar todo esto?

- Digamos que, tengo mis métodos – Después solo me guiñó el ojo. No supe a qué se refería, pero daba igual, estaba teniendo la mejor experiencia de mi vida.

- Ven Fernando, acompáñame a mi habitación, hay algo que quiero contarte

Subimos hasta el tercer piso y, después de caminar por un largo pasillo que daba a un balcón, estábamos parados frente a una gran puerta de madera muy oscura. Iván abrí la puerta y reveló una gran habitación. Tenía una cama enorme, 4 personas podían estar ahí al mismo tiempo sin problemas. Había otras dos puestas, una de cristal que daba a otro balcón, y otra de la misma madera que la primera puerta.

Oí como la puerta se cerraba, gire e Iván caminaba hacia mi, me senté en la cama a esperar que mi mayor deseo se hiciera realidad, poco podía saber yo de los que iba a suceder después.

- Vamos al grano Fernando – Dijo sentándose a mi lado, me lancé a darle otro beso, pero me puso una mano en el pecho justo cuando estábamos a punto de tocarnos – Espera, sé que quieres tener una vida como la mía, y yo ya estoy cansado de este cuerpo.

Esas palabras retumbaron en mis oídos - ¿Ese cuerpo? A qué te refieres Iván.

- Mi nombre no es Iván Herrera, en realidad soy Martín Castillo

- ¿Martín Castillo? No entiendo nada, ¿Porqué dices el nombre de un extraño?

Iván se puso de pie y se paró frente a mi- Está historia puede ser difícil de creer, pero cada parte de ella es verdad. Hace ya varios años, yo fui uno de los hombres más importantes y ricos de España y el resto de Europa, pese a que mi riqueza me fue heredada, supe administrarla, mantenerla y hacerla crecer. Un día me detectaron cáncer en los huesos, y aún con todo mi dinero nunca encontré la cura, pero encontré otra solución - La historia era demasiado alocada, pero me intrigaba su final.

- Con una buena parte de mis recursos, financié una serie de investigaciones con el objetivo de encontrar la manera de poder vivir en el cuerpo de alguien más. Tras meses de experimentos y casi al borde de la muerte, mi equipo encontró una manera de intercambiar cuerpos. Me fue fácil encontrar alguien con quién cambiar, solo tuve que enviar una solicitud de trabajo con características específicas para conseguir el cuerpo que quería. Lo engañe prometiéndole una mejor vida. Antes de hacer el cambio transferí todo mi dinero a sus cuentas. El procedimiento fue rápido, de un momento a otro estaba en el cuerpo de un adonis, que ahora era rico. Lo único que mis investigadores nunca lograron fue mantener un cuerpo joven para siempre, así que realicé un segundo cambio, y obtuve este cuerpo

- Iván, me gustas mucho, pero no estaré contigo si consumes drogas

- ¿Acaso no escuchaste nada?

- Si, si lo escuché, pero no tiene sentido. Si de verdad eres millonario, ¿Por qué tendrías que trabajar como profesor?

- Esa Fernando, es una buena pregunta que tiene una respuesta igual de fácil, se le llama mantener las apariencias. Si una persona de un momento a otro gana mucho dinero sin un buen motivo, la gente empezaría a imaginar cosas

- Si solo me trajiste aquí para contarme un montón de disparates, será mejor que me vaya. Hasta luego Señor Herrera – Tenía toda la intención de irme, pero Iván sujeto mi mano – Por favor, créeme

- Supongamos, y solo supongamos, que todo lo que dijiste es verdad, ¿Para que me quieres a mi?

- Quiero tu cuerpo

- ¡¿Qué?! ¡¿Por qué?!

- Eres joven, guapo y tienes un gran futuro por delante. Quiero que ese futuro sea mío, y supuse que no habría mayor problema porque pensé que deseabas este cuerpo

- Si te dijera que sí, ¿Qué pasará conmigo, con mi familia?, voy a perder muchos años de mi vida, ese cuerpo tiene al menos unos 45 años y yo tengo 17, ¡¡Perdería prácticamente 30 años de vida!!

- Tranquilo, todo estará bien, imaginé que dirías algo así, ya tengo todo planeado. Y por cierto, tengo 42, ¿Podrías esperar un momento? Necesito ponerme algo más cómodo

Iván caminó hacia la segunda puerta de madera, detrás había un vestidor enorme, alcancé a ver trajes colgados, batas, corbatas, muchos espejos en las paredes y una estantería llena zapatos y accesorios.

-Puedes mirar si quieres, para que pienses mejor las cosas

Aún estaba en shock por todo esto pero, ¡¿Ver al cuerpo de mis sueños cambiarse de ropa?! Era muy tentador. Me acosté en la cama un momento esperando a que saliera del vestidor. Cuando por fin salió, se había cambiado el traje por un conjunto deportivo que me permitió ver todavía más lo definidos que estaban sus músculos.

- ¡Vaya! No me viste. Es una lastima, te perdiste un gran espectáculo

- ¡¡¡Contesta mis preguntas!!!

- Bien, bien, cálmate. Como dije, todo ya está planeado, una vez que yo esté en tu cuerpo no te dejaré desamparado, ni a tu familia. Para no levantar sospechas, vivirás aquí por unos meses, luego te mudaras a un departamento en el que podrás vivir tu solo. Me encargaré de conseguirte un buen trabajo, recibirás toda la educación y capacitación necesaria para tu nueva vida. Yo por otra parte fingiré ser tú, entraré a un concurso internacional de química y me iré de intercambio a Europa, ahí estudiaré la universidad, para finalmente vivir allá

- ¿Y qué pasa con mis años perdidos?

- Cuando ya no quieras estar en ese cuerpo, contáctame, te conseguiré un nuevo cuerpo cada vez que tú quieras. Es lo menos que puedo hacer por recibir ese cuerpo

Después de escuchar eso, pensé que intentar el intercambio no sería mala opción, si funcionaba, tendría una vida mucho mejor, y si no funcionaba no perdí nada.

- Entonces, ¿Qué decides? - Preguntó mientras recargaba su cabeza en una mano y me miró directamente.

- Esta bien, vamos a cambiar de cuerpos

- ¡Genial!, Fernando, veras que no te arrepentirás. – Felipe se lanzó a mi y me dio un fuerte abrazo, yo solo que quedé quieto.

- ¿Y cómo lo hacemos?

- Con una máquina

- Y, ¿Dónde está la dichosa máquina?

- Vamos a la sala, ahí la veras.

Regresamos por el largo pasillo y las enormes escaleras hasta la habitación del piano, Iván me tomaba del hombre en todo momento. Ya ahí, me señaló el piano.

- ¿Qué? ¿Me vas a tocar algo? – le dije en un tono muy sarcástico - Si quieres, soy bastante bueno – Me dirigió hasta el piano y me indico sentarme en la pequeña banca unido a el.

- Bien, aquí está, te presento a la máquina de intercambio de cuerpos.

- ¿Un piano? – Mi voz sonó bastante despectiva, el me contestó– Si, pero también es una máquina de intercambio de cuerpos. Solo debes tocar la nota más grave del piano mientras yo tocó la más aguda

- Esto solo se pone más y más raro

- Eres bastante divertido, este cuerpo te caerá como anillo al dedo. Bien, a la cuenta de tres, tocamos las teclas. 1…2…¡3!

Mi dedo bajo junto al suyo y el piano produjo las notas al unísono. Inmediatamente después, Todas las demás teclas bajaron solas y el sonido del piano se hizo estridente. Mi cabeza comenzó a doler y me sentía mareado, mi vista se hacía borrosa, pero pude ver cómo Iván se desplomaba en el suelo, inmediatamente después, perdí el conocimiento.

Me sentí en una especie de dimensión distorsionada, no podía ver, oler, probar o sentir algo, lo único que aún percibía era el horrible sonido de todas las teclas del piano sonando en mi cabeza una y otra vez. Poco a poco el sonido del latir de mi corazón y el aire entrando a mis pulmones superó al del piano y en ese momento, mis demás sentidos regresaron. Sentí mucho frío en la espalda, mi boca sabía a una mezcla de alcohol, cigarros y algo dulce, podía oler la colonia de Iván otra vez, pero esta vez me pareció algo más mundano y familiar. Por último, abrí mis ojos.

Una intensa luz blanca me deslumbró, inmediatamente puse mi mano en su camino para que no me lastimas más. Ya adaptado a la intensidad, noté que mi mano era más grande y las venas de esta resaltaban mucho, lo mismo pasaba en mi brazo, que además estaba cubierto por algo de vello, cosa que yo nunca había tenido.

Levanté mi cabeza del suelo, bajé un poco la mirada y noté unos pectorales y abdomen bien definidos cubiertos por vello. Con mucho esfuerzo me senté, estaba en un baño. Me puse de rodillas para intentar levantarme, para mi buena suerte, frente a mi estaba un lavabo, me apoyé en él y al fin me puse de pie, noté un gran cambio de altura, estaba tan mareado que tuve que cerrar los ojos. Me llevé la mano a la cara, mis palmas eran más ásperas y sentí una barba bien tupida. Abrí mis ojos y un gran espejo me recibió.

- ¿Iván? – Mi voz masculina hizo eco en todo el baño, en ese momento me di cuenta que en todo lo que me dijo Iván era cierto, en realidad había cambiado de cuerpos, y ahora yo poseía su ultimo cuerpo.

De nuevo toqué mi rostro, exploré cada arruga, cada imperfección, metí los dedos por mi barba, nunca había tenido una, era algo muy excitante. Toqué los músculos de mi cuello, llegando hasta mi tronco, mis pectorales y abdomen estaban cubiertos de vello, los acaricié, disfrutando la sensación de los vellos entre mis dedos. Levanté mi brazo izquierdo para flexionar sus músculos mientras los acariciaba con el otro brazo. Después hice una de esas poses de fisicoculturista en donde se levantan los brazos, pero mis axilas peludas se robaron toda la atención, su olor era tan potente que llegaba a mi sin estar cerca de ellas. Acerqué mi nariz a una de las fosas peludas, el aroma a sudor y colonia era embriagante, no podía parar de olerlo, solo me detuve cuando las ansias de seguir explorando este cuerpo regresaron a mí.

Estuve un tiempo haciendo poses y caras frente al espejo, hasta que mi mirada bajó a las piernas y lo que colgaba entre ellas. Hasta ese momento, no me había dado cuenta del gran miembro erecto que estaba en mi pelvis.

Llevé mis manos hasta él y comencé a masturbarlo, la sensación áspera de mis palmas solo logró aumentar el placer. Mientras tocaba mi pene con una mano, frotaba todo mi cuerpo una vez más con la otra, todo esto mientas me miraba en el espejo. Después de frotar mis testículos, lentamente estimulé cuidadosamente mi zona anal, poco a poco introduje los dedos en mi trasero, fue una sorpresa descubrir cómo mis dedos se resbalaron como mantequilla. Al tocar mi próstata el placer solo se hiso más grande, lo que me hizo gemir, ese sonido me estaba llevando a un nivel de excitación que jamás imaginé alcanzar. Las sensaciones de placer viajaban por todo mi cuerpo y entonces, liberé una gran explosión de semen sobre todo el lavabo y el espejo.

Nunca imaginé que tanto semen pudiera salir de un hombre, todo estaba manchado, tomé un poco del semen del espejo y me lo llevé a la boca, su sabor era extraordinario, y lo mejor de todo es que era mi sabor. Mi respiración estaba agitada y estaba cubierto de sudor, pero eso no me impidió escuchar los pasos fuera del baño. Tomé unos calzoncillos que estaban en el piso, al ponérmelos noté que eran un suspensorio, no me importó y salí a explorar. Cuando abrí la puerta, me encontré en el vestidor del cuarto de Iván.

La puerta que daba al cuarto estaba abierta, la atravesé y ahí estaba mi cuerpo, vistiendo un traje que parecía hecho a su medida. Cuando entré se estaba se estaba terminando de acomodar el saco, el escucho mis pasos y se dio la vuelta.

- ¡Vaya! Al fin despertaste Iván, ya me estaba preocupando – No le contesté, en lugar de eso, me acerqué a él y lo observé de pies a cabeza. Lo único que pude hacer fue hablar - ¿Iván?

- No, tu eres Iván, yo soy Fernando – Seguí en silencio, esto aún era bastante extraño y nuevo. Fernando fue quíen rompió el silencio – ¿Qué es lo que te resulta tan extraño? ¿A caso nunca usaste un traje? Este cuerpo es increíble, y se ve muy bien con uno de estos. Tú también te vez increíble usando eso.

- ¿A caso no los dejaste ahí para que me los pusiera?

- No, de hecho, esos los usé todo el día de ayer

- Era lo único a la mano, y no quería salir desnudo – Le dije mientras extendía mis brazos apropósito, para presumir aún más mi cuerpo.

- Iván, ese era mi cuerpo, y no hay nada que no haya visto de él. – Puso una mano en mi pecho y comenzó a caminar a mi alrededor - Bueno, ese culo se ve mejor desde esta perspectiva – Dijo y le dio un muy buen apretón a mu trasero - ¡Ey! Tranquilo hombre, era tuyo, pero ahora es mío

- Si, y por eso mismo no dejaré que andes con el culo expuesto tan fácilmente. Anda, va a quitarte eso y busca otra ropa, hoy saldremos de fiesta

- ¿En serio?

- Claro, tenemos que estrenar estos nuevos cuerpos, ve y encuentra algo sexy pero no muy revelador, debes aprender a darte a desear

En ese momento corrí al vestidor, busque en los cajones hasta que encontré uno lleno de ropa interior, quería probármela toda, ya tendría tiempo después para eso, en ese momento debía concentrarme en encontrar algo sexy a simple vista. Tomé unos calzoncillos negros, me quité el suspensorio y lo arrojé lejos, claro, no sin antes darle una buena olida. Me puse los calzoncillos negros y salí al cuartó.

- ¿Qué tal? – Puse las manos en mi nuca, apreté los musculoso e hice la pose más sexy que se me pudo ocurrió.

- Muy simple, busca otros – Me dijo seriamente. Regresé algo enojado al vestidor, esta vez me puse una trusa de colores que marcaba muy bien mu bulto. De nuevo salí al cuarto y le dije con algo de fastidio en mi todo de voz – ¿Estos?

- Están bien, pero aún les falta algo. Regresa a buscar otros

Puse mis ojos en blanco en señal de fastidio, estuve a punto de rendirme cuando vi una pieza doblada de manera distinta al resto. La tome y al desdoblarla, resulto ser un conjunto de trusa y arnés negro y rojo muy sexy. Me lo puse lentamente y salí de nuevo al cuarto. Con la esperanza de que por fin aprobara mi elección, hice otra pose - ¿Y qué tal esto?

- Espectacular. – No pude ocultar mi alegría, al fin iba a salir a la calle en mi nuevo cuerpo - Ahora solo te falta todo lo de encima. Regresa ahí adentro. – ¿Cómo pude olvidar buscar más ropa para salir en público? De nuevo, entre al vestidor, ya estaba tan arto de buscar en los cajones que tomé lo primero que encontré en el piso, probablemente sucio al igual que el suspensorio, pero solo quería salir lo más pronto a disfrutar de todo esto.

- Por favor, dime que esto está bien

- Es evidente que no tienes habilidades de seducción ni ojo para escoger ropa que haga lucir bien a un cuerpo así. Te hará falta mucha ayuda – Esta vez el entró al vestidor, fue directamente por una camisa nueva, otros pantalones, un cinturón y unas botas.

– Ten, póntelo ya, debemos llegar rápido al nigth club o lo cerrarán.

- ¿El qué?

- El antro pues, ¡Apúrate! – Se notaba la desesperación es su voz, pero no era mi culpa, ¿Cómo esperaba que me supiera vestir bien? Cuando terminé de ponerme la ropa me dijo que fuera al espejo del baño para que aprendiera como debía verme. Tenía razón, nunca hubiera podido vestirme así yo solo. Me levanté la camisa para admirarme una vez más.

El deseo regresó y me pene volvió a erectarse, ya estaba listo para masturbarme, cuando Fernando me gritó desde el cuarto - Iván, ¿Qué tanto estás haciendo? Se está haciendo tarde – Antes de salir dije – Buenas noches, soy Iván Herrera, y esta noche disfrutaré de tu cuerpo.

Esa fue la mejor noche de mi vida, bebí tanto que ni siquiera recuerdo cómo es que Fernando me tomó una foto mientras bailaba sin camisa. Desde ese día, no he hecho más que disfrutar de este cuerpo, a solas y con otras personas. Sin duda, algún regresaré a esa mansión en busca de más diversión.

#muscle man

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