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We're so over...

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:(:

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C U A R E N T E N A .

Estos días de soledad, silencio y encierro, me han hecho adentrarme en lo más profundo de mi ser, mis pensamientos y mis emociones. Me han hecho valorar lo que tengo y lo que tuve. Y me han hecho pensar en lo que quiero.

Ha sido un año difícil, y no hablo solo del 2020, sino desde el 2019, diversas crisis existenciales y emocionales han invadido mi vida, unas han sido superadas y otras han ido aumentando, porque de eso se trata la vida y la felicidad. Esta última se alcanza encontrando nuevos y mejores problemas.

Echándome un clavado en el pasado, me remonto a aquellos días en los que por lo único que me preocupaba era por sacar un 100 de calificación, y emocionarme por llegar al fin de semana y tener la oportunidad de verte. Eran días felices, llegar a las 21 horas de un viernes, sentarnos en nuestra mesa favorita de nuestro bar favorito del centro, solo tú y yo, y ser los únicos que estuvieran ahí. Pedir nuestro shot favorito y platicar de nada y de todo.

¿Te acuerdas?

El conocernos poco a poco, sin prisa, genuinamente. Extraño esa sensación. Las mariposas en el estómago cada vez que escuchaba que la puerta de tu carro se abría y se cerraba, y para un minuto más tarde, escuchar sonar el timbre de mi casa, salir y oírte decir: “¡que guapa! pues a dónde vamos”. Amor. Esa era la sensación que sentía mi cuerpo, y yo ni enterada estaba de eso.

El detalle más lindo lo recuerdo perfecto, escuchar el grito de mi papá para decirme que me habían dejado algo en la cochera, salir y encontrar una carta, que presumía ser la primera que habías escrito, (eres muy bueno en las primeras veces, por cierto) y unos chocolates. Wow, que hermoso recuerdo. Ojalá pudiera despertar en ti eso que desperté en ese entonces para recibir una carta igual.

Éramos una gran pareja, entregada, enamorada, sin miedo, sin inseguridades, sin orgullo, dispuesta. Nos extraño.

Me recuerdo escuchando ¿cómo pagarte? de Carlos Rivera y estar llorando de felicidad, porque de verdad no sabía cómo pagarte por tanto amarme y real quería bajarte las estrellas y regalarte una de ellas.

Mis días favoritos podrían resumirse a aquellos en donde me ha tocado despertar contigo. Siempre eres mi primer pensamiento por la mañana, entonces abrir los ojos, pensarte, voltear a mi lado y verte ahí, es lo que yo llamo felicidad plena, porque es como salir de un sueño y entrar a una realidad de ensueño. Loco, pero cierto. Añoro el día en que sea para siempre.

Si pudiera quedarme con un año, definitivamente sería el 2017. Porque después de “sufrir” (entre comillas porque el sufrimiento realmente lo viví después) un chingo fui inmensamente feliz y definitivamente tú fuiste el responsable. Llegaste, te aferraste y te quedaste. Luchaste, le chingaste y demostraste que querías un espacio dentro de mi vida, y como yo soy muy buena, te la regalé toda. No me arrepiento de nada. Ha sido lo más puro que he hecho.

Este encierro me ha hecho ver que claramente esta no es nuestra mejor versión, tampoco es la peor, creo que esa se quedó en el terrible 2019, pero no, lo que somos hoy no es lo que queremos ser, y creo que tampoco queremos ser lo que fuimos en el 2017, porque éramos unos bebés en pañales perdidamente enamorados.

Debemos ser la versión que queremos ser, no quiero seguir llorando por voltear al pasado y desear ser aquella Jessica y desear que tú seas aquel Esteban. No. Quiero nuevas memorias, vivir en el presente, dejar de pensar. Aunque con esta cuarentena de verdad es casi imposible no pensar.

Necesitamos un presente, libre de culpas, libre de orgullo, libre de rencores y libre de miedo, difícil, ¿no? Sí.

No sé por qué escribo esto, simplemente sentí necesidad de hacerlo, porque así es Jessica, así soy yo, y te amo. Es solo que estoy descubriendo y aprendiendo esta forma de amar, es nueva para mi, me siento diferente y eso me asusta, pero dicen que el miedo es normal porque es algo nuevo, y esto que estoy viviendo, claramente es nuevo. No sé cómo explicarlo. 

Solo espero llegar a bailar Duerme contigo, sea cual sea la situación, quiero bailarla contigo. Quiero llorar contigo, quiero reír contigo, quiero ver los atardeceres contigo.

Te amo.

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te quiero abrazar hasta que tu olorcito se quede en mi ropa

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Escribiré hasta que ya no quede nada de ti en mis manos.

//Coos//

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Preferíamos encontrarnos en el puente, en la terraza de un café, en un cine-club o agachados junto a un gato en cualquier patio del barrio latino. Andábamos sin buscarnos pero sabiendo que andábamos para encontrarnos. Oh Maga, en cada mujer parecida a vos se agolpaba como un silencio ensordecedor, una pausa filosa y cristalina que acababa por derrumbarse tristemente, como un paraguas mojado que se cierra.

Rayuela, Julio F. Cortázar