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Silvana Parte 1
Silvana, la mujer de mis sueños, un ángel caído, dulce chica de corazón destrozado, ¿quién diría que amarte sería mi mayor condena?…¿quien diría que engañarte sería la causa de mi muerte?.
Cuando la conocí lo primero que pensé era lo hermosa que era, lo dulce que era, lo amable que era, siempre escuchando, siempre sonriendo, complaciendo a todos a su alrededor. Tal vez eso fue lo que hizo que me enamorara de ella, lo complaciente, pasiva que era, parecía nunca molestarse, siempre manteniendo una actitud optimista, con un amable comentario ante todo lo malo que pudiera pasarle.” Es tan dulce e ingenua”, fue lo primero que pensé, cuando, después de muchas citas, la convertí en mi novia, no parecía molesta cuando llegue 2 horas tarde por estar ayudando a un “amigo” en problemas, eso me alentó a formalizar con ella, porque no importa lo patán e imbécil que pudiera a llegar a ser con ella, siempre tendría una sonrisa para mí y me perdonaría. Que idiota fui, tal vez si hubiera sido más observador pudiera haber notado como de a poco empezó a controlar mis movimientos, tal vez si hubiera sido más comprensivo ella no me hubiera guardado tanto resentimiento, tal vez si verdaderamente me hubiera importado ella no decidiría haberla engañado tanta veces, tal vez si hubiera sido más listo me hubiera dado cuenta de cómo me miraba, de lo que escondía esos ojos hipnotizantes, tal vez me hubiera dado cuanta de las señales que me dio, y solo tal vez no me hubiera terminado sentenciado a morir.
Aun puedo recordar mi último día de libertad, el cómo pude haberme salvado de este destino si tan solo hubiera prestado más atención en vez de estar acostándome con mujeres, mientras mi depredador observaba cada uno de mis movimientos en busca de una oportunidad para…morder. Ese día había decidido dejar a Silvana, ya me empezaba a aburrir esa belleza y personalidad tan perfectamente angelical, era hora de buscar otra cosa, otra piel, otra mujer. En el fondo, le había tomado ligero cariño y en vez de simplemente dejarle un mensaje de ruptura y bloquearla, fui a verla, sabía que se lo tomaría a mal pero nunca cruzó por mi mente lo que pasaría ese día. Al principio todo avanzo rápido, normal, me recibió como siempre, con mucho cariño y euforia, fui directo le dije que ya no quería estar con ella, esperaba llanto y súplicas pero no esto…nunca esto.
-¿Dejarme?, ¡¿cómo quieres dejarme?!- Silvana caminaba por la habitación, se veía agitada, estaba extrañamente sorprendida, nunca la había visto…molesta.
- Si Silvi, ya no quiero ser tu novio, no somos compatibles, ya no nos hacemos felices- En parte, lo que decía era cierto, ya no éramos felices, yo nunca la hice feliz, ni intenté hacerlo.
- ¡¿Cómo puedes decirme eso?!, ¡¿Cómo te atreves a decirme eso?!, ¡Después de todo lo que hice por ti!, me dijiste que me amabas, ¡QUE ME AMABAS! - Estaba extrañamente fuera de sí, la Silvana que yo conocía nunca, ni por un momento, se veía así de histérica.
-Lo siento, será…será mejor que me vaya- el ambiente estaba extrañamente tenso, me sentía extrañamente asustado, Silvana se veía muy fuera de sí, era aterrador. Cuando me di vuelta y me dirijo hacia la salida, ella me empujo con mucha fuerza y me apuñaló en el hombro, cuando me soltó, caí al suelo y empecé a arrastrarme lejos de ella
-Silvi ¿p-p-orque? - Ahora estaba verdaderamente aterrado, no podía concebir la manera con la que me miraba, eran unos ojos fríos y llenos de ira, con la cara llena de mi sangre, pero aun después de haberme apuñalado el hombro con el cuchillo que sostenía en la mano, tenía una expresión serena en el rostro.
- Yo lo siento cariño, pero no puedes dejarme, me dijiste que me amabas, me prometiste que me amarías por siempre, no importa que me tomaras por tonta, no importa que me mintieras, ya no importa que me engañaras, eres mío Eros, ¿me escuchas pequeño patán?, eres mío- No podía hablar del shock y miedo que estaba sintiendo, ¿con que clase de loca había estado saliendo lo últimos meses?, solo pude observar aterrorizado, sin responderle, pensé que se enojaría más, pero en cambio solo se rio y me dio una brutal patada en la mandíbula que me dijo inconsciente.
Cuando desperté estaba encadenado en una cama, el lugar era oscuro y no podía ver nada, además en el aire había un olor putrefacto, estaba en pánico, acaba de ser secuestrado por mi novia y tenía miedo de lo que iba a hacer conmigo, este era el comienzo de mi infierno.
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Amorosa luna
Desde el momento que te vi llenaste de cosquillas mi alma.
De una calidez cada vez que te veo
Que sin poder evitarlo sonrío ante ti
Y siento esas cosquillas, muy dentro de mí
Ese aleteo suave de todas las mariposas que causas
Ligero, casi inexistente, pero especial
Lo que me hace saber que estás ahí, y todas esas mariposas contigo
Persiguiéndome cada vez que pienso en ti
Siendo mi compañía cuando mi mirada te busca en la multitud, anhelando que tú también me busques a mí
Convirtiéndose en mis amigas cuando lo único que quiero eres tú
Abrazándolas junto a mi corazón
El que deseo darte con tanta pasión
El que siente ese aleteo más fuerte cuando sonríes
Terminando con un abrazo a él cuando solo me miras con esos hermosos ojos y dices mi nombre.
¿Te acuerdas de eso, luna? Muy pocas veces admitía que escribía para ti, lo hice mucho, hasta antes de que te fijaras en mí.
Era una forma de decirte que te quería sin... bueno, decirte que te quería.
Entonces cuando elogiabas mi escritura me hacías la más feliz, porque te gustaba mi amor por ti y sin saberlo te terminé convirtiendo en una musa involuntaria.
Cayendo cada vez más profundo en el pozo que era mi enamoramiento por ti.
Después de todo eres la luna, miles de estrellas querían estar contigo, yo incluida.
Pero a diferencia de las demás, yo te tenía, me habías elegido a mí.
Era la estrella elegida, la afortunada, la amada.
Oh mentirosa y engañosa luna.
Subestimaste el amor que tenía para dar.
Me pediste tiempo, te lo di.
Me pediste paciencia, esperé felizmente sentada.
Me pediste lentitud, seguí tu ritmo sin quejas.
Para que al final decidieras que no era yo lo que tú querías, apagaste mi brillo en segundos, me lanzaste al cosmos y me prometiste que sobreviviría.
¿Te parece que estoy sobreviviendo, luna?
¿Tú crees que esto es sobrevivir?
Vivir conmigo misma fue el castigo de amarte, me pediste que estuviera bien mientras me dejabas con la carga de no saber por qué no fui elegida.
Por qué no fui la considerada
Por qué no fui a la que llamó tu atención desde el momento que la viste
Por qué no fui con la que diste el primer paso
Por qué no fui a la que perseguiste
Por qué no fui a la que elegiste
Ahora me dejas con la carga de saber que la persona que querías nunca te va a querer con la misma fuerza
Y lo peor de todo fue, amorosa luna, que...
Yo lo sabía
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