brujadetrapo - Tumblr blog

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En las sombras

Yo soy la otra, y no es que realmente sea la segunda, él está soltero y yo soy la otra, porque él no la dejó de amar, soy la otra porque no me pone en primer lugar, yo soy la otra porque no soy competencia para ella. Ella esta mil pasos por delante de mi...

Yo soy la otra y no porque realmente sea la amante, pero solo me ve de noche y cuando se hace tiempo para mí, soy la otra porque me busca cuando se siente solo, soy la otra porque cuando siente frío busca el calor en mi cuerpo, soy la otra porque no puede estar con ella, soy la otra porque si ella se siente mal a mi me va a dejar sola para ir a verla y ayudarla, llevarla, traela y cuidarla...

Soy la otra y no porque yo sea la otra, pero si se pelean busca refugio en mi, soy la otra porque cuando necesita amor busca mis caricias, soy la otra porque cuando se siente solo busca mi compañía, soy la otra porque cuando necesita sentirse especial busca el brillo en mis ojos cuando lo miro...

Soy la otra y a veces creo que ya no puedo con eso, se me estruja el alma y se rompe el corazón, no me da la mano en público ni me besa, no me abraza lo suficientemente fuerte, ni el tiempo que necesito del calor de sus brazos, sus ojos no brillan por mi, no le puedo decir ni reclamar nada porque yo sabía dónde me metía, pero puedo quejarme en el silencio de mi mente, en los ojos ciegos de mis escritos. Me senté al lado de un corazón que no tiene espacio para que yo entre y me quedé esperando que me abran una puerta que no se va a abrir

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No te enamores de mi

No te enamores de mi, te vas a cansar rápido.

Que vas a hacer cuando la ansiedad me ataque, se me traben las manos y no las pueda abrir, cuando los brazos se me retuercen, la boca se me llene de llagas, me cueste respirar, no pueda salir de casa, inconscientemente lastime mis manos y la cara se me llene de granos. Cuando sea incapaz de dejar de comer y engorde rápido, cuando mi cabeza cree escenarios horribles, cuando necesite que afirmes y reafirnes que me querés, que me enoje por tonterías y vos termines enojandote realmente, que te vayas a dormir al borde de la cama y yo me escape donde no me veas ni escuches, para llorar por horas. ¿Qué voy a hacer cuando la ansiedad me de tregua y me de sueño, que al volver a la cama te vea ahi y me de miedo acercarme. Qué voy a hacer cuando te canses de quererme cuando te des cuenta que no soy fácil?.

Que vas a hacer cuando el monstruo de la depresión amenace con comerme, no tenga fuerza para salir de la cama o bañarme, cuando el estómago se me cierre y no quiera comer, cuando mi cerebro no pare un segundo y esté al borde de la locura por no poder dormir, cuando adelgace demasiado rápido, me aparezcan manchas en la cara, ojeras, se me caiga el pelo, cuando no pueda salir a la calle por no poder parar de llorar, que voy a hacer cuando en medio de una batalla sienta perder mi propia pelea y vos no estes ahi para mi, porque no me aguantas, porque mi depresión te deprime, cuando digas que hago eso para llamar la atención. ¿Que voy a hacer sola en la oscuridad, sin una mano que tome la mia?

No te enamores de mi, ya tengo demasiado con las peleas día a día, guerras se libran a diario en mi interior y no tengo ganas ni fuerzas para que estés ahí alentandolas.

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El monstruo

El monstruo que se esconde dentro mío es negro y se asemeja a la brea caliente, consume toda luz y color que una vez existió, de a poco se va dejando ver.

El monstruo que habita en mi interior duerme de día y despierta de noche, cual tormenta nubla mi cabeza y enfría mi corazón, inunda mis pulmones con agua hasta que desborda la garganta y cuál cascada corre el agua lento por mi cara. Los gritos se pierden con los truenos y mi piel arde ya roja de dolor.

El monstruo se esconde en el espejo, con ojos llenos de desprecio, me hace odiar mi propio reflejo. En el reflejo de todos los vidrios me acecha en silencio, solo está para recordar que no me va a soltar. En la cotidianidad del dia me hace sentir el estómago sangrar, ganas de vomitar, los músculos se me aflojan cuando suelta su veneno en mi cabeza. Por la vida me hace sentir como un trompo, voy dando vueltas, chocando con todo, no puedo parar, caigo al suelo, me levanto y sigo girando a gran velocidad, no es una torpeza natural de mí, es él quien me marea y me hace sufrir.

El monstruo susurra en mis oídos mentiras tan reales que nublan mi juicio, y nadie va a creerme si hablo de él, nadie va a escucharme por que "ahi va otra vez".

El monstruo visita mis sueños, amenaza con comerme viva, me dice en mis propias pesadillas que no existe una salida, que él siempre me va a encontrar, "no importa donde corras, yo siempre voy detrás".

El monstruo se presenta al mundo con una gran sonrisa, lleno de vida, gracioso y feliz, pero cuando llegamos a casa y se saca la máscara, golpea duro y sin piedad, más otra vez en la cama, acostada, no importa cuán cansada esté, él otra vez va a iniciar las peores tormentas y sin dormir voy a volver amanecer.

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Los ojos hablan más

Estoy completamente segura de que perdí la razón, o de que tenés super poderes. Derribaste los cientos de muros que construí, rompiste los miles de candados con los que meticulosamente aseguré cada puerta y descongelaste mi corazón, que con tanto esmero me aseguré de que nunca más volviera a latir.

Nunca desee tanto algo en la vida como ahora, anhelo volver a dormirme arriba tuyo, escuchando los latidos de tu corazón, caer en el sueño oliendo tu piel, apreciando el calor de tu cuerpo, sintiéndome protegida en tus brazos, escondiendo mi cara entre tu cuello y tu mandíbula.

Ansío volver a soñar con estar en el sillón, tomando café, riendo, acariciándonos, en ese estado de felicidad plena, sin horas que nos corran, alarmas que suenen, sin que termine y tener que salir corriendo a la realidad de la rutina de todos los días.

De repente ambiciono con cocinar, cantar, bailar, mirar películas y series con vos, que todo lo cotidiano, lo hagamos juntos, por que a tu lado, me dan ganas de vivir.

Tenés un sabor dulce, es esa chispa en tus ojos, el fuego de tu piel, el ritmo de tu corazón... Sos como una droga y yo la adicta que dijo "puedo parar cuando quiera" pero no puede, por que cada segundo que no estoy a tu lado deseo más y más.

Estoy segura de que perdí la razón, porque así como estamos, estamos bien, porque aunque no lo admitas, se que también tenés miedo de que perdamos el control, porque aunque no lo digas, se que me querés y que lleno algunos espacios.

Perdí la cadordura, porque en cuanto te dije que me iba... Si bien dijiste que te alegrabas por mi, tu ojos pedían a gritos que no me fuera, aunque falte todavía un largo tiempo. Vos, tu mente y tu corazón entraron en conflicto. Tu cuerpo perdió fuerza, tu cara se volvió triste, tus ojos perdieron la luz y unas lágrimas osadas decidieron escapar. Dijiste que mientras yo quisiera, te ibas a quedar a mi lado, y que si fuese necesario, hasta el último segundo antes de subir al avión.

... Pero yo deseo atraparte y llevarte conmigo hasta el fin del mundo...

... Pero así como estamos, estamos bien...

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Ya no tan extraños

Ese amanecer, las nubes amenazaban a las montañas con una tormenta, el sol, que apenas asomaba, provocaba a los altoestratos, tiniendo algún que otro hueco con diferentes colores, el viento se empezo a levantar incitando a las hojas bailar.

Aquella mañana en que unos ojos se abren, observan a la persona que tiene al lado y sonrie, caricias se deslizan sobre un cálido cuerpo dormido, de piel suave y respiraciones profundas, que poco a poco va reaccionando al tacto.

A alguien le cuesta despertar, pero siente unos brazos que reconfortan su alma, y es ese olor ahora un poco más familiar que le calma la mente en segundos, todavia se resiste a ver, hasta que nota la caricia de unos labios que bajan desde la mejilla y se acercan a su boca lentamente, nariz a nariz se siente un lento suspiro y en una sonrisa asoma un "buenos días", un débil gruñido indica que ha despertado.

Durante la corta mañana besos volaron por toda la casa, de punta a punta, pequeñas caricias al alma, miradas que se perdían y encontraban, pequeñas sonrisas taciturnas que aparecían, se besaban y se marchaban. Las manos se encontraban danzando lento por todo el cuerpo, a un ritmo silencioso de complicidad, su única luz era el amanecer que se filtraba por las cortinas apenas entreabiertas, los pequeños rastros del sueño en los ojos de dos personas que apenas comienzan un todo.

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Ella

Ella no era el sol ya que no quemaba, tampoco era la luna, no reflejaba la luz, ella era más bien una estrella, algo solitaria y apagada, pero brillaba por si sola, decía que su amor se extinguía antes de llegar a quien quería iluminar, sentia que no brillaba lo suficiente.

Ella era una especie de lobo solitario, siempre persiguiendo a su luna, tan hermosa, grande, brillante, e inalcanzable. Siempre buscando amor y solo se podía quedar con las migajas que sobraban.

Ella quería ser primera, pero quedaba última, no importa cuánto se esforzara. Sonreía aunque quisiera llorar, siempre frente en alto y caminando hacia adelante, por más que quisiera quedarse echa un bollito sobre el suelo.

Ella que amaba caminar en la lluvia, sintiendo las frias gotas caer sobre su cuerpo para poder sentir algo, las lágrimas calientes se deslizan sobre sus mejillas y se camuflan con el agua helada, es el único momento en que quizá la veas llorar y seguramente no te des cuenta.

Ella que disfruta el sol de invierno por que se reconforta con eso, un poco de calor entre tanto frio y no duerme de noche, admirando la paz de la oscuridad, donde se siente brillar en soledad.

Escondía sus cicatrices bajo tatuajes, para que la gente hable del horror de la tinta y no sobre el dolor de las atrocidades que le han echo, que ha pasado.

Ella que se lastimaba y tocaba sus heridas cuando lo sentia necesario para silenciar sus pensamientos. Se miraba al espejo, solo encontrando tristeza y dolor en sus ojos.

Ella solo quería que alguien la descubriera tras su mentirosa sonrisa y su falsa felicidad, pero nadie la podía desenmascarar.

Ella le rezaba a un dios, para poder hablar de cómo estuvo su día, de cómo se sintió, de sus deseos de ser amada, le hablaba a cualquier dios, uno diferente todos los dias, en silencio y a escondidas para no sentirse juzgada.

Ella estaba cansada de regalar sonrisas y amor, estaba cansada de danzar de aquí para allá todos los dias.

Ella soñaba con que la muerte un día vendria a buscarla y quizás asi, nunca más se volvería a sentír sola.

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El ángel

Yo no era más que una bruja inexperta cuando el ángel apareció por prmera vez a mi lado, y no parecía mucho más grande que yo... Quedé deslumbrada, se veía tan puro y resplandeciente que me hizo desear tenerlo solo para mi. Sus alas blancas tornasoladas brillaban bajo la luz del sol, eran grandes, de aspecto suave y acolchonado, me dieron envidia, y por primera vez en la vida, deseaba unas como las suyas. Yo poseía una torpeza natural que lo hacía reir, su sonrisa era algo mágico, tanto que quise ser un ángel también, y me esforcé por eso, pero los instintos son más fuertes que uno... No podía llegar tan alto sin alas, no podía mezclarme en el cielo y parecer una más... Claramente era diferente, sin importar cuánto me esforzara... Éramos distintos...

Mi ángel... aparecías una vez al día, todos los días, a cualquier hora, y a cualquier hora, me encontraba sentada bajo el sause leyendo, para intentar verte de lejos, me saludabas y sonreías. Sonrojada te devolvía el saludo en un patético intento de sonrisa. Esa rutina se mantuvo por unos años, a la distancia te anhelaba, te esperaba, te sonreía y te soñaba.

Siempre me pregunté si era real... una vez me abrazó y su abrazo era cálido, reconfortante, suave, me hacía desear quedarme ahí para siempre, y después desaparecía por días. Me encontré buscándolo tantas veces, atenta a mi alrededor, buscando un poco de amor en esos ojos brillantes. Iba y venía a su antojo, empezó a desaparecer por meses, y aparecía unos días... Otros tantos años seguí a la espera, con la esperanza siempre brillando en mi corazón...

Una mañana decidí hacer las maletas e irme, obligandome a dejar de mirarlo, de pensarlo, estaba decidida, no miré atrás, no lo esperé, subí a mi escoba y me fuí tan lejos como el viento me lo permitió. En ese tiempo lo soñé varias veces, pero solo eran unos segundos fugaces que iluminaban mi oscuridad, dejaban una chispa esperando a que se convierta en fuego y al cabo de unos días se apagaba. Cuando estaba distraída creía verlo, pero cuando volvía la mirada no estaba.

Cuando el tiempo me obligó a volver lo encontré sin querer y me miró de nuevo, sus ojos parecían brillar, su sonrisa no desaparecía, como si realmente estuviera feliz de verme, se acercaba lentamente y yo retrocedía hasta que mi espalda chocó con una esquina, acorralada, no podía apartar la vista de él, estaba embelesada, me abrazó y me besó... Otra vez decidí huir, me escondí en la ciudad donde crecimos, unos años más con el sentimiento de tener un puñal en el corazón. Odiaba su amabilidad, odiaba a mi piel pidiendo más... solo fue un beso ¿Por qué deseaba más? Le pregunté al espejo, pero este no me respondió, solo me miró con tristeza, le insistí y el reflejo desapareció, dejandome sin respuestas. Me dejaba un vacío en el alma del que no era conciente cuando aparecía, toma lo que quiere y se va, se esfuma como la brisa, parece burlarse de mi.

Esta última vez, apareció de repente y sin querer cayó arriba mio, tan cerca que llenó mi corazón, lo busqué necesitando más, dejé que entrara y que hiciera conmigo lo que quisiera, que tomara todo de mi y se alejó... no pude retenerlo... Pero siempre volvía.

¿Por qué las brujas no podemos escapar de la esencia de los ángeles?

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Me creerías si te digo que en este momento mi cuerpo pesa mil kilos?

Me creerías si te digo que siento que mi corazon se esta marchitando?

Me creerías si te digo que soy capaz de llenar la bañera de mi casa solo con mis lágrimas?

Me creerías si te digo que realmente lo estoy intentando?

Pero duele mas que un corte y es más profundo de lo que parece, se siente como si ya no perteneciera a este cuerpo.

Hola aca estoy llenando la bañera de lágrimas en silencio, intentando hacer que mi cuerpo flote, regando mi alma para que no marchite, tratando de no molestar a nadie, decidiendo si seguir viviendo.

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...

Me duelen las ganas vivir, me tiembla el cuerpo, me cuesta respirar y me pregunto ¿porque sigo en pie? ¿Porque sigo caminando? ¿Porque intento liberar todo a llantos como si solucionara algo? Busco la solución al tormento, no la encuentro pero sigo viva e intentándolo. ¿Seré masoquista?

Me duele la garganta de no gritar y como las palabras no salen me duele el respirar, el aire se atora con el nudo ahí. Las lágrimas nublan mi vista, empapan mi cara y yo las dejo correr, son como tajadas en mi alma.

Hacía ya mucho tiempo, demasiado pienso yo, de la ultima vez que dije "quiero morir" y que ese deseo incontrolable invadiera mi cuerpo. Hacía tiempo ya que no sentia la oscuridad nublando mi mente, mi cabeza se encuentra al borde de la explosión y mi cuerpo cerca del abismo.

Me gustaria tirarme al abismo y que mi cuerpo comience a desintegrarse en el trayecto, antes de que mi alma toque el piso se convieta en mariposas para ser libre al fin.

Quisiera sentir como mi cuerpo flota, como si no pesara un gramo, que mi pelo juegue con el viento, mientras las ráfagas acarician mi piel.

Quiero sentir el ultimo rayo del sol iluminando mi cara, en pleno atardecer de un verano y que mis ojos reflejen el brillo del lucero.

Espero que en el recorrido mi sonrisa pueda liberarse de las tristezas que escondió, que de mi voz puedan salir los gritos que alguna vez ahogó.

Quisiera que mis pulmones respiren con libertad el aire puro sin dolor y que mi mente al fin despeje la oscuridad que una vez trajo la tormenta, que mi corazón derribe los muros que una vez lo encerraron.

Me gustaría flotar en el vacío del abismo sin sentir que de mis extremidades me sujetan grises cadenas.

Quiero ver cómo mis lágrimas se llevan flotando el dolor, transformándolo en pompas de jabón, que los suspiros alejen las coloridas esferas lejos de una vez por todas.

Cuando cada parte de mi, se vaya volando al fin, desintegrándose poco a poco en la caida y convirtiéndose en un halo de luz, quedando al fin solo mi cuerpo... ¿que flor me regalarías?

Cuando mi cuerpo perezca ¿seré luz u oscuridad? ¿Me convertiré en mariposa o polilla?

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Recuerdos Sonoros

Los sonidos que me transportan de una mañana muy ruidosa de cuando tenia 5 años,cuando vivía con mi abuelos paternos.

Temprano a la mañana se escuchaba el rechinar del picaporte al ser bajado y como lentamente se abría la puerta, el leve sonido de las pantuflas siendo arrastradas por el comedor y el bostezo casi llegando a la cocina, el sonido del fósforo al ser encendido, la flama calentando la pava con el agua para el mate... la abuela se despertó, yo saltaba rápidamente de la cama, iba al baño y me aparecía por detrás sin hacer ruido, con mis rulos enmarañados y refregándome los ojos, me daba un beso, un abrazo y me sentaba en la mesa.

Mi abuelo salía de la habitación ya arreglado, con su pantalón de vestir, camisa y típico sweater, entraba al baño, se escuchaba el correr del agua y el ruido de la afeitadora, al llegar al comedor encendía la radio en la estación donde pasaban tango, buscaba el diario matutino, me besaba la coronilla de la cabeza y soltaba “buen día chiquita” y se sentaba a mi derecha, se podía escuchar el acariciar y pasar de cada pagina.

Llegando a la segunda canción de algún tango, mientras mi abuela terminaba de preparar la mesa para el desayuno mi papá y mamá se levantaban junto con mi hermano, me besaban y le seguía “te ayudo Estrella?” de mi mamá. Mi papá se sentaba a mi izquierda y mi mamá a su izquierda, se sentaba mi abuela en frente mio, justo a la derecha de mi abuelo, y en desayuno podías apreciar las silenciosas sonrisas que hacían ruido en el corazón.

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Mucho más

Vos y tus recordatorios constantes de que no somos nada,

Vos y tus acciones que me hacen sentir feliz y querida,

Vos y tu boca que lastima y cura,

Vos y tu locura que me hacen reír,

Vos sos todo lo que no entiendo y tampoco quiero entender,

Vos que sos lo que quiero y no quiero querer,

Vos que me das aliento a ser feliz y seguir a delante,

Vos que me haces sentir que todo lo puedo.

Yo que te doy amor como si me sobrara,

Yo que intento arreglar lo que alguien más rompió,

Yo que intento hacer malabares para hacerte reír,

Yo que te miento al mostrarte que estoy bien,

Yo que te miento al decirte que tus recordatorios no me afectan.

Sigo esperando con el escudo en alto a que llegue quién te robe, quién se lleve todo lo que con esfuerzo cure y arregle, a quien le busqué lo que perdió y devolví.

Espero con miedo y la sonrisa como máscara para taparlo, me recuerdo cada segundo que no me corresponde nada, me torturo recordando a cada segundo que sólo somos dos perros de la calle esperando quién nos adopte.

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Perros callejeros

La particularidad de los perros callejeros es que no reciben amor más que una caricia colgada de un extraño de vez en cuando, no tienen un hogar donde volver, donde refugiarse, compañía para pasar las frías noches, están tan cansados de vagar que ni a los truenos temen, están tan solos que les da placer cuando llueve, la lluvia es como una caricia al alma, la lluvia los hace sentir y es tan hermosa que después de vagar un rato bajo ella, buscan un techo para poder admirarla y así poder dormirse con su ruido.

Los perros callejeros te siguen a tu casa, esperando a que los invites a pasar llenos de esperanza, pensando que encontraron a la persona indicada, esperan un refugio de la vida, esperan obtener el amor que nunca se les dio y nunca más tener que mendigar por el. Pero las puertas se cierran justo en sus narices y otra decepción llega.

Una noche de verano iba caminando sin rumbo no había lugar donde ir y me encontré con alguien tan falto de amor que yo, tan perdido y solo, decepcionado de la vida y lastimado. Nos miramos a los ojos y lo supimos... encontramos un refugio del mundo, aunque sea mentira, aunque sea solo un rato, aunque no podamos darnos amor como esperamos, nos revolcamos, dormimos juntos, a veces desayunamos, pero nunca nos quedamos juntos. Solo somos perros callejeros que juntos, un rato, de vez en cuando, solo buscan sentirse amados.

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El olvido

Me encontré mirándote, intentando no respirar, con la creencia de que si no lo hacia todo a nuestro alrededor se iba a detener, y yo iba a poder deleitarme con el sonido de tu risa, mis ojos brillaban con la manera en la que socializabas tan naturalmente, cómo le sonreías a la gente, cómo tomabas esa cerveza confiado y sin preocupación alguna, sacandote fotos con tus amigos, saludando a tu gente, estabas ahí, seguro en tu mundo, feliz, haciendo que el tiempo transcurriera más lento sin darte cuenta de eso y yo ahí desentonando en el rincón sola, admirando cada parte de vos, intentando no parpadear para no perderme de nada, con un cigarrillo en mi mano que se consumía con cada pitada intentando frenar mis suspiros, la cerveza en mi otra mano parecia evaporarse cada vez que me sonrojaba al cruzar miradas sin querer. Así que termine el cigarrillo, hice fondo con lo que quedaba de cerveza, sonreí para nadie en particular, o para mi patética soledad y silenciosamente me levanté para irme, pase a tu lado lentamente, luchando contra mi corazon y arrastrando el peso de mi cuerpo, olí tu perfume en una fracción de segundo y me quede parada en la puerta con una mano en el picaporte, con la cabeza gacha mirando como temblaba, pensando si algún dia podría formar parte de tu mundo, si podría encajar con tus amigos, si alguna vez me dedicarias una sonrisa o si una de tus risas seria a causa mia. Pensando que si fuese lo suficientemente linda, graciosa y extrovertida, capaz vos y tu entorno me aceptarían. Pero cansada de pensar y sentir, cerre los ojos y una tibia lágrima se deslizó lentamente por mi fria cara dejando un rastro, tu carcajada atravesó mi pecho como una daga, tenia que tomar una decisión y ser firme en eso, suspire y no me atreví a volver a mirarte, abrí la puerta y sin mirar atrás me fui a mi casa. Tenia esa estupida esperanza de que me ibas a escribir, pero nunca pasó.

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Mis fantasmas

Hablaba conmigo misma sentada en una silla, cansada de repetir la misma situación, noche tras noche, estaba con los brazos estirados apoyados en la mesa y entre las manos una taza de té, sintiéndome cómoda en la oscuridad de la casa, llevaba las pantuflas puestas y una bata, las cortinas estaban cerradas, intentaba sentir algo más que el calor de la casa y en el mismo encierro de mi mente, mirando sin mirar a un punto fijo pregunté en voz alta “sos feliz?”. Le sonreí a la nada envuelta en el olor a menta del té que había sobre-endulzado y que fácilmente sentía como se mezclaba con la tristeza y soledad. Volví a decir, “no hace falta que digas nada, tu cara lo dice todo, nadie se va a dar cuenta lo que realmente sentís si nunca dejás de sonreír, sabes?”. Yo que estaba parada al lado de la ventana con una taza de té cerca del pecho, abrazándolo con fuerza como queriendo meter su calor a presión, hice una mueca y corrí la cortina para que la luz de la luna entrara y lentamente como alargando el tiempo abrí la ventana, para que la fresca brisa del otoño cambiara el viciado aire caliente de la casa, me quede admirando aquella luna llena sin apartar mi vista un segundo de ella, las lagrimas se me escapaban y recorrían rápidamente mi cara, con una sonrisa le dije “vos sos la única que me comprende y guarda mis secretos, sos la única a la que le confio esos secretos y nunca me juzgas” tras una breve pausa me di vuelta y le confesé a mi otro yo, “quiero amar y sentirme amada”

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Ser Enfermero

Ser enfermero hoy en día es difícil, más que nada se trata de aguantar, ser paciente, sonreír, básicamente tenes que vestirte de la madre Teresa de Calcuta. La gente, los pacientes, los familiares no entienden que los enfermeros también somos personas y tampoco comprenden que su recuperación depende un 90% de los enfermeros. Si nos remontamos en la historia lo vamos a comprender mejor.

Las enfermeras al principio eran las amas de llave, monjas, prostitutas, mujeres sin ningún tipo de conocimientos, sin ningún tipo de preparación, con la necesidad de trabajar, hasta que un día una mujer empezó el cambio de la enfermería, Florence Nightingale, matemática, estadística, enfermera y escritora, aplicó sus conocimientos de estadística a la epidemiología y a la estadística sanitaria, en la guerra de Crimea, donde hizo grandes contribuciones al mundo de la enfermería. En base a esta mujer, otras mujeres, enfermeras empezaron a crear modelos y teorías de enfermería. La enfermería dejó de ser solo cuidados paliativos y pasó a ser una profesión digna. 

Hoy en día los enfermeros tenemos que aguantar a gente que nos grita, que nos mal trata, que quieren pegarnos, algunos nos pegan, nos putean, nos tratan de inservibles y no ven que: somos personas, podemos equivocarnos, no siempre vamos a encontrar la vena al primer pinchazo, las venas se rompen, estamos cansados, a veces trabajamos 18 horas, sabemos que la sonda duele, sabemos que curar la herida duele, arde, las inyecciones duelen, que lloramos e incluso pasamos días sin dormir si un paciente fallece, los enfermeros tenemos sentimientos, nos lastimamos, levantamos gente, limpiamos culos, tenemos muchos pacientes y hay pocos enfermeros trabajando, pasamos la noche entera despiertos cuidándolos, pasamos cumpleaños, fiestas trabajando, sobrevivimos la guardia a base de café y a veces no comemos y sobre todo que gracias a nosotros se recuperan, y vuelven a casa.

En frente de los malos tratos, de las puteadas, de los gritos y amenazas, de los golpes, estamos obligados a ser pacientes, a “comprender”, a quedarnos callados, a sonreír, no ven que debajo del ambo hay una persona, que entiende muy bien por lo que están pasando, que ve que tan mal los esta tratando la enfermedad, que actúa para que te sientas mejor y que los gritos, las puteadas y los golpes hacia los enfermeros no va a hacer que mágicamente te sientas mejor.

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Hoy dejame morir

Hoy no tengo donde ir, donde escapar, donde gritar, ni paraíso para contemplar. El pasado es un triste fantasma que me persigue sin parar, sin importar donde me esconda, él siempre me encuentra. El presente carece de color, de emoción de  aventura, el presente carece de amor, de calidez humana, el presente no es más que un adolescente caprichoso. El futuro no existe, porque hoy me siento morir, pasan los días en soledad y me voy marchitando como una flor sin gracia, catalogada como un “yuyo” inservible que le resta belleza a un jardin bien cuidado. Me dejaron perecer, sin agua y sin sombra. Siempre a la espera, siempre intentando, siempre dejada de lado, siempre olvidada, Intentando florecer contra toda adversidad. Hoy dejame morir, tirada en la cama deshidratada de tanto llorar, muda de tanto guardar, de nunca hablar, apagada porque ya no me puedo mover, como una muñeca rota, sin pilas, sin energía. Y aunque pida que me rescaten, nadie va a oír mi voz, hoy dejame morir que nunca serví para vivir.

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Las voces del silencio

Las voces del silencio son aquellas palabras que nunca decimos en voz alta, son relatos que nos guardamos, son oraciones que intentamos olvidar, son palabras que se las lleva el viento, son las cosas que le decimos a alguien que no nos escucha o no nos quiere escuchar. Las voces del silencio son las lágrimas que derramamos en la libertad de la soledad y en la oscuridad, son los gritos que ahogamos para que nadie nos escuche. Las voces del silencio se expresan en la mayoría de las veces en miradas, amor, tristeza, odio, anhelo, etc, son sonrisas que expresamos, son sonrisas que nos guardamos, son sonrisas que reprimimos, son sonrisas que olvidamos. Las voces del silencio son sentimientos que preferimos matar. Las voces del silencio son pensamientos desechados. Las voces del silencio se encuentran en los últimos pensamientos de una persona a punto de partir, con tanto para decir, pero sin ninguna palabra, que simplemente decidió contemplar su alrededor. Esos silencios se acumulan en nuestras almas, hasta que comienzan a lastimar lentamente, nos desborda hasta el punto de no saber que hacer.