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blog de rp indie en español, semi privado & en crisis constante.
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bubbl3corn · 1 year ago
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MANIFEST
MANIFEST
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bubbl3corn · 1 year ago
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(c)
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bubbl3corn · 1 year ago
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—Mejor.... —un suspiro escapó de sus labios, pero la sonrisa no se le escapó del rostro. Era obvio que adoraba al mediano de los McGuire y le echaba de menos, su marcha del pueblo era otra de tantas cosas que no llevaba bien, aunque con la llegada de Draco la balanza se había compensado un poco. —Me parece una idea fantástica, además, te ayudará a ganarte a los vecinos que son más reticentes a los nuevos... —lo último lo dijo casi en un susurro, siguiendo de una genuina risa. Lo mejor de la vida en el pueblo era poder enseñar a los nuevos vecinos cómo integrarse, se le hacía increíblemente complicado y no se imaginaba cómo lo habían logrado sus padres cuarenta años atrás. —¿Bromeas? Necesito una distracción... Y tú eres la excusa perfecta, lo siento. —volvió a reír. Echaba de menos ser ella misma, no estar envuelta en tragedia o rodeada de personas que la sobreprotegían o la trataban como una muñeca rota; que Lukas no la conociera (o su historia) se le hacía más que ideal. Asintió a sus palabras, dándole así la razón, mientras caminaba a su lado. Integrarse en Willow Creek podía ser difícil al principio, pero después era todo ventajas. Por eso no se imaginaba yéndose de allí nunca. Estaba emocionalmente atada a todos allí. —¿Puedo preguntarte de qué trabajas? Obviamente no tienes que contestar, pero... —perdió el hilo al fijarse mejor en la casa. —Has hecho maravillas con la casa desde que estás aquí, madre mía, qué bonita está... —recordaba que los dueños anteriores habían fallecido y se había quedado vacía, descuidada. Le alegraba ver el cambio. Entre risas, negó ligeramente con la cabeza. —Oh, sabrán que les mientes... Prueba a decirles la verdad, lo entenderán. —aseguró. Regalándole una sonrisa de agradecimiento, cruzó el umbral de la puerta, sorprendiéndose a sí misma con la decoración y cuán hogareño se sentía todo. —Oh, pero qué maravilla... Tienes un gusto impecable. —añadió. No quiso husmear, así que se dirigió a lo que intuyó era el salón y tomó asiento en un cómodo sillón. Diantres, necesitaría una grúa para poder levantarse.
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Soltó una risa ante el comentario de su interlocutora. “No te preocupes. Solamente he escuchado cosas buenas de él”, dijo, manteniendo la charada. Lukas sabía que debía sostenerla a toda costa y no tenía problemas con ello. Miró de reojo sus acciones y palabras, y de alguna manera se molestó consigo mismo por haber cruzado aquella línea. Conocía la historia de la mujer y sabía que todo era delicado. “Lo entiendo. Pero, como llegué, creo que puedo hacer un cambio, ¿no? Eso sería bueno y también se arreglarían un par de cosas. Fui delegado en la universidad, así que tengo experiencia”, añadió, fabricando más mentiras para mantener la fachada de alguien recto y que sigue sus propios principios. Beauregard y Müller le habían dado instrucciones claras: debía ser el vecino perfecto, el vecino que simplemente estaría ahí para todos. Lukas estaba cumpliendo esa tarea correctamente y sin problemas. “¿En serio? Oh, pero solamente si lo deseas. No quiero que te sientas presionada, especialmente cuando ya sabes…”, dijo, haciendo un leve gesto hacia el vientre de la mujer, claramente en las últimas semanas de embarazo. “Creo que lo entiendo, eso de conocerse entre todos, pero sé que los pueblos así pueden ser grandes comunidades y una gran ayuda”, añadió. Una risa salió de sus labios. “Uff, demasiado trabajo para andar con alguien ahora”, comentó mientras llegaban a su hogar. Una hermosa casa sacada de alguna película, con un hermoso patio de bienvenida y una bandera de Estados Unidos en el pórtico. No había sido su elección, pero sus superiores habían insistido. “Creo que tendré que inventarme algo para que no insistan. ¿Tú crees?” le preguntó a la mujer con una clara sonrisa en los labios. Al abrir la puerta de su hogar, no dudó en invitarla a pasar y añadió: “Puedes ponerte cómoda en cualquier parte”. Su casa tenía ese estilo hogareño y doméstico que claramente no estaba en la estética de Lukas.
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bubbl3corn · 1 year ago
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—Eso es... —concedió, esbozando una mueca traviesa. respetaba a Beauregard como superior, pero también respetaba la costumbre de incordiarlo un poco. La respuesta ajena le obligó a sonreír, que se planteara ser su compañera en una misión era buena señal, o eso quería creer, al menos le indicaba que no detestaba su presencia del todo y que, tal vez, no quedaban excesivas secuelas tras el accidente, pero, bien sabía él cuán fácil era que uno mismo tratara de acallar los síntomas de alarma. —Tómate el tiempo que necesites, como te he dicho, tengo aún días de trabajo de oficina, así que... —se encogió de hombros. Definitivamente, Beauregard lo iba a matar, pero tal vez se redimiría ante sus ojos cuando le hiciera entender su motivación. Ahora más serio, volvió a asentir a las palabras ajenas. Comprendía perfectamente las palabras acalladas tras ese pero. Habían perdido un bebé. Ella cargaba con secuelas físicas y psicológicas, un dolor que no podía imaginar, pero por lo mismo intentaba todo lo posible por estar ahí. —Vale, vale, pero luego no quiero quejas... —pinchó, invocando así el lado competitivo de la mujer. Con la confianza que se tenían, pasó el brazo sobre los hombros contrarios y ladeó la cabeza para mirarla, soltando una carcajada. —¿Lunes de tacos? Esa es mi Amara... ¿Cuándo he dicho yo que no a la comida?
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“Uf, Beauregard y sus misiones”, soltó con una media sonrisa. Había hablado un par de veces con los superiores y le parecían divertidos, pero nada más que eso. Sin embargo, lo siguiente que dijo su compañero la dejó pensando unos minutos. “Creo que puedo pensarlo…”, admitió con una sonrisa en los labios. No le gustaba hacerse de rogar, pero volver a la acción después de aquel accidente era algo que seguía pensando en cada minuto y en cada momento, especialmente cuando veía las cicatrices que le había dejado. Podía hablar con la terapeuta que la agencia le había recomendado, quien la estaba ayudando con todo lo que pasaba por su cabeza, y de alguna manera, ver qué podía hacer. “Sí… sería interesante volver a probar”, dijo con cierta nostalgia en sus palabras, como si todos estuvieran avanzando con sus vidas mientras ella seguía recordando todo lo que pudo tener en un momento. Tragó en seco. “Pero, en serio lo pensaré. Te puedo dar la respuesta en unos días más”, hizo una leve pausa y se relamió los labios. “Debo ver algunas cosas, pero sería interesante volver a la acción. Los médicos dicen que estoy totalmente lista para hacer movimientos bruscos y todo ese tipo de acción, pero…”, se encogió de hombros. Era como si fueran palabras que solo ellos dos podían entender, porque al final de cuentas, el embarazo había sido revelado solo a ciertas personas, creyendo que después del primer trimestre había pasado todo lo malo, pero claramente no fue así. Le dio unas palmaditas en la espalda a su compañero, como ese jugueteo que solían tener en el pasado. “En serio, no me siento presionada, Chris”, le respondió con un tono dulce, un tono que solo había usado pocas veces y solo para él. “Cambiando de tema. ¿Quieres ir al comedor? De alguna manera extraño los lunes de tacos y los martes de pizza”, le dijo con un tono jocoso a su compañero.
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bubbl3corn · 1 year ago
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Bayram no mentía, se había convertido en su sombra. Los primeros días habían sido difíciles para Sanne, no lo podía negar, pero estos se habían convertido en semanas, meses... Hasta el punto en que ahora se refería a él como su compañero de piso. No hacía falta decir que la neerlandesa no era mujer de compartir hogar, no lo necesitaba y no lo buscaba, pero se había acabado acostumbrando a la presencia ajena. Algo que había ayudado a afianzar su relación era hablar en turco. Conocía el idioma a la perfección, pero con su familia hablaba el neerlandés, en el trabajo utilizaba en su mayoría el inglés y encontrar a alguien con quien hablar el idioma de sus orígenes, era reconfortante.
En los últimos días había estado trabajando de más, que ya era decir, pues la mujer vivía para su trabajo —y es que sólo se había permitido descansar un poco en Navidad, cuando su hermana había estado en casa siendo más molesta de lo habitual— pero, desde que había recibido un críptico mensaje de una de sus clientas asignadas, los ataques a su empresa se habían incrementado. Tener a Bayram había sido de mucha ayuda y, juntos, habían podido descubrir que los ataques iban dirigidos a obtener la información que dicha clienta obtenía en su empresa. Él insistía en que le confiara qué era aquello por lo que tantos ciberataques recibía, pero ella se había negado, protegiendo así el anonimato de la mujer.
La noche anterior, tras la cena, el sistema la había alertado de un nuevo ataque y, una vez más, con la ayuda ajena, se había pasado horas ante las pantallas, repeliendo el mismo. Recordaba que ambos se habían tomado un descanso para beber algo y descansar la vista, una vez la crisis estuvo controlada, habían conversado sobre algo y, supuso, se habría quedado dormida. El sonido del teléfono la hizo despertar del todo, gruñendo en respuesta. Estaba muy cómoda y quería seguir durmiendo. No fue hasta que sintió movimiento y abrió un ojo, que se vio recostada sobre el cuerpo ajeno, algo que la hizo levantarse cual resorte. —Perdón... —murmuró, sabiéndose que le había despertado con tal súbito movimiento. —Tengo que coger el teléfono, ¿quieres café? Haré café...
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Bayram no suele opinar mucho sobre sus misiones; acepta cualquier cosa que Muller le envíe, especialmente con lo que ocurre en su vida. Observa que la pelinegra es de esas mujeres que toman su trabajo de manera seria y no dudan en decir las cosas claramente. No puede negarlo, tal vez en otro momento la encontraría interesante, con un fuego que pocas veces ha visto, pero sabe que ahora mismo su función es otra: ser simplemente otro militar para una empresa ultra privada.—Entendido —es lo único que puede salir de sus labios, pero es una frase sincera y también una seguridad que le da a la contraria—. No se preocupe por los otros agentes. Actualmente yo seré el único que tenga toda la información, mientras que mis otros agentes se encargarán de la seguridad diaria, los viajes y las reuniones —le explica con detalle. A veces le gustaría que Muller y Beauregard explicaran ciertos detalles a sus clientes, pero sabe que eso nunca pasará—. Como lo dije anteriormente, yo seré su sombra en todo lo relacionado con la seguridad...—Observa la fotografía que le muestra la mujer y no se sorprende mucho, manteniendo aquel rostro sin mucha emoción alguna. Con el tiempo ha aprendido a controlar sus emociones y movimientos faciales; incluso la forma en que habla está controlada por sus propios demonios del pasado.—Estoy dispuesto a todo, Srta. Sanne —dice, manteniendo el título que claramente no puede evitar usar. Un sonido de su móvil rompe el ambiente creado hace unos minutos y toma el móvil para observar el mensaje—. Entonces, ¿desea que empecemos ahora mismo con todo lo que hemos hablado? Ver cómo son sus reuniones y también un poco el sistema que tiene. —Era un mensaje de su equipo preguntando cómo iban las cosas—. De esa forma podemos observar cómo ayudarla mejor con la seguridad y en qué momentos es mejor que esté acompañada por una persona o por más. También empezaré a presentarle mi equipo, que estará a mi lado y la protegerá 24/7. Entonces, ¿empezamos? —pregunta, como si aquello fuera una nueva aventura, sabiendo que al final es una forma de invadir el espacio personal ajeno, algo que la mayoría de las personas odian. Pero no puede negarlo, a veces esos trabajos le parecen fascinantes, especialmente cuando sus clientes parecen llevar el fuego y la pasión en las venas.
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bubbl3corn · 1 year ago
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Escuchó lo que él tenía que decir una vez reapareció, pero no le dirigió la palabra. No podía. Nunca creyó que él pudiera romperle aún más el corazón, pero lo había hecho. Aún así, quería ser justa con él, tratar de entenderle y, si intentara decir algo en esos momentos, sabía que no haría otra cosa que herirle. Así pues, en silencio, recogió la mesa y la cocina, para después retirarse a dormir. Ya que él no le había dicho lo contrario, ocupó la misma habitación en la que se había duchado anteriormente. Era la que estaba más lejos y, si bien ella hubiera preferido huir lejos de Sebastian, se conformó con la habitación que mayor cantidad de paredes los separaban. Tres días. Habían pasado tres días. En ese tiempo Alena a penas había salido de la habitación. Volvía a ser una reclusa, pero esta vez de sus propias emociones. Aprovechando el encierro al que ella misma se había sometido, utilizó el teléfono para contactar con su hija (había estado horas con ella al teléfono y no había colgado hasta que la pequeña se había quedado dormida, algo que sabía por la respiración de la menor y porque Hannah se hizo con el teléfono) y se mantuvo al teléfono otras tantas horas con su querida amiga, las dos riendo y llorando a la vez, según por dónde fuera la conversación. Cuando esta le habló del nuevo vecino, Lukas, no le hizo falta preguntarle a Müller para imaginarse que sería alguien de la MSS. La californiana no creía en las coincidencias y, por lo que su amiga le había contado, sabía que no se trataba de un enemigo. En algún momento del segundo día, apareció Asher con ropa para ella, momento que aprovechó para disculparse por su impertinencia y ponerse al día con él. Aquello fue como una patada en el estómago. Era tan fácil olvidarse de todo lo que había ocurrido en la última década y recordarse a sí misma en Cancún teniendo una conversación similar con él. Una vez él se fue, la morena se volvió a encerrar en su habitación, donde dio uso al ordenador que el rubio le había prestado y, haciendo uso del mismo, se puso en contacto con el resto de sus allegados más íntimos para hacerles saber que estaba bien.
Al amanecer del tercer día salió a correr por la finca. Su primogénito canino la había acompañado en su pequeña ruta al rededor de la casa. Una vez más, despertaba recuerdos entrañables, que había tratado de obviar haciendo ejercicio. Después, volvió a la habitación donde tomó una ducha y, tras vestirse, contactó con Sanne, de SAÖ, para obtener acceso a su investigación. Era el momento de dejar de esconderse y volver al trabajo. Estaba en la cocina, acabando de preparar el desayuno mientras vigilaba el ordenador de reojo cuando sintió su presencia. No le hizo falta verlo para saber que era él. Tomando aire, se volvió en su dirección y le tendió una taza de café: —Buenos días, café recién hecho... Tenemos que irnos a Maastritch, tu amigo Bayram está en la pantalla. —simplificó, señalando el ordenador con un gesto. —Es hora de trabajar. —sentenció, tomando un trago largo de su propia taza de café. Aquellos días de descanso le habían ido muy bien, pero, quería acabar cuanto antes con todo aquello para poder volver a Willow.
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Cuando terminó llamada con Beauregard y HazelWood, esa personalidad de líder y hasta seguro, simplemente se cayo…Sebastian Muller hizo que sus muros cayeran, que sus barreras se rompieran y que su vida como creía hace un par de años atrás se hiciera más complicada. Se sentó en la orilla de la cama y dejó que sus pensamientos oscuros tomaran el liderazgo de su vida, especialmente con la noticia que Alena le había dicho…¿Padre? Eran cosas que no se había imaginado, pero especialmente el temor que aquella palabra venía de nuevo a su vida, se volvía a sentir un inútil que había dejado pasado miles de oportunidades por su trabajo, pero había estado tan enlazado con su empresa y lo que estaba creando, que otras veces ni siquiera se daba una vuelta en su vida personal…Alena había estado en su sueños y susurros de medianoche, en cada momento de su vida y rincón que el rubio pudiera observar, pero nunca imaginó que más allá de la relación profunda y hasta romántica hubieran creado algo juntos, y la pequeña Elda hubiera nacido, especialmente con los miles de traumas que Sebastian le había contado a Alena, pero no podía negarlo que una parte de él estaba feliz por eso, feliz porque era padre y preocupado por un futuro, especialmente preocupado por como iba a conocer a la pequeña - si lena le daba la oportunidad - porque sus habilidades paternales habían sido enterradas junto con sus recuerdos del pasado. 
De una de las maletas saca unas pastillas para sus problemas y enfermedades que las misiones le han dado, especialmente el eterno dolor que la misión que lo dejó en coma le dio, en segundos está tomandolas para luego volver a guardar todo, no le gustaría que la pelinegra viniera aquella faceta de él. Una faceta que suele esconder a los demás, y siempre diciéndole que está todo bien, cuando en realidad es todo lo contrario. Soltó un suspiro. Apagó su móvil para que no le enviarán mensajes, y de esa manera pudiera hablar sin problemas con la pelinegra. Lo necesitaba, especialmente después de todo lo que había pasado y todo lo que había pasado. 
Cuando volvió al living, sintió el ambiente frió, observó de lejos y ve a su mascota preparado para cualquier cosa, especialmente con los ataques de ansiedad que hace mucho no sufría, parecían ambos volver hace diez años atrás cuando Sebastian despertó y le informaron que desde ahora iba a tener que entrenar a Brutus para ser su mascota de servicio. Suspiro e hizo un leve sonido con su garganta para mostrar su presencia. Se quedó en la puerta del living, sin tomar asiento y manteniendo distancia entre ambos.
—Antes que todo…Lamento todo, especialmente con todo lo que pasó.—empieza con una gran sinceridad en sus palabras.—Sé que todo debería haber sido un poco difícil, especialmente si te hubiera llamado antes y de esa manera no hubiera estado en el accidente. También sé sobre las consecuencias, Alena. Esta no es mi primera vez cometiendo una estupidez con mis acciones.—es duro consigo mismo, porque es verdad. La primera había sido cuando no estuvo al lado de su hijo en sus últimos días, y ahora parecía repetir un horrible patrón de dolor, y nunca estar con sus hijos en sus primeros años de vida, siempre soltandose épocas y momentos que pudieran quedar marcados en su cabeza. —Como lo dije unos minutos atrás, cuidaré del pueblo en el cual está creciendo Elda. Mandaré a mis agentes, empezaré a ver que pasa alrededor del pueblo, y en cómo puedo ayudar mejor. Pero, como lo repetí y lo vuelvo a repetir, yo tengo enemigos, Alena. Y no los simples que van por el gobierno, yo tengo enemigos que dañarían a Elda y no le importaría hacerle cosas horribles solamente por mero placer, y también para dañarme.—levantó la mirada y cruzó sus brazos. Una posición que alguien daba a entender que podía romper sus barreras por cualquier cosa, pero que sus recuerdos estaban frescos. Había visto cosas horribles y parecía que si algún enemigo veía que tenía un momento de felicidad todo podía acabar.—Yo solamente quiero seguridad para ambas…—hace una leve pausa. Es como volver al pasado, contándole a su ex esposa las razones de porque debe ser así, pero sabe que ahora puede ser mejor, no puede cometer sus errores dos veces, eso sería estupido para alguien como él.—Sobre mi trabajo…Alena, no puedo dejar atrás mi trabajo, especialmente con los casos que estamos teniendo, no puedo dejar atrás las misiones que tengo, especialmente cuando las misiones que tengo con Beauregard y Hazelwood son para recuperar infancias perdidas por guerras…Pero, trataré por este tiempo estando a tu lado apagar el móvil, para saber un poco más de Elda. Sé que me costará un poco, pero realmente no puedo cometer el error de nuevo…—las palabras quedan en el aire. Frunciendo el ceño y también tratando de ordenar sus pensamientos. Le duele el pecho, pero sabe que no es ataque de ansiedad, sabe muy bien que es el dolor por ser un idiota y haberse perdido tantas cosas. Un hombre que ignora su historia, está condenado a repetirla. —Yo realmente quiero conocer más de ella, y hasta en algún momento conocerla, pero sé que será complicado con todo lo que está pasando ...Porque soy un horrible trabajólico—lo admite. No es tonto, también por eso le costó su relación, pero es apasionado por todo y por eso es tan devoto a su vida en la labor de los militares.—Tenemos un par de días para ponerlos al días, ante que uno de mis agentes que nos venga a buscar por tu propiedad seguridad…Cuando quieras volver hablarme y contarme todo, yo estaré dispuesto a cualquier cosa, sé muy bien que ahora estás molesta conmigo.—no espera respuesta de la contraria, porque sigue hablando rápidamente.—Alena…Yo realmente quiero conocer a Elda.
Con esas palabras tomó juguetes de su mascota, para luego salir del living y yéndose al gran bosque que tenía el lugar, para jugar con Brutus, y darle un momento a solas a la pelinegra.
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bubbl3corn · 1 year ago
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La boda de sus amigos en junio había traído muchas sorpresas consigo, recuerdos felices, pero lo mejor de todo había sido reconectar con Aleyna. Habían pasado tres meses desde aquello. El británico estaba completamente instalado en la casa de los McGuire la cual, tal y como había acordado con Chris, iba a ir renovando a modo de alquiler. Era una casa de esas que parecían sacadas de las películas americanas, demasiado grande para él y Keelin, pero le gustaba la idea de su hija tuviera la experiencia del jardín y la valla blanca. Hannah, su vecina y ahora íntima amiga, había resultado ser una bendición para él. Era feliz, sin duda. Su primo, la única persona con la que mantenía contacto de su antigua vida en Londres, no reconocía el cambio en él y Draco lo entendía como el mejor cumplido que se le podía hacer.
Para colmo de su felicidad, Aleyna había llegado de visita la noche anterior. Habían estado charlando hasta altas horas de la madrugada, hasta que la mujer cayó rendida y él la acostó en la habitación de invitados. Después de la habitación de Keelin, la de invitados había sido una de sus prioridades a la hora de renovar, pues lo había hecho con la idea de que ella pudiera darle uso. Por su parte, él había dormido unas pocas horas antes de que Hannah apareciese para recoger a Keelin y llevársela. Su plan era seguir con la renovación durante unas horas, pero con la turca en casa, esperaba poder tener unas horas a solas antes de que su pequeña volviera a ocupar toda la atención.
Con dichos pensamientos rondándole la cabeza, estaba en la cocina, tratando de hacer el desayuno a la vez que acababa unos arreglos que los muebles requerían. En Willow Creek reinaba el cantar de los pajarillos y un pacífico silencio, así que no le hizo falta estar pendiente para escuchar cuando ella apareció en la cocina. —Buenos días, Bella Durmiente, ¿quieres café?
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La turca solo sonrió ante las palabras ajenas… Ah, cuánto había extrañado ese humor que solo Draco podía darle. Alzó las cejas y luego su rostro se suavizó un poco. —Oh, eso sería interesante... —admitió—. Nunca he estado de vacaciones en lo más profundo de Estados Unidos —agregó. Sus vacaciones solían ser lujosas, cargadas de lugares privados donde podía pasar tiempo alejada de su familia. Justo cuando iba a decir algo más, una escena que solo había estado en sus sueños más profundos captó su vista, ese tipo de escenas que parecían sacadas de novelas y que en algún momento en el pasado tuvo en sus fantasías. Aleyna podía observar el amor que Draco le daba a Keelin, ese tipo de escenas que solo un padre tan devoto como el pelinegro podía protagonizar. Negó para sí misma, no podía pensar en esas cosas. Ambos podían ser adultos, pero sabía que sus ideales y sueños parecían demasiado distintos en ese momento. Las palabras ajenas la sacaron de sus pensamientos ante la presentación que realizaba el hombre. Su instinto maternal —o como quieran llamarlo— salió a flote en unos segundos. Sonrió y luego, con delicadeza, jugó con la mano de la pequeña. —Oh, Keelin. He escuchado maravillas de ti. Eres más bonita de lo que dice tu papá —dijo con una voz suave, como si la niña pudiera entender todo. En el pasado, en la universidad, había tomado ciertos cursos de educación infantil, creyendo que le servirían cuando tuviera hijos, pero aquello solo había sido una forma de perder el tiempo.—Eh... —frunció el ceño por unos segundos, extrañada por la solicitud—. Yo creo que sí... —con esas palabras, no dudó en tomar a la pequeña, a pesar de la profunda herida que sentía en su corazón.
Después de aquella escena y con sus sentimientos a flor de piel, no dudó en mezclarse más entre los invitados, dejándose llevar por conversaciones banales con antiguos conocidos y haciendo acto de presencia ante otras personas. Cuando observó la hora en su móvil, no dudó en pedir un auto privado para que la viniera a buscar. Tomó su abrigo y, enviando un mensaje, se volvió a encontrar con el pelinegro y también con una Keelin que parecía totalmente agotada.—Creo que tendré eso en mis pensamientos... —admitió después de unos segundos, manteniendo la compostura ante la acción ajena. Acarició suavemente la mejilla del hombre y luego la de Keelin, una niña que parecía un ángel caído del cielo—. Te enviaré un mensaje, sevgilim —dijo, consciente de que también podía jugar el juego de sentimientos y recuerdos del pasado. No iba a quedarse atrás, especialmente cuando Draco aún estaba en sus sueños—. En serio, te enviaré un mensaje —lo sabía, era una promesa que se había hecho a sí misma.
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bubbl3corn · 1 year ago
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DAVINA CLAIRE ↴ Rebirth ( 2.01 )
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bubbl3corn · 1 year ago
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i dont hate you guys i swear i just have really shitty memory
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bubbl3corn · 1 year ago
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REBELDE (2004–2006), capítulo 260
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bubbl3corn · 1 year ago
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bubbl3corn · 1 year ago
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bubbl3corn · 1 year ago
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Alargó el beso y el tiempo en sus brazos tanto como el rubio le permitió, sentía que había pasado una eternidad desde la última vez que habían estado juntos y no lo aguantaba. Eso era precisamente lo que quería hablar con él. No aguantaba más esos periodos en los que pasaban meses sin verse o sólo lo hacían por videollamada. Estaba lista para aceptar un trabajo más tranquilo en la ciudad y compartir una rutina con él, aunque la mera idea de proponerle algo así la tenía más que nerviosa. —¿sólo por eso? —replicó, esbozando un pucherito que rápidamente cambió por una pícara sonrisa. —creo que debo recordarte realmente por qué estás conmigo... —cejeó, dejando escapar una risa juguetona. Tenía que controlarse, no quería montar una escena en el aeropuerto, pero lo único que quería era abrazarlo y besarlo, recuperar el tiempo perdido. Le resultaba terrorífico cuán intensos se habían vuelto sus sentimientos por el rubio. —¿En serio? Voy a creer que me quieres y todo... —jugó con la camisa ajena, pues aunque él la hubiera vuelto a poner en el suelo, ella no se había distanciado de él, lo que aprovechó para robarle un casto beso. —Sí, pero no hablemos de eso... Esos días son para nosotros... Y Asher. —pidió, tomando su mano y alzándola para dejar un beso en su palma, pensaba aprovechar hasta el último segundo para mimarlo. Una coqueta sonrisa se dibujó en su rostro, había recibido muchos halagos a lo largo de su vida, pero los de Sebastian eran los únicos que causaban impacto en la menor. —Tenía que estar a la altura del hombre más bello, pero no se lo digas al novio... —volvió a reír, caminando a su lado. Siendo sincera, no tenía ganas de ver a nadie más que a él, pero una vez estuviera con el resto sabía que estaría como pez en el agua. —¡Qué empiece la fiesta! —exclamó.
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Al observarla, no dudó en tomarla en sus brazos y mantenerla así por un tiempo, disfrutando de aquel beso que ella le daba, y respondiendo apasionadamente. Disfrutaba cada segundo con esa mujer, disfrutaba de esos labios y de las sensaciones que solo ella podía provocarle. “Hey…” soltó con una sonrisa en los labios. El brillo en su mirada y sus facciones habían cambiado; Sebastian parecía no demostrar que llevaba el peso del mundo en sus hombros cuando estaba con Alena. “Ahora recuerdo por qué estoy a tu lado; sigues haciendo que mi ego crezca cada día”, bromeó. No dudó en darle un beso en la nariz y luego alejarse un poco de ella. Con cuidado, la puso en el suelo para poder seguir hablando sin problemas. “Pero, ya sabes… lo normal”, respondió. “Creo que puedo decir lo mismo; realmente te he echado mucho de menos”, admitió ante la mujer. No mentía, se lo había comentado a Malachiah cuando revisaba unos correos. Por temas de seguridad, no podían dejar el trabajo en receso, especialmente en los inicios de la agencia. “¿Mucho trabajo?” preguntó, mientras tomaba las maletas de Alena y, con la otra mano libre, tomaba la mano de ella. Ahora podía darle una mirada rápida “Puedo decir que te ves muy bien con esa ropa…” soltó, un tanto coqueto, en una faceta reservada solamente para Alena Bush. “La invitada más bella”, agregó, mientras que él solo llevaba un traje de dos piezas, sin la chaqueta debido al calor de la región. “Venga, vamos. Algunos están emocionados de verte y han estado preguntando por ti”, le contó.
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bubbl3corn · 1 year ago
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bubbl3corn · 1 year ago
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Yasmine Al-Bustami as LUCY TARA in NCIS: Hawai'i (2021 - )
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bubbl3corn · 1 year ago
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La morena negó con la cabeza, comprendía el sentimiento ajeno, pero no podía evitar enfadarse ante el hecho de que ella se sintiera así. Odiaba a Ilhan. Antes le había causado repugnancia e indiferencia, ahora le odiaba. Draco, quien la acompañó en su primera misión, le recomendó que tuviera la empatía a raya. La había calado rápido, decía que era como él, tal vez por eso se llevaban tan bien. Su instinto le decía que aquella misión no sería sencilla, el tipo tenía recursos y aliados, pero Nami no se rendiría hasta atraparlo y que Leyla tuviera la vida que se merecía. Tranquila, en paz. —Lo importante es que ahora estás fuera de su alcance y segura. —sentenció. Era un inicio, el inicio de una etapa de transición para la mujer. Para una mujer en situación de violencia lo más difícil, siempre, resultaba ser dar el primer paso. Alejarse. Denunciar. Ella había sido muy valiente. Detuvo los pasos a la vez que la opuesta y dejó un apretón en manos ajenas, la escuchaba con atención y con dicho gesto, pretendía infundirle todo el apoyo que tenía. —Leyla, te prometo que no permitiré que se te acerque o te haga daño, para eso estoy aquí. —aseguró, con la mirada clavada en la ajena y un de sus características sonrisas que probaban cuánto creía en sus propias palabras. —Leyla, eres una mujer muy valiente, ¿lo sabes? Una superviviente. Has hecho todo lo que tenías que hacer para salir de un infierno y, ahora, me tienes a mí para acabar esto juntas. No me alejaré de tu lado hasta que tengamos a ese desgraciado y, entonces, yo misma te acompañaré al que elijas como tu nuevo hogar... —una vez más, extendió una sonrisa para la turca y, sin pensarlo demasiado, acortó las distancias para estrecharla en un abrazo, sin perder nunca la atención a sus al rededores. —Y deja de disculparte, no has hecho nada malo, lo ha hecho todo él solito... Él y solo él debe pedir perdón. —una vez roto el abrazo, continuó el paseo junto a ella. En cuestión de minutos, se había saltado demasiadas normas protocolarias.
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La pelirroja solo asintió ante las palabras ajenas. “Pero aún así…” No podía evitar pensar en la carga que le había impuesto a los demás, a sus amigos y ahora a Nami. Una especie de vergüenza que solo ella podía sentir en ese momento, una vergüenza que se quedaba pegada a su cuerpo por un buen tiempo. Le molestaba pedir ayuda, y más aún recibirla en esta situación, cuando había sido bastante independiente en el pasado. ¿Tan mal la había dejado su ex esposo? Parece que sí. Negó con la cabeza. “No te preocupes. Fue difícil también”, respondió ante el comentario ajeno. Ella misma había aprendido a mentir, a poner su faceta de esposa alegre y luego llegar a un hogar donde no se sentía segura. Mentir estaba en sus venas, y con su ex esposo, eso había sido cada día más frecuente. “Creo que lo mejor es que salí de ahí…” se abrazó más a sí misma cuando el viento parecía estar más fuerte. Tragó en seco. “Cierto, cierto. La información”, musitó como si no quisiera recordar todo lo que había estado pasando en su vida últimamente. “Mi ex esposo… ahora mismo está a la fuga. Sus amigos de las fuerzas lo están escondiendo”, le dolían sus propias palabras; tenía miedo y mucho de que la encontrara. “Lo denuncié y mostré las pruebas, pero todos son amigos de él y fue difícil con todo eso. Pero las pruebas no mentían, y cuando lo iban a arrestar, escapó. Tiene los medios para hacerlo, y una cantidad de idiotas que pueden ayudarlo”, siseó lo último. No entendía la amistad masculina y su obsesión con proteger a abusadores. “Me fui de mi hogar en California y empecé a vivir en una van para estar segura de alguna manera”, se detuvo un momento y tomó las manos ajenas cuando se paró frente a ella. “Nami, tengo miedo”, admitió por primera vez ante la mujer. “Tengo miedo de que me esté observando. Ilhan tenía amigos en todas partes, amistades que hizo en las fuerzas y una familia que es capaz de hacer cualquier cosa por él, mientras que yo no tengo nada. Necesito que me ayudes y especialmente que lo encuentres también. Sé que ustedes pueden hacerlo y son mi última opción”. Con cuidado soltó sus manos y en bajito dijo: “Lo lamento, Nami, en serio. Él puede estar en cualquier parte y hacer algo horrible”, porque sabía que Ilhan era capaz de cualquier cosa.
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bubbl3corn · 1 year ago
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MELISA ASLI PAMUK YAZICI featuring MESSIKA for L'OFFICIEL TURKIYE Jun 2024
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