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Camila Martínez
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Estudio Ciencias de la Comunicación Social en la Universidad de Buenos Aires. Gallardista.
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camimmartinez · 5 years ago
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Escapar de un rito
Dos horas antes de comenzada la ceremonia de ablación, la policía de Kenia rescató a Purity Soinato Oiyie del lugar. Tenía sólo 11 años cuando su padre decidió que se convertiría en la quinta esposa de un hombre de 70. 
Temía que algún día llegara ese momento. No conocía mujeres casadas que no hubiesen sido circuncidadas. Al enterarse del plan que su padre tenía preparado para ella, y como sabía que no serían muchas las personas que querrían ayudarla, se contactó con una de las únicas mujeres que se habían mostrado dispuestas a denunciar el hecho: la maestra de su clase. Gracias a ella, pudieron detener el rito y Purity pudo escapar de su casa. Por primera vez, una niña de la aldea de Narok se negaba a la mutilación genital femenina, aunque no le hubiesen dado la elección de hacerlo.
Lejos de su hogar, en un centro de rescate, se le dio la contención que necesitaba y se la protegió para que su padre no la obligara a volver con él. Fue así como pudo cumplir el sueño de muchas de las víctimas de los matrimonios infantiles y terminó la escuela. 
Luego de 8 años, Purity se marchó del refugio y comenzó a trabajar con la Junta de Kenia de Lucha contra la Mutilación genital femenina en distintas escuelas para concientizar sobre la vulneración de los derechos de las mujeres y las niñas africanas. 
Escribí esto a partir de un testimonio de una nota de la ONU MUJERES. Refleja la importancia de tener leyes robustas en la materia y del acceso a la educación pública para terminar con prácticas tradicionales machistas que encuentran su justificación en un sistema patriarcal que es mundial, bajo el discurso del relativismo cultural. 
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camimmartinez · 5 years ago
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Imagen política del preservativo a lo largo de la historia
Introducción.
Analizamos la imagen política del preservativo teniendo en cuenta su surgimiento y las primeras consideraciones en relación a su uso, campañas contra las enfermedades de transmisión sexual y publicidades. Seguimos los postulados que plantea Eliseo Colón Zayas en Publicidad y hegemonía acerca de la publicidad como discurso de los objetos que se convierten en públicos gracias a ella. Lejos de hacer un análisis semiótico de las campañas elegidas, notamos cómo la imagen del preservativo pasó de representar algo clandestino y prohibido a algo más bien necesario para la vida en sociedad, gracias a las constantes transformaciones históricas que se detallan en el video (como por ejemplo la Revolución Industrial, el aumento de las enfermedades en la época de las Guerras Mundiales, los movimientos feministas de la década de los años sesenta del siglo XX o el descubrimiento del VIH, entre otros). La publicidad, como asegura Colón Zayas, exhibe este asunto que antes se ocultaba.
Elegimos este objeto de estudio porque nos preguntamos desde qué momento la imagen del preservativo, oculta del ámbito público por muchísimos años, comenzó a “salir a la luz” y encontramos que la razón está principalmente en la intervención del Estado, que debió tomar medidas frente a la amenaza que representaban las enfermedades de transmisión sexual para los soldados durante la época en que se desarrollaron las Guerras Mundiales. Guiamos nuestra investigación siguiendo lo que Michel Foucault propone en Seguridad, territorio y población, de acuerdo a que la meta del gobierno no es gobernar, sino mejorar “la suerte de las poblaciones”, siendo la salud esencial para esto (y necesaria para los gobiernos en el contexto bélico antes mencionado). 
Tal como asegura el autor francés, la manera en que lo logra es por medio de la población misma, ya que actúa sobre ella para estimular su actividad en la dirección que el gobierno desee. Es por esto que creemos que las publicidades de la Segunda Guerra Mundial pero principalmente las que aparecieron después del descubrimiento del sida, demuestran cómo puede el Estado apelar directamente a la población para que tome conciencia de la resignificación de la imagen del preservativo, que deja de ser furtiva y se convierte en algo cada vez más difundido.
De la clandestinidad a la salud pública.
Si bien el profiláctico es un invento presente desde el siglo XVI, es en los inicios de la Segunda Revolución Industrial cuando se consigue convertir el caucho en un material elástico y crear los primeros preservativos de goma. Sin embargo, su uso era entendido como algo obsceno e inmoral, así, la imagen política del preservativo fue relacionada a la clandestinidad, a lo prohibido, y su uso, a los burdeles.
Desde principios del siglo XX, comienza a ser más habitual encontrar anuncios sobre estas “gomas higiénicas”, aunque la imagen del condón seguía siendo “perseguida”. Hay que tener en cuenta que la iglesia de comienzos de siglo era mucho más influyente de lo que es actualmente, siendo ella la principal opositora a este “método antinatural de evitar la concepción”. En esa época se fabrica el látex, que requiere menos trabajadores y permite la producción masiva, en un contexto post segunda revolución industrial caracterizado por el aumento del consumo masivo y el avance del capitalismo como nunca antes.
En los años de la Primera Guerra Mundial, los países europeos comenzaron a distribuir preservativos entre sus fuerzas armadas, el caso de Estados Unidos fue distinto ya que tenían prohibido por ley usar condones por ser “anticristiano”.
La imagen del preservativo se modifica a escala mundial cuando estalla la Segunda Guerra, en esta época comienzan a aparecer muchas más publicidades, carteles y conferencias para evitar el contagio de enfermedades de transmisión sexual. La representación que prima en estas imágenes es la del soldado que debe cuidarse de la transmisión de enfermedades para salvar a su patria.
En los años ‘50 comienzan a disminuir las enfermedades de transmisión sexual y el uso de este método anticonceptivo vira, justamente, a evitar embarazos no deseados. En 1960 se da la “Revolución de la píldora” que separa, de una vez, la maternidad de la sexualidad, siendo aún mayor la difusión que se dio a la imagen del preservativo. 
En el año 1990, en España, se lanzó una campaña de televisión y de radio que, bajo el lema “Póntelo. Pónselo.”, buscaba concientizar principalmente a los jóvenes españoles acerca del uso de condones. La imagen del preservativo masculino dejó de ser, en esas publicidades, algo que se ocultaba en la sociedad para comenzar a “salir a la luz”, siendo una auténtica revolución para la época.
El descubrimiento del VIH tuvo mucha influencia en las primeras campañas y en las actuales propagandas gubernamentales que buscan difundir este tema tan relevante para la salud pública, sin embargo, lo que más llama la atención son los “tabúes” que se destapan ya entrado el siglo XXI: el placer sexual y el sexo sin haber contraído matrimonio.
La publicidad de empresa recurre a una figura innovadora, el “doble sentido”. Así, el preservativo ya no sólo cumple una función de salud pública ligada a la responsabilidad de la sociedad en general y de los individuos en particular, ni simplemente se vincula con el goce, sino que su imagen comienza a estar relacionada con la diversión, la fiesta, el humor y hasta la picardía, todas características que fue adoptando a lo largo del tiempo a causa de condiciones político-históricas que marcaron cómo es hoy representada su imagen. 
Algunos de los cambios estructurales que permitieron que se den estas condiciones son la independencia económica que consigue paulatinamente la mujer desde mediados del siglo XX en occidente, el desvanecimiento de la presión del casamiento como una obligación, y la autonomía de elegir pareja. No por casualidad estas campañas aparecieron en una época en la que el poder de la iglesia católica disminuía constantemente, siendo ella una de sus máximos críticos, en conjunto con otras organizaciones conservadoras, que consideraban que este tipo de publicidades “fomentaban la promiscuidad”.
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camimmartinez · 5 years ago
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La llegada de la televisión como un gran suceso argentino
En agosto de 1938, durante la llamada “segunda edad de oro del cine”, cuando comenzaban a realizarse las primeras piezas de cine sonoro, y en conjunción con el creciente flujo de información y el desarrollo de la radiofonía y el periodismo, en Argentina se presentó por primera vez lo que sería un verdadero hito en su historia relacionada con los medios de comunicación, Sucesos Argentinos, “el primer semanario cinematográfico latino-americano”.
Su creador fue Antonio Ángel Díaz, cinematografista, periodista, publicista y empresario uruguayo con una vasta carrera en Argentina. Sucesos Argentinos se transmitía en las salas de cine mediante cortometrajes en blanco y negro que desarrollaban brevemente algunas pocas noticias en no más de diez minutos, la información que aparecía en sus emisiones no sólo tocaba la situación actual del país sino de latinoamérica en general e incluso las principales noticias del mundo.
Reconocidas personalidades y referentes como Gabriel García Márquez dirían que este noticiero dejó una marca en el periodismo latinoamericano ya que tenía una estética propia e innovadora, además de ser el primer noticiero de cine sonoro del continente. La apertura de cada entrega, con un hombre de poncho y sombrero montando un caballo y la aparición en pantalla del número de capítulo acompañado por imágenes de monumentos, obras, deportistas y actos oficiales es claramente reconocible y genera cierta nostalgia en quienes pudieron disfrutar de verlo en alguna sala de cine.
La última emisión fue en 1972, unos veinte años después de la aparición de la televisión en el país. Es curioso pensar que fue el precursor de los noticieros televisivos, y más curioso aún es pensar, como muchos lo hacen en la actualidad, que éstos últimos fueron sus sepultureros. Entonces, me pregunto, ¿cómo retrató Sucesos Argentinos la llegada de la televisión al país?
En el año 1950, bajo el título “Viajeros”, este noticiero cinematográfico describió la partida de Jaime Yanquelevich hacia los Estados Unidos y Europa como la búsqueda de nuevas conquistas de la comunicación, previendo ya la necesidad de incorporar a la Argentina un invento que desde hacía más de diez años se había desarrollado no sólo en países europeos o norteamérica, sino incluso, aunque con menos distancia temporal, en América del Sur.
Esa travesía de Yanquelevich se concretó con la colocación de la antena de televisión en el Ministerio de Obras Públicas en el año 1951, durante el primer gobierno de Juan Domingo Perón. Sucesos Argentinos pronunciaría este hecho como el que permitiría que “la nueva Argentina marche al encuentro de las grandes conquistas de la humanidad”, pues claro, el hecho de haber “llegado tarde” a la televisión alejaba al país del mérito que había tenido en otras ocasiones al haber estado siempre “entre los primeros” en lograr avances tecnológicos que llevarían a la Nación al constante progreso, según se consideraba en ese entonces. Desde un principio, el objetivo sería hacer llegar a los hogares los deportes, las manifestaciones artísticas y las culturales. 
Todas estas emisiones relacionadas al inicio de la televisión, con imágenes documentales y una voz en off que describe lo que ellas reflejan, se dan en un contexto de prueba para el invento recién llegado al país. En más de una ocasión, se habla en los cortometrajes analizados acerca de la conquista de la prosperidad y de las experimentaciones con prestigiosas personalidades de la época, como por ejemplo, Pedro Leopoldo Carrera, el argentino campeón mundial de billar, quien demuestra para la televisión sus famosas “carambolas de fantasía”, o distintos referentes de la radio y el cine.
En sus primeros años, Sucesos Argentinos se financiaba con lo recaudado en las salas de cine y con la venta de notas vendidas a empresas, sin embargo, a consecuencia de la Segunda Guerra Mundial y la crisis que conllevaba para estas actividades que requieren una gran inversión monetaria, fue necesaria la intervención del Estado mediante distintos decretos.
Con el derrocamiento de Perón en el año 1955, Antonio Ángel Díaz debió buscar soporte en el plano internacional aliándose con distintas compañías, entre ellas la BBC británica, para formar una Sociedad. Sin el apoyo estatal que necesitaba y  frente a la competencia de los noticieros televisivos que ya pisaban con fuerza en el país, en los años sesenta comienza a preverse el fin de Sucesos Argentinos, en una época en la que los canales de televisión privados desplazaban el lugar central que incluso la radio había ocupado en los hogares apenas unos años antes.
En el año 1972, Díaz vendió los negativos a una productora norteamericana y el material de descarte lo compró el Estado durante la última dictadura militar, sin embargo, el personal siguió produciendo el noticiero como una cooperativa que finalizó el proyecto en el año 1978, no pudiéndole hacer frente, definitivamente, al avance de la televisión.
Bibliografía:
- Krieger, Clara. (2007). Una lectura de Sucesos Argentinos. XI° JORNADAS INTERESCUELAS/ DEPARTAMENTOS DE HISTORIA, Tucumán.
- [tv1951arg]. (2013, octubre 13). Inicio de la TV en Argentina según SUCESOS ARGENTINOS. Recuperado de https://www.youtube.com/watch?v=uc8lV5zOYuA
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camimmartinez · 5 years ago
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Museo Mitre: acercándonos a la burguesía porteña del siglo XIX
En pleno centro porteño, podemos encontrar una casona colonial que terminó de ser construida en el año 1785, inaugurada en 1907 como museo por su importancia histórica y declarada en 1942 como Monumento Histórico Nacional.
El Museo Mitre, cuya fachada era hasta hace muy poco el reverso de los billetes de dos pesos argentinos, fue antiguamente el hogar de Bartolomé Mitre, una figura polémica, militar, historiador y periodista que fue Presidente Provisional de la Nación Argentina y Presidente de la Nación entre los años 1861 y 1868. Este lugar no centra su deber únicamente en recordar al ex presidente, sino que intenta lograr que el público conozca en profundidad la situación de las élites ilustradas del Río de La Plata en el siglo XIX.
Mitre fue una personalidad muy relevante en el momento en que la imprenta y la prensa en particular ya estaban instaladas con firmeza en las esferas de la clase letrada de la Buenos Aires de ese entonces, cuyos miembros tenían la necesidad de expandir sus ideales políticos respecto de la situación en la que se encontraba el país, en medio de un proceso en el que se estaba conformando un Estado-Nación, un período plagado de guerras, muchas veces apoyadas por él.
Una vez terminado su mandato, en 1869, compró el diario La Nación Argentina, que había sido fundado por Juan María Gutiérrez algunos años antes, y cambió su nombre por La Nación. El primer ejemplar se publicó el 4 de enero de 1870, siendo editado en un principio en la casa de Gutiérrez, hasta que fue trasladada su redacción al hogar de Mitre. Una copia de este primer número se encuentra exhibida en una de las salas del museo, conteniendo esta publicación una sola hoja que aclara que el periódico aparecerá “todos los días menos los lunes”, y con dos secciones principales: un boletín electoral y un folletín, que es una novela entregada por capítulos, generalmente ubicada en la parte inferior del periódico para que pudiera ser recortada y coleccionada por los lectores, en este caso, la primera parte de “Don Juan Tenorio”, firmado por Manuel Fernández y González (referente español de este tipo de literatura). El formato del periódico era berlinés en sus páginas, es decir, más largas y anchas que el formato tabloide, esto se mantuvo hasta el año 2016.
La primera tirada fue de 1.000 ejemplares para una ciudad que contaba con 308.000 habitantes. Ya para el año 1904 se dio el primer éxito comercial, vendiendo unos 100.000 ejemplares en menos de 22 meses. La clave para el crecimiento de La Nación fue, en un principio, la incorporación del linotipo, que permitió producir más material en menos tiempo. La linotipia es una máquina que mecaniza el proceso de composición de un texto para ser impreso, fue un gran adelanto de la industria ya que se convirtió, a fines del siglo XIX, en el estándar para la publicación de diarios y revistas, hasta 1970 aproximadamente. A partir de ella, fue posible que un grupo reducido de operadores compusieran más páginas diariamente.
Distintos historiadores y periodistas resaltan una particularidad en la forma en que Bartolomé Mitre consiguió dirigir el diario que sería uno de los más consumidos en Argentina, ya que para financiar la empresa creó una Sociedad Anónima que llegó a su fin en 1879, adquiriendo Mitre todas las acciones del diario, sumándole a esto ciertas acusaciones relacionadas al recibo de “donaciones” un poco dudosas gracias a los beneficios que otorgó al capital británico en el país.
El museo recupera muchísimos artículos originales de la casa de Mitre, como por ejemplo el escritorio que usó durante su presidencia, distintos muebles, cuadros al óleo, pinturas religiosas, vajilla, pero principalmente, libros. Dado que Bartolomé Mitre era un gran apasionado por la lectura, la historia y la numismática, como muchos de los miembros de las elites porteñas de esa época, realizaba junto con otras personalidades reconocidas, como Marcó del Pont o Ángel Justiniano Carranza, reuniones para discutir cuestiones relacionadas a esos temas, llegando incluso a constituir la Junta de Numismática Americana, la cual mutó hasta terminar llamándose Academia Nacional de la Historia, actualmente en vigencia.
El museo ofrece, para ser consultado por el público, tanto un archivo de documentos que es el segundo más importante de la Argentina, como también una biblioteca que contiene libros de distintas temáticas divididas en secciones organizadas por el mismo Mitre, que cuenta con más de 60.000 libros y otros documentos como revistas, mapas, CDs, DVDs, e incluso manuscritos y donaciones que fueron recibidas luego de la muerte del expresidente, conformando un archivo de más de 100.000 volúmenes.
Estos espacios de acceso público a distintos documentos nos acercan más a nuestra historia, son un elemento clave para el desarrollo de actividades culturales y muy interesantes para realizar recorridos que nos hagan sentir un poco en la cotidianeidad de la Buenos Aires del siglo XIX.
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camimmartinez · 6 years ago
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Un yaguareté y la leyenda: “Si no puedes salvarnos, por lo menos salva al Taricco”, quienes alguna vez pasamos por Avenida San Martín 2.377, no podemos evitar que nos llame la atención esa frase pintada sobre el enorme paredón cubierto de maderas ubicado allí, ni podemos evitar notar que cada tanto el frente del cine-teatro es intervenido por los vecinos, que dejan inscripciones buscando visibilizar la contienda que llevan a cabo con la intención de recuperarlo. El cine Taricco está en extinción y son la voluntad y el trabajo de los vecinos los que lograrán que vuelva a la vida.
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camimmartinez · 6 years ago
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"No llores, es fútbol"
Todavía me acuerdo, ocho años después, del sol que alumbraba las calles de la Capital Federal, me acuerdo de los nenes que jugaban en la plaza, las sonrisas en sus caras, cómo se divertían corriendo entre los árboles, mientras desde mi ventana los observaba debajo de una nube gris amenazante, que me alejaba de ese invierno tibio. Los sentimientos del hincha de River ese veintiséis de junio de 2011 no nos permitían ver a través de la neblina oscura y densa que era jugar la promoción, parecía, con ese resultado, que todo se terminaba ahí, y, finalmente, comenzaba el diluvio.
Noche tras noche, durante un año, me iba a dormir pensando en lo que me había dicho mi papá ese día, "no llores, es fútbol". Sí, qué fácil es decirlo cuando pudiste ver jugadores como el Beto Alonso o Enzo Francescoli, cuando viviste arqueros como Fillol y técnicos salvadores como Labruna, qué fácil es decirlo cuando viviste dos Libertadores y veinte campeonatos, qué sencillo es pensar que "sólo es fútbol" cuando en tu vida pudiste ver al club de tus amores coronarse campeón del mundo, refugiarse en eso es más que un simple consuelo.
A mí no me pasaba así, apoyaba la cabeza sobre la almohada pensando en cómo habíamos podido perder con Boca Unidos, Atlanta o Patronato, cómo podía ser que no parara de llover desde el día que descendimos, mi único consuelo era recostarme en mi cama, aunque un poco angustiada y embronquecida, a ver videos de esos partidos con pelotas naranjas o miles de papelitos volando en el Monumental.
Ahora, ocho años después, miro hacia atrás y agradezco el consuelo de mi papá cuando él también se estaba desarmando por dentro, pero no termino de comprender su consejo: "No llores, es fútbol".
Pá, no te creo. Cómo me vas a decir que es sólo fútbol cuando juntos compartimos el ritual de ver los partidos, sentados en el sillón, con las manos sudorosas y agarrándonos la cabeza cada vez que Rogelio erraba un gol abajo del arco o Vega se regalaba a los rivales. No te creo porque yo te vi entregar tu voz a los goles de Cavenaghi y del Chori Domínguez, tampoco te creo porque no nos perdimos ni un solo partido durante todo ese año. No te creo porque me preguntabas todos los días, muy preocupado, cuántos puntos tenían Instituto, Quilmes o Rosario Central. No es sólo fútbol, y lo sabés.
Lejos de ser una pesadilla, aprendimos, como en la vida, de las piedras que aparecen en el camino y nos obligan a ser más fuertes. Un día pudimos despejar con un pase de Funes Mori, y un zapatazo de Trezeguet, las nubes que nos perseguían desde hacía un año. Y qué felices fuimos, aunque estuviésemos lejos de las pelotas naranjas y los miles de papelitos volando en el Monumental.
Después, Ramón Díaz, la vuelta del Torito, no fue córner, el golazo del Lobo Ledesma, River campeón y, para mí, el comienzo de una nueva era, la vuelta del ADN riverplatense del que mi bisabuela tanto me hablaba, del toque, del respeto pero siendo guapos, del ganar, gustar, golear. Y sigo pensando que eso no es "sólo fútbol", no tiene sentido, papá. 
De repente, Napoleón... comencé a dejar de ver videos del River del '86 para ver los del 2014, repeticiones de los centros de Pisculichi, de los cabezazos de Pezzella y Mercado, de la atajada de Barovero que hasta el día de hoy me saca el aliento y me pone la piel de gallina, más gallina que nunca. Un año después, haciéndolo parecer muy sencillo, hazaña en Brasil y Copa Libertadores, la misma que yo sólo conocía en las manos de Enzo Francescoli. Recopa, recopita, recopada. Los "peores años" iban a llegar con una Copa Argentina cada uno, qué locura. 
Finalmente, la coronación. La primera final con Boca en marzo nos hizo inflar el pecho, pero teníamos el objetivo claro. Hicimos una copa bárbara, y tanto vos como yo (siendo siempre humildes, como la historia lo dicta) sabíamos que teníamos todo para ser campeones. Pá, no me mientas, yo sé que no es sólo fútbol. Es cambiar los significados y que la lluvia deje de ser tristeza para que empiece a ser triunfos inmortales, es que te tengas que levantar y no ver por unos segundos para que no te suba la presión, es que el corazón te palpite a mil cuando ves correr al "10" más loco hacia el arco vacío, es salir por la ventana a gritarle a los vecinos, es que se queden "calentitos" cuando te los cruzas el lunes en el ascensor del trabajo, es que Malena se duerma en el entre-tiempo (todos sabemos lo que pasa si no lo hace), también es que Manuel vaticine pronósticos negativos y que mamá se queje porque somos unos enfermos fanáticos. 
Hoy estamos otra vez en una final, y aunque el desenlace de esta historia perfecta fue el 9 de diciembre del año pasado, la seguimos escribiendo con muchísima ilusión. No te preocupes por la gran mentira que me dijiste, "es sólo fútbol", porque nunca te creí.
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camimmartinez · 6 years ago
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100% Poissant
Es curioso pensar que a David James Poissant no le interesaba demasiado la literatura cuando era pequeño, sin embargo, con el paso del tiempo y gracias a su madre bibliotecaria, su pasión por las películas, las imágenes y las historietas lo acercaron al mundo de la escritura y a asegurar que “gran parte de la narración de una historia es muy visual” y que para que el lector pueda ver de manera precisa las imágenes que hay en su cabeza, debe esforzarse no solo en mencionar, sino en describir, en provocar la sensación de estar dentro de la historia, sensación muy bien lograda no sólo en los momentos más cruciales de cada uno de sus relatos sino también en cuanto a los aspectos que un escritor mediocre podría dejar de lado. 
Por medio de una lectura sencilla, entretenida e intensa, “El hombre Lagarto”, cuento de este joven autor estadounidense y docente en la Universidad Central de Florida, introduce al lector en una historia atrapante de principio a fin, hace pensar que en verdad hay más posibilidades de encontrar un caimán gigante en la casa de un difunto  que de que un padre pida disculpas a su hijo por no entender su forma de amar. La publicación de éste se encuentra en su primer libro de cuentos, El cielo de los animales, editado en español en el año 2015 por Edhasa, gracias al cual recibió numerosos galardones y muy buenos comentarios por parte de la crítica.
Desde la perspectiva del personaje principal el lector se mantiene atrapado entre un viaje en búsqueda de las pertenencias del padre fallecido de su amigo y una nefasta situación familiar donde el protagonista hiere vilmente a su hijo al enterarse que es gay, dos historias que parecen completamente aisladas pero que terminan conectándose de manera natural sin forzar un final que podría arruinar totalmente el gran trabajo que se logra a lo largo del relato. 
Las miserias y desgracias de los personajes se conocen cuando, en el viaje emprendido,  recorren el pasado por medio de recuerdos, reviviendo momentos que los marcaron tanto física como emocionalmente a cada uno de estos dos amigos que emprendieron su travesía sin imaginar lo que ella les depararía. Sin embargo, uno de estos recuerdos en particular se borra en el relato sin importar la trascendencia que tiene el mismo para la historia. No obstante, este se reitera una y otra vez en “El cielo de los animales”, cuento que continúa este asunto, mostrando así la huella que dejó esta memoria en el protagonista, pues no es menor el hecho de arrojar a un hijo por la ventana al encontrarlo besándose con otro muchacho... “Después me recuerdo parado, en el jardín, mirándolo desde arriba. Lynn salió corriendo de la casa a los gritos. Vio a Jack y me dio una cachetada”.
Tanto en “El hombre lagarto” como en “El cielo de los animales” nada queda librado al azar, cada elemento tiene su desarrollo e importancia en el transcurso de la narración y consecuentemente, los mismos no sólo se relacionan con el cuento al que pertenecen sino también con el otro: la lejana ciudad de Baton Rouge, los tatuajes de dragón que tapan toda la piel, la caja de zapatos, el pez que se hinca en el cuerpo humano, la remera del niño que pesca, las ardillas y el equilibrio parecen detalles insignificantes pero terminan siendo no menores y gracias a la astucia de este joven autor, construyen el final de cada uno de los relatos.
Los diálogos que el lector encuentra a lo largo del cuento desarrollan momentos de incertidumbre y angustia, momentos en que siente que los personajes hacen caso a sus impulsos, en los que se acerca a sus sentimientos y se pregunta si en verdad conoce sus pensamientos. 
“—Mírame, Alan —dije—. Te hice una pregunta. Si nunca estuviste con una mujer, ¿entonces cómo sabes que eres gay?
—No lo sé —dijo Alan.
—¿Quieres decir que no sabes si eres gay o que no sabes cómo lo sabes?
—No sé cómo lo sé —dijo Alan—. Pero lo sé.”
Así, la abrumante tensión que envuelve la conversación entre un padre conservador y el amante de su hijo homosexual es comparable con la de un ladrón mientras apunta a su víctima con “una pistola enorme”, situación que se puede encontrar en “100% algodón”, un excelente cuento breve que se encuentra en El cielo de los animales y que, al igual que “El hombre lagarto”, deja al descubierto muchas de las características de la escritura de este autor.
Al descubrir a Poissant, el lector se sorprende sin igual con estas historias marcadas por la oscuridad y la tragedia, se involucra en las situaciones que se desarrollan a lo largo de las mismas y se encanta con los personajes que las vivencian. 
Quienes por alguna razón nos acercamos a este magnífico escritor y a sus fascinantes cuentos podemos asegurar que nunca quedaremos satisfechos, que “El hombre lagarto” es una obra 100% Poissant y que su cautivadora continuación en “El cielo de los animales” no sacia nuestras ganas de conocer aún más las historias que tiene para contarnos.
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camimmartinez · 6 years ago
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Sensación de libertad en la sociedad de rendimiento.
Byung-Chul Han postula en “Psicopolítica. Neoliberalismo y nuevas técnicas de poder”, que la libertad fue un entreacto, algo intermedio, un período determinado que tuvo principio y fin en el tiempo. Lo que hay, en la actualidad, no es una verdadera libertad sino una sensación de libertad causada por un proyecto que está en continuo cambio y se reinventa constantemente, siempre bajo ese sentimiento de libertad. El individuo cree no estar siendo coaccionado de manera exterior pero no se da cuenta de que en realidad es él mismo quien se coacciona.
El neoliberalismo es un sistema que somete al individuo por medio de la libertad del “poder hacer” presentándole opciones que parecen ser infinitas, a diferencia del “deber”, que siempre plantea un límite. Esta situación conduce a lo que se llama “el sujeto del rendimiento”, que lo puede todo y actúa según el “poder hacer”, logrando que se sienta libre pero se someta a rendir cada vez más, se autoexplote voluntariamente para no fracasar en la competencia con los demás, así, se transforma en esclavo absoluto, en explotado que se autoagrede, convirtiéndose, según el autor, en depresivo en lugar de revolucionario. Frente a él, no hay un jefe que lo obligue a trabajar pero igualmente le resulta extraña la soberanía, la autonomía de su ser. 
Foucault establece que las sociedades disciplinarias utilizan la razón para dominar a los hombres y sus cuerpos, a los cuales se los aparta de la civilización, por medio de la violencia y torturas, en cambio, podemos decir que el disciplinamiento del “sujeto del rendimiento” del que habla Byung-Chul Han se aleja de ese tipo de control y la dominación se da sobre sus mentes. Sin embargo, tanto Foucault en “Vigilar y castigar” como Han en “Psicopolítica. Neoliberalismo y nuevas técnicas de poder”, recurren a la imagen del panóptico (torre desde la cual los guardias de las cárceles podrían vigilar a los presos) para retratar cómo quien ejerce el poder puede ver lo que hacen los reclusos pero ellos no pueden ver a quien los vigila. Byung-Chul Han asegura que el panóptico digital es más eficiente que el disciplinario ya que son los individuos que están siendo disciplinados los que construyen el panóptico, es como si el rol del guardiacárcel fuera sustituido por el de un recluso.
La Ilustración, para Kant, se determina por la “liberación del hombre de su culpable incapacidad”, es decir, el hombre es ilustrado cuando rompe con la tutela de su maestro y comienza a pensar por sí mismo. Las causas para mantenerse bajo el estado de pupilo, para no emanciparse, según el autor, siempre estarán ligadas a decisiones propias como la pereza, el temor y la falta de valentía. Kant entiende que para ser ilustrado, el hombre necesita de la libertad de hacer uso público de la razón, este uso es el que hace un maestro frente a un gran público. 
La concepción de Byung-Chul Han del neoliberalismo como sistema que explota la libertad para coaccionar a los individuos y no deja que surja ningún tipo de resistencia contra ese sistema, podría compararse con el docto de Kant, que es un maestro, que se sirve de su propia razón, que mantiene al hombre bajo la servidumbre evitando que piense por sí mismo y reproduciendo su “segunda naturaleza” que tiende a dejar que otros piensen por él. 
No obstante, Han afirma que estamos actualmente en una era de la psicopolítica digital, que se dirige desde una observación pasiva y deviene en un control que es activo y limita la voluntad de ser libre, por eso, creo que la decisión de comenzar a pensar por sí mismo, que en Kant tiene el hombre, no se puede dar en el individuo de Byung-Chul Han dado que ese proceso por el que el capitalismo lo domina, le es completamente desconocido, al creer que es realmente libre.
Además, Han se pregunta si realmente queremos ser libres, dado que se ha inventado la figura de Dios, y la del pecador, para no tener que serlo. En épocas de Kant eran las figuras de la Iglesia y del Estado las que sometían al individuo a su control, ahora, éste publica gratuitamente todos sus datos en redes sociales, smartphones, plataformas web, sin importar quién tiene acceso a los mismos. Se reemplazó la figura de Dios, o de instituciones fuertes como la Iglesia y el Estado, por técnicas de dominación que son eficientes porque consiguen que los individuos sean devotos de ellas, se reemplazan las figuras religiosas por estos aparatos de subjetivación, de procesos de construcción de los individuos, que lo dominan sin que él se de cuenta de lo que en realidad está pasando.
Creo que los presupuestos de Kant y Foucault contrastan con las nuevas tecnologías y la gran conexión de esta era, ya que en las nuevas plataformas digitales (Facebook, Twitter, Instagram, entre otras) toda la información parece tener el mismo valor, pocos son los que se detienen a pensar realmente cómo ellas reflejan nuestro actual modo de vida, esto se relaciona a que éstas son construidas de tal manera que la información se vuelve volátil, tanto por la velocidad con la que se actualizan como por la manera en la que desaparece a las pocas horas. Las redes sociales y las publicaciones que encontramos en ellas se chequean de manera rápida como si no tuvieran influencia en nuestra vida cotidiana, se lee constantemente pero no se analiza: es lo mismo leer acerca de un perro perdido en algún barrio que sobre las nuevas políticas económicas de nuestros gobernadores. Por eso creo que son como los tutores de Kant, que no dejan que quienes son influidos por ellas se detengan a parar un segundo a pensar sobre lo que consumen. Si los individuos siguen siendo coaccionados por estas técnicas surgidas con el neoliberalismo, podríamos pensar que nunca podrán alejarse de su tutor ni aprenderán a pensar por sí mismos, es decir, no llegarán jamás a la “mayoría de edad” de la que el autor habla en “¿Qué es la Ilustración?”. 
Foucault, siguiendo la obra de Kant, se pregunta si la modernidad no es más una manera de relacionarse con la actualidad que un período de la historia, esta manera de vincularse con el presente estará ligada a una elección voluntaria de pensar, sentir y actuar. La actitud de modernidad será el ethos filosófico que estará caracterizado por la “ontología de nosotros mismos”, es decir, por el análisis y la crítica permanente de lo que somos como individuos y en tanto miembros de una sociedad. Por otra parte, Foucault, en su conferencia sobre “¿Qué es la Ilustración?”, y continuando con los pensamientos de Kant, habla de la búsqueda de un acontecimiento que sirva de signo de una causa permanente “que a lo largo de la historia haya guiado a los hombres en la vía del progreso”, que demuestre que las cosas han sido en un pasado de determinada manera, que en el presente ocurre así y que lo hará también en el futuro. Ese signo no se encuentra en los grandes acontecimientos, como en las revoluciones, sino que está presente cuando la revolución se hace espectáculo, despierta emociones en las personas que no participan de ella, es decir, el signo que da cuenta de la existencia de una causa permanente del progreso está en el entusiasmo de los espectadores por la revolución.
En mi opinión, Byung-Chul Han adopta el ethos filosófico del que habla Foucault para problematizar sobre la sociedad en la que vive, la cual es profundamente positiva, es decir, busca desarrollar una mente colectiva y demostrar continuamente que todo es transparente y todo se puede conocer. Este exceso de positividad genera la negación de la esencia que caracteriza al ser humano ya que sólo las máquinas son transparentes, la particularidad de esta sociedad de la transparencia es que parece desaparecer la esfera privada. 
Los espectadores de los que habla Han en “Psicopolítica. Neoliberalismo y nuevas técnicas de poder”, se diferencian mucho de los de Foucault. El filósofo surcoreano plantea que la transparencia que hoy se le exige a los políticos está relacionada al consumo del espectáculo de convertir a esos políticos en objeto de escándalo, frente a esa situación, en la sociedad de la transparencia, hay un espectador que se escandaliza, este espectador es pasivo y conforma, junto con los consumidores, la democracia de espectadores. El entusiasmo de los espectadores de los que hablan Kant y Foucault es el signo del progreso humano, mientras que los espectadores de Byung-Chul Han no tienen iniciativa alguna.
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camimmartinez · 7 years ago
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Diálogo por Malvinas
El día jueves 22 de noviembre se llevó a cabo en la Honorable Cámara de Diputados una de las jornadas del Foro Mundial de Pensamiento Crítico, organizado por CLACSO, Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales, donde se debatió sobre la cuestión de la soberanía argentina en las islas Malvinas.
El encuentro buscó hacer foco en la materia como una "causa común a todos los argentinos", una causa que nos une y forma parte de nuestra identidad nacional.  El panel del cierre del debate se dio en una situación muy distendida y dinámica, moderó Daniel Filmus y los panelistas fueron Agustín Rossi, Diputado nacional por la provincia de Santa Fe y jefe de la banca del Frente para la Victoria en la Cámara de Diputados; Cecilia Moreau, Diputada Nacional del Frente Renovador por Buenos Aires; Jorge Argüello, justicialista; Pino Solanas, Senador nacional por la Ciudad de Buenos Aires, referente del Movimiento Proyecto Sur; Ricardo Alfonsín, de la Unión Cívica Radical, y Adolfo Pérez Esquivel, ganador del Premio Nobel de la Paz en el año 1980, activista político y ferviente defensor de los derechos humanos.
Luego de que Cecilia Moreau diera una pequeña introducción al tema, siendo ella, a su criterio, "la menos preparada" para exponer, tomó la palabra Alfonsín, hijo de quien en el año 1983 fuera elegido como el primer presidente constitucional luego del aberrante gobierno de facto que supo llevar a miles de jóvenes a una guerra que estaba perdida desde mucho antes de haber comenzado.
Alfonsín realizó un pequeño recorrido histórico detallando las distintas maneras en que el conflicto por Malvinas fue tratado, dejando en claro que el país debe volver a discutir con Inglaterra sobre la cuestión de la soberanía sobre las islas, con políticas similares a la de la década del '80, y no focalizando en el avance de negociaciones políticas y económicas, dejando de lado la cuestión de la soberanía, como en los años '90 y en la actualidad. El representante de la UCR hizo especial énfasis en la contradicción entre la Resolución 2065 de la Asamblea General de las Naciones Unidas, aprobada el 16 de diciembre de 1965, que invita a los gobiernos de Argentina y del Reino Unido a encontrar una solución pacífica a un conflicto considerado como "colonial"; y el Pacto Foradori-Duncan, firmado el 13 de septiembre de 2016, a través del cual el Reino Unido avanza sobre la pesca y la explotación de hidrocarburos en las Islas Malvinas, dejando de lado el aspecto centrar a debatir: el de la soberanía.
Pino Solanas, por su parte, volvió a recordar los principales presupuestos de la Resolución antes citada y consideró la causa Malvinas como "colgada en un perchero que poco se usa", aunque su discurso se centró principalmente en la disputa por el Atlántico Sur y no sólo por las islas. "El Reino Unido puso la punta del compás en Malvinas y nos robó todo lo que hay alrededor", manifestó el político y cineasta argentino, por lo tanto, "no podemos concebir las islas sin concebir el Atlántico Sur". Para Solanas, Malvinas es, y con mucha razón, un punto clave en el mapa, la puerta de entrecruzamiento de los océanos más grandes del planeta.
"A Argentina le sobran recursos, y los recursos de Malvinas son brutales, bien administrados pueden salvarnos de la crisis", continuó, después de recordar que esos recursos son explotados, gracias a las políticas de los Kelpers, principalmente por quince concesionarios que además tienen permisos de pesca y otorgan licencias sin pasar por el Estado.
Uno de los momentos más esperados por quienes asistimos al foro fue la participación de Adolfo Pérez Esquivel, quien explicó cómo fue ser representante de la no-violencia en la época en que estallaba la guerra.
Su testimonio comenzó con su encuentro con Nicanor Costa Méndez, Ministerio de Relaciones Exteriores en esa época, una vez declarada la guerra. Reunidos, le preguntó si aceptaba lo promulgado en la Resolución 502 de la ONU, que implicaba el cese del conflicto entre Argentina y Gran Bretaña y entendía que se estaba rompiendo la paz en la región de las Islas. "Esto se nos escapó de las manos, no hay acuerdo entre los comandantes", esa fue la respuesta que recibió, allí supo que la guerra estaba perdida, aseguró Pérez Esquivel. Una de las conclusiones a las que arribó el ganador del Premio Nobel es que la guerra llevó a la pérdida de la posibilidad de negociación para llegar a algún acuerdo. 
No terminó su discurso sin antes nombrar a los jóvenes soldados. "Nuestra solidaridad les dio de comer", determinó, ya que luego de regresar de las islas fueron abandonados, se los quería castigar.
Sin duda alguna la lucha por la soberanía de las Malvinas unifica las distintas clases y estratos sociales argentinos, es una causa que hay que mantener en alto, darle la importancia diplomática que se merece, como diría más tarde Agustín Rossi, quien cerró el  debate y pidió compromiso con la causa.
Pérez Esquivel, por su parte, aseguró que en Londres hay muchas personas que nos apoyan, grupos de argentinos y de británicos, por esa razón no frenó jamás sus intentos por alcanzar una solución pacífica al conflicto. 
En el año 2012, logró que varios ganadores del Premio Nobel firmen una carta, en principio dirigida a David Cameron, en ese entonces Primer Ministro Británico, que no la aceptó, para luego ser recibida por Jeremy Corbyn, líder del Partido Laborista. “ Corbyn es un hombre abierto al diálogo, no hay que desesperar, hay que seguir construyendo, así que mucha fuerza y mucha esperanza”, concluyó.
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camimmartinez · 7 years ago
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Jane The Virgin llegó en el momento justo.
Poco comentada y analizada en redes y otros medios de comunicación masiva, pretende terminar con varios tabúes de la sociedad actual.
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Jane The Virgin se estrenó en el 2014, 12 años después de la primera emisión de la telenovela venezolana en que se basa. Sus actores, poco conocidos en este hemisferio del planeta (y seguramente también en el otro), parecen no ser precisamente los que dieran a The CW, cadena estadounidense que la emite, una nueva serie televisiva que llegara a la altura de las de súper héroes, no por la calidad de sus historias, sino por el amplio público que éstas captan, sin embargo, tomaron el riesgo de producir uno de los mejores contenidos audiovisuales dirigidos a la juventud de los últimos tiempos.
“De qué trata” es la primera pregunta que nos hacemos al momento de decidir qué serie ver. Si leemos la pequeña sinopsis de Jane The Virgin en Netflix, parece no prometer más que cualquier telenovela o culebrón que verían nuestras abuelas. 
Una joven veinteañera, estudiosa, trabajadora, humilde, responsable y comprometida con su antiguo novio, queda embarazada artificialmente por un error de su médica ginecóloga. Jane (Gina Rodríguez), en su desesperada situación, se entera de que el dueño del esperma, Rafael Solano (Justin Baldoni), es un hombre que no puede tener hijos por haber sufrido una dura enfermedad, por lo que decide tener a este niño siendo ella una especie de “vientre alquilado”. 
Ahora bien, Jane tiene un gran respeto por las costumbres y la cultura latinoamericana, por ser nieta de venezolanos. Cuando era pequeña, prometió a su abuela, ferviente católica, que no perdería su virginidad hasta después del matrimonio, a diferencia de su madre, que quedó embarazada a los dieciséis años. 
Hasta ahí puede gustarnos, o no, la historia que se nos presenta, sin embargo no se puede negar que, en el desarrollo de las (hasta ahora) cuatro temporadas, se tocan temas tan actuales como el aborto, las familias disfuncionales, la visibilidad del colectivo LGBT, la inmigración, el embarazo adolescente, o las adicciones, entre otros, que sin duda nos brindan una nueva manera de pensar estas temáticas cada vez más desarrolladas en la ficción, aunque poco tratadas en las comedias como algo no cómico.
Aquí me detengo. Algo que de verdad valoro de esta serie es la manera en que se representan los temas que trata, no los transforma en temas tabú ni los toma en forma de chiste o broma. Con esto quiero decir que al momento de narrar alguna situación relacionada con los temas antes mencionados, se toma una posición sumamente respetuosa y muy comprometida que desarrolla cada cuestión hasta lo más profundo, logrando que el espectador se identifique con esas situaciones. 
La discriminación a los latinos que residen en los Estados Unidos de América se siente a flor de piel en todas las temporadas, más aún en tiempos de Trump. Se eriza la piel en cada escena en que la abuela de Jane (Ivonne Coll), una mujer, en el país en que crió a su hija y a su nieta, es excluida por otra que sólo espera la uniformidad de las personas y no comprende la riqueza de la diversidad que puede haber entre distintas culturas, las cuales, sin duda alguna, no se dañan entre ellas. 
Una de las marcas distintivas de esta hermosísima serie telenovelesca es la estética visual que nos involucra en un mundo en el cual los objetos inanimados pueden cobrar vida para no sólo observar, sino dar consejos o regañar, en la que revolotean frases tipeadas cada vez que la joven escritora y protagonista de la historia se inspira para terminar su novela, los musicales, las plumas y flores que vuelan en los momentos más alegres, los corazones que brillan (literalmente) por amor, y el excelente narrador que nos guía en un relato que, créanme, deseo que nunca termine.
Hace poco leí que no hay que considerarla como un ‘guilty pleassure’, ya que son sólo prejuicios los que pueden llevar a entender esta telenovela como algo por lo que avergonzarse, y coincido totalmente con esta idea porque se puede esperar de ella más de lo que se espera de cualquier otra serie, tengo fe en que en algún momento será común que las personas “se enganchen” con este tipo de comedias, que dejan mensajes de tolerancia y respeto en cada capítulo, planteando la evolución de los personajes y de sus vidas de una manera estupenda, y nos permiten verlos crecer y sentirnos parte de ese camino recorrido (porque nosotros también crecemos viéndola). Jane The Virgin no trata de la inmigración, no trata de la diversidad sexual ni de las familias ensambladas, pero sin duda llegó en el momento justo para mostrarnos muchas de estas realidades que no acostumbramos a ver en programas exitosos y emitidos en EE.UU. 
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camimmartinez · 8 years ago
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¡Triste época la nuestra!
Es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio.
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