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Palabras que me gustaria recitarte.

Reconosco que no soy una gran poeta, ni una gran escritora, pero dejame decirte que te amo, que amo tu sonrisa , sonrisa que enamora, ¿te importaria si esta noche te llamo y te recito palabras con encanto?. Mi corazon grita tu nombre , pidiendo amor , pidiendo conocer tu sabor, mis manos piden tocarte , pero tu lo dejaste en claro, no quieres nada, me dejaste en completo desamparo. Pero dejame decirte que te amo, adoro tu sonrisa , tu voz encantadora, quisiera agarrar tu mano, no como tu amiga , sino como alguien que te consuele mientras lloras. Y si eso no basta , dejame apoyarte en mi hombro, y de esa forma caer bajo tu asombro

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Si alguna vez piensas que no puedes más, recuerda que las reinas también suelen llorar. Pero aún con lágrimas, tú te mantendrás, porque hay fuego en tu alma, y no se apagará jamás.

Y recuerda: A veces no hace falta corona para ser reina, ni espada para ser fuerte, ni palabras para ser poesía.

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Salmos del hastío

En el templo de las sillas durmientes, una voz repite letanías sin alma. Predica amor con labios de serpiente, y cada palabra... una nueva calma.

Dice ser la más cercana, yo creo que lo dice por la cantidad de sus canas, no pretendo ser malvada, pero la verdad es que nadie la aguanta.

Reza con tono de juez en el cielo, y alza su voz como si fuera decreto. Pero debajo del velo y el duelo, hay puro ego... disfrazado de respeto.

Su voz chillona da un toque de odio, vocalizando con rimas, vocalizando con respeto al “prójimo”, pero lo que no sabe es que cambia hasta el clima.

Cuando entra al aula, el sol se esconde, y hasta los crucifijos se hacen los dormidos. Nos habla de amor, perdón y de dónde… pero deja a los que piensan, bien perdidos.

Dice que no hay favoritismo, pero mira quién sabe dónde, en fin todo es causa de su egocentrismo, hasta se mete donde no le corresponde.

Bendice con sonrisas selectivas, lanza juicios como si fueran salmos. Sus palabras, vestidas de normativas, ahogan más que mil exámenes en palmos.

Dice que Dios lo ve todo en secreto, pero igual nos espía como si fuera decreto…

Habla de amor, igualdad y respeto, pero ella no da ni el ejemplo.

Predica en alta voz su moral tan perfecta, mas su sombra es la que toda luz infecta.

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Entre lo prohibido

Entre lo prohibido se encuentra nuestro amor, entre lo prohibido se encuentra esa sensación, entre lo prohibido se encuentra ese temor, temor a ser rechazado, de no tener consideración.

¿Acaso es pecado amar a alguien igual que yo? Porque si es así, ya no tengo perdón, porque este tipo de amor aún no tiene aceptación, ¿por qué entre lo prohibido no hay perdón?

¿Qué necesito hacer para saber si sientes lo mismo que yo? Si ves como te veo cada que tengo opción, si supieras cómo me alegran mis días tu sonrisa color algodón, y aun sabiendo que no tengo perdón, me arrojo a las llamas, todo por tu amor.

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La niña que marchó con alas invisibles

Marchaba entre risas que no eran suyas, con un traje impuesto y la voz en muda, pero llevaba en su pecho encendido el fuego secreto de quien no huye.

Vivía entre sueños de los demás, fingiendo estar bien, fingiendo bienestar, pero lo que no saben es que estuvo a punto de renunciar, pero dio un paso atrás, decidiendo con su vida continuar.

Aun con las mejillas surcadas de llanto, se colocó el valor como un manto, alzando la frente con tenue temblor, abrazando su miedo, vestida de honor.

Pero sus sentimientos reclamaron su voz, sus derechos y su valor, porque ellos saben quiénes son, decidiendo por ella su pasión.

Y entre órdenes, giros y miradas sin sol, brotó en su pecho un pequeño tambor: el ritmo sagrado de ser quien quería, no una muñeca, sino melodía.

Dejó los hilos sueltos, decidiendo ser libre, sin dejar casos resueltos, haciendo hasta lo imposible.

Desandó las huellas que otros marcaron, y con tinta propia los pasos trazaron, sus alas crecieron sin que se notaran, pero al verla marchar, todas brillaban.

Entonces procura tú también brillar, porque tu chispa, jamás se apagará, y si encuentras a alguien que te intenta lastimar, no te preocupes, pues él la carga llevará.

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Más allá del número

Tiza rota

Hoy la tiza no dibujó estrellas, dibujó un número que pesaba más que el sol. Mi corazón, tan lleno de ganas, se partió como la punta del lápiz en silencio.

Un número no define mi ser, pero ser la número uno define mi interés. En lo más profundo quise caer, pero vivo por versos leer.

Entonces me levanto, sin aplausos ni medallas, pero con las manos llenas de tinta y coraje. No siempre se gana donde todos miran, a veces la victoria es seguir escribiendo, a pesar del margen.

He ganado premios y honores, todos ellos con sacrificios. Estuve enfrentando a mis temores, pero con el tiempo han sido mi mayor vicio.

Y aunque la sombra me mire desde el suelo, yo escribo con luz, aunque tiemble la mano. No quiero ser perfecta, solo sincera, porque hasta el error sabe contar su historia.

No importa si mi voz es valorada, porque yo he ganado en mi historia contada. Puede que no haya sido amada, pero siempre cultivé con la mirada.

Hay heridas que no gritan, pero florecen, como cartas que nadie leyó, pero existen. No busco trofeos, solo ser escuchado, y en tus versos, Lira, yo ya he ganado.

Si la tristeza aún me abraza en silencio, le susurro que soy más que su sombra... porque no hay nada peor que el desprecio, que ser a quien siempre nombran y sin embargo aquí sigo, de pie entre cenizas, con mi nombre bordado en cada verso que brota.

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No es solo un ocho

No es solo un número frío en papel, es el peso de lo que no se quiso ver. Es mi esfuerzo pasando desapercibido, mi verdad ignorada, mi tiempo vencido.

No es solo un número, no lo es, es mi tiempo dado, mi tiempo perdido, es aquel que refleja mi interés, y me lastima no haber podido.

Me dijeron “no te quejes, así es la vida”, pero no nací para aceptar la herida. Yo nací para hablar, aunque duela el intento, aunque me devuelvan un falso “lo siento”.

Mis palabras quedaron en el olvido, no por mis quejas, sino por lo prohibido. Si alzar mi voz es falta de respeto, entonces dígame, ¿para qué me sirven mis derechos?

No es solo un ocho, es lo que callaron, lo que mis ojos con rabia lloraron. Pero aunque intenten borrar mi verdad, mi voz renace con más dignidad.

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Rabia silenciada

Grito en silencio, y nadie escucha, mi voz se ahoga bajo la capucha. El mundo ciego sigue su danza, mientras mi alma pierde esperanza.

Mi inteligencia no se mide en palabras, ni en notas altas, mi saber se basa en anécdotas, y todas ellas déspotas.

Susurran que no valgo, sin saber quién soy, juzgan mis pasos, mi alma y lo que doy. Pero en cada cicatriz guardo una lección, soy tormenta antigua buscando redención.

No, no me guardes rencor, porque así como tú, yo también puedo dar temor, no por autoridad, sino por hacerme respetar y sacar a la luz la verdad.

No necesito permiso para alzar mi voz, la verdad me arde como un feroz adiós. No vine a fingir que todo está bien, vine a romper cadenas con tinta y desdén.

Y si mi furia se sale de control, no me detengan, porque ardo más que el sol, no me miren a los ojos, porque desde lejos ya notan mi enojo.

No soy frágil por llorar ni dura por gritar, soy humana con heridas que saben sangrar. Y si me rompo, que tiemble el suelo, porque mi dolor no cabe en un duelo.

Y si mi voz es silenciada a lo lejos, regresaré así como en los tiempos viejos. Y alzando el puño entre sombra y verdad, gritaré mi nombre con furiosa dignidad.

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Llantos silenciosos

Mi llanto se escuchará entre la tempestad, no por miedo, sino por verdad. Todo lo que escribo es por mi libertad, a pesar de saber mi capacidad.

No busco versos leer, yo busco versos crear. Y si no me quieres creer, créeme que poco a poco me voy a moldear.

Si mi llanto define mi ser, entonces soy débil, solo seré un ser que busca saber. Y si no es así, entonces solo seré el viento de abril.

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Lágrimas...

Mis versos no tuvieron intención de herirte, solo quería expresar aquello que no podía decir. No sabía que por dentro podrías lastimarte, solo por los versos que hice con mi sentir.

Perdona mi letra devastadora, rápida, sin miedo, sin rencores. Sé que no es una carta que enamora, pero es lo único que aleja mis temores.

Y si algún día sientes que me odias, aceptaré tu decisión sin reproches. Mis palabras rondaron por mi mente toda la noche, en mi memoria aún estaba tu rostro: triste, desolado. En ese momento quería que me atropellara un coche, por mis palabras, la verdad… y tu rostro cansado.

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Solo un perdón...

Dime, amada mía, mi dulce sol que alegra mi día, aquel que es el vivir de mi vida, ¿qué te tiene tan entristecida?

¿No te basta con mis versos escuchar, versos hechos con lágrimas, salidos de la más profunda oscuridad? Si tan solo supieras que, con observar tus dulces ojos, me llenas de felicidad.

Por eso te pido, con gran sonrojo, que, por favor, olvidando este dolor, me des tu perdón y más digna admiración.

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No hay verso más sincero que aquel que nace del arrepentimiento… y no hay amor más real que el que pide perdón con el corazón abierto

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Susurros de piel y sombra

Tus labios eran promesa y fuego, un susurro que quemó mi piel, me entregué sin pedir permiso, como quien salta desde el borde de él.

Me perdí dentro del pecado, pero no puedo olvidar el sabor de tus labios, ¿será acaso el paraíso lo que me has enseñado, o tal vez conmigo solo estés jugando?

Mi piel aún susurra tu nombre, pero el frío la estremece sin compasión, será la verdad quien me juzgue y me cobre, pero jamás olvidaré esa sensación.

Y si este amor fue un crimen silente, lo confieso sin miedo, sin redención, porque amarte, aunque brevemente, fue mi más dulce perdición.

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Cuando el silencio llora

No derrames lágrimas, mi pequeña niña, sonríe y muéstrale al mundo que sí puedes, recuerda que eres una estrella que brilla, y si quieres, te lo repetiré una y otra vez, hasta que lo recuerdes.

El silencio te acompaña, pero tú crees que estás sola, pero la soledad te canta, a pesar de ser sorda.

No lastimes a tu pobre corazón, que dentro tiene mucho valor. Si quieres, te puedo dar la razón, para que florezcas como una flor.

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Gotas de sangre...

Gotas de sangre derramé, por luchar en la oscuridad, tal vez si gane intentaré, hallar una posiblidad, de hablarte sin miedo , solo con la verdad.

No dejes que mis miedos me consuman, por favor , agarra mi mano, y liberame de esta tortura , solo has cesar mi llanto, para poder renovar mi armadura.

No te pido un perdon , ni amor, solo pido ayuda para salir, y poder liberarme de este temor, que poco a poco me hace querer morir.

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Palabras que no recité

Palabras que no salieron al público, no por miedo, no por pena, sino por ser único. Por favor, no me ates en cadenas, hay algo que aún no anuncio.

No dejes mis palabras en lo más profundo, porque gracias a ellas vivo. No me hagas salir de mi mundo, ya que por mi dolor escribo. No importa si un rumor difundo, y te lo repito: yo sé mi único objetivo.