carl0ta

[carl0ta]

# dinámica con:

@evmiles

NOSFERATU (2024) — dir. Robert Eggers

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' ¿disculpa? ' la ofensa hace eco entre carmines levemente entreabiertos, la mirada encendida cuando se aparta y vira los ojos, hay sensación de malestar prolongada ante la negativa de complacencia y sabe que es intransigente, sin embargo no es momento en el que ceda. ' no me gusta que se metan con lo que es mío. ' sensación de propiedad, celos que se resguardan en esa parte de la psique que le causa más ruido debido a la vulnerabilidad con la que se maneja, casi no lo tolera, sin embargo también sabe que es por encuentro previo, por intimidad de reconocimiento de sí misma en él, sabe que dinámica ha cambiado, giro a sido radical le siente más cerca, le ama de manera más desenfrenada y como consecuencia también la posibilidad de perderle resuena como fatídica. alza las manos con falsa ofensa, vira los ojos cuando sonrisa cínica se estampa en el carmín de los labios, tampoco quiere demostrar que es sensación de vacío aquella que llega cuando se niega a ceder, cuando parece no otorgar efecto alguno en contraparte. ' mi amor, mírame. ' es casi una orden. ' ¿te gustó ella, no? ¿te parece apetitosa? ' aunque hay náuseas de tan solo pensar en ello sabe exactamente cuál es papel dócil que tiene que interpretar al menos por un rato. sin embargo es severidad en palabras ajenas las que le obligan a mantener compostura, mirada se asoma curiosa por costado masculino. ' ya te dije que voy a portarme bien mientras no la toques. ' aunque lo sabe necesario, sabe que nadie en sano juicio cedería sin incentivos de por medio, sabe que francés, dentro de todo, también lo sabe. gime despacio cuando le sostiene de la mandíbula, se impulsa hacia adelante, necesidad marcada en el movimiento. ' ¿qué quieres que le diga? ' hipa, bajito, dedos deslizándose por el antebrazo masculino. ' ¿que estoy aburrida y necesito divertirme? ' se acerca suavemente a oído masculino, está de puntitas. ' puedo decirle que me aburriste, que no me das lo que necesito. ' le desliza la boca por la curvatura de la oreja, hasta el cuello, ríe despacio. ' así que sí, me gustaría verte tan celoso como tú me pones. '

el único alivio que recibe es saber que no se ha arrepentido. que el acto de retractarse tiene raíces en los celos impropios, y no en la vergüenza o el miedo de lo que están haciendo. pero eso no hace que se tranquilice. en realidad, solo lo enfurece más, porque la entiende y al mismo tiempo no, y es ahí donde empieza a flaquear la situación. ' no— ¿qué? no seas ridícula, claro que no. ' pero objeciones quedan en la nada cuando ella se le acerca y le mordisquea el labio, y émile podría caer ante sus encantos ahí mismo, dejar ir su propia molesta con tal de complacer, mas no lo hace. aparta apenas el rostro. escucha sus indicaciones con cierta incredulidad, dejando que guíe su mano hacia su dermis y pretendiendo que no siente nada. mira hacia otro lado y traga saliva, cada vez se vuelve más difícil siendo que hace unas semanas la tuvo ahí, al desnudo, pero al desnudo total, entrañas incluidas. resopla. ' no. ' dice entonces, sacándole la mano de encima. ' ese no era el plan, carlota. no voy a volver ahí, va a sospechar que algo pasa. ' porque no es un buen mentiroso, aunque tiene fama de serlo, aunque le gustaría serlo. no es como ella. no puede fingirse normal con la gente, el monstruo sale a la vista casi de inmediato. ' elige a otra persona. ' propone entonces. ' —pero no te entrometas, apégate al plan. ' lo cierto es que no se atrevería a hablarle de esa manera si no fuera porque cuestión comienza a volverse una urgencia. un poco para alimentarse él, pero en buena parte para alimentarla a ella. ' o si quieres encárgate tú. no creo que tengas problema en conquistar a nadie. ' renueva la oferta, sus hombros alzándose y bajando con liviandad. mira a sus alrededores: posibles presas no faltaban, y carlota tenía más facilidad con la gente que él. ella podría encargarse de seducirlo, y émile de la parte difícil: el cuerpo. recorta las distancias entre ellos, tomándola él de la mandíbula. susurra sobre sus labios. ' apuesto a que te encantaría verme muriéndome de celos desde aquí, deseando con todas mis fuerzas romperle la cara al imbécil que te toque. '

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        here.         this.         my bones against his bones. this is my home.

émile lamontagne  +  carlota carvalho. ( @carl0ta )

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no sabe con exactitud en qué plano se encuentra en ese momento, la ligereza del cuerpo se combina con sensación de bajar de éxtasis, de la consecuencia de tocar el cielo con las manos, se siente adolorida, por supuesto, pero aquello se arrincona en último cajón de la mente en ese momento, no importa sensación de ligereza que indica perdida de sangre o punzadas que se arremolinan cual pinchazos que hierven entre la piel expuesta al rojo vivo en la curvatura del abdomen, siente que se va desvaneciendo, poco a poco, tal vez aquello es lo que pasa cuando al igual que ícaro te atreves a volar tan cerca del sol que el hecho de quemarte se vuelve inevitable, cierra los ojos, son jadeos, gemidos, alaridos que otorgan la mezcla más pura de placer aquellos que al abandonar sus labios se han encontrado con la sinfonía ajena, se llena de dicha, es amor en forma más pura, entregarse así, en cuerpo y alma, de manera tan desinteresada, al menos en ella es impropio, por momentos risible, porque desde primer encuentro sabía que sería él quien despertase algo, no encuentra naturaleza de lo mismo hasta que están en ese punto, entremezclados el uno con el otro. ' el alma se encuentra con el alma en los labios del amante. ' cita un tanto desdibujada escapa de entre los labios, el cansancio es evidente, émile es alto, mucho más fuerte, en mera biología es él quien sufriría adversidad de efectos mucho más tarde, pero no le importa propio declive, no cuando la besa de la forma en la que lo hace, gime cuando francés le muerde los labios, se aferra a él no solamente por añoranza sino por necesidad, le besa despacio, disfruta de la manera en la que bocas se funden, es calidez, lágrimas y sangre, todavía se saborea así misma, a él, ya no sabe exactamente de quién es qué y sin embargo es vigorizante sabiduría de que es aquello perteneciente a ambos. ' te amo, dios, te amo tanto. ' es casi profano tal vez, aventurar nombre de supuesto creador entre sus labios con la devoción con la que lo ha hecho, pero en ese universo no importa, porque si alguien pudiese ser testigo de la manera en la que lo ama es por supuesto figura omnipresente. cierra los ojos por un segundo más, le besa los hombros, el cuello, es extrañamente dulce, contraste con salvajismo, con lujuria y hambre que les posee segundos antes, ya no es dientes, no es sed de él, es consuelo, bálsamo, delicadeza en el desliz de trémulos labios que otorgan una pausa, un rincón que es para ellos. ' émile lamontagne eres el primero, el único. ' porque jamás había amado, había deseado, por supuesto, había poseído, sin embargo ¿amado? eso únicamente lo conocía con él, la definición, la necesidad, la recompensa y el sacrificio, toda materia del corazón tiene impresos dactilares del francés, no hay arrepentimiento, no hay añoranza de un tal vez, de otras posibilidades. gimotea finalmente por el dolor, se encorva así como lo hace animal herido, busca el soporte en colchón empapado, no llega muy lejos, habitación da vueltas, quiere volver a acurrucarse en aquel sitio, entre vestigios de él, de sí misma, quiere fundirse con ellos, permanecer. ' estoy muy cansada. ' murmura en titubeos, se queda quieta por un segundo, es posición levemente curveada, con rodilla presionada que dolor no es tan abrazador, sin embargo es cuando inclusive así vuelve a doler que cede a su petición, que le toma de la mano, entrelaza los dedos, finalmente se mira a sí misma, con cuerpo erguido, observa las heridas, la mano libre trazando los bordes aunque provoca dolor, le maravilla, carne abierta, hilos de carmín, huecos irregulares, es casi infantil la curiosidad con la que bordea, cuando por segundos se abstrae, voz ajena es aquella que le retorna a momento. ' mira esto, es...maravilloso, es tuyo. ' fueron sus dientes, sus manos, su necesidad, se siente pieza de arte frente a creador, si no estuviese tan aturdida probablemente volvería a lanzarse encima. ' duele, duele mucho. ' confiesa, y es asentimiento, abraza la calma, el consuelo, piensa que todo lo demás puede esperar.

. ۫ ꣑ৎ . thread ; cerrado.  

' ¿cómo puedo querer estar con alguien más? ' rebate, aunque incógnita es más para sí mismo: ¿cómo, después de esto, va a siquiera contemplar la idea de compartir su vida con otra persona? es imposible. no hay nadie como carlota, no para él. y aunque ella se lamente y anhele la normalidad, él sabe que es un imposible para ambos. que las papilas gustativas de los dos están marcadas para siempre, que los han unido con el propósito de que sus caminos estén permanentemente atados entre sí. pero él no se queja. la besa como si no hubiese un mañana, ya no le importa si este llega, porque en ese momento lo tiene todo. ha alcanzado ese goce por el que los dioses podrían castigar, ese placer prohibido, un clímax teñido de sangre, su sangre y la de ella, que ahora hacen uno. ' te amo, te amo. te amo, carlota, con todo lo que soy. te amo. ' dice una y otra vez, palabras que se mezclan con gemidos de deleite y de sufrimiento, imposible descifrar cuál es cuál. piensa que el corazón podría explotarle, mas no lo siente pesado. su fisonomía entera alcanza una ligereza que no conocía, una certeza de la que solo es responsable la española. con ella siente que podría volar y que le caída no sería dolorosa, pues sus brazos le prometen el hogar que nunca antes tuvo. lo mínimo que puede hacer en retorno, piensa, es darle un trozo de sí mismo. cual jesucristo, émile se entrega a carlota en cuerpo y alma. y cuando ella lo toma, lágrimas brotan de sus ojos casi de manera inconsciente, acompañadas de una sonrisa enternecida que se dibuja en su sonrisa. ignora cualquier atisbo de dolor por cuanto tiempo le es posible. sus orbes solo pueden verla a ella, y el resto de sus sentidos hace lo mismo. se deleita con la imagen de ella consumiéndole, consumiéndole con ganas, sollozando del placer y la locura del momento compartido. entonces ella hace lo mismo, toma parte de sí y lo alimenta. el francés no da crédito a lo que observa, todo le sabe extraño, nuevo, pero no por eso menos apetecible. ' para siempre. ' repite, y se lo promete tanto a ella como a sí mismo. se hace del fragmento ajeno y lo muerde, sus ojos levemente entrecerrados como parte del acto de goce. éste permanece unos instantes en su paladar hasta que finalmente lo termina de ingerir. de inmediato, brota de sí un jadeo sonoro que finaliza en un suspiro. cuando abre los ojos, se encuentra con el rostro del verdadero para siempre. la ve allí, y le parece tan inmaculada y pura. émile sonríe. se acerca a ella y la besa, pero ya no es un beso cualquiera. es un beso teñido de sangre, de ambos, de sus perversiones y singularidades. es un beso gutural, deseoso, excitado. muerde repetidas veces el labio inferior impropio, le sabe a sangre, a carne. la abraza como si fuese a perderla, con todas sus fuerzas para que no se escape. ' te amo, mi vida. ' susurra en medio del contacto. ' ahora más que nunca, y como a nadie. ' se separa apenas para recobrar el oxígeno, la respiración acelerada vuelve a recobrar un ritmo más o menos normal solo por la brevedad de un instante. al poco tiempo, la herida le hace saber que ya no tolera la exposición, propiciándole un dolor similar al de una aguja atravesando su piel, agudo y súbito. pero en vez de ser un dolor único, se vuelve constante, molesto. ' mierda. ' asume que la sensación es similar para carlota. émile se pone de pie, afligido, y le extiende la mano a ella para que haga lo mismo. con la mano libre, se borra los rastros de lágrimas del rostro. ' vamos a la ducha. ' propone. ' tenemos que... curarte eso. ' aunque sospecha que no será la última vez que cortes así vean se reflejen en sus pieles. ' al menos por ahora, ¿sí? para que no se te infecte. ' aún en el dolor, le regala una sonrisa sincera. le estampa un beso corto en los labios casi a modo de convencimiento, y después otro en la frente, donde permanece unos segundos en silencio. está saliendo del éxtasis del encuentro, volviendo a la realidad de la que parecían haberse escapado por un rato. ' ¿estás bien? ' inquiere, apartándose de a pocos.

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GONE GIRL (2014) dir. David Fincher

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da último vistazo a sitio que émile le hace abandonar tan de prisa, no sabe si es sentimiento de ira aumentando o más bien transmuta a ligera lástima cuando es tercera la que se queda allí, completamente quieta a la espera de regreso del más alto, sin lugar a dudas aquello no otorga calma a mente que está ya en escenarios que considera fatídicos, producen náuseas. ' suéltame. ' siseo viperino se traslada a canales auditivos masculinos, hace movimiento certero para alejarse, encendidas pupilas que le retan, sin embargo es cuidadosa, se cerciora que sitio esté relativamente oculto inclusive de mirada ansiosa de presa que había sentido que les seguía hasta punto en el que visión se había comprometido. le sienta fatal en realidad. males necesarios, quiere convencerse de aquello al menos y sin embargo también sabe que debe de acostumbrarse. ' ¿te la ibas a follar cómo a mi? ' le toma suavemente del cuello, le obliga a mirarle se alza en puntas para besarle, sin embargo únicamente le muerde el labio, con fuerza, saborea levedad de carmín en el mismo, así que cede, presiona con más fuerza. ' vas a regresar ahí afuera y vas a decirle que terminaste conmigo. ' a regañadientes termina cediendo, todavía le molesta, sabe que pareja va a notarlo, no le importa, le toma suavemente de mano que previamente le había sostenido de la muñeca y se la pone en el cuello. ' si haces esto bien, voy a portarme muy bien. ' y es simplemente que urgencia de volver a compartir momento religioso, volver a demostrarle lo mucho que le ama, pero es celosa, demasiado, si pudiese sobrevivir únicamente siendo ofrenda para él lo haría sin dudarlo. ' pero sí la tocas...aquí ' murmura despacio, le desliza la mano hacia abajo, bordeando suavemente el escote. ' o aquí ' la baja un poco más, llega a las costillas, pero no deja que la caricia se extienda, sabe que francés se dará una idea, también sabe que hay potencial en ponerle nervioso, en explotar mirada perdida y suplicante, con bastante suerte objetivo de émile creerá que es por ella. ' no vas a probar ni un bocado. ni mío ni de ella. '

lo cierto es que se siente incómodo. en pleno acto de conversación, su cabeza deambula por las incontables formas de llevar a cabo lo pactado, pero ninguna le sabe correcta. no desde lo moral. a estas alturas, puede que aquella sea la última de sus preocupaciones. lo dice desde el lado logístico: piensa en cómo ser lo suficientemente atractivo como para que la muchacha acceda a acompañarle sin preguntar demasiado, lo suficientemente interesante para retenerla una vez a solas, y lo suficientemente capaz como para que su fisonomía sirva de suministro sin levantar sospechas entre sus pares. por ello sus respuestas son breves, acompañadas de una que otra sonrisa, cejas que se alzan, mirada que la penetra. en su ensimismamiento, no repara en la figura de su novia acercándose hasta que es demasiado tarde. inevitablemente, su rostro se tuerce al oírla hablar, lamentándose cuando la tercera parece descolocada con el comentario de la española. mira a carlota, luego a la muchacha, y una vez más a carlota. se esfuerza por sonreír. ' un momento. ' de inmediato, la toma de la muñeca y la guía hacia un rincón apartado. ni siquiera se detiene a mirar a la chica que dejan atrás, pues la da por perdida. ' ¿qué demonios fue eso, carlota? ' reprocha. ' estaba tan cerca de lograr que se fuera conmigo. ' o quizá no, quizá recibiría una negativa, pero ahora la posibilidad ni siquiera está en la mesa. ' ¿qué pasó? ¿por qué...? ' entonces se le ocurre: ' —no estarás echándote para atrás, ¿no? ' no se refiere a la tercera en específico, sino más bien a toda la situación. a ellos, a renovadas pasiones que salieron a la luz semanas atrás, de las que no ha podido hablar con nadie.

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CATE DUNLAP gen v : sick

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. ۫ ꣑ৎ . conflicto. ﹙ dos. ﹚

cólera. sentimiento es intenso, borbotea entre la delicadeza de las venas cuando uñas se clavan en delicadeza de tegumento, son experiencias con pareja ( mordidas, dios, tan bendecidas ) las que hacen que de poco se de cuenta que es umbral de dolor el que destaca por altitud; se ha posicionado en una esquina, copa de vino en mano es ojo clínico aquel que deambulaba por la estancia hasta que aterriza en escena que le contraría, hay certeza de que encantos de su novio son descarados, avasalladores, ha aprendido a lidiar con ello, más ahora que vínculos están más allá del bien o el mal, de moralidad, de todos aquellos principios de los que siente están demasiado arriba, casi intocables y sin embargo, oh, cómo está detestando brevísimo intercambio, es prácticamente insoportable tras veinte minutos ( lleva la cuenta, por supuesto, ira es tajante en anatomía de metro sesenta ) y decide acercarse, azucarada sonrisa no es de fiar, a menos claro que desconozcas aquellas intenciones, le recarga una mano contra la nuca, es gesto que requiere esfuerzo, lo hace más evidente. ' espero me hayas mencionado. ' declara, tajante, ve al par, bonita, por supuesto, ¿apetecible? tal vez si carlota no estuviese ciega de celos. ' ni te molestes querida, no voy a aprenderme tu nombre. ' le mira la mano, gesto de desdén es casi inmediato. ' ¿me acompañas un segundo, émile?

⋆˚࿔  @evmiles

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remanentes de sensación de monstruosidad continúan adentrándose en la piel, devorando de a poco los nervios, ofreciendo poca clemencia cuando es conclusión apabullante, no hay miedo en el acto, no hay repulsión, mucho menos preocupación por el límite transgredido, hay júbilo, añoranza, deseo de más, insaciable es el hambre de quien llega al paraíso y sin embargo se sabe pecadora, se sabe recipiente de algo mucho más profundo que la abominación de lo que ha resultado, alza la mirada por un segundo, brevísimo, es frágil, casi distante, la voz de émile es anestesia, es canción de cuna, clemencia que le otorga quien más adora, cierra los ojos, agotada, la mezcla de dolor y placer burbujeando en piel ardiente. ' ¿cómo puedes querer estar conmigo? ' gimotea, es quebrarse tras tocar el cielo, es eva llevándose a sí misma al castigo por morder la fruta, aquella que nunca fue una manzana sino más bien granada, aquella que late perezosa, acelerada, dentro de cavidad torácica de su amante. ' ¿por qué no deseas lo que los demás? émile, émile, voy a consumirte hasta que no quede nada. ' vez primera que no es lascivo comentario de promesa de devorarle de aquella manera que le ha hecho tocar el paraíso, es más obscuro, sentencia de que es situación casi llevándoles a la ruina, pero advertencia es casi nula, inexpresiva, se pierde en la realidad de que jamás ha amado como lo hace, que tal vez nunca había logrado completar aquella experiencia brindada por cupido tanto como lo ha hecho con él, en esa cama, de maneras tan distintas hasta culminar en aquella dónde le hinca los dientes, le succiona por completo, que le tiene dentro, que no va a escapar. dócil y sumisa, expresión de debilidad jamás estaría en las cartas si no fuese él quien provoca aquel escenario, aquella añoranza de dar, dar hasta que se quede sin nada, hasta que sea huesos y cenizas, que use su cuerpo como quiera, que le consuma hasta el último aliento y le mira, con pestañas empapadas, con temblor en la boca que es carmín pura. ' soy tuya, te amo, ¿puedo ser tuya para toda una vida? ' y tal vez no le bastaría, no lo sabe, el tiempo no existe, se vuelve manojo de conceptos abstractos, se carga de ambigüedad previamente inexperimentada. gimotea en el movimiento de alzarse suavemente para besarle, cuando pasa éxtasis llega el dolor, pero no se arrepiente, disfruta de este, se regodea en saber que finalidad del mismo es tan pura que haría que cualquiera rogase por una fracción del mismo si significase sentirse así, como ambos. ' tómame, tómame, haz lo que quieras. ' ruega en sollozos, son lentos, hipeados, titubea en las sílabas. le observa ponerse de pie, deslizar sus dígitos, corazón amenaza con escapar de entre confines de costillas cuando pupilas se dilatan, profundidad de herida, espesor burbujeante de líquido vital que se sigue deslizando, que se mezcla entre ambos, quiere horrorizarse y sin embargo se regodea, gime despacio cuando son dígitos ajenos adentrándose en su propia carne, sublime muestra de amor que se posiciona como límite entre la locura y la adoración, abre la boca de inmediato, alza suavemente la barbilla, punta de la lengua acariciando los dígitos antes de maravillarse con carne ajena, hipea, despacio, cuando le tiene dentro; se levanta con trabajo, rodillas le tiemblan, entera anatomía está vibrando por la mezcla de la pérdida de sangre, del dolor, de éxtasis puro que se abalanzó sobre ella como lobo con las fauces abiertas, imita el accionar contrario, sin embargo sollozo es más prolongado, se pierde por unos segundos cuando es delicado trozo que tiembla entre falanges, le observa, maravillada, contrariada, las lágrimas se le arremolinan en lagrimales, se mezclan después con el carmín que le tiñe el resto del rostro. ' esto nos une para siempre. ' declaración es bochornosa, siente que por un momento deja de hacer sentido. ' cómeme, quiero que estemos juntos en el paraíso. ' declaración es contrariada con visión de sí misma, con sensación amarga que le llena, pero lo ve a él y le ama, sin medidas, sin condición alguna. ' muerde ' suplica.

' carlota, por dios. no, claro que no. ' pero no es hartazgo el que tiñe sus dichos, sino más bien una ternura inexplicable. una sonrisa se asoma, incluso en todo el caos que es su propio cuerpo ahora, el lienzo empapado de sangre. ' no voy a dejarte nunca, mi amor. no puedo dejarte. estoy demasiado unido a ti, para toda mi vida. ' sobre todo ahora, con este acto que es más fuerte que la mismísima alianza. porque el matrimonio le sabe a poco con ella, necesita algo más, la verdadera promesa del amor eterno, el secreto. la vergüenza, quizá, pero solo para con el de afuera. no con ella, nunca con ella. no, él deja que ella le devore, y lo disfruta. gimotea, solloza. puede sentir el dolor, pero este es irrelevante frente al placer, al verdadero placer. la observa tragarse trozos de él, eso que émile creía podrido, y que en la boca ajena se transforma en algo hermoso. entonces él también llora, es un llanto adolorido y culposo, porque sabe que aquello que le hace ver a dios también dejará una herida que le traerá de nuevo a mundo terrenal. porque ahora que lo ha probado, no podrá dejarlo. así es émile, a fin de cuentas: obsesivo hasta lo más profundo de su alma. y no le molesta, no le mueve un pelo tener que ser alimento de carlota hasta que no quede nada de él. lo que le preocupa es más bien lo contrario: que sea él quien la devore a ella. sobre todo cuando en pleno frenesí de contacto amaga con levantarse un poco y hacerse de su dermis una vez más, mas es ella quién, sin querer, le frena. cuando se arrodilla, el francés la toma por el mentón. ' escúchame, carlota: te amo, ¿bien? te amo con cada fibra de mi ser. ' consuela a base de verdades, obligándola a mirarlo, a no bajar la cabeza. tira los mechones de pelo impropio hacia atrás, descubriendo su faz. ' no me importa— no me importa nada más. quiero existir solo para ti, para alimentarte. ' la herida en la dermis empieza a pedir atención y se refleja en pequeña mueca de aflicción en su rostro que dura por la brevedad de unos segundos, rápidamente reemplazada por el encuentro de sus labios con los de la española. son varios besos bruscos, que interrumpe cada tanto. ' quiero ser todo para ti. quiero que seamos uno. ' pierde el aire, y la besa, y se separa, y la vuelve a besar. entonces se da cuenta de que él también quiere, que necesita de ella una vez más, que poco le importan las heridas de ambos o los charcos de sangre que ahora tiñen las sábanas blancas. toda la escena es un crimen para el ojo mundano. para él, en cambio, un acto de amor. abandona la cama y se posiciona a su lado. con suma delicadeza, lleva la mano al corte más notorio en su fisonomía. sin necesidad de mirarse, solo a las tientas, es capaz de percibir la carne viva en la zona. baja la vista de modo que puede controlar mejor su accionar. introduce el índice de la mano más hábil, ahogando un grito grave, y empuja hasta que un fragmento pequeño bañado en sangre sale. lo observa en su propia mano. quiere impresionarse, sentir algo más fuerte que mera curiosidad, pero no sucede. incluso en el dolor, no sucede. no, todo lo contrario: es capaz de verse en todo momento mientras dirige la mano hacia la boca impropia. usa los dígitos de la mano libre para invitarla a abrir la boca. ' por favor. ' le pide, la voz es un trémulo apenas audible. ' por favor, carlota, come. ' sabe que no les queda demasiado tiempo antes de que las lesiones de ambos requieran limpieza para evitar una infección, y quiere aprovechar los minutos sobrantes. ' y yo haré lo mismo. ' la ofrenda viene además con una leve sonrisa cargada de lo que émile no conocía hasta que llegó ella: devoción, sinceridad, amor. porque está dispuesto a cumplir con su palabra, a volver a alimentarse con la carne de quién ahora ya no es solo una persona, sino más bien la promesa de una vida eterna, del paraíso en tierra.

[carl0ta]

adoración absoluta, infatuación, amor, necesidad, se entremezcla, sílabas y significados, intenciones y demostraciones, es maraña emocional que le tiene perdida, completamente, se enreda en él, en sus promesas, en su cuerpo, quiere abrirle un hueco en el pecho para reposar allí, junto a aquello que le hace digna de tales medidas de amor, quiere arrinconarse junto a corazón ajeno, quedarse quieta, tan quieta que nadie más que él sepa que le lleva así de adentro. ' ¿me lo prometes? ' bisbiseo atraviesa apenas la barrera del sonido, le observa, suplicante, casi tanto como cuando le pidió que mordiese más fuerte, que devorase la carne como acto sagrado. ' ¿prometes que no vas a dejarme? ' repetición de mismo concepto, añoranza de exclusividad, de abocarse por completo a la relación, sabe, inclusive antes de que él lo diga, lo mucho que va a quedarse, lo tantísimo que ha aprendido a amarle, es devota, casi como aquel que encuentra iluminación en dogmas, su nombre se vuelve plegaria cuando le ha recorrido con los dientes, cuando a hincado estos mismos, éxtasis es justamente tenerle devorándole el vientre, el cuello, la boca, todo lo que él quiera, todo lo que él necesite para saciarse. el recorrido de los dientes en tegumento francés es desesperado, dulce, casi tanto como sonidos que emanan de él, esa súplica que le otorga la motivación para sistema, succiona y muerde, succiona y muerde, hace un desastre, no le importa, únicamente le saborea a él, se embriaga de carmín ajeno; es desprolija, no se contiene, pocas son las veces que carlota abandona ecuanimidad esta es una de ellas, gime, solloza, vuelve a morder, le mantiene en su sitio, falanges rodeándole el cuello, ejerciendo presión, le gusta verlo a su merced, es quizá obra de arte favorita, sin embargo nada se compara a cuando es ella la que se arrodilla; cierra los ojos despacio, se siente liviana, más liviana que cuando se vuelve la presa, emociones arremolinadas hacen estruendos, cataclismo aproximándose cuando la boca hace esfuerzos por continuar su trabajo, cuando las mordidas son desesperadas, cuando la herida es más grande, cálida, pegajosa, se introduce en ella, la lengua, olvida los dientes, succiona despacio, todo le sabe a él, dentro de ella, por debajo, se le arrincona en cada centímetro. ' no, no, no, basta. ' bordea la locura, eso es lo que pasa cuando mortales tocan el cielo, deidades le castigan. ' émile, no puedo, por favor, émile, haz algo, por favor. ' omnipotencia no es de ella, control tampoco, es irónico, realmente, que sea él quien se posiciona debajo de ella y aún así la española añore sus ordenes, que le siga como el religioso sigue al dogma. le da una última estocada, la mordida que más bien se saborea como un beso, como bálsamo a heridas que deja abiertas, el rostro entero mezcla de carmín y agua salada, trémulo movimiento cuando cede a petición de uñas marcando terreno de propiedad y sin embargo se retrae, animal herido, avergonzada, se oculta a sí misma entre hebras pálidas, ignora la punzada de propias heridas al doblar las rodillas, siente su propia sangre deslizarse de nueva cuenta por los costados, le mira, no se asusta de él, jamás podría hacerlo, ¿de sí misma? es narrativa completamente diferente, le falta el aire. ' te amo tanto que me duele el pecho. ' bisbiseo es trémulo, declaración perdida entre las lágrimas que van diluyendo el rastro rojo que le rodea el rostro, que ha logrado dilatarle las pupilas. ' eres mi vida, completamente, no conocía que era realmente estar presente hasta que te conocí. ' intercambio es pueril, vergonzoso. ' si no me detengo ahora no voy a detenerme, porque quiero devorarte por completo, hacerte más mío de lo que has sido de alguien más. ' timbrar continua en aquellas líneas, se pone de rodillas que apenas rozan punta de pies ajenos, la boca se desliza por rodilla ajena, finalmente son solo besos, sin mordidas, solamente quiere adorarle, bálsamo contrasta con pasional desenfreno, con búsqueda desesperada de tocar la mano de dios.

' mía, mía, completamente mía. ' repite, más para él que para ella, porque necesita creérselo con cada fibra de su ser. necesita decirse constantemente que no se va a ir, porque autoestima baja es débil frente a complejo de dios, porque sabe que nunca será suficiente para carlota, que habrá mejores contrincantes, mejores prospectos, pero nadie la va a amar así. nadie va a darle el mundo entero si se lo pide, nadie va a desgarrar hasta encontrar lo más oscuro y crudo en lo recóndito de su interior, tanto física como psicológicamente. solo él. para siempre. y por ello: ' y yo soy tuyo. soy eternamente tuyo, carlota. no deseo a nadie más. nunca voy a desear a nadie más. ' está seguro de ello, es quizá la única certeza que tiene. todos le parecen tan mundanos a su lado, nadie vale la pena. nadie es ella. ella, que lo besa con fuerza, que lo llena no de promesas, sino de verdades, frente a las cuales émile solo responde con palabras que se pierden en el llanto, porque siente que el corazón puede explotar en cualquier momento. si lo hace, ¿lo tomaría? es de ella, piensa. es todo de ella. cuando ella disipa sus lágrimas, a él solo se le antoja llorar más. es el plano perfecto: dos amantes que no saben qué hacer con todo lo que sienten el uno por el otro. ' nunca te vas a ir. nunca te vas a ir. ' repite. ' eres mía. eres sólo mía, mi vida. por el resto de tus días. ' sentencia, y está dispuesto a ver aquella promesa cumplirse. a acompañarla hasta que ambos den sus últimos alientos, juntos. le roba un último beso de los labios antes de permitirle hacer su recorrido por el resto de su piel. el primer mordisco es el umbral al edén, y lo que sigue es la promesa de la vida eterna. todos sus sentidos se nublan, queda en total silencio por la brevedad de un instante. si es dolor lo que siente, hay algo más fuerte bloqueándolo. el goce, supone, que envía una corriente de electricidad por todo su cuerpo. no lo hace inmune al daño físico, pero sí consigue que la sensación se transforme en otra cosa. en algo mucho más poderoso, una especie de clímax que no puede descifrar. gime con ganas. una, dos, tres veces. son gritos poderosos que no se molesta en ahogar. sus ojos se cierran por inercia, pero él se obliga a abrirlos, a ver su torso decorado por su propia sangre y a la responsable. es el placer de la carne viva, de saber que le está entregando todo de lo que está hecho a ella. el placer de saber que ella lo disfruta, que se embriaga con él y sólo con él. pero propio goce se interrumpe por sollozos contrarios, y el francés rápidamente se despierta de ensimismamiento para atenderla. ' no, amor, no. escúchame: claro que lo mereces, lo mereces absolutamente todo. mereces más, mucho más. ' consuela, pero le cuesta, pues a su vez se deleita con su imagen totalmente desprolija, perdiendo eso que ama tal vez más que a él: el control. y nada lo estimula más que eso, sus sentidos encendidos frente a carlota entregándole cada una de sus llaves. ' yo no soy suficiente, pero te amo. te amo, joder. nadie te ama como yo, carlota. ' un grito tras otro, el color del rojo vivo, y sus dientes sobre él, émile anuncia entre sollozos sus verdades. ' te amo tanto. devórame, mi amor. llévatelo todo, es todo para ti. nunca fue para nadie más. ' sus dígitos se aferran a los de ella, la obligan a clavar sus uñas con más fuerza en su piel. como estaca a vampiro, carlota podría matarlo. ' llévate mi vida, a mí no me importa. tú eres todo lo que necesito. mi corazón es para ti, si lo quieres. ' a estas alturas, descubre que no es metáfora. sus incisivos se clavan sobre propios carnosos, acelerado, extasiado. tira la cabeza hacia atrás, las palpitaciones a mil por hora y la respiración entrecortada. ' por favor, por favor, no pares. devora todo lo que quieras. quiéreme así, para siempre. '

[carl0ta]

' eres mi sol. ' canta declaración extrema suavidad en vocablos que contrastan con la voracidad del encuentro, con la necesidad de devorarle, con la debilidad de la carne. ' te amo, amor mío, te amo tanto que no sé que hacer con todo. ' con lo que siente, con lo que guarda, con aquellos apetitos que decanta no existen en el plano de la normalidad, en esa moral adquirida a lo largo de siglos, le da miedo, también, aunque es un nimia súplica del fondo de su mente, superyó que hace la patética exigencia de ser escuchado, no le permite entrar, no en ese escenario, no cuándo está tan dispuesta a entregarse del todo, a amarle de forma errática. ha estado buscando por tanto tiempo el sentido de las flechas de cupido, su sitio en el mundo, la razón por la que fue creada, cuestionamientos que traspasan planos y esta allí, lo sabe sin preguntar en voz alta, es por él, para él, quiere ser suya de maneras inequívocas, voraces, placeres que se entremezclan con cuidado, es fruta prohibida y ella se vuelve eva, añora morder, morder hasta que la línea entre ellos se extinga, distancia no es más que un concepto que deja de comprender cuando entiende que están hechos el uno para el otro. ' tuya, completamente tuya, ¿sabes cuánto te amo, émile? ' es imagen pulcra, santificada, él con su sangre entre los labios, él con su carne oculta en las fauces, le ama tanto que podría volverse loca, entiende todo soneto que habla de amor, se lo apropia. ' no quiero que vuelvas a desear a nadie más. ' súplica se pierde en labios ajenos, en beso cargado de apetito, en labios que le ruegan quedarse, que le ruegan reciprocidad; le limpia las lágrimas, con cuidado, con tanto cariño que siente que va a explotar en ese momento, polaridad de la miel que le regala ante carne mancillada, ante heridas que punzan, que siguen goteando, le besa más despacio, le acaricia el rostro, el cuello, le besa despacio los párpados. ' te amo, eres mi alma, lo eres todo, vida mía, te amo. ' contención jamás ha sido área de experiencia y sin embargo es dulzura contrastante, polaridad de encuentro, le sostiene cerca. ' jamás, soy tuya, repítelo, émile, soy tuya y nunca voy a irme. ' separarse sería brutal, le arrancaría la vida, lo sabe bien. es cuidadosa con lo que sigue, movimientos van despacio, casi como si estuviese aterrada de ahuyentarle. ' voy a morder cada parte de ti que me dejes. ' advertencia es casta, le roba otro beso, se deleita con la calidez del cuello, con la percepción de palpitaciones irregulares, las uñas se hincan también en la dermis, dejan un rastro rojizo allí donde labios no alcanzan, donde dientes no han hecho su trabajo. celestial, impoluto, émile es absoluta perfección y si no fuese porque se ocupa de atender sus deseos se arrodillaría y le pediría perdón, por no sentirse digna, por sentir que no le ha dado suficiente de ella. sonríe despacio, muerde más fuerte, gemido ajeno es vigorizante, le deja sin aliento, le deja añorando más; aprieta ligeramente cuello masculino, le clava la mirada de nuevo. ' ahí supe que sería tuya para siempre. ' hostilidad, ironía, tres simples palabras y ya era suya, tan suya que dejó de ser de cualquiera, siempre fue él, jamás sería alguien más. muerde fuerte, sensación cálida contra la punta de la lengua y succiona, despacio, se separa para buscar segundo sitio, hinca los dientes cual mujer que descubre el agua en el desierto y gime, entre heridas abiertas, entre la calidez de carmín que consume y tiene que parar, por un momento, apenas un ovillo contra pecho ajeno, se siente llorar. ' sabes a ambrosía, pura, eres hermoso, dios yo... ' solloza, despacio, la lengua trazando un camino delicado de herida a herida, le suelta del cuello, se acurruca en él. ' émile, émile, émile - ' tiembla, despacio, vuelve a morder, la lengua es cínica, el cuerpo entero le tiembla. ' no lo merezco, émile, no ' pero no para, es un desastre, dientes, lengua, labios, todo lo siguen consumiendo, no se detiene aunque las lágrimas se entremezclan, aunque está temblando entera. ' dime que me amas, por favor, por favor. '

' te amo, carlota. te amo. te amo. te amo. ' sus palabras se mezclan con las de ella, hacen eco en sus oídos. lo ama, le pertenece. ¿qué tanto? ¿qué tanto puede tomar? ¿hay porcentajes, hay cantidades? si quiere tomarlo todo, ¿puede? ¿le dejará? interrogantes que de pronto lo invaden y no cesan, cada vez más ruidosas en su cabeza. quiere preguntarle cientos de cosas, quiere entender y al mismo tiempo no lo que está pasando en esas cuatro paredes. le asusta que la lógica se sume a la cuestión, porque así parecen estar perfectamente bien, sin comprender, sin racionalizar. es más fácil solo amar. con carlota, es fácil. porque desea todo de ella. no para comérselo y escupirlo, para él. para guardarla con él para siempre, para que se vuelvan una persona, un solo ente. para que ya no tengan que separarse nunca más. ' eres mía. eres toda mía. ' recita a la par que hilos de sangre impropia cuelgan de sus labios, la perfecta representación de sus palabras. están unidos para siempre. eso es lo que necesita, piensa. necesita encontrar la forma de que no pueda deshacerse de él, que lo quiera tatuado en su piel con algo más fuerte que la tinta. ' nunca voy a hacerlo con nadie más. ' repite, obediente, sí, pero también sincero. tampoco se le cruza por la mente hacerlo, probarlo con alguien más. solo la quiere a ella. nadie es como ella, nadie nunca será como ella. la besa como si sus labios estuviesen prendiéndose en fuego y ella fuese baldazo de agua fría. con urgencia, con necesidad. es gutural. la necesita más que al oxígeno. carlota, no te mueras nunca, quiere decirle. no me dejes nunca. en cambio, solo continúa besándola, varios gemidos escapándose de sus labios cuando ella lo ataca con la misma premura. no le importa el 'casi' en su oración, no le importan los juegos. él solo la quiere a ella. asiente, asiente y cede a cada una de sus palabras. cuando sus dígitos tocan su cabello, émile se apacigua. lo hace paulatinamente, teniendo que obligarse a frenarse, pero le cuesta. sus palpitaciones no cambian de ritmo por unos segundos, mismos en los que él tiene que recobrar el control de sus sentidos para verla. ' te voy a amar para siempre. te amo más que a la vida. ' complementa, y se aferra a ella. mía, mía, mía, recita para sí. ' por favor, no me dejes nunca. te daré lo que quieras. seré lo que quieras que sea, pero no me dejes, carlota. podría morirme. ' no dramatiza, sabe bien que es así. está completamente seguro de cada cosa que dice. lo invaden muchas ganas de llorar. y se permite hacerlo, verse así de patético mientras mezcla de lágrimas propias y sangre contraria tiñen la unión de sus pieles. siente que le falta el aire, pero para bien. al oír su pregunta, los ojos vuelven a abrirse. la mira con una adoración que no pensó que podría sentir en esta vida, o en la siguiente. ' quiero existir solo para ti. ' responde. ' acá, o en tus adentros, o en donde tú quieras, mi amor. ' es confesión absoluta que sella su destino a manos de ella. se deja hacer, la espalda desnuda cayendo sobre el colchón como el último instante en que la piel es virgen del acto mutuo. recibe su beso como la bendición del bautismo y se obliga a mantener los ojos abiertos cuando ella desciende a su cuello. jadea una y otra vez, volviéndose cada vez más sonoro. ella no tiene que hacer nada, la sola idea del trazo que después se vuelve tacto es suficiente para hacerlo perder los papeles. ' la primera vez que charlamos te llamé arpía, y dijiste que las arpías se comían a los niños y a sus órganos. ' relata en volumen bajo. sus dígitos se enredan en sus hebras castañas. no hay mayor remate: le sorprende el presagio con el que vino su relación desde un primer momento. la observa bajar hasta su pecho. ' te amo desde entonces. te amo para siempre. ' corresponde, y al primer mordisco, sus ojos se cierran con fuerza, suelta un sollozo audible y tironea de su cabello. y ve a dios, también. ' más. ' pide. la voz es un temblor, un hilo. ' toma más, tómalo todo. '

[carl0ta]

es maraña de articulaciones y quejidos que silban con el placer más puro que ha experimentado en escasa biografía, émile es prácticamente deidad que le otorga las llaves del paraíso, que le lleva a este mismo a través de caricias, de incisivos que le marcan, suya, suya, suya, pertenencia, identidad, se desdibuja por completo en el momento sangre se entremezcla en dermis, que es festín, sacrificio y predador al mismo tiempo. es casi acto de purificación el dejarse consumir, entremezcla sublime de propia anatomía con la contraria, su sangre volviéndose tan parte de él como lo ha sido de ella, y le rogaría que le comiese el corazón si eso no significase perderse en ese momento, otorgar punto final a mundo recién descubierto. ' te amo, te pertenezco, te amo. ' cántico se desliza cual miel con dulzura fortuita es casi un rezo, una petición de clemencia ante oleadas de placer que le azotan, que le llenan de júbilo. verlo es arte en máximo esplendor, se ve a sí misma dibujada en el carmín que le da la vida, le empapa a él, es suyo, le pertenece, devorarla significa mucho más que aquel acto de consumir, le cede la voluntad, la oportunidad de aniquilarla en ese momento si así lo deseara, vida pende de un hilo, es consciente del peso, que esa intimidad, que esa devoción puede destruirle y sin embargo lo permite, que le arranque la vida a mordidas, que tome todo lo que anhela y más. ' desnúdame con tus dientes y toma cada pedazo de mí. ' exhalación trémula se pierde en anhelo de más, se siente festín, dadivosa, sacrificio que se venera, jamás se había sentido tan deseada, tan amada. le toma de las mejillas, se empapa aún más de sí, de él, siente como el cosmos se le expande en las pupilas cuando le besa, de lleno, sin miramientos, le gime en la boca, le muerde la lengua y se derrite en él. ' nunca vas a hacerlo con nadie más. ' sentencia es inmediata, celosa, posesiva, le toma del cuello, pulgares se hunden en la carne, es mesurada, le besa la mejilla, baja, incisivos se clavan contra la mandíbula, fuerte, tentando. ' eres mío, mío, casi tanto como yo soy tuya. ' vuelve a separarse, deja que él tome la pauta, vuelve a ser dócil, conejo que espera ser devorado por el lobo, hipea débilmente, le rodea suavemente la cabeza con ambos brazos, le acaricia hebras claras, es un desastre de carmín, de sudor, de ellos, no le importa, jamás se había sentido tan de él, jamás lo había sentido tan propio, temores de celos infantiles parecen absurdos. ' jamás tendría miedo de ti, mírame. ' porque está a su merced, con heridas abiertas, con respiraciones agitadas. ' me podría arrancar el corazón aquí mismo para dártelo si así vas a seguir amándome. ' lo rompería cómo las semillas de granada, se la daría una a una hasta que no quedara más, hasta que la pulpa se deslizara por la mandíbula. es ese permiso, esa casi súplica que hace que la respiración se entrecorte, que gima por lo bajo, devorarle a él, tenerlo a merced. ' ¿eso quieres? ' sonrisa es cínica, le mira a los ojos, le delinea la mandíbula, muerde, despacio, tentando cuando el le obliga, cuando se lo suplica. ' eres tan hermoso cuando suplicas. ' le empuja otra vez hacia el colchón, posiciones invertidas cuando le da un último beso, incisivos tentando labio inferior van bajando, apenas y rascan la superficie de la piel, una de sus manos se va a cuello ajeno le sostiene desde allí, quieto, no sabe en lo que se convierte, deja de importarle. ' te amo, para siempre. ' declaración va por lo bajo, cuando se encuentra en pecho contrario y muerde, con fuerza, pupilas clavadas en las ajenas.

cuando sus incisivos se clavan con más fuerza en dermis impropia, hay algo que le dice que, en efecto, él no está podrido. y ella tampoco. el único problema es que antes no se tenían el uno al otro. es la primera vez que émile podría enfrentarse ante su reflejo en un espejo y no sentir desprecio o asco, es la primera vez que se siente, irónicamente, limpio. no se piensa pecador ni depravado, ni siquiera monstruo. se siente justo en el lugar en que debe estar, con ella, admitiéndose a sí mismo las verdades que en su momento tuvo que poner a dormir. ' carlota. ' llama nuevamente sin tener que decirle nada en concreto, su boca que se hunde en el abdomen como si de él fuese a sacar el secreto de la vida, y es que un poco así lo siente. son restos de sangre que no se preocupa por borrar, que tiñen bien sus labios, sus comisuras y su mandíbula, la escena de un crimen donde la víctima es también en parte criminal. tira la cabeza hacia atrás en un momento donde el sonido se aísla y solo es capaz de divisar a carlota en el fondo, hablándole. su cabeza desconecta el resto de sus sentidos. émile se pregunta si así se sentirá el ascenso al cielo. sospecha que en su verdadera muerte no lo llegará a conocer, pero hace las paces con ello. si esto es lo más cercano que estará del edén, no necesita mucho más. se le escapa un sollozo grave, los ojos brillantes y una sonrisa pecaminosa llena de placer. vuelve a la vida instantes más tarde, hundiéndose una vez más en la piel contraria. está concentrado en su tarea cuando percibe el tacto de la española sobre sus mechones de pelo, ante lo que deja salir un gemido, mas solo es capaz de levantarse cuando ella lo toma de la mandíbula y lo obliga a verla. él lo hace. cuando sus ojos conectan, no siente ninguna vergüenza. aunque presa, émile tiene mirada de pequeño animal perdido, abandonado en la calle de una zona urbana que acaba de dar con quien sería su futura dueña. en cierta forma, eso significa carlota para él. permite que elimine el rastro rojizo de sus dígitos, observándola en todo momento. ' nunca he hecho esto con nadie. ' revela lo que ella ya sabe, de todas formas. ' pero tú eres... ' se relame sus propios labios, su sabor impregnado para siempre en su papila gustativa. se acerca a ella, con ambas manos desteñidas acunándole el rostro. une sus frentes. ' nunca me voy a pudrir contigo aquí adentro. te quiero así para toda la vida. ' así, con él, dentro de él, o al revés. conmocionado, reposa su cabeza sobre su pecho, observando desde su lugar la herida que empieza a formarse en la tez de la menor. ' realmente podría devorarte, carlota. ¿no sientes miedo? ' cuestiona, aunque sospecha que es una negativa antes de que ella tenga la oportunidad de decidirse. ' tú también podrías hacerlo. ' comparte uno de los pensamientos que se le atravesó con anterioridad. escucha los latidos de su corazón con extrema cercanía, ganándose con una melodía que le trae una curiosa mezcla de armonía y adrenalina en partes iguales. ' podrías devorarme, yo no me opondría. ' se separa apenas. sus ojos suben hasta encontrarse con su faz, buscando algún atisbo de reacción en él. ' carlota... puedes hacer lo que quieras conmigo, la verdad. yo no voy a detenerte. ' y así como pone su corazón al desnudo, actúa. lleva la mano más hábil hacia la boca impropia como hizo momentos atrás, e introduce el dedo índice a la par con el dedo medio a su boca. ' te necesito más que a la vida misma. ' profesa. empuja los dígitos hasta tocar sus dientes y, una vez ahí, utiliza el pulgar para cerrar la boca contraria y obligarla a morder. ' puedes llevarte todo y dejarme sin nada. solo te necesito a ti. '

[carl0ta]

' no lo estás. ' sentencia absolutista atraviesa rápidamente con la tajante orden que otorga la seguridad de conocerle más de lo que se conoce a sí misma, de bordear esa delicada línea en la que hay fantasía de que se ha podido meter ya debajo de la piel que si él se tornase tierra infértil también ella lo sería, simbiosis nunca ha sido práctica, arrasadora y letal, sin embargo continúan de pie, justamente allí, en ese rezo silencioso en el que carlota se desprende de brújula moral para entregarse por completo a voluntad opuesta, cede campo de autonomía ( tan preciada, tan desvirtuada por otros ) hay un canal de comunicación que se abre desde primer encuentro, desde que sabe que prenderse de émile es peligro, el lobo abre las fauces y ella entra gustosa, convencida de que existirá numerosa lista de amantes ( amigas camufladas pues la ira es colérica, jamás noble ) y al final es retorno al centro, a lo más cercano a hogar que ha tenido en años. ' tómame hasta que no quede nada. ' es orden entremezclada con la súplica de que no deje que tormento se deslice por la puerta de entrada, y tal vez es él quien tiene la batuta física, guía absoluto de lo que sucede en aquellas cuatro paredes, en esa intimidad entremezclada con melancolía y caos de cicatrices de pasado, sin embargo española siempre ha sabido mandar en plano hablado, en aquella exigencia de que haga justo lo que hace, deslizar los dientes, la boca, sentirla con extensión desmedida. gime de nuevo, se retuerce el cuerpo entero cuando el corazón le vibra, el cuerpo entero revolotea con el placer al rojo vivo, es agudo, dolor que se transforma en éxtasis calidez carmín que apenas y se desliza labios tiemblan en esa súplica que bordea la desesperación, la mirada se encuentra y es consciente de que no existe retorno. ' te amo, émile. ' ¿y cómo mostrar más amor que cediendo la experiencia de la carne a quién tanto la añora? es repentina exposición, más vulnerabilidad de la que ha cedido en biografía entera la que le vuelve presa, en pupilas se distingue aquel deseo de correr que se va enmudeciendo porque aunque circuito del miedo dictaminaría miedo, es toda su esencia la que le grita placer, tocar el cielo apenas en un movimiento. la cabeza se ladea a la derecha, se siente liviana la mano se desliza a la mandíbula, le acaricia apenas. ' estoy bien, sigue. ' quizá hay peligro en declaraciones tan certeras, en ruegos que sabe van a cumplirse cual caprichos. y está allí, momento clave, incisivos clavados en propio labio. ' te disfruto a ti, así. ' disfrute es implícito cuando es hipar en confesión, entera anatomía cediendo ante éxtasis. jadeo le acompaña cuando se deja hacer, cuando apenas reacciona al movimiento porque está sumida en placer de consumo ajeno, en la manera que es propia anatomía la que causa tales reacciones, cuando es mayor grado de intimidad que el experimentado en cien vidas paralelas. gime y vuelve a gemir, hay herida expuesta, calidez de carmín contra la piel gélida, reacción de músculos que se van contrayendo, cierra los ojos por un segundo, las manos encontrando hebras finas de cabellera contraria, presión desvergonzada que ejerce cada tanto, es ella mezcla de tributo y de deidad, es él quien no se detiene como aquel que descubre el agua tras años. ' émile, émile, émile. ' ruego se va perdiendo cuando una de sus manos bordea anatomía, se empapan de sí misma, le toma de la mandíbula, no le importa la mancha de carmín, solo quiere que le mire; se lleva dactilares contra propia lengua y la desliza hasta dejarlos en blanco, mirada clavada en ojos ajenos. ' ¿cómo podrías estarte pudriendo si me tienes dentro ya? '

él también, piensa pero no dice. se pregunta si deseos estuvieron desde siempre, dormidos solo hasta que el roce de la española llegó a su vida. desde ese primer encuentro agridulce en el que se dio cuenta de que existía alguien igual a él en más de un sentido. ' ¿y si no te gusta? ' responde, cauteloso pero cálido. ' ¿y si estoy podrido? ' un temor con el que arrastra desde lo sucedido con su padre y que elige compartir solo para los oídos de carlota. solo ella puede saber lo mucho que le asusta que algún día cambie de opinión, que ya no le quiera, que el universo de a dos que mantienen se desarme y deje ver una realidad que no puede afrontar en esos instantes. cuando ella se lo pregunta, él solo la mira. cree que hay muchas cosas que se han dicho mediante los ojos y esta es una de ellas. desde que se conocieron, lo no verbal primó entre ellos: las miradas, los silencios, los roces. ahora el tacto es lo más importante. por ello, al quedar encima suyo, no deja de tocarla. su boca actúa en sincronía con sus manos, que acarician la zona de las muñecas ajenas, casi aprisionándolas mientras que sus dientes se ocupan de todo lo demás. no había manera de saber que disfrutaría tanto de estar ahí, de hincarla hasta sentir que, en efecto, podría devorarla. ese pensamiento se le cruza por la cabeza: podría devorarla. su figura es menuda y él puede llevársela con facilidad. podría hacerlo ahí mismo, en ese momento, en la privacidad de su habitación. pero entonces descubre otra cosa: ella también podría hacerlo con él si quisiera, él se lo permitiría. entonces muerde más fuerte. sus incisivos se clavan en el abdomen contrario, mueve la cabeza y por consecuencia, la boca. más arriba ha dejado huella, pero en ese momento saborea sangre. su sangre, la sangre de carlota. es apenas una gota que es seguida por un pequeño hilo y recorre la zona hasta perderse en la parte baja. émile la mira hacerlo, entre fascinado y confundido, como si toda su atención se volcase en ese pequeño gran detalle de pronto. luego la mira a ella, no sabe bien qué decir. así que se limita a relamerse el labio inferior, ganándose con el sabor del líquido rojizo apenas presente. un suspiro de placer brota. ha probado lo prohibido y ha disfrutado cada segundo. la ha probado a ella. carlota, su piel: el mito del fruto prohibido, y el hombre que cae rendido frente a éste. la observa con la intención de obligarla a verlo a él también. ' te amo tanto, carlota. ' declara, porque no cree que hay algo más que pueda decir justo después de cometer tal acto. solo eso que siente por ella, manifiesto de infinitas confesiones de amor. sin moverse mucho, acerca el rostro a la leve herida que se forma en el abdomen. es un corte muy pequeño, apenas perceptible, pero está ahí. una marca temporal, si se quiere. abandona el encuentro de una de sus muñecas para llevar los dígitos de una mano a la zona. ' ¿estás bien? ' inquiere al tiempo de levantar la mirada para ella nuevamente. con el índice, presiona el camino que ha dejado trazado la gota de sangre. tiene tantas otras cosas por preguntar: ¿qué es esto? ¿qué estamos haciendo? ¿qué vamos a hacer? en cambio, solo dice: ' ¿lo disfrutas? ' la mirada implora por un sí. su otra mano baja al encuentro con la propia, y utiliza ambas alzarla apenas de la espalda. él, ahora semi-sentado, vuelve a morder. lo hace como si fuese un banquete en frente suyo, y él una bestia. es más brusco, la cautela desaparece con sus ansias de tenerla, de que sea suya literalmente, solo suya. ' tienes gusto al paraíso. ' pronuncia en medio de ello, sus vocablos tal vez perdiéndose en el frenesí del momento. ' me has hecho adicto a ti, carlota carvalho. ' percibe sangre cada tanto, mas no se atreve a mirar la escena del crimen. solo sigue mordiendo. ' adicto, adicto, adicto. '

[carl0ta]

⋆˚ 𝜗𝜚˚⋆ i want to eat you whole —

una telaraña de la relación de carlota & émile.

[carl0ta]

' siempre he querido ver cómo eres por dentro ' otorga en casualidad, pocas son prosas que sorprenderían a igual y sin embargo la melodiosa de vocablos casi demasiado cálida, excesivamente amorosa contrasta con temática, con terreno inexplorado que se consideraría tabú fuera de seguridad de habitación de francés, en sitios en dónde no es precisamente presencia aquella que otorga oleadas de buenaventura, española siempre se ha sentido parcialmente podrida, le toma de la mano, la lengua trazando paulatinamente la extensión de las falanges, la unión de los huesos, luego se lleva mano masculina al pecho, justo en centro de clavículas, allí dónde podría percibir el aumento cardiaco. ' ¿tú sientes lo mismo? ' y otorgar esas palabras es terreno pantanoso, peligroso en la posibilidad de que aquella obsesión ( algo muy cercano al amor, pero tiene miedo de decirlo ) caiga en unilateralidad, en devoción similar a aquella regalada a santos, devoción ciega, considerada, abrasadora; no es que otorgue título sagrado y sin embargo se pondría de rodillas ante mera mirada ajena. ' hay peores pecados que se hacen a puerta cerrada. ' otorga, pulcritud de palabras es ironía cuándo ha sido ella quien se transforma en heroína de narrativas ajenas, idealizada es figura de sus padres a tal grado que se siente anti-característico estar allí encima de él de todas las personas, con el hambre vibrando entre las pupilas. ' muéstramelo después. ' exigencia, súplica, le da lo mismo cuando lo importante es tenerle cerca, sentirle más de lo usual porque las pupilas se le dilatan con pueril suspiro ajeno, con apertura de aquella ventana que ninguno de los dos se había percatado que existía. ' ya soy tuya de todas maneras. ' más que de sí misma, más que de cualquier otro; se queda completamente callada en un inicio, cuando siente cambio de posiciones y es una pierna deslizándose por el colchón mientras la otra se ancla a cadera masculina, uñas encontrando refugio en pliegues de las sábanas, entera anatomía adentrándose a quietud de presa que se sabe al acecho, la respiración irregular; los ojos se cierran de a poco, gemido es desvergonzado, hace un eco en habitación entera cuando émile le hinca los dientes, y es revolución completa en las entrañas, descubrimiento de concupiscencia la dermis arde, herida después de todo está plasmada en lienzo blando, tonalidades rojizas se tornan protagonistas cuando las falanges de la diestra le buscan la nuca, presión otorgada similar a mordidas que van arrancando hipidos más sonoros, órgano vital ensordeciéndose en el choque de la caja torácica. ' te siento a ti. ' trémulo desliz cuando vuelve a abrir los ojos, le busca a tientas la zurda, anclaje que no llega en su totalidad cuando la entereza del cuerpo está vibrando. ' muerde más fuerte... ' suplica, la cabeza echada hacia atrás, el talón ejerciendo nimia presión contra la cadera, invitación clara a continuar en mismo sendero, inexplicable sensación de la que no hay satisfacción inmediata.

' ¿lo harías? cualquiera de las dos... —o las dos. ' se le ocurre, y las palabras de pronto pierden cualquier posibilidad de impresionarlo o ahuyentarlo siquiera. como si pudiera contemplar la idea con extrema serenidad, y es que quizá lo hace. no se da cuenta, pero en ese momento lo hace. cuando se posiciona encima suyo, él observa rincones de su piel que creyó no haber estudiado antes. carlota es una obra de arte: es hermosa, interesante, complicada. es un universo que descubre todos los días, ahí, en la soledad de su habitación. un rincón para los dos, aislados del resto. total, a nadie le agradaba demasiado el par, y émile se amistaba más y más con la idea de ser solo de ella, de estar / ¿de vivir? solo para ella. asiente. ' creo que todos lo ven desde un punto de vista moral. ' dice en un volumen menor. ' que no es erróneo, claro. no justifico lo que hizo. ' porque había arrebatado vidas, y en el proceso había jodido a él y a su madre, que poco tenían que ver con todo aquello. ' —pero nadie se detiene a ver lo que está debajo de la superficie. ' en lo psicológico, en las palabras que volcaba en sus libros. ahí residían sus verdaderos deseos, en las intenciones de sus villanos. émile había leído todos y cada uno de ellos después de que su padre fue a prisión. se le despertaron varias alarmas, por supuesto, pero nada lo horrorizó como hubiese querido. en el fondo, sabía que quería ser como el resto, resolver que odiaba a su progenitor y que no había más que eso. pero no era tan sencillo. de todos modos, no le apetece hablar más de él. no cuando la española mordisquea su índice, haciéndolo ahogar un suspiro sonoro. ' carlota. ' empieza diciendo, pero la idea queda inconclusa, siguiéndola con los ojos al tiempo de que sus narices se rozan y ella sube al encuentro de sus miradas. ' ¿estás segura? ' tal vez la pregunta va mucho más allá, como si el permiso que le otorga abriera la puerta a otra cosa, a algo que ellos todavía no son capaces de entender del todo. sus orbes penetran los de ella. él, más grande y más fuerte ( en el plano estrictamente físico ), aprovecha esa facilidad para invertir sus posiciones, dejándola ahora a ella debajo suyo. pero más allá del movimiento inicial, es cauteloso. se acerca a la zona de su clavícula. achica apenas sus ojos, buscando comprender lo que se gesta entre ambos. y entonces muerde la piel que rodea el hueso. es un mordisco prolongado, aventurándose a explorar la posibilidad de disfrutarlo. lo hace una vez más con rincones aledaños, mirándola por el rabillo del ojo para ver si el goce es mutuo, si no le está haciendo daño. en medio de ello, se le escapa un jadeo involuntario. tiene hambre de más. se relame los labios, observándola. ' ¿qué sientes? ' susurra, más no se detiene. desciende de a pocos en el lienzo que es su piel, mordisqueando puntos inconexos en el proceso. sus dientes se marcan en ciertos rincones, y considera que en ese momento alcanza un paraíso con el que ni siquiera sabía que estaba soñando.

[carl0ta]

' ¿me estás preguntando si te devoraría entero? ' inquisitiva bordea la curiosidad y la lascivia se empapa de aquel instinto primario en el que se ve envuelta por presencia masculina, embriagante y arrolladora, émile es fósforo mientras ella se torna en gasolina. ' ¿o si yo dejaría que me devoraras tú? ' porque dinámica está allí, en esas tonalidades carmín en añoranzas que se transmutan a la realidad de que en múltiples ocasiones emociones son más de lo que pueden manejar, desbordándose por completo el uno en el otro. hipeo se esconde en placer ocasionado por voracidad con la que boca ajena busca la propia, incisivos le arrancan súplica que se pierde cuando es ella quien le gira para quedar a horcajadas en pecho contrario, la presión de rodillas a los costados recordatorio de la cercanía, de que cada movimiento de anatomía propia es sentida por acompañante y viceversa. ' es irónico, ¿no? ' jamás le ha dado miedo aquel fragmento biográfico, se dedica a acariciarle con parsimonia, deja la marca en dónde puede, examina efigie ajena, le memoriza ( de nueva cuenta ) de pies a cabeza. ' cómo alguien puede leer tanto de impulsos primitivos y ceder a ellos... ' aunque también hay reserva, porque carlota admira la capacidad de control, la mesura en el temple aunque el propio se desdibuje en presencia masculina, aunque esté a merced ajena pretendiendo control inclusive en posición de dominancia, inclusive cuándo es ella quien está encima. abre más la boca al contacto ajeno, palmas propias aferrándose a dermis ajena, a las clavículas, ínfima presión que va en aumento. ' si guardaba un poco de ellos en él, ¿quizá? ' la emoción se desborda cuando vuelve a hipar, hay algo concupiscente en movimientos impropios, despertar que es desconocido hasta ese momento. ' tal vez estaba buscando algo que creía perdido... algo que no sabes exactamente qué es hasta que lo tienes cerca, cuando puedes saborearlo. ' incisivos otorgan punto final cuando se hincan suavemente en carne de índice contrario, apenas roce que se prolonga por un par de segundos. se desliza suavemente hacia abajo, la nariz apenas rozando la contraria cuando le mira fijamente, analiza rostro ajeno pupilas dilatadas, respiración entrecortada. ' ambiente y genética, eterno debate. ' murmullo se pierde cuando son ideas revolucionando tracto sanguíneo. ' muérdeme, no es lo mismo pero quizá... ' murmullo es aventurado, casi curioso, es aquel que se debate siempre entre el correr o quedarse. ' veremos después. '

no presenta resistencia alguna a sus roces, dejándose hacer a voluntad total de carlota. él, que por lo general es una persona tan apática, tan reacia al toque, se siente en absoluta calma tendido ahí, en la privacidad de su habitación universitaria, con ella. observa de reojo la mezcla de su uña y su propia piel. y ahí, toma una foto mental: la presión que ejerce sobre su dermis le sabe como el mejor de los encuadres. ' ¿tú estás de acuerdo? ' curiosea en un volumen bajito, calmo. bastan unos segundos para descubrirlo, con la sensación de sus labios en la piel marcada enviando una corriente eléctrica por toda su fisonomía. traga saliva. después se gira apenas, sin querer perturbarla mucho, y la toma del mentón. le roba un beso corto, un poco brusco ( como él ), que concluye con un leve mordisco sobre su labio inferior. se acomoda sobre el costado con el que la enfrenta, ahora más despierto. ' mi padre lo leía muchísimo, o por lo menos lo tenía en la biblioteca. ' relata, él en cambio lo conocía más por su trabajo en el cine. a la hora de referirse a figura paterna, palabras suelen estar cargadas de vergüenza. con carlota no, o no realmente. es la primera persona con quién se sintió en confianza de ahondar en él, ese detalle de su historia que parece molestar al resto de sus compañeros. sus dígitos se dedican a acariciar sus comisuras, frenándose en el centro de la boca, entre sus rosados. ' siempre me pregunté si existía alguna relación con todo lo demás, si sus deseos tal vez pasaban por ahí. ' es injusto, quizá, asignarle ese lugar a las víctimas del asesino, el de cuerpo y no de persona; mas no puede evitar preguntárselo. se aventura a hacer ingresar el dedo índice a la apertura bucal impropia, tanteando la idea de sus dientes. ' ¿tú qué piensas? ' y antes de permitirle decir algo, añade, en un volumen menor: ' —¿crees que esos... apetitos pueden pasarse en los genes? ' una preocupación que llegó con el descubrimiento de sus crímenes: que él fuera igual. y, sin embargo, se lo pregunta con total sosiego.

[carl0ta]

. ۫ ꣑ৎ .  ﹙ 𝗉𝗋𝗂𝗆𝖾𝗋𝗈. ﹚

hay sensación ambigua plasmada entre los huesos, un vacío corrosivo que parece querer devorarle de adentro hacia afuera, que transmuta con cada movimiento anticipado del 'tic-tac' de un reloj porque es tiempo pasado con él; él, él, él, es casi adictivo en realidad noción que se presenta porque es secretismo casi místico el de una dinámica cargada de ambigüedad, de poca resolución. le traza el cuello con índice, la presión ejercida es tortuosa, la uña otorgando un resquicio de carmín por su paso, la mirada perdiéndose en la profundidad de boca contraria, de manera en la que la exhalación escapa en un siseo la irregularidad de respiración humana con tanta cercanía le producía interés, en émile, por el contrario era incitante. sigue escudriñando faz ajena, la curvatura de la nariz, el movimiento involuntario de pestañas que caen y se alzan; tensión se acumula en la garganta, desvió de mirada hacia punto inespecífico. ' artaud afirmaba que el canibalismo es un acto de fusión extrema entre los cuerpos y las almas. ' labios son cínicos, se deslizan entre las curvas de cuello ajeno justo allí dónde ha dejado previa marca. ' devorar es desear al otro por completo. ' ⭑ @evmiles