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“depende del tamaño.” pronuncia, incluso desconociendo si pregunta era legítima y para él, pero lo hace de todos modos. “el titanic duró dos horas y algo. ¿este yate? quizá media hora, cuarenta minutos.” supone, inclinando rostro al costado, pensativo. “no pareces temer a eso, ¿te irás en bote?” 

“¿cuánto demorará un barco en hundirse?” sembrar miedo le parece divertido mientras espera por los botes, observando unos segundos el porro que sostiene entre sus dedos. 

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aparta la mano inmediatamente cuando visualiza cuchillo en alza. arquea una de las cejas en una inquisición silenciosa, sin embargo, filo que palabras pretendían poseer disminuyen un tanto cuando rostro se antoja conocido, aunque no se pierde del todo. “a mí eso no me parece muy de no saber compartir.” observa, única comisura en alza, aunque no indaga demasiado en situación. resta importancia con un encogimiento de hombros y decide apagar compás moral cuando busca sentarse en barra, clara intención de ir al otro lado y encontrar algo para su equipo consumir en el trayecto. “aún no lo busco, quiero recolectar las cosas rápido antes de eso.” y que está convencido que eso comprometería movimientos. tampoco tardaría demasiado. además, en lugar debe haber algo más que alcohol y las barras de chocolate. era un yate bastante lujoso, después de todo. “¿tú?, ¿también te vas o te quedas?” 

con un cigarrillo encendido entre los labios (única prueba de estrés que puede sentir formándose en terminaciones nerviosas), junta con una calma usual aquello que cree que puede utilizar; una bolsa plástica guardando un par de linternas y una radio que apartó de uno de los salvavidas, así como unas cuantas barras de chocolate que se podrían convertir en fáciles calorías en caso de quedar a la deriva (mejor prevenir). son esas las que está tomando de barra del bar cuando mano extranjera se acerca, y ni siquiera duda en plantar cuchillo olvidado a un palmo de mano opuesta sobre barra de madera, silenciosa advertencia, y semblante que no cambia de aquella indiferencia cuando pronuncia: “ah, nunca he sabido compartir…” suelta como simple excusa, antes de elevar la mirada e identificar a contrarie, expresión un tanto más suavizada por la simple y media sonrisa que adorna facciones, a pesar de no alcanzar orbes. “¿dónde está tu chaleco salvavidas?” 

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“por eso eres la mente en la misión.” comenta, aunque es más una confirmación para sí mismo, en relación a chat grupal, que para ella. “¿se pueden esperar esos animales mientras vamos de camino?” inquiere, entonces, envolviendo palmas en vendas previamente conseguidas. “seguro hay, es cuestión de buscar. que no haya algo similar en un yate así sería extraño.” demasiado, pero nada en alew le sorprende ya. “¿puedes hacer un nudo aquí?” ofrece palma, donde extremos de venda se encuentran. 

‘ existe un repelente de tiburones —— los espanta sin hacerles daño. ’  dice, mientras lee la pantalla de su teléfono móvil.  ‘ ¿crees que tengan? y a las orcas se les espanta con ruidos fuertes, como bengalas. ’  procede, largando suspiro.  ‘ supongo que solo podemos encender una velita y rezar, ¿hm? ’

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hasta que contrario no lo menciona y cerbero lleva la mirada hacia las vendas, no repara en ese dato importante para futuro. “se ve útil.” concede, tras breves segundos de consideración, y cuando está a punto de aceptar, exhala una pequeña risa, negando con la cabeza. “nada es gratis, ¿eh?” aún así, queja no es real en entonación, pues saca de bolsillo de pantalón cajetilla y se la ofrece. “te la dejaría si vas a quedarte, pero asumo que irás en bote también, ¿no?” 

distracción de dedos y ojos se encuentra en pequeña mesa con algún que otro objeto de utilidad para intemperie marítima y bote, armando de pequeño kit para miembros de equipo propio que partirán en momentos (supone). “oye, ¿quieres protegerte las manos? digo, horas remando, te van a quedar hechas mierda y va a ser para peor” ofrece con vendas en su zurda, haciéndolas bailar un poco en el aire, esas tareas que exigen un poco de precaución y concentración siempre logran distraerlo. “eso sí, si tienes, la paga es con cigarrillos” añade, mezcla de sátira y realidad: ¿cuántas horas tiene que estar ahí esperando sin llenar pulmones de nicotina? y sabe que si respuesta supera dos horas ya está adelante de presagio de tortura. 

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“no tengo idea.” admite, encogiéndose de hombros. asumía que no era el momento para tales acciones, considerando que era una competencia, pero tampoco criticaría demasiado, porque por un momento lo pensó. “es horrible y luce aún peor, pero si te sirve de consuelo, nadie te recordará con eso puesto.” ofrece, tras acomodar chaleco propio. “se acordarán más del desastre.” 

( 🔔 ) inicio de la misión.

“¿por qué todxs están jugando al héroe?” lo dice por lxs que pelean por quedarse en el yate. elle no podría, es demasiado atractive y divertide como para arriesgarse. “joder, esta mierda es horrible,” en referencia al chaleco que sostiene en una mano y mira con desprecio. va a arruinar su estilo.

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"ah, te vas a quedar.” no es realmente una pregunta, aunque busca confirmación de todos modos. cruza brazos frente al pecho, tanto como chaleco le permite. “no lo sé, ¿ayudar al resto, comer algo, disfrutar alguna de las habitaciones hasta entonces?” 

“ ¿y qué se supone que haga mientras llega el helicóptero? ” habla después de dar bocado a golosina robada del comedor, tal vez tendría que haber ido en el bote en lugar de quedarse.

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pregunta danza sobre la punta de su lengua, esa en relación a situación y que pretende curiosear por qué está tan calmado. sin embargo, cafetera en cuestión le distrae y por un momento, lo olvida. “no tengo la más mínima idea.” admite, pero de igual forma le da un vistazo. se inclina apenas buscando descripción en botones sin mucho éxito. “supongo que debes colocar los granos aquí.” asume, con índice apuntando parte de la máquina. “o hacerla a la antigua. cocínalo todo y fíltralo, no será lo mismo pero... peor es nada.” y, ¿para qué seguir perdiendo el tiempo? “oye, panchi. ¿te quedarás, te irás?” 

    parsimonia es la que marca el ritmo de cada movimiento que hace, pensamientos ocupados en mundo propio en lo que ignora caos cercano y únicamente se dedica a intentar hacer funcionar máquina de café demasiado compleja para él. “no encontré una cafetera común en la cocina y no logro hacer un café decente” granos molidos sobre mesa de la cocina dejan ver desastre que han sido prueba y error, despreocupación completa en accionar en lo que observa a persona más cercana con un cigarrillo quemándose entre sus labios. “¿tú tienes idea como funciona esto?”.

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“ajá.” responde, asegurándose de llevar las cosas necesarias que le correspondía ubicar. “¿tú te vas, también?” inquiere de vuelta, alzando la mirada. “ya tengo agua, gracias. vi algunos paquetes de comida, por si te interesa.” porque era mejor prevenir que lamentar, o eso decía tex. 

“¿te vas?” indaga con calma, acercándose porque cree reconocer facciones. “no olvides llevar agua, en el comedor todavía quedan.” y claramente esa muestra de amabilidad se limita a que ella ya tomó la cantidad necesaria para sí misma y su equipo.

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frunce el ceño, también, haciendo el recuento de las cosas que están y las que faltan. “deberíamos buscar algunas cosas, quizá sea un trayecto largo.” aunque espera que no, no se atreve a confiarse. “¿revisamos la cocina?” 

se frunce ligeramente el ceño, observándose el montón de cosas como si algo no terminara de cuadrarle del todo. ‘ ¿no se están llevando nada para comer? ’ 

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“no eres el único.” imagina que comentario no era dirigido hacia él, pero no puede evitar coincidir con opinión. quizá, de haber sido más como tex y siempre estar listo para todo, no estaría dando tantas vueltas como ahora. deja lamentos para después y toma el chaleco que le ofrece. “me voy, ¿tú te quedarás?” inquiere, de vuelta. “probablemente no sea demasiado tarde para conseguir provisiones pero— quién sabe.” 

“debí confiar más en mis instintos y haberme hecho de un poco de provisiones apenas esto se detuvo” es lo que susurra al tiempo que toma un chaleco salvavidas en sus manos y lo tiende a la persona más cercana en su campo de visión. “ah, lo siento, esto fue reflejo, ¿te quedas o te vas?” pregunta finalmente, sacudiendo su cabeza para centrar sus pensamientos.

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“_— tex.” llama, se corrige, se obliga a utilizar pseudónimo cuando no es ‘cerbero’ quién ahora habla; se nota en la preocupación que no sólo entinta palabras sino también en expresión, ceño fruncido y mandíbula presionada. “no importa, pero toma.” hace entrega de uno de los cargadores portátiles que siempre lleva, aunque sabe de más que él es más precavido que sí mismo para esas cosas. busca detenerlo ubicando mano sobre antebrazo para poder establecer contacto visual. “tex, mírame— dime que no te vas a quedar. dímelo.”

“en algún lado lo deje” se queja mientras rebusca entre su sinfin de cosas. el bolso está abierto y trata de encontrar una cosa en especial que creer haber traído por si pasaba algo. aunque ‘quedar a la deriva’ no era lo que pensaba que sucedería. “esperame, en algún lado lo tengo, lo juro…” sigue diciendo mientras revuelve botiquín.

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dvnnte​.

no era fácil encontrar a quien pudiera seguir con intenciones, aquellas que mantiene bajo llave y a salvo, a menos que requiera de dejarlas salir a la superficie. no obstante, la presencia de contrario ha logrado picar interés, desenvolver una curiosidad que pocas veces demuestra y reordenado su lista de prioridades, al menos por el día. ¿acaso no merecía divertirse un poco? por supuesto que sí. su disposición se mantiene despierta, sus deseos de aceptar un desafío siendo obvios, regodeándose en la manera en que cerbero parece seguir con aquel juego que no podía jugar solo. "oh, lo descubriré. ¿valdrá la pena?” suave desdén tiñe sus palabras, apenas perceptible, lo suficiente como para añadir peso a aquel reto que flota entre ambos, en un vaivén que le mantiene pendiente de cada una de las reacciones del más joven. como si en verdad no deseara descubrirlo por sí mismo, encontrar recompensa en espera y en aquellos piques, como si no pudiera ya casi sentirla contra las yemas de sus dedos. su cuerpo, consciente o no, tampoco se encuentra del todo enfrentando pantalla, sino ladeado apenas hacia donde el contrario toma asiento, suficientemente cerca como para permitirle aquello que ahora inunda psique. el contacto contra su rostro es ansiado, detonando anticipación corriendo por sus venas, mientras sus facciones hacen poco por demostrar aquella emoción. era bueno escondiendo lo mucho que deseaba aquello, jugar a la indiferencia siempre le había ido bien. con todo, su mirada no abandona la tez opuesta, incluso, permite que su rostro se ladee ligeramente, exponiendo más de la delicada piel de su cuello. “quiero verlo,” suena a una exigencia, esos deseos de ver qué tan cierta era aquella ausencia de límites, hasta dónde estaba dispuesto a llegar. aunque tacto se rompe de parte opuesta, deja que su mano caiga desde el control del videojuego hasta posarse cerca del interior del muslo contrario, deslizándola con intencionada lentitud hacia arriba. “¿tan fácil es distraerte? lo tendré en cuenta…” responde, dejando abiertas ambas posibilidades, como si realmente continuar con los videojuegos fuera una prioridad y no algo que había olvidado ya. termina por voltear su cuerpo por completo, dejando que mano libre se apoye sobre el sillón, a un lado de cerbero, tomando apoyo cuando se incorpora a medias, encerrándole contra el mueble y su propio cuerpo, sus rostros a apenas unos centímetros de distancia. “no quieres jugar,” ni siquiera lo pone en duda, certeza apoderándose de sus palabras, haciendo que curve apenas gruesos carmines. pausa es necesaria mientras deja que su mirada descienda hacia los rosáceos del más joven. “sé lo que quieres…” asegura, elevando sus dígitos desde su pierna hasta dejar que el medio delinee con lentitud el labio inferior. “pero me gusta cuando me piden las cosas…” 

tararea contemplativo, inclinando rostro al costado. cuestión que plantea en sí no requiere tanta seriedad, sin embargo, la sorpresa se entremezcla fácil con la entretención, pues descubre con cierto gusto que contrario sabe cuáles teclas precisas tocar. ¿valdría la pena? esa era una buena pregunta. se encoge de hombros con suavidad, restando importancia con un desinterés que no es real, y lo sabe, (y él debe saberlo, también), porque a fin de cuentas quiere la respuesta. “supongo que ya lo averiguaremos.” no se trata de una pregunta, tampoco una suposición; lo estima como un futuro más cercano que lejano, considerando reacciones visibles a su acercamiento, lo que consigue con breve roce y la forma en que, de pronto, se encuentra justo donde quiere estar. cuerpo contrario bloquea cualquier línea de visión al televisor, lo cuál no es una molestia. no mantenía ninguna clase de atención a la propuesta original, pues sobre él se desenvuelve una propuesta que atrae más que el juego. así, se acomoda bajo su cuerpo, recostando cabeza sobre respaldar de sillón para servirse de apoyo y observarle más cómodamente. si dante quiere verlo y él quiere mostrarlo, se antoja innecesario desviarse por tangentes. “no quiero jugar.” confirma la obviedad, apenas bajando mentón hasta que labios consiguen rodear dígito que previamente les rozaba. mantiene contacto visual, enganchando dedos en pretina de su pantalón con la clara intención de mantenerle cerca, y los falanges de zurda, por el contrario, envuelven muñeca contraria, yemas en pulso sobre piel. punta de lengua roza dígito corazón en encuentro breve antes de abandonarlo. “lo que quieres es escucharme rogar.” añade, no como pregunta. es una observación clara. presiona labios en besos puntuales hasta llegar a palma, deteniéndose en el espacio en donde antebrazo se vuelve mano. “y puedo hacerlo.” admite, sin inhibiciones, ahora con los dígitos hallando posición cómoda en la parte frontal de su camisa, índice en cuello para tironear hacia sí mismo. “pero tienes que darme razones primero.” bien podría quedarse así, a la expectativa de algún movimiento de su parte, pero cerbero jamás ha contado con demasiada paciencia ni fuerza de voluntad. si sabe qué es lo que quiere, y hay un permiso implícito en el silencio entre ambos, entonces próximas acciones no deben resultar una sorpresa. dígitos abandonan pretina y se reencuentran en el nacimiento de su cabello, como también lo hacen labios que le buscan en un beso que se tiñe de todos los piques previamente disfrutados, de todas las provocaciones que le empujan hacia él y el deseo que compromete interés hasta que entorno e invitación inicial pierden prioridad y se vuelven un pensamiento tardío. 

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aqviiles​.

‘no te preocupes, no tengo intención de tocar tus pies’ dice con gracia, negando con la cabeza. se sumerge en el jacuzzi, suspirando cuando el agua caliente entra en contacto con su cansado cuerpo. el comentario lo hace ladear una pequeña sonrisa, antes de encogerse de hombros. ‘algo, soy ingeniero de sistemas en una empresa’ comenta. no le interesa dar ese pequeño detalle de su vida, pues no es extremadamente relevante. ‘un gusto, soy aquiles’ se presenta con un pequeño asentimiento. ‘¿disfrutando el yate? nunca he estado en uno así en mi vida.’

“me alegra que estemos en sintonía, entonces.” concede, entonación tan ligera como broma que se prolonga, aunque no haya sido en ningún momento una preocupación genuina. tararea en confirmación, utilizando diestra perezosa para chasquear dígitos y apuntarle, justo como si explicación le hubiera concedido toda la razón. “suena rudo y complicado. ¿te gusta?” inquiere, con genuina curiosidad, parpadeando para acostumbrar campo visual al entorno y luego lleva atención a él. “aquiles te luce.” concede. “por supuesto, ¿tantos lujos sin tener que pagar? habría que estar loco para no aprovecharlo.” resta relevancia a palabras con un encogimiento de hombros. “¿no? entonces espero que lo disfrutes completamente, sin llamadas de zoom de por medio. si en realidad quieres despejar la mente, te recomendaría ir al spa. te cambia la vida.” 

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texxgreen​.

sonríe agradecido que su hermano quiera cumplir sus deseos y le señala en la mesa un vaso de jugo con vitaminas que ha traído solo para él. siempre detrás, siempre molesto. “hace bien despertarse temprano, luego tienes energía todo el día” apresura a decirle, esperando que pueda seguir con eso incluso cuando no estén en el crucero. salud de su hermano es más preocupante para él que cualquier otra cosa. pone los ojos en blanco cuando habla de consolas, porque las detesta y quisiera no tener que pasar sus días encerrado mirando una pantalla. “no, actividades físicas, nada de estar sentado”  comenta mientras se pone de pie para estirarse también, que nunca parece suficiente. espera por él un poco ansioso, casi demostrando que tiene algo que decir pero no sabe como. “¿cómo va con tu nuevo equipo? ¿con quién te ha tocado?” pregunta, porque odia que nuevamente no están juntos.

mirada sigue camino que contrario señala y ni siquiera le sorprende descubrir lo que hay ahí. aún siendo menor que él, parecía llevar el papel de responsabilidad mucho mejor que incluso ____. curioso. extraño. pero entrañable, de cualquier forma. comisuras se alzan ligeras mientras dígitos alcanzan vaso, para proceder a tomar las vitaminas. “¿no es eso un mito?” inquiere, arqueando la ceja, aunque búsqueda por replicar es más por natural tendencia a picar que genuina curiosidad. sí había leído sobre lo que era importante eran las horas de sueño, pero quién sabía. ciclo circadiano vivía en constante cambio por juego, propias inclinaciones y tex queriendo volverlo un amante del alba. “me lo pones muy difícil seguirte queriendo.” suspira, con pesadez ficticia y floreo dramático que otorgan brazos luego de abandonar jugo finalizado en mesa, de vuelta al baño. “ya, actividades físicas, ¿qué tienes en mente? no voy a trotar por cubierta, me niego a ir al gimnasio y—” se echa un tanto hacia atrás, para poder establecer contacto visual a través del marco de la puerta. “estás haciendo eso.” apunta, utilizando índice para especificar cuando le señala. “eso. escúpelo. ¿qué pasa?” pasa por alto sutilidades (que debería considerar, pero ya será para otro momento) y termina negando con la cabeza. “parecen personas simpáticas, al menos me río de tanto en tanto. ¿el tuyo?— no cambies de tema.” 

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sscorpixn​.

“sí, hace rato, se estaba quedando dormido.” sólo por eso lo recuerda, se había reído del pobre antes de seguir con caminata. no lo culpaba, parecía no tener tanto trabajo como les demás. “para nada, prefiero confiar en que no tendremos tanta suerte para ver un tiburón.” descarta la posibilidad con más facilidad de la que debería, no tiene forma de saber qué les espera allá abajo, pero prefiere ser optimista para no hacer que disminuya interés en buceo. tan pronto llega con encargado, este pide unos minutos para buscar y preparar el equipo. “¿crees que él entre con nosotros o nos tocará luchar con el tiburón solos?” curiosidad es genuina, mas interrogante es pronunciada con cierta gracia.

emite un breve sonido contemplativo. “aparentemente no son tan terribles como se ve en películas. ¿no viste el vídeo famoso de un buzo haciéndole cariñitos a un tiburón en la panza? igual que a un perro.” evento en cuestión que le había hecho perder cualquier miedo al respecto. suponía que el tipo, la edad, el momento eran las variables que explicaban mejor lo sucedido, sobretodo considerando naturaleza salvaje era tan variado como escala de grises. “puedo estar equivocado, pero imagino que es su trabajo también entrar con nosotros. o que alguien lo haga, como un instructor o algo.” lo veía como la clase de actividad que sólo podías hacer por cuenta propia con la experiencia suficiente— y ni así. no era un deporte extremo, pero cualquier cosa podía pasar. entonces sonríe, comisuras adquiriendo cierto filo en lo que se acerca a contrario, como si estuviera a punto de volverlo partícipe de un secreto. “¿o quizá es esa una actividad secreta?”

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‘ ¿curiosidad por … ? ‘ tantea; porque ahora es particular interés ajeno el que llama su atención. siendo mirada la que apenas se entrecierra con tal de desifrar expresión masculina mas siendo nuevas palabras el que se permite eliminar la repentina desconfianza que había logrado inundar sentidos por un breve instante. ‘ ¿qué? ‘ y no es que conclusión impropia hubiese alcanzado descolocarla por completo sino que más bien le parecía bastante extraña la hipótesis que el chico había logrado sacar tras un simple bocado. ‘ yah ~ ¿seguro que no tienes algún tipo de daño en tu boca? ya sabes, alguna quemadura reciente o algo por el estilo ‘ intenta descubuir. dando una nueva cucharada a particular postre con tal de confirmar que, idea masculina, distaba por completo de lo que lograba detectar. ‘ porque me sabe a fresas ‘.      

supone que ahora es su turno de descolocarse. mirada desciende de características femeninas hacia el helado, luego regresa y formula recorrido una vez más. “comienzo a pensar que eres tú la que tiene algún tipo de daño en la boca.” admite, no del todo en serio, aunque sorpresa que tiñen vocablos es parcialmente genuina. no había percibido sabor a fresa, ni se le antojaba posible por el color, sin embargo, aunque entorna la mirada, decide desechar misterio con un encogimiento de hombros. “bueno, entonces eso deja todo más sencillo, ¿no?” inicia conclusión, usando manos para gesticular. “tienes un coctel, un todo por uno, disfrútalo.” ¿y el por qué la etiqueta decía banana? iba más allá de su comprensión. error de etiqueta, probablemente. “si no te gusta, supongo que puedes cambiarlo. o pedir otro. si vas a botar ese, yo me puedo sacrificar.” 

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mddoxx​.

podría llegar a creerle, la convicción con la que desplanta suficiente como para hacerlo. bien apariencia delata y añade comicidad al asunto, con el castaño prestando atención a cómo se justifica cuando aún se tiene una línea de sueño marcada en la mejilla. ‘ mm ’ consonante aparece por darle la razón, dando a entender que la decisión y, por resultado, el desastre de película, sí había sido decisión propia. ‘ me dejé engañar por anya taylor ’ admite. que en el mini trailer parecía ser una de esas películas que te dejaban pensando. ‘ bah, ¿es así? ’ y si suelta una risilla es por el descaro que tiene compañero, cuestionando su gusto aún cuando estuvo dormido la mayor cantidad del tiempo. ‘ tendré que vivir con ello, entonces. o elegir algo mejor ’ se interrumpe a sí mismo, colocando la película en pausa y volviendo al menú principal. ‘ la próxima vez será megamente, o algo así ’

anya taylor. nombre de actriz trae consigo un par de títulos que, si bien le intentan ayudar a esclarecer misterio, hay demasiadas posibilidades para decidir. y, asume, que no es gambito de dama. ¿no era una serie y no una película? bufa, de cualquier forma, uniendo manos sobre torso. “puedes ciertamente redimirte con una mejor.” concede, con un asentimiento que termina deteniéndose a mitad de camino. así, mirada se dirige curiosa a contrario. “de todas— ¿de verdad megamente?” inquiere, casi como si la confirmación fuera necesaria cuando, era claro, no era así. exhala una risa, apoyando mentón sobre dorso de propia mano. no le juzgaba del todo. no tenía mucha moral para eso. “ahí no era donde aparecía gru, supongo. esa era otra. ¿o es la misma?” duda se presenta genuina, porque experticia está bastante lejos de las películas en general. o series. “no puedes criticarme,” avisa, adelantándose a los hechos, porque ha visto memes sobre una cosa azul que sirve para relacionar uno de otro, pero nada más, “ponla a ver.”