cislin

[cislin]

Extinguiré todo aquello que ponga en peligro mi estabilidad emocional, lo siento.

-Pensamientos.

[cislin]

En busca de aquel extraño grito.

Aun estando extraviado,

lo sentía creciendo sin compasión en algún rincón de mis entrañas.

Aun sigo sin encontrarle,

quizás me cansé de buscar.

Aun espero el día que desee explotar

y solo sepa expulsar de mis florecidas vértebras enredaderas en busca de aquella piel y hacerla gritar.

Pues yo,

no lo pararé.

[cislin]

Arañazos dichos.

Mira que me han arañado veces, pero no de tal forma. Dejando marca por donde pasas. Pues dejar huella no te sirve, debes descoserme la piel con tus tajantes uñas. Las cuales no dudo de contener cierto veneno. Pues arde, y no solo del impacto.

Tan inesperado como lo es ahora todo, sigo sin saber del todo el color de tus vendas. Tal vez gris con trazos oscuros. Y quizás ojos verde oliva. Que con solo verlos, hieren por el simple color que refleja en el agua, por cada vez que sacias y descansas. Tal vez de mí. Tal vez de otras.

Desquiciantes colmillos esos, afilados y aguzados. pues no temes el usarlos contra mí ahora. Hospedar en ti, ya no es seguro. Empezaste protegiéndome, Y acabaste protegiéndote. Muy perspicaz por tu parte, el poner aquellas trampas allí por donde pasas. Pues muy torpe de mí y muy ingenuo de mi parte, ir tras esos arañazos dichos, siempre caigo de lleno en cada una de aquellas trampas.

Y así sigo, caída. Como hoja seca de otoño posada en simple lago, aun sabiendo que contienen peces; aun sabiendo que empezó la primavera. Y es tiempo de florecer. No de volver a decaer.

[cislin]

Desaparecido pez compadecido.

Quizás este invierno, ello congelara algo mi órgano más descrito, Y quizás fuera que lo necesitase. Quizás el caos de tu pelo tiene más forma a las raices de mi preciado sauce llorón que a escamas en tu majestuoso y dulce océano. Quizás esta primavera aprenda a florecer por mi misma y espere al verano para conservar mejor mi corazón. Demasiados quizás para tan poco mes. Pues quizás, necesite luces que reflejen cada uno de tus voleteos en las aguas por las cuales nadas para ver la pared y no darme ese golpe indebido . Y quizás necesite algo de tu sabor en cada olor que entre por mis orejas y haga la melodía más suave que el color de mis mejillas, cuando deseabas sonrojarme sin despecho. Quizás me arme un escudo de valor con tus robustos labios. Quizás te hayas topado ya con aquel sutil escudo. Pues quizás, no lo traspasaras. Pero acabaste pasándote. Y no de largo, sino de ancho, por mi credibilidad a tal límite, ese que marca tal lejana raíz puesta ahí adrede por si decidías de una vez que te tocaba cambiarme el puesto y “ahogarte por los dos”. Quizás me cansara y aquel armado escudo de valor, no solo llevase algo de valor, sino también agua salada para que tragara aquel dulce pez oscuro.

Y desapareciera compadecidos.

[cislin]

Hablan del típico cuento de la inocente Caperucita roja y el lobo feroz pero yo, de inocente poco tengo. Y él de feroz, lo tiene todo. Algo falló en esta historia. Pues aquel narrador se cansó del tenso guión. Y esto, sigue inacabado.

[cislin]

El juguete, favorito.

Me oyes gemir de dolor a kilómetros por tus malditos y agudos oídos Y no eres capaz de encontrarme con tu dichosa mirada que bien usas para hacerme arder al saber, que solo soy madera.

Tonta de mí, por perder(te) en aquel viejo, pero orgulloso bosque. Con tanta rama suelta, es complicado saber cuál será la próxima en morder, llevar y tal vez, destrozar. Tal de sus deseos. Pues una gran duda es, ¿Cuántas astillas formadas de mí te acabas llevando?

Ya que, destrozarme no. Aún. Pero usarme de tu juguete; no me atreveré a decir favorito, y morder(me), ni te hartas. O sí. Quizás escribo por escribir. Pero ¿Qué sino? Esto es lo que me da la vida.

Solo hay silencio. Pero no calma. Te oí pasar. Pues cualquiera se alejaría de mis ramas volando al llegar tal depredador. Eso pasó, eso oí. El revoloteo de mis hojas por aquel búho. Volviste.

Creo que nunca he visto tal pelaje. Por fuera digo. Tanto hincar el colmillo no me deja(s) saber como eres realmente por dentro. O puede ser que simplemente, temamos saberlo. Y darme cuenta, qué sabía que, ya me metí en la boca del lobo. Y con ello metí la rama hasta el fondo.

[cislin]

Pez cualquiera

Me he enamorado de un pez cualquiera, en aquel mismo océano. Siendo un pez cualquiera, en aquel mismo océano; [concretamente payaso oscuro al parecer algo de escamas se ha cortado [quizás se haya desangrado. Y tanto de ver lejos cualquier intención se quedo mismamente cegado.

Me he enamorado de un pez payaso [concretamente oscuro en aquel mismo océano. Y siempre dudo de los tsunamis apareciendo donde, como y cuando desean. Pero por eso, ese pez payaso oscuro, me ha enamorado. Fue por sus escamas O simples vistas. ¿Quizás quedó desangrado? Pues el mismo, es tsunami. Pero no sé, sí quedó desangrado.

[cislin]

Deseo imposible

Voy a sincerarme.

Quizás no te haya querido bien,

quizás siga sin quererte como debo

pero solo necesito decir

que echo de menos:

el sonido de tu risa que,

puede cambiarme una noche de pesadillas,

por sueños con(tigo) y los 5 sentidos;

tus malditos “lerda”,

capaz de ser flecha venenosa directo al corazón,

o dulces pizzas con piña color rosa;

o tu “cada día me enamoras más”

aun tal vez, no ser completamente cierto,

pero si cuela, cuela.

Puede que también eche de menos:

cuando te emocionas por la salida de un nuevo disco

de cualquiera de esos grupos que te encanta oir

y a mi que de ellos me hables, o me cantes;

o tu voz,

tan grave que aparte de agradable,

tiene su punto tierno.

Y joder, esa puta melena inalcanzable

para el roze de las puntas de mis dedos.

Necesito leerte,

preferiblemente de noche,

en nuestras madrugadas.

Deseo ser yo quien te duerma

leyendote cualquier poesía del más allá.

Donde acabamos transportandonos

al imaginarnos tan cerca

tumbados en el sofá de tu casa.

Lo creas o no,

echo de menos verte.

Tal y como suena.

Tan estúpida esa frase,

pero tan cierta al mismo tiempo.

Echo de menos verte.

También “quererte a más no poder”

y aún más, no tenerte como tal.

No sé qué espero.

No sé si tu mismo esperas,

Algo,

Con lo que poder ilusionarnos.

Y que esta esperanza tan deplorada,

acabé teniendo algún sentido.

Echo de menos:

que al terminar esto,

no pueda enseñártelo

y mucho menos,

el esperar que respondas como quiero.

Quizás, Praga acabe robándome el corazón.

Pero para ello debería ir a buscarlo hasta donde estés.

Digamos que éste deseo,

es un deseo imposible.

Ya que no dejaría(s) quedarse con

todo mi órgano más descrito.

Sabiendo tú,

que si fuera así,

dejarías de leer(me).

¿Qué esperas?

[cislin]

y si...

Y si nunca nos sentimos,

Apaguemos el miedo con nuestros cuerpos.

Y si nunca nos vemos,

Tapemos el miedo con nuestras vendas.

Y si nunca nos agarramos,

Encerremos el miedo con nuestros dedos.

Y si nunca nos reímos,

Quitemos el miedo con cosquillas.

Y si nunca nos queremos,

Arranquemos el miedo con canciones de amor.

[cislin]

Pareciendo completos desconocidos,

teñí de negro mi pecera

Y tiré ese pez al mar.

Aun nunca alejándose de las rocas de la costa,

poco pude acariciar.

Su tic tac acelera por cada ola que llega.

¿De verdad estas seguro ahí, anaranjado pez?

Quizás tu vida esta más al fondo.

Quizás más lejos de mis hojas .

De mí.

Tengo el designio de rendirme

pero la intención no sale.

No encontramos el valor

Pero arde,

somos de agua

y esto, arde.

[cislin]

Tsunami

Me desquité las ganas

con el lamento de tu lagrimal

al visitarle un día

tan lluvioso como hace hoy

en mi interior.

Dichosos vidrios,

no dejan ver el exterior con claridad.

Cada gota que cae 

hace un tsunami  cualquiera,

en un lugar cualquiera,

sin dejar de ser una parte de mi.

Esta sensación no para de recorrerme por dentro

cada día.

Solo es ardor tras ardor

Y me acostumbré a cansarme tanto de ello.

Que me canso ahora más de lo contrario,

no sabría diferenciar eso.

Supongo que el ardor son mis pensamientos.

Y lo contrario la realidad.

[cislin]

Muy dulce pez.

Todo lo que tocas se quiebra. me susurraste despacito al oído, muy tú, muy engreído.

Y como si esa frase me traspasase la piel, acabó esta tintada de ello.

Bonito “tatuaje” dijiste regodeándote entre risa y diente.

Solo supe decir “gracias, es en tu honor”

Al cabo del tiempo, se me pasó la moda de llevarte a todos lados. Era tarde, aparte de bonito, tan tú, tan modesto. Me lo incrustaste hasta hacerlo permanente.

Me hundí. Me sentí arrodillada ante tus pies.

Poco después, algo desalentada, pisé un charco y me encontré chapuceando en ello, después acabé bañada por ser rió. Y más tarde, me acostumbré a regarme de ese océano.

Pero todo esto fue por un, quiera o no, muy dulce pez, aun siendo de aguas saladas.

[cislin]

No estás.

Y se me cierran los ojos.

Incapaz de ver.

Ni me atrevo a descifrarlo.

La luz no se enciende

Todo está silencioso.

Menos el torpe sonido repetitivo por el eco

cuando me choco con la nada

Vacía mi cama,

me desplomo con miedo.

Con miedo a no caer donde debo.

Y sin más,

horas después de pasar por esto,

acabo pasándolo por alto

al ver “llamada entrante”

Con solo la pantalla alumbrando toda la casa

Hago el patético acto del “sí, quiero”.

[cislin]

te quiero, en minúsculas.

Me desatas la cordura con simples, pasajeras y desmedradas palabras. Pero, un tanto sutiles.

Tan simples como una atolondrada T delante. Tan pasajeras como querer o no a alguien. Y tan desmedradas como la poca importancia puesta al susurrar(telo). Pero un tanto sutiles como mi forma de expresarlo.

Tal que así, te quiero, en minúsculas Para que pueda llevarte en mi roto bolsillo. El roto bolsillo de mi camisa. Sin miedo a que caigas por situarse encima de mi corazón para hacerte de colchón cuando te sientas un tanto desalentado.

Aquel órgano que llegaste a palpar, acariciar y hacerle volver a palpitar al entrar con esa facilidad. Como entró el sonido de tu dulce risa por mis oídos al conocerte, dejándome sin habla aquella noche de verano, por casualidad.

Sin saber que acabaríamos asegurándonos tú en mí. Igual, que yo en ti.

[cislin]

Aleteo 0

-¿Y desea? Un océano más ingente. -¿Para? Para olvidar mejor ese aleteo aterrador viajando 24/7 por mi mente. -¿Escuece? Solo el roce de sus escamas. -¿Y termina? Al segundo -¿Pero? Pero vuelve.

[cislin]

Cuento las horas hasta llegar al 10, ¿Haré bien? Pues, del 9 pasé al 10. ¿Lo hice bien? Te suplico, no me falles. ¿Harás bien?

[cislin]

Obsesionada con el tiempo

Acabé dándome de lado

Terminé arrastrándome tanto que de un momento pasó a un segundo

E intenté parar al propio tiempo

Ahora viene ello tras de mí 

Pero nunca me he levantado del rastro que dejé de te quieros.

Siquiera lo he pensado.