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Esa es la leyenda...
Cuenta la leyenda que el icono de reblog giraba
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soy un fracaso en tambler
pato toy mas perdió que la cresta nose que xuxa hago ...
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Toda campaña necesita a quien idolatrar y a quien aborrecer. Nuestra causa, volver a ver jugadores de fútbol con bigote, pronto va a convertirse en una secta religiosa y, por lo tanto, es justo definir sus santos y sus demonios.
De los demonios hablaremos luego, aunque algunos pueden tener una idea de quiénes son (Oh, ¡Messi!), porque en esta entrada vamos a hablar de uno de los santos más populares. Uno de esos bigotudos de épocas viejas y actuales: Vicente el “Bigotón” Del Bosque.
Su apodo, que atribuiremos a Luis Omar Tapia porque sí, lo dice todo. El bigote no es sólo una característica de él; el bigote es su sello, su personalidad. Del Bosque sin el bigote le pasaría la de Sansón: no volvería a ganar un torneo en su vida,. Terminaría dirigiendo a Millonarios (la nueva burla del fútbol colombiano).
Pero esto último no lo decimos porque sí, Del Bosque desde que empezó en el fútbol como jugador y, luego, como técnico, ha llevado bigote y difícilmente nos lo podríamos imaginar sin él.
El “Bigotón” tiene entre sus títulos como entrenador dos Champions League con el Real Madrid -en la época de los “Galácticos”- y un Mundial y una Eurocopa con la selección española -en la época más grandiosa del fútbol español (lástima que por problemas políticos no podamos llamarla la época “Culé”, pero sin duda podría ser la de los “Hijos de Cruyff” o la de “Iniesta y Xavi”).
No parece una gran proeza alcanzar un título con el mejor Real Madrid de los últimos decenios y con la mejor selección española de todos los tiempos. Pero esto no fue suerte. Tampoco fue gracias al título nobiliario hereditario de “marqués de Del Bosque” que le adjudicó el rey Juan Carlos I. Es que también este rey reparte tantos títulos -¡hasta le dio uno a Vargas Llosa!- que uno se pregunta por qué no le da una liga a este Bilbao de Bielsa que juega tan bien, aunque sabemos que si insistimos con esto nos volvemos a meter en unos temas políticos en los que es mejor no participar.
Continuemos. Del Bosque no consiguió sus títulos gracias al rey Juan Carlos I, dudamos que haya sido por proponer un interesante esquema de juego o por ser un gran técnico, tampoco creemos que sea una bendición de “La Ma”. No, la verdad, es el bigote. Poseedor de toda su fuerza -no sólo la viril-, el bigote de Del Bosque es el autor intelectual y físico de las grandes victorias de Vicente.
Las fotos sin bigote de Del Bosque son tristes, llenas de derrotas y sacrificios.
Del Bosque es uno de nuestros ídolos. Ha llevado el bigote en el campo de juego y fuera de él. Del Bosque estimula y renueva nuestra campaña: también queremos entrenadores con bigote.
Así que ya saben, señor Bianchi (marqués de Boca y Vélez), señor Bielsa (marqués de Newell’s, Chile y Bilbao), señor Richard Páez (marqués de la Copa Postobón de papel), todos, ¡a dejarse el bigote!
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