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EL AUDITORIO BELGRANO: MÚSICA BAJO LAS ESTRELLAS
Por Lucía Salto
El viernes pasado, 29 de marzo, se realizó el cierre del “Acústicos en el jardín” un ciclo organizado por el Auditorio Belgrano con música al aire libre y open bar de alimentos artesanales, bajo las estrellas de una noche porteña.
Esta propuesta musical independiente tuvo lugar durante enero y febrero y, a causa de su gran éxito, se extendió hasta marzo con más de cuatro mil personas que se acercaron a disfrutar de una cita relajada y calidad sonora.
A las 19 horas comenzó el evento, y como si se tratara de una fogata otoñal, el público se acomodó alrededor del escenario rodeado de árboles y frente a una pileta iluminada. Debido a la gran convocatoria, las sillas y mesas no dieron abasto, por lo que la mejor opción fue sentarse en el césped en un paisaje distendido, típico de acústico.
Alrededor de las ocho de la noche la frescura y naturalidad de Daiana Leonelli abrió la velada, con letras cargadas de cotidianidad y acompañada de Sato Valiente en guitarra, desplegó un repertorio que no solo invitaba a escucharla atentamente, sino con estribillos que todos los presentes, comenzaron a entonar.
Un patio decorado con guirnaldas de colores, alumbró el Food Truck que repartía distinto tipo de cervezas y alimentos artesanales variados. Esto permitió que el entre tiempo entre artistas fuera ameno y propusiera a la concurrencia.
Con bebidas frescas en mano, el jardín del Auditorio recibió a Luca Frasca, un artista influenciado por el tango, la canción francesa, el folklore y el rock. Su repertorio llenó de historias, sonidos y distintas imágenes para cada una de las canciones que entonó en su paso por este ciclo.
Como intervalo de la cita, se realizaron sorteos y anuncios de las próximas fechas que realizará el Auditorio, que no sólo alberga artistas renombrados, sino que les da lugar a emergentes de la escena independiente actual.
Cerca de la medianoche, las personas que compartían mesas, sillas y césped se familiarizaron con el ambiente del lugar y charlaban entre sí, derribando fronteras generacionales o de distancia, todos compartían música, comida y se preparaban para el final de un acústico prometedor.
El desenlace estuvo a cargo de Javier Mareco y los monos de espacio, un grupo que no solo se destacó por su eclecticismo, sino por formar parte de un proyecto particular sin distinción de géneros musicales, que iban desde una cumbia, hasta funk. Esta variación de universos hizo que los presentes se pusieran a bailar alegremente y le dieran un marco distintivo no sólo al cierre del ciclo de acústicos del Auditorio Belgrano, sino a la despedida de un verano lleno de música, gastronomía y sorpresas.
(en la foto, el escenario de fondo, y nuestra cronista posando)
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COSQUÍN ROCK 2019:
CÓRDOBA, LA CAPITAL DEL ROCK EN ARGENTINA
El sábado pasado estuvimos en el Festival Cosquín Rock #19, que se desarrolló en el aeródromo de Santa María de Punilla, en las sierras cordobesas. Compartimos los destalles de una jornada y la mística de este encuentro rockero, que es el más importante a nivel nacional. En una conferencia de prensa se anunció que esta experiencia además llegará a Estados Unidos, Costa Rica y España.
Fotos: Sepia Foto Agencia
Por Sebastián Duarte
Fui testigo de los primeros Cosquín Rock, aquellos que se realizaban en la Plaza Próspero Molina, la misma que el mundo del folclore. Tengo recuerdos de Charly García tocando bajo una lluvia torrencial, de dormir en una pensión de mala muerte, cuya ventana lindaba con un escenario improvisado que montaron a las 8 de la mañana, frente a la puerta de ingreso. O bien de morar en una carpa con desagradable tufo junto a unos generosos santiagueños que hablaban de manera muy particular: prácticamente me resultaba incomprensible lo que expresaban. Mientras tanto, en la carpa de al lado, a la vera del río, el Tete, bajista de La Renga, junto a su familia, clavó las estacas. Son decenas de recuerdos los que atesoro de esos tiempos. Fueron otros tiempos. Por ese entonces, quien escribe era un veinteañero.
EL COSQUÍN ROCK DE HOY
Lo cierto es que Cosquín Rock ya no es en Cosquín, sino en camino. Se realiza en un aeródromo, en Santa María de Punilla. Llegamos con un grupo de amigos el sábado por la mañana, en un Peugeot 207. Nos alojamos en la casa de una generosa amiga cordobesa, Jackie Bini y su pareja Gabriel Ábalos, ambos periodistas destacados. Almorzamos empanadas y a las seis de la tarde rumbeé, embriagado de sol, a retirar la acreditación correspondiente, en una estación de servicio. Se anunciaba tormenta torrencial, sin embargo el sol calaba hondo en todos nosotros. Me dirigí hacia el río: allí cientos de jóvenes y familias se refrescaban, denotando alegría en sus rostros. Bordeé el río hasta cruzar un puente junto a una masa humana. A diferencia del resto del público, ingresé por el costado contrario: casi por detrás del escenario. En ese momento tocaban los uruguayos de La Vela Puerca. Hacía tanto calor dentro de ese predio gigante que de inmediato me refugié donde había una minúscula sombra, al costado del espacio para discapacitados, que contaba con una elevación privilegiada. A partir de ese momento todo fue rock: desde los temas nuevos hasta los históricos de L.V.P. fueron como un balde de agua fresca para la gente, ante un solazo que de a poco se reposaba a nuestra izquierda. Estos músicos rioplatenses, al igual que quienes los prosiguieron, No Te Va A Gustar, sin duda ya forman parte de la idiosincrasia argentina. Son locales en Montevideo, en Buenos Aires o en Córdoba. No importa dónde toquen. Ya no existen fronteras para la buena música, a dios gracias. La precisión sonora, la buena organización hizo que sea una jornada dinámica, alentadora, entretenida, a tal punto que no sabías si quedarte a mirar un concierto o trasladarte a las otras puntas del enorme espacio para curiosear otras propuestas. Hubo dos escenarios centrales: el norte y el sur. Además una carpa y propuestas alternativas, con escenarios para el metal y para agrupaciones que no son masivas; incluso los cordobeses tuvieron su propio tablón y luces para demostrar que están en ascenso y que no existe solamente Eruca Sativa, si de la Docta se trata. El gran dilema, ese que mareaba nuestras cabezas, fue repartirse entre los “monstruos” de las grandes tablas de norte y sur, puesto que, por ejemplo, de un lado tocaban Las Pastillas del Abuelo y del otro los ascendentes Los Espíritus. Probablemente la programación se haya realizado adrede, como para asfixiarnos, en el buen sentido, de buen rock. Los grupos de tendencia pop, alternativos o más modernos, eran los “sureños”. Mientras que los “norteños” eran los representantes de la popularidad, de los hits y, por ende, paladines de lo masivo. Sin embargo, Babasónicos (en el del sur) reunió una cantidad de público impresionante, a punto tal que Adrián Dárgelos, en cierto momento expresó que “hoy empieza una nueva etapa en nuestra relación”. Y con su dedo índice, señaló al gentío que se agolpó para acompañar su excelente performance, nutrida de imágenes de alta calidad de fondo, cuyas luces y sombras son fundamentales para su lograda estética.
Mientras tanto, del otro lado, Skay, el ex Redonditos de Ricota, agitaba a la masa humana para demostrar que se trata de un pedazo de la mística “ricotera”, pero que supo encaminarse hacia un nuevo horizonte propio, aunque sabe que es necesario rememorar himnos de los Redondos, para generar ebullición en su público fiel. ¿Lo llamativo de su show? El guitarrista Richard Coleman fue su invitado de lujo.
A su vez, Vanthra tocaba para mil personas en una carpa: muchos temas de Catupecu Machu dentro de su repertorio (¿Ya no volverá Catupecu Machu?). En esa misma carpa, un rato antes, Los Auténticos Decadente hicieron bailar y festejar a otro grupete de público. Del otro lado, a la misma altura del predio, La que Faltaba, banda liderada por Micky, ex Los Piojos, intentaba convencer al público con sus canciones propias, pero las que más generaron efecto fueron las de su etapa “piojosas”.
Al mismo tiempo, en la carpa de prensa, los periodistas comentaban sobre el anuncio de José Palazzo, el pope organizador del festival: se realizará el festval Cosquín también en Estados Unidos, Costa Rica y España (es por eso que participaron del festival grupos españoles como Izal y La Pegatina)
El broche final del sábado llegó de la mano de Las Pelotas, que merece un punto aparte.
Germán Daffunchio no luce como antes. Hoy su look se asimila al de Ricardo Mollo. Camisa oscura sin mangas, bien impregnada al cuerpo. Además su pudo observar sus biceps bien “trabajados”. ¿Acaso se trata de un Daffunchio atlético, que levanta pesas en un gimnasio?
Lo de Las Pelotas se trató de un concierto filoso, con algunos altibajos. Su arranque fue feroz: con canciones como Basta, Blancanieves y un manojo de temas que se remontan a discos de fines de los noventa y principio del nuevo siglo, cuando lo contestatario, frente a la realidad reinante de época, era un punto en cuestión y fundamental para la creación de canciones. Claramente se trató de un reflejo del tiempo, o quizás una reiteración de situaciones similares que se dan en la actualidad a nivel sociopolítico y económico, que lleva a la banda a desempolvar con rabia e indignación ciertas letras teñidas de quejas. Hasta allí todo iba perfecto, aunque de pronto el concierto decayó: las canciones de sus últimos álbumes no pegaron fuerte en la gente (sí sus imágenes sobre el telón trasero). Fueron muy tibios los aplausos. Incluso su frontman natural lanzó los siguiente: “¿Tienen sueño? ¿Ya se quieren ir a dormir? ¿Están cansados?”. El público, que estuvo parado durante largas horas desde media tarde en el aeródromo, recién se despabiló cuando aparecieron los hits de la agrupación, o bien cuando encararon repertorio de sus primeros álbumes. Es más, los temas del recordado Alejandro “Bocha” Sokol (fallecido hace diez años), fueron las más coreados y festejados (”Bocha querido, que estás en el cielo”, rezó Germán en el mic.). El Piti de Las Pastillas del Abuelo fue uno de sus invitados en la ya entrada madrugada del domingo. El otro, para el momento de los bises, fue un ex integrante de la banda y ex compañero de Daffunchio en Sumo: Súperman Troglio. Justamente el baterista se sumó para rememorar un par himnos de Luca Prodan y, en paralelo, bajar las persianas de una noche memorable, que había refrescado notoriamente, pero que fue genial a nivel artístico en general, pese a que los precios de una bebida o de una hamburguesa fueron exorbitantes: muy alejados a la realidad de bolsillo que toca atravesar a los argentinos hoy en día.
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MIRANDA! EN LOS FESTEJOS DEL ABASTO SHOPPING
Informe y fotos: Sebastián Duarte
Ayer lunes, el grupo más importante de pop de este siglo celebró los veinte años del Shopping Abasto. El encuentro gratuito fue en La Plaza del Zorzal, en el nivel 1 del ex Mercado Central de Buenos Aires. El escenario montado contó con una iluminaria y sonido de primerísimo nivel. El conjunto liderado por Ale Sergi y Juliana Gattas (ambos vestidos de rojo furioso), junto a la baterista, bajista y guitarrista, subió al escenario cerca de las 20.30 horas y el público fanático no paró de corear sus canciones durante la hora que duró el concierto. Las banderas de sus fans clubs eran decenas, que arrojaban unas tras otras para que los cantantes las mostraran públicamente. También se repitió el ritual de siempre en los recitales de Miranda!: las chicas arrojaban vinchas de todo tipo, color y forma a las tablas y la vocalista las lucía y exhibía por un rato, para luego devolverlas al público. La sintonía de los cantantes de esta banda es tan grande que se trata de miradas y complicidad, no sólo a la hora de entonar una canción, sino también en gestos y sonrisas. Fue una catarata de hits lo de el lunes feriado en Buenos Aires, donde no faltaron clásicos como Yo lo sabía, Nadie como tú, Enamorada, Don, Uno los dos, Prisionero y Mentía, entre otros tantos. Sin duda fue un concierto conciso y memorable. Muy buena elección la del Abasto Shopping para sus duraderos festejos.
La fiesta del Abasto Shopping por sus dos décadas de existencia continúa con shows de La Bomba de Tiempo (jueves 22/11), El Choque Urbana (jueves 29/11) y Axel (2 de diciembre). Además habrán stand up (Campa + Vale Guinzburg + Lucas Lezin -viernes 23/11- y Juampi González + Pugliese + Dalia -viernes 30/11-;) y Pocket show de Paw Patrol (domingo 25/11).
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ROGER WATERS: UNA PERSONA ÉTICA QUE DEFIENDE LOS DERECHOS DE PALESTINA
Foto e informe: Cristian Pirovano
En el marco del festival multicultural Por un mundo sin muros, celebrado ayer en el teatro porteño Bambalinas, el músico Roger Wateres participó de la charla Palestina, BDS y Derechos Humanos.
El encuentro, organizado por el Comité Argentino de Solidaridad con el Pueblo Palestino, comenzó con distintas expresiones artísticas, entre las que se destacaron la lectura de poesías, música y muestras de danzas palestinas y armenias.
El teatro, colmado de referentes de organismos de derechos humanos, partidos políticos y movimientos sociales, fue el escenario de un hecho histórico en la lucha por la Causa Palestina.
De la charla, coordinada por la periodista Cinthia García, participó, además, el Premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel.
El músico británico, reconocido referente del Movimiento Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS) al Estado de Israel (por la ocupación y el genocidio y violación sistemática del Estado genocida de Israel), a la par reivindicó el accionar del BDS y, en particular, la suspensión del partido que el seleccionado de fútbol argentino iba a disputar contra la selección israelí en la ciudad de Jerusalén en junio pasado.
Waters fue muy contundente al referirse sobre el rol de los medios de comunicación hegemónicos como herramientas de dominación cultural, y también a la necesidad de construir mayor contra-hegemonía, que permita fortalecer la lucha por la liberación del pueblo palestino. Hizo una exhortación clara y punzante: “No hay que creer una palabra en los medios corporativos, ya que jamás van a decir una verdad sobre ningún tema”
“Tenemos que llegar a personas que no se creen las normativas dominantes. Ese es el desafío del BDS, un desafío cuesta arriba, desde el 2005: asociar la idea de que los Derechos Humanos importan, entonces importa también Palestina”, remató.
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EL FRI MUSIC DE MOVISTAR CONTÓ CON EL CIERRE DE LAS PELOTAS HOMENAJEANDO A SUMO
El festival fue el sábado pasado y se desarrolló en Avenida Dorrego y Figueroa Alcorta, CABA. Reunió a cuarenta mil personas. Las Pelotas, Massacre, El Kuelgue, Callate Mark, Francisca y los Exploradores, Rocco Posca y Rey Hindú participaron e interpretaron temas propios y versiones de canciones de la emblemática banda ícono de los ochenta.
Con una impactante puesta en escena, Las Pelotas fue la banda encargada de cerrar el Movistar FRI Music que celebró a Sumo, festival que contó con las bandas nacionales del momento y las mejores de la escena emergente. Desde las 22 horas, la banda conformada por German Daffunchio, Gabriela Martínez, Sebastián Schachtel , Tomás Sussmann, Gustavo Jove y Alejandro Gómez, hizo delirar a más de cuarenta mil personas con canciones como “Desaparecido”, “Qué podés dar”, “Ya no estás”, “Algún día será mejor”, “Será”, “Capitán América”, “Shine” y el gran final con temas como “Mañana de sol”, “Disco baby disco”, “Estallando desde el océano”, “Don´t come”, “Mi bandera”, “1989”, “Fuck You”, y “El ojo blindado” interpretadas junto a Wallas de Massacre, Piti Fernández de Las Pastillas, y Fran Saglietti de Francisca y Los Exploradores como invitados. El momento más emotivo de la noche fue cuando Germán Daffunchio invitó al escenario a Superman Troglio, baterista histórico de Sumo, que luego de la ovación que recibió como saludo de bienvenida del público, tomó el mando de los tambores e interpretó junto al resto de la banda e invitados los temas del gran final. Tan sólo un rato antes, Massacre interpretó uno de los shows más esperados de la noche, sorprendiendo al público con hits como “La resurrección”, “Te veo al revés”, “Niña Dios” y “Tanto amor”, con los covers de Sumo “Estallando desde el océano”, “Next week”, “Crua chan” y “Heroine”, esta última junto a Sergio Rotman como invitado.
Cuando caía el atardecer, los presentes pudieron disfrutar de las mejores canciones de El Kuelgue, que abrió su setlist con “Por ahora”, “La fama” y “Jimena”, y una hora después se despidió con la conocida “Viejos vinagres” homenajeando a la banda de Luca.
Otras bandas que emocionaron a los presentes con sus versiones de temas de Sumo fueron Callate Mark con “Crua chan” y “Next week”, Francisca y Los Exploradores con “Viejos vinagres”, Rey Hindú con “El ojo blindado” y Rocco Posca con “Lo quiero ya”. Las tres primeras, forman parte del disco homenaje a Sumo “No tan distintos”, editado por el sello Geiser con producción de Sebastian Schachtel.
Durante la tarde, los presentes pudieron disfrutar de distintas propuestas de música, entretenimiento y gastronomía en el predio, que contó con un corredor de experiencias y contenidos, un área gastronómica con foodtrucks, puestos de hidratación, espacios para picnic, juegos y otras actividades para toda la familia.
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DESTILANDO ENERGÍA Y COMPROMISO
La Vela Puerca se encuentra de gira, presentando su última placa, Destilar. Dentro de su extensa grilla, el sábado pasado presenciamos un apabullante show de los uruguayos en el Club Once Unidos de Mar del Plata. De alguna manera, se trató de un anticipo de lo que será su concierto del próximo 3 de noviembre en el Club Ciudad de Buenos Aires.
Texto: Sebastián Duarte
Fotos: gentileza Mariano Moyano
Una multitud copó el gran estadio cubierto del Club Unidos de MDQ, el sábado pasado, 13 de octubre, para ver a La Vela Puerca. Un rato antes tocó una llamativa banda que realmente agitó al público presente con sus canciones y energía: se llama Jeites y está integrada por marplatenses y necochenses. Los uruguayos los elogiaron, e incluso invitaron a su cantante a entonar una canción a mitad del concierto principal de la noche.
Esta ciudad balnearia siempre marca el estado del apéndice de una banda de rock: cuando va mucho público a los conciertos es síntoma de buen augurio. Claro está que LVP no es primeriza, que tiene una larguísima trayectoria, con varios discos, y es una de las más convocantes, junto a No Te Va Gustar, si de región del Río de la Plata se trata. Mucho tiempo pasó desde aquellos primeros espectáculos en el Anfiteatro del Parque Rodó de Montevideo, donde alguna vez invitaron a Gustavo Cordera -los uruguayos eran fans de Bersuit Vergarabat- para luego emprender un largo camino que los llevó a cruzar el charco y ser locales, también, en Argentina.
Dos horas duró el recital del fin de semana, que contó con imágenes y videos de fondo, acompañando los diferentes emotivos momentos. Porque en el arranque hubo temas nuevos, del gran nuevo trabajo, Destilar, el séptimo de su trayectoria, que es una usina sonora que cuenta con trece canciones, muy diferentes entre sí, pero con algo en común como hilo conductor: cuestionan la vida moderna pero existe un afán de ir a la esencia dentro de la vorágine actual, como para sobrellevarla mejor. Los temas nuevos fueron bien recibidos por los marplatenses: fueron coreados. Es claro que su público es muy fanático en la Costa Atlántica. Casi todos los temas novedosos rodaron en el Once Unidos: Mi diablo -clip incluido, que muestra a un joven aletargado en el sillón de su casa, luego él descubre que tiener poderes fuera de lo común. Al dominarlos, los pone en práctica para ir al show de su banda favorita: La Vela...), Atala, La nube, Casi todo, Con un farol, De negro y rojo, La luna de Neuquén, La revancha, Pensar y Baco. Además hubo un recorrido por sus canciones de sus diversas placas: Sin avisar, El soldado de plomo (del disco Érase); Neutro, El Señor, Me pierdo, Respira y Su ración (de El Impulso); Y así vivir, Todo el karma (de Piel y hueso); El gavilán (de su homónimo primer álbum); De atar, Clarobscuro, Va a escampar, Zafar -el mayor himno entre sus seguidores-, Haciéndose y Llenos de magia -estos dos últimos sonaron para el cierre del show- (de A contraluz). El concierto contó con marcados climas visuales y de energía, bien repartidos. Las canciones con inclinaciones acústicas aparecieron en los momentos precisos. Y la exaltación, en diversas circunstancias, porque el público entusiasta estaba dispuesto a saltar y corear cada letra: hacía mucho que no se veían cara a cara argentos y charrúas. El cantante principal, Sebastián “el Enano” Teysera, se mostró muy amistoso a lo largo de la velada. Lanzó una que otra crítica en voz alta a la situación regional y contra el capitalismo reinante. Junto a Sebastián “Cebolla” Cebreiro (el otro vocalista del conjunto), no pararon de arengar al público para que bailara, haciendo un llamado al festejo, más allá del compromiso con el que carga cada letra de su banda, que ejerce una notable madurez, in crescendo, disco tras disco.
Las próximas fechas de La Vela Puerca en el marco de su gira LVPdestilar son: sábado 20 de Octubre en Velódromo Municipal, Montevideo. sábado 3 de Noviembre en el Club Ciudad de Buenos Aires, viernes 16 de Noviembre en Island Corp de Santa Fe, sábado 17 de Noviembre en La Falda Rock de Córdoba, domingo 18 de Noviembre en Fiesta del inmigrante en Las breñas de Chaco. viernes 30 de Noviembre en Café Iguana de Monterrey en México, sábado 1 de Diciembre en Skatex 2018 de Texcoco en México, miércoles 5 de Diciembre en Nandas Bar de Guanajuato en México, viernes 7 de Diciembre en Plaza Condesa en el DF, y el sábado 8 de Diciembre en C3 Stage de Guadalajara en México.
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CANCIONES DARKS EN ESTADO PURO
El australiano Nick Cave volvió a Argentina por segunda vez. Hacía veintidós años que no regresaba. La primera vez tocó en Ferro, en el Teatro Ópera y en Dr. Jeckyll. En esta ocasión su público desbordó el Estadio Malvinas Argentinas, el miércoles pasado. El músico repasó su historia e hizo pie en sus últimas creaciones. Hubo contacto directo con su gente, conversó desde le escenario, los invitó a subir y generó emociones diversas. Estuvo acompañado de sus inseparables Bad Seeds.
Fotos e informe: Nico Colombo
Nick Cave pasó de nuevo por Argentina, tras veintidós años de ausencia. Pero esta vez fue un gran estadio cerrado: el Malvinas Argentinas. Repleto de un público que le rindió honor y pleitesía, se trató probablemente de uno de los mejores conciertos del año, o quizás de los últimos tiempos en nuestro país.
A los sesenta y un años, Cave sigue mirando a los ojos a su gente, sigue proponiendo contacto físico, alimentándose de sus séquitos, para luego energizar de emociones a modo de retribución.
Cave trajo a Buenos Aires a los Bad Seeds. En esta versión actual, bendice a sus seguidores haciéndolos subir al escenario, los abraza y además se lanza sobre ellos y les canta al oído en búsqueda de una comunión espiritual. "Con mi voz, te estoy llamando", recita en el inicio. "Sentémonos juntos hasta que llegue el momento", invita desde Jesus Alone, el tema que abre su último álbum, Skeleton Tree, y también la performance de anoche. Pero de pronto un apagón de luz devuelve a todos a la realidad y tras un breve desconcierto por el desperfecto técnico, Cave vuelve a empezar. Do You Love Me? es el inicio de una intensidad que sube y baja, pero no empacha. Así siguieron canciones como From Her To Eternity, Red Right Hand (el tema que tuvo una nueva vida en estos tiempos de Netflix gracias a la serie Peaky Blinders) o la dulce condena de Into My Arms. Suena el violín, la guitarra eléctrica y la flauta, también el bajo y la batería. Todos la gente parece hipnotizada. Se suceden más canciones.
De pronto invita a una multitud de jóvenes a subir al escenario para cantar al unísono los versos impiadosos de Stagger Lee. Por un momento el ritual parece desbordarse pero no. "The Mercy Seat" llegará casi como una concesión a sus más fanáticos seguidores. Para el desenlace retribuye el calor de los suyos con versiones potentes de City of Refuge y Rings of Saturn. El recital de Cave en Argentina no fue sólo un recital de rock. Fue sin duda una misa, un encuentro religioso junto a sus adoradores locales.
Es ese hombre de negro, que pasó por Buenos Aires de nuevo, quien irrumpió en el post punk con influencias y metamorfosis, colaboraciones con lo más experimental del sonido industrial alemán, coqueteos con el pop, períodos bajo la influencia del consumo de heroína y obsesiones: la religión, la muerte, la culpa, la violencia. Cave metía miedo, errático, vomitando de pronto, como muriéndose mientras los músicos no dejaban de tocar, dejándose flotar entre los brazos de sus adoradores, que lo esperaban abajo: todos tan pálidos y darks como él.
Vivió en Nueva York y en San Pablo, escribió novelas, poemarios y canciones. Es padre de cuatro hijos. Arthur, de quince años, murió en 2015, imponiendo una pausa de la que el artista australiano emergió con Skeleton Tree y un documental, One More Time with Feeling. Todos pensaban que no volvería más tras la pérdida de su hijo. Pero no fue así: emergió con más fuerza aún.
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THE CONGOS PASÓ POR BUENOS AIRES Y PLANTEÓ EL MEJOR REGGAE DEL MUNDO
Por S.D.
Compartimos con vos fotos de The Congos, del jueves pasado, en Niceto Club, lugar en el que repasaron temas de su vasta trayectoria, creada en la isla jamaiquina, de donde son procedentes. Sus músicos tienen setenta años y bailaron e hicieron delirar con sus reggae roots de alta calidad a un espacio colmado. Rítmicas, colchones, arreglos y línea de voces a la perfección. Cedric “Congo” Myton, Roydel “Ashanti” Johnson, Watty “King” Burnett y Kenroy “Talash” Fyffe forman The Congos. Los sesionistas argentinos cumplieron a la perfección con sus roles. Probablemente se trate de uno de los más destacados conciertos de reggae de Jamaica que haya pasado por un escenario local.
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FESTIVAL NUESTRO: PARA TODOS LOS GUSTOS MUSICALES Y CON ALGUNAS BAJADAS DE LÍNEA
Fue en Tecnópolis, el sábado pasado. Reunió quince mil personas, donde predominaron familias y grupos de amigos, de todas las edades. Empezó al mediodía y finalizó pasada la medianoche. Compartimos con vos una galería de fotos.
Por Sebastián Duarte
Fotos: Gentileza Festival Nuestro
El sábado pasado se desarrolló, nuevamente en Buenos Aires, el Festival Nuestro, en Tecnópolis. Hubo música de todos los estilos, que varió según la ocasión. Desde el folclore con Los Huayra, la world music a través de Onda Vaga, el reggae con el cierre de Nonpalidece, el rap en la voz de Emanero, el pop de la mano de El Cuelgue, el ska con Dancing Mood, y el rock actual junto a Eruca Sativa, El Bordo, Bicicleta y la Beriso, entre otros. Los Ratones Paranoicos ocuparon el espacio de clásicos, de los más esperados. Por otro parte, hubo stands de toda clase: comidas, bebidas (te entregaban un vaso con el logo del festival porque no permitían entregar botellas de plástico ni latitas al público), tatuajes en vivo y estilistas que cortaban o teñían cabellos frente a los presentes. Habían escenarios pequeños, alternativos, donde algunos artistas rapeaban y estaban quienes planteaban stand up, tan en boga: todos contaban con su convocatoria. Los dos escenarios mayores estaban enfrentados. Terminaba un concierto en uno, y casi al instante arrancaba otro en el de enfrente. Dos momentos trascendentales sucedieron desde el plano ideológico: El Cuelgue manifestó, entre sus canciones pegadizas, su posición contraria a las políticas de este gobierno de turno, aludiendo a que “los votaste y te aumentaron las tarifas, te jodieron”. Mientras que casi al final de la jornada, Rolo, frontman de la masiva banda de Avellaneda, La Beriso, planteó un pensamiento muy a contramano del rock contestatario: “Hoy la revolución es el respeto. No es tirar piedras ni cortar calles. Eso quedó en los ‘70″, en clara posición contra las protestas sociales. Hace más de un año, ya había realizado declaraciones controversiales en un reportaje para una revista de música: “Contra los chorros armaría un escuadrón”, expresando, así, un claro pensamiento muy cercano a quienes son de ultra derecha. Por ese motivo, muchos del ambiente del rock lo repudiaron en las redes sociales.
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CANCIONES DE CHOQUE EN FAVOR DE LOS DESPEDIDOS
En el marco de la lucha contra los despidos del Instituto Nacional de Tecnología Industrial argentino, anoche la combativa banda de música Las Manos de Filippi realizó un concierto en carácter de protesta, organizado por Músicos Organizados. MDM estuvo allí presente.
Foto: Cristian Privano (Jefe de Fotografía de MDM)
Texto: Sebastián Duarte
Anoche el grupo de rock combativo argentino Las Manos de Filippi actuó frente a las puertas del INTI (Instituto Nacional de Tecnología Industrial), en apoyo a la lucha por la reincorporación de 258 despidos (hasta el momento) que el Gobierno efectuó, repentinamente, hace unos pocos días. La banda que combina rock, hardcore, hip hop, cumbia y otros estilos, se hizo escuchar en voz alta, apoyando la causa de los empleados a quienes les llegó las “cartas - documento” y, de manera contundente, entonó canciones de protesta vinculadas contra las maniobras del Gobierno de turno en Argentina, además de clásicos de su historia, que están direccionados a críticas sociales, en su mayoría. Los métodos piqueteros, Ballenas y Wanda (nueva canción), entre otros tantos, formaron parte del set del conjunto, que concluyó con un contundente grito de su frontman: “¡Acá no sobra nadie!”
Respecto al conflicto actual, el organismo INTI viene siendo atacado por el Gobierno en el marco de un plan de despidos en el estado. Ante los despidos los trabajadores vienen realizando distintas medidas de lucha para que los reincorporen y mantienen paralizado el Instituto Nacional de Tecnología Industrial. Mientras el conflicto se mantiene y por el momento no hay perspectivas de solucionarse, el Gobierno confirmó que tercerizará parcialmente algunas tareas hacia un conjunto de laboratorios privados sobre los controles de calidad en productos industriales.
Las Manos de Filippi ya cuenta con una pésima relación contra el accionar político actual de quienes están en el poder: a punto tal que fueron censurados en un show el mes pasado. La cosa fue así: la agrupación tenía todo preparado para presentar su nuevo disco M.A.C.R.I (Mente Anti Capitalista Revolucionaria Internacional). Capítulo II – La Descomposición, el 29 de diciembre del año que pasó, en el Nuevo Coliseo Disco, de Resistencia (Chaco). Sin embargo, Fernando Molina, de la productora Tour sin Nombre, denunció que el espectáculo fue dado de baja por presiones políticas.
En declaraciones al Diario Chaco, el organizador había informado que al llamar a Luis Martínez, dueño del recinto, para abonar el alquiler, se encontró con la respuesta de que finalmente no lo iba a alquilar y expresó que “se busque otro lugar porque lo estaban apretando los radicales”, ya que “la banda es anti Macri”. Hoy por hoy, la agrupación liderada por Hernán “Cabra” de Vega (foto) es la más crítica respecto a las políticas actuales del gobierno de turno.
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JÓVENES DE HOY, RESCATE DEL AYER
De manera muy particular, las gemelas franco cubanas de Ibeyi hicieron vibrar, anoche, un local de Palermo. Trabajo de voces, melodías, ritmos y rezos yoruba fue lo que abundó, en su mayoría, en su corto set. Visualmente llamativas, apelan a una apuesta fresca, que aún tiene mucho por crecer. Son hijas de un ex integrante de Buena Vista Social Club
Por Sebastián Duarte
Fotos: Mariana Contreras Angresano
Anoche estuvimos en Niceto, en el show que ofreció Ibeyi, el joven dúo de gemelas franco cubanas Lisa-Kaindé y Naomí, de ascendencia sanguínea africana. La suya es una propuesta fresca, basada en un trabajo perfecto de voces combinadas, teclados, caja rítmica, batá y tambores, y el cajón peruano (incluso hasta ultizan las muslos para generar ritmo golpeándolos con sus manos). Cuentan con algunas influencias de electrónica y trip hop. Los rezos yoruba (lengua de Africa Occidental), que se suceden entre tema y tema, también hablan de su cultura híbrida. Repasaron, en el concierto, canciones en idiomas afro e ingles, de sus dos álbumes: el homónimo (2015) y Ash (2017). Sobre el escenario, contagian su vitalidad, saltando, agitando al público presente. Son muy visuales y apuestan, de principio a fin, a la armonía. La alegría en su música se puede encontrar a través de su cultura, su historia y sus antepasados. Anoche, además, le dedicaron una canción de cuna a una sobrina de cinco años que sólo conocen por skype, porque vive en Miami, ciudad a la que todavía no llegaron con Ibeyi.
Aún les falta crecer y madurar el proyecto, pero sin duda van por la buena senda: tienen apenas 22 años . Es muy probable que den mucho más que hablar con el paso de los años, consistencia mediante. No solo son hermanas de sangre y musicales estas preciosas y enérgicas morenas, sino que su padre, el famoso conguero cubano Miguel Angá Díaz, fue miembro de Buena Vista Social Club.
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ROCK DEL CELULAR
La semana pasada se desarrolló el Movistar Fri Music Week, una cadena de recitales gratuitos de rock en diferentes recintos de CABA, por donde desfilaron decenas de grupos de rock local y cerró el sábado con shows al aire libre. Arrancó con Massacre el martes pasado, en Niceto, y finalizó con los raperos internacionales Nach y Mos Def, en Dorrego y Figueroa Alcorta
Nos dimos una vuelta por algunos de los conciertos y te pasamos el resumen.
1) Vanthra. Museum. (Por Sebastián Duarte)
Fernando Ruiz Díaz ofreció el segundo concierto con su nueva banda, alternativa a Catupecu Machu. Lo sustancial de su propuesta es que fusiona máquinas - electrónica con bajo - guitarra y percusión, que incluye, llamativamente, un bombo legüero. El factor de este grupo es la rítmica, de manera lineal, desde sus tres frentes. No existen las destrezas de guitarrista en solos: los músicos trabajan para una misma maquinaria musical, de alto potencia sonoro.
2) Ratones Paranoicos. La Trastienda. (Por Julio Casares)
Desde que retornaron, el revival multiplica emociones. Repasaron los grandes clásicos de su larga trayectoria, con temazos como Ceremonia, Sucia Estrella y Damas negras, entre otros tantos de un largo show. Juanse se mostró renovado, fortalicido (religioso) e incluso hasta planteó al público lo contento que estaba en tocar en un espacio reducido como lo es el local de San Telmo. Fue una noche genial, en la que además se acercaron hasta músicos como Joaquín Levington (cantante de Turf) a disfrutar de tamaña presentación de los pioneros del rock stone en Argentina en la década del ochenta.
3) Los Cafres. Teatro Sony. (Por Emiliano Elchuly)
La banda de Guillermo Bonetto (voz), que ya cuenta con treinta años de trayectoria, se presentó en el escenario del Teatro Sony, para unas doscientas personas.
El show comenzó a las diez de la noche, contó con un clima ameno, de risas, baile y mucha conexión del cantante con el público presente, que se repartía entre grupos de amigas y parejas jóvenes, que acompañaban la velada con cervezas en mano.
El repertorio que ofreció la banda contó con temas nuevos y frescos, como Sé que el mar, para luego seguir con Por más que intente, La música - Dreadlocks, Secreto mío, además de hitazos como Casi que me pierdo y Si el amor se cae, entre un total de dieciocho canciones
“Es la música, lo que me da vida… pocas cosas llegan a tener tanta importancia”, expresó el vocalista. A pocos minutos del final, el líder de Los Cafres bajó las escaleras del costado del escenario y con micrófono en mano, comenzó a mezclarse entre la gente: “¡Que lindo venir a ver a Los Cafres!”, exclamó, sonriendo, Bonetto, mientras cada uno de los presentes lo abrazaba, bailaban con él y se sacaban selfies, aprovechando la ocasión.
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ROCK CON IDENTIDAD PROPIA
El fin de semana pasado regresó un histórico festival que no se desarrollaba desde 1982: el B.A. Rock. Se llevó a cabo en el Estadio Malvinas Argentinas de La Paternal. Sobrevivientes del ayer más bandas consagradas de hoy se entremezclaron en tres escenarios: finalizaba un concierto y enseguida arrancaba otro en uno alternativo (dos al aire libre y uno dentro del estadio techado. MDM estuvo allí y te retrata algunos momentos bisagra en sus tres jornadas.
Por Lucía Salto
El pasado sábado por la tarde, el sol calentaba los cuerpos somnolientos que después de almorzar se dispusieron a realizar un viaje en el tiempo. A conocer para muchos, revivir para otros, aunque sin duda el denominador común fue el rock nacional. Treinta y cinco años pasaron desde la última edición del BA Rock, el festival que albergó y vuelve a albergar la música más vanguardista de época; esta vez el encuentro tuvo lugar en el mismo Estadio Malvinas Argentinas del barrio de Paternal.
Grupos de jóvenes, padres con sus hijos, abuelos y nietos, todos compartieron la misma pasión, el mismo césped, la misma vibra.
Las propuestas musicales se repartieron en tres escenarios con nombres emblemáticos: La Balsa (escenario principal), Artaud y Signos.
En las primeras horas del evento, Artaud recibió a Quilmes Garage, Luceros, Cruzas, La Mono, Jimmy Rip and The Trip y Sick Porky. Más tarde, La Condena de Caín y Nagual, que antecedieron de forma poderosa a Los Gardelitos, la banda oriunda del Bajo Flores, que con una puesta en escena destacada por el tango, dos muñecos inflables gigantes en representación a un guitarrista del dos por cuatro junto a un ángel con un farol, todo acompañado por una multitud que multiplicaba sus banderas. Fue así como Los Gardelitos repasaron sus éxitos como Anabel, Cobarde para amar, y presentaron lo nuevo: Sortilegio de Arrabal.
Eli Suarez, voz y líder del grupo, hizo una pausa en el repertorio de milonga y rock para recordar a Korneta Suárez, creador de la banda y padre del cantante, fallecido en 2004; seguido, pidió por la libertad de Patricio Fontanet (ex cantante de Callejeros) y la aparición con vida de Santiago Maldonado: “Nosotros somos Los Gardelitos y estamos en el B.A. Rock. ¿Dónde está Santiago Maldonado?” afirmó Suárez.
En el escenario La Balsa, Vetamadre antecedió a Emilio Del Guercio (ex bajista de Almendra y Aquelarre) que abrió la caja de recuerdos con canciones como Camino difícil y Las cosas para hacer, de Almendra: una de las históricas bandas que pasaron por ediciones anteriores de este festival. Fue así como combinaron bandas aquellos tantos jóvenes que vse acercaron al festival de todas partes del país y pudieron conocer el origen del rock argentino, como también dijeron presente los nostálgicos que rememoraron las letras con las que alguna vez fueron felices en sus lejanas juventudes.
Sin embargo, este encuentro fue de lo viejo a lo nuevo, y viceversa. Entonces fue el momento de Catupecu Machu, que inyectó de potencia la tarde en la primera jornada del B.A. Rock. Al aire libre y con un clima fantástico, se sucedieron enérgicas canciones como Perfectos cromosomas, Plan B: anhelo de satisfacción, y Origen extremo, todas se combinaron con el homenaje que Fernando Ruíz Díaz (cantante y líder de la banda) le hizo a Lisandro Aristimuño al entonar Es todo lo que tengo y es todo lo que hay; inmediatamente después lo invitó a cantar Para vestirte hoy, y señaló con admiración que el cantante sureño es “uno de los mejores poetas de los últimos diez años”.
En su repertorio no podía faltar el pogo con Dale!, sin embargo Ruíz Díaz se tomó un minuto para hacer un comentario acerca de la falta de sponsors y el esfuerzo que se hizo desde la organización del festival para que cada una de las bandas pueda estar presente, además se disculpó con el publico por la ausencia de algunos grupos y fue lapidario con respecto a la repercusión que tuvo los comentarios de Bono, cantante de U2 en su paso por Argentina.
Para ir cerrando su paso por esta fiesta, Macabre (tecladista de Catupecu) entonó Blitzkrieg Bop, de los Ramones que junto a Y lo que quiero es que pises sin el suelo, hicieron saltar al público entero, que se mostraba en completo éxtasis de pogo, mientras se podía ver a un tren sobre el ferrocarril Urquiza, que pasaba cerca del estadio y que además la luz del día se iba despidiendo.
Como la única voz femenina, el escenario Signos recibió a Celeste Carballo, que recorrió sus éxitos como Me vuelvo cada día mas loca o Es la vida que me alcanza, también entonó Queja, el blues creado sobre un poema de Alfonsina Storni, acompañada por las palmas de un público que se contagió de historia del rock nacional durante toda la jornada.
Otro momento de memoria imborrable fue el show de Alejandro Medina. El ex Manal inició su repertorio cantando el aclamado himno de La Pesada del Rock and Roll, Tontos, e invitó a recordar la edición del año ´72 del B.A. Rock, en donde la banda liderada por Billy Bond hizo palpitar a los presentes.
Blues, rock & roll y un poderoso bajo junto a una banda que no solo estuvo a la altura de la circunstancia, sino que además complementó de manera sublime a este rocker de la “vieja guardia”, quien dejó su sello como una de las influencias más importantes del rock argentino. Vamos a buscar la luz, de Aeroblus, fue uno de los temas que eligió Medina para esta oportunidad. Un ingrediente importante fue la participación de su pareja en coros, en alguna de las canciones que tocó para despedirse.
Por su parte, el ex miembro de Vox Dei, Ricardo Soulé, se hizo presente de manera conmovedora en el escenario Signos, y muchos de los que no tuvieron la oportunidad de escuchar una versión inédita de Libros sapienciales, se deleitaron con el sonido de un violín que hizo emocionar hasta las lágrimas a los que estaban sentados en el césped (algo que también se recuerda mucho de las ediciones anteriores)
“A todos los que están y a los que ya no están, les queremos rendir este homenaje” afirmó Soulé. Y así fue, porque para cerrar su paso por esta velada rockera, tocó Génesis e hizo cantar a todos los presentes.
Por su parte, el escenario principal recibió a Litto Nebbia junto a Pez, y la historia se hizo en tiempo presente. Una combinación del pasado de Nebbia con Hogar de Los Gatos, junto la banda liderada por Ariel Minimal, pudieron permitir el repaso por las páginas en la historia del rock local y demostrar que el pasado y el presente, convergen. Pato trabaja en una carnicería, de Moris, y La Balsa fueron cierres de oro en esta presentación que marca un hito en el rock actual.
Mientras algunos artistas iban cerrando sus presentaciones, las pantallas gigantes daban intervalos con la imagen del chico Maldonado. “Aparición con vida de Santiago Maldonado”. La gente sacaba fotos y se quedaba mirando la imagen, como buscándolo, también. Este reclamo también se hizo presente en la voz de Germán Daffunchio, cantante de Las Pelotas en La Balsa, y desde allí tocaron Desaparecido, ante diez mil personas. El cantante también repitió en varias oportunidades “Aguante el rock argentino, loco", en claro apoyo a la organización del festival.
Prosiguieron Victimas del cielo, Será y Personalmente.
Capitán América sonó con la imagen del presidente estadounidense Donald Trump, distorsionado en las pantallas. Casi al final, Fernando Ruíz Díaz hizo estallar al público al cantar junto a Daffunchio El ojo blindado, recordando, de paso, al Bocha Alejandro Sokol y a Luca Prodan.
El cierre de oro en la primera jornada de este B.A.Rock 2017 lo puso La Vela Puerca (llegada desde Uruguay), que viene festejando sus dos décadas de historia. En el repertorio, canciones como Zafar o Mi semilla fueron decorando el final de una jornada.
Sebastián Teysera, cantante uruguayo de la banda, agradeció la invitación al mítico festival que reúne a los grupos de rock nacional más convocantes de todos los tiempos: “Este es nuestro regalo para el rock argentino”, dijo con un profundo gesto de cariño que dejó encendida a una multitud y cerraron con José Sabía, Madre, El viejo y El profeta.
En medio del público, un chico sostenía una bandera argentina que ondeaba conforme al viento, con orgullo, ese mismo que se siente por nuestro rock, que cuenta con más de cincuenta años de vida.
Por Emiliano Elchuly
Día lunes. Volvemos al repaso: 1970, 1971, 1972 y 1982 fueron los B.A. Rock anteriores. En el de 1982, el festival había contado con las participaciones de bandas como Riff, Los Abuelos de la Nada, V8 y Spinetta Jade. A lo largo de todas estas ediciones, incluida esta de 2017, el evento supo esquivar sponsors privados y marcas de empresa para nombrar al festival, como sello distintivo.
En esta oportunidad, el festival se desarrolló durante 3 días. El lunes feriado fue el día elegido para cerrar el festival, en el cual artistas de la talla de Eruca Sativa, David Lebón, Fito Páez, Bersuit Vergarabat y Las Pastillas del Abuelo, brindaron sus respectivos shows.
La banda cordobesa Eruca Sativa, abrió su repertorio alrededor de las 18 hs., en el escenario Artaud, que se montó dentro del microestadio original del Malvinas, siendo este el único escenario que no se encontraba al aire libre. Luego, alrededor de las 20:30 hs., fue el turno de David Lebón, en el escenario bautizado como La Balsa. Ya había caído la noche en Buenos Aires y el ex Serú Girán regalaba clásicos al público, que de a poco empezaba a colmar el predio. Llegando al final de su repertorio, pidió que lo ayuden a cantar y entonó la genial Seminare: de repente todos los presentes se abrazaban, tfue un gran revival. Al finalizar esta maravillosa canción de Serú Girán, Lebón rlanzó estas palabras: “La música es el perfume de Dios.” Por último, tocó Suéltate Rockn´roll, para dar por finalizado un set de melodías dulces que fueron muy aplaudidas por los presentes.
Pasaron apenas segundos hasta que se apagaron las luces que iluminaban a Lebón y se encendieron las del escenario de enfrente: era el turno de Los Militantes del Climax, en el escenario Signos. De fondo, una imagen en pantalla preguntaba “¿Dónde está Santiago Maldonado?” (al igual que a lo largo de todo el festival).
Algunos parecían ir a refrescarse, otros se dirigían a los baños, y otros tantos abandonaban el predio por un rato. Cuando sonaron los primeros golpes del bajo de la banda oriunda de zona norte, el público pareció frenar su fuga, interrumpir su marcha y volver sobre el escenario que albergaba a Los Militantes del Climax. Rapeando y hip-hopeando, con tres vientos muy potentes y un cantante con carisma de sobra, todos se encendieron: empezaron a bailar a su manera, a destiempo, disfrutando como si nadie los estuviera viendo. “Tenemos media hora, vamos a demostrar que se puede convencerlos de bailar un rato”, expresó desde el tablón Benjamín, cantante de la banda, al comienzo del show.
Cerca de las 22 hs., y con un predio Malvinas que ya casi no tenía gente fuera, fue el turno de Fito Páez, sobre el escenario La Balsa. El músico rosarino, con mucha cancha encima, hizo un hit tras otro: Tumbas de la gloria, 11 y 6, Circo Beat, Ciudad de Pobres Corazones (que tuvo un alto vuelo rockero, con intro y final muy al palo), Mariposa Tecknicolor, Dar es Dar, y A rodar mi vida, entre los más destacados. Para cerrar, Fito lanzó, eufórico: “¡Defendamos la democracia!”. El público, que ya se mostraba con trapos y remeras de Las Pastillas del Abuelo, le regaló un aplauso cerrado, despidiendo al músico rosarino con el “Olé olé olé olé, Fito, Fito…”
De pronto ya eran las 22:30 hs., como antesala al cierre del festival, vestidos de pijama y parados sobre el escenario Signos, Daniel Suárez tomó la voz y pronunció con fuerza: “Bienvenidos, nosotros somos Bersuit Vergarabat”. Y a partir de entonces, el público cantó una a una cada canción que la banda tocaba: desde Porteño de Ley y El tiempo no para, hasta Perro Amor Explota y Vuelos. Muchos clásicos, para un show corto, pero muy festejado desde abajo del escenario.
Por último, y como plato más convocante, llegó el turno de Las Pastillas del Abuelo: once y media de la noche en punto, una temperatura que rondaba los dieciocho grados y un cielo maravilloso, como panorama general. Pity Fernández y su banda de siempre salieron el escenario la Balsa, con temas de Paradojas (su último disco de estudio), con imágenes de llamas en la pantalla que tenían de fondo. Luego, llegó el turno de La Cerveza, tema histórico de la agrupación para no dejar a nadie afuera del repertorio. Con letras de mucho contenido, cantadas casi desde las vísceras por el cantautor, teclados de Mondelo, que acompañaban cada tema con maestría, y vientos que por momentos seducían a todo el mundo. De esa manera, Las Pastillas hacían del cierre del BARock una fiesta, esa “famosa” fiesta de la que suelen hablar por lo general sus seguidores acérrimos. La banda formada en Caballito finalizó su repertorio con El Ratón: un tema nunca incluido en sus discos de estudio, pero siempre muy aclamado y festejado por su público. Alrededor de las 00:50 hs., y luego de casi una hora y media de show, Pity y compañía se despedían en Paternal, anunciando presentación oficial de disco nuevo y dvd para fines de año, y dando por finalizado el festival B.A Rock,en un regreso triunfal, que contó con bastante gente en cada una de sus jornadas, pero que sin duda esperaba más repercusión de la que tuvo.
Por Sebastián Duarte
El Día 2 fue diferente al resto: el de menos convocatoria. Tan sólo seis mil personas se acercaron al predio. Probablemente sucedió así porque el domingo se conmemoró El Día de la Madre. Muchos artistas se sucedieron, aunque los platos fuertes fueron después de las ocho de la noche: El Bordo (muchos jóvenes fueron a “hacerle el aguante” a esta banda que crece y crece), Fabiana Cantilo (mayoritariamente con público femenino, que acudió en su apoyo -muchas interpretaciones de temas de otros y algunos propios-), Massacre Palestina (gran concierto, pero con muy poca gente debajo del escenario, dentro del microestadio), Boom Boom Kid (sin duda “el concierto diferente” al resto, que incluyó potente hardcore, de principio a final, hasta con pogo y mosh), Los Pericos (un recorrido por sus mayores himnos, además algunos salpicones de temas de los últimos años -de muy floja creatividad compositiva a nivel letras-), Los Guasones (una catarata de hits, con público encendido durante todo su set. Su cantante, Facundo, se mostró muy molesto por cuestiones de retorno durante todo su show). Y, por último, Babasónicos (rompieron el hilo de rock reinante y, por su lado, propusieron, de manera llamativa, un set más volcado a lo acústico y ultra pop). Como resultado, un atardecer y noche cambiantes, en especial por su combinación de estilos musicales; todo estuvo muy bien organizado y con un clima primaveral que ayudó a que el disfrute fuera a pleno, tanto para jóvenes como gente mayor, que se entremezcló con naturalidad y alegría. Quedan preguntas abiertas respecto a la posición del festival frente a la ausencia de Ricardo Iorio (levantaron su concierto a último momento por su “posición ideológica manifiesta”), que también tuvo respuestas en músicos como Horcas, que se bajaron del convite, en apoyo a Iorio, por la supuesta “censura” -según la banda de Walter Meza- al pionero del metal argentino, quien se declaró ( a través de una foto) públicamente cercano a Alejandro Biondini, líder de Bandera Vecinal, un partido político neonazi argentino.
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RITMOS Y LETRAS DEL AFRO PERÚ
El sábado pasado se presentó la cantante peruana Susana Baca en Argentina. La sala del Centro Cultural Kirchner estuvo repleta de amantes de la world music para festejar sus canciones. Y muchos peruanos residentes en Buenos Aires dijeron “presente”. Ritmos, melodías, armonías afroperuanas en su máximo esplendor, en una noche inolvidable.
Fotos: Cristian Pirovano
Susana Baca se presentó el pasado sábado en la Sala Sinfónica del CCK, en el marco del ciclo de "Latinoamérica", por el que ya pasaron Luzmila Carpio, Egberto Gismonti, Totó la Momposina y Natalia Lafourcade. La cantante de origen peruano, y de larga trayectoria, subió a escena con una formación de guitarra, contrabajo, percusión y piano, que la acompañaron a la perfección durante todo el concierto en la Ciudad de Buenos Aires. La artista de voz fenomenal y de impronta muy personal, cantó descalza durante todo el show; se mostró emocionada en ciertas partes de su concierto y también fue muy agradecida frente a las demostraciones de cariño constantes por parte del público. Sus canciones fundamentales más clásicos de su país no faltaron a lo largo del repertorio que eligió: La herida oscura (Chabuca Granda), Negra presuntuosa (Andrés Soto) y Reina de África (Javier Ribual) fueron algunos de los temas que generaron mayor vibración en los presentes.
Susana Bacca es una de las más importantes artistas del folklore latinoamericano. Es responsable de rescatar las armonías y ritmos casi olvidados de la música afroperuana. Artista comprometida, desde la música o la política siempre fue una fiel representante de los más vulnerables de la sociedad. Sucesora de Chabuca Granda, se trata de la cantante y poeta más importante de Perú, ya sea por su voz, por el contenido de sus letras y su compromiso social desde la acción concreta.
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RESIDENTE: BIEN EN FOCO
Compartimos algunas fotos y la crónica del show de Residente en el Estadio Luna Park, en el primero de los dos shows (jueves 14 de septiembre) en su debut como solista en Argentina. El ex Calle 13 demostró que va por el camino de la mixtura extrema musical y que su compromiso social como artista sigue intacto. Un recorrido por las culturas, sentimientos y análisis del mundo, transformado en poderosas canciones.
Por Sebastián Duarte
El cantante boricua se presentó anoche en el Estadio Luna Park e hizo vibrar a sus fanáticos argentinos, tanto desde el baile como desde razones culturales, vivenciales y desde el llamado de conciencia. Se presentó por primera vez como cantante solista, ya con su nombre de Residente (su álbum debut lleva el mismo nombre). Sin embargo repasó los grandes temas de Calle 13, grupo con el que se hizo famoso a nivel mundial, con el rap contestatario y de denuncia a cuestas. Es por eso que no faltaron canciones como El aguante, Calma pueblo, Muerte en Hawaii, Latinoamérica, No hay nadie como tu y Vamos a portarnos mal, entre otros.
Sobre su nueva etapa, el consagrado artista hizo una referencia importante desde el escenario: contó que luego de una análisis de sangre salió a hacer un viaje por el mundo, en busca de sus orígenes ancestrales. Esa voluntad lo llevó por diferentes tierras, desde donde se alimentó para crear las canciones de su álbum.
El fiel reflejo de lo que el artista confesó al público, sin duda fueron las temáticas de sus canciones, interpretadas de manera magistral que, con su impronta característica, reflejaron cada sensación del músico, ya sea cuando entonó rapeadas con música con aires sonoros de China, Africa o de la zona balcánica, por ejemplo. La linea rítmica fue lo más destacable del show, por la nobleza y artilleria pesada con la que lo secundaron los dos percusionistas y el baterista de su conjunto. La aliada principal de Residente fue su corista, que además sumó, en varias ocasiones, frases en idiomas africano o chino, cuando hubo referencias a esas culturas y realidades. Existieron tres momentos para subrayar: 1) La presencia de la bagualera salteña Mariana Carrizo sobre el escenario para entonar una copla 2) La referencia por parte del cantante sobre la desaparición de Santiago Maldonado (se puso una remera blanca con su rostro), quien apoyaba la lucha de los Mapuches en el sur argentino. 3) Cuando dedicó a su hijo Milo la canción homónima. En ese pasaje del show, el raper /rockero (mejor dicho, un rapero que lleva el rock en la sangre y en la dedición de transmitir su música) se acercó a su hijo y a su mujer, la modelo y actriz argentina Soledad Fandiño y los besó, a un costado del escenario. Las otras composiciones del álbum solista generaron gran aceptación en el público porteño. Principalmente por tratarse de letras y mixturas de alta calidad compositiva. Cantó Somos anormales, Desencuentro, Dagombas en Tamale, La sombra, Guerra, Apocalkíptico, Hijos del cañaveral y El futuro es nuestro.
Si tuviéramos que resumir esta nueva etapa, sin duda Residente la arranca con el pie derecho, pero con el corazón en la “izquierda”...
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LA FLOR MÁS BELLA
La mexicana Lila Downs pasó, el viernes y sábado pasado, por el Teatro Gran Rex de Buenos Aires, presentando su nuevo álbum: Salón, lágrimas y deseo. Además incluyó esperadas canciones de sus placas anteriores. Sus conciertos contaron con la combinación de tradiciones de su región y cuestiones sociales, tanto de México como también de la persecusión a los Mapuches, a quienes mencionó en dos ocasiones, el viernes. En su agrupación incluyó a dos violinistas argentinos (un porteño y una cordobesa) e invitó al escenario a la coplera salteña Mariana Carrizo, a quien le confesó, públicamente, su admiración por reivindicar a la Pachamama.
Por Sebastián Duarte
Fotos: Cristian Pirovano
Los conciertos de LIla Downs son intensos, coloridos, movedizos, divertidos, bailables, sociopolíticos, y a su vez desconcertantes. En ese sentido, nunca desentonan. Cada vez que llega a Argentina genera muchas sensaciones: principalmente, la de una artista consustanciada con las realidades actuales de la región latinoamericana y las costumbres de nuestras tierras. Su sangre es de pura cepa y su canto es el de una mexicana que clama por sus ideales y tradiciones, pero además apuesta a la mixtura de sonidos, sin nunca dejar de lado su esencia, la música de su querido México, y en especial las reminiscencias de su Oaxaca natal. En esta visita no hubo arpa paraguaya, pero sí violines, los de dos argentinos invitados, una cordobesa y un porteño, que también oficiaron de bailarines, desde el zapateo. También hubo un grupo de bailes, que caracterizó con vestimentas típicas a más de una canción a lo largo de la noche. Después hubo una línea de bronces: trompeta, trombón y saxo; además guitarra eléctrica, bajo, jarana jarocha y una percusionsita mujer, a uno de los costados de un preciso baterista, que incluyó muchos platillos. La escenografía fue simple: tres veladores naranjas, dos en los costados y uno en el centro, sobre una mesita, generando un espacio intimista, con una pantalla a lo alto, donde a lo largo de la hora y pico que duró el concierto, siempre hubo imágenes que se alternaron a las letras, además de un sinfín de animaciones. La pata del micrófono lucía de colores y aromática: cargada de flores, cuya imágen combinaba a la perfección con la artista en cuestión, la impactante Lila Downs, en el centro, con su güiro en mano, con un vestido corto en su frente, pero con cola larga detrás; sensual y elegante ella, con una flor en su cabeza, unos pañuelos sensuales en sus brazos (especie de bandanas), sonriente de principio a final, humilde a lo largo de todo el recital, en el que su experimentada talla artística supo poner en primer lugar a sus excelentes músicos, los que la acompañanan y la enarbolan para cada una de sus interpretaciones vocales en esta gira 2017. La voz es el fuerte de Lila Downs: sube o baja, según la necesidad, luce sus dotes y recibe aplausos intensos. También es importante destacar su relación fluida con el público, a punto tal que un par de veces bajó del escenario y se entremezcló con los presentes. El concierto del viernes pasado incluyó veinte canciones: un encuentro corto pero contundente, sin baches, que incluso sumó a una invitada de lujo, por quien Lila expresó su admiración, en especial por la reivindicación de la Pachamama (Madre Tierra); la salteña coplera Mariana Carrizo, con sus canciones feministas al frente, y su caja norteña para marcar ritmos (la ovacionó todo el teatro y, en especial, Downs, quien la elogió). El set que realizó la mexicana fue excelente, sin fisuras, perfecto desde todo punto de vista. Ella hizo un recorrido de canciones, especialmente, de sus últimos álbumes, que incluyen las canciones más conocidas por estas tierras del sur. Sin embargo, hizo mayor hincapié en Salón, lágrimas y deseo, el nuevo disco que está presentando en este tour que emprendió. Sucede que ella sabe combinar la nuevo con lo de antes de manera magistral. Y es una experta en manejar los climas de la sala: salta de la alegría al compromiso social, sin generar efectos colaterales en el público presente, que, para la ocasión, colmó el Teatro Gran Rex de Buenos Aires. Imágenes de la Vígen de Guadalupe en el primer tramo del concierto, con temas como Mezcladito, del disco Pecados y Milagros, o bien Humito de Coral, de Balas y Chocolate, para después arribar a La Martiniana, de su tercer álbum, Línea. "Música de nuestra cultura, raíz africana, raíz indígena, raíz europea. Para ustedes, La Iguana", simplificó la cantautora para llegar a la movediza La Iguana. Detrás llegó una seguidilla de la placa nueva: Inmortal (un precioso bolero, en el que la vistosa mujer abrió un bello abanico), Peligrosa (una potente canción que se acerca al blues, momento en el que Lila lució su voz y recibió una catarata de aplausos) y Son de Juárez, donde aclaró algo importante: "Allí, al norte, donde está Estados Unidos, creo que no conocen la riqueza de nuestra tierra latinoamericana. Y les vamos a cantar esta canción sobre Benito Juárez, el primer presidente indígena que tuvimos". Enseguida celebró a los pueblos originarios latinos, donde mencionó, adrede, a los mapuches, dejando así en claro su posición respecto al problema que sacude en el sur argentino, donde Gendarmería Nacional atacó al poblado y hoy hay un joven desparecido llamado Santiago Maldonado. El tema Vámonos marcó la primera parte del meeting, con el interludio de la vocalista salteña en escena. En su regreso, sucedió algo pintoresco: dos de sus músicos hicieron duelos musicales, hasta que intervino el argentino violinista y se atrevió a un tango. Al rato la sala se tiñó de sonidos pop y reggae, y Lila se colgó la jarana jarocha. Después abordó Urge, una cumbia - ranchera que fue acompañada de imágenes de trabajadores del campo, en su arduo sacrificio diario bajo el intenso sol. El momento de Un mundo raro, generó otro espacio intenso: otra vez la artista puso de manifiesto su lectura social. Para las canciones Viene la muerte y Son difuntos, fueron los turnos de honrar a los muertos, tal como suelen hacer los pueblos originarios en México. Las calaveras, las vírgenes y los guerrilleros liberacionistas se multiplicaron en la pantalla de fondo, en formato animado. Para Currucucu Paloma, un ponchito colorido ofició de alas cada vez que ella abrió sus brazos desde el centro del tablón, e hizo referencia a su ciudad natal. A las once menos diez de la noche el show llegó a su fin. Pese al saludo de despedida, el público no paró de corear por la anfitriona durante cinco minutos, como si se tratara de un recital de rock. Entonces la imponente mexicana reapareció con sus geniales músicos sobre el escenario. El set final fue de cuatro canciones. De nuevo la posición ideológica de la de Oaxaca afloró a través de Zapata se queda. Le siguió una espectacular versión de Gracias a la vida, de la recordada cantante, poeta y luchadora social Violeta Parra (la interpretó junto al guitarrista ciego Nahuel Penissi) . Prosiguió con Cumbia de mole, cuyo autoría le pertenece a Downs e incluyó en el disco Raíz, que grabó junto a la argentina Soledad Pastorutti y la española Niña Pastori. Y la despedia final fue con una recreación de Piensa en mi, de la inmensa peruana Chavela Vargas, donde la vocalista y antropóloga se lució de manera brillante, junto a la percusionsita, que marcó el ritmo con un cajón peruano, con mucha precisión. Lila pasó por Buenos Aires. Lila dejó su sello y el aroma de su flor en quienes estuvimos allí presentes el fin de semana pasado.
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EL HECHIZO DE TOTO
Ayer domingo, una de las salas del CCK vibró al ritmo de la propuesta de la gigante cantante colombiana Toto la Momposina, con un fantástico recital que también fue bastante hablado y bailado a más no poder. La voz y presencia de la colorida mujer de 77 años, junto a su genial agrupación, en la que bombos y tambores son cruciales para conseguir transmitir los sonidos ancestrales de la zona del Caribe cafetero.
Por Sebastián Duarte
Fotos: Cristian Pirovano
Brilla. Vuelve a brillar por estas tierras. A sus 77 años, sigue poseída sobre los escenarios del mundo y con una incesante necesidad de transmitir toda su cultura, la música folclórica del Caribe colombiano, su zona de origen. Con un vestido combinado, con colores rojo y blanco, pañuelos rojos en la cabeza y en ambas muñecas, aparece ella, al principio cantando a capella, para luego ser acompañada de su músico especialista en bombos, que marca el ritmo y matiza la letra María de la Paz. Las palmas de a poco invaden al ex Correo Argentino hasta que con La Candela Viva se ingresa a una hora de baile sin cesar, tanto por parte de los artistas arriba de la gran tabla como del público que busca mayor comodidad y se lanza a danzar en los laterales de cada fila de los asientos. Muchos enamorados de la voz y la mística de esta genial cantante, nunca abandonan el baile, nunca se toman respiro. Público de todas las edades hoy domingo ocupa la gran sala, pero también argentinos que sin duda parecen hipnotizados con los ritmos inquietantes que transmiten estilos como el porro, la chalupa, el sexteto, el malapé y la cumbia, entre otros. “Buenas noches. Ustedes estarán viendo que el grupo está más grande. Que hay instrumentos metálicos. La música ancestral es base de las músicas del mundo”, señala ella, para luego explicar los roles de cada instrumento y enfatizar sobre la adaptación de esos instrumentos a la base de todo: los tambores. “Todos los instrumentos que los colombianos utilizamos para nuestras fiestas están acá”, dice. Y con música de tempos marcados con ímpetu,entre los que sobresale el tema Aguacero de mayo (déjalo caer); claro que se suceden otros geniales, también. De pronto llama al Indio (una de sus músicos) y da vida a su gaita. Recién en ese momento toda la orquesta (con vestimenta y sombreros típicos) se une en una canción. Y la agrupación entera garantiza el movimiento de pies y caderas. Incluso, en cierto momento, sube Caty, una joven morena, al escenario y se suelta a bailar junto a uno de los músicos. “La música ancestral es un todo. Por eso ella es la estrella. Nosotros, sólo conductores de una bandera”, exclama la colombiana, como si se tratara de un manifiesto. Es ahí cuando entona La piragua, y relata que sus abuelos solían cantárselo cuando ella era pequeña. Prosigue con Informante, cuyo estilo musical se originó en Cuba y luego se extiendió por el resto del Caribe. La mayor cadencia se da con Yo me llamo cumbia. Y con El higuerón, el gran protagonista es el trombón, en sus debidas apariciones. El concierto va veloz, entretenido, enérgico, alegre. Hasta que la Momposina empieza a cantar El Pescador, y provoca una euforia aún mayor en el público, que colmó el enorme espacio de punta a punta, y donde se aprecian numerosas banderas colombianas. El final del concierto de pronto arriba, pero hay varios enganchados. El público no se quiere ir. La genial mujer de vez en cuando toma asiento a uno de los costados, como si estuviera sentada en el patio de su casa. Es que aprovecha los solos musicales, en las escasas veces que toma la voz uno de sus músicos, el experto en maracas. Prende la vela es una de las cumbias finales, junto al merengue La canoa de bareque. Todos queremos quedarnos. Todos de pie. Pero el concierto dura lo que tiene que durar. Afuera del CCK, Buenos Aires luce altamente húmeda. A un costado de la vereda, cerca del cordón, dos colombianas promocionan sus arepas y empanadas de estilo “costeño”. Todos probamos algo. De eso doy fe. Después, para casa. Una noche perfecta.
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