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La segunda parte
Todavía sigo teniendo un romance innegable con la comida. Han cambiado las reglas y las circunstancias. Han cambiado las recetas, las personas con las que cocino (para quienes cocino) y las personas con las que como y comparto mi cocina. Pero el amor está ahí, latente.
La idea es sencilla: lo que se cocina para uno, en el sentido de para una sola persona y para uno en particular. No son ni fotos ni recetas profesionales, son del momento, del mood, de la canción que suena, del antojo que aparece, y de lo que hay en despensa y nevera. Porque así es la vida.
Y pues esta es la segunda parte. Esperemos que tenga la fortuna de ser como Karate kid o Kill Bill vol 2. Mejor.
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