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Natalicio de Sor Juana Inés de la Cruz
¡Feliz cumpleaños número 364 a Sor Juana! El 12 de noviembre celebramos el natalicio de la escritora mexicana Juana Inés de Asbaje, mejor conocida como Sor Juana Inés de la Cruz. Entre las obras más controversiales de la Décima Musa se encuentran La Carta Atenagórica, La Respuesta a Sor Filotea de la Cruz y el Primero Sueño. El caracter rebelde de su literatura ha dado pie a lecturas feministas. A continuación les dejamos un link sobre esto: https://www.dropbox.com/s/iy176h6fofoz48o/Dufort%20Luc%C3%ADa%2C%20El%20Feminismo%20de%20Sor%20Juana%20In%C3%A9s%20de%20la%20Cruz.pdf?dl=0
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¡Feliz cumpleaños número 364 a Sor Juana!
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Feminista, mujer y feminidad
En su ensayo “Feminist, Female, Feminine”, Toril Moi busca establecer las principales diferencias entre estos tres términos, iniciando así haciendo una sugerencia sobre la noción de éstos: “el feminismo es una postura política, ser mujer es una cuestión biológica y la feminidad es un conjunto de características establecidas culturalmente.”
           Tanto la palabra “feminismo” como la palabra “feminista” indican una simpatía por movimientos políticos y sociales a favor de las mujeres. La crítica feminista está fundamentada en la noción y en el reconocimiento de las estructuras sexistas patriarcales y el problema que éstas representan, siendo desde este punto de donde parte su desarrollo crítico y teórico. El feminismo, al igual que otras corrientes de pensamiento, se divide de acuerdo a variaciones respecto a posturas políticas. Para Kate Millet, politóloga y crítica feminista, “la esencia política es el poder”, poder que ha sido construido teniendo por base la dominancia de los hombres sobre las mujeres. La crítica feminista implica la apropiación de métodos teóricos y de análisis no propiamente feministas; se explica entonces que cada espacio dentro del que se desarrollan ideas feministas se encuentra contaminado de la ideología patriarcal, puesto que cualquier discurso feminista se fundamenta en las ideas masculinas de dominancia al contraponerse a ellas. Cabe mencionar que el feminismo no es una postura política exclusiva de mujeres puesto que concierne de igual forma a los hombres.
           El segundo apartado de este ensayo está dedicado al análisis de la palabra “female”, palabra que en español encuentra su equivalente en “mujer”. Resulta indispensable aclarar que ser mujer no implica ser feminista ni ejercer una crítica feminista, de la misma forma que ser escritora no implica producir literatura feminista. Respecto a la experiencia, reconocer ciertas características propias de “ser mujer” tanto puede implicar un acto feminista al visibilizar experiencias silenciadas por el patriarcado como puede ser excluyente al aportar material que fomente la partición binaria, método patriarcal. La experiencia resulta ser una herramienta relativamente obsoleta del feminismo puesto que “ser mujer” resulta algo completamente subjetivo. Sin embargo, al hablar de teoría y práctica, resulta relevante tomar en cuenta la experiencia para lograr así aplicarla a una política feminista ideal. Retomando el punto sobre la postura de los  hombres dentro del feminismo, los hombres pueden ser feministas pero nunca mujeres. Al estar dentro del patriarcado, el hombre, aun siendo locutor de un discurso feminista, se encuentra en una posición diferente a la de una mujer.
           Lo “femenino”, “feminine”, entendido como un adjetivo que parte de la palabra “feminidad” se justifica en los discursos biológicos y halla su función en lo político. En palabras de Simone de Beauvoir, uno o una no nace siendo “femenino” o “femenina”, sino que la feminidad resulta un constructo social impuesto sobre un sujeto. Los discursos patriarcales se dedican a justificar los estereotipos por medio de “nociones biológicas” que indican que la feminidad es algo inherente en la naturaleza.  Sin embargo, no está de más aclarar que no por tener por nacer siendo biológicamente mujer, un sujeto deba identificarse, “comportarse” o definirse como tal. Por otro lado, la construcción de un sistema binario aporta bastante material para la definición de feminidad, y aun cuando desde una perspectiva feminista se busque crear una nueva definición de feminidad menos normativa, se está incurriendo en suprimir la subjetividad y en oprimir a aquellas y aquellos que no quieran entrar dentro de esta nueva definición, sea cual sea.    
           El patriarcado se ha forjado mediante la partición y la jerarquización de sus componentes, dando como resultado un sistema binario cuya naturaleza dicotómica busca categorizarse en base a opuestos. Dentro del sistema binario, la mujer resulta la contraparte del hombre, la feminidad la de la masculinidad, etc. Sin embargo, las palabras “feminista” o “feminismo”, lingüísticamente, parecen no tener un antónimo per se; es por su carácter político lo que las vuelve difíciles de ceder ante el sistema binario. Hélène Cixous, crítica feminista, ha producido una lista de palabras que exponen el sistema binario y la jerarquización. Las palabras asociadas con lo “femenino” están dotadas de connotaciones negativas y vinculadas a lo que carece de poder. Cixous ve la muerte como algo colateral proveniente del sistema binario jerárquico: hay una lucha constante por el poder y la supremacía, y al encontrarnos en un entorno patriarcal, la mujer se halla entre “ser pasiva o no existir”. Sin embargo, Cixous, en su crítica recae en el uso de terminología binaria, permeando su discurso de biologismo y esencialismo. Al reducir la lucha de poder a dos grupos, mujeres y hombres, se cae en la trampa del patriarcado. La cuestión feminista es buscar una respuesta al poder falocentrista saliendo de la metafísica patriarcal binaria por medio de la deconstrucción.
           El rechazo a la noción binaria implica la deconstrucción del contrasistema a la corriente feminista, el patriarcado, y del feminismo mismo, sin embargo, el reconocimiento de un conflicto político exige un desglose que recae en la partición binaria. Respecto a esto,  Julia Kristeva manifiesta que la feminidad puede entenderse como “cualquier cosa marginalizada por el patriarcado” puesto que la ambigüedad aporta flexibilidad al término. Lo que no forma parte del poder falocéntrico es femenino, sin tener propiamente que ligarse directamente a una mujer (tómese en cuenta que ambos, hombres y mujeres, no son completamente masculinos o femeninos). La marginalidad se origina por la posición social y el valor simbólico inherente a ésta, no por cuestiones biológicas que apuntan a una “esencia femenina”. El falocentrismo ha usado a las mujeres como una barrera entre los hombres y el caos, y al no posicionarlas de un lado o del otro, surgen representaciones dicotómicas:  Lilith o la Puta de Babilonia en contraposición de las vírgenes o de María, la madre de Jesús. Kristeva deconstruye, histórica y políticamente, el feminismo en tres principales estamentos: a) “Las mujeres exigen acceso equitativo al orden simbólico”, b) “Las mujeres rechazan el orden simbólico masculino en el nombre de la diferencia”, c) “Las mujeres rechazan la dicotomía entre hombres y mujeres en el sentido metafísico”, postura a la que Kristeva es adepta. El feminismo atiende necesidades políticas, por lo tanto, el término mujer seguirá siendo empleado, y la deconstrucción al sistema binario funcionará como herramienta que ayude a comprender el conflicto de poderes.
           La crítica y teoría feminista puede dividirse en crítica de las mujeres y teoría femenina. La crítica de las mujeres tiene por objetivo hacer un análisis sin importar si el objeto de estudio manifiesta tendencias feministas o si se reconoce dentro de una inclinación por lo femenino. Si el estudio se hace desde una perspectiva apolítica, se entiende que el análisis no es feminista. Dentro de los estudios de literatura producida por mujeres es bastante común confundir lo escrito por mujeres con lo femenino, adjudicando así diversas características al hecho de ser mujer, cayendo en la tentación de definir algo en base a discursos biologístas y esencialistas.  Por otro lado, la teoría femenina está relacionada con feminismo, sin embargo, ambas corrientes entran en conflicto a ser la primera una teoría fundada en el esencialismo.
           Se resume el ensayo de Toril Moi en que, en términos de análisis, lo que es escrito por mujeres está escrito por mujeres y ninguna implicación o connotación está implícita; lo feminista se caracteriza por manifestar su posición antipatriarcal y antisexista; por último, lo femenino, que engloba todo lo que es marginalizado por el patriarcado. Estos tres términos tienen una función al establecer una relación lector-texto o crítico-texto. Finalmente Toril Moi nos exhorta a seguir trabajando en todas estas posibilidades de estudio con el fin de contrarrestar los intentos del patriarcado por silenciar a las mujeres y a su literatura.
Texto fuente: Moi, Toril. "Feminist, Female, Feminine." Belsey, Catherine. Moore, Jane. The Feminist Reader: Essays in Gender and the Politics of Literary Criticism. New York: B. Blackwell, 1989. 115-32. https://www.dropbox.com/s/rz2vz3wvxjyjnnq/Moi%20Toril%2C%20Femenist%2C%20Female%2C%20Feminine.pdf?dl=0
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Wallāda: la ironía del amor
“Te apodas El seis y este mote no te dejará mientras vivas: pues eres marica, puto y fornicador, cornudo, cabrón y ladrón.”
 En la Edad Media, la poesía femenina era relegada a las páginas finales de los libros de poesía árabe dónde también se incluían chistes y donaires o mulah, dando preferencia y mayor importancia a la poesía de autoría masculina; o en su defecto, iba anexada a la obra de los poetas con los que las autoras se vieron vinculadas. Todo esto corresponde al propósito de la poesía femenina medieval árabe que atiende a lamentarse por los guerreros de la tribu con el fin de engrandecerlos y esto denota el sentido patriarcal de la sociedad por el que eran marginadas las mujeres. Cuando se habla de Wallāda inevitablemente se habla de Ibn Zaydun, pero es Wallāda y sus peculiaridades lo que hacen que contemporáneamente sea vigente y haya logrado conseguir un lugar propio –sin depender de Ibn Zaydun– dentro de la Literatura Universal.
La vida de Wallāda está llena de controversias, se tienen muy pocos datos concretos y al mismo tiempo muchas leyendas giran en torno a ella. Se sabe que era una princesa andalusí, hija de Muhammad ibn ‘Abd al-Rahmān; que nació en el siglo X y murió en el siglo XI; fue educada en la poesía –arte que posteriormente ella cultivaría– esto le permitía recitar versos de memoria; se dice que era carismática, peculiar, brillante e ingeniosa lo que la volvía única. Las cosas–incomprobables– que se dicen y giran como leyenda alrededor de ella son mayormente de carácter sexual. Se dice que Wallāda acogía jóvenes mujeres en su palacio, les ofrecía protección y procuraba su educación, –y como Safo con sus alumnas– esto llevó a intuir que Wallāda tenía una relación lésbica con Muhýa, una de sus protegidas. Las sátiras que posteriormente Muhýa escribió en contra de su protectora pueden ser quizá consecuencia del desamor; sátiras en las que llama a Wallāda “solterona” y por último, y lo que nos lleva a hablar de la segunda de las leyendas que giran en torno a Wallāda, “promiscua”. La interpretación de los versos de Wallāda ha dado pie a que se le acuse de ser una devoradora de hombres, se dice que tenía versos pintados en los hombros, lo que se cree un tipo de provocación, pero como dije anteriormente, todo esto es una simple interpretación y no algo comprobable. Históricamente sólo dos hombres pueden ser vinculados amorosamente con Wallāda: Ibn Zaydun e Ibn ‘Abdus.
La mayor parte de la controversia respecto a Wallāda surge de su relación  con Ibn Zaydun; el amor que inicialmente inspiró a un intercambio de bellísimos versos entre estos poetas se convirtió en un intercambio de agudas sátiras, difamándose el uno al otro. El nombre de Wallāda era explícito en los poemas de Ibn Zaydun, lo que puso a la poetisa –tomando en cuenta el contexto social– en una situación delicada que dañaba tanto su reputación como la de su noble familia. Zaydun también dirigió sátiras a Ibn ‘Abdus, ministro con el que se relacionó amorosamente Wallāda (se dice que esta relación se dio por intereses políticos; la princesa corría peligro en Córdova, que era blanco de invasiones e involucrarse con el ministro Ibn ‘Abdus significada seguridad y protección), pero su meta siempre era la misma: desprestigiar a Wallāda. Finalmente Wallāda muere pasando los 80 años y se sabe que nunca contrajo matrimonio.
Elegí este poema e incluí su contexto porque funciona como un eficiente ejemplo de lo irónico que puede llegar a ser el amor. Ibn Zaydun, un amante despechado, busca desprestigiar a su amante y dañar su reputación; esto orilla a Wallāda a responder. Wallāda pudo haberse sentido vulnerable y acobardada por la situación, puesto que este escándalo hacía a su reputación pender de un hilo, sin embargo, la poetisa respondió con gracia y humor; irónicamente, en lugar de opacarla, Ibn Zaydun sólo logra hacerla brillar más. El estatus de Wallāda como poetisa depende de Ibn Zaydun; sus primeros poemas, de amor, estaban subordinados a los del poeta; pero su grandeza y vigencia como poetisa reside en ella, en su esencia, peculiaridad e ingenio y rompe con el yugo patriarcal en la Literatura Árabe.
  Ana Robles
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(Pintura de Frederick Arthur Bridgman.)
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La Historia del Cuerpo
En Historia del Cuerpo se hace un repaso sobre las nociones más importantes que se tuvo respecto al cuerpo humano y cómo es que éstas influenciaron las prácticas y los estamentos sociales. Primero que nada, se hace mención del origen de la concepción del cuerpo: Galeno argumenta que la mujer y el hombre tienen la misma estructura física, los mismos órganos sexuales; la única diferencia es que los de las mujeres están “hacia dentro” y los de los hombres son externos. Para Aristóteles, la mujer era una receptor de semen y para la tradición hipocrática nada existe si no hay placer de por medio. Roussel y Virey hablan de la imagen en sus postulados, de la atracción y de la naturaleza de las emociones y desde cuya perspectiva se habla de una misión homogénea sin importar el sexo: preservar la especie.
         Se creía que el orgasmo femenino era un sinónimo de buena circulación y de apertura para recibir la simiente del hombre. De esta forma se estableció que el placer es a la fertilidad, así como la frigidez a la esterilidad. Este placer era considerado como proporcional a los dolores de parto que sufriría la mujer al quedar embarazada. En el Renacimiento, siglo XVIII y principios del siglo XIX, dejó de considerársele al orgasmo femenino algo útil para la reproducción y dentro de los estudios hechos se hallaron otras cosas igual de importantes. Las mujeres y los hombres eran diferentes: las mujeres eran húmedas y los hombres secos; no compartían las mismas características ni física, mental o moralmente, se concluyó que tampoco compartían la misma inteligencia. Se desarrolló miedo a la mujer puesto que su orgasmo se definía como fuerzas epilépticas, próximas a la histeria que liberaban fuerzas telúricas. A partir de ese momento se redefinen las relaciones entre hombres y mujeres. La sumisión femenina fue justificada por la biología y expuesta por medio de tratados haciendo énfasis en las diferencias entre cada uno de los sexos (basta con pensar en Rousseau). El hombre (activo y fuerte) sólo es hombre en ocasiones, mas la mujer es mujer siempre, y es por esto que debería de gozar de una educación especial. Se reconfigura el discurso y el juego amoroso: la mujer necesita de sus sentimientos para sentir deseo; el hombre necesita tener una mujer, así sólo sea para encuentros casuales. Posteriores descubrimientos en biología justifican los nuevos estamentos, y tras descubrir que a diferencia de algunos mamíferos las mujeres ovulan independientemente del coito o del orgasmo, se hizo énfasis en que el placer era una nimiedad, reduciendo la copulación a un mero acto fisiológico.
         Se publicaron algunos diccionarios relacionados la sexualidad, los cuales buscaban compilar datos de todos los tiempos respecto al tema, y los cuales no tuvieron mucho éxito por su magnitud. En alguno de estos compendios se halla un artículo en el que se habla de las diferencias entre el hombre y la mujer: las fuerzas vitales están más desarrolladas en el hombre que en la mujer; los sistemas óseo y piloso están más desarrollados; la voz más grave; un cerebro mayor; columna vertebral y médula espinal más voluminosas (y es por eso que los hombres tienen mayor actividad en el sistema cerebroespinal, mientras que en las mujeres predomina el sistema simpático). Las mujeres tienen cuerpos redondeados y airosos, las caderas y la pelvis son anchas, tienen mamas más desarrolladas que los hombres, la piel es lisa y suave, son sensibles y su corazón fácilmente se aflige. Por ser opuestos y por querer buscar un complemento, el hombre y la mujer se sienten atraídos el uno al otro. Sin embargo, a este se contraponen los tratados biológicos, en donde se argumenta de lo que anteriormente se había hablado: para la reproducción no es necesaria la participación activa de la mujer.
         Respecto a los órganos genitales y a la sexualidad, se creía que variaban de acuerdo al temperamento. Las mujeres nerviosas eran propensas a caer en el “exceso sexual”. Los individuos sanguíneos gozaban de una gran energía, los atletas tenían miembros pequeños proporcionalmente al resto de su cuerpo y su libido era baja puesto que su energía se consumía en el deporte. El temperamento genital hacía que los individuos tuvieran cierta predisposición a enfermedades como la ninfomanía y la satiriasis teniendo además un olor particular y coloración intensa en la piel, ojos y el cabello. El temperamento frío implica indiferencia hacia el coito. Se observó que el clima afectaba también la libido: la temperatura alta favorecía la actividad de los órganos sexuales. También se observó que la ardua actividad física o intelectual consumía la libido, y por eso, se consideraba que los genios eran célibes. Los idiotas tenían alta actividad sexual y al mismo tiempo, los órganos sexuales muy desarrollados.
         Comenzó a considerarse al sexo un vicio. Se estableció una relación entre virilidad y el ahorro de semen. Y habiendo establecido anteriormente que el placer de una mujer es innecesario pero mayor que el del hombre, el hombre debe evitar que ella lo agote. Se creía que el esperma queda como residuo dentro de las mujeres, y que cuando estas conciben, el producto tiene rasgos de los amantes que la precedieron al esposo.  
         El coito interrumpido, la polución voluntaria y la masturbación estaban considerados pecados que debían confesarse. La molicie estaba incluida dentro de las prácticas contra natura, como la sodomía y el bestialismo. Se creía que la masturbación traía efectos secundarios tales como la fatiga al copular, desconocer la alegría, sentir exaltación, sufrir delirios, sentir horror, sufrir de trastornos alimenticios, toser, ahogarse, locura, epilepsia, estupor, imbecilidad, derrame de esperma en la sangre, tristeza, delgadez extrema, tez pálida y/o presencia de granos. Las tácticas y métodos de corrección implican duchas, compresión de la región del periné, ligadura, cauterización, electrización del pene, sonda en la uretra, administración de belladona o bromuro. El doctor Bergeret argumentaba que las enfermedades relacionadas con la sexualidad –temibles hemorragias, tumores, hiperestesia uterina, esterilidad y alteraciones en el sistema nervioso– tenían su origen en el abuso de la misma.
         Se especifica que aun cuando se intenta hacer un esbozo de las prácticas del siglo XIX, muy poca información es la que se tiene independiente a los tratados médicos y a las leyes. Quedan diarios íntimos, correspondencia y autobiografías, pero ante el temor al castigo, la sociedad calla. Las personas comienzan a prestar atención a sus cuerpos. La preservación del himen era el éxito matrimonial –el esposo es el que debe de revelar a su mujer el placer. Pero se tiene noción de que prácticas sexuales que no implican el rompimiento del himen se llevaban a cabo, por ejemplo, la insistencia de miradas, los roces, los abrazos, los besos, las caricias. Para los hombres, el contacto con las trabajadoras sexuales –algo bastante común– implicó el aprendizaje de su cuerpo como del cuerpo femenino.
Los anacronismo al hacer una lectura de este tipo de textos son recurrentes, sin embargo, sentir tan próximo a nuestro contexto el siglo XIX y el siglo XX es angustiante. Puede reconocerse dentro de nuestra sociedad varios de estos rasgos que de una forma u otra relegan a la mujer a una subordinación al hombre siempre justificada mediante diversas explicaciones. Quizá se ha alcanzado a consolidar relativamente el ideal de equidad ante la ley, y poco a poco se avanza hacia esa dirección, pero la percepción de la igualdad es otro problema. El machismo ha evolucionado a la par del feminismo, y se ha adaptado al discurso de equidad de tal forma que la igualdad se ha convertido en la gotera por medio de la cual el neomachismo se ha fundado.  La imagen de la mujer está bastante bien definida: es inferior al hombre, es más vulnerable ante el hombre, es maleable por el hombre. En base a esta percepción la relación hombre-mujer se define: el hombre, creador del sistema, sabrá cómo manejar a la mujer, mientras que la mujer, ofuscada por los preceptos y obligaciones impuestos por  su sociedad, se hallará vulnerable ante el sistema que el hombre creó para ella. La mujer tiene el rol más doloroso de todos: el de la pureza. Hemos visto que a lo largo de la historia el ideal de pureza se asocia con el de mujer, pero que al mismo tiempo, esto se yuxtapone a la mujer que trae los males, a Eva, a Pandora. La mujer entonces es entendida como un ser de dos polos, binario, que o es inocente, como “niño”, o autor de la mancha en la estirpe de la humanidad.
                                                                                                       Por Ana Robles
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[Le Déjeuner sur l'Herbe de Édouard Manet (1863)]
 Bibliografía: Corbin, Alain. Historia del Cuerpo, de la revolución francesa a la gran Guerra, Ed. Taurus, México, 2005, Segunda  parte, Alain Corbin, “El encuentro de los cuerpos”, p.p. 141-172.
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“No ponernos en riesgo. No autodisminuirnos. No ponernos en segundo plano. No colocarnos en la sombra. No subordinarnos automáticamente. No servir. No descalificarnos. No menospreciarnos. No depreciarnos. No hacer el consenso a la autodestrucción del yo. Vivir con la lógica y en beneficio de la ganancia para ti, o sea, ser egoísta. Hacer una nueva estética afectiva. Para cambiar, no hay respuestas dadas que se puedan generalizar como válidas para cada situación o para cada mujer, pero sí hay principios de vida y eso es lo que   feministamente podemos compartir. Mientras se desmonta el pecado y la culpa, aprender el goce de la subversión.”
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Lo que Sylvia Plath me enseñó
- Intenta leer otros escritores hasta que algo más salga. - Cree en tu historia - Sigue intentando. - Usa lo que conoces. - Se detallado. - Todo es últi. Todo es material. - Escribe. Escribe. Escribe. - Estudia. Estudia. Estudia.  - Trabaja en ello todos los días. - Piensa en ti como un profesional. - Mantén un diario para documentar momentos, administrar ideas y planear tu vida y trabajo.  - Mantente en contacto.  - Escribir es divertido. - Siempre estás aprendiendo. 
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Artículo por Brenda Mata Rojas.Laura Callaghan es una ilustradora irlandesa cuyos trabajos muestran mujeres en su ambiente natural haciendo sus actividades cotidianas. Mujeres reales en un ambiente multicultural y con una gama de colores fresca y completa. La artista ha llamado la atención de editoriales y marcas de talle internacional.
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Ubicadas en el Distrito Federal, Karen Condés y Ana Beatriz Martínez forman el grupo “Las hijas de la Violencia”. Utilizan arte para hacer conciencia de que los simples "piropos” no son un cumplido y solo llevan al acoso callejero, el cual solo ve a las mujeres como objeto.
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Dinah Rodriguez, Jennifer Cooper (comps) | El debate sobre el trabajo domestico
El interés por el tema del trabajo doméstico de la mujer se inició a partir de su opresión en la sociedad capitalista, en particular sobre la situación como ama de casa, esto a partir de los años sesenta del siglo XX. Esta compilación de artículos sobre el trabajo doméstico, escritos por autores de prestigio internacional, presenta textos polémicos de resonancia sobre la mujer y el trabajo doméstico; que si bien difieren entre sí por sus conclusiones, da cuenta, desde distintas perspectivas, de la crítica a un concepto del trabajo tradicionalmente restringido al ámbito de la producción de mercancías, así como de la necesidad de tomar en consideración la estructura, los procesos y la organización del trabajo familiar y de la reproducción. Los estudios que se incluyen ponen de manifiesto aspectos poco estudiados de la función del ama de casa en tanto que agente directo de la reproducción de la fuerza de trabajo y “compensadora”, mediante su trabajo en el hogar, del descenso del salario real a fin de mantener un presupuesto familiar. Los artículos más recientes tratan sobre la articulación entre producción y reproducción. El rasgo común que presenta la compilación es el hecho de que, dentro de sus propios enfoques temáticos, cada estudio puede considerarse un “clásico” en tanto que presenta nuevas temáticas y enfoques, y son todos artículos significativos en el llamado “debate inconcluso” sobre el trabajo doméstico.
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Women scientists made up 25% of the Pluto fly-by New Horizon team. Make sure you share this, because erasing women’s achievements in science and history is a tradition. Happens every day.
. http://pluto.jhuapl.edu/News-Center/News-Article.php?page=20150712
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Por Susana Vargas Hernández, escribe como la sociedad mexicana ve a las personas blancas como el estándar aprobado, a pesar que la mayoría de la población es mestiza y no encaja en ese patrón. Tomando en cuenta también la fuerte relación entre el racismo y clasismo, una interesante perspectiva sobre el racismo en el que estamos inmersos(as). 
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Marcela Lagarde | Claves feministas para liderazgos entrañables
“Entrañables” significa: con las entrañas, con el corazón, con lo que somos y lo que queremos ser. Porque somos esenciales para la vida, y sobre todo, porque somos portadoras de alternativas para hacer viables a la sociedad y al mundo.También significa los tipos de liderazgos que queremos hacer y en los cuales podemos desarrollarnos las mujeres feministas; éstos no son liderazgos de cualquier tipo, los liderazgos del pasado. Son los liderazgos que hemos ido inventando y descubriendo millones de mujeres en el mundo. Los que tenemos y necesitamos en muchos lugares; ejercidos por mujeres entrañables que impactan en sus comunidades, en sus grupos, en sus organizaciones. Si hacemos la historia de los liderazgos de las mujeres veremos que están marcados por la intencionalidad profunda de convencer a un mundo que desconfía, que desacredita la palabra de las mujeres, sobre todo cuando proponemos cambios radicales en cuanto a las relaciones entre los géneros. Entonces, una clave interesante en los liderazgos es la firmeza y la convicción en torno al convencimiento, aun en desigualdad. Las mujeres contemporáneas tenemos la marca de la Ilustración, tratamos de dar luz con conocimientos, con argumentos, con una racionalidad que suponemos y queremos universal. Los liderazgos de las mujeres son liderazgos de acción. Los liderazgos intelectuales son liderazgos de acción, los comunitarios también. Y eso, a su vez, impacta en la dimensión más profunda de los liderazgos, la ejemplaridad; son ejemplares. Nosotras tratamos de hacer algo extraordinario y muy interesante: volver vida misma lo que suponemos como idea del mundo.Es decir, hacer de las utopías, topías personales y colectivas. Cada mujer en sus acciones internaliza, traduce a la vida aquello que se propone como alternativa de mundo. Esta relación entre el pensar, el ser y el existir me parece que es una clave histórica y filosófica de los liderazgos de las mujeres.
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Primera publicación
Somos un colectivo de personas que residen en varias partes de México cuya intención es la inclusión, visibilidad y aprendizaje/desaprendizaje. Deseamos establecer un diálogo bilateral donde cualquiera pueda sentirse a gusto de aportar opiniones, teniendo siempre en cuenta el lenguaje y respetando las diferencias entre quienes nos rodean.
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