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Aceptar
Hoy me siento agotada, sin energía, decepcionada, avasallada, agobiada, aplastada.
Solo quiero sentirme amada, ¿qué quiero? no sé.
Tengo que aprender a amar, quiero volver a no sentir, quiero volver a no sentir.
Quiero enfocarme pero por algún motivo no soy capaz, diría que me hubiese gustado saber que era la última vez pero ya lo dije otras dos veces anteriores y para obtener resultados diferentes dicen que hay que actuar diferente, no sé si quiero algo diferente ¿qué tan diferente? ¿para mi bien o para mi mal? ¿bien, mal, según quién? nunca me llevé bien con ese tipo de situaciones: me hubiese gustado saber que era la última vez.
Tengo que dejar de esperar, tengo que mejorar.
Quiero sangrar mi amor, quiero sangrar hasta sentirme vacía y renacer de entre los muertos con toda la pasión por vivir que sea posible y sin recuerdos.
Odio los recuerdos, odio el dia en que te conocí, odio sentir y odio tener que aceptar, soy necia, odio ser necia.
Muy necia, nunca me gusto perder. En realidad, nunca perdí en materia del amor. Quien no ama no puede perder.
Amar es tener que perder constantemente, yo no se perder, es ceder y yo no sé ceder.
“¿Qué es el amor para vos, Cande?”
Los contemporáneos que ignoran y no aman dicen 'el amor no tiene que doler'.
El amor sin dolor no es amor, el amor es estar obligado a sentirte incómodo, el amor es miedo, el amor es inseguridad, el amor es bronca. Una persona muy sabia hace unos días me dijo ‘el amor y la muerte son lo mismo, a los dos hay que aceptarlo, se vive con eso, no se supera’ y tiene razón, el amor es morir y estar obligado a renacer todo el tiempo.
“Pase lo que pase, la vida sigue, Cande” dejame seguir.
El dolor. El dolor no es opcional, bajo ningún punto de vista, los que saben dicen que sirve para sentirse vivo y para aprender, como cuando te duele el cuerpo, sabes que lo tenes porque duele pero cuando no, no somos conscientes de ello. No sé, yo no sé nada, en este momento solo intuyo y quizás erradamente, me gustaria volver al tiempo atrás, decir que no y ese maldito día haber mirado el pasillo, a quien me hablaba, a los ventanales, a la luz cálida del sol de mediodía que entraba por el traslucido techo y reflejaba en el árbol del medio del patio interno y haber ignorado el hecho de que estabas ahí sentado, podría haberme perdido en mis pensamientos como usualmente hago, podría haber hecho todo eso y otras millones de posibilidades en lugar de verme reflejada en los ojos más profundos que vi ¿por qué estabas ahí? “es la misma pregunta, Cande”.
Estoy aterrada, me dicen ‘aprende a vivir con la espina’ ‘hay gente que no se supera nunca’ ‘tenes que aceptar’ me importa una mierda, no quiero esto, la negación.
Estoy muy cansada, no quiero aceptar, quiero olvidar, quiero borrar.
Quiero que dejes de doler, te quiero.
‘Necesitas buscarte a otra persona’ ‘necesitas un novio’ ¿qué carajo saben los demás? Estoy exhausta. Lo último que necesito en mi vida es lidiar con mis sentimientos hacia otra persona.
Me extraño a mi misma antes del caos, extraño mi filosofía de vida de vivir sin sentir.
Quiero que mi ser se desprenda de todo, aunque sangre, me lo quiero arrancar, "pero, Cande, no te podes desprender de todo" intento desarraigar de mi percepción todas esas interminables charlas, toda la lujuria, el amarte, el extrañarte, el odiarte, la envidia, el recelo, todas tus miradas a través de la habitación, esas con furia, con alegría, con celos, con amor, con inhibición, todas esas en las que veía cómo tratabas de luchar contra lo que sentías y fracasabas, me quiero arrancar todas tus caricias, las suaves que me daban cosquillas y esas en las que sentía la dureza de la yema de tus dedos sobre mi piel, todos tus besos, todos tus aterciopelados abrazos pero sobretodo los violentos y los inesperados, la textura de tu piel, la forma y el sabor de tus labios el que siento de memoria, tu olor el que me asfixia y me ciega, te quiero arrancar de mi todo entero, el pasado, el presente y el futuro.
Dicen que tengo que aceptar.
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-me gusta tocarte
-y a mi me gusta que me toques.
por eso funcionamos tan bien.
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esos días, hoy
si hubiese sabido que esa noche iba a ser la última noche que te vería, me hubiera permitido muchas más cosas de las que me permití, te hubiera dicho, entre otras cosas: es verdad que no me conozco, pero con lo poco que me conozco, estoy segura que va a haber días en que voy a tener unas insaciables e insoportables ganas de verte.
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Hubiese preferido que no me dejaras conocer jamás la sensación de ser amada por vos a que me demuestres que me amas y después me lo quites así sin más.
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a veces, de la nada, me acuerdo de tu mirada posar ininterrumpidamente sobre mi mientras estaba distraída, me acuerdo de la sensación de tus manos acariciando mi mejilla, me acuerdo nostalgicamente de tu sonrisa y me descompongo, quiero vomitar.
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Entre frascos y náuseas
Después de varios días, de un par de semanas, de vaivenes anímicos, tomé valor para enfrentarme a la hoja en blanco y ponerme a escribir, con toda la valentía que eso implica. Escribo desde la nostalgia, escribo desde la miserabilidad, escribo desde la derrota, escribo desde la resignación, escribo desde el cansancio, escribo desde el desdén, escribo desde la náusea.
Una noche calurosa, viniste sin preámbulos, con desesperación -¿o emoción?- hacia mí, sin importarte quién estuviera acompañándome. Con todo lo que eso implica, le das tanta importancia a lo que dicen los demás.
Me buscabas, te buscaba, te inhibías, sonreías, con la cabeza gacha como un niño que enfrenta algo que considera intimidante pero divertido. El hielo se debilita, se derrite.
Desde el misterio y la confusión te llamo, mis cartas de siempre. Me seguís, así sin más, poco frecuente.
De un momento a otro, no sé cómo, me encuentro con el roce de tu piel, puedo sentir los vellos de tus brazos, la asperidad de tu mejilla, la rigidez de la yema de tus dedos en mis frías manos, en mi inexpresivo y mal-acostumbrado rostro. De un momento a otro, no sé cómo, encima tuyo; nos miramos en lo que pareció ¿eterno o efímero? - no sé muy bien calcular el tiempo cuando se trata de vos - pero demasiado profundo, sin dudas, no sé cómo, un te amo en mi mente, sin titubear, sin dudas, impulsivo. Me abrazas, me besas, entre risas, me brindas toda tu más pura esencia, sos transparente, puedo ver a través de tus ojos, puedo ver a través de tus gestos, nadie se priva de nada, somos.. ¿libres? Si es que eso existe. Otra vez, atentando contra mis propias convicciones a causa tuya.
Te dormís, te sobresaltas y siento tus brazos y tus manos tomándome con fuerza ¿dónde estás?
Cruzamos la puerta del caluroso departamento, hace frío afuera, me miras como esperando algo de mí, nada quizás -me conoces- sólo observas, coincidimos medio segundo con una disputa entre la indiferencia y el desamparo.
Escapo.
La luz del ascensor es blanca como la de los hospitales, ese blanco puro y desalmado que te raja la córnea de los ojos, el gris del acero y los espejos no ayudan, la distancia entre nosotros es mayor, ¿dónde estás? Los silencios con vos se sienten cómodos a pesar de la situación. Pensás, ¿en qué pensás?
Finalmente, son las 7 de la mañana; es temprano todavía, te digo -¿y qué?- me preguntaste, siempre esperando algo de mí que yo no me permito dar.
Silencio, misterio, confianza.
Abro la puerta principal vidriada y entre el marrón madera de los asientos y las paredes, me besas la mejilla, me besas los labios, siento la delicadeza; nos abrazamos, siento la violencia, cierro los ojos, qué bien se siente estar entre tus brazos, ese calor, esa cercanía, esa entrega.
Probablemente no lo sepas pero es mi primera vez.
Me doy vuelta y me voy de regreso a la frialdad del ascensor, te quedas tieso mirandome, tus ojos gritan desamparo, como en la anterior despedida, esperando nuevamente algo de mí que sabes bien que no puedo/no quiero/no me permito dar, me decís algo por lo bajo que no entiendo -chau- respondí y desaparecí de la cálida madera.
Ambos intuimos que iba a ser nuestra primera, única y última vez, y así fue.
A decir verdad, 'ambos'... solamente vos lo sabías.
Si hubiese sabido hubiese actuado diferente, quizás, o no ¿quién sabe? Es muy probable.
Me duele y quiero vomitar.
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no esperes nada de mi
no siento nada de lo que afirmas que siento no soy nada de lo que con tanta liviandad decis que soy no tengo respuestas a ninguna de las preguntas que me haces la gente con total impunidad actúa como si esperara cualquier cosa de vos y dentro de la infinidad de opciones que engloba el termino cualquier cosa yo no puedo hacer ni una
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perdón
acostada bajo la luz de la luna pienso en esa noche que volvimos caminando hasta tu casa en lo que parecía el medio de la nada. todos los días paso por ahí, sin embargo, jamás habia sentido tanta paz, todo el alrededor se desvaneció, lo cotidiano se disolvió y desaparecimos, no importaba nada más. me mirabas, te miraba, corrias la mirada hacia adelante y sonreias, jamás te habia visto tan suelto y en confianza con nadie en dos años y menos sonreir de esa forma. minutos antes me manifestaste, siendo muy expresivo, cosa que jamas haces, que me abra a vos, que me suelte, me libere y a pesar de todo no puedo hacerlo. sé que te costó pero mi actitud te ayudó a abrirte y sé que me querés incluso más de lo que admitís, sé que a pesar de todo, con miedo, te esforzaste y te desnudaste ante mí. crei, erroneamente, que estaba lista y convencida para volver a arriesgarme y aunque tu mirada me derrita y tu sonrisa me derrumbe, realmente me voy.
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INICIO: punto de partida
que te queres divertir, que queres jugar? que nadie quiere? cuales son las reglas del juego? conste que estoy en clara desventaja ya que me estas limitando el ámbito en el cual mejor sé jugar, pero vamos, que no sos el único que pretende divertirse, acepto el reto. elegiste el mejor adversario aunque no creo que sepas a lo que te estas enfrentando. tenes que tener en cuenta que si vos mentis bien, yo miento mejor. sabé que te podes quemar. en el ámbito del sentimentalismo no se moverme tan bien como vos pero si se fingir, llevo haciendolo toda mi vida, estamos a mano. vos sos solo un niño inocente buscando diversión y yo soy muy competitiva. vos queres ganarme a mi y yo quiero el primer puesto. jugas de local mientras yo juego desde la desvengajoza inexperiencia. esta es tu primera vez cuando yo a estas cartas ya las sé. tus fortalezas y debilidades ya las expusiste mientras vos de mi poco sabes. reitero, mostraste tus cartas antes de tiempo y te convenía irte al mazo porque te tiré mi primera pero todavía me quedan algunas cuantas más. te amo pero me amo mas a mi. tenes la piel demasiado sensible, sé precavido que te podes quemar. acepto. que comience el juego.
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