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La bicicleta y yo
De pequeños, todos los niños quieren una bicicleta, incluyéndome a mí. Fue cuando tenía 6 años que decidí hacer mi carta a los Reyes Magos y pedirles una, para lo cual, me la trajeron. Hubiera aprendido a manejarla como cualquier otro niño ansioso que se la ha pedido a los Reyes, pero no, no fue mi caso. Cabe mencionar que cuando yo era pequeña tenía un genio de la chingada, sí, así de feo, me enojaba por todo y con todos, tanto así que mis padres decidieron llevarme al psicólogo para ver por qué tenía tanto odio en mi pequeño corazón... bueno, no es cierto, lo del psicólogo sí, lo del odio en mi corazón no, simplemente era muy enojona y de carácter fuerte. Es por eso que nunca aprendí a manejar mi bicicleta, porque siempre que lo intentaba y no podía, me enojaba y desistía... mi perseverancia tampoco era de admirarse, sin embargo, con los años mejoré, no se preocupen. Mis padres, al igual que yo, desistieron y decidieron regalar mi bicicleta a otro niño que sí quisiera aprender a manejarla. A lo largo de mi vida, cuando por alguna razón salía el tema de las bicicletas, muy apenada, tenía que decir la verdad: “no sé manejar bicicleta”. Es muy chistoso porque aquellas personas que prometieron enseñarme a manejar bicicleta fueron mis novios, en algún momento, solo que nunca lo hicieron porque, pues, el amor no es para siempre... Y así es como hasta la fecha, yo, Vania Guadalupe Cruz Ríos, con 19 años de edad, no sé manejar bicicleta. Sí, si lo sabe Dios, que lo sepa el mundo. Amén.
P.D.: Ya que al parecer a nadie le importa lo suficiente enseñarme a manejar bicicleta, yo misma lo voy a hacer, no me importa cuántas veces me caiga ni cuánto miedo tenga (porque la verdad sí lo tengo, mientras más grande peor). Solamente me falta conseguir una… así que… si alguien tiene una… pues, ¿me la prestan?
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Me gusta alguien
Me gusta alguien y me gusta que me guste. Es bonito volver a sentir emoción por una persona. ¿Que si quiero algo serio con él? No lo sé. Sólo sé que me gusta. Sin embargo, estoy abierta a cualquier posibilidad, no me cierro por haber tenido una decepción amorosa en el pasado ni afirmo que el amor no existe.
Me gusta que tenga energía de sobra, no tengo idea de dónde saca tanta, es una pila. Siempre está contento, alegre, cantando, bailando. Yo, por otro lado, soy más pasiva. Supongo que es cierto eso de que los opuestos se atraen.
Es muy atento, caballeroso, me pone atención, se interesa en lo que le cuento e inclusive me pide que le cuente más. Me gusta. ¿Que si yo le gusto? No lo sé. Muchos me han dicho que sí, eso me gustaría creer, pero tampoco me quiero hacer ilusiones y esperar cosas que tal vez no pasen. Así me siento bien, tranquila. El tiempo dirá qué pasa, si algo se da, lo aprovecharé y seré feliz, y no, seré feliz de igual forma.
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Despertar
¿Alguna vez te has preguntado que pasaría si no pudieras despertar de un sueño? Yo sí, muy a menudo.
Por alguna razón tengo cierta facilidad en cuanto a tener noción del tiempo, por ejemplo, alguien podría preguntarme la hora después de no haber visto el reloj por un largo rato y acertar, o cuando me dan un tiempo para presentar algo, termino en el momento justo sin siquiera haber estado contando el tiempo. No digo que me pase siempre, pero me ha pasado varias veces. Como sea, algo que sí me pasa constantamente, todos los días (a menos que esté tan cansanda como para no pararme a comer siquiera), es despertarme uno o dos minutos antes de que mi alarma suene, o despertarme a horas exactas; es muy extraño pero le agradezco a mi cuerpo por hacer que esto pase. Hay veces en que mis sueños se sienten tan reales que cuando despierto es difícil creer que solamente estaba soñando. En otras ocasiones me ha pasado que en mi propio sueño yo misma sé que ya es hora y no he despertado, así que me obligo a hacerlo, dentro de mi sueño y, de cierta manera es fácil. Pero hay veces en que me he puesto a pensar en qué pasaría si un día no despierto, si un día no puedo salir de mi sueño. Tal vez sea ridículo, pero me asusta, incluso se ha convertido en uno de mis peores miedos.
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¿Existe algo mejor que tener hermanos?
Si hay algo que le agradezco infinitamente a mis padres y a la vida, es tener a mis dos maravillosos hermanos. Es como tener un club secreto donde podemos contarnos cualquier cosa y siempre tendremos la certeza de que nos vamos a apoyar en cualquier situación, trataremos de darnos los mejores consejos y vivir juntos todas las experiencias que sean posibles. Me alegra saber que hay dos personitas que se preocupan por mí tanto como yo por ellos. En éste club donde los secretos vuelan libremente sin temor a ser revelados, el amor y el respeto es tan sincero y puro, y eso es algo que le agradezco muchísimo a mis padres, por habernos inculcado y educado de tal forma.
Antes, cuando éramos pequeños, no me llevaba muy bien con ellos, peleábamos todo el rato y por cualquier cosa, pero ahora los tiempo han cambiado, los tres hemos madurado (o al menos eso sigo intentando yo) y sabemos la importancia de tener una relación tan fuerte entre nosotros. Ahora somos inseparables, somos nosotros tres contra el mundo y nada ni nadie podrá separarnos.
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Recordando a la danza
Hace unos días me encontraba viendo unas viejas fotografías de cuando solía bailar danza contemporánea. Me hicieron sentir tan plena y feliz con solo verlas. Recordé las 12 horas que tenía que entrenar por semana, era muy pesado, pero me gustaba estar ocupada y más si era en algo que me gustaba. Me acordé también de las horas extras que tenía que pasar en la Academia cuando eran tiempos de presentaciones y competencias, prácticamente me la pasaba ahí desde que salía de la escuela hasta las 12 de la noche cuando mi profesor se daba cuenta de que ya era muy tarde para seguir ensayando y dando clases. Me alegra mucho haber conocido a mi profesor de danza, es una persona muy admirable y llena de pasión y determinación, que a la vez nos la contagiaba a todos sus bailarines; ésta persona no solo me hizo crecer como bailarina, sino también como persona, su filosofía y forma de pensar eran de admirarse. Hice memoria de esos 5 años en los que formé parte de aquella compañía de danza en la cual hice amigos tan talentosos y llenos de vida. Desafortunadamente, desde el año pasado tuve que dejar atrás eso que me hacía tan feliz, ahora sólo me quedan los recuerdos, los buenos amigos y todas las enseñanzas que recibí ahí. Espero nunca dejar de bailar, pues desde que era muy pequeña la danza ya ocupaba una parte importante de mi vida, y el hecho de abandonarla me rompería el corazón.
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Regreso
Me encanta volver a casa. El amor de mis padres es tan grande que se respira apenas llego. No hay nada como estar rodeada de las personas que más amo, mi familia.
Extrañaba las tardes de reuniones familiares en la sala, mi parte favorita de la casa, ya fuera para ver películas o simplemente estar ahí, platicando y contando anécdotas. Echaba de menos también una buena comida de mi madre, rica y deliciosa hecha con amor, sus apapachos y palabras alentadoras.
Extrañaba a mis amigos, mi casa, extrañaba mi pueblo, su tranquilidad, su silencio. Volver es lindo, aunque sea por un rato. Darme un respiro en mi hogar junto a mi familia es de lo más bonito.
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Vivir en un condominio
Vivir en un condominio no es de mis cosas favoritas. Extraño la amplitud de mi casa, el aire fresco entrando por las ventanas, la tranquilidad, el silencio...
Aquí todo es muy diferente. El departamento es pequeño, pero no me quejo, tiene todo lo necesario para vivir cómodamente, sin embargo el exceso de ruido es algo que verdaderamente me molesta y me pone de malas. Mi vecino de enfrente, el del 402, se la pasa hablando por teléfono a todas horas, y no me molesta que lo haga, lo que me molesta es que ese señor no habla fuerte, ¡ese señor grita! y para colmo, le gusta hablar por teléfono en su ventana, como para que todos en el edificio nos enteremos de sus problemas personales y de trabajo... -Señor, por favor, suficiente tengo con los míos-.
Más arriba, en el 502, viven unos chicos que se la pasan jugando Xbox todos los días, todo el día. En serio, no miento, desde que se levantan hasta que se duermen, y es que es imposible no saber que están jugando porque sus gritos de emoción se escuchan hasta la planta baja. Me alegro por ellos, qué bueno que tengan tanto tiempo libre y que lo gasten en algo que les divierte, debo admitir que hasta me da un poco de envidia, pero luego recuerdo que yo también tengo mis partes divertidas del día: las mañanas. Cuando salgo de mi departamento y el Schnauzer del 404 comienza a ladrarme desde dentro, me gusta hacerle frente y ladrarle también, pues al oírlo, los demás perros del edificio lo siguen, y es gracioso porque una vez que empiezan no hay quien los pare.
Por otro lado, me molesta que lo guardias de vigilancia del condominio no sean amables ni respetuosos, yo se que ser guardia no está dentro de la lista de trabajos deseados, pero es su trabajo y lo tienen que hacer bien. No pido que me deseen un buen día con una sonrisa de oreja a oreja cuando salgo, pero no les cuesta nada decir “de nada” una vez que les doy las gracias por abrirme la puerta de mala gana o contestarme cada vez que los saludo, por respeto, claro, de ser por gusto no lo haría.
En fin, vivir en un condominio no es fácil, rodeada de otros inquilinos que al igual que yo, tienen cien problemas y mil cosas en la cabeza. Sería estupendo vivir junto a personas respetuosas, amigables y comprensivas, pero éste no es un mundo perfecto y yo tampoco soy perfecta, así como me quejo de mis vecinos probablemente ellos se quejan de mí también.
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Sensatez
Definida como una cualidad que tienen las personas que muestran buen juicio, prudencia y madurez en sus actos y decisiones. En otras palabras, ser sensato es conocerse a sí mismo, es quien hace el bien y no el mal, es el que se ocupa de buenas obras. Pero si entonces ésto es la sensatez, ¿no es alguien sensato alguien perfecto? Pues quien se conoce así mismo sabe quién es, cómo es y de lo que es y no capaz, quien hace el bien y no el mal es porque sabe la diferencia entre ambas, y el que se ocupa de obras buenas es porque sabe lo que es ser bueno. Pero para ser perfecto necesitaríamos nunca equivocarnos, descartar la opción del error, hacer las cosas siempre bien y por ende ser felices. Pero ser perfecto no es ser feliz. Entonces, si ser sensato es ser perfecto pero a la vez no porque ser perfecto no es ser feliz… qué es la sensatez.
Si la sensatez fuera la perfección misma, no existiría en el mundo hombre sensato, debido a que todos tenemos una larga lista de errores. Sin embargo, sí existe en el mundo hombre sensato.
Ser sensato no es ser perfecto, ser sensato es “saber lo que se sabe y lo que no se sabe”, y si esto conlleva conocerse a sí mismo, encargarse de buenas obras al igual que hacer el bien, entonces cada quien haría lo que sabe hacer para no obrar mal.
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Escribe lo que sientes por una persona.
Admiración. Eso es lo que siento por ti, abuelo.
Tienes el carácter más fuerte que jamás le he conocido a alguien, pero también el corazón más grande y dulce.
Te admiro porque eres un luchador, porque ni por haber pasado por situaciones tan difíciles te diste por vencido, tus ganas de querer salir adelante siempre fueron mayores a tus limitaciones.
Me da gusto saber que al final te sientas satisfecho por todo lo que lograste. Por otra parte, me entristece verte en cama sin poder hacer lo que tanto te gustaba y apasionaba, tu trabajo. Ser un ingeniero siempre fue uno de tus sueños, y gracias a ti, ahora es uno de los míos. Me hubiera encantado que alguna vez me transmitieras parte de tu conocimiento, porque sé lo mucho que te gusta enseñar cuando se trata de ingeniería.
Eres de las personas más importantes de mi vida y de las que siempre quiero aprender. Te amo infinitamente.
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Carta
Domingo 18 de febrero de 2018
Querida madre:
Las palabras que a continuación escribo no son ni un cuarto de las que me gustaría decirte en persona.
Llevas casi medio siglo en este mundo alegrando a todos con tu gran humor, ilustrándonos con tu amplio conocimiento y sabiduría, poniendo orden y haciendo justicia a donde quiera que vas.
Eres una mujer de carácter tan fuerte que es difícil, para quienes no te conocen, creer que tienes un corazón de miel. Me has amado como nadie lo ha hecho jamás, me has hecho quien soy ahora y quien quiero seguir siendo.
Extraño no tenerte tan cerca de mí, extraño las tardes de películas que solíamos tener, incluso extraño pelear contigo, así de falta me haces. Pero más extraño tus abrazos y apapachos, como los que me dabas cuando era pequeña.
Ya casi es tu cumpleaños y me entristece saber que será el primero en el que no podré consentirte ni darte mil besos y abrazos. Sin embargo, me siento plena y llena de felicidad al saber que tendrás a papá a tu lado en ese día tan especial. Tú lo mereces todo, mujer. Eres una persona maravillosa y una excelente madre, doy gracias a Dios y a la vida de ser tu hija. Sigue siendo quien eres, porque así eres perfecta.
Te amo infinitamente. Cuento los días para verte y abrazarte.
Con todo mi amor, Vania, tu hija.
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Reseña: Juego de gemelas.
Unas gemelas que fueron separadas al nacer después del divorcio de sus padres, se conocen por casualidad después de casi 11 años en un campamento.
Las niñas habían vivido separadas en distintos continentes; Haylie Parker, con su padre Nick en Napa, California, y Annie James, con su madre Elizabeth en Londres, Inglaterra.
Durante su estancia en el campamento, las niñas deciden aprender todo sobre la otra, pues su plan es que al final cambiarán de vidas para conocer a sus padres, quienes en algún momento se darían cuenta y tendrían que devolverlas, y de ésta forma, al verse de nuevo, renacería lo que algún día los hizo estar juntos.
Desafortunadamente, su plan se complica cuando descubren que su padre, Nick, está a punto de casarse con una mujer que solo lo quiere por su fortuna, por lo que deciden acelerar su plan, haciendo que sus padres se reencuentren antes de lo planeado, y así, evitar que su padre cometa un error casándose con aquella mujer.
Finalmente, después de realizar muchas travesuras en su afán de separar a su padre de su novia, consiguen que la boda se cancele y que sus padres vuelvan a estar juntos.
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Fanfic: La tortuga y la liebre
Hace mucho tiempo, en un precioso bosque, vivían una tortuga y una liebre.
Esta liebre era única en su especie, tenía una cola más larga de lo normal que le daba la oportunidad de utilizarla como timón para cambiar de direcciones al momento de correr.
El bosque entero admiraba su gran cola y la rapidez con la que ésta le permitía desplazarse. Inclusive todas las hembras querían salir con él, y ya que la liebre se creía todo un galán, nunca decía que no.
Además de vanidosa, la liebre siempre se burlaba de la lentitud del resto de los animales, pero especialmente de la tortuga.
Un buen día, la tortuga se cansó de tanta burla y la retó a una carrera, a lo cual la liebre no pudo parar de reír, puesto que sabía que era muchísimo más rápida. Sin embargo, tras pensarlo un poco, aceptó el reto.
El gran día llegó y miles de animales se reunieron a ver una carrera en la que todos creían saber quién sería el ganador. Sin embargo, al momento en que se dio la señal de salida, la liebre no estaba allí, se encontraba en lo profundo del bosque con algunas hembras que no paraban de aumentarle su ego. La liebre había olvidado por completo la carrera, y para cuando se acordó, ya era demasiado tarde. Llegó casi volando al lugar de la competencia y vio que la tortuga estaba a unos cuantos pasos de cruzar la meta, así que se echó a correr lo más rápido que pudo. Pero para su mala suerte, cayó al suelo a los pocos pasos…Se había pisado la cola.
Al final, la tortuga ganó la carrera, ahora todas las hembras querían estar con ella. Por otro lado, la liebre pasó de ser popular, a ser la burla de todo el bosque.
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Autobiografía
Mi nombre es Vania Guadalupe Cruz Ríos, nací el 26 de febrero de 1999 en la Ciudad de Oaxaca de Juárez y soy la menor de tres hermanos.
Soy originaria de un pueblo cercano a la ciudad, muy bonito a mi parecer, donde cursé el Jardín de niños. Sin embargo, a partir del primer grado de Primaria, mis padres decidieron que lo mejor para la formación académica, tanto de mis hermanos como mía, sería que estudiara en escuelas particulares de la ciudad, debido a que la educación pública en mi estado no es muy buena.
Desde muy pequeña me despertó el interés por el baile y la danza, y por ésta razón comencé a practicar ballet desde los 6 años. Más adelante, mientras llevaba a cabo mi educación media, practiqué ciertas disciplinas del deporte como natación y gimnasia, al igual que algunos otros géneros de la danza, como la folklórica y la árabe, pero no fue hasta los 13 años cuando hallé el género que en realidad me gustaba: la danza contemporánea. Desde esa edad y durante cinco años, formé parte de una de las mejores compañías de danza de la Ciudad de Oaxaca, pero esto concluyó al comenzar mi formación universitaria, ya que actualmente resido en la Ciudad de México, donde me encuentro estudiando Ingeniería en Desarrollo Sustentable en el Tecnológico de Monterrey.
A lo largo de mi educación media superior y profesional, he podido vivir situaciones que me han ayudado a madurar y a expandir mi conocimiento, y no solo en la parte académica; así también, he tenido la oportunidad conocer personas maravillosas que han aportado algo bueno en mi persona.
Deseo seguir creciendo en todos los aspectos, en estos tiempos tan retadores, verme conseguir mis metas y cumplir mis sueños, pues a mi juicio, éstos últimos son los cimientos que le dan soporte a la vida, brío a la mente y alegría al corazón.
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