Yo no te busco por tus caderas, ni por tus pechos, ni por besos. No te echo de menos por tu olor, por tu tacto ni el sentimiento que me genera verte sonreír mientras estás desnuda.
Te equivocas, amor.
No es la lujuria de ahogarme en tu entrepierna mojada ni la gula de besarte hasta el aroma lo que me mantiene unido a ti. No es la envidia de tus sábanas que te envuelven y te mantienen a salvo del frío que quiero tenerte en mis brazos.
Te equivocas, vida mía.
No te quiero.
¿Pero qué sentido tiene el aire si no huele a ti?
¿Qué sentido tiene el amor si no se funde en tu piel?
¿Dónde preferiría perderme que ahogado en tus labios?
The hard truth is that everything you do, good or bad, catches you up eventually. Good karma or bad karma, it will come. And you will not be prepared, but you do not need to be ready for it.
Trust your instincts and and let your gut take the full shot.
Una vez me preguntaron que qué le diría a mi yo de hace 10 años.
Y no sé. No sé que me diría a mi misma si pudiera. He escavado en mi mente para poder encontrar algo que decir, pero no se me ocurría nada.
Tal vez le diría: cuida más tu piel, estás horrible con esos granos en la cara.
“Ten más cuidado con lo que comes, estás engordando mucho”
“Haz ejercicio, eres una floja”
Pero también le diría: “Eh, estás luchando, no te has rendido, bien, lo estás haciendo bien.”
“Estás aguantando cosas que no tienes por qué aguantar, sal de ahí, no está bien”
“Arriésgate un poco, ¿Y si sale bien?”
Pero de nada sirve pensar en el qué podría haber hecho entonces. Las decisiones ya las hemos tomado, y hemos llegado dónde esas decisiones nos han llevado. Sean buenas o malas, estamos dónde hemos querido estar al tomar las decisiones, conscientes de ello o no.
Estamos dónde merecemos.
Supongo que lo errores nos llevan a más errores.
Y mi yo de hace 10 años, tomó muchas decisiones autodestructivas, por eso estamos aquí. Por eso estoy aquí.
¿Sabes esa soledad que sientes incluso estando rodeado de millones de personas? ¿Ese dolor en el pecho cuando te dicen o ves algo que no querías saber? ¿Sabes esas veces que te falta la respiración?
Así me siento siempre. Encerrada en mi propio cuerpo, del que quiero escapar todo el tiempo. Odiando cada parte de mi ser, cada milímetro de piel que hay. Odiando todo lo que soy, todo lo que tengo.
Vacío, dónde antes latía un corazón lleno de alegría.
Miedo, dónde solo había una chica ilusionada buscando sus sueños.
Tristeza, dónde antes brillaba la esperanza.
Inseguridad, dónde solo estaba una chica con ganas de comerse el mundo.
Soledad, cuando solo había anhelo de una compañía.
Y ¿sabes? siempre buscaba un hueco para poder intentarlo una vez más y no rendirme. Lo intenté, todo. Puse garras y dientes, sudor y lágrimas, sangre y toda la fuerza que pude reunir para escapar de la tremenda oscuridad que amenazaba con arrollarme día tras día. Le eché ganas y valentía. Todo ¿Para qué? Para nada.
Aguanté cosas que nadie más haría, luché con las ganas de acabar con todo de una vez. De verdad que lo intenté todo. Pero estoy cansada, ¿Sabes? Dar todo y no recibir nada.
Responder todo el tiempo con un “estoy bien” cuando me preguntan “¿Qué tal?” aun teniendo lágrimas en los ojos. Y no sé, tuve que tragarme las palabras que tengo clavadas en el pecho por no herir a los demás, cuando ellos me clavaron un puñal directo en el corazón. Y es cierto, las almas bondadosas son las que más sufren.
Pero, ¿a qué costo?
Luchar, ¿para qué? Si la batalla ya está perdida desde hace tiempo.
Me encuentro en un limbo entre la vida y la muerte, más cerca de la muerte que de la vida. Y entonces el dolor en mi pecho crecía aún más, como si fuera a explotar en cualquier momento.
Dolía, sí, dolía mucho. Y duele, y aún quema por dentro todo ese dolor. Infinito, ardiente como el mismo infierno.
¿Cómo podía ser valiente cuándo todo en lo que creía, todo aquello que quería y todas aquellas personas en las que confiaba, todo eso estaba hecho pedazos? ¿Cómo iba yo poder ser valiente en estas circustancias? ¿De qué serviría si quiera?
Las noches dejaron de ser silenciosas por el ruido incesante de mis llantos.
Los días ya no eran tan luminosos, ni aun cuando el sol estaba en su punto más alto sin nubes que lo escondieran.
Ahora la cama era mi refugio.
Y sí, fueron varias noches en vela llorando. Muchas de ellas pensando que sería la última, mas nunca tuve valor para acabar con ello.
Ya ni la muerte era una opción.
Ya no es estar triste, enfadada, feliz, eufórica... Ahora se trata simplemente de estar. Sin más, sin cuentos.
"Que mísera tristeza intentar salvar un pétalo a punto de caer. El pétalo ya ha caído, la flor pierde una parte de su belleza y aquí estoy yo, dándolo todo para que el pétalo no caiga y no siga su curso natural.
El pétalo debe caer.
La vida debe seguir.
Yo no debo llorar por ello.
La vida debe seguir.
La flor debe perder su brillo y ser solo espinas para que al llegar una nueva primavera, vuelva a brillar con todo su esplendor."
"Como aquellos cometas que surfean el cosmos, enormes, infinitos podría decirse casi. Con la fuerza de destruir y arrasar planetas, así pasaste tú, junto a mí, junto a mí mundo. Un segundo antes y ni siquiera te habría visto, un segundo después y nuestro choque habría sido tan grande que solo habría quedado un agujero negro en ambos, un susurro de algo que fue y no fue, o que no sabemos. Pero fue perfecto el universo, nos encontró en el lugar y momento exactos para conocernos y dejar la huella en el otro, sin destruirnos al chocar toda nuestra vida". Ernesto Bello
"Sé lo que es el miedo a vivir, sé que es eso con lo que despierto cada mañana y me atemoriza hacer si no estás a mi lado. Pero, quería conocer que se siente tener miedo a morir, entonces, Te entregué todo y más que eso, comencé a amarte, ahora tengo miedo hasta de mi sombra si no estás aquí. Pero tranquila, que recordar que tu amor me sostiene me mantiene atado a la valentía por una de sus pequeñas y delicadas esquinas.
Y es que, creo que de eso se trata, de amar entregándolo todo, sin pensar en nada más. Y así Te amo, desde aquí hasta las últimas consecuencias. Porqué no sé que me hiciste, pero por favor, hazlo cada día a partir de hoy, así como lo haz venido haciendo. Por que lo amo, me encanta, me fascina y me enamora todo de ti.
Por que eres de esos soles que se pueden ver a los ojos. De esos infinitos que se sienten en los labios. De esos vacíos sin fondo en los que siempre deseas caer y no tocar el suelo. Eres de esas lunas que deseo que guíe mi obscuridad. Quiero que seas cada punto cardinal, si, así mismo. Porqué el Este y el Oeste son para abrazarte y Norte y Sur para besarte.
Y no es por inquietarte ni asustarte, pero ayer casi te saco del sueño para traerte conmigo. Siendo mi musa de sueños por poco saco las fuerzas suficientes para hacerte mía sin que estuvieras junto a mi. Si, mi musa, pero no quiero que seas de esas musas que se entregan a las letras y viven de ilusiones, quiero que te entregues a mi y vivas de gemidos y sonrisas, ¡Que vida!, ¿no?
Si, quiero vivir junto a tus demonios las pasiones más ocultas y junto a ti como mi diosa los amores más intensos. Quiero que el mayor castigo que puedas recibir jamás sea el de mi lengua como látigo en tu cuerpo y el de mis manos como las cadenas más fuertes que jamás te han apresado. Y te apresen contra mi cuerpo, contra mi sexo y contra mi vida.
Tomarte mía, comerte a besos y lamerte el amor. Así, sin sentido, así es nuestro amor, así es lo que siento por ti. Y créeme, no hay mejor amor.
Quiero dejar en ti y en cada esquina de tu cuerpo pequeñas muestras escondidas de amor para que cuando sientas que todo se acaba, haya muestras de lo que una vez sentí por ti y refuercen nuestra locura. Dejaré en nosotros más de un tornillo suelto, más de una tuerca sin apretar y más de un beso escondido.
Quiero que sólo me pertenezcas a mi, porque el día en que, no sé si sean celos o veneno, me ataquen, podré sentir la muerte de cerca. Quiero ser a quien tu entrepierna necesite, tu piel pida a gritos y tus labios te lloren cada noche, el único capaz de poder llenar ese vacío en ti. El único que pueda llenar dónde solo quepo yo. Y no, no quiero hacerte el amor, quiero hacerte vivir. Pues vivir se disfruta cuando no se piensa en lo que se hace y te dejas llevar sin pensar en las consecuencias y en tu piel no existen normas de supervivencia para ellas.
Quiero que mi marca en ti dure más que un tatuaje, más que el recuerdo del primer beso, de tu primer helado. Quiero que mi marca en ti sea como la marca que has dejado en mi: Hasta los huesos y para siempre.
Sólo, No lo olvides, así como he logrado llegar a amarte, también te necesito, también te deseo, con fuerza y perversión, con lujuria y pasión, con ese factor que me ayuda a mantener mi corazón latiendo mientras no estás. Ese mismo que me dice: Ella vale la pena.