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3͟0͟. ⠀ DEADDOVE
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amateurs can fucking suck it ╱ fuck their wives , drink their blood .ᐟ
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d34d-d00v33 · 3 years ago
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⠀⠀...⠀⠀↓     ᅠᅠ    ꪶ       ‍‍𓁿­ ­ ­ ‍‍⌒ ­ ­ ‍‍­     ℬ  𝐑𝐈𝐃𝐆𝐄𝐑𝐓𝐎𝐍     ᅠᅠ     ꫂ    ᅠᅠ    ━━┄           one   word   from   you   and   i   would   jump     𝐨𝐟𝐟   𝐨𝐟   𝐭𝐡𝐢𝐬     𝒍  𝐞𝐝𝐠𝐞     i'm   on  ,  baby     ╱     tell   me   don't   so   i   can   crawl   back   in           .    
𝓷ombre   ͢ㅤ   theodore leopold bridgerton.
𝓮dad, fecha de nacimiento   ͢ㅤ   aparenta unos veinte años, nació el quince de agosto de 1793.
𝓹ronombres   ͢ㅤ   él/lo/le/-o.
𝓮specie   ͢ㅤ   humano (anteriormente), mártir.
𝓹rofesión   ͢ㅤ   estudiante, poeta.
𝒇amilia   ͢ㅤ   su padre fue un adinerado burgués de origen inglés, pionero inversor en la industria ferroviaria y poseedor de minas en el extranjero, mientras que su madre fue una dama de origen coreano.
⠀៹⠀⠀ ꪶ ㅤ gregory bridgerton  ᅠ  ⸻  ᅠ  lady eunchae.
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theodore leopold bridgerton nació al anochecer de un día de verano, siete y cuarenta y tres minutos bajo un cielo rosado interrumpido por un par de nubes claras y una temperatura agradable, templada e ideal para los paseos entre los jardines exóticos; fue el tercer hijo de una particular unión de un burgués de origen inglés de nombre gregory, nacido en la campiña de oxfordshire aunque pasó la mayor parte de su vida en el barrio londinense de belgravia, y una dama de origen coreano que llegó a la isla por una serie de contratos comerciales ventajosos por su familia. eunchae se bautizó tan sólo siete meses después de mudarse permanentemente al país, a las puertas del comienzo de la temporada de presentación a la sociedad que la llevó a unirse en nupcias con el varón bridgerton. 
sus cabellos eran lacios y suaves, de un tono similar al de las castañas maduras, y par de ojos destacaban por ser pardos e ir deformándose su color según el pasar de la estaciones. theodore estaba familiarizado con el ajetreado ambiente londinense, no obstante, prefería los paisajes pastoriles de la campiña porque la variada paleta de tonos verdosos y amarillentos de los hierbajos, combinado con los parches de puntos violetas, blancos y rojos que formaban los pétalos de las flores, le inspiraban a escribir poemas y componer suaves canciones a piano. es por esto los veranos en oxfordshire se le hacían cortos, insuficientes, en oposición a los húmedos inviernos de belgravia. lo cierto es que theodore pasaba las navidades en este último lugar mencionado, en un edificio que estaba considerado uno de los más bellos de la capital y cuya fachada recordaba a los palacios renacentistas de roma, pues era de piedra blanca con ventanas con frontispicios y columnas corintias; los inviernos en belgravia le resultaban depresivos, a theodore lo dominaba el mal de la melancolía a causa de la falta de estímulos y lo único capaz de arrancarlo de tal triste estado era sus fantasías causadas por ese bello arte esculpido en la fallada de la casa.
tenía unos quince años cuando realizó su primer viaje fuera de las islas, una de esas carreras en los primeros barcos a vapor hasta la costa occidental de los jóvenes estados unidos, apenas pasaron un par de días en nueva york antes de trasladarse hasta el sur oriental, donde la familia pasó meses a causa de los negocios mineros del patriarca bridgerton. lo cierto es que este tipo de tediosos viajes que podían incluso llegar tomarle a gregory todo un año (quizás con una diferencia de un par de meses) solía hacerlos en solitario, pero ésta ocasión fue sumamente especial porque, en lugar de regresar a tierras británicas, extenderían la estadía en el extranjero por un tiempo más para poder navegar hasta la península de corea y, al fin, conocer a una minúscula fracción de su familia coreana.
de los quince a los diecisiete theodore nunca se sitió más vivo, a tan corta edad lo dominó esa ansia de descubrir más, se forma en su psique el sueño de ser un gran conocer que bebería de todas las fuentes intelectuales aprovechando que, teniendo dos hermanos mayores, estaba muy lejos de las responsabilidades que el complejo negocio familiar traía. es recurrente en su memoria el recuerdo de su hermano maximilian emanuel rebanándose los sesos por hacer encajar los aranceles de la turmalina verde en el presupuesto de aquella primavera mientras él leía a goethe en el sillón más cómodo del despacho, ventana abierta para dejar entrar la brisa fresca de la mañana y el tenue sonido de los gorrinos bailoteando. en ese entonces theodore se preparaba para su cercano ingreso en la universidad.
a inicios de mayo de 1812 fue que theodore comenzó la carrera de filología, encajándose en el alegre ambiente universitario tras una vida de educación en casa. la adaptación, si bien excelente, implicó que el joven experimentase un sin fin de situaciones nuevas para él, desde la alegría hasta la frustración y, por supuesto, el amor... pero, para desgracia del benjamín de los bridgerton, entregó su corazón de la manera más cándida, más inocente, a alguien que nunca debió mirar de tal manera.
su nombre era raymond heine, undécimo vizconde de heine tras la repentina muerte de su padre a causa de una pequeña epidemia de tifus, un joven apuesto que brillaba como el sol invicto y cuya carisma, cuyo encantado dulce al hablar, logró embaucar a toda la facultad de ciencias humanas. raymond era el premio de aquella temporada, de hecho, llevaba siéndolo desde que alcanzó la edad respetable para contraer matrimonio y de ahí que recibiese abundantes invitaciones a reuniones por parte de madres dispuestas a regalar a sus hijas más jóvenes al mejor postor, un caballero encantador que por alguna razón regalaba sonrisas dulces a theodore.
el joven fue su primer y más preciado beso, su primer y eterno amor; raymond declaró su amor por el menor de los bridgerton en el final de un picnic en hyde park, sus acompañantes, estudiantes como ellos, descendieron colonia abajo hasta donde las ocas graznaban por migajas de pan y galletas, entretenidos por las aves blancas no pudieron ver cómo el heine colocó diestra en la nuca del menor y con decisión lo atrajo así para atrapar sus labios entre los suyos. escena gravada a fuego en su memoria, pues mariposas revoleteaban dentro de su estómago y un cóctel peligroso de euforia y adrenalina bombeaba cada vez que recordaba el sentir de los labios aterciopelados. después de raymond, theodore no se conformaría con nada que no fuese él.
y si alguna duda quedaba en cuanto a sus sentimientos por el otro hombre, acabó siendo resulta por las constantes cartas que recibía del heine. ni siquiera era necesario, después de todo raymond vivía en berkerley square y con una simple caminata se podrían encontrar; de hecho, lo hacían, frecuentes eran los paseos por los locales de libros, los de moda y las crecientes cafeterías que ofrecían pasteles tan lujosos como el de las casas parisinas. y aún con estos encuentros, en el correo de theodore siempre había una carta para él. hubo una época que, temiendo el patriarca bridgerton que su hijo menor dejase de lado los estudios por reuniones y fiestas privadas, gregory se presentó en la mansión heine y pidió que la correspondencia cesase. 
eran amantes, theodore tenía claro esto porque el varón le prometió que su corazón era suyo y, cuando el ánimo del bridgerton se emporcaba de celos y angustia, le aseguraba que pensó en plan para que ambos se fugasen a esa bella campiña que el más joven tanto amaba. pero todo esto parecían meras fantasías cuando raymond comenzaba a plantearse aceptar alguno de matrimonios ofrecidos y, con esta idea, cortejaría a una dama de la que theodore nunca pudo conocer su nombre.
comienzo del 1814, las nevadas invernales llenaron las calles a tal punto que por ellas no podían circular carruajes, la vida se hacía lenta y aburrida porque, ante el mal temporal, ni siquiera se podía pasear o patinar en el parque. el mal trajo consigo terribles noticias, pues raymond confesó que había sido convocado para luchar en el frente anti-napoleónico; fue una amarga cita en el cálido salón de la mansión heine, pues theodore pedía una y otra vez por qué debía ir él, y, si bien le fueron ofrecidas todo tipo de explicaciones, él no logró comprender la mayor parte de éstas. lo entendiese o no, pronto cayó en aquel silencio derrotista al conformarse con el hecho de que las cosas a veces no tenían sentido alguno, pues estaban más allá de lo que un pobre poeta inglés podría hacer; a su vez, raymond le decía que volvería, que la guerra tenía ese factor libertador que lo despojaría de responsabilidades en la ajetreada londres y que pronto viajarían a la hermosa villa que heredó de su padre para que pudiesen recrear las tiernas escenas de los cantos pastoriles. theodore eligió creer esto, pues no tenía motivo para lo contrario.
la escarcha comenzó a derretirse para el momento que los amantes se separaron. 
con la idea de que grandes cambios tendrían lugar con el regreso de raymond, theodore dejó su propia vida atrás y se dio a una espera tan sólo comparable a la de las esposas. lanzarse al hedonismo causó en su hogar una preocupación que pronto se tornó en ira, emoción violenta que impulsó la revelación del gran secreto del bridgerton menor, aunque lo cierto es que no hubo una confesión como tal, sólo la deducción inteligente de la matriarca al descubrir el contenido de las misivas intercambiadas y las temperamentales reacciones del poeta. theodore era un sodomita y ardería por sus obscenos pecados.
fue tildado de tal formas tantas veces que la psique sensible del poeta se amoldó a sentir profunda repulsión por el amor que todavía procesaba por raymond, de hecho, nadie podría separarlo de aquella idea. su convicción, unido a la creciente culpabilidad, lo empujó a ahogar su tiempo en rezos continuos que, posteriormente, se combinaron con un prolongado ayuno, pues el confesor al que acudió por imposición familiar le había contado que era así cómo se libraba un alma del peor destino. theodore, ya muy condicionado por la idea de que había condenado a la persona que más amaba a la eterna desgracia, se aferró a la penitencia hasta alcanzar los extremos.
el primer ayuno radical se prolongó por un periodo de dos semanas antes de ser dominado por un hambre voraz y romper la penitencia con un atracón impulsado por la ingesta de un pequeño gajo de mandarina. arrepentido por el fracaso pronto abandonó la única comida al día que hacía para rezar cincuenta y dos veces al día; por supuesto que la salud del joven bridgerton comenzó a deteriorarse, quién tan sólo tomaba pequeños sorbos de agua cuando sentía tentación alguna y, si su estómago dolía a causa del vacío, le pedía a su madre que le hiciese un té. theodore no podría sobrevivir la tortura a la que le habían empujado, así lady eunchae decidió intervenir en los planes de su hijo sin que éste fuese consciente del engaño: cada mañana, cada noche después de rezar juntos, la mujer unía los labios con el menor y a través del breve contacto empujaba en su boca pequeñas porciones de comida masticada. pronto establecieron una rutina que fue interrumpida por una fuerte fiebre que requirió la intervención de una enferma, ella forzó comida en el estómago del benjamín de los bridgerton a través de una vía a pesar de las súplicas y negativas; después de eso theodore se negó a ser tocado, así como sólo permitía que se le visitase
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