Tengo una de esas almas inquietas -de esas que van en busca de la libertad- atrapada en un cuerpo perezoso.
Tengo ésta mente hiperactiva, tan contradictoria y abarrotada de palabras que nunca digo, sentimientos que no expreso, y pensamientos desprolijos.
Todo esto, porque mi cuerpo perezoso posee una boca adormecida y una lengua que ya no danza, porque mis ganas hoy no tienen ganas de querer decir;
Que tengo éstas soledades que me acompañan de día y de noche, tardes de meses azules con cielos soleados que percibí grises.
Tristezas que se reían de mí, y alegrías que vi llorar a lo lejos.
Y no lo sé, si llegaras ahora y me preguntaras "¿Por qué?" No sabría que responderte.
Y sí, admito que para mí esa es la pregunta más asesina que pueda existir.
Es la duda más recurrente dentro de mi cabeza tan dubitativa.
Y no tengo ni la menor de idea de cómo, cuándo o por qué, llegué a ser así:
tan sombría.
Y ni siquiera es que me considere una persona triste, pero no puedo evitar sentirme tan melancólica y ver al mundo desde mi perspectiva un tanto gris o resignada.
Y es que a veces me pregunto si alguna vez soy feliz, me pregunto porqué siento más vacío que plenitud.
Y cuando mamá dice que la felicidad es una decisión, me lleno de más dudas,
¿Cuándo fue pues que decidí ser así de triste?
Supongo que de todas formas no tiene sentido esto, y es que últimamente las letras no son mi fuerte.
Si escribir ya no me llena, y leer no me distrae, ¿Cómo hago entonces para evadirme de mí misma?
¿Cuál es la respuesta a todas éstas preguntas?
¿Cuál es la pregunta que me llevará a conocer las respuestas?
SadEyes.
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