dawsontheletalone - Tumblr blog

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Se quedó viendo a la chica ante su respuesta, enarcó ambas cejas. --Vale, entiendo... Entonces, ¿cómo dices que se llama tu poder? --Preguntó con cierta curiosidad, había visto un poco de lo que hacía y pensando en lo que le hizo a su pez, tenía una idea. La siguió, viendo el lugar, no había pasado por ahí antes, así que intentó memorizarlo, era un fracaso en eso. --¿Cómo lo sabes? --Ladeó la cabeza.

Se volteó ante su pregunta, como si le hubiera preguntado una atrocidad— ¡No! O… Uh, quizás, pero no lo digas así. Fue un accidente, ¿Vale? Era pequeña, no sabía controlar mi poder y el pez.. Ay, joder, soy una asesina —se lamentó, mirando al cielo. Dio la vuelta en una esquina del jardín, para luego bajar unos escalones y hallar un portón. Una sonrisa se le dibujó en los labios instantáneamente, a pesar de la expresión que traía en el camino. — No está sellado. 

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La esquina más apartada, ahí estaba él, evitando el contacto con los demás, pero la voz conocida de su mejor amiga hizo que se moviese hasta donde estaba ella. --Oh bueno, la testaruda decidió venir --Alzó una ceja, cruzado de brazos.

—¿Qué? ¿no hay comida por ahí? —murmuró entrando al Bunker, no veía a nadie conocido cerca, sólo un par de maestros y todos los demás parecían asustados, observando y esperando que dieran la luz verde para salir de aquél lugar —En serio muero de hambre —se quejó—

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Se detuvo una vez que estuvo en el frente del lugar. --¿Estas cansada? --Le preguntó, viéndola de reojo.

La muchacha no estaba acostumbrada a correr ya que siempre se podía teletransportar. Así que cuando el chico habló se limitó a asentir con la cabeza ya que no quería quedarse atrás o cansarse antes de llegar. Cuando vio que los tenía muy cerca, con sus últimas fuerzas, corrió lo más rápido que pudo para llegar. —Y aquí estamos, —la rubia tuvo que hacer una pequeña pausa para respirar— sanos y salvos. 

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Estando apartado de los demás, cruzó sus brazos mientras un suspiro se escapaba. Si corría junto a los demás, tropezaría o los tocaría, así que no, prefirió quedarse donde estaba, luego iría, tampoco es como si fuesen a hacerle daño, ja, eso no pasaría. La voz de alguien lo sacó de sus estúpidos pensamientos. --En realidad... Lo son --Concordó con el chico, ni siquiera se volteó a verlo, estaba entretenido viendo a los demás correr como si una bandada de toros furioso viniesen tras ellos.

...

—El rubio se encontraba en los baños de la escuela, se había decidido por darse una corta ducha luego de una larga y estresante semana, al escuchar la gran y sonora alarma la cual le incordio al instante, le incomodaba la forma como sus compañeros habían tomado la situación… ¡Bah! pues, no era para tanto era solo una estúpida alarma le parecía que solo eran unos niños asustados, que exageraban todo completamente. Se dirigió hacia los pasillos con una sonrisa burlona. al percatarse como sus compañeros se empujaban y corrían lo mas rápido posible— Parecen unos niños asustados ¿no?  —Pregunto con una sonrisa irónica, a la persona que se encontraba a su lado sin fijarse en el rostro de esa persona—.

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Le miró atónito, una bomba podría funcionar, es decir, el veneno no podría curar si su cuerpo estaba demacrado, pensó en quedarse, pero de alguna forma el tono de voz de la chica hizo que avanzara justo tras de ella. --¿Mataste a tu mascota?.

— Ah, qué suerte. Pero da igual, tal vez atacan con algo que no te da tiempo a sanarte… algo como una bomba, sí. No sé. Ya cargo con la muerte de mi primera mascota, no soportaré otra más. Camina. —ordenó, poniéndose en marcha. 

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Aceleró su paso hasta que se encontró corriendo, aún mantenía la distancia con ella, no quería tropezar y tocarla o algo parecido. Observó por encima de la cabeza de ella los bunkers, ya faltaba poco. --Oh bueno, ya casi llegamos-- Exclamó.

—Vale. —Respondió comenzando a correr. Primero empezó suavemente y hasta comprobó un par de veces que el chico estaba detrás suya, y después aceleró el rito, algo ansiosa por llegar. Los bunkers estaban muy cerca, ya los podían ver perfectamente. 

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--No  quiero que me encuentren, si pido o utilizo mis tarjetas, sabrán donde estoy y nop, eso no pasará. --Admitió, ¿cómo era posible que le estaba contando todo a esta chica que recién conocía? Los efectos de no tener amigos, supuso. Solo faltaba contarle que él había asesinado a centenares de diplomáticos y personas poderosas solo porque su padre le obligaba, rió por lo bajo, eso si que jamás pasaría. --Bueno, yo que soy una persona con dinero no pienso así, todos son iguales, el dinero es.... Es un extra y ya --Le restó importancia --Gracias, lo aprecio -- Le dedicó una corta sonrisa que fue borrada de su rostro mientras veía la cantidad de gente ahí dentro. Cuando estaba a punto de decirle que prefería quedarse fuera, las palabras le dejaron mudo y arqueó las cejas, ¿iba a decirles a todos que era un Príncipe? No, de ninguna manera, él no quería ser tratado diferente... ¿O si?. No pudoe vitar reír por lo último --Los directores saben qué soy, podría conseguirte algo de comer si quieres... Ahí si que digo que tengo beneficios --Le dijo en un murmullo.

—¿Y por qué no pides dinero? Podrías comprar muchísimas cosas. —Dijo mirando al frente, probablemente pensando en todas las cosas que compraría ella si estuviera en su lugar. —El dinero si cuenta, es más, todo está dirigido por dinero. El dinero mueve el mundo, y las personas con dinero son mejores que los que no tienen tanto, o al menos es lo que piensan ellos. —Se encogió de hombros.— ¡Claro que te ayudaría! No hace falta ni pedirlo, ya lo iba a hacer de todas formas. —Arrugó la nariz divertida, para luego fruncir el ceño. Era cierto, el lugar estaba demasiado lleno.— Tendremos que sufrir ese riesgo, ¿qué vas a hacer? ¿No entrar? —Preguntó como si la respuesta fuera obvia, y rápidamente se puso delante de él, a cierta distancia. — ¡Dejen paso, dejen paso! —Empezó a gritar haciendo que las personas que se encontraban en su camino se apartasen. — La realeza ha llegado. —Murmuró para que sólo ellos dos pudieran escuchar el comentario. —Deberían tirarte pétalos de rosas y algunas nueces también, tengo hambre.

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Siguió el paso de la chica, estando al pendiente de las personas que pasaban a su lado. Cuando escuchó a la chica, asintió --Esa sería una buena idea, entre más rápido lleguemos, será mejor --Concordó con ella.

Brandelyn que había empezado a caminar cuando el muchacho hablaba, no pudo evitar soltar una leve carcajada mientras seguía atenta a todo lo que pasaba a su alrededor. Cada vez la gente estaba más nerviosa y parecía que todos iban más rápido, ¿o era ella la que se estaba poniendo nerviosa? Si pasaba algo la rubia podía dejar allí a todo el mundo, pero no podría hacerlo, se arrepentiría después muchísimo.— ¿Crees que debemos correr un poco? —Preguntó girándose levemente para mirarle, aunque más bien le estaba avisando. 

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Negó con la cabeza una vez más. --Puedo ser lastimado, pero me curaría al instante --Arqueó una ceja --No es que vayas a cargar con una muerte, joder, que no me pueden asesinar, cálmate un poco --Gruñó y se cruzó de brazos. --Uhm, podría funcionar, si puedes abrirlos sería de mucha ayuda --Lo pensó un poco, algo de soledad le vendría bien.

Asintió ante su respuesta. No sabía con claridad cuál era el poder que poseía, pero decidió no indagar más en el tema pues a juzgar por su expresión no parecía algo de lo que quiera hablar. — Casi. Eso te convierte en un mortal más, que puede ser lastimado —replicó— Eh, ¡No quiero cargar con una muerte en mi conciencia! —exclamó, empezando a perder la calma. Entendía por qué no quería dirigirse al bunker, ¿Pero qué haría si comenzaban a atacar? — Ya sé, ¿Y los túneles de escape? No debe haber nadie, podrías esperar ahí. Supongo que puedo abrirlos si es que hay algún panel para profesores que los mantenga bloqueados.

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Otra carcajada se hizo presente, aquella chica era graciosa o bueno, sus reacciones, preguntas y todas esas cosas la hacían así, le divertían bastante. --De Dinamarca, uno de los países que aún tienen monarquía --Explicó y arqueó las cejas --Hombre... No lo sé, mucho dinero supongo, no hago uso de el tampoco, así que... Aquí soy pobre --Encogió los hombros, no es que le gustase serlo, pero si utilizaba lo más mínimo, descubrirían donde estaba y todo se iría a la mierda. --Oye, oye --Frunció el ceño --Soy una persona normal, puedes tratarme como a tu igual, el dinero es lo que menos debería importar en realidad --Sacudió la cabeza, desconcertado. Siguió con la vista a los demás, siguiéndoles a una distancia prudente. --Tengo que tener hijos de alguna manera, adoptados o propios, tengo que --Suspiró. --¿Me ayudarías? Digo, lo de la chica sería como... Un extra, lo importante sería poder manejar mi poder, estoy centrado en ello --¿A quién quería engañar? Tambén le gustaría poder conocer a alguien, poder tocar, uff, poder dar su jodido primer beso, cerró los ojos unos segundos para desviar esas ideas de la cabeza. Se quedó petrificado ante la cantidad de gente, esto  no iba a ser bonito si alguien lo tocaba --Joder, es demasiada gente, demasiada... ¿Y si me tocan? --Preguntó horrorizado, dando un paso atrás, ignorando por completo lo que decía del color negro.

—La morena abrió los ojos como platos. — ¿¡Qué eres el príncipe de que…?! —Preguntó gritando, mirando directamente al chico. —¿Es una broma, verdad? ¿Cuánto dinero debes tener? Dios mio. —Jade estaba acostumbrada a vivir con muy poco, por eso se le hacía realmente extraño estar con alguien que probablemente tendría más dinero que ella y toda su familia junta en mil años.— Joder, ¿debería tratarte con más respeto? Creo que te he hablado como si fueras una persona normal, no sé si a la gente con dinero les gusta eso… —Empezaba a ponerse nerviosa, y cuando lo hacía, hablaba más rápido de lo normal; lo que en situaciones como ésta, no era nada bueno.— Bueno, en un caso extremo, podrías adoptar. Siempre queda esa opción, aunque ya te lo he dicho, los niños son idiotas. —Se encogió de hombros, viendo como la gente desaparecía a lo lejos. Al parecer estaban entrando a algún lugar, y ellos iban directos.— ¿Qué no eres muy social? No hay problema, tengo la intención de conocer a todo el mundo en este lugar, o al menos al 99%, seguro que puedo encontrar a alguien que te sea útil. A lo mejor hay algún profesor especializado en tu poder y podría darte clases y tú podrías controlar el veneno letal, y llegar a tener esos monstruos que tanto quieres como hijos. —Siguió diciendo lo que le venía a la cabeza hasta que les llegó el turno de entrar en un lugar que al parecer estaba casi lleno.— Parece ser que ya estamos aquí, y para que lo sepas, el negro está muy out esta temporada. Deberías probar un rosa chicle. 

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Suspiró aliviado de que no le mandase a la mierda o le tratase como raro, sonrió un poco. --Está bien, seré tus ojos en la espalda --Bromeó un poco, viendo a los lados, nervioso por la cercanía de los demás.

Brandelyn lo escuchó atentamente y supo que habría una buena razón detrás de todo aquello. No quiso hacer más preguntas y decidió tener un comportamiento maduro y ayudarle.— Vale, tú sigue detrás de mí y avisa si ves algo fuera de lo normal, no sé… algo por lo que tuvieramos que correr, ¿entendido? 

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Suspiró, de nuevo tendría que explicarlo, ¿cuantas veces iban en el día? Con estas serían tres. Pasó el peso de un pie al otro. --No es que sea bueno peleando o que haya tomado un curso de karate, es que si me tocan mueren, literalmente mueren. --Le dijo, mordisqueando su labio inferior--. No quiero ir al bunker, muchas personas en un espacio cerrado conmigo no es bueno para ellos. No es como si me pudiese pasar algo a mi, soy casi inmortal --Quiso reír, pero no pudo, quería quedarse a ver si alguna de las armas podía hacerle algún daño mayor, como... No lo sé, asesinarlo tal vez, eso sería de mucha ayuda, eso pensaba Dawson.

— ¿Eres bueno peleando? —preguntó, sin entender a lo que se refería.— Si hiciste algún curso de karate o algo por el estilo, no creo que te resulte muy útil en esta ocasión. Supongo que atacarán desde los aviones, estarían en desventaja si bajaran teniendo en cuenta que todos acá tenemos poderes  —separó la vista de la multitud que se dirigía a resguardarse, y ladeó la cabeza ante la persona que permanecía observando todo desde afuera.— Deberías dirigirte al bunker. 

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Y eso era todo, se esperaba el sermón de la vida cual madre a su hijo que hablaba con extraños o algo así, por lo que metió sus manos a los bolsillos, balanceándose en sus talones, sip, como un crío. Cuando nada de lo que pensaba ocurrió, alzó las cejas. --Vale... Lo siento, te lo explicaré, pero por ahora ¿te importa si sigo detrás de ti? No es por gusto, te repito, es por el bien de... En realidad de muchos el que no me toquen o choquen conmigo por error --Suspiró.

—Mira, —comenzó a decir, ya algo más calmada. Brandelyn no sabía exactamente ni lo que hacía allí, ella misma podía teletransportarse y estar en menos de lo que canta un gallo en el bunker, a salvo. Pero había decidido quedarse e ir andando, no sabía muy bien el por qué, a lo mejor era para observar todo lo que sucedía, para ayudar a la gente o simplemente porque sabía que si las cosas se ponían feas ella tenía casi asegurado que sobreviviría— no te preocupes, no es un buen momento para discutir. Cuando acabe todo esto ya te echaré la bronca. 

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Le miró de reojo y arrugó la nariz, seguido de un movimiento de cabeza, en negación. --Te lo dejaré fácil para que no te sigas imaginando situaciones que jamás podrían pasar. Soy el Príncipe de Dinamarca, ¿de verdad crees que me dejarían salir a una frutería de la ciudad sabiendo de lo que soy capaz? --Arqueó una ceja, ahora notando el cansancio en su cuerpo, debían parar pronto o llegar lo antes posible al lugar. --Si bueno, es bastante triste no dar un heredero a mi país, pero que se jodan, me tendrán hasta que me muera jodidamente viejo, soy casi inmortal --Agregó con algo de diversión en su tono de voz. --Uhm sí, aún tengo la esperanza de poder controlarlo --Tragó saliva, aquello era lo único que le quedaba, esa pequeña esperanza que nunca moría. --Supongo que lo seríamos, pero no conozco a nadie con mi poder, en realidad, no conozco a casi nadie, no soy muy social -- Y no le importaba, entre menos personas, mejor, o eso pensaba él. Rodó los ojos ante lo último, bueno, era algo estúpido para él pensar en eso, la moda era lo último que le importaba.-- Me gusta el negro y negro quedará.

—Bueno, la gente no suele ir comiendo los restos de comida de otras personas. Pero imagínate que estás en la frutería un buen día, y tocas una manzana sin querer. Luego más tarde una vieja señora… digamos de 77 años, va a la tienda y compra la manzana para hacer un pastel de manzana; y esa misma tarde hace un delicioso pastel de manzana para toda la familia, y cuando llegase la hora de comer la maravillosa tarta de la abuela Josefa, ¿moriría toda la familia? —Explicó la imagen que tenía en mente, y luego le miró con una pizca de tristeza. —Siento que no puedas tener hijos, pero al fin y al cabo los niños son pequeños y ruidosos monstruos. De todas formas te queda la posibilidad de controlar tu poder a la perfección, ¿no? —Dirigió su mirada al frente, elevando la cabeza para poder observar si llegaban ya al lugar donde se dirigían— ¿Y qué pasa si te juntaras con una chica que tuviera también ese poder? Los dos seriáis inmunes al veneno, ¿no? —La morena seguía preguntando y comentando en voz alta sus más absurdos pensamientos porque no había visto una reacción negativa por parte del chico, por lo que intentaba aprovechar el momento para resolver todo tipo de dudas que tenía al respecto.— Sí, son bonitos. Aunque deberías cambiarles el color cuando se acabe esta temporada… ya sabes, debes estar en la onda o la policía de la moda te cazará y créeme, nunca te dejará ir sin un castigo.

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Pasó una mano por su cabello, algo nervioso, era estúpido pensar que no se daría cuenta que estaba detrás desde hace ya rato. Carraspeó y bajó la mirada. --No te sigo por gusto --Explicó, mordisqueando su labio--. Es... Es complicado, pero siento si te molestó o algo --Alzó la vista finalmente, avergonzado, eso no le había pasado antes, nunca.

—¿Y tú qué se supone que dices? Si quieres correr hazlo y deja de seguirme, ¿o te crees que no me he dado cuenta? —Respondió bastante molesta. La rubia no quería reconocerlo, pero se estaba poniendo nerviosa, y eso la molestaba muchísimo. Además, con todo esto, estaba más insoportable de lo normal.

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Se alejó tanto como pudo de la población aterrorizada por la alarma, en esos momentos a nadie le importaba chocar con los demás, pero con él sería toda una historia diferente si le tocaban un poquito. Miró a la pelirroja que tenía al lado, no se había percatado de ella hasta que la escuchó hablar. --Uhm... supongo que muchos de ustedes pueden atacar, pero por ejemplo, yo no podría a menos que sea un combate cuerpo a cuerpo --Aclaró su voz, metiendo sus manos en los bolsillos

Aurora se encontraba en la entrada del laberinto, sentada en el suelo. Jugaba con un farol encendiéndolo y apagándolo, sin poder evitar preguntarse cuanta electricidad tendría que usar para que el mismo explote. Fue en ese momento cuando la sirena comenzó a sonar, y aviones sobrevolaron el terreno. Se puso de pie rápidamente, y comenzó a observar su alrededor, sin saber si debía seguir a la multitud. — ¿No deberíamos hacer algo, en lugar de simplemente correr a protegernos? Podríamos ser útiles. —preguntó para sí, aún paralizada.

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