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Diego CHE
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diegoche05-blog · 5 years ago
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EL REINO DEL ODIO Y LA IMPUNIDAD
Empezaba el día frío, oscuro y nostálgico. Bélico en horario nocturno, pues allí afloraban el millar de injusticias producto del abuso de autoridad, el sin fin de actividades delictivas, impunes y descentradas por terminologías extrañas, apaciguadoras ante la cruda realidad originaria de su proceder siniestro y estrafalario.
Era ese espacio reinado por la ley del hombre más fuerte, prevaleciendo en la vertiginosa violencia que inscribía al cobarde como gobernante, el que utilizaba sus privilegios en pos del sometimiento y la brutalidad del castigo físico. Carente de empatía, del mínimo respeto por el principio básico de los derechos humanos, la vida.
En ese sitio distante, regido por una impertinente ola de violencia, se habían gestado fuertes disputas producto de una fatídica noticia, que sí bien, procedía de un normativo procedimiento de captura policial, logró visibilizar los improvisados y peyorativos perjuicios derivados de someter brutalmente a otro ser humano.
¡Por favor! gritaba aquel borrachito, mientras su cuerpo se retorcía entre fuertes descargas eléctricas en ese intermedio entre cadera y costillas, en la zona sensible que poco a poco iba consolidando las frases de su epitafio lento y solitario. Así quedó registrada la memoria que consolidaba el violento crepúsculo, ardiente entre flamantes y caóticas campañas de revolución.
Al principio, como es costumbre, todo comenzó con una muestra de graffiis sobre las estaciones de policía, los llamados CAI. Luego, sobre la hora azul, los ánimos calentaron la paciencia del pueblo perplejo por aguantar constantes abusos y en el quiebre de una paciencia consciente del magno historial de actos criminales impunes, los incendios tomaron partida a lo largo de toda la ciudad, poblando miedo, alimentando venganza y proclamando justicia.
Civiles contra policías. Tropeles entre gente que lanzaba piedras contra instituciones que se defendían armadas con gases, bolillos y pistolas, conscientes por su abuso de poder, insolentes y soberbios al momento de declarar disculpas sinceras. Lanzando excusas baratas, culpabilizar la acción como sucesos aislados, actos particulares que nada tienen que ver con el insuficiente código policial y su necesaria reforma.
Fue allí donde la muerte participó como números estadísticos que al pasar las horas, incrementaban y traían más y más tragedias, versadas por cuentos del género terror, de novelas bélicas donde las víctimas son el resultado de estridentes monstruos sacados del con fin de la tierra, quizás una experiencia digna de las pesadillas lovercraftianas.
Allí pasaba introvertido, inspeccionando los resultados del siniestro, encapsulandome ante la vivaz memoria en bucle, que repetía y recontextualizaba el incidente una y otra vez. En mi mente sufragaba entre océanos mentales y fue tal mi esquizofrenia, que el mismo odio se presentó ante mis ojos, materializado con argumentos en contra y a favor, enrollandome ante fantasmagóricos universos donde la muerte era el almuerzo y la venganza su postre.
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diegoche05-blog · 5 years ago
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Dos gatitos. Mis gaticos 💪🤟
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diegoche05-blog · 5 years ago
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Uribe y sus estrategias para evadir a la justicia
La polémica desatada por las noticias del expresidente Colombiano, actualmente preso domiciliario, Álvaro Uribe Vélez, se han construido alrededor de un largo periodo entre guerras civiles, consecuencia del narcotráfico, los grupos paramilitares y las guerrillas de alto título, como el grupo desmovilizado FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia), el ELN (Ejercito de Liberación Nacional), etc. El exmandatario ha tenido un papel importante dentro de estos escenarios, siendo un personaje que siempre tiene algo por destacar, ya sea por sus comentarios de ultraderecha, o por sus estrategias politicas que han logrado preservarlo en la impunidad.
Actualmente judicializado, con múltiples demandas por alianzas con grupos paramilitares y carteles del narcotráfico, como el cartel de Medellín, (antiguamente liderado por el reconocido Pablo Escobar) a lo largo de su carrera, Álvaro Uribe ha estado implicado en múltiples escándalos como: la legalidad de rutas aéreas para el tráfico de estupefacientes, la consolidación de grupos paramilitares fundados y legitimados por el gobierno (policías civiles) o los reconocidos golpes militares contra la guerrilla que trajeron violentos incidentes como el escándalo de los falsos positivos (asesinato de jóvenes comúnmente vulnerables, para procesarlos como guerrilleros caídos), y las famosas chuzadas del DAS ( Intercepciones ilegales de llamadas y conversaciones a opositores del gobierno por parte del Departamento Administrativo de Seguridad), entre otros. Sin embargo, el exmandatario no ha tenido grandes procesos judiciales por dichos sucesos y por el contrario, su detención deriva de una falsificación de testigos en una demanda diligenciada contra el senador y fuerte contrincante politico, Iván Cepeda.
¿Qué estrategias utiliza el exmandatario, para evadir la justicia teniendo como antecedentes tantos escándalos políticos? Es importante recordar, las investigaciones de Uribe remontan a más de 200 casos en su contra, con testimonios que por múltiples razones quedan en el limbo de las cortes, terminando en el misterioso asesinato de testigos, en el silencio y el olvido de sus declaraciones por alguna amenaza clandestina, o en la culpabilidad de otros políticos sacrificados para preservar la libertad del expresidente. Sus estrategias por ende, se alimentan de la abolición sistemática de cualquier prueba en su contra, con ayuda de la prensa, un fuerte aliado que no explora a profundidad los escándalos, con la pretención de pasar desapercibido y colaborar en la impunidad del expresidente Uribe.
Como si la abolición de testigos y testimonios en su contra no fuera suficiente, Uribe desde su papel de víctima, también se inventa otras estrategias para evadir la justicia, por ejemplo: Descentrar el foco de su investigación declarándose positivo de covid-19 con la finalidad de gestionar un escándalo que lo consolide como mártir político, una víctima de la persecución de la izquierda, opositores que constamente desacredita a partir de Fake news y el reconocido lema de su campaña política "No seremos la Venezuela castrochavista". Posteriormente , renunciando al Senado, para seguir la misma lógica del mártir perseguido por los castrochavistas, cuando, en realidad, solo pretende cambiar la ruta judicial de su proceso al no pertenecer al Senado de la República.
Todas estas acciones acompañadas por un país particionado en su contra y a su favor, recaen ante la constante batalla por su impunidad utilizando, entre otros argumentos, la crítica a la justicia, encaminada hacia la construcción de una asamblea nacional constituyente que le permita modificar los estatutos de ley.
¿Cómo un hombre que a lo largo de su carrera, quién luchó fuertemente contra el terrorismo es judicializado, mientras los grandes delincuentes de las FARC se encuentran ocupando puestos en el senado con descarada libertad? es la pregunta que argumenta el debate de dichos aliados, pero sus premisas se pueden refutar fácilmente puesto que, cada proceso corresponde a jurisdicciones e instituciones diferentes. Mientras Uribe es judicializado por la corte suprema de justicia (entidad encargada de procesos judiciales para senadores y representantes políticos públicos) por soborno y compra de testigos, el caso de las FARC es tomado por la JEP ( Jurisdicción Especial para la Paz), una institución que nada tiene que ver con el proceso del exmandatario y además surge después de una conciliación que duró muchos años en gestarse desde una mesa de negociación en la Habana, pretendiendo desmovilizar las guerrillas para darle fin a un conflicto civil que mantenía décadas de guerras y violencia en Colombia.
Para finalizar, se puede concluir que el gobierno de Álvaro Uribe Vélez ha evadido la justicia por una esmerada campaña de la tergiversación, que al igual que muchos otros países, es resultado del creciente uso de las fakes news, la pérdida y la conveniente reconstrucción de la memoria, aprovechándose del mínimo grado de lectura, los favores políticos y la casi nula investigación judicial; con la finalidad de fabricar una historia de héroes políticos y villanos castrochavistas (grupo que acobija todo tipo de opositor político, denigrandolo como empacizantes del supuesto régimen socialista del presidente Maduro)
By Gran fanfarrón DCHE
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diegoche05-blog · 5 years ago
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METAMORFOSIS SOCIOFOBICA
Me poseía un desprecio absoluto, resuelto a instaurar un odio despectivo, peyorativo y bélico, como si se tratase de un animal renacido por la interminable fila de personas transformadas en descomunales insectos de piel tosca y gruesa, con el horror que puebla una enfermedad siniestra e infecta que cobija el mundo bajo el pseudónimo de coronavirus.
Al instante me percaté de una mutación hedionda que tergiversaba mi cuerpo en una expresión de intolerancia, una respuesta al millar de malos sentimientos instaurados por densas capas de resentimiento, como resultado de la creciente introversión que no me permitía expresar lo que siento, a tal punto de rebasar la copa alineada entre cordura conformista y locura sociofobica.
Me enrollé entre mis fantasías enfermas, representando caos con la desdicha de una mente macabra. Encontré en mi ser una fiebre creciente transformando mis expresiones al control del siniestro, de la paranoia burda y escalofriante. Asechando al filo de la muerte. Quizás el surgimiento de un engendro entregado por las fauces del infierno con ancias de muerte. Controlado por la burda pretensión de encaminar su juicio al acto delincuencial, al genocidio frío y desmesurado, sin razones legítimas y justificables. Actuando a favor del instinto, asqueando las relaciones sociales, desechando las normas cívicas del buen ciudadano.
Transité por el bus en dirección a casa, mientras mi cuerpo cambiaba y se distorsionaba con la brevedad del sobre-hacinamiento, pues la gente se apretaba entre la irresponsabilidad y la pueril idea de inscribir una pandemia como la suerte de una mortalidad poco probable.
- Señor, ¿qué horas tiene?. Resolví preguntar a un incómodo pasajero de sombrero gris con gabardina café.
- Las 3:00 PM. Respondió él, mientras degeneraba su rostro entre el sudor que afloraba de su cara babosa, similar a un insecto volador. Algo siniestro con grandes tenazas como ocico, ojos distantes y fractalarios, piel lisa y degradada entre tintes negros y violetas.
Gracias, le dije hipocritamente y al instante me poblé de un asco aterrador, seguido de una expresión de desprecio vista por otro pasajero de rostro alargado, con la pesadillezca forma de un ciempiés robusto y sucio.
- Si no es capaz de lidiar con el bus, bajese. No sea que "el doctor" se enteque de pueblo. Mencionó aquel.
No respondí verbal ni físicamente. Al bajar la mirada, mi mente pobló más desprecio del habitual. Imaginé inmesurables crueldades versadas por un desmembramiento devastador, resultado de una pisada mortal, un talonazo que desprendiera la cabeza de aquel insecto indigno, pues, pese a su altura, este se veía frágil y quebrantable, carente de un fuerte sistema óseo. Débil por lo fragmentario de su ser y lo delicado de sus minúsculas patas.
En un mortuorio silencio, mientras motivaba mis emociones entre miradas desinteresadas a la ventana, quizás, pretendiendo encaminar mi desdicha delincuencial al sepulcral paso de las calles aledañas, en cuadrantes repletos de personas, en otros completamente vacíos, llegué a mi destino sobre las 5:00 PM.
Sudaba impertinentes aromas de personas que adjuntaban sus cuerpos a mi torso. Pese a lo esquivo y bélico de mi actitud, no mencionaba nada al respecto, ni una palabra. Mordía los labios ocultos en el tapabocas, para desechar fracciones de ira resentida, de aquella frustración malvada que me recordaba la incapacidad de quejarme, de lanzar insultos a diestra y siniestra, de eliminar cualquier vestigio de acercamiento físico y verbal, de matarlos a todos de un tajo, cuál certero ataque de un zapato, matamoscas o algún insecticida casero, de estallar en una cólera infernal que desprendiera horror, miedo, rechazo y lejanía.
Bajaba del bus casi al tiempo de bañarme con enormes bocanadas de alcohol industrial, aguardado en un frasquito transparente y alargado, con terminal de aspersor ahorrativo, pues era en este que desprendían distorsionadas partículas controladas por el accionar de una palanca.
Caminé aligerando el paso entre callejuelas cada vez más pobladas. Al divisar la ventana de un altillo, observé un espectro de hombre fumando y bebiendo con la mirada desinteresada. Su cara era blanca, su pelo negro y sus dientes amarillo, de ese tono equidistante al color beige de su camiseta de rayas. Hablaba y gritaba solo, consecuencia de su evidente estado de ebriadad, sosteniendo su cuerpo por una suerte de equilibrio toráxico, ya que constantemente, se balanceaba de lado a lado, saliendo y entrando entre los límites del ventanal abierto de par en par.
Lentamente noté como su rostro iba mutando, degenerandose por unos tonos amarillentos que lo asemejaban a una aveja. De su boca, en cámara lenta, surgía un pico biscozo, con terminales puntiagudas. Al tiempo, sus ojos se separaban y alargaban, dilatando la pupila a tal punto de completar el ojo. Mientras, su cuello engendran una pelusa abultonada de tono beige que haría las veces de bufanda, con la única diferencia de que aquel, surgía como extremidad del cuerpo y no como prenda de vestir.
Gritaba un idioma incomprensible, su baba resbalaba a lo largo de su cerveza póker y como si de un insecto se tratase, movilizaba su pico a voluntad, agarrando seres invisibles con su hedionda mandíbula. Decretando suciedad en el área circunscrita de su cuarto oscuro y desolado.
En un instante, sentí sus ojos encaminados a mi ser. Corrí de inmediato. Mis pisadas aceleraban al tiempo de masificar mis visiones. Todo ser viviente, transformaba su apariencia ante mis ojos y viéndome desesperado, decidí ocultarme por una calle poco transitada, normalmente olvidada.
Al principio omití mi problema de esquizofrenia, echándole la culpa a la densa paranoia sociofóbica, resultado del miedo generalizado por la pandemia. Luché por ocultar mis expresiones, evitando correr. Al cruzar cerca del cajero automático, en su interior divisé un enorme gusano recubierto de papel periódico. Acababa de parir un millar de hijos blanquesinos que se movilizaban por su torso en busca de alimento.
A mi forma de ver, lo estaban devorando vivo. El hediondo se veía agonizante. De vez en cuando se movía de un lado al otro, con acciones sutiles, despaciosas respiraciones que se aligeraban por cada minuto transcurrido.
Su boca aún humana, decretaba millones de esas artimañas que ya empezaban a expandirse por fuera de los limites del cajero. Cada vez más cerca de mi. Sentí su resbalosa estructura devorándome.
Pese a la lejanía de aquellos, no pude evitar la empatía de su desdicha. Lo vi humano por un instante, un hombre encapsulado en la maldición parasitaria de su ser metamorfosiado. No pude hacer nada por él, mejor dicho, temí hacer algo por él.
Proseguí mi camino al apartamento. Abrí la puerta, enfunde el frasquillo de alcohol a lo largo de mis zapatos, cuerpo y ropa. Me desnudé, voté la ropa en el lavado y entré a la ducha. Al instante posterior del baño, decidí observar la calle por la ventana, corroborar si mis visiones eran reales, o si por el contrario, pertenecían a un error de mi mente, una esquizofrenia poblada por el temor de la interacción social, de la incertidumbre en el futuro siniestro derivado de la pandemia.
Renacido como otro ser. Protegido y camuflado entre los vidrios de las ventanas cerradas, percibí con alegría cómo se normalizaban las calles. La humanidad retomaba su forma y los últimos rayos del sol impregnaba la sala con el gozo del encierro, el aislamiento que inscribía la seguridad de mis pasos libertarios, protegidos de aquellos insectos que asechaban mi cuerpo y mente.
Emanaba calma, pasividad complementada por las vertiginosas melodías de Marilyn Manson, por el sutil acompañamiento de un dulce café, un fresco pan rollito, una charla familiar y una paradisíaca introspección por las redes sociales.
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diegoche05-blog · 5 years ago
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diegoche05-blog · 5 years ago
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diegoche05-blog · 5 years ago
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UNA PANDEMIA DE IMBÉCILES
"Una verdadera estupidez se revela como tal solo cuando, imprevisiblemente, ha causado ya un daño irreparable. Si el imbécil hubiera sabido antes que se trataba de una estupidez (y, por tanto, si hubieramos sido capaces de definirla), no la habria cometido. Si nosotros hubieramos sabido antes que aquello era un error del cretino, habriamos hallado el modo de evitarlo y de neutralizar sus consecuencias" Oliviero Ponte di Pino
Estacionados cerca de la avenida 68 en el occidente de la ciudad, con la soberbia y galantería que suscriben a los hombres que se creen temerarios,  repletos de hábitos obtusos, con la terquedad que sobresale en la falsa sabiduría de tener la razón, con la verdad descubierta en su jugarreta inmadura, en su irresponsabilidad resultante de la falta de información. Con idiosincrasia propensa al egoísmo y la falta de sensibilidad. Se encontraban dos hombres adultos haciendo una fila larga y repleta de personas. Disfrazados con tapabocas que encubrían parte de su boca sin completar la nariz. - Estamos en cuarentena hijueputas bestias. Les gritaba un viejo indignado desde el altillo de su balcón, subiendo el volumen a su equipo de sonido con un distorsionado ruidaje, "Quédate en tu puta casa..." Su casa tenía vista directa al Alkosto de la 68 por esa zona residencial que daba en dirección a la segunda entrada del centro comercial. En aquella ocasión, repleta de gente por motivo del primer día sin IVA. - Chupelo cucho marica. Le gritaba una mujer voluminosa con los pechos casi al descubierto, como si aquella blusa que se le podía llamar prenda de vestir, develará intencionalmente sus senos en función de la vista y el goce de los hombres. - Esa mierda es pa maricas como el alcaldeso ese que ni se sabe que es. Ya más encierro pa que putas. Rompió el silencio uno de los hombres que correspondía al nombre de Luis. Sujeto delgado, alto y moreno con pelo abultada en el lado superior del mentón. - Es que al cucho le da vaina por su edad marica. Le devolvió el comentario Carlos, su acompañante de aspecto grande y gordo, que caracterizaba por un mostacho mono y pelo castaño peinado hacia atrás. - Esa joda es de los médicos, los castrochavistas y los chinos esos. Todos esos hijueputa trajeron el covid-19. ¿Igual que? Solo le da a viejitos y a la gente débil. Muy marica el que se muera de una gripa. - No, ni crea. Si viera marica, a mí me compartieron un WhatsApp de que los médicos esos inyectaban coronavirus a la gente pa matarla. Se necesita ser muy hijueputa para llegar a eso. Por mi conjunto tengo fichado a unos hijueputas y los vecinos ya se unieron pa sacar a esos balamadres del edificio. - Ahí está pintada toda su universidad pública. Los que se las pican por su comunista Nacional, su castrochavista distrital, su socialista pedagógica y su manojo de antros que enseñan a delinquir a lo Chávez. ¿No ve cómo quedó ese país? y se nos vino la plaga de venezolanos pa peor. -Mínimo ese hijueputa Petro debe estar metido en esto, la madre. - Yo creo que fue quien trajo el coronavirus por perder. Guerrillero resentido, nos volvió mierda. En ese momento la dama voluptuosa y con ese intento de blusa, apareció en la escena participando de dicha charla con las siguientes palabras: - Hombre, es que deberían arrestar a ese man y de paso meter en la clínica a todos esos medicuchos pa que la gente no corra peligro. Que distanciamiento ni que nada, solo alejarse de la gente que trabaja en el hospital, fácil. - Si mi señora comparto su opinión, nuestro presidente ha tratado de ayudarnos de todas las formas, pero por la virgencita que a ese hombre le ha tocado muy duro. Ojalá Dios lo bendiga y lo colme de sabiduría. Iván Duque es un creyente, temerario de Dios y por ende el mejor presidente de Colombia. Intercedió una mujer mayor que vigilaba a lo lejos, su carro marca Ford de placa AWG-657, color azul celeste, estacionado en la mitad de los conjuntos residenciales, entre el Alkosto y el éxito de la avenida 68. - Mi señora que pena meterme pero el presidente sí ha cometido sus cagadas bien cagadas. Seamos sinceros. Hoy lo remedió con esos precios tan baratos. Yo me acuerdo que el Samper y su plaga en vez de bajarle, antes le subían como si todo fuera para ricos ¿o que me dice de bajarle a un TV de $1.600.000 a $1.300.000 algo, así de la nada, solo por hoy? Yo vengo por eso mi señora y acabé de activar mi tarjeta crédito Codensa, pa comprar como Dios manda. Mencionó un hombre bajito con sombrero y acento tolimense que tenía el tapabocas sobre la mentón  afirmando que este le quitaba la respiración y aprovechaba que aún no entraban al recinto. - Creo que todos estamos por eso. De alguna forma Ivancito se hace querer. Participó una bella muchacha rubia, con figura escultural, mientras se abrazaba y besaba con su novio, descolgado los tapabocas de su mano derecha. Tanto el de su novio como el de ella. - Claro. Mi papi me convido unos recursos para hacernos de nuevos muebles. Full energía la de ese hombre, full visión baby, ¿me entiendes? Mencionó el novio de la chica mientras jugueteaba con un chicle que se transpasaban entre besos. - Igual escuché por ahí que hicieron la cura. Ahorita se me va el nombre, pero sé que es algo como un medicamento veterinario que fortalece los pulmones pa que el coronavirus ataque con menos fuerza y se vaya como una gripita común, al natural. Entonces ya seguir normal, por que la vida no puede esperar a ser reactivada. ¿Estar sentado a pedir todo regalado del gobierno? No somos venezolanos. Mencionó una señora que llevaba a su hijo mayor en el lado derecho y a su bebé en el izquierdo. El mayor tocia repetidas veces, pero su madre se precipitaba diciendo que era rinítico. - De acuerdo mi señora, ahí que producir y no pedir regalado. Igual pienso que mejor nos de el dichoso coronavirus pa que después nos pase y no vuelva a dar. Como la viruela que da una vez y listo. Eso tanta vaina por una gripa china. Intercedió un hombre canoso, de pantalones color caqui, adelante de la dama con los dos niños. Estaba comiendo un pastel de pollo y compartiéndolo con su sobrina pequeña, quien tímidamente afirmaba todo lo dicho con un repetitivo ademán de aprobación. - Permítame preguntarles. Intercedió otro hombre negro con camiseta de rayas y bermudas camufladas. ¿Alguno tiene encendedor que me preste? - Yo te lo presto pero si me compartes un plon, con este frío estoy que me fumo lo que sea y no aparece nadie que venda cerquita. Le comento una morenaza, alta con acento paisa. Tenía muchos tatuajes en los brazos con nombres en tipografía exótica y animales como tigres, colibríes, entre otros. - Y ¿entonces mi amor? me ofende hasta que lo pidas. Ven compartimos el último cigarrillo de la cajetilla y me pasas tú número de una vez. Le contesto el hombre con un coqueteo singular. - Leí en un artículo que el cigarrillo fortalece a la gente contra el coronavirus. Mencionó un chico de gafas con pelo negro y ondulado quien resultó ser el hermano de la chica. ¿Me regalaría un plon como a mi hermana? - Eso ni dudarlo hombre. Fresco, hágale, todo bien. En ese momento los tres se apartaron y consumieron el cigarrillo compartido mientras tosían y estornudaban producto del frío, o por lo menos asi lo creían. - Mi señora, permítame preguntarle. Mencionó Luis a la muchacha del escote pronunciado. Sumercé ¿que va a comprar? - Voy a comprarme un equipo de sonido bien bonito. De esos que llaman Hometheater, para ver películas y escuchar música. Igual como dijeron que todo era electrónico pues vengo a pagarlo con la tarjeta Mastercard para que me aplique el descuento y lo dejo a 32 cuotas pa que no me llegue cara la mensualidad. - ¿Así funciona la cosa? Intervino otro hombre silencioso con traje de paño, que venía con su pareja igual de elegante. -Menos mal trajimos varias tarjetas, yo pensé que también aplicaba el efectivo. Complementó su mujer orgullosa al mostrar tres diferentes tarjetas de crédito. Toca usar las tres por si acaso. Las charlas prosiguieron por un periodo superior a 1 hora, la gente empezaba a desesperarse por la espera. Algunos incautos insultaban a los lentos operarios. En el fondo como si se tratase de un bucle sonoro, se escuchaba la canción, Quédate en tu puta casa y otro tanto gritaba e insultaba la imprudencia de los compradores, registrando todo en sus estados de WhatsApp, Facebook e Instagram. Sin ser conscientes del cómo se llegó hasta allí, la fila se integró en un discurso compartido, lanzando decires peyorativos que se complementaban con comentarios aún más tercos, sin fundamentos legítimos, ni investigación debidamente problematizada. En alguna ocasión, los más ansiosos buscaban sacar partida de la charla y colarse, recibiendo insultos cortados por una masa descontrolada que se aglomerada como si no existiese pandemia alguna. Fue tal la liberación del instante, la entrada se veía apeñuscada, con el mínimo de espacios y la gran tormenta de estornudos, tosidas, habladurías, etc. transformaba el aire en un ambiente pesado, denso y repleto de enfermedad. Visible como una inevitable vergüenza para el mundo, se denunciaron la notoria irresponsabilidad, los poquísimos protocolos de bio-seguridad y la nula consciencia por la expansión del virus en su estado pandémico. Como era de esperarse, en la noche los noticieros mostraron los resultados de tan absurdo evento. Canal Caracol y Canal RCN complementaron la intervención del presidente con una numerosa cifra de ventas, agigantada por descuentos pasajeros, dejando como noticia menor, los ineficientes cuidados por un distanciamiento social, un uso pertinente de los tapabocas y una legitima estrategia para evitar las aglomeraciones de personas. Luis, Carlos y todos los compradores del Alkosto se sintieron temporalmente felices, degustando de sus nuevos electrodomésticos sin recibir ninguna cobranza hasta el mes siguiente. Sus caprichos superaron a su inteligencia financiera y  en el malestar inscrito por una vida económicamente inestable, sacaron cuentas de crédito por periodos iguales o superiores a las 32 cuotas. En el mundo se infundada un chiste general, el Covid Friday, la transacción de productos "baratos" a cambio de contagios masivos. Era el asmerreir de noticieros internacionales, la mofa de los memes políticos, la burla de los expertos, la crítica de los analistas y la vergüenza de los cuidadosos. El Covid Friday, demostró un síntoma no previsto por la OMS, uno relacionado con la estupidez en el fondo de la inconsciencia colectiva. Contagiado por vía oral, chismerio popular, Fake news e imaginarios culturales, la pandemia creaba hordas de imbéciles laureados por gobernantes desesperados en mejorar su aceptación social.
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diegoche05-blog · 5 years ago
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CERCANO AL PICO. COMENTARIO SUBJETIVO DE GRAN FANFARRÓN DCHE
Estribe rápidamente el sacrificio humano como vía legítima para el desarrollo de la pandemia en búsqueda de un pico que no alcanza la curva necesaria para comenzar a descender. En el malestar de un sistema que prefiere la económica presencial sobre la bioseguridad del teletrabajo y el desarrollo económico electrónico, se legitima la ascendencia de contagios, retitulando el concepto "cuarentena" ante un millar de subtérminos confusos que ponen a merced de los cuidados personales, los exponenciales resultados en el aumento de casos.
La cuarentena inteligente, o la productividad de algunos sectores "inteligentemente" planificados por estrategias de activación del mercado resueltas en desiciones gubernamentales, o la cuarentena dinámica, representando la inmiscusión de los sectores educativos en horarios presenciales, la apertura de centros comerciales y la posible salida de la gran mayoría de la población por turnos horarios, no son más que títulos rebuscados de una necesaria activación de los sectores públicos y privados, el transcurrir cotidiano tradicional, sacrificando personas a merced de una inevitable relación social con altas probabilidades de contraer el virus.
En ese contexto análogo a la ruleta rusa que consolida contagios al azar, se inscribe un denso marco de problemáticas sociales, resaltando:
1. El absoluto desprecio por la labor médica, con operarios disfrazados, reservados y denigrados por una sociedad ignorante, peyorativa, e impregnada por el discurso del odio.
Velando por la seguridad propia y de sus familiares, los héroes de la salud junto a todo su grupo de trabajo, se asustan por la infinitud de peligros en su hacer. Tienen accesos limitados a ciertos puntos comerciales, se les amenaza en función del desplazamiento forzoso de sus hogares, se les insulta en la vía pública y haciéndolo peor, algunos incautos les planifican su hora de muerte con mensajes macabros de corte paramilitar.
Batallando la consciencia colectiva contra el pueril egoísmo de la culpabilidad del otro, la lucha se arregla por el manifiesto del miedo individual, pues es en este que recae la nula reflexión por ese otro universo llamado, él, ella y ellos.
Esa idiosincrasia egoísta que instaura el lema del "yo vivo, el resto que se muera", una representación del espíritu de supervivencia impregnado de noticias falsas, carentes de problematización, infectas por absurdas paranoias sin argumentación o reflexiones legítimas.
2. Los abusos del gobierno ante la victimización de una economía en crisis, ya que en esta recaen leyes favoreciendo los empleadores ante potenciales injusticas como la contratación por horas, la reducción salarial, el corte de las vacaciones y la constante amenaza por la pérdida de la prima laboral.
A merced de una población que teme y es imposibilitada de sublevarse, las instituciones encargadas de los derechos laborales, sobrepasan cualquier sindicato, utilizando la victimización como justificación de sus abusos, obviando cualquier obligación representada en sus altos salarios y sus deberes como gobierno popular.
Se malgastan dineros con una corrupción a la vista y consciencia del callado pueblo. Se distribuyen recursos en egolatras arreglos de imagen, campañas de popularidad audiovisual. Eso sin mencionar las expanpanantes tajadas de dinero y mercados retenidos por negocios ilicitos, donde se encuentran involucrados alcaldías, gobernaciones y hasta el mismo presidente. Instituciones corruptas con conveniente suerte, que cualquier ente judicial se designa imposibilitado de laborar, o si lo hiciese, la nula asistencia de aquellos acusados se postra a las venturas de un sistema mercantil, valorizable y encasillado en una postura ideológica puntual.
3. Los desalojos forzosos y los abusos en el cobro de servicios públicos, manifestando lo ya dicho, los insignificantes apoyos gubernamentales.
Sosteniéndose a un escenario de improductividad, obligando al empleado común a sobrepasar cualquier protocolo de bioseguridad, en función del pago de deudas sin apoyo y ningún salvavidas, muchos lloran ante la promesa falsa en la preservación de su hogar y con el cinismo, la monstruosidad perenne en la no compasión, muchas personas vulnerables de aquellos sectores desconocidos, impopulares para la urbe popular, sufren desalojos forzosos, desplazamientos infames. Injusticias no redactadas, ni mencionadas en ningún canal informativo.
Por si todo ello fuera poco, las deudas no dan posibilidades financieras, prometiendo un sin fin de beneficios con la macabra falsedad a la hora de cobrar y analizar las consecuencias del no pago.
Amenazando con cobros juridicos, listas de datacreditos, hipotecas al derecho y a la inversa, la población se obliga al sobreendeudamiento como la suerte de sobrellevar el presente.
Inscritos en interminables y demoradas filas bancarias, solicitan sus pequeños ahorros, sus lustres planes crediticios, encasillando la preocupación menester por aquellos cobradores inconscientes de la crisis en mitad de una pandemia carente de apoyos, organización y gestiones eficientes.
#covid #pandemia #literatura #comentario #corrupcion
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diegoche05-blog · 5 years ago
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diseños y fotografía
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diegoche05-blog · 5 years ago
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poemas de coronavirus
I. CORONAVIRUS
En el argot de la inevitable paranoia que reside tras los resultados de una nueva pandemia globalmente anunciada, la vida transcurre en la monstruosa suerte de lo desconocido. Noticias falsas, y noticias legítimas se compaginan en un escenario caótico donde poca importancia tiene la veracidad de la información y los excesos en salubridad, se vuelven almuerzo común de una población asustada, auto-proclamada enferma, quizás indefensa al recordar su vulnerabilidad e ignorancia.
Se legitima la frialdad en función de un bien mayor. Ahora los besos, los abrazos, los viajes, las reuniones sociales, culturales, se olvidan ante los tristes resultados de un aislamiento voluntario. Todos quieren encerrarse, vivir solos en sus propias paredes físico-mentales, asegurándose, o mejor, imaginando que con ello salvarán su destino y el destino de sus familiares.
En la multitud reside una mirada de horror, quizás preocupación por un futuro improductivo, menester a los resultados del impredecible virus que se proclama como rey en su popularidad discursiva. En cada charla pasajera, sería y cómica, se le escucha su nombre, se le invoca, se le hace mofa, burla, insulto, plegaria y oración.
El coronavirus, la pandemia del sigo XXI, el resultado de una siniestra contaminación ambiental, aliado eterno de profesias mundanas, declaraciones apocalípticas y teorías de conspiración. La pandemia reina en el contexto infectó de intolerancia. Cada humano se reprocha y recuerda su individualidad con asco, reconstruye el pequeño submundo de las bacterias y con pueril inocencia pretende enmendar los errores de su pasado sucio, déspota de problematizar la limpieza, el aseo, los cuidados generales de una mamerta consciencia social, cívica y comunitaria.
II. PRE-CUARENTENA. 
NARRATIVA CREADA HORAS ANTES DEL SIMULACRO DE AISLAMIENTO EN BOGOTÁ.
Acorde a la intromisión de un brote extraño y desconocido, convertido en monstruo a la velocidad del relámpago que no fue oído, ni visto en su totalidad, me encuentro en el depresión que emerge la vulnerabilidad del hombre. Aquella fragilidad mortal, castigo de la soberbia y la ignorancia, el tráfico de las armas biológicas, quizás el resultado de crueles juegos de poder que inmiscuyen al desorientado trabajador del sector pobre, el de estrato medio que lucha contra los retos de una sociedad consumista, competitiva y carente de oportunidades para los sectores menos beneficiados. Derivando versos entre la soledad de una calle despejada, atemorizado por el caos en el principio de un aislamiento preventivo hoy 19 de marzo del año 2020, reconozco que esta enfermedad construye un hito histórico en la vida cotidiana del hombre contemporáneo. A partir de la fecha, siento que la vida se siembra en el pánico de la naturaleza vengativa, en el abismo oscuro e inhóspito de la supervivencia, pues deriva del miedo, la intolerancia, el individualismo que conlleva la protección de pequeños nichos construidos al margen de los familiares, amigos, enemigos y grupos sociales de cualquier tipo. Mi rostro refleja una mirada atónita, temerosa por la venganza de los malos hábitos, surfeando por la aletoriedad de una sociedad bogotana con el sobre-hacinamiento de gente desdichada y potencialmente enferma. Recorro la vista y a la novedad de un mundo triste, emerge la música de unos artistas callejeros, armonizando el ambiente de incertidumbre en los frívolos corazones de la gente que recorre el bus con destino a su hogar, su madriguera, su nuevo refugio por los próximos cuatro días. Interpretan covers de música latina, vibrando entre punteos tipo Santana. Algunos los miran, otros los invisibiliza. Redirijo la mirada al punto norte del autobús, recorro indefinido los sonidos entre conversaciones pasajeras, silencios incómodos, vistas lejanas y despistadas de cualquier pensamiento concreto, nubladas entre la sombra de preocupaciones personales. Encuentro en aquel Transmilenio diversidad de rostros, algunos chistosos, concentrados, malgeniados y la gran mayoría introvertidos entre submundos electrónicos, invocando, tal vez recordando, la razón que priva nuestra libertad de un mundo salubre, benigno para la supervivencia del hombre común. Reflexionó en mi pequeño asiento rojo, cómo la desinformación y la saturación de información se compactan en el malestar de un pánico general, alimentando lo con la misma velocidad en que se propaga el virus. Veo con horror las conversaciones que ya no empiezan con el clima, ni con un afectuoso apretón de manos y por el contrario, observó que la sociedad se repele entre sí, evaluando niveles de enfermedad, irresponsabilidades como toser y estornudar sin seguir un protocolo de salud obligatorio, pues, todos sabemos por la desdicha de otros países, que la desobediencia implica la escalofriante propagación de la pandemia, el tema maestro del año, aquel virus que invisibiliza cualquier otra problemática, reduciéndola a la pueril conversación desconectada de la crisis mundial. Sigo mi recorrido hacia el apartamento, esta vez entre el tráfico de un accidente automotriz. Me pueblo de horror escuchando conversaciones telefónicas de una mujer fantasma, resuelta a confesar con tono de sarcasmo y humor, que tubo contacto con un alguien contagiado del covid 19. Dice con tranquilidad que sus manos se acercaron en algún descuido de un día cualquiera y sin presentar síntoma se ríe del incidente. La trato de identificar con terror, pero mi cometido se ve frustrado tras desconocer la distancia del infortunio, parece que está a más de un metro de distancia y en menos de un minuto bajo del bus iniciando mi caminar por la calle 100. Sigo los pasos de una visión surrealista de mundo, al bajar del bus empiezo a caminar por las calles solitarias, imaginando el micro-universo de las bacterias, evitando el contacto con los seres humanos. Observó con el desdén de un niñato arrogante y aislado de la sociedad por la introversión de su primer día de clases, como las filas de los supermercados se nutren con descomunales serpentarias de gente en busca de provisiones. El tráfico es anormal y entre cada cinco personas encuentro dos enmascarados, que al igual que yo, huyen despavoridos a sus casas, acelerando sus pasos a la velocidad del ritmo cardíaco ascendente y en estado alterado. Al final y tras la pecaminosa odisea en el recorrido del trabajo a la casa, llego al apartamento a eso de los 6:00 PM, saludo a todos y me encierro en el cuarto. Tiempo después, me lavo las manos, el rostro, prendo el televisor y me recuesto a la espera de alguna novedad.
III. EN CUARENTENA.
Las calles solitarias aisladas de jaurías indomables de hombres mal sanos, erróneos por su naturaleza mortal y vulnerable, se emancipan de cualquier vestigio impuro de la contaminación humana. Ahora los paisajes, solitarios y anteriormente saturados, se proyectan bellos y libres, matizados por pequeños humanos que recorren por tiempos limitados (20 minutos) las calles del barrio, abasteciéndose con pequeños recursos adquiridos en algún supermercado solitario, expectante de realizar una venta útil, algo que les ayude a amenizar su pérdida. Las gentes discurren entre seguir y no seguir el protocolo de salud, algunos necios optan por concebir la pandemia como un espacio de vacaciones y desde el día jueves, escapan de la ciudad para descansar en otros lugares, con tan mala suerte que las alcaldías decretan su imprudencia como acto irresponsable a tal punto de negarles e impedirles su retorno. Pelean poderes instaurados por vanidades estúpidas, la alcaldía y la presidencia no se ponen de acuerdo y mientras el uno decreta nuevas medidas, el otro las contradice. Nos encontramos en el limbo de noticias repetitivas, que exclaman a gritos la propagación exponencial e imparable del covid-19. Ya todos tenemos miedo y pese a los pocos días de aislamiento, la mayoría susurra preocupaciones del linaje del adulto ¿Cómo sobrevivir a esto? ¿Seremos despedidos del trabajo? ¿Cuanto y cuándo nos pagarán? ¿De donde sacaremos nuestros recursos? ¿Que pasará con nuestros familiares? La gravedad de esas preguntas que se profetizan en futuros improductivos y de enorme crisis, se ven alimentadas por nuevos comunicados en donde se menciona la necesidad de expandir la cuarentena, de cuatro días pasamos a 19 días más y la gente desespera al pensar el caos del abastecimiento, pues las provisiones suben de precio, requieren de enormes filas y, desde ciertas horas, empiezan a escasear. - No mires más noticias. Menciona mi compañera temerosa por la saturación de noticias catastróficas. El día de hoy, por ejemplo, ya se mencionó que falleció un hombre cartagenero de 58 años de edad a culpa del virus y que decir del motín creado en horas de la noche, por algunos presos de la cárcel modelo que se llevo la vida de muchos reos desesperados por el sobre-hacinamiento en las cárceles, o peor aún, la declaración del alcalde de Popayán quien mencionó tener covid-19 presentándose en una cumbre de alcaldes, que puso en pánico a todos los mandatarios, hasta el mismo presidente. -¡Para ya! Me detengo al instante, direcciono mis sentidos al silencio del cuarto oscuro, re-descubriendo mis libros, mis cuadros, todos los recuerdos ocultos en las venturas de la creación, en esos tiempos donde trazaba libremente lienzos a la velocidad del aprendizaje onírico, sin preocupaciones por el dinero, por la salud, por la vida capitalizable, por la productividad del arte. La nostalgia y la dicha pueblan mi mente con el recuerdo de mi buena vida. Deseo escribir, deseo dibujar y ante el caos, encuentro necesario la creación sensorial, escribir escenarios emocionales, inexplicables, relatar a manera de escapismo, las travesías que transcurren en este "durante", en ese escenario desconocido, trazando una linea en el antes y en el después, llevando la mortalidad de algunos, la supervivencia de otros y el recuerdo de todos.
IV. SEGUIMOS EN CUARENTENA
En la soledad inescrupulosa de un cuarto oscuro, con el computador en disposición del ocio y la procrastinación mal sana que suprime la realidad en pequeños fragmentos de tiempo distante de cualquier problematización del siniestro, exploro mi ser en un vaivén de horas desperdiciadas, fúnebres y al margen de alguna utilidad.Asustado y abducido por las múltiples advertencias, donde el encierro recorre con nostalgia la tempestad absorta de futuros apocalípticos, dirijo la vista a noticias falsas y legítimas, de esas que comprenden contradicciones con fuertes inclinaciones políticas, premiando el individualismo, la jerarquización de las clases sociales y los mitos infundados por el chismerio popular.Desde la pandemia, hasta los resultados aleatorios de actividades sísmicas, en el futuro se estribe la preocupación errante por el privilegio de la vida. Ahora estornudar, toser y salir de casa, se convierten en problemáticas versadas por horrores bacteriológicos, de esos que exponen la mortalidad en su estado más crítico, con porcentajes que define vivos y muertos, rangos de edad vulnerable y fuertes, zonas de mayor y menor riesgo.Despierto en tiempos iguales, equivalentes por su monotonía infame, resultado de la ansiedad por el encierro, quizás una desventura del pasado desperdiciado entre recorridos poco disfrutados, apáticos escenarios concebidos como monótonos y amargos, de esa amargura vil en la rutina diaria, de la casa al trabajo y del trabajo a la casa.
V. UN METRO DE DISTANCIA
Disponiame hace días a mercar un día de pandemia, de aquellos con rutinas aburridas, repletos de protocolos y reglamentos salubres, regidos por estrictos códigos militares, con policías en función de organizar, cohibir y mantener el flujo de personas en una media que oscilaba entre los 20 a 25 personas a lo largo de la enorme plaza de mercado.
En aquella oportunidad, hallabame privado de cualquier pensamiento, escuchando la música que tanto gustaba a mí padre, una mezcla entre country y música electrónica, ritmo que conjugaba perfectamente con aquella necesidad de olvido, despreocupación por el riesgo que conllevaba salir y relacionarse con otros seres humanos.
Cuando de repente, al girar la vista con movimiento fugaz y desinteresado, a un metro de mi se encontraba una chica bella, con la suavidad de un ángel, ojos café, tes canela, pelo largo y liso que resbalaba a lo largo de su espalda, cruzando sus caderas, con tan virtuosa sutileza que divisaba un lindo tatuaje de un mándala redondo, simétrico y de naturaleza espirálica.
Ese metro de distancia entre ella y yo, silenciaba la fila enorme regida por un distanciamiento obligatorio, militarizado, cuidando la distancia entre cada comprador.
Ese metro de distancia, separado por versos insuficientes que reflejaban la tristeza y la frustración al no poder hablarle, pues caería en el ridículo de gritar a la deriva con la improbabilidad de ser escuchado y atendido.
Ese metro de distancia, impotente y espantoso con el trasegar del tiempo lento y pesado, avanzando entre filas eternas que se movilizaban al ritmo del reloj, como si aquello se tratase de un bisel enorme, desplazando sus partícipes como segunderos (movimientos uniformes y en una constante de tiempo).
Ella llevaba una bolsa de McPollo con algunas otras provisiones como aceite y diversos productos de limpieza, figurando alcoholes, jabones, geles antibacteriales entre otros. Miró desinteresada hacia atrás dejándome entrever parte de su rostro, pues la gran mayoría de este se encontraba cubierto por un gran tapabocas negro. Siguió su camino a la plaza, pero antes de ello, en un ademán extraño, quizás una jugarreta digna de una dama coqueta y consciente de su belleza, me pareció ver qué pico el ojo con tal suavidad que me quedé atónito mientras la veía desaparecer lentamente.
Ese metro de distancia se convirtió en dos, tres, cuatro, cinco y seis metros que la hicieron desaparecer de mi vista. Trate de hallarla a lo largo del recinto, pero en el infortunio de un amor de pandemia, aquella desapareció para siempre, dejándome el bello recuerdo de sus ojos, el lejano susurro de su cuerpo y la tristeza de encontrar un amor a un metro de distancia.
By Gran Fanfarrón
VI. POST - CUARENTENA
Decaigo ante la parodia de la bioseguridad, hostil y marchita por el vástago linaje de la economía neo-liberal, la proclamación de una productividad cimentada en la pérdida de unos recursos figurantes de la bancarrota, de la crisis en la escasez de dinero, de oportunidades, la creciente del desempleo y las desgracias de una enfermedad desconocida para el mundo, el covid-19. El pueblo se estribe en espacios distanciados, a un metro de cualquier tipo de relación social. Algunos hacen caso, otros se toman el asunto como un juego, una enfermedad de la tercera edad, a un bajo nivel de mortalidad como si se tratase de una influencia común. Con terror se visualizan los parques con letreros de prohibición, vacíos y expectantes de niños traviesos que recorren los lugares oriundos de energía versadas por la alegría de la relación social, el bello acto de conocer un amigo, abrazarlo y lanzarse al rodadero, el pasamanos o quizás los columpios menester de la competencias, por quién sube más, quien tiene mejor impulso y quien puede acercarse más a tocar el cielo. En este nuevo Bogotá, los buses Transmilenio se ven envueltos entre sillas encintadas con letreros de peligro, recordando aquel malestar tajante e indignante en la relación humana. Nadie se habla y el ritual del saludo se concibe en un escenario alternativo, a un metro de distancia, con un ademán frívolo, una sonrisa fúnebre y un miedo terrible por las enfermedades de ese otro infecto, dañino, maldito, propagador de una suerte maligna en el deterioro de una sociedad imprudente. Hoy, 11 de mayo de 2020, después de superar la cuarentena sin vencer la pandemia, las empresas se inscriben en un fatídico formato de bioseguridad que implica una serie de políticas para la limpieza, el distanciamiento y la supuesta protección del empleado, se extiende ante una curvatura que posesa una creciente de infectados, multiplicados por docenas y docenas de nuevos casos. El panorama mundial no decreta esperanza alguna, cada país sustenta unas cifras para la mortalidad, la recuperación y las nuevas mutaciones de aquel virus. Por si ello no fuese suficiente, en el argot de la tragedia, surgen un sin fin de problemáticas humanas, producto de esa fatídica necesidad de poder social y económico, de la tergiversación y uso de la información en función del control de masas. Vista con horror renacen los casos de corrupción, dineros ilícitos, beneficios a sectores de abundante capital, investigaciones telefónicas o chuzadas, con la pretensión de obtener información útil para campañas políticas, para guerras bipartidista y control ideológico. En los casi dos meses de confinamiento muchos perdieron su trabajo, otro tanto falleció su emprendimiento, muchos aguantaron hambre a la espera de una supuesta ayuda y la gran mayoría susurrando preocupaciones adjuntas a sus deudas, retomo sus oficios habituales del hogar.
POESÍA EFÍMERA PARA AMORES FRANCOS DE PANDEMIA
Ella madrugada a la virtud de una atención especial, ¿para qué? ¿por qué? pues su hombre resguardaba dormido en la esquina izquierda de un minúsculo espacio de la cama y esa mañana entraría a laborar en un territorio inhóspito al norte de la demacrada ciudad.
Malestar de una enfermedad apocalíptica, expuesto en el aleatorio de una pandemia concebida como enfermedad viral, con altas posibilidades de contagio por vías respiratorias o relaciones humanas, ambos asustaban al prender el televisor, escuchar las noticias y entender el problemático contexto existente, con una ciudad en mitad de una cuarentena obligatoria, ante el pánico de una curva de contagios que se elevaba sin encontrar su pico.
Ambos trataban de obviar el asunto confiando en la suerte y el cuidado del destino justo. Ella, con su encanto mágico, alegórico y sincero, se postraba asustada a merced de los protocolos de bioseguridad, con una atención tan majestuosa, que sería absurdo describirla en este limitado escrito.
Levantaba temprano en virtud del descanso de su chico, preparaba su merienda y su maleta con la fidelidad de una reina. Al pasar del tiempo, se arrullaba unos minutos junto a él y luego lo despertaba con besos sutiles y empalagosos, de esos escenarios paradisíacos, dignos de la empresa de Chejov o la obra cúspide de Marcel Proust. Así era ella, mágica y especial, con el encanto de una diosa, pues de ella hablaban sus ojos a merced de sus sentimientos más puros y sinceros, con un amor correspondido tras años y años de lucha como pareja.
Él, por su parte agradecía (a su forma) la atención de tan prestigiosa dama, e implorando su nombre, en el marco de un poema efímero, exploraba las emociones con el vivido recuerdo de su amorío eterno, transitando entre un pasado y un presente extensos en discusiones, tristezas, alegrías, llanto, felicidad, goce y auto superación.
Ambos sabían que sus sentimientos eran sinceros y únicos. Con especial encanto, afortunados por tenerse el uno al otro, seguros de su amor, emprendían la aventura con una evolución imparable, ya que habían recolectado recursos para sus pertenencias, jugando a la independencia con el éxito de la ayuda cooperativa y la inteligencia financiera.
Antes de salir, se daban un beso en la frente, luego se besaban los labios y equívocos por una fracción de segundo, se quedaban mirando enamorados en el limbo de un contexto blanco, solitario, con el alivio de tenerse juntos y desafiar la pandemia como equipo de trabajo.
Se despedían una y mil veces. Antes de que ambos saliesen a habituar sus deberes, recomendaban un cuidado mutuo, con una precaución estricta, versada por una melodía romántica coreada con un " te quiero, te amo y me harás falta hasta que llegues nuevamente".
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diegoche05-blog · 7 years ago
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¿Qué es DPI, PPI y resolución de imágenes?
Existen muchas confusiones por el término DPI. Cuando involucra la tinta de las impresoras, esto significa dots per inch (puntos por pulgada), pero este término también es usado, de manera equivocada, para PPI - pixels per inch (pixeles por pulgada). Para tener en cuenta: 1 pulgada = 2,54 cm y 1 cm = 0,39 pulgadas.
Una imagen JPEG no posee ningún DPI. Solamente pixeles. Aunque, muchos programas dicen que una imagen JPEG posee DPI, esto no es cierto. Un archivo de foto en una cámara o computador no posee tamaño determinado en centímetros o pulgadas. Sólo al momento de imprimirla (bien sea en papel o pantalla), existe el concepto de tamaño. Y es solamente a partir de este momento que podemos hablar de DPI o PPI.
En resumen: la resolución de una foto en un computador es expresada en “Pixeles por pulgada” y en impresión es expresada en “Puntos por pulgada”.
El PPI de una imagen presentada en una pantalla es idéntico a la resolución de la pantalla. En un monitor que se exhiben 72 pixeles por pulgada, la imagen tiene 72 PPI. Pero si el monitor tuviera 96 PPI, entonces la misma imagen también tendría 96 DPI.
Resolución es otro concepto confuso. Cuando abrimos una foto JPEG en la mayoría de los editores de imagen un número de DPI es mostrado. Esto no quiere decir absolutamente nada. Puedes cambiar este número al valor que quieras y lo único que cambiará es el tamaño de impresión.
Para impresiones son requeridos, por lo menos, 300 DPI para obtener un resultado satisfactorio. Muchas veces las imágenes que se ven bien en pantalla no tienen la cantidad de píxeles suficientes para que sean vean impresas en el tamaño requerido a 300 DPI. Redimensionar la imagen tampoco es una solución ya que esto dejaría la imagen pixelada. Lo ideal es que la imagen tenga la cantidad de pixeles necesarias desde el origen.
Tomado de https://www.autoreseditores.com/faq/2550/diseno-de-caratula/que-es-dpi-ppi-y-resolucion-de-imagenes.html
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diegoche05-blog · 7 years ago
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Fotografías de paisajes aleatorios 
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diegoche05-blog · 7 years ago
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Performance. “Conciertos callejeros” Acción que representa la multiplicidad de etiquetas que comprometen los trabajos callejeros, para este caso, el trabajo de músico que pide monedas en los restaurantes. Esta investigación parte de los imaginarios construidos a lo largo de estos oficios, viéndose como una limosna, un arte, entre otros.
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diegoche05-blog · 7 years ago
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REENCUENTRO
Correteando a la velocidad de un lunes, me inscribo en las sombras de las paredes recreadas por dibujos en tú bullet journal. El verso se hace cursi, enredado y decorado por textos complejos, construidos a partir de pasatiempos benignos, reconstruidos en el largo recorrido de la flota intermunicipal, trancada por los malestares de la ciudad al comenzar la semana. La espera es bochornosa y nuestras voces telefónicas animan la pasión del reencuentro, tú me redactas en tu diario, yo te escribo versos improvisados, alegres, de naturaleza obtusa a mis textos comunes.
Te vuelvo a marcar llegando al portal 80, encuentro en tu voz un consuelo, la alegría que demanda nuestro amor inexplicable, en crecimiento, en sentimientos puros y de categoría permanente.  Sentimos atentos el momento del reencuentro; tomo una buseta del Hernán Orjuela esperando que el trancón de la avenida Cali, no nos retrase más y al llegar cuatro cuadras antes de la casa, nuestra ansiedad por vernos nos demanda encontrarnos en otro punto distinto al apartamento, el supermercado del vecino costeño, quizás la pollería de la 22 por la calle 68.
Pobre de mí, que los segundos sin verte, son minutos, los minutos se vuelven horas, y las horas se convierten en días. Me reconforta llamarte cada cinco minutos, molestándote y armonizando la charla con relatos de naturaleza humorística. El instante se acerca y cargado de paquetes, galletas, comida y detalles alimenticios para los gatos, te veo en la lejanía de santa Helenita. Me impacto y me emociono con tu encuentro, veo que tú también sientes lo mismo. Cuando al fin estamos de frente, el beso no da espera y con este, recorremos el espacio reconstruyendo nuestro amor con detalles pequeños, historias pasajeras y una larga aventura como momios que desde ya, construyen su propia familia.
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diegoche05-blog · 8 years ago
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LA FOTO
Que la imagen de tu belleza quede enmarcada en mi cilíndrico ojo y de este intriguen el exif y el balance de blancos. Que la velocidad se congele arbitrario a tus movimientos implacables y la profundidad de campo disminuya al foco de tus ojos, quizás tu boca o mejor tus muecas en su divertida expresión. Que el ISO no provoque el granulado de tu malgenio, en ocasiones bandido por los tormentosos conflictos y malentendidos en la perdida de luz. Que la temperatura sea calida pero nunca empalagosa, cómo si el corazon reposare sobre nuestras tonos, tu naranja satinado, yo rojo desaturado. Que se compongan los días en planos generalisimos cada vez más grandes , en una medida directamente proporcional a nuestros paseos. Que en todas las noches, el plano detalle se concentre en tus manos junto a las mias, iluminados con una LED lateral, alertando nuestras cicatrices y aventuras juntos. Que los monocromáticos enmarquen el epitafio de nuestras sonrisas y con su recuerdo desempolvemos nuestro gigante photobook titulado vida.
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diegoche05-blog · 9 years ago
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ENTRE LO ONIRICO Y LO REAL
I
El cansancio se posesiona de mí en las horas de la noche, cuando la culminación de un día laboral tergiversa mi cuarto como si este fuere mi catumba, quizás la inscripción de mi propio epitafio en un punto espectral entre estar despierto y no estarlo.
Creo que, por la mecánica de mis movimientos, tomo mi teléfono y sobre él descargo algunos versos que no logro identificar con claridad. ¿Con quién hablo? Y ¿Qué digo? No recuerdo. ¿Porque siento millares de las alimañas que me sustraen los intestinos y parte del cerebro? No lo recuerdo.
Entro en un lugar que se va desvaneciendo en la perpleja oscuridad con un silencio más horripilante que la misma acción de hablar. Enmudece el viento y la habitación queda petrificada en un no tiempo, me falta el aliento y careciente de algún dinamismo, mi cuerpo pesa más de lo común.
Siendo consciente de lo inconsciente e inconcebible, trato de levantar mi brazo para comprobar que mi estado no era real. Lamentablemente, ello me contrajo un horror peor. Figúrese que la mitad derecha de mi cuerpo, se encontraba atada a una fuerza superior que la dominaba.
Pasaban las horas y la asfixia me hacía visualizar a un horrendo demonio dichoso por quitarme la posibilidad verbal y motriz. Grito en búsqueda de auxilio, mis ojos se descontrolan hasta volverse blancos.
Me siento sereno y a la vez culposo por sentirme así, de mi boca desprenden murmullos de voces desconocidas. Al despertarme, mis padres encuentran en mi ser algo siniestro e indescriptible, el televisor, la nevera, los electrodomésticos, danzan alrededor de mí. Mis padres me dicen que me calme que repose nuevamente.
II
Vulnerable por el sueño dentro del sueño, regreso al mismo sitio de donde procedió el primer horror, mis pupilas ahora excretan un verde mocoso que me reconstruye la figura de algo similar a una mujer. En otras circunstancias ello sería un alivio, pero, viéndome inmovilizado por el siniestro, ese distorsionado ser se ubica cerca de una nevera despegando una sonrisa macabra, más aún si tenemos en cuenta que esta carece de proporciones lógicas, solo ríe proyectando una oscura sombra que me envuelve en otra cortina oscura, otro sueño. Vuelvo a abrir los ojos, esta vez aferrado a una idiosincrasia que en tiempos pasados hubiera sido repudiable para mí. Me atemoriza el no tiempo y el no universo, me abstraigo en un infra-sónico aullido proyectado por el siniestro, mis ojos retuercen y se enfurecen sin razón alguna, quizás sea presa de un maligno monstruo de afiladas garras, peluda tés y oscuro cuerpo abultado por llagas rojizas, pelaje café y aroma de alcantarilla.
La calle se alerta en el silencio, estoy frente a él, inmóvil por el horror que sucumba desde mis pies hasta mi cabeza, algo similar a una corriente eléctrica. La bestia no pronuncia palabra alguna, solo se queda allí sonriente y expectante a mis posibles reacciones. Doy un paso atrás y el siniestro da uno adelante, doy un paso al lado, el horrendo lo da al mismo lado, doy media vuelta para correr y el bastardo me persigue manteniéndose a una distancia de medio metro, irreductible, como si este fuese aquella sombra proyectada por la intermitente luz de los postes.
III
El siniestro siempre fue y será la sombra de mi ser. La distancia entre los dos se reduce de forma aterradora, lo siento a menos de 10 centímetros de mí, logro percibir como su aliento me hunde a la pesadez de la oscuridad, ¿Será este el infierno? ¿Abré destruido la delgada línea entre la cordura y la locura? Descubro como nuevamente la oscuridad me va absorbiendo en sus fauces, abro los ojos y mi cuerpo exaspera por una fuerte piquiña en mi brazo derecho, me siento extraído, como si algo dentro de mí se hubiese liberado por accidente. Prendo el televisor, verificó que nada extraño ocurra en la habitación. Salgo a la carretera y en todo ese día siento la pesadez de su sonrisa macabra persiguiéndome hasta que llegue la noche y de nuevo, la hora de dormir.
D.CHe- Gran Fanfarrón 
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diegoche05-blog · 9 years ago
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LA MUERTE
¿Cómo se reivindica un hombre que sufre de la penumbra del azar? Al diario de la vida o quizás la muerte, se exprimen y excluyen los mandamientos de la incertidumbre, fúnebre, vil, despiadada maldición al marco del azar, alimentándose de sus enigmas de lo inimaginable e impredecible del destino. -Es vil el juego de la muerte- Pensaba en su frio y oscuro hogar, aquel viejo harapiento y lleno de arrugas, con la pipa llena, con sus ojos direccionados a la chimenea, con su mente concentrada en un millar de ilusiones ópticas, discutiendo entre espectros, quizás pasados improductivos, veladuras de sus antiguos amigos muertos, de sus mascotas, del propio desencanto del gran hades reclamando su alma.  -Podría ser en la mañana o en la tarde, en la noche o en el solsticio, la muerte es la ley de lo aleatorio y disfruta siéndolo, esgrimiendo su hoz, riendo a carcajadas por la incertidumbre de los vivos, las presas fáciles de la desventura existencial. ¡Contrarío al universo y con él a su naturaleza repleta de injusticia y crueldad! No esperaré a la parca y siendo renegado del destino, a partir de hoy viviré a la blasfemia de la muerte, tentándola, haciendo alarde de mi inacabable vida.  Terminada su relatoría, ya muy cansado y dormido, las dudas metafísicas se poblaron de alegrías, quizás desinterés, del desencanto y la fúnebre tristeza sobrevino la fe y la alegría por seguir vivo, blasfemando contra el destino, la muerte le llegó terminando la madrugada y sobre el esperpéntico rostro de aquel anciano, se volvía impensable observar su cara tenue y sonriente por vencerla.
Gran Fanfarrón
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