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Trece poemas y un 14 de septiembre? 5 y 1/2 o 6
AAAAHHhhh paréntesis es un rework del 5 y dudo que sigan JAJA cierro paréntesis.
Otra vez en ese limbo, divino. ¿Qué hice yo para entrar ahí?
Ah, si.
Te vi mover las caderas, en el atardecer de una primavera Te vi tomar vino en mi casa, esplendida, majestuosa. Otra vez en ese limbo, etéreo. y yo me pregunto: ¿Por qué no puedo salir de ahí?
Ah, si
Te vi, vestida de rosa riéndote de mi cama, hablando de vidas pasadas. Otra vez en ese limbo, repugnante. y yo me pregunto: ¿Por qué me gustaría estar ahi?
Ah si, te escuché, citar al Jefe Gorgory en una tributo a Twin Peaks y me partí.
Así entendí, que en este universo no vamos a coincidir.
Pero aun así...
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Trece poemas y un 14 de septiembre
5
Otra vez en ese limbo, divino. que hice yo, para entrar ahí?
Ah, si.
Te vi.
Y entendí, que sin ti.
Yo debía seguir pero, aun así.
Todo me recuerda a ti.
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Del enojo.
Y estos son los momentos más tristes, pero creo que todavía no puedo asimilar esa tristeza. En el tiempo libre mientras se hace la tarta, es cuando más raro estoy, no sé qué hacer, no sé qué pensar, no tengo ganas de jugar. No tengo ganas de mucho en general.
Solo se algo con certeza y es el miedo a la soledad, a la latente soledad que se aproxima. Por mis decisiones equivocas.
También pienso en me decisión de separarnos. ¿Si no es mutua, tendré la fuerza para hacerlo? ¿Será la correcto? O repetiré lo mismo de hace unos meses atrás.
Solo sé que Luciana trajo revoluciones a mi vida, tanto positivas como negativas. Y la culpa es mía por no poder controlar un patrón, porque otra vez se repite exactamente lo mismo que paso con vos, todo lo prohibido y que estaba mal, lastimar a probablemente la persona más buena que conocemos, cegándonos en todo y siendo felices. Ahora dps de casi 4 años en pareja creo que logro entender lo que siempre me dijeron, que él lo paso, se lo fumo solo y se tuvo que adaptar a la hipocresía de ambos, de cagarnos en tu ex pareja y mi amigo.
De esa hipocresía el amor surgió y de la misma hipocresía el amor murió.
Que cíclicos que somos. Somos tan cíclicos que el primer año que salimos paso lo mismo, vos de vacaciones y con mil dudas y yo acá, seguro pero asustado.
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Trece poemas y un 14 de septiembre
4
Tus labios se movían, prenunciando frases sin sentido me hablabas de colores y patrones. Mientras yo me encontraba perdido, en tu voz, en tu piel. atónito, sin sentido, absorto de tu brillo oculto en tus gritos cohibidos.
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Trece poemas y un 14 de septiembre
3
Esos ojos, esos ojos no tienen sentido no puedo evitar ver el reflejo de tu dolor no puedo, no sentirme atraídon no quiero esperar para estar contigo.
Quiero escuchar tus penas y mal amores, contame tus dolores, tus secretos mas cohibidos.
para reír, reír de las penas pasadas reír como nunca te eh visto. permitite una sonrisa aunque no este contigo.
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Trece poemas y un 14 de septiembre
2
Te deseo, asumiendo las consecuencia de mis actos prohibidos te deseo.
Te anhelo, aceptando tu resquemor consintiendo tus conflictos te anhelo.
Te quiero, en mi departamento bailando conmigo te quiero.
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Trece poemas y un 14 de septiembre
1
Oh nena, tu adicción es mi placer, tu tristeza mi motivo.
Solo quiero ver, tus labios partidos entrazados en los míos.
solo quiero estar una noche contigo y perdernos en el olvido.
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???
Estoy cayendo otra vez.
No me siento bien y todavia no se realmente porque razón es. O tal vez si y solo trato de ignorarlo o aferrarme que lo que creo no es así. Miles de peguntas y dudas vuelan x mi cabeza. Vale la pena? Estoy preparado? Quien me asegura que no voy a salir lastimado?
Toda esas cosas me generan ganas de alejarme. De irme lejos y no volver. Se que todavía hay tiempo para no terminar destruído.
Todos esos momentos quedaran en el recuerdo. Si resultan buenos o malos, de eso se va a encargar mi cerebro.
Donde quedó mi razón? Y mi lógica? Porque desde un principio acepté cambiar?
Yo que profetabas que las personas no cambian, asi te fue; escupiste para arriba y te cayó en la cara.
Ahora soy yo el que no quiere irse y lo único que le interesa es quedarse y seguir, intentar arreglar todos y estar bien, como casi siempre estuvimos. Eh ir descubriendo todo ese camino nuevo que comenzamos una mañana en nuestro nido "secreto"
Me gusta aprender todo el tiempo de vos, me gusta como me miras y como hablas conmigo. Es algo raro xq no puedo aguantar las ganas de ir a besarte y ser feliz pero es difícil cada vez más.
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Si algún día adoptamos un gatite en común, me gustaría que se llame amnesia.
Hacia ya un tiempo que estaba negado en conocer a alguien.
Realmente negado.
Extrañaba esa sensación de seguridad que brinda una pareja o esas pequeñas cosas como; fumar en una plaza, ir a comer o simplemente terminar en un telo de Puerto Madero, entre tantas.
Y en ese momento creí que lo podía llegar a conseguir. Era una noche de cualquiera para todos excepto para mi, por supuesto. Si, era mi cumpleaños. Unos amigos decidieron organizar mi cumpleaños, de hecho lo hicieron en su departamento. Empezaron a llegar todos y había mucha gente nueva. Nos divertía el hecho de que nuestro amigo venga con su “novia” y las amigas. Era claro objeto de bullying.
Que lejos estamos
Y ahí entraste. En la cocina de mi amigo. Recuerdo que había mas gente y nos pusimos a hablar de un juego. Me terminaste de convencer y al día siguiente de la joda, lo primo que hice fue comprarlo y ponerlo a bajar.
Nos volvimos a cruzar en otras jodas pero aquella vez fue distinta porque ya habíamos hablado a través de un juego. Digamos que teníamos “más” confianza. Me resulto gracioso como reaccionaste al ver mi actitud al cariño corporal.
Y ahí yo iba renegando por la vida, mientras los años pasaban fuimos creciendo. Todavía tengo muy presente ese recuerdo de cuando por fin acepte salir con vos, sin nadie de por medio. Todavía recuerdo cuando no podías ponerte el buzo y tu ataque de risa al mismo tiempo.
Y yo más que nunca renegaba por la vida, empezando un año nuevo triste por idealizar un personaje en una persona, estaba muy mal, pero esta vez pude expresarme con alguien.
Era otoño y estabas en camino, fuimos unas birras en nuestra querida cervecería, volvimos a casa y armamos un blunt, probaste a mi primogénita y exploto. Te dije que iba a acostarme, te mencione todas las opciones y tal vas una fue con picardía. Decidiste optar por esa opción.
Si, un FAIL terrible.
Y yo ahora seguía por la vida pero ya no renegaba ahora simplemente la disfrutaba. Estaba con ella que me hacía feliz pero yo era un ignorante, desconocía muchas cosas. Es sorprendente las cosas nuevas que fui aprendiendo. Tuve que entender muchas cuestiones que van más allá de la ciencia empírica.
Nuestros ideales confrontaron y lejos de obtener un ganador, obtuvimos algo más. Una unión, algo que ambos sabemos que no todos tienen, algo que va más allá de todo.
Y por fin decidí confiar
Ahora estamos en un camino con un rumbo que solo nosotros sabemos a donde queremos ir. Es un camino nuevo, es algo que me prohibí o nos prohibimos hace tiempo. Es todo nuevo y tengo miedo pero yo se que estamos seguros.
Y el resto va por privado.
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R3 L0K
Ooh… esto se siente raro, escribir por primera vez sin antes pasar por world, que por cierto, los que están posteados no están corregidos. Vamos a ver que onda. Que loco todo, si te pones a pensar que es la vida en este momento, que se te ocurre? Si a vos estúpido lector. Yo por momento pienso: que bueno que es estar re loco. Seamos sinceros uno con el otro. Si sigo así (fumando) mi promedió de vida no es bueno, pero quien sabe, capaz viva más que vos. Siendo así, te propongo a que dejes de juzgar a cualquier persona. Inténtalo y fíjate que lindo se siente vivir sin miedo y es una pena que esto no sea igual para el resto del pueblo Argentino. Porque uno no puede disfrutar su vida como le plazca? Siempre y cuando se respete el uno al otro, así esta todo piola. Ya te lo dije, ahora solo pensalo como vos quieras. Dicho eso, me voy a dormir y como soy tan infantil, voy a hacer lo que todas las personas como yo suelen hacer y es algo muy interesante. Querés saberlo? bueno, pero va a ser nuestro primer secreto: viste esa persona, que esta mirando la pantalla, bueno ese gil sos vos que estas leyendo esto.
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Angie 11
Un resplandor logro ver, mi cuerpo esta entumecido y mis ojos no logran enfocar. Me duele la cabeza. ¿Qué me paso? Lo único que recuero fue tomar una copa de vino…
-Hola mi amor, ¿Cómo estás?
Dijo una voz dulce ya conocida.
– Mal, me drogaste – No puedo hablar con claridad, pero mi mente ya funciona y mis ojos van enfocando cada vez un poco más, pero mi cuerpo no reacciona del todo
– Que linda manera de empezar una relación – Mencione con ironía.
–Estoy segura de que no es la primera vez que te drogas, no seas hipócrita –
Intente mover mis brazos y no hubo caso, resulta que estoy atado a una silla de pies y manos, Ella está sentada en un sillón tapizado de un bordo que no concuerda con los colores de la casa. En su mano tiene un gotero con una pequeña descripción y supongo que la manera de utilizarlo.
–Veras – Dijo ella y comenzó a explicarme: Este gotero contiene zolpidem líquido, el instructivo dice que con 5 gotas es suficiente para dormir a una persona de de 120 kg, pero yo utilice 10 gotitas y tengo que reconocer que el efecto fue muy rápido.
Sin inmutarme pregunte ¿Me podés desatar?
– No seas estúpido. ¿Te pensas que te ate porque estaba aburrida?
–Es evidente que esto tiene un propósito, pero podrías ahórrate la molestia de las ataduras. Ya cerraste la puerta con llave y seguramente la escondiste
–Veo que sos observador… – Respondío mientras se acercaba a mi y se sentaba en mis piernas.
– ¡No seas estúpida, desátame ya! – Interrumpí
–¿y sin o lo hago? –
–Grito – Conteste con ímpetu.
–Hacelo – Dijo provocándome.
–Ayu… –
Los labios de ellas taparon mi grito. Nos besamos aunque yo no me podía negar y tampoco quería. Cuando el beso culmino ella mordió mi labio inferior desgarrando mi piel, la sangre salía con furia.
–¿Que sos una vampira morocha? –
Ella no pudo contener la risa, pero se esfumo cuando hizo hincapié en mi última palabra.
–No me digas morocha –
–¿O sino que? –
Ella se levantó lentamente de mis piernas, que aún no recuperaban toda su sensibilidad y saco repentinamente una navaja con un movimiento cuasi profesional. Apoyo la punta de la mariposa en mi estómago.
–Así que pensas apuñalarme? – Pregunte con tono irónico.
–Eso depende de cómo te comportes, lindo– Ahora ella empezó a ironizar.
–No te vas a animar…–
Sentí como la punta de la Mariposa hacia presión en mi estómago cada vez más, mientras yo luchaba por liberarme de mis ataduras.
–¿Estas seguro? – Pregunto con un tono muy serio
–Si– Respondí
Sentí como las gotas de sangre empezaban a chorrear por mi panza y en ese instante tuve la brillante idea de ayudarla, hice todo mi esfuerzo arqueando la espalda y la punta de la navaja se hundió en mi estómago al menos un centímetro. No sentía dolor x la droga que me había dado, pero la sangre empezaba a salir de una manera muy veloz.
–¿QUE HICISTE IDIOTA? – Grito
–Te dije que no te ibas a animar, así que te ayude– Reí con aspecto siniestro
Ella se levantó y se fue directo al baño con la navaja cubierta de sangre, en ese instante logre desatar mi mano derecha, mi mano más hábil, pero no soy estúpido. Cuando ella volvió con vendas y alcohol simule seguir atado.
Angie corto un pedazo de gasa y fue limpiando mi estómago sin emitir una palabra. Yo observaba como se deslizaba su mano. No era la primera vez que curaba una herida. Tomo el alcohol y empapo la gasa, me miro fijo. Los dos sabíamos que me iba a doler, pero eso fue una distracción. Me arrojo un chorro de alcohol directamente de la botella. Contuve un grito atroz, pareciera que mi estómago se estaba prendiendo fuego, sentía un ardo como jamás experimente pero no grite. Ella levanto la vista, su cara era de asombro y la mía era como la de un jugador de póker, que por dentro gritaba de dolor por la mala mano que le toco. Me observo fijamente por unos instantes y siguió curándome la herida, luego de unos minutos ya me había vendado. Ella volvió a sentarse sobre mis piernas.
–¿Que te pasa por la cabeza? – Pregunto con una mirada de misterio
–Solo una cosa…– Respondí con suspenso
–Que? –
En ese instante, con toda la velocidad que mi cuerpo drogado pudo permitirme, sujete su cuello con mi mano más hábil haciendo suficiente presión como para ahorcarla. Ella quedo atónita, la sentí temblar del miedo, nunca antes la había visto así.
–Creo que cambiaron los roles– Dije cada vez haciendo más presión en su cuello.
Ella intento responder, pero no pudo hilar palabra, luchaba con pies y manos para liberarse. Sufrí unos cuantos golpes en el ínterin. Cada vez hacía presión con más intensidad, veía como el tono de la cara se iba transformando en un morado y sus manotazos cada vez eran más débiles.
–¿Que te pasa por la cabeza? – Robé su pregunta para ironizar con un tono muy serio, a tal punto que le hice creer que era su fin.
Angie cerro los ojos, aceptando su derrota, había perdido. Todo lo que había planeado se perdió por un descuido de ella. La estaba estrangulando con mi mayor fuerza por unos segundos para que ella crea que la iba a ser su fin, pero no, en esos segundos de presión absoluta traje sus labios a mi boca y la bese, muy lentamente dado que necesitaba tomar aire. Sentía la respiración agitada, pero eso no la detuvo, seguimos besándonos, mi mano acariciaba su espalda lentamente y las de ella rodeaban mi cuello.
Luego de un minuto recupero su respiración normal y comenzó a besarme con más intensidad, los dos cedimos ante el deseo. La sujete por la espalda y la acerce lo más posible a mi cuerpo, sentía el dolor de la herida, pero no me importaba, sus labios eran el analgésico que estaba necesitando.
–No me dejes– balbuceo mientras seguíamos besándonos.
Desprendí mis labios por unos segundos y la mire fijamente.
–Pero si la que me dejo fuiste vos, no te olvides de la primera noche– Respondí con una sonrisa tierna
Angie rio de una manera sublime, el destello en sus ojos era único.
–Esta vez no va a ser como la anterior, esta vez sos mío– Dijo mientras su cadera empezaba a moverse paulatinamente.
Ninguno de los dos podía evitar el deseo sexual, la excitación de la situación. Mi brazo recorrió su espalda por debajo de su remera, acariciando cada parte posible. Ella empezaba a moverse cada vez con más intensidad. Su remera termino en el suelo, como la primera vez. Desprendió sus labios de los míos por unos instantes para desatarme los pies y luego siguió besándome mientras intentaba desatarme mi mano inhábil. Lo logro ¡Era libre! Pero la realidad es no es lo que quería, solamente quería ser su esclavo.
La excitación venció a mis pensamientos, me levante con ella encima mío, trastabillando por los efectos del Zolpidem pero eso no evito que la llevara a la cama. Comencé a besar su cuello y ella no podía evitar soltar leves gemidos de placer mientras mi boca recorría su cuerpo.
–No me interesa tener sexo con vos– Dije con una suave voz
Angie me miro fijo.
–Esta vez no va a ser como la anterior mi amor, esta vez vamos a amarnos–
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Good People.
Hoy no voy a escribir con un alter ego. Hoy escribo yo, Pablo Andrés, hijo de Patricia y Victor.
Las buenas personas realmente existen, la vida de toda mi familia habría podido ser completamente distinta, simplemente si mis viejos hubieran tenido el coraje para cometer un delito. Pero no lo hicieron. Podríamos estar cenando en un piso en libertador, o en una mansión en Acassuso o tal vez podrían estar presos y yo no existiría. Pero acá estamos, luchando contra la economía Argentina que tanto afecta a muchas personas y entre ellos nosotros. Somos una familia clase media y lo vamos a seguir siendo toda la vida o por lo menos nosotros tres.
Hoy mi viejo fue a ver un trabajo, para un doctor con el cual él trabajo mucho tiempo atrás. Él Doctor vive en Acassuso a unas pocas cuadras de Av. Libertador en una lujosa casa. ¿De que trabaja mi viejo? Es albañil.
Esta noche, como todas las noches bajé a comer, mi vieja hizo milanesas de berenjenas porque me hice vegetariano y como puede, complace todos mis caprichos con respecto al tema de la comida. En la cena familiar mi viejo conto como le había ido con el trabajo que fue a ver, la charla siguió adelante y en un momento otro nombre surgió. El contador de él doctor. Otra persona con mucha, pero mucha plata.
Recordando viejas anécdotas me conto, que cuando trabajo para el contador, vivían en un chalet que él les prestaba a mis viejos. Ellos se habían divorciado y se reencontraron, por lo que se estuvieron muy poco tiempo separados y una de las condiciones que impuso mi vieja al volver fue que se tenían que ir a vivir solos, bah no realmente solos, a esas alturas ya estaba mi hermana. Ellos se fueron de la casa de mi abuela al chalet antes mencionado, no tenían camas, no tenían ni siquiera una mesa, pero usaban lo que el contador les había prestado con mucha amabilidad. Una cama para ellos, una para mi hermana, la mesa y las sillas. La mesa tenía un juego de 12 sillas, por lo que mi viejo recuerda las patas de las mesas estaban talladas a mano y tenían unos leones, pero había algo más, una porquería para los ojos de mis padres. Un atril para cuadros, que tenía algo pintado en una hoja, sin ningún marco, estaba ahí como si nada, si le pasaba algo no importaba porque si realmente tuviera valor no estaría entre ellos… o eso es lo que pensaban mis padres.
Un día fue el contador y mi viejo con toda su ignorancia le pregunto para que quería esa porquería. Él sonrío y le respondió: “Si vendiera este cuadro, podría tranquilamente comprarme 2 o 3 pisos en Av. Libertador.” Mis viejos atónicos preguntaron quien lo había pintado y como se llamaba.
Los girasoles pintados por Vincent Van Gogh estaba muy tranquilo en el que era el comedor del chalet. Y ahí siguió, mis viejos lo dejaron como estaba y en donde estaba, ellos con el tiempo se mudaron.
La cena siguió su curso normal, en un momento busque el valor del cuadro y empecé con los chistes: “Viste viejo, si te hubieras robado ese cuadro, estaríamos comiendo caviar en la parte del mundo que más nos guste” a lo que mi viejo respondió: “Es verdad, yo me iba a trabajar todos los días y mama salía con tu hermana para llevarla al colegio y después también se iba al trabajo, podríamos haber dicho que entraron a robar gordita...” finalizo mirando a mi vieja. Los tres reímos. En la televisión sonaba del fondo el tema del pase del jugador Lucas Alario, que fue comprado por un club alemán por la cifra de 10 millones de dólares y yo empecé devuelta: “Viste, si te hubieras afanado la pintura, lo podía haber comprado yo” los tres reímos devuelta y los chiste siguieron, siempre riéndonos ¿por qué? Porque ellos sabiendo el valor lo dejaron donde estaba y si yo me hubiera encontrado en su posición, también lo hubiera dejado en su lugar.
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TE DETESTO!
Hoy entiendo más que nunca, cuando esos escritores que me inspiran decían que escribir es un trabajo de todos los días. Yo vengo a agregar más a lo que ellos dijeron en su tiempo.
Como cuesta encontrar un punto de inflexión, alguien o algo que te vuele la cabeza. Me niego rotundamente a pensar que los grandes escritores escribían porque sí. Algo por dentro los movía, tal vez sea la imaginación o quizás el talento. Puedo aceptar los talentos naturales de una persona, pero, aun así, creo que se puede llegar a una perfección o un estilo único. Eso es lo que busco, no ser como otros. No me interesa ser como ellos, yo soy distinto, YO NO SOY ÉL.
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Limbo
Vamos creciendo a medida que el universo se va expandiendo. Amistades, amores, adicciones, todo lo que se te ocurra va transcurriendo a medida que la tierra gira alrededor del sol, sin darnos cuenta los minutos transcurren y no hacemos nada, simplemente estamos. Estamos en un limbo encerrado en nuestro pequeño mundito sin hacer nada por el otro, sin hacer nada por unos mismos. Dominados por esa “esencia” de que todavía queda “tiempo” o que lo podemos hacer “mañana” que va a ser idéntico si hago lo que tengo que hacer hoy o mañana, pero la idea es ridícula y contradictoria con mis pensamientos morales. El tiempo es oro… Una frase capitalista, pero si lo pensas en otro plano, en el plano emocional, la frase cabe al a perfección. Dejamos que se nos escape de nuestras manos lo que tanto deseamos por “estar”
Hay veces que reflexiono sobre mi mismo e intento buscar el ¿Por qué? De algunas cosas, pero me resulta extraño y hasta incluso ridículo. Estoy, simplemente estoy. Esperando o buscando, intentando sin intentar. Quizás sea por cobardía o tal vez por miedo a lo desconocido. Y así, sin darnos cuenta van pasando los segundos, minutos, horas y día hasta incluso años “estando” sin estar. Deseando ser algo sin hacer nada para lograrlo, haciendo todo para lograrlo sin tener una mínima recompensa por tu esfuerzo. Y ahí, en ese punto es que decís ¿Por qué? Das todo de vos, esperando… esperando, aunque sea un “gracias” o tal vez un “me gusto lo que hiciste” pero cuando eso nunca llega (de la persona que esperas que te lo diga) te derrumbas y seguís “estando”
Pero seguís luchando contra viento y marea por hacer lo que te parece correcto, lo que sabes que es correcto o lo tu que subconsciente cree que es correcto. Y luchas y te esforzás al máximo. Recibís golpes y críticas, que duelen, pero seguís porqué te rehúsas a “estar” y cuando esos golpes vienen de un ser querido, te devastan y tenes todos los motivos para rendirte, pero no lo haces, seguís creciendo y aprendiendo, seguís tratando de hacer lo correcto o lo que más te gusta.
Con mi mejor amigo hablamos mucho de ese tema al respecto. “Si haces lo que realmente te gusta, te va a ir bien” pero esto no se aplica eventualmente en todos, la sociedad hipócrita en la que vivimos no nos lo permite. Veo gente que pasa días y días haciendo lo que realmente aman y fracasan rotundamente dejándolos en ese limbo… “estando”
En cuanto a mi soy un don nadie que le gusta escribir y reflexionar, que “esta” ahí, invisible ante todos.
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Elizabeth 2
No te das cuenta que no le hablas como al resto de las personas, los demás queda opacados por tu falta de interés, pero ella. Ella tan pura y bella recibe toda tu atención, tu mirada y tu voz. Observo el brillo inusual en tus ojos, que nunca antes pude ver. Escucho tu voz adoptar un tono dulce y romántico. Te veo urdir cada palabra que sale de tu boca querido amigo. ¿Pero cómo hago yo para poder ayudarte? Si yo también quedo opacada por ella, pero amigo, por favor no seas un cobarde, no te cohíbas ante tus emociones.
Atragantada de dolor y rabia escucho como ella te cuenta de su libertad, sus actuales parejas y como la seducen en los boliches y se va con él ganador de su atención. Nuestra amistad de años logro una empatía, un lazo o una extraña conexión telepática. Siento como el huracán de desolación arrasa con tu alma, como ahogas gritos y lágrimas. El vértigo que produce decir la verdad te asusta, te aterra. Quizás sea porque en tu misterioso mundo no te crees capaz de estar a su altura, pero no conozco a nadie como vos. Ella no lo sabe y no lo imagina incluso tal vez ni siquiera le interese. Pero amigo, nuevamente te repito, no seas un cobarde.
Entiendo apesadumbrada tu falta de acción, como una vidente puedo verte solo en el universo por tu temor. Te veo temblar como una hoja cuando observas como ella desvía la mirada para ver a otro hombre pasar por el bar en el que siempre se encuentran, puedo apreciar como vos calcas los movimientos de sus ojos e intentas ver a otras mujeres. Les sonreís con esa sonrisa, esa sonrisa completamente falsa, triste y desgarradora. ¿Por qué amigo? Estas desesperado por captar su atención a tal punto de que tus acciones son patéticas e inusuales. Mi querido amigo ya no sos vos, tu esencia se consume tan rápido como un cigarrillo y solo quedan el reflejo de la persona que tanto aprecio.
Por ultimo puedo verte alejar con ella, como la acompañas a la puerta y se despide de vos subiendo a un auto blanco, mientras que el conductor te saluda sin malas intenciones, no lo odies, él no sabe la verdad. Siento tus pensamientos suicidas, como intentas culpar a ella por la falta de interés, como cedes ante la depresión y te dejas caer al vació. Pero amigo, no voy a permitir que caigas solo, entrégame tu mano y caigamos juntos al abismo del desamor.
Inspirado por Confesión de amor en la parada del 93, de Eduardo Sacheri.
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Angie 1 / Mar
Decidí volver del trabajo por un camino que nunca recorrí, entre mi trabajo y mi casa había unas 30 cuadras de diferencia, pero por alguna razón quise caminarlas. El sol estaba cayendo abriendo paso a la fría noche. Las calles de Buenos Aires estaban abarrotadas de autos como lo es habitualmente un jueves a las 6 de la tarde. Recorrí las desconocidas calles a paso lento para poder apreciar la arquitectura de los viejos edificios. Después de caminar unas 17 cuadras pase por la puerta de un bar y logre divisar por el cristal que no hay mucha gente dentro, así que decidí entrar. En la barra estaba escrita las promociones de comida y alcohol a lo que ignoré completamente y me dirigí directo hacía el muchacho de la caja.
-Buenas tardes, ¿me podrías dar un vaso de cerveza?
-Si, tenemos una promoción que es 2x1 hasta las 8:00 pm. Así que si querés te podés llevar las dos cervezas o tomar una y volver por la que te resta, pero siempre antes de las 8:00pm
Le pagué al muchacho de la barra, el me entregó un ticket y me guío a la barra. Curiosamente era una cervezería artesanal. ¿Cómo es que en tres años de trabajo nunca pase por este lugar? Le entregué el ticket a la chica de la barra. Ella es petiza, rubia y tenía unos ojos de un profundo celeste.
-Buenas tardes, ¿me podrías recomendar dos cervezas que a vos te gusten? No conocía el lugar así que me parece prudente que vos que trabajas acá me recomiendes las mejores.
-Buenas tardes. Bueno, tenes tres clases de cervezas: Rubia, roja o negra. ¿Cuáles te gustan más?
-Las tres me agradan mucho, dame las dos primeras que se te pasen por la cabeza.
Ella sonrío y me sirvió una cerveza roja con un muy buen cuerpo y la otra negra, que parecía café. Le agradecí y me retiré al lugar más apartado de la gente, simplemente quería disfrutar un libro que me habían obsequiado.
Me senté en una esquina del bar. Era una mesa para cuatro ocupada por mi mochila y yo pero a nadie le importó. Estuve sentado tomando mis cervezas por un rato largo, el tiempo pasa rápido cuando estas entretenido con un buen libro pero algo interrumpió mi tranquilidad. Adelante mío se sentaron dos mujeres, produciendo un ruido bastante fuerte al correr las sillas. Una de las dos extrañas me daba la espalda, pero podía ver a la perfección a la amiga. Es alta y delgada, tiene unas piernas largas y atractivas, sus ojos son de un marrón intenso y algo en su mirada me dice que no está del todo bien. Tiene una barra en la oreja y otros aros. Su mano sujeta el vaso con fuerza y da a relucir sus uñas pintadas de un azul eléctrico pero más allá de todo los detalles que puedo percibir uno resalta sobre todos los otros, tiene una sonrisa encantadora.
Desistí de contemplarla y me enfoque en mi lectura, seguí leyendo sin entender una palabra de lo que decían las hojas de mi libro. Pase unas cuantas páginas pero renuncié. Era inútil intentar seguir leyendo cuando no puedo prestar atención. Fui a la caja y compre otra promoción. Esta vez me traje una sola cerveza, era una rubia de un dorado muy claro, realmente tenia buena pinta. Volví a mi lugar, saque mi libreta y empecé a garabatear y escribir algunas ideas que tenía ya hace mucho tiempo. Escucho otra vez el ruido de la silla al ser movida y veo como la extraña que me daba la espalda se retira dejando sola a su amiga. Estaba obnubilado mirando fijamente como ella jugaba con su teléfono, hasta que ella levanto la vista y me observo. Nos miramos fijamente a los ojos, como si intercambiáramos pensamientos hasta que no pude sostenerle la mirada y me concentre en mis garabatos. Es la primera vez en mucho tiempo que me siento intimidado. Hay algo que no concuerda pero ¿Qué es?
Termine mi tercera cerveza en la media hora que intente responder la pregunta que me había planteado. No levante la vista de mi libreta, no podía. Me levante y fui por el cuarto vaso de cerveza y el ultimo, mis reflejos ya estaban afectados por el alcohol. Pase por enfrente de ella y sentía su puntiaguda vista clavándose en mi, pero no tuve el coraje de devolverle esa mirada. Cuando llegué a la barra pedí la cerveza que me restaba, pero mi impulso pudo con mi mente y compre una cerveza más. Le pregunte a la chica rubia de la barra si recordaba que cerveza había tomado esa mujer que estaba ubicada enfrente de mí. Ella me dijo que si, me sirvió una Honey y me pregunto qué es lo que quería yo. A lo que le respondí lo mismo que le había dicho hace unas horas atrás, la primera que se te venga a la cabeza. Me acerqué lentamente y lleno de dudas, otra vez sentí la punzante mirada en mi al pasar por su lado pero otro impulso hizo que me diera vuelta y me dirigiera directamente a ella. Me senté enfrente de ella y le entregué el vaso de cerveza sin decir ninguna palabra y sin pedir permiso.
-Gracias- dijo ella con un tono serio. ¿Cómo sabías que me gusta la Honey?
-Fue simplemente una opción al azar- Mentí descaradamente. Ella me clavo sus ojos en los míos y se percató de que lo que le estaba diciendo era una mentira.
-No esta bueno empezar a hablar con alguien con una mentira, decime como sabías que me gustaba esta cerveza.- Comentó ella con un tono más serió aún.
Estaba acorralado, no podía decir más que la verdad.
-Simplemente le pregunté a la chica de la barra- Pero decime algo vos ahora. ¿A todos los humillas a la segunda frase que te dicen?
Ella sonrió, otra vez esa sonrisa.
-Normalmente a la gente que me desagrada pero ellos no se dan cuenta. Bien por vos- Comentó con una sonrisa irónica.
Esta mujer me está hostigando y no lo voy a permitir.
-Hay algo curioso en todo esto. ¿Ya lograste darte cuenta? – Ahora era mi turno de jugar.
Ella titubeo.
-Hay muchas cosas curiosas en todo esto, como por ejemplo por que hace un rato atrás, cuando estaba con Penny me bajaste la mirada tan rápido.
Ahora el que titubea soy yo.
-Claro, eso puede ser algo curioso que podrías descubrir con el tiempo. Pero hay algo más curioso que simplemente desviar mi vista hacía mi libreta. ¿Por qué aceptas una cerveza de un extraño? O ¿Por qué no te fuiste después de que te diera el vaso?
-¿Por qué no aceptar una cerveza de un extraño? Al fin y al cabo me estas regalando un cerveza. Y ¿por qué no me fui? Eso depende de vos, me puedo ir en este preciso instante o estar el resto de la noche con vos.
Una mueca de alegría se dibujó en mi cara.
-Pero estas obviando algo importante. Yo también me puedo levantar y retirarme en este preciso momento.
-Eso no fue algo inteligente de tu parte. Obviamente mostras interés en mí, así que vos no te irías.
Esta mujer me está humillando constantemente y eso me agrada.
-¿Realmente estas tan segura de vos misma que no me iría? Sencillamente estoy acá para responder una pregunta que me surgió cuando nos miramos hace un rato atrás y esa pregunta tal vez ya fue resuelta.
Ella sonrío otra vez con ironía.
-O tal vez no. ¿Se puede saber que es esa pregunta que intentas resolver?
-Creo que todavía no tenemos la suficiente confianza como para que te cuente la pregunta que me surgió en mi interior.
Ella puso una mueca de descontento. Seguimos hablando por un rato largo, en medio de la charla ella fue por comida y yo por otro vaso de cerveza para ella y agua para mi. Después que terminamos de comer salimos a fumar un cigarro y ahí fue cuando descubrí su nombre: Angie. Hablamos de lo habitual, trabajo, estudios, ex parejas, amigos.
-Esta noche está repleta de preguntas difíciles- Mencione cuando estábamos por salir del bar.
-Lo sé y quizás no tengan respuestas- Respondió ella con la mirada perdida.
Indeciso y temeroso pregunte:
-¿Qué queres hacer?
La sentí buscar la respuesta, mantenerla un segundo en su mente y atreverse a decirla.
-Llévame a tu casa. Sólo te pido que no tengamos sexo.
Nunca había hecho el amor partiendo de una limitación tan severa, pero como en tantas otras cosas, Angie me condujo por territorios inexplorados. Sus senos, la curva de su vientre, la piel de los hombros que parecía estar cubierta por una película de seda, la inigualable calidez y pericia de su lengua, la capacidad para estar presente hasta en los menores movimientos, hicieron que la imposibilidad de consumar el acto, me hiciera descubrir las delicias de la contención.
La prohibición incrementaba nuestras ansias. Nuestras sesiones desconocían el tiempo, al estar desprovistas del desenlace lógico. Los movimientos se estiraban sin fin y sin esfuerzo. El acto era incolmable, al menos para mí lo era, y la energía transitaba por mi cuerpo sin agotarse. Al unirnos construíamos un lugar para el cual no había mapas ni servía la experiencia y ese ámbito desafiaba todo los presupuestos. Era imposible saber lo que hallaríamos en él y lo que se esperaba de nosotros.
La soledad y el sufrimiento acumulado por años, el peso de toda una vida, nos había llevado a este punto. Éramos náufragos que compartían la misma balsa en el océano de las calles de Buenos Aires y estaba claro que sin esta indigencia jamás nos hubiéramos encontrado. Lo que hacíamos, si se miraba bien, era inviable. En el lugar imposible en el que hacíamos el amor como tullidos, fuimos ciegos ante a un abismo. Caíamos uno sobre el otro, mordiéndonos, deslizando la lengua por pezones y ombligos, obsesionados en el lento examen del orificio vedado, observando, circulándolo, tensándolo, sin pestañar, sin bajar la mirada. Nos entregábamos sin más ley que la que desafiábamos, descubriendo el próximo movimiento en el momento mismo de hacerlo. Sus senos chocaban en mi pecho, agarraba sus brazos con fuerza, tiraba de su cabello, para llegar nuevamente a sus ingles, hasta que el poder incontenible de una gran ola la hacía arquearse una y otra vez. Sin descanso volvíamos sobre nosotros, sin palabras, a veces con una mirada que era más sólida que un miembro erguido y acaso también más memorable. Al borde del agotamiento, luego de horas, Angie me acogió en su boca, con la aplicación total que reservaba a nuestras discusiones, hasta que casi más allá de mi cuerpo se producía un derroche grácil y solemne. Mi semen caía salpicando labios y cuello y luego resbalaba hacía el vientre o goteaba de su barbilla como una lágrima densa y enorme.
Entonces, con brazos y piernas enlazadas, iban renaciendo nuestros cuerpos: descubríamos que los miembros nos pertenecían en exclusividad y que marcaban la diferencia y la distancia. No hacía falta que algún acontecimiento viniera a deshacernos. Éste ya había ocurrido; no se hallaba en la historia que hacíamos, sino que nos precedía. Desde que Angie tomo la decisión de venir al bar, a esa precisa hora en el día correcto, desde que me propuse sobrevivir harto de todo pero abrazado al hartazgo, desde entonces estábamos condenados.
Aclaraciones: Los últimos 4 párrafos son un pequeño fragmento del libro: Simone de Eduardo Lalo. Que encajaban a la perfección con el personaje que le escribí a Marcela, en unos textos abajo de este hay una introducción que cuenta todo lo que me pasa por ella.
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Angie 10.
- ¿Quién es? – Pregunto la voz que todas las noches aparecía en mis sueños.
Me quede callado, las palabras no salían de mi boca, mi cerebro se apagó.
-Imbécil, no me hagas perder el tiempo – Dijo la voz que salía por el parlante del timbre. La puerta se abrió misteriosamente y entre con muchísimas dudas. Subí por las escaleras, intentaba prolongar lo más posible el encuentro. Llegue 6°C toque timbre y nuevamente una puerta se abrió.
Otra vez tenía a Angie delante de mis ojos. Mi cabeza iba grabando cada detalle de ella para no poder olvidarlo. Sus ojos color café, su esbelta cintura, sus largas y atractivas piernas, todos los aros de la oreja hasta inclusive los anillos que tenía en la mano que no sostenía la puerta, todavía tenía las uñas pintadas de ese azul eléctrico que tanto me gusto.
- ¿Cómo sabías que era yo? – Pregunte con nerviosismo.
–No esperaba nadie, supuse que habías encontrado la última pista. – Respondió ella con su tono característico.
-Entra, tenemos una hora para que podamos hablar – Agrego ella, su tono no cambio en lo más mínimo.
Al entrar observe su pequeño mono ambiente. Tiene la cama de una plaza con una colcha de una especie de color violeta contra la pared, el televisor es un modelo muy antiguo y está colgado contra otra pared que apunta a la perfección a su cama. En el espejo hay unas entradas de algunos recitales al cual ella acudió. También hay una especie de mueble chico con unos estantes, tiene varios lentes de sol colgados en una soga que tiene atada y un poster de un perro que me llamo particularmente la atención porque el poster me resultaba sumamente infantil.
-Sentate donde quieras o ¿te vas a quedar parado ahí todo el rato? - El tono de voz sigue sólido como una roca.
Aguante profundamente mis ganas de abalanzarme sobre ella y sentir nuevamente sus labios.
-No entiendo nada de lo que está pasando. ¿Por qué jugas conmigo de esta manera? – Pregunte sin merodeos.
-Es simplemente una prueba, todavía no entendes, ¿no? Yo no soy una mujer más en tu vida- Respondió con una sonrisa irónica.
Todavía me sorprende lo fría que resulta ser.
-No, no lo sos. Podría hacer cualquier cosa que me pidas por vos y me fastidia mucho saber que no puedo controlar el poder que ejerces sobre mí- Respondí con la voz entrecortada.
- ¡MENTIROSO! - Grito Angie, su cara tomo un rasgo que nunca antes había visto.
-No miento, es simplemente la verdad, aunque me cueste asumirlo- Respondí calmado.
- ¿Ah si? Bueno quiero que llames a Emma en este preciso instante y la dejes ya mismo- Sus ojos reflejaban su ira.
Me pego en mi punto débil, pero complací su petición. Llame a Emma, ella atendió y antes de que pueda decir hola hable yo: “Perdón Emma, cuando te conocí lo que menos me imagine fue que esto iba a ocurrir, me enamore de otra persona. No te pido que me entiendas, solo te pido que me odies así las cosas resultan más sencillas para los dos.” Corte sin escuchar su respuesta, sentía como una parte de mi corazón se iba desfragmentando mientras observaba la mueca de triunfo de Angie.
- ¿Y ahora qué? – Pregunte ahogando mis lágrimas.
-Ahora es momento de estar juntos- Respondió ella mientras se paraba y se dirigía para lo que aparentaba ser su cocina. Volvió con dos copas de vino.
-Un brindis, por nuestra nueva relación- Dijo ella con un tono de voz muy dulce.
Observe como ella tomaba de un solo trago toda su copa de vino y decidí imitarla. Cuando termine mi copa de vino, ella sonrío, pero no como cuando estuvimos juntos en mi departamento, más bien parecía una risa macabra, como que acababa de cumplir un objetivo. Angie se paró y se dirigió directamente a mí, nuestros labios se encontraron nuevamente. Cerré los ojos y la persona que estaba sentada llorando y gritando desapareció por completo. Pasaron unos minutos, seguíamos besándonos cada vez con más intensidad, pero algo no estaba bien, mi cuerpo no reaccionaba, no podía mover mis piernas y mi cabeza cada vez pensaba con menos claridad.
Miré a Angie fijamente y comprendí todo al instante, su risa macabra, su juego y por último la copa de vino. Mis ojos se cerraban con lentitud, ya no podía mover casi ninguna parte de mi cuerpo y en ese preciso instante fue cuando me rendí.
-Bésame por última vez- Pronuncié como pude.
Ella cumplió mi último deseo, mis ojos se cerraron por completo y nuevamente pude ver a la persona llorando, pero esta vez era inusual, esta vez me podía moverme. Corrí en su ayuda, le pregunté que le pasaba. Cuando él levanto la vista fue como observarme en el espejo, él era yo o yo era él. El circulo vicioso termino su cicló y es hora que el mío también termine. Me abrace a mí mismo mientras los dos entendíamos que era nuestro fin, los dos abrimos los brazos y recibimos con una calurosa bienvenida a la oscuridad total, a la muerte.
Es tiempo de dejarte ir, gracias por inspirarme.
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