doodymir

[doodymir]

In all the old familiar places...

Whatever happens tomorrow, we’ve had today

― David Nicholls, One Day 

Who knows if we shall meet again? But when the morning chimes ring sweet again… I’ll be seeing you…

— Kahal-Fain

Nuestro mundo termina con nosotros. Cada pensamiento, cada sueño, cada momento de dolor, cada proyecto para el futuro. Todo.

Y se pierde con nosotros. Porque nadie podrá vivir, sentir ni pensar como lo hemos hecho.

Es aterrador. Tanto, que pasamos el tiempo (todo) tratando de ignorarlo, a pesar de la eventual o sorpresiva desaparición de quienes nos rodean. El “momento” existe, pero siempre más allá de nuestra realidad, como un sombrío desfile del que solo nos creemos expectadores.

Pero el día llegará. Esperado o no, el día llegará, y será un día como cualquier otro, una hoja más del calendario. Un 15 de enero, un 2 de julio, un 28 de septiembre, un 19 de diciembre…

El día y la hora llegarán y el cuerpo, con todo lo que contiene, se fundirá nuevamente con la tierra.

Pero la idea sigue adelante. La idea de lo que fuimos o de lo que quisimos ser, y que grabamos con cada una de nuestras palabras y cada uno de nuestros actos en la mente y en los cuerpos de aquellos con quienes tuvimos la valiosa oportunidad de coincidir.

La idea sigue adelante. La idea que no es nosotros, sino la impronta de nuestra presencia. Como el aroma que nos transporta a otro lugar, en otro tiempo. Como el espejismo que ocupa un espacio vacío. Como la configuración alfanumérica sobre una superficie cualquiera.

La idea sigue, siempre. La idea que no es nosotros, sino las multitudes que habitamos. La idea que no contiene nuestros pensamientos, ni nuestros sueños, ni nuestros momentos de dolor, ni nuestros proyectos para el futuro. Nada.

Porque la idea que somos y no somos no nos pertenece y, aún así, la cultivamos a cada segundo. Cultivarla, darle forma, volverla cada vez más y más fuerte es la única forma de encontrar la respuesta a todas nuestras preguntas. La respuesta, porque solo una basta, porque todas las preguntas convergen en un punto del espacio-tiempo. Nuestro punto. Nuestra singularidad.

Y el día llegará. Esperado o no, el día llegará.

Y después… otro día.

Y otro…

Y otro…

El día después, que será como cualquier otro día en tantas otras partes del mundo y que, con el tiempo, también lo será para quienes fueron nuestros compañeros de viaje.

El día después, que también será el primer día de esa idea. La idea que somos y no somos.

El día después, primer día del resto de una eternidad.

Primer día, primero de tantos y tantos, que serán el punto de partida para que otros puedan encontrar su respuesta, cultivar su idea y prepararse para el día que llegará.

Nuestro mundo termina con nosotros. Pero el mundo, no.

Con los primeros rayos del sol, el parque volverá a abrir sus puertas y volverá a llenarse de pensamientos, sueños, momentos de dolor, proyectos para el futuro…

La rueda de la fortuna volverá a girar y todo parecerá lo mismo. Pero no lo será, porque estaremos ahí.

Presencia de siglos.

Aroma de recuerdos.

Espejismos en el atardecer.

Testigos de sonrisas.

[doodymir]

When someone you cherish leaves, you will remember the sad times, but you must make the happy memories worth even more.

[doodymir]

Everyone overcomes death in a different way, that doesn’t matter.

The important part is never forgetting the ones you’ve loved.

[doodymir]

You’lll probably become a villain, but you will get what you wished.

[doodymir]

It’s human nature,

we blame others 

so we don’t take

responsibility for our mistakes.

[doodymir]

Never give up what you’ve fought for,

because it is what you deserve.

[doodymir]

If that’s not your purpose, why are you even here?