Come home, come h o m e. Cause i've been waiting you for so long, for so long.
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Recordatorio de que debo escribir aquí cada que tenga ideas en la cabeza que no pueda cumplir.
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» Full of angry
—— ¿Por qué estás tan enojado? --le oí preguntar sin saber que me miraba curioso mientras yo no despegaba la vista del suelo, observándolo con mucha ira y resentimiento.
Me había sentado en el mullido sillón de la sala con los puños apretados, sintiendo impotencia y demasiada frustración. Estaba tan lleno de sentimientos negativos, que apenas siquiera podía responder esa pregunta con claridad.
—— Porque lo estoy, simplemente. Porque ésta manía mía de siempre buscarle motivos mas profundos a las acciones de las demás personas me está volviendo loco --respondí con aspereza. Y eso era verdad. Pasaba la mayor parte de mi vida tratando de analizar a las personas que se me había vuelto un mal vicio y un terrible hábito de pensar siempre negativo. Entonces estaba enojado por eso. Porque ya no confiaba en nadie. Porque pensaba que las cosas que las demás personas hacían no tenían un buen propósito. Así que llegaba a enojarme incluso por cualquier cosa que otros hacían. Y luego me preguntaba, "¿en verdad lo habrá hecho por iniciativa propia, o solo quiso 'cumplir' al notar mi presencia?".
Yo tenía un defecto, y ese era siempre esperar que los demás hicieran las cosas por el mismo deseo de hacerlo. A cualquier tiempo. No únicamente porque yo estaba ahí presente. Y a veces tenía la sensación, de que sólo hacían la cosas para complacerme.
Eso me irritaba mucho más.
Me irritaba saber que las personas no habían tenido la motivación suficiente para hacerlo antes.
Y entonces volvía a pensar que todo era tan falso. Que la gente era falsa, que las intenciones solo estaban camufladas.
—— Lo detesto, John. Detesto no creer ni siquiera en las personas a las que quiero. Y probablemente esas son las que me molestan mucho más.
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Debería continuar con este blog. Después de todo es un método de relajación y desahogo.
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» Despertando con la muerte.
Hoy por la mañana cuando abrí los ojos y me senté en la cama, pude ver su rostro en la pared. Con sus cuencas grandes y dientes saltones, similares a los granos de maíz. Ella estaba ahí, con su imagen tatuada en los rastros de humedad que habían quedado en las paredes después de un verano lluvioso.
En ese momento quise volver a cerrar los ojos, pensar que seguía durmiendo, o creer que tal vez me sentía tan deprimido que por eso la veía, sonriéndome, como si hubiese venido a hacerme compañía en un día tan solitario y lleno de rutina como lo eran casi todos.
Pero en vez de eso me quedé mirándole por un minuto, quizá dos, y luego me di la vuelta, un poco asustado y afligido. No es como si realmente estuviera pensando que hoy iba a morir.
Pero, ¿y si lo hubiera hecho?.
Y no hablo de pensar en la muerte como una especie de corriente de pensamiento suicida. Hablo del yo, que un día, tarde o temprano, dejará de existir.
Y entonces viene toda esta lluvia de dardos que se encajan en nuestra cabeza cuando nos hacemos preguntas existenciales como "¿habré hecho lo suficiente para ser recordado?". Sin embargo no tuve tiempo de responder mi propia pregunta porque me había quedado en blanco mientras miraba la hora en la pantalla de mi teléfono celular. Se me estaba haciendo tarde.
Para el amanecer yo ya estaba en medio del tráfico y la mirada perdida en alguna parte mientras escuchaba música y esperaba la luz verde. Y entonces me di cuenta que todas las canciones siempre hablan de las mismas cosas.
Amor desesperación dolor tristeza necesidad.
Sobre todo necesidad. El ser humano está tan necesitado de otros, siempre en búsqueda de la presencia que nos haga sentir que la vida vale mas de lo que uno piensa.
El ser humano necesita estar acompañado. Raro aquel al que no le incomoda la soledad.
Pero al mismo tiempo estamos llenos de miedo. Miedo de necesitar. Y a veces nos avergonzamos y nos reprochamos por creer que sentimos mas de lo que deberíamos. Porque a final de cuentas no nos gusta esa sensación de ser tan transparentes y descubiertos para otros.
A las personas les gusta encerrar lo que sienten. Les gusta fingir desinterés, o falta de atención a los detalles, cuando en realidad sabemos que es todo lo contrario.
Y ya se van dando cuenta que mi hilo de pensamiento siempre se desvía de tema en tema, como un saltamontes brincando de aquí para allá. Un pensamiento me lleva al otro, y luego al otro, y así sucesivamente. Sin embargo al final del día, me di cuenta que aún estaba deprimido.
Quizá también un poco enojado. Desmotivado y resignado ante las cosas que no puedo cambiar. También ante las personas que de alguna manera u otra matan mis ilusiones. Matan las esperanzas que tengo de ellas. Y entonces recaigo en que quizá debería ser mas paciente, y de que quizá debería grabarme en la cabeza que es mejor no esperar nada de nadie. Que las personas no son como yo, ni piensan como yo.
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» Corazón artificial.
Era una de esas mañanas frías de Octubre. Los vientos apenas soplan, pero calan hasta los huesos. Y los árboles que ahora marchitos duermen, eran los únicos testigos de esa triste pero importante despedida.
—— Tú me enseñaste a sonreír -decía mientras yacía sentado frente a su lápida.
No había llevado flores, pero había hojas marchitas. Y pensaba que la flora del Otoño era triste. Pero algunas veces le gustaba.
Los colores cafés y naranjas siempre le habían gustado. No eran como los del verano pero le resultaban cálidos. La gente siempre decía eso, y con el tiempo había comenzado a pensarlo también.
—— Pero es aburrido ahora. Y no sé a quién contarle que al fin he descubierto lo que siente la soledad --. Se rascó la mejilla. Estaba seguro que nadie iba a responderle, pero seguía haciendo el intento.
La sensación de estar solo era terrible. Era como volver al principio. Solo que al principio estaba mas cerca de ser una máquina que un verdadero humano. En ese entonces solía salir al parque y observar a la gente. Aprendía mucho solo mirando. Como cuando se tocaba los labios y veía a los niños riéndose, y entonces se preguntaba qué los motivaba a expandir sus labios y marcar un par de hoyitos en sus mejillas.
Hasta que lo descubrió cuando su maestro le dijo que lo consideraba alguien importante en su vida. No era solo un robot. Ya no. Había dejado de ser un objeto reemplazable que cualquier humano tira cuando pierde su función.
Y después de eso, aprendió mas sobre las emociones. La alegría, la ira y la tristeza. Excepto la soledad.
Y esa era justamente la que sentía ahora.
—— Es como un vacío. Como si vaciaras un vaso de agua. O como si te hiciera falta algo. Eso es. Es lo que siento cuando me quedo mirando tu recámara. -pausó-. La casa ya no huele a café. Y creo que eso me gustaba..
Miró hacia el cielo. Su cuerpo aún era incapaz de producir lágrimas, pero estaba seguro que si pudiera hacerlo, estaría llorando.
Así pasó el resto de la tarde, ajustando un poco su chaqueta como si realmente pudiera sentir el Otoño quebrándole sus huesos mecánicos. Mas era mas fría la sensació que llevaba desde dentro.
Entonces se puso de pie, dejando la última sonrisa del encuentro. Le desearía buena suerte ahora, y entonces luego se iría junto con él.
—— Te quiero. Me enseñaste como hacerlo sin palabras. Y estoy agradecido por ello -pausó-. Mañana seré desactivado. Así también podré dormir igual que tú.
#MisEscritos#cosas que uno escribe cuando no se tiene internet y se está aburrido en el trabajo.. cof
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