efe-erre-i
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Crónicas de una criatura desbordante
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efe-erre-i · 7 months ago
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El año pasado.
Yo, que nunca grité en los rituales diplomáticos,
en los que mi corazón era la piedra angular,
que sostenía la lujuria de terceros inclementes
Yo, que nunca grité en el calor del asfalto,
que lamía mis heridas huérfanas a mediodía,
marcando la línea invisible a mi exilio.
Fui la que calló en el bemol del alba deshojando los segundos,
que extendía sus púas hacia mi escondite onírico,
aniquilándome.
Yo, que nunca grité con mis pulmones calcinados,
y cuyo silencio fue la pólvora de otro incendio,
del que surgieron las semillas de otra tragedia.
Mi silencio, que en enloquecida furia solo se extinguía hacia adentro,
guardando el único secreto que a plena luz matinal nadie volvió nunca los ojos.
Yo, que nunca grité en el proceso,
ni en el final
de mi desceso.
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efe-erre-i · 10 months ago
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No hay respuesta.
Te miro y no te encuentro interesante.
Te miro y rebobino las palabras y las verdades fabricadas.
Te miro. Tu cabello es de ébano, tu sonrisa es amplia como un punto, tu nariz se proyecta severa como sombra, tu cuerpo es la curva de las dagas, tus salpicaduras faciales, tus fotos en ropa interior, tus palabras insidiosas, tu moral laxa, tus sueños flotantes, tus vestidos florales.
Te miro y no me encuentro a mí misma.
En ti no hay chispazos de elocuencia, ni electricidad en los orgasmos, ni violencia en los besos, ni aullidos en la noche, ni dinamita en las intersecciones, ni fluoresencia en la mirada, ni palpitaciones en los roces, ni amor incondicional, ni paciencia sobrehumana, ni caricias incandescentes.
Te miro y no veo nada que despierte mis impulsos de dejarlo todo por ti.
No encuentro el motivo en tu existencia que me haría no extrañarme desenfrenadamente.
Que me haría cambiarme por ti.
Quizá no lo hay.
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efe-erre-i · 1 year ago
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en una tarde feliz
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efe-erre-i · 1 year ago
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Ojalá
Que las gotas ácidas de las nubes metropolitanas se anclen en las arrugas de tu ropa
Cuando los rugidos en tu mente recuerden el pueblo sagrado de su nombre
Y que arrastren, junto con los sedimentos, tus apagados besos hasta el Río Loa
Para que la cadencia del vuelo del papel picado te lleve liviano hasta el sur del mundo
Que el cielo llore despidiendo tus ansias precoces de cambiar banderas aguiladas por estrelladas
Y que abandones también a esta atormentada criatura, que soy yo
Y que tu vida sea felina, extranjera y exótica
¿Pero será feliz?
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efe-erre-i · 1 year ago
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Priómana confesa
La maestra O, con su ronca y aguda voz y su vibrante cabello rojo, hablaba de la vida justo como hablaba de las pasiones nacidas del choque fortuito de dos miradas. Nos contaba, encandilada del amor, sus monólogos de fantasías que llenaban todo el salón de clases. Todos la mirábamos con incredulidad con nuestros puériles y juiciosos ojos adolescentes.
Se talló profundo en mi mente cuando ella decía que las mujeres debíamos mantener muchas velas encendidas, por si la vela que nos alumbraba en ese momento, por voluntad maléfica del destino, se apagaba. Con los años, me resulta aún más comprensible la analogía de los posibles amores con el fuego incandescente de una vela. Hermosos e hipnotizantes, cálidos, luminosos y con el potencial peligro de permitirles, en cualquier descuido, calcinarte vivo. Mantuve esta idea en los rincones obsoletos de mi cerebro, hasta el día de hoy.
Mi madre también me lo decía, de algún modo, con el temor de los corazones rotos amenazándole con un cuchillo en la garganta:
Ni todo el amor, ni todo el dinero...
Todos me advirtieron. Pero la naturaleza es rebelde y la sabiduría de los mayores le es indiferente a las criaturas más salvajes y obstinadas, a las que pertenezco yo.
La realidad es que yo siempre he disfrutado del esotérico placer de encender una sola vela, mantener fijos mis ojos en ella, que como perlas pecadoras reflejan las danzas ígneas de la energía. Después, de manera intencional, avivar la flama, ver cómo crece, se balancea sobre sí misma adueñándose del terreno y conquistando toda la habitación. El incendio sofocante palpita vigoroso en cada espacio de mi cuerpo, en cada silencio de mi alma. El incendio enciende sin arrepentimiento las raíces de mis quimeras, expulsa mis demonios y purifica mis penas.
Todo este espectáculo de conflagracion y llamaradas penetrantes, provocado por mí misma para sellar mi destino en una muerte inevitable por siniestro, solo para apagarlo con un solo soplido, un suspiro de hartazgo en medio del caos. Basta con una exhalación de mis pulmones para apagar el incendio, el incendio que hace mucho devoró ferozmente la vela primigenea.
Hice todo sola. Por jugar con fuego, solo yo me he quemado y al mismo tiempo, solo yo he sobrevivido. Pero esto no nos duele a los que estamos hechos de material inflamable.
Por el contrario, nos encanta.
Es por eso que nunca necesité más velas.
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efe-erre-i · 1 year ago
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Mar.
Mar que albergas febril pesadilla,
cantas el destino al bucanero,
arrebatas suspiros lisonjero,
soltando tus perlas a la orilla.
Despiadado asesino nocturno,
sigiloso ventrílocuo de sueños,
plenilunado reflejas destellos,
torturando al ente taciturno.
Espejo de mi rutinario llanto,
calma que aprisiona mi tormento,
deste onírico salado encuentro.
Mis barcos se hunden en tu marea,
despierto con la bruma en mi pecho,
salpicando tus gotas en mi lecho.
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efe-erre-i · 1 year ago
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Bondad
Como el eco solar a las aguas es tibio,
cuando se despierta entre bostezos.
O los profundos suspiros del planeta,
cuando acarician las fibras de los cuerpos.
El sabor terracota del café instantáneo,
en los azucarados labios de mi amado.
Y los colores más escandalosos en el cielo,
cuando se bebe a sorbos la penumbra.
Como el cobre rebotando en las palmas necesitadas,
cuando el alma se refleja en rostro ajeno.
O el compás de los pasos de las multitudes,
cuando los canales de los sueños se encausan.
El cántico celestial del fénix desterrado,
en los impasibles bosques de concreto.
Y el perdón que otorgo a los que me hirieron,
cuando toco con orgullo mis cicatrices.
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efe-erre-i · 1 year ago
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El hombre más amado del mundo
Con valientes raíces desnudas,
se mueve remedo de terremoto
el hombre más amado del mundo.
Alto su coro de voces guturales,
recitan el juicio, el monólogo y la sinfonía.
Omitido es el camino de sus huellas en el pavimento,
estela de incómoda existencia.
Quijote, héroe y protagonista ilusorio,
sobreviviente intrínseco de sí mismo.
Sucio, impúdico, intrascendente,
piensan los observadores y amnésicos voluntarios.
Inmiscuido en recuerdos homogéneos de ficción y realidad,
mezcla de vida y deceso.
En su obligado sopor nocturno,
la luna fragmenta su piel en besos,
y la escarcha envuelve sus sueños.
Inmemorial es el amor de alguien, en algún lugar lejano,
preguntándose a dónde habrá ido el hombre más amado del mundo.
Las horas se le van pensando cómo pudo haberlo salvado,
la culpa le carcome la conciencia
y los recuerdos se entierran como cristales.
Aquél hombre ahora solo vive con la marca vestigial del amor,
las reminiscencias perpetuas del cariño.
Y vagará solitario para siempre, sin saber que es
el hombre más amado del mundo.
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efe-erre-i · 1 year ago
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¿En qué clase de condenado se convierte uno, cuando deja de escribir por ego, sino por necesidad?
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efe-erre-i · 1 year ago
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La paradoja de la fuerza irresistible.
Ser irrompible es la maldición que tengo.
Dura, férrea y sólida, como el mármol, soportando la presión de miles de años sobre mí. Soportando el peso, la temperatura y la soledad que tuve que vivir bajo tierra durante mi metamorfosis.
Ninguna violencia, ni la más hostil, pudo quebrarme. Lo único que dejaron en mí fueron pequeñas grietas en toda mi superficie. Grietas que apenas dejan pasar las partículas en cantidades ínfimas. El viento no silba a través de mí, no soy una roca adornando los caprichosos acantilados o albergando el agua del celeste manantial. Las rupturas no crearon algo bello de mí, porque en principio, no me rompo. Nunca me rompí. Solo estoy quebradiza, estática, esperando mi muerte.
Tal vez eso era lo que estuve esperando tanto tiempo, a que finalmente tú, que eras la fuerza encarnada de la corteza terrestre, te dignaras de una vez a romperme. Esperaba tu decisión como se esperan los veredictos fatales. Esperaba que te decidieras de una vez que el odio de tus acciones o el cariño de tus palabras decidieran mi destino.
Ahora lo sé. Porque siempre estuve conteniendo tu rabia. Porque yo soy demasiado dura, y tú eres demasiado catastrófico. Y esto se convirtió en esa paradoja que habla del objeto imparable y el objeto inamovible, que durante muchos años me pareció absurda. Pensar en algo así para mí no tenía sentido, y ahora entiendo que eso somos nosotros.
Es por eso que este dolor que provocaste en mí, apenas me molestaba. Pero las grietas aumentan con los años y también aumenta el hastío y las ganas de dejar de contenerte, de permitir que me rompas. Y mientras tú aún dosificas tu fuerza destructiva y yo aún mantengo mi dureza, nuestra vida se consume.
Me hago vieja, me quedo sola, me quedo en silencio en este lugar vacío, acumulando grietas y conteniendo.
Siempre conteniendo.
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efe-erre-i · 1 year ago
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Allá.
Si no me encuentras aquí, encuéntrame allá.
Allá, en donde el dolor se convierte en nada. En donde la pena se hace tan pequeña. Se hace tan pequeña como yo, cuando levanto la mirada y veo el enorme cielo repleto de estrellas. Son tantas que ni siquiera sabemos cuántas, o si hay alguien en ellas mirándonos de vuelta.
Te espero allá, en donde todas nuestras lágrimas ya se convirtieron en vapor, se reunieron con las nubes y se liberaron con la lluvia, la misma lluvia que alguna vez, hace ya muchos ayeres, regó las flores que hoy ya se han marchitado.
En ese lugar ya no importan las peleas, no importan las las traiciones. Como tampoco importan los abrazos, las noches de televisión, el café que me compartías en las mañanas ni las fiestas en donde cantabas y bailabas, y todos reían con tu show.
Todos nuestros recuerdos se quedaron congelados en algún sitio de este espacio-tiempo, al que nuestro entendimiento define como "pasado". Pero existimos en el presente también, nosotros estamos dormitando pacíficamente debajo de nuestra propia piel, cubiertos completamente de tierra, regresando la vida que alguna vez tomamos prestada. La misma vida que usaste para amarme y también para romperme el corazón.
El tiempo, que no tiene remordimientos ni empatía, el verdugo más insobornable y justo, el que hace que las heridas más profundas se cierren, el que detiene nuestros corazones sin pedirnos permiso, se lleva a las personas importantes, jóvenes y viejas, y hace que todos los recuerdos se escurran entre nuestros dedos cuando queremos aferrarnos a ellos, como si fueran agua.
Pero incluso el todopoderoso tiempo, reverencia con respeto el amor que nos tuvimos.
Aún hoy, que ya no tengo el cuerpo que me permitía sentir como el ser humano que alguna vez fui, el amor se quedó en mí, inamovible.
Incluso cuando nos encontremos de nuevo, tú y yo, allá... Te seguiré amando.
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