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THE PLACE YOU MISS DOESN’T EXIST ANYMORE, HOME IS THE FIRST GRAVE.

1. Mateo Manaure, Suelos de mi tierra (1967) | 2. tumblr user @ryebreadgf | 3. Manuel Cabré - Sol en los cerros (1919) | 4. Donna Tartt, The Goldfinch | 5. José Antonio Quintero, Vista del Ávila desde la avenida Sucre hacia la Cota Mil (1977) | 6. Anna Kamienska, A Nest of Quiet: A Notebook | 7. Pedro León Castro, Armonía (1947) | 8. Vardges Petrosyan, “A Shirt Made of Fire” (trans. @metamorphesque) | 9. Próspero Martínez, Paisaje del Ávila —vista desde El Calvario— (c. 1920) | 10. James Baldwin, Giovanni’s Room | 11. Jesús María de las Casas, El incendio del Ávila en 1883 —reverso— (c. 1915) | 12. Miriam Adeney | 13. Gabriel Bracho, (detail of) Cota 905 (1956)

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CBR Building

Brussels, Belgium (1970)

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Hoy me monté en el autobús de regreso a casa del trabajo. El 71, que lleva a la gente de la periferia al centro de la ciudad.

Estaba tan lleno como lo podría estar cualquier bus en Caracas. Hacía calor y tuve el temor familiar de que mi mochila estuviese abierta y que alguien pudiese deslizar una mano dentro. Mientras me mantenía de pie con dificultad, preguntándome porqué diablos la gente no se movía más hacia el interior del vehículo, escuché atónita una voz aguda de niño decir en un claro acento qué bien podría ser de Antímano o La Vega : usted no ha estado tanto tiempo en este país como yo, oyó, así que cállese la boca. Luego un murmullo y siguió. Cááálleseee! Cállese la maldita boca.

Con ojos como platos y un cierto desespero busqué el origen de la voz. Era un niño mulato, con trenzas africanas y un uniforme del real Madrid. Discutía con un hombre de unos 35 años que miraba alrededor y parecía un poco apenado. Él llevaba una maleta extra-grande y el chamito, una bicicleta montañera que lograron calar en el espacio reservado para las sillas de rueda.

Estábamos tan enlatados en el bus que en la siguiente estación me tuve que bajar. Olvidé por un instante la cortesía de pasajera por el deseo de tener un puesto al lado de aquella familia. No di paso al salir por el deseo de decirle a ese niño tú estás muy chiquito para decir esas palabrotas, en perfecto caraqueño. Para mí pesar, el grupo se bajó en la misma estación. Vi a su madre al salir. Una negrita con un top escotado y unos pantalones en semi-cuero, uñas acrílicas y pestañas postizas. Bien pude haberle alquilado un teléfono a la salida del metro de La Paz.

Ese encuentro detonó una granada a la que llevaba echándole tierra en mi interior. Pensé en mi infancia, en mi madre. En caminar descalza sobre la tierra, beber agua de pipote y aprenderme las tablas de multiplicar. En sentir miedo y hambre y miedo del hambre y la calle. Del poder que tengo para cambiar las cosas. No sé qué hacer.

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uterus: Guurl, you're ❌NOT❌ pregnant🎉💃

me hunched over in agony: This... could have been... an email

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Sup'

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Me and the girls after the pandemic going to the Chinese buffet for those donuts we like

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The aesthetic of oil field work and coal mining also gives other companies an opportunity to sell a commodity - the very image of the work - to the workers themselves. Oil field workers here often proudly consider themselves “oil field trash” and buy stickers with that phrase to put on their trucks.

Even the truck itself is part of this image commodity, something that has to be bought and maintained so that the worker’s identity as masculine worker remains firm and in place. The worker is not allowed to shape their own reality according to their own will, but the will of a multinational corporation is a fine substitute. So what if that will demands the degradation of our health and shared environment?

The worker is privatized. They have their four door, lifted, pick-up truck, which keeps them isolated on the road. They return home after work either to a suburb or to a lake house that their relatively high income allows them to afford. They take drugs, often opiates, to take away the pain they developed over the course of their work, keeping them locked safely in their own head. If they need information about the outside world, another image commodity, cable news, is there for them, demanding their passive reception of information in a one-way communication channel.

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𝑁𝑜𝑡𝑟𝑒-𝐷𝑎𝑚𝑒 𝑑𝑢 𝑆𝑎𝑏𝑙𝑜𝑛, 𝐵𝑟𝑢𝑠𝑠𝑒𝑙𝑠

-𝑃ℎ𝑜𝑡𝑜 𝑏𝑦: 𝑆𝑖𝑚𝑜𝑛 𝑊𝑎𝑡𝑠𝑜𝑛

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Mary, Mary, quite contrary, how does your garden grow?

The Secret Garden (1993), dir. Agnieszka Holland

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The spell was broken. My uncle learned to laugh, and I learned to cry. The secret garden is always open now. Open, and awake, and alive. THE SECRET GARDEN (1993) dir. Agnieszka Holland

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Black cats are lucky. (via leahweissmuller)

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FUCK GOTHIC FUCK BRUTALISM FUCK MODERN

THE ONLY GOOD TYPE OF ARCHITECTURE IS MINECRAFT DIRT HOUSE

YEEEEHAWWWWWWW

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Nathan For You - Looking For Frances

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Hinata: …Naruto, I’m cold.

Naruto: Hey, don’t worry, here’s my jacket.

Hinata: Thank you.

Temari: Shikamaru, I’m cold

Shikamaru: Well damn, Temari I can’t control the weather. I told you to wear a jacket. This is such a drag.

Temari: Cooking dinner will be too.

Shikamaru: Here’s my jacket.

Sakura: Sasuke, I’m col-

Sasuke: *Summons Susanoo* You should be warm for the time being, Sakura.

Sakura: This is not what I meant, Sasuke.

Ino: Sai, I’m cold.

Sai: I know, that’s why I wore a jacket.

Ino: …

*A few hours later, at home*

Sai: …

Sai: Fuck.

Choji: …Kauri…

Kauri: What?

Choji: …I’m cold.

Kauri: I told you that you would be, you’re lucky that I packed your jacket.

Choji: *Nearly about to cry* I love you so much.