eraseunavez-yo
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Limonada acerezada
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"De modo que no escribo las cosas que agradan al mundo, sino las que agradan a Dios y a los que no son del mundo"
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eraseunavez-yo · 8 years ago
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Tesis. Lección aprendida
De nuevo, la vieja confiable. La lección aprendida luego de una gran experiencia. He comprendido que es de sabios aprender de tus errores y que llegas a ser “perfecto” no cuando dejas de cometer errores, si no cuando te conoces tanto, que sabes cuáles son tus puntos fuertes y en cuáles estás flojito.  Además de que luego de cualquier experiencia siempre es bueno analizar cómo se puede mejorar. Así que aquí estoy, nuevamente, escribiendo luego de haber terminado (por fin) una de las etapas más extensas de mi vida. LA TESIS.
Si, la tesis, esa que cuando estaba en último ciclo de la carrera decía poder sacar en 5 meses y que después de 6 años, muchos cambios, llanto, esfuerzo, fiestas aplazadas, vacaciones perdidas, trabajos renunciados… pude alcanzar.
Pero ¿Qué aprendí al respecto? La verdad, muchísimas cosas. Desde poder organizarme con mayor eficacia, hasta poder saber que son las cosas que me motivan a seguir adelante y a jamás darme por vencida. Y podría seguir enumerando las cosas que aprendí (en 6 años, uno aprende bastante) pero luego de meditar mucho al respecto he sacado tres lecciones súper importantísimas de esta etapa cerrada que quisiera compartir. Porque creo que han cambiado mi forma de ver las cosas y  me han vuelto, además de una mejor persona, un más productiva.
1. Less is More.
Esta es una frase que creo, todo estudiante de arquitectura ha escuchado. La dijo un famoso arquitecto,  Mies van der Rohe, y habla de poder lograr grandes cosas, con menos. Y por muy irónico que se pueda escuchar, tiene mucho sentido. Habla de la belleza de las cosas simples, de no sobrecargar las cosas con adornos u objetos que solo están ahí para hacer algo “bonito” y que al fin y al cabo no tienen mayor importancia. Habla de poder encontrar la belleza en las cosas simples, las esenciales. Y esto no solo se debe de aplicar a la arquitectura. Cuando terminé mi carrera me afané tanto por hacer una tesis perfecta. Escogí un terreno súper inmenso, que en otras universidades lo trabajan de dos o más personas, además de que tenía una pendiente altísima y un desnivel de 17 metros. Mi tema, simple en un inicio, lo compliqué insertando una teoría arquitectónica complicada, desarrolle todo a detalles y hasta hice el desarrollo exterior de todo el proyecto. La maqueta, tuvo hasta las bancas donde se sientan las personas y a escala 1/250 ese grado de detalle era demasiado. En resumen, mi tesis fue gigante, complicadísima, y al final de cuentas, ni siquiera tuve tiempo de explicarlo todo en mi sustentación. Y al complicarlo tanto, creo que perdió su esencia. Y creo que así es todo en la vida, lo simple, lo sencillo, sin tantas cosas, adornos o complicaciones extra que solo están para aumentar nuestro ego y estrés, están de más. Obviamente tampoco es elaborar un trabajo mediocre, pero si hacer un trabajo excelente te va a tomar 6 años y muchos dolores de cabeza, como me pasó a mi, no vale la pena. Y eso aplica para todos los ámbitos de tu vida. Simple es mejor, siempre es mejor.
2. Lo que tengas y no lo disfrutes, mejor no lo tengas. Lo único que no recuperas nunca es el tiempo
Es una frase que la saque de la dedicatoria de una amiga a su hermano, que lamentablemente partió demasiado joven de este mundo y que me hizo pensar bastante. Al final del día, trabajo es solo trabajo, la tesis es solo la tesis. Mi sustentación duró a lo mucho 30 minutos. 6 años de mi vida se resumieron a eso. Salidas canceladas, feriados haciendo la tesis o la maqueta (en año nuevo, literalmente nos deseamos feliz año con mi novio, cenamos y seguimos haciendo la maqueta) y todo, para que en un abrir y cerrar de ojos todo acabe. No digo que es malo enfocarte en un proyecto profesional y terminarlo, pero cuando esto empieza a ocupar gran parte de tu día, de tu vida, creo que ahí empiezan los problemas. El no terminarla no solo afectó el área educativa de mi vida, sino también la laboral, espiritual y hasta emocional. Y no estoy bromeando. Había días en los que me sentía tan cansada de hacer la tesis que no quería ni verla, pero si me ponía a ver una película o salía a pasear, me sentía tan culpable que al final acababa literalmente en mi cama viendo el techo sin hacer una cosa o la otra. La tesis, es solo la tesis. Y me hizo darme cuenta de las prioridades que debo tener en mi vida y como debo balancear mi tiempo.  Y creo que esto va muy ligado al punto anterior y en ponerte metas demasiado grandes que terminan abrumándote y te quitan el tiempo que deberías dedicar a otras cosas. Hay que disfrutar lo que uno hace, siempre, todo.
3. Si estáis preparados, no temeréis
Durante toda mi vida universitaria (y los que me conocen pueden dar fe de eso) siempre he llegado tarde a las entregas. Y eso era algo tan constante. No terminaba las maquetas pues no sabía organizar mi tiempo y siempre llegaba con las justas, o no llegaba. Una vez, la única vez que había llegado tarde por una razón verdaderamente extraordinaria, no me dejaron presentar mi trabajo y me pusieron un flamante 0.  Terminé pasando con las justas y no aprendí la lección. Y fue solo con el pasar de los años, y de la tesis, que pude corregir esto pues pude desarrollar  un control más preciso de mi tiempo. Ahora tiendo a planificarme más y para esta entrega, que se hizo en dos partes, llegue bien. Generalmente a mis entregas llegaba, como dije, con las justas, sin haber practicado la exposición, la presentación del trabajo era básica (si me pedían un CD, era un CD, muchas veces solo en la bolsa) iba hecha un desastre y de amanecida y muchas veces toda sucia y llena de uhu por todos lados. Esta vez fue diferente. A la primera entrega de mi tesis llegue dos horas antes de que cierre la oficina y no porque estuviera justa de tiempo, si no que había planificado llegar a esa hora por el tráfico. Cuando llegué, habían cambiado la tienda donde recogería mi tesis empastada, así que tuve que buscarla. Fue bien vestida, recién bañada pues había hecho ejercicio antes, MAQUILLADA (creo que nunca llegue a usar maquillaje en la universidad, mis amigas desarrollaron la habilidad de maquillarse mientras el semáforo estaba en rojo, pero yo aprovechaba para dormir) y muy tranquila. Además de lo que me pedían, imprimí caratulas sticker para poner en los CD y la presentación del trabajo fue muy buena.  Para la exposición no fue diferente. Una vez impresos todos los planos, los revisé uno por uno, pues a veces no salen todos correctamente impresos. Volví a imprimir tres planos que me parecieron estaban con líneas muy gruesas y la maqueta estaba hace días así que ni me molesté en verla. Había practicado la exposición con tres día de anticipación y lo que me preocupaba era pasarme de los 20 minutos que me daban para exponer. Llegué a tiempo para la sustentación, ese día no vi nada de la tesis, solo me dediqué a mí y salió todo bastante bien. Todos los imprevistos los pasé y ni siquiera estuve nerviosa al exponer (cosa que siempre me pasa) a pesar de que cada vez que apuntaba con el puntero a la pantalla, mi brazo se movía cual licuadora, pues tuve que subir la maqueta hasta el 4to piso del pabellón F en la UPC de Monterrico solo con mi novio… y mi pequeña maqueta pesaba más de 25 kg. 
En resumen me fue bien en mi exposición, pudo irme mejor, quizás, pude haber terminado mi tesis en menos tiempo, de todas maneras. Pero creo que cada uno elige vivir de acuerdo a las decisiones que toma y la lección que aprendes de ellas es lo que te moldea y te hace mejor persona. Por ahora me voy con estas tres lecciones aprendidas, que estoy tratando de recordar siempre para no volver a caer dos veces con la misma piedra.  Sólo me queda decir que además de todo esto reforcé un 1000% la certeza que tengo de que Dios es mi mejor aliado y socio mayoritario en todas las empresas que hago. Sin Él no hubiera podido siquiera empezar la carrera, menos terminarla y el terminar la tesis con tantas cosas en contra, solo se lo debo a Él. Más aún el hecho de aprender de Él que siempre debo evaluar si los resultados de mis acciones son “buenas en gran manera”. Sé que mientras siga aferrandome a Él y Jesucristo no hay nada ni nadie que pueda pararme y que las cosas que tiene preparadas para mi son más que fabulosas, quizá hasta impensables. 
Y si todo esto aprendí con la tesis de pregrado, no puedo imaginar ni esperar para ver cuanto más aprenderé con la de postgrado. 
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eraseunavez-yo · 11 years ago
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La buena madera no crece con facilidad
Hace ya un tiempo pude sentir la reconfortante impresión que tienes cuando te das cuenta, o sientes que sencillamente, todo está bien. Que a pesar de que pueda rugir una tempestad a tu alrededor y que el gran caos está empezando a hacerte nuevas heridas en la piel, simple y llanamente, TODO ESTÁ BIEN.
  Me costó mucho poder entender esto, y es que uno no nace sabiéndolo todo y por más de que siempre he tenido la teoría en la cabeza, nunca había puesto en práctica el cómo reaccionar frente a las adversidades que pudiera traerme la vida. Ponerme a llorar, estresarme o simplemente desesperarme eran las armas con las que siempre había peleado mis batallas. Y ahora que lo pienso bien, ni siquiera las peleaba, dejaba que mi ejército pelee solo y me sentaba asustada sin saber qué hacer. Dejaba que las cosas actúen sobre mí, pues me quedaba paralizada y no podía actuar sobre las cosas.
  Me sentía Caperucita Roja en la historia de Mulán. Una pobre Caperucita llevando su canasta de frutas a ver a la abuelita y de repente aparecía en medio del campo de batalla a punto de pelear contra los Unos, obviamente la situación la sobrepasaba porque no estaba lista para ello. No tenía las armas, la experiencia ni la fuerza para hacerlo, o eso sentía. Pero lo que esta Caperucita no sabía era que en realidad sí era Mulán, una Mulán MUY MAL INFORMADA, que se había salteado todo el entrenamiento previo a la batalla, o no le había prestado mucha atención y ahora tenía que aprender a la fuerza. Pues TENÍA que pelar esa batalla y lo tenía que hacer porque no era Caperucita Roja, era Mulán y en la historia, Mulán debía de salvar China.
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Y así como Mulán tenía que pelear contra los Unos y salvar China, tengo la plena seguridad de que hay cosas que simplemente tienes que vivir. Hay lágrimas que tienes que derramar y angustia que tienes que sentir para poder ganar experiencias que puedan pulir tu carácter, que te hagan mejor persona y con las cuáles logres tu máximo potencial. Cosas que quizá tomaría demasiado tiempo poder aprenderlas de la manera “buena”, estando todo en calma, cosas que quizá nunca podrían ser aprendidas si no tuvieras necesidad de afrontar ciertas pruebas.
Hay un poema precioso acerca de un árbol que nunca tuvo que luchar, y dice: “no se obtienen sin esfuerzo los maderos firmes; vientos fuertes, árboles resistentes; tanto más haya tempestad, más será la fortaleza.” Y vaya que Nuestro Padre Celestial sabe cómo crear tempestades. Las pruebas que Él manda van desde no tener dinero para salir a pasear con tus amigos, hasta ver morir a un ser querido. Y se podría decir que estas dos pruebas no tienen grado de comparación la una con la otra, pero eso es porque su propósito y tiempo son distintos.
La primera de estas dos pruebas, me enseñó de niña que no siempre puedes conseguir todo en la vida, que debes de obedecer a tus padres a pesar de que no puedan darte todo lo que quieras, y que si deseas cosas por encima de las que tus padres pueden darte, puedes empezar a trabajar. Mientras que la otra me enseñó cosas totalmente diferentes, que a pesar de que extrañaba a la persona que había partido, está en un lugar mejor; que volveré a ver a esa persona algún día y que a pesar de que muchas veces me daban ganas de llorar cada vez que lo recordaba, tan solo debía respirar hondo y sonreír; aprendí a sonreír al estar parada en el ojo de la tormenta.
Y es que la actitud que uno toma al enfrentar las pruebas de la vida SÍ IMPORTA. “Podemos elegir tener un actitud positiva. No podemos dirigir el viento, pero podemos ajustar las velas; en otras palabras podemos elegir ser felices y positivos, no importa lo que se interponga en nuestro camino” (Presidente Thomas Monson). Si siempre estamos esperando a que la tormenta pase para poder sonreír, lo haremos muy pocas veces. El ver las pequeñas pero significativas bendiciones que Nuestro Padre Celestial brinda a cada uno de sus hijos día a día, pero que muchas veces son imperceptibles puede llegar a ser una inacabable batería para una preciosa sonrisa.  Con el paso del tiempo, cada vez que tenía alguna dificultad, pude empezar a percatarme de cómo Mi Padre Celestial había estado tratando de alegrarme todo el tiempo, aunque yo no me había percatado de ello. Todas las cosas que me rodeaban se convirtieron en aliento para mi alma, y puedo decir que aprendí a vivir plenamente y ser más feliz. Ya no necesitaba algo grandísimo para estar alegre, tan solo leer mis escrituras o tener la oportunidad de ayudar a alguien hacía mi día maravilloso, único e inigualable.
  Con esto no trato de decir que las pruebas serán más sencillas, solo que éstas no evitarán que pueda disfrutar de cada instante de vida. Ninguna prueba es sencilla, pero si fueran fáciles no serían pruebas. Cada prueba debe exigirme más de lo que puedo dar, para ganar más de lo que ya tengo. Algo así como la batalla de Mario Bros contra Bowser al final de cada mundo. Cada vez se vuelve más difícil y las tácticas usadas la vez anterior ya no son suficientes.
He aprendido que las pruebas son necesarias y que el esfuerzo y, por consiguiente, la angustia también siempre estarán ahí. Es algo que muchas veces no podré cambiar a pesar de que le ruegue a Mi Padre Celestial que lo haga, pues solo Él puede ver la figura completa y solo Él sabe porqué estoy viviendo eso y qué bendiciones y experiencias traerá con el pasar del tiempo.
  “En los días tristes canta con amor; vence las tristezas siempre con valor. Ve con fe segura y sin oscilar a sembrar sonrisas, paz y bienestar.” El recordar que no estoy sola, que tengo un Padre Celestial que me ama con un amor que va más allá de mi comprensión y que tengo familia y amigos con quienes compartir mi carga, siempre ha hecho y hará las adversidades más llevaderas. Se que el servicio es la mejor cura para las tristezas y que sólo siguiendo adelante con fe, con una esperanza constante en que por medio de la expiación de Jesucristo podré llegar a ser una mejor persona y; como lo dijo el Elder Bednar, cumplir con mi misión aquí en la tierra y pasar de ser mala a buena y de buena a mejor.
  En definitiva, he aprendido que a pesar de que a veces quiera que la amarga copa pase de mí, un hágase tu voluntad es lo mejor que pudiera pedir, pues si tengo a Mi Padre Celestial a mi lado no habrá prueba que no pueda superar, día en que no pueda sonreír y momento en el que no pueda sentir que sencillamente TODO ESTÁ BIEN.
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eraseunavez-yo · 11 years ago
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(…) levantaos del polvo, hijos míos, y sed hombres, y estad resueltos en una sola voluntad y con un solo corazón, unidos en todas las cosas, para que no descendáis al cautiverio
2 Nefi 1:21
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eraseunavez-yo · 11 years ago
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Mi Superhéroe favorito
Hoy descubrí que sí tengo un súper héroe favorito. De pequeña siempre busqué seguir a alguien o tener a alguien a quien recurrir. Alguien a quien admirar, a quien acudir. Envidiaba a Mary Jane Watson o a Luisa Lane que a pesar de las malas decisiones que tomaban o las pésimas situaciones en las que terminaban, Spiderman y Superman siempre terminaban encontrándolas y salvándolas. Estuvieran donde estuvieran, hicieran lo que hicieran, ellos siempre estaban ahí para ellas.
Con el pasar de los años descubrí que a pesar de que estos superhéroes me gustaran, nunca estaban ahí cuando los necesitaba. No estuvieron ahí cuando estaba paralizada de miedo al dar mi primer discurso en la iglesia, o en el momento en el que tuve que ingresar a la universidad y ni siquiera estuvieron ahí la primera vez que me rompieron el corazón. Con cada problema que tenía veía cada vez de manera más ilusoria a mi “superhéroe favorito”. Crecía y crecía y estos personajes quedaron en mi recuerdo como seres fantásticos, ideales, irreales en la mente de personas muy creativas. Porque seamos honestos, en los momentos más difíciles, en esos momentos en los que te sientes la Luisa Lane de Supermán, no siempre viene alguien a tu rescate, no siempre hay alguien a quien acudir, a quien aferrarse, de quien sostenerse… o eso pensé.
Conforme fui creciendo me di cuenta de que cada vez que pensaba que llegaba un “superman” a mi vida, esta persona terminaba desilusionándome, y no siempre lo hacían a propósito. Pues estas personas humanas, no siempre podían estar a mi lado, y siempre terminaban dejándome peor de cómo me encontraban.  Luego de que esas personas me rescataban una o dos veces de situaciones incómodas, creía que siempre lo harían, me aferraba a ellos y siempre terminaban decepcionándome. Es por eso que decidí colgar mi traje de Mary Jane Watson, o por lo menos del de la Mary Jane que yo veía. Pues veía a esa mujer que siempre era rescatada, pero nunca aprecié a esa audaz e intrépida jovencita que trataba de afrontar las cosas sola, que peleaba con todas sus fuerzas y que solo cuando ya no podía más, cuando las cosas sobrepasaban sus límites, venía Spiderman a salvarla.
Así que empecé a tratar de caminar sola, esforzarme más, seguir caminando a pesar de que estaba exhausta, seguir estudiando a pesar de que moría de sueño, seguir visitando a mis mujeres jóvenes a pesar de que no veía cambio alguno en ellas. Y las cosas se fueron dando. No sé cuándo, ni cómo pasó, pero pasó, me convertí en mi propio agente, mi propia motivación mi propio superhéroe novato. O más bien en la asistente del superhéroe, pero superhéroe al fin y al cabo. Empecé a afrontar mis villanos interiores, a dominar terrenos desconocidos, a controlar mis movimientos, aprendí a luchar por y para mí. Y todo empezó sin darme cuenta, sin querer queriendo. Entendí que así llore, me queje, patalee, reniegue, me haga la enferma, colapse, etc, etc, etc, para no dar una exposición… pues eso no iba a cambiar el hecho de tener que darla. Mis lágrimas, angustia o malestar no me iban a hacer dar una mejor exposición, así que empecé a cambiar mis “armas” el llanto por la seguridad, el miedo por la acción, la inseguridad por resolución… y todo se fue dando.
Lo más maravilloso de todo esto, aparte de entender que en muchos casos podía resolver sola mis problemas, fue el darme cuenta de que nunca estuve sola. Nunca tuve que pelear mis batallas sola, siempre un silencioso superhéroe estuvo a mi lado todos estos años, protegiéndome, abriéndome camino entre las sombras, tomando mi mano cuando pensaba que no podía más, ayudándome a vencer a mis villanos interiores, solo que no era el superhéroe que yo quería ver. No era alguien conocido, mucho menos alguien que hacía un gran revuelo de las cosas que hacía, nunca me pidió ni siquiera un gracias luego de salvarme y tampoco usaba una máscara. Era alguien que conocía desde pequeña y a quien acudía siempre que tenía un problema. Alguien que me rescataba mientras yo escondía mi cara entre mis manos pensando que era el fin, y a quien no veía pues al volver a sentirme a salvo ya se había ido.
No puedo expresar cuanto amo tener este superhéroe personal en mi vida. Esta persona que SIEMPRE está ahí, que jamás me ha decepcionado, que cuida mis espaldas y avanza delante de mí para cuidarme. Este superhéroe, que como superhéroe mayor pelea contra los villanos más grandes, pero me deja los pequeños para que siga aprendiendo y siga mejorando. Esta persona que me conoce como la palma de su mano y sabe mis fortalezas y limitaciones y quiere que sea cada vez mejor. Este hombre que sabe que nunca podré ganar una batalla sin su ayuda, pero que confía en mí y sabe todo lo que puedo dar, sabe que puedo ser de gran ayuda, que puedo ser una excelente asistente salvando a otras personas con su consejo.
Hoy me di cuenta de que tengo unos increíbles superhéroes en mi vida, que no me abandonan y que están pendientes de mí de manera individual y personalizada y no puedo estar más agradecida y feliz por ello. Mi amoroso Padre Celestial es ese superhéroe que me ama tanto, por sobre todas las cosas, y que siempre ha estado, está y estará ahí para salvar mi día si me veo en una situación peligrosa. Él siempre estuvo ahí y sacrificó lo más valioso que tenía por mí, mandó a su hijo a morir por mí, para volverme a ver, mi querido Padre Celestial.  No hay superman, batman, o spiderman que se puedan comparar con Él, ni ser en esta tierra que se preocupe tanto por mí. No hay nadie que me ame tanto, por sobre todas las cosas, pase lo que pase, haga lo que haga, su amor siempre está ahí. Él siempre está esperando atento esa señal en el cielo que mandaba ciudad Gótica a Batman para entrar en acción. Está esperando preparado con su ejército de angeles, su amado hijo y el espíritu santo para venir a defenderme, solo necesita que lo llame.
He aprendido que este superhéroe me ama tanto que quiere que yo también me convierta en una superheroína y por eso cuando viene a rescatarme no siempre acaba Él solo con los villanos. Muchas veces solo viene a darme fuerzas, a apoyarme, a traer más armas para que yo pelee, para que yo progrese, pero siempre viene. Él siempre está ahí para mí, pase lo que pase y lo mejor de todo es que así como está para mí, está para todas las personas de esta tierra. Desde los más grandes hasta los más chiquitos, este superhéroe no es como spiderman ni batman. No tiene que elegir entre salvar a uno u a otro, Él puede salvarnos a todos, solo necesita que lo llamen y Él estará ahí.  
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