escribirconlatripa
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La Tripa
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Este Tumblr está exclusivamente dedicado a todo aquello que he necesitado escribir, y seguramente aquello que necesitaré también. Un registro de las cientos de Patricias que puedo ser. Nadie se baña dos veces en el mismo río, cada escrito, es un chapuzón.
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escribirconlatripa · 3 years ago
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Esto que tenemos esta creciendo.
Y no lo esperaba, a decir verdad.
Es interesante como nuestros cuerpos vibraban desde el inicio por tocarse, como si se añoraran, porque en el instante del primer abrazo lo que predominó fue la calma, sensación muy simil a la que se experimenta después de un día agotador y una por fin se mete a la cama. O tal vez sólo estabamos muy cansados. Tal vez, de hecho, estabamos cansados y nos encontramos.
Fui yo quien no pudo contener las ganas y en nuestra tercera cita te dije: "lo siento, tengo que besarte" ganas que me aguantaba desde la primera. Y era recíproco.
Y ese primer beso, fue igual que el abrazo, embonamos, balance equilibrado entre calma y exitación. Y es que, podría quedarme a vivir en nuestros besos.
Fuiste tú el que dejo escapar un te quiero en nuestra cita numero quien sabe cual, y como espantado de ti mismo, de la fuga que tu boca cometió, llenaste de conversación los siguientes minutos y yo sonriéndote y sonriéndome, te seguí la corriente. Me parecio tierno tu pánico fugaz.
Luego lo confirmaste por escrito y yo, te seguí. Porque yo también te quise, y te quiero.
Mi turno, cuando haciamos el amor a escondidas, en la azotea de mi casa, escuchando música que venía de quién sabe dónde, viendo las estrellas y los aviones, al mismo tiempo que a alguien le disparaban a unas cuantas cuadras -después nos enteramos de eso y nos pareció fascinante como el equilibrio opera- en medio de un mar de placer, con mis piernas temblorosas y mi abrazo que buscaba tu cercanía máxima, yo deje escapar un "si, mi amor", que se llevo el viento junto con nuestros gemidos susurrados.
Y hoy, después de besarnos con calma, con ternura, al despedirnos te pedi en un acto de instintivo amor que me avisaras cuando estuvieras a salvo en tu casa, y tú, respondiendo en medio de la más tierna cotidianidad respondiste : "si miam- bonita" y trataste de tragarte la palabra que de hecho, ya habia sido formada y nos abrazamos haciendo como si nada. Y sentí tu sonrisa que se dibujo con la mía, porque ambos sabíamos que sabíamos.
Y aunque ambos vamos caminando con cuidado, con atención, con perseverancia, sé que ambos sabemos.
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escribirconlatripa · 3 years ago
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Anhelo del ser amado.
¿O será más bien anhelo del ser deseado?
Imagina la humedad de dos cuerpos que se encuentran con urgencia de tocarse, de penetrarse, de atravesarse. Que frontera tan amplia puede llegar a ser la piel. Según no sé cual teoría de la física, creada por no sé quién, en realidad jamás llegamos a tocar nada de la materia que nos rodea, ese "tacto" que sentimos es simplemente la sensación de dos energías repeliendose, quizá magneticamente.
Empero, que agradable el tacto de la piel del otre contra la tuya, y a la vez que insuficiente, que insatisfactorio no poder quebrar jamás esa barrera con un abrazo, con un beso, con la lengua. Por eso las cavidades del cuerpo se vuelven tesoros, pues es lo más cerca que estaremos alguna vez de tocar verdaderamente a alguien, o a algo.
Que antojo de implotar, de estallar de placer, de sudar el deseo, de reirme las ganas y beberme el placer de tu boca.
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escribirconlatripa · 4 years ago
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Magnetic North, Evgenia Arbugaeva
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escribirconlatripa · 4 years ago
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The Unicorn in Captivity (from the Unicorn Tapestries) c 1495–1505
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escribirconlatripa · 4 years ago
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Reflection by Karina Pavlova
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escribirconlatripa · 4 years ago
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ig | erikaleesears 
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escribirconlatripa · 4 years ago
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escribirconlatripa · 4 years ago
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cats in kitchen
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escribirconlatripa · 4 years ago
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Recuerdo del temblor del 2017.
Una punzada aguda te recorre el cuerpo. Miles de agujas te atraviesan la piel, el cuerpo te duele como si fuera un nervio expuesto. Sólo puedes escuchar el silencio aplastante, la ausencia de voces que hacen evidente la muerte. Estás ahí, parada, alzando el puño y algo dentro de ti tiembla imperceptible, y ansías más que nunca el grito de un desconocido, un quejido, un murmullo. En cambio, ladran los perros. Escuchas pasos, botas corren contra el concreto y tu mirada se cruza con la de un hombre que parece desmoronarse tras el cascaron de un rostro inmutable. Te clavas las uñas en la palma de la mano, te muerdes la lengua, y tus ojos luchan por llorar, pero alguien ha cerrado la llave. De pronto, una ola de lagunas mentales, una voz que dice “cadáveres”, un zumbido, un raspón en el brazo, tragas algo que debería nutrirte pero tu sientes que masticas tierra, luces rojas que te dejan ciega por momentos, risas que se escuchan más bien como lloriqueos, una bolsa negra, dos bolsas negras, 12 bolsas negras. La lluvia te empapa las mejillas, pero no está lloviendo. Un apretón de manos que se siente como un abrazo. Tus piernas te sacan de esa calle, pero tu mente sigue a la espera, afuera de aquel edificio. Y entonces te atraviesa, alguien te ha arrojado a una alberca de agujas que te traspasan la piel y sientes que sangras, pero nada supura de tu cuerpo. Pero sabes que estás sangrando. Las piernas ya no están ahí contigo. Ya no caminan por ti. Alguien te carga y el tacto en la piel se siente como ácido. Te preguntan si estás bien, pero tu voz se ha secado. Las palabras se han extinguido. Sólo existes tú, y el silencio, y la ausencia. Esa noche dormiste entre gritos, igual que el resto de las noches durante 3 meses. Un eco de ese silencio se guardaba hermético bajo kilos y kilos de cotidianidad y sonrisas nerviosas, y un alivio mentiroso. Hasta que una tarde, te moviste abruptamente y la coraza se fracturo. Y un tsunami de dolor y agua salada se coló por los recovecos que tanto te esforzabas en resanar. Había que romperse, había que dejar a la herida respirar. Ese día fuiste mar y brotaste. Esa noche el silencio se resignifico en el sueño.
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escribirconlatripa · 4 years ago
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Reporte sobre el enamoramiento
Comenzar a escribir es siempre difícil, una se traba o desconfía de lo que está apunto de nombrar, o de verbalizar, o en este caso de escribir, más cuando se supone que todo debe ser convulsivo y vomitivo y una debe permitirse el estado de vacuidad. Algo similar me pasa cuando siento que estoy enamorándome, es decir, al principio trato de controlarlo todo. Estar enamorada es una sensación vertiginosa, una especie de limbo nos secuestra para tenernos constantemente suspendidos en una especie de cama acuosa que se asemeja a la sensación de las drogas, y digo acuosa, porque me hace pensar en que uno flota, uno flota y de repente vuela y de repente vuelve a caer en esta suave cama líquida para volver a flotar. O esta expresión de irse como gorda en tobogán, que es una persona, independientemente del sexo, que pesa demasiado y por lo tanto es atraída por la fuerza de gravedad con más rapidez o contundencia, y el tobogán es este espacio/objeto que nos escupe y pareciera que nos succiona hacia el vacío, hacia un final que sabemos cierto pero que no logramos ver al inicio, así es el enamoramiento, uno sabe aproximadamente de que va, pero nunca sabe bien como irá a parar el aterrizaje. Puede ser forzoso, puede ser suave, puede ser una tremenda caída, puede uno quedarse atorado en el tobogán y tener que pelear con todas sus fuerzas para salir, en contra de la fricción que se esfuerza por mantenernos adentro del cilindro, que si todo sale bien es proporcionador de alegría y adrenalina, pero si sale mal, puede ser objeto de claustrofobia, ansiedad y frustración.
Sensaciones, sensaciones en el cuerpo como si fueran drogas, pienso en los hongos, pues no he consumido gran cantidad de drogas como para tener opciones abiertas o varias para las analogías, pero los hongos vuelven tu día como si éste fuera el más feliz de tu vida, todo es brillante, todo tiene un sentido, y todo pertenece a algo, y amar a alguien en esta vertiginosidad implica también sentir que quieres desmenuzar al otro hasta el tuétano, dan ganas de conocer las cosas más simples y más complejas, siento que me derrito cuando veo su cara perfecta hacer esa preciosa mueca cuando sonríe, y sentir sus labios suaves que me besan con sed y a veces con calma, y otras veces con un amor profundo, y te das cuenta de que un beso puede ser un gran estímulo para todo, para crear coreografías que te llevan a posicionar tu cuerpo de mil y un maneras con tal de no despegar tus labios de los suyos, y te das cuenta de que la piel del otro es una frontera impenetrable pero absolutamente deseable, que dan ganas de atravesar con el tacto, con los labios, con la lengua, y una sólo quiere estar dentro de la otra persona y volverse uno, y volverse cientos entre las mil y un posibilidades que representan cada uno, multiplicarse y luego dividirse y entonces sumarse. ¿La resta? No, ahora no tiene cabida, a menos que pensemos en la resta como la resta de los prejuicios, y la resta del temor, o mejor dicho, la adición o aumento de la valentía, porque la valentía no es la ausencia del miedo, sino el tránsito de éste, y entonces sí, uno se avienta al vacío, sin anestesia, un gran viaje de incertidumbre que te provee de endorfinas y oxitocina y eleva el libido porque cómo se pondera lo sexual y lo sensual y lo erótico en este estado, uno siente que sus cuerpos fueron hechos para encontrarse, específicamente esos dos cuerpos estaban destinados a encontrarse y a penetrarse y a fundirse el uno en el otro, y hay una explosión de energía y entonces se crean universos y uno muere una y otra vez en los brazos del otro, porque los orgasmos son pequeñas muertes y por lo tanto reafirmaciones de vida y entonces sí, uno se siente más vivo que nunca y es alegre de sentirse ridículo, de sonreír como idiotas, de sentir que las mejillas se entumen porque uno no cabe en sí mismo de la alegría tan insospechada que lo inunda, y entonces te taclea una oleada de esperanza que creía perdida o devaluada y esta te hace sentir que todo es posible, y la magia se hace presente y uno cree hasta en dios, y las cosas adquieren todo el sentido del mundo, aunque no las tengan. Y viene este temor de que termine, de que la caída sea dolorosa, de que al final el vacío no haya una enorme cama de plumas esperando a recibirnos, sino el duro y frío concreto lleno de clavos y oxido y todo tipo de objetos punzocortantes que podrías atravesarnos y despedazarnos en el impacto, pero uno es invencible, porque lo somos en realidad, porque uno sabe a fin de cuentas que el dolor puede sublimarse, que todo es temporal, que este momento, esta caída valdrá la pena con sus drogas y su anestesia y su sinsentido y su eterna sonrisa boba, uno sabe que hay dos vertientes y el riesgo lo vale, y te aventuras a la mutación que puede generarse a partir de esto, el dolor de la decepción de ser escupido con desprecio al mundo ordinario de nuevo, o de ser lanzado al aire, como un heizer, y aventurarte en un mundo de descubrimiento con el otro, de descubrir cien maneras de comportarse con el otro, y de descubrir al otro en toda su simpleza y complejidad, de encontrar la enorme dicha de observar a un sujeto en su particularidad y siempre, pequeño o grande, encontrar algo que pueda fascinarte, o bien provocarte, o bien estimularte, o sacudirte, o descolocarte. Un salto al vacío. Correr a ciegas sin saber si la pared está a cien metros o a un millón.
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escribirconlatripa · 4 years ago
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Enamoramiento.
No deja de sorprenderme lo repentino y contundente que es el enamoramiento. Comienzas a conocer a alguien, o te encuentras con alguien que tal vez ya conocías y de pronto algo cambia en cómo se miran, o algo se potencia y ocurre la transformación.
Estoy muy enamorada de ti. De tu manera de hablar cuando algo te apasiona, de tu forma de escuchar cuando algo te interesa, del calor que tu cuerpo emana constantemente y de tu piel que me lo transmite cuando te abrazo con fuerza. Me encanta tu cuerpo desnudo todo el tiempo, pero sobre todo cuando nos bañamos, porque amo como el agua contornea las comisuras de tus músculos, de tus articulaciones, de tu rostro. Ese rostro que me parece absolutamente adorable, con tus cejas bien contorneadas pero poco pobladas, con tus ojos casi totalmente negros, como las pestañas que los enmarcan. Amo tu nariz lisa y tu bigote y barba, que despeinados o no, siempre rodean con perfección tu boca hermosa. Esos, tus labios carnosos y suaves, rosas y húmedos, que se deforman en una mueca preciosa cada que te ríes. Tu risa. Tu sonrisa. Me quitan el control.
Tu cabello rizado y negro, con esas manchas amarillas en la coronilla, que de alguna manera resaltan cierta personalidad en ti, y que combinan a la perfección con tu arete de la oreja izquierda, que te hace lucir sexy y desfachatado. La forma en la que te mueves, con tanta precisión, con tanta soltura, siempre con curiosidad. Que fascinante es tu existencia. 
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escribirconlatripa · 4 years ago
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No.
No.  No seré una cómplice más del silencio.  No seré propiedad de nadie, ni sentiré culpa o vergüenza por sentirme atraída hacia varias personas.  No. Tu infortunada historia familiar no es justificación para que me responsabilices de tu dolor y me hagas sujeto de tu ira. No voy a seguir sonriendo condescendientemente cada que me insultas, fingiendo que es divertido para ambos.  Ninguna parte de mi cuerpo será objeto de burla por no encajar en los ideales de belleza. No, tu mirada vigilante a mi teléfono no es accidental, ni inocente.  No estoy loca.  No soy puta.  No soy tuya.  Mis palabras no valen menos que las tuyas. No tienes derecho de fingir que me amas para que te de lo que deseas, sexual o materialmente hablando.  No dejaré que vuelvas a arrancarme la ropa en un ataque de ira, ni que me ahorques contra la ventana porque no logras hacerme entender tu dolor.  No seré menos femenina por llevar el cabello corto, o tener pocos senos o vestir ropa holgada. No, no soy menos capaz o digna por ser mujer. 
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escribirconlatripa · 4 years ago
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Una mujer marcada.  Una mujer con marcas de ataduras en el cuerpo, con moretones que resaltan las heridas silenciosas que han crecido como hemorragias en su interior.  Una mujer que encuentra en una máscara de humor y risas la manera de transformar su oscuridad en luz.  Una mujer que hace alquimia, a pesar suyo, pero con extraordinario talento.  Una mujer que ha grabado en sus huesos las iniciales de aquello que quiere, pero también de aquello que teme, que temió, que no volverá a temer. 
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escribirconlatripa · 4 years ago
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Permanece ahí. No huyas de tu propio abismo.  Permanece ahí, eres sobreviviente y no morirás en tu propio dolor, pues bien lo conoces, bien sabes de él. Permanece ahí, dónde verdaderamente eres tú. 
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escribirconlatripa · 4 years ago
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En este momento, en este lugar, sentía mucha paz. La niebla poco a poco se instalaba entre los árboles, la voz del río susurraba con suavidad, haciéndose presente a lo lejos.  De repente cantaba un pájaro, de repente balaba una oveja.  ¿Cuántas personas habrá visto pasar ese árbol?  ¿Cuántas generaciones? Volvería a ese lugar nada más a contemplar el silencio. 
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escribirconlatripa · 4 years ago
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Recordar donde estaba la pulsión de conocimiento antes, recordar donde palpitaba mi corazón, dónde mis agradecimientos, dónde mi amor se colaba y por qué recovecos, dónde cerraba los ojos y me inundaba la plenitud temporal. Es hermoso mirar atrás y contemplar quienes fuimos, contemplar ahora quienes somos, e imaginar quienes seremos. 
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escribirconlatripa · 4 years ago
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19 de nov. 2020
2:40 AM y el silencio ensordecedor.
Madrugada fría, como la soledad, como mis pies, como mis manos que insisten en congelarse a pesar de las cuatro capas de tela que traigo sobre el cuerpo. Me acostumbré a que era tu calor el que me calentaba. Me acostumbré a atravezarte la piel desnuda con mi tacto gélido y a sentir que tú cuerpo me abrasaba el tacto.
Extraño tu cuerpo caliente como un horno acostado a lado mío en estas noches espantosamente frías. Y sé que vendrán noches más espantosas y, mierda, todavía más frías. Siendo esta la primera de una planeada espera, no tengo idea de cómo lograre anteponerme a las 55 restantes.
22 días sin saber de ti me parecen una crueldad. Un trato despiadado para una acción despiadada. No puedo quejarme, pero cuánto lo deseo.
Siempre he sentido que camino sobre una cuerda floja, siendo yo la misma mano que sujeta el látigo que me azota las costillas y la espalda para caminar ora aprisa, ora erguida, otras veces más lento y siempre más precisa. Porque nunca sobra un poco de rigor a favor de la precisión.
Siendo yo una tirana conmigo misma, no sé porque me sorprende descubrir que también tiranizo a los demás. Olvido que en la vida aplica la regla de un ojo al gato y otro al garabato, es decir, observar al otro no me exime de observarme a mí misma, y observarme a mí misma, no me exime de observar al otro. Nuestras existencias no se anulan, se complementan.
Y tiendo a olvidar que, aunque no sea capaz de sentirlo muchas veces, todos estamos vinculados.
Mira, te fuiste hace menos de 12 horas y ya te robaste al menos 3 horas de mi sueño. Te fuiste tú pero me devolviste el insomnio, viejo amigo.
¿Recuerdas el juego de cerrar los ojos y nombrar que vemos?
Ahora, cierro los ojos y veo varias escenas, de distintas personas caminando en una habitación pequeña, con las manos en la cabeza, están desesperadas o frustradas. Y una voz que de pronto grita "¡ya lo sé!"
Pero como diría un viejo conocido: yo sólo sé, que todo lo que creía saber, ahora ya no.
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