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Mis esfuerzos por mantener la poca cordura se están desvaneciendo, tanto que la desesperación por no poder sentirme estable me arrastra y estoy dejándome llevar.
LIN H
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Tiene miedo,
porque no quiere que lo dejen caer de nuevo
Porque él es como un muñequito de porcelana,
y su antigua dueña no lo supo cuidar.
~
Un día lo dejó caer,
y al quebrarse,
el estruendo fue horrible,
pero eso fue ignorado.
~
Y el pobre muñequito de porcelana hecho añicos,
gritó,
pero a su malvada dueña tampoco le importó.
~
Y tanto que la amó…
~
Tiene miedo,
porque ya lo quebraron una vez,
y no se preocuparon por arreglarlo.
~
Pero yo pegaré cada una de sus piezas,
no me importa con qué;
cinta o pegamento,
-aunque me gustaría con besos-.
Y, aunque queden grietas,
yo le haré olvidar que están ahí,
porque ya no dolerán.
—Roman.
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¿Y quién sabe cuál es el problema?
Tal vez seré yo,
Llorando a las 3 de la mañana;
Rogando por buena compañía para no entrar en desesperación;
Que mis manos no puedan estar lo más lejos posible de mi cara;
Que mis dedos empiecen a temblar;
Que mi corazón se acelere al sentir ese vacío eterno en el pecho;
Que pida a gritos dormir 24 horas seguidas;
Que ruegue por paz mental;
Que suplique por esa compañía que cura cada milímetro de mi alma.
Así que, ¿quién sabe cual es el problema?
-No one
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No es exactamente nuestro caso... pero ya no estabas disponible emocionalmente para mi, ya tus actos hablaban por su cuenta aunque tu boca dijese lo contrario. Ya no había un espacio para mi en tu vida y tuve que dejarte ir, pero duele y mucho... Solo espero algún día no sentir el impulso de mandarte un mensaje en momentos de soledad... Espero, algún día, poder olvidar este amor que no funcionó...
Me metí a la cama sin ganas de volver a salir. Solo quería ya dejar de pensar, de sentir esa opresión en el pecho por la ausencia de un fantasma, de algo intangible e improbable de volver a ocurrir. Tenía pena, estaba de luto, la última esperanza había muerto, solo necesitaba dormir, olvidar que me dueles, que te echo de menos, que odio la necesidad de buscarte, de tenerte, de que sigas vigente, de poder las noches, en la distancia, compartir. Me dolía tanto tus últimas palabras, “no quiero hablar contigo, ni hoy ni nunca��, siguen retumban en los escombros de mi desquebrajado corazón. Hieres y con saña actúas, no sé si vuelvas a llamar, por ahora yo me muerdo las uñas para no llamarte. Quisiera sacar de mí esa parte que te llama, que me implora buscarte una vez y, aunque sea a medias, hacerte volver.
RockeetQueen
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Voy a estar muy triste estos días
esperare con calma la lluvia para con ella revivir un poco
Quizá esta vez te llore menos
quizá ya emborrache tanto
quizá fume menos
quizá esta vez, por fin, no vuelva a llamar.
RockeetQueen
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Y de repente llegaste vos, con toda tu luz, vos, que te preocupaste por mi, que me llamas, que me buscas, que pensas en mi, vos que te preocupas día y noche por mi, llegaste vos que me llenas de detalles sin importar el día, me robas sonrisas con una que otra estupidez, vos que no te importan mis momentos de oscuridad ni tampoco los que brilló como sino hubiera un mañana, y te quedas acá, al ladito mío, alumbrandome con toda tu luz, toda tu energía, todo tu amor.
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No podemos cambiar el pasado, pero podemos escoger seguir adelante y vivir
AHS (via floreciendo)
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De mi nueva novela “El vuelo de un quetzal”. Esta novela trata sobre mi aventura durante seis meses en el sur de México y Centroamérica, es el relato de un chico que se enfrenta a sus propios miedos y límites. Imagina que un día sales de casa y sin saber cómo te vas convirtiendo en un mochilero, ahora el mundo es tu calle.
Puedes leerla por aquí
https://play.google.com/store/books/details?id=Q32aDwAAQBAJ
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Mi compañía
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La desesperación en mi pecho es inmensa, me siento en mi cama y miro la oscuridad que me rodea, abrazándome a mi misma, rogando porque todo esto acabe rápidamente. La lagrimas corren libres de mis ojos, se me enredan en las pestañas y ensucian los lentes, es algo que deberé preocuparme más tarde, ahora solo intento no ahogarme con el llanto que surge desde mi pecho.
Me siento sola, este vacío que voluntariamente deje en mi ser al tomar la decisión de separarme de lo que me hacia mal, de aquello que me retenía en la vieja yo, duele más de lo que creí.
La nostalgia me embarga y caigo en la cuenta de que esa relación era mi todo.
Intento contener los quejidos, no quiero que me escuchen. Quiero convencerme de algo que ya sé, pues esa decisión ha sido la mejor que pude tomar dadas las circunstancias, pero a la vez mis pensamientos traicioneros me susurran que ha sido un error del que nunca podré recuperarme. Extraño demasiado esos brazos rodeando mi cuerpo, acunandome en interminables caricias; extraño las interminables discusiones de mundos imaginarios, las historias que existían en nuestras mentes y a las que juntos le dábamos forma; extraño esos momentos de debilidad en donde solo aceptábamos nuestras falencias y nos prometíamos crecer juntos. Extraño todo eso y más.
No puedo contener los estremecimientos que abordan mi cuerpo. Siento frio y solo puedo abrazarme a mi misma. Solo estoy yo y mi soledad en esta noche. No me siento capaz de cerrar los ojos y dormir en paz. Solo quiero dejar de sentir.
Un mensaje aparece en mi celular. No es de la persona que inunda mis pensamientos, es de alguien más.
Lo leo y algo en mi corazón de alivia. Es de alguien que me conoce, quien me ha visto atravesar esta etapa; alguien que tiene heridas similares a las que sufro ahora, pero las suyas son mucho más antiguas que las mías y, probablemente, mucho más profundas. Es de alguien a quien he aprendido a querer de verdad en poco tiempo, en el cual he confiado y del cual he recibido la misma confianza en retribución. Es alguien que me ha visto cometer errores feos y aún así es capaz de apreciar un lado de mi que todavía no he descubierto del todo. Es alguien que ha sufrido embates fuertes en la vida, que a pesar de todo sigue en pie y ha confiado en mi para desahogar algunos de sus más grandes pesares, buscando mi consejo.
Su presencia, aunque sea a través de una pantalla, me reconforta. Me siento menos sola, sé que él comprende por lo que estoy pasando. A pesar de todo, intento fingir que no sucede nada, no me gusta cargarlo con mis lloriqueos nocturnos, siempre son los mismos y no hago más que repetirme una y otra vez con la misma cantinela. Aún así, mis intentos no son muy fuertes y termino contándole mi situación, ahogándome en llanto mientras las lagrimas me entorpecen cuando intento escribir.
No muchos mensajes después, él me llama. Siempre lo hace cuando me percibe en un estado lamentable. Acepto la llamada pero no hablo mucho en primera instancia, siento la garganta hinchada y cada intento de hablar viene con nuevas lágrimas. Él lo entiende y se limita a consolarme, aunque sea con las cosas que ya hemos hablado en ocasiones anteriores. En estos momentos desearía que la teletransportación existiera, ambos sabemos que estar tras una pantalla nos limita y eso a él le desespera.
Muchas veces un abrazo y el silencio en compañía de un amigo son mil veces mejor que cualquier otra cosa para consolar un corazón herido.
A pesar de todo, las intenciones cuentan mucho para mi y sé que él es sincero al decirme todo lo que desea estar conmigo para consolarme, eso me basta para sentirme mejor.
Aunque sea a través de la pantalla, siento la calidez que él emana y que me acuna en una caricia intangible. La tranquilidad se esparce lentamente por mi pecho, la tristeza aún lo inunda pero la desesperación poco a poco pierde lugar para ser reemplazada por una pesada resignación. Solo me queda seguir adelante, confiando en que el tiempo borrara el dolor que siento ahora. Él me lo reafirma. Siempre me habla con la verdad, nunca intenta endulzar los momentos con falsas verdades. Sentir esta tristeza y este dolor es necesario, es un recordatorio de que estoy viva, de que tengo sentimientos y de que lo terminado fue algo muy importante para mi que no me ha dejado libre de marca, pero el tiempo me permitirá sanar. Solo debo seguir por el camino en el cual me encuentro andando, seguir creciendo.
"Y yo estaré ahí cuando me necesites", me recuerda y sonrío. "Yo también estaré ahí para ti, no lo olvides", le respondo.
La próxima vez que nos veamos, sé que él me abrazara con fuerza por un buen rato antes de hacer cualquier otra cosa, independientemente de que yo ya haya superado este "episodio" nocturno, y yo le devolveré el abrazo por cuanto tiempo haga falta. El cariño y la preocupación entre nosotros es innegable.
Ambos tenemos el corazón en vías de reparación, cada uno tiene que lidiar con sus propios fantasmas del pasado, pero contamos con el otro para compartir una parte de todo esto, para hacernos compañía cuando más haga falta, para encontrar comprensión y aceptación cuando creemos que lograr algo así es imposible. Cada uno tiene que vivir sus propios procesos de crecimiento en los que el otro no puede interferir, pero nada nos impide caminar lado a lado, apoyándonos con la sola presencia, mientras esto dura.
No estamos solos, eso es lo que importa.
Al finalizar la llamada ya no lloro y mis ojos están cansados de tantas lágrimas derramadas. El sueño me embarga y caigo en brazos de morfeo, me sumerjo en un sueño donde la tristeza sigue pero la convicción de que todo irá a mejor flota por sobre todo lo demás. Duermo triste pero tranquila a la vez, al fin y al cabo soy un ser humano no un robot, sentir no esta mal y en algún momento todo esto quedará atrás pero, mientras esto dure, ya sé que no estaré sola. Al fin y al cabo, nunca lo he estado.
—Escritoenelalma
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