eternodiamante - Tumblr blog

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La Doliente Gris

Una noche de luna nublada me topé con el llanto de una dama en la oscuridad. Al acercarme, noté su aspecto espectral y aunque nada por ese entonces podía despertar mi temor, lo único que me mantenía con un ápice de sentir, era la compasión hacia los seres encadenados a este mundo... Al verme entre la pesada niebla, la doliente gris comenzó a hablarme...

-Ahhh… Me’hon. Este mundo. Este mundo cruel y pecaminoso. ¿Por qué Cher’ se despierta?

¿Por qué Cher’ insiste?

Ahhh, Le’mer, no podías conocer una tragedia tan completa como la de Cher’, verdaderos amantes separados, dos mundos que no pudieron encontrarse.

Y ahora, meled’amor, falleció muy atrás en el tiempo. Muerta, muy lejos. ¿Enterrada, moina? Ai. Entre sus familiares odiosos que negaron nuestra unión, que rechazaron la… extranjeri… dad… de Cher’.

¿No lo supone…? Nahlo, Nahlo. ¿Podría Cher’ preguntar? ¿Podría Cher’ molestar?

Le’mer, ¿podrías, querrías, entregar esto en su tumba?

El regalo es… ¿pequeño? Pero el camino es largo. Duerme entre los suyos cerca del refugio frondoso de nuestra reina.

¿Podría hacerse tal cosa? ¿Quizás Cher’ pide cosas imposibles?

¿Locuras? Si Le’mer acepta semejante misión, sería una amabilidad que Cher’ casi había olvidado.

-En ese momento, acepté la petición de la Doliente gris, y ella me entregó una flor blanca que brillaba cómo los faros lunares, pero delicada cómo una seda. -

Me das una bendición poco frecuente, Le’mer. Será la última petición de Cher’. Después de esto, nunca Cher’ volverá a molestar a otro.

Una flor sagrada es la ofrenda. Es un objeto poco habitual y delicado. Único. Tienes que atesorarla y cuidarla como si fuera tu propio corazón.

Si te hieren mientras lo llevas, se destruiría para siempre…

Su tumba está en medio de la finca descuidada de la reina. Está rodeada por los suyos, a quien no les gustará tu intrusión.

Ten cuidado, Le’mer. Las esperanzas las deposito en ti y mi deseo ferviente de que este pequeño alivio acabe por suceder.

- Y así fue cómo emprendí mi viaje a los Jardines de la reina…

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Tal vez sea solo para recordar un sentimiento

No estoy reamente seguro de las atrocidades que se atribuye el paso del tiempo, entre sus amenazas existe el olvido, por ende he de plantarle cara plasmando aquí recuerdos que han marcado fuego en mi alma.

Para ti, mi yo futuro o quien sea que seas.

Recuerda a la chica que inhalaba fuego, la reté a una promesa, que cuando nos viéramos no nos dijéramos nada, solo acometiéramos en un beso apasionado. En un torbellino temporal, nos encontramos solos en una cocina, ella estaba apoyada sobre una mesada, fingiendo escuchar mis palabras, sacudiéndose por cumplir la promesa, mientras que yo con las mismas ganas trataba de refugiarme en cordialidades fui emboscado. Sus labios fueron la sensación más esperada jamás, por un instante eterno, fundimos nuestros deseos más profundos, mientras que cerrábamos los ojos, a cada quien nuestro universo.

Recuerda cuanta pasión reprimimos, esas escapadas interestelares, en las que ir a recoger un café, se convertían en desastres colosales.

Tal vez el peso de la realidad nos aplastó, a una ingenuidad de temprana edad, en la que las nostalgias y los sueños se mezclaron, y entre tanto murmullo ilícitamente bailaron.

Pero desde el más sincero de mis latidos, te deseo que hayas encontrado, la luz y la paz que merece tu camino.

M.G

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A ella le encantaba dibujarme soles en la cara,

A veces con su mirada, a veces con su sonrisa,

Otras muchas con su infinita compañía.

Quizás fue una fuerza invisible que no comprendí,

Quizás de espejismos o geometría sagrada fue hecho

El laberinto donde confesamos nuestros sueños.

Ante ti noche azul desnudo mis penas,

Amparado por la luz perlada y cubierto de estrellas,

Y en mi herida tu mirada y mi fé con ganas de ella.

M.G

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No lo sé...Que es? Saber vivir esa conexión sagrada 

Que singularidad le asignamos a ese concepto?

No lo sé, 

Pero si se me permite escribir lo que siento,

Diría que es un sentimiento, de unidad entre dos pares,

Cual entramado de cobre entrelazado,

Soportando un rayo de una intensidad tan humana,

El momento en que la individualidad muere,

Y nuestros planetas son un universo concentrado,

lo mágico es que dure un instante y sólo ese,

El recorrido feroz del tiempo que no perdona

La intrépida insensatez de creernos eternos. 

La vanidad de atrapar todo en mortales versos.

Que es? Esa visión que tuve?

Aquel instante en el que pude ver sus estrellas,

Arrojado desnudo ante aquella galaxia nueva,

Asombrado de ver en otros colores y otro cielo,

La Luna que es su alma de fuego, hielo.

De quién es este rugido ancestral?

Que me hace estremecer sin poder llorar,

No nos queda casi tiempo y el frenesí se agota,

Sus luceros que me traen y se me nota,

El rayo provoca en nosotros una pequeña muerte,

Y ya no existo, ni tu existes, ni nada importa.

M.G.

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Relojes

La Esperanza en el brazo izquierdo escondido,

El corazón maltrecho en una grieta del olvido,

Un vino entibia en madrugada mientras la luna perece

Y ese recuerdo relampago, rebelde que se me aparece.

  Un poema tardío que atrae a la desesperanza,

De una evocación erronea de inspiración tardía,

Entre papeles, corchos, balbuceos sin templanza,

Y un libro marcado que jamás terminaré por cobardía.

  Un García Marquez me mira desde la punta de la mesa,

Mientras Cortazar suspira nostalgias desde un estante,

El reloj de arena quiebra mi soledad y tu fantasma la besa,

Y mi juventud se despide, toda junta en un instante.

  Una Lanza indigena habita clavada ya en mi espalda,

herida cercana, dónde en otros tiempos tus uñas firmaron,

el contrato que cerramos mientras acariciaba tu falda,

Solo queda olvidar que mis labios junto a los tuyos bailaron.

  Mis camisas ya casi sin perfume abandonadas,

Yacen en los rincones acechadas por el alcohol,

Y este Malbec que me habla en mi cabeza en voz alta,

Advirtiendo que los relampagos tomaran el control.

  Un silencio que me deja mudo de frio y solo,

Entre estos muros crueles llenos de tus fotos,

Y mi cabeza una calecita de Parque Centenario,

Congelada en un día sin laureles ni horarios.

Congelada en un día, 

sin laureles ni horarios... M.G.

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I just wanna stay here

Son las 4 de la mañana y pienso en vos…

Pienso en la forma en que moves tus pies,

Pienso en tus uñas recién pintadas,

Pienso en tu risa llena de inocencia,

Pienso en tu alma, en su fuerza, sus palabras,

pienso en tu mirada, siempre llena de elegancia,

Pienso en tu camino, que va paralelo al mío,

Te veo tan vos, tan tu marca, tan tu gracia,

Te veo bailando, danzando en mi cabeza, por entre mis pensamientos,

Dejando todo con tu aroma, e inconmensurable belleza,

Y es imposible tratar de evitarte, imposible no quererte, no adorarte,

Imposible no querer entre mis brazos tomarte, y que armemos un puente

Con nuestros labios, sentir cómo se creó el universo.

Compartir esa vibra, cuya energía es tan antigua y conocida

Porque nuestro regreso es duradero, y nos vemos siempre en cada ida,

Porque si hay algo más fuerte que la memoria, es la intuición de nuestros ojos

Aquellos con los que nos reencontramos a través de la historia,

Entendemos que no somos dueños del destino, sin despojo.

Y si vivo como algo nuevo en esta vida tu encuentro,

Quiero que sepas que cada segundo celebro,

Haberte vuelto a encontrar en un sinfín de hilos,

Que dejan huella de fuego divino..

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Que es lo que ves en mis ojos?

Yo en los tuyos veo mi infancia,

Veo la premeditada soledad de la luna,

Veo el color que tiene lo sagrado,

Están allí las llaves a las puertas de ida o de regreso,

A los tiempos más felices, a los nuestros,

Que ves en mi mirada?

Yo veo un puente hermoso hacia tu ser,

Yo solo veo todo lo que está bien,

Cómo sutilmente la adorna el arco de tus cejas,

Una obra que no conoce los límites de la belleza.

Que es lo que ves en mi mirada?

Una luna encantada, una sonrisa tan hermana,

Una canción dibujada y tus pupilas dilatadas.

 M.G. 18/05/18

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Bestia

Hoy soñé con un León

Y éste me regalo sus colores,

Su rigor primitivo,

Su sabiduría de cautivo

Dentro de su torbellino

Terminó su vida de retiro,

En mi piel, en mi rugido,

Se vio así mismo rejuvenecido,

Deja que arda mi visión,

Con tu armoniosa paciencia,

Deja que herede la precisión,

Para volverme una fiera,

León poeta, que capricho,

El tuyo al crear esta quimera,

Que tiene hambre de prosa,

Y ya no existe quien la retenga. M.G. 

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Atrapado por las trampas de la memoria, acudía una y otra vez a un recuerdo tan estéril como el mismo tiempo. Con una nostalgia anacrónica vivía sus días más felices, con un susurro que le recordaba, que él pertenecía a otra época, y que lo que en verdad era en este momento presente, era solo un fantasma...

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Recuerdo azaroso

Tal vez sea el año 2013… Aunque más seguramente es diciembre del 2012. Las últimas muestras de teatro acontecen por esa época.

Mi madre falleció hace un mes. En mi ida y vuelta de personas y emociones encontradas decido cerrar ciertos capítulos y dar rienda suelta a todo lo que mi espíritu de 20 años quiera. Cómo una licencia. Invito a una antigua compañera de teatro a la muestra que va a efectuarse en diciembre. Hace tiempo no nos vemos y no es una mala ocasión para fortalecer vínculos. Ella acepta.

Ambos somos del mismo signo y aunque no creo mucho en los horóscopos las coincidencias y el entendimiento que tenemos es enorme. Dicen que no hay nada peor en lo que refiere a la pareja para un Capricornio, que otro Capricornio (cosa que iba a corroborar años más tarde).  Recuerdo que pasamos la tarde en la terraza de mi casa. Hablando de la vida, y entre nostalgias, hasta que le conté en un arrebato de valentía, el momento en el que me despedí de mi madre. Supongo que sintió empatía ya que me abrazo mientras se me escapaban algunas lágrimas a las que callé rápidamente. Ya no faltaba mucho para que la muestra de teatro empezara, y como quedaba a una cuadra fuimos caminando. Ese año tuve que dejar pasar mi pase a escena ya que tuve que ocuparme de mis asuntos personales, entre los que figuraban cuidar de mi madre enferma. Para mi ex compañera aquel momento habría de ser un alegre reencuentro con sus ex compañeros ya que había dejado de asistir hacia aproximadamente año y medio. Entramos a la casa de mi profesor, quien tiene un escenario armado en el fondo, hicimos la cola para pagar la entrada mientras de fondo sonaba “Seminare” de Seru Giran. Yo la veía a ella como siempre, con su Juventud y alegría de siempre. Su parecido a Natalie Portman, con una inexperiencia por la vida y el arte tan genuinas y embellecedoras. Definitivamente, yo sentía todo aquello que antaño me hizo animarme a romper mi caparazón de timidez en mis primeros días de teatro….

Tantas cosas habían pasado sin que tuviéramos idea. Tantas cosas que tal vez solo existieron en mí cabeza, y en ningún otro lado. Pero había un resultado y este era el que mostraba la conexión que teníamos en el escenario. Fuimos la única pareja de actores a la cual nuestro profesor no tuvo nada que objetar en una improvisación completamente nuestra. Aquello había sido para nosotros como ganar una guerra sin disparar una sola bala. Pero todas aquellas emociones pertenecían a un pasado que se ocultaba en una vitrina de bellezas coleccionables.

Ahora estábamos por ver la obra de fin de año de nuestros ex compañeros. Recuerdo que buscamos un lugar en altura, cerca de ella se sentó un adolescente con aires de músico, era todo lo que se esperaba de un adolescente de 16 o 17 años, recuerdo alguna vez intentar ir por ese camino y abandonarlo irremediablemente. Lo mío siempre habrían de ser las letras pero no la música. Sentí un poco de envidia, hoy puedo admitirlo y me llenaba el pecho de impotencia que ese personaje salido de quien sabe dónde se llevara toda la atención. Finalmente fue momento de que empiece el show, y las pasadas en escena. Cosa que silenció al pequeño entusiasta.

Todo pasó tan rápido, que cuando me di cuenta estábamos aplaudiendo el acto final. Cuando terminaron de salir de escena, saludamos a nuestros ex compañeros, los felicitamos por su progreso y fuimos a darle un cálido abrazo a nuestro profesor. Fue una linda noche, hasta que estuvimos en la puerta de entrada. El adolescente músico nos siguió, y se nos puso a hablar de sus hazañas musicales, con leve indiferencia intente ser educado, mi compañera lo esquivo y en ese momento sentí que me eligió. Por lo menos para pasar un momento. Y eso me hizo feliz. Caminamos tranquilos hacia la esquina, ella con su bicicleta, yo con mis pensamientos que iban a mil revoluciones. Cuando tu mente es la de un adolescente que no sabe poner en claro sus emociones, todo tiene una posibilidad de ser cualquier cosa, sentí en ese entonces que debía cortar por lo sano, ella me gustaba desde hacía mucho tiempo. Un día se lo había dicho, pero ella solo respondió “que fluya”… Aquello no era un si ni un no, simplemente una incertidumbre que de a poco me iba carcomiendo. Ese día, en esa esquina, le dije: “ Te quería agradecer por todo hasta ahora, fue una excelente compañía y pasamos muy lindos momentos, pero no nos vamos a volver a ver. Vos me gustas y siento cosas por vos” A lo que ella respondió: “no digas esas cosas, no quiero dejar de verte, yo te voy a esperar” Le dije que como amigos era imposible y que nuestra despedida iría a ser con un beso simbólico. Ella lo entendió… Tomó la iniciativa que yo jamás tuve, y me besó en los labios, fue un beso que no supo a nada, automáticamente se dio media vuelta tomó su bicicleta y se fue. Yo hice lo mismo, di media vuelta y volví sobre mis pasos, pensando que mi vida era un puta poesía, pensando en cómo había arruinado todo. Pensando en que tal vez no se puede arruinar lo que nunca fue perfecto.

M.G.

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Un día de secundaria.

Entre todo ese tumulto de gente de diferentes ambientes sociales, culturales, que me era a veces ajena, la vi. Un día, apoyada desde un barandal en frente de mi salón. Era de otra división, pero de mi mismo año. En mi delirio adolescente comparé el color de su piel con el de la luna y su pelo negro como el infinito del espacio.

Recuerdo como de pronto solo escapaba a la hora del recreo, para asomarme disimuladamente al pasillo y tratar de encontrarla. Esa chica gótica, Casi siempre distraída escuchando música con su mp3, tan en su mundo (y ella se volvería el mío). mientras yo escuchaba en mi discman cds que yo mismo grababa. Entre esos sesenta temas del cd, siempre recurría a mí, uno del Porta: “Mi rosa negra”, Y se volvió mi favorito, era el único con el que creí poder asociarla perfectamente. Era el lugar que quise que ella ocupara en mí cabeza, mientras mi timidez me encadenaba. Mi cabeza volaba sobre otra línea temporal…

Recuerdo como solía ocultar mi ansiedad todos los días. Tratar de no parecer débil ni un segundo, estar siempre aprendiendo a aparentar, a empujarme a ser quien creía que tenía que ser. Pero por ese entonces me fue imposible vencer mi timidez, y gracias a eso, solo me quedó el recuerdo de una misteriosa musa, que en algún momento de mi adolescencia, me hizo pasar los recreos más contemplativos y silenciosos, Y que duró, hasta que ella se cambió de escuela.

M.G .

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Sos mi victoria y mi derrota, mi meta y mi perdición, Encarnas mi egoísmo pleno Porque de tus ojos se desprende el cielo

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Nebulosa

No hay más misterios para mí, que el que esconde esta oscuridad que me rodea, esta silente oscuridad que puede abrazar lo que sea. Y tu ausencia la ayuda, a extender su brazo, a asaltarme en horas inciertas, para que escriba este tipo de torpezas. Y no me sirve para nada, saber que alguna vez fuimos una canción, que sonaba en una hermosa e improvisada armonía, que crecía y en su paso creaba mundos que duraban un día.

Ni me sirve recordar, que la primera vez que hicimos el amor fue una poesía, entre susurros y gemidos, de adolescencia que nos arremetía, fuimos el eco de las estrellas, que ignoramos y aún así resplandecían.

O aquel recuerdo que tengo, de la suavidad de tus manos sobre las mías, de mis nervios primerizos de conocer tu cercanía, sentir que la luna colisionaba en la tierra, y el sol con otras estrellas, mis labios que temblaban pedían un descanso, y lo encontraron sobre los tuyos mansos.

No hay más misterio en este mundo, que todo lo que no veo, ni me sirve recordar, lo que ya no tengo. Solo sé que he de querer, aquello que todavía no obtengo, y ni siquiera puedo concebir, la vastedad del universo, que se expande a mi alrededor, dándome consuelo de que no somos nada comparado al suspiro de una estrella, nuestras vidas son un parpadeo, ante lo que consideramos eterno.

M.G.

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Por ese artilugio por el que funciona el arte

Siento que caigo a la superficie, empujado por una fuerza increíble, las palmas de mis manos reciben el aire a cientos de kilómetros por hora entre sus dedos, y la sangre en mi cabeza hierve.

Tengo estos momentos vertiginosos para pensar, y ver como flashes de recuerdos salvajes se turnan para asaltarme, un beso imaginario, a la persona de la que solo me enamoré.

Una orquesta, violines y cuerdas que vanaglorian mi remembranza mortal. Una sonrisa y enseguida llueve, un lago intranquilo, caminamos, destellos, pequeños retazos que siguen apareciendo.

Todo se termina en esta hora, siento ira, y un falso valor me sirve de armadura, una falsa confianza de que todo va a significar nada.

 M.G.

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Confesión de media vida

Ríos de damas rubias de malta,

Corren por mis nubladas venas,

Mi memoria falla y resalta,

Como un disco rayado las penas...

Perlada llave al paraíso esbozas

En ese gesto tan fresco y tuyo,

Entre los luceros de ángel, osas

Mirarme y por valor no huyo.

Y si fuese por ésta, mi confesión,

Condenado yo a ser un recluso,

Quisiera que tu corazón sea mi prisión,

Y a tu antojo, me puedas dar uso.

Hablando bajo escojo las notas,

Que escribiré en mi diario hoy,

Susurrando tu belleza loca,

De tu cárcel, feliz presidiario soy.

M.G.

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A veces cuesta disimular, que me desarmo muy cerca...

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Los monos, también alabamos las estrellas

La única referencia que nos queda de Dios está en nuestros cuerpos, somos la resaca de una explosión cósmica. Si nos mirásemos las manos, concentrándonos en ver cada vez más de cerca la materia por la que están compuestas, veríamos un conjunto de átomos, tan juntos los unos de los otros. Esos mismos átomos que siglos atrás fueron parte de algo más misterioso e indescifrable. Tal vez los átomos de mi mano formaron parte de la pluma de un ángel, o de los cuernos de un Diablo. O tal vez de algún monstruo submarino, de aquellos que hundían barcos el uso de una sola de sus extremidades. O Tal vez fui todo eso y más, y este cuerpo no es más que una excusa, un contenedor que alberga mi consciencia intranquila,  que se pregunta, que si de algún modo u otro, tiene sentido que me piense a mí mismo.

¿Cuál es el fin de este contenedor desde el que miro por la ventana de mis ojos?

¿Por qué el cielo más bello que reconozco es aquel que puedo llegar a imaginar?

¿Por qué me siento un extranjero, dentro de mi propio cuerpo?

¿Dónde están los límites? ¿Y Dios? ¿Y las estrellas? ¿Dónde está todo lo que no vemos? En un mundo de plástico, donde la palabra amor es marketing, y la ética una mala palabra?