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Su abuela había intentado ingresar a la habitación por tercera vez cuando Cassie había hablado. —Abuela, por favor…quiero estar sola. —Aún entre sollozos, escuchó el suspiro de su abuela. Probablemente pasándola tan mal como ella. Pero Cassie no había pronunciado palabra alguna desde que habían regresado de la Iglesia, no se había siquiera detenido a comer o preocuparse por cualquier asunto legal que tuviera que contar con su atención. Se sentía que en solo cuestión de días la habían despojado de todo lo que conocía, inservible e incapaz ¿Cómo no? Ante sus ojos, ella era la única culpable del trágico final de su madre cuando había visto las repetidas cuentas sin pagar sobre la mesa o cuando con un “estaría muy cansada” había evadido la idea de conseguir un empleo tras ingresar a la universidad, hasta había sido su idea ir por comida aquella noche por lo que su mamá debió sacar el auto. Había sido toda su culpa y no había nadie que pudiese darle la razón, sus abuelos habían insistido en que no debía culparse y su tía solo había murmurado que todo estaría bien. Pero estaban equivocados porque ninguno parecía comprender la pesadez en su pecho o la irracional ira que la tenía cautiva al creer que pudo haber hecho, aunque sea algo que permitiera que todo hubiese sido diferente. Dentro de lo aceptable, se veía más que convencida de que si pudiese volver el tiempo atrás habría intentado cambiar lo más mínimo para que su madre tuviese la suerte de vivir un día más. Intentó amarrar el cabello con cierta dificultad ante los incontrolables rizos y solo pudo pensar en que, de estar aquí, Alexandra Dubois habría aparecido en la puerta, buscado elementos que Cassie no se había molestado en leer y arreglado el cabello de su hija, le habría murmurado cuanto la quería y que debía descasar adecuadamente para los exámenes del mes entrante. Con algo de suerte, luego se aparecería sosteniendo una porción de pastel y una taza de humeante té que dejaría a un lado de su escritorio, junto a los libros abiertos y la mirada cansada de la rubia. Su madre, la soñadora. Con quien tantas veces habían planificado un perfecto futuro donde saldrían de la Isla y realizarían un viaje a través del país, comerían pastel y beberían terrible café, reirían y tal vez Cass tendría la suerte de conseguir postales para su colección. Toda una vida por delante que jamás podrían lograr, porque aún si las personas iban y venían, Cassie realmente extrañaba a su mamá y no quería ver a nadie más.
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ㅤ ⠀⠀⠀⠀𝗍𝗁𝖾𝗋𝖾 𝗐𝖺𝗌 𝖺 𝘄𝗶𝘁𝗰𝗵 ⠀⠀⠀⠀⠀𝙙𝙖𝙣𝙘𝙞𝙣𝙜 𝗂𝗇 𝗍𝗁𝖾 𝗇𝗂𝗀𝗁𝗍 ⠀⠀⠀⠀𝗐𝗁𝖾𝗇 𝗍𝗁𝖾 𝗆𝗈𝗈𝗇 𝗐𝖺𝗌 𝗁𝗂𝗀𝗁b ⠀⠀⠀⠀⠀𝖺𝗇𝖽 𝗍𝗁𝖾 𝙨𝙩𝙖𝙧𝙨 𝖺𝗅𝗅 𝗈𝗎𝗍 ⠀⠀⠀⠀𝐬𝐢𝐧𝐠𝐢𝐧𝐠 𝐚 𝐬𝐨𝐧𝐠 𝐭𝐡𝐚𝐭 𝐧𝐨 𝐨𝐧𝐞 𝐤𝐧𝐞𝐰 ⠀⠀⠀⠀⠀⠀ ⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀ ⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀ ⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀┇ 𝑠𝑜𝑟𝑐𝑖𝑒́𝑟𝑒 𝗜𝗦 𝗠𝗔𝗞𝗜𝗡 𝗔 • • • ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀𝐍𝐄𝐖 𝐏𝐎𝐓𝐈𝐎𝐍 ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ ⠀⠀ㅤ ⠀⠀ㅤ ㅤㅤ〰︎ 𝐍𝐄𝐖 𝐒𝐏𝐄𝐋𝐋 .· ㅤㅤㅤㅤ‟ ༝ 𝐧𝐚𝐦𝐞· historia reiss ㅤㅤㅤㅤ‟ ༝ 𝐜𝐨𝐫𝐞 𝐬𝐨𝐮𝐫𝐜𝐞 · shingeki no kyojin ㅤㅤㅤㅤ‟ ༝ 𝐤𝐧𝐨𝐰 𝐚𝐬 · #𝐖𝐀𝐋𝐋𝐑𝐔𝐋𝐄𝐑 ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ ⠀⠀ㅤ ⠀⠀ㅤ ㅤㅤ〰︎ 𝐈𝐍𝐆𝐑𝐄𝐃𝐈𝐄𝐍𝐓𝐒 𝐍𝐄𝐄𝐃𝐄𝐃 .· ⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀ ⠀ ㅤㅤ 、𓏲𓍢 · 𝐧𝐚𝐦𝐞 · historia "christa" ㅤㅤ 、𓏲𓍢 · 𝐥𝐚𝐬𝐭 𝐧𝐚𝐦𝐞 · reiss ㅤㅤ 、𓏲𓍢 · 𝐧𝐢𝐜𝐤𝐧𝐚𝐦𝐞𝐬 · krista lenz, hisu, goddess, true ruler of the walls, queen historia, cattle-farming goddess ㅤㅤ 、𓏲𓍢 · 𝐚𝐠𝐞 · 15 yrs old. (o atemporal) ㅤㅤ 、𓏲𓍢 · 𝐬𝐞𝐱𝐮𝐚𝐥 𝐨𝐫𝐢𝐞𝐧𝐭𝐚𝐭𝐢𝐨𝐧 · sapphic ㅤㅤ 、𓏲𓍢 · 𝐬𝐭𝐚𝐭𝐮𝐬 · viva ㅤㅤ 、𓏲𓍢 · 𝐬𝐩𝐞𝐜𝐢𝐞 · humana ㅤㅤ 、𓏲𓍢 · 𝐡𝐨𝐦𝐞𝐭𝐨𝐰𝐧 · farm inside walls sina. ㅤㅤ 、𓏲𓍢 · 𝐫𝐞𝐬𝐢𝐝𝐞𝐧𝐜𝐞 · mitras. walls sina. ㅤㅤ 、𓏲𓍢 · 𝐨𝐜𝐜𝐮𝐩𝐚𝐭𝐢𝐨𝐧 · reina ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ ㅤsoldado en los survey corps (anteriormente) ㅤㅤ 、𓏲𓍢 · 𝐚𝐛𝐢𝐥𝐢𝐭𝐢𝐞𝐬 · ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ≀ . equipo de maniobra tridimensional ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ≀ . cocina ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ≀ . combate mano a mano ㅤㅤ、𓏲𓍢 · 𝐟𝐚𝐜𝐞𝐜𝐥𝐚𝐢𝐦 · elle fanning (alterno) ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ ⠀⠀ㅤ ⠀⠀ㅤ ㅤㅤ〰︎ 𝐁𝐑𝐄𝐖𝐈𝐍𝐆 𝐈𝐍𝐒𝐓𝐑𝐔𝐂𝐓𝐈𝐎𝐍𝐒 .· ⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀ ⠀ ㅤㅤ 、𓏲𓍢 · 𝐦𝐛𝐭𝐢 · isfj ㅤㅤ 、𓏲𓍢 · 𝐚𝐥𝐢𝐠𝐧𝐦𝐞𝐧𝐭 · chaotic neutral ㅤㅤ 、𓏲𓍢 · 𝐭𝐫𝐚𝐢𝐭𝐬 · ⠀⠀⠀⠀⠀❪+ ❫ ㅤㅤamable, valiente, ㅤㅤagradable, tímida, ㅤㅤdesafiante. ⠀⠀⠀⠀⠀ ❪ - ❫ ㅤㅤdesinteresada, vacía, ㅤㅤinclinaciones suicidas, ㅤㅤincapaz de interactuar con otros. ㅤㅤ、𓏲𓍢 · 𝐡𝐨𝐛𝐛𝐢𝐞𝐬 · ㅤㅤㅤㅤㅤ៹⠀leer ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ ⠀⠀ㅤ ⠀⠀ㅤ ㅤㅤ〰︎ 𝐓𝐎 𝐑𝐄𝐌𝐄𝐌𝐁𝐄𝐑 .· ⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀ ⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⨾ . hija ilegítima del noble rod reiss, la última miembro de la familia real Reiss y la actual gobernante de las murallas. ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⨾ . tras el asesinato de su madre, es obligada a cambiarse el nombre a krista lenz y enlistarse en el ejercito, terminando siendo una de las diez mejores graduadas de su clase. ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⨾ . luego de asumir su verdadero nombre y tras la coup d'état por parte de los survey corps, asume como la legitima heredera al trono. ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ ⠀⠀ㅤ ⠀⠀ㅤ ㅤㅤ〰︎ 𝐒𝐏𝐄𝐂𝐈𝐀𝐋 𝐒𝐏𝐄𝐋𝐋𝐒 .· ⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀ ⠀ ㅤㅤ —〃𝐟𝐚𝐦𝐢𝐥𝐲 ⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀ ⠀ ㅤ ⑉ rod reiss † ㅤㅤ ₍ padre › ( no se busca ) ㅤ ⑉ alma † ㅤㅤ ₍ madre › ( no se busca ) ㅤ ⑉ frieda reiss ㅤㅤ ₍ medio hermana mayor › ( tag ) ㅤ ⑉ dirk reiss ㅤ ⑉ urklyn reiss ㅤ ⑉ florian reiss ㅤ ⑉ abel reiss ㅤㅤ ₍ medio hermanos ⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀ ⠀ ⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀ ⠀ ㅤㅤ ——〃𝐞𝐱𝐭𝐞𝐫𝐧𝐚𝐥 ⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀ ⠀ ㅤ ⑉ ymir ㅤㅤ ₍ mejor amiga / compañera de vida poco heterosexual › ( tag ) ㅤ ⑉ sasha blouse ㅤㅤ ₍ mejor amiga › ( casper ) ㅤ ⑉ mikasa ackerman ㅤㅤ ₍ amiga › ( vaiolet ) ㅤ ⑉ armin arlert ㅤㅤ ₍ besties for life › ( mitsuri ) ㅤ ⑉ eren jaeger ㅤㅤ ₍ amigo › ( caelus ) ㅤ ⑉ jean kirschtein ㅤㅤ ₍ amigo › ( eigon ) ㅤ ⑉ marco bott ㅤㅤ ₍ amigo › ( aether ) ㅤ ⑉ connie springer ㅤㅤ ₍ amigo › ( tag ) ㅤ ⑉ reiner braun ㅤㅤ ₍ amigo, simp personal › ( tag ) ㅤ ⑉ bertholdt hoover ㅤㅤ ₍ amigo › ( tag ) ㅤ ⑉ levi ackerman ㅤㅤ ₍ niñero › (eigon) ㅤ ⑉ hange zoë ㅤㅤ ₍ niñera como no › (yomisma) ㅤ ⑉ jaegeristas ㅤㅤ ₍ capaz de patearlos › ⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀ ⠀ ㅤㅤ ——〃𝐚𝐟𝐟𝐢𝐥𝐢𝐚𝐭𝐢𝐨𝐧𝐬 ⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀ ⠀ ㅤ ⑉ the alliance (post alianza con los survey corps), survey corps, 104th training corps, familia real. ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ ⠀⠀ㅤ ⠀⠀ㅤ ㅤㅤ〰︎ 𝐈𝐍𝐒𝐏𝐈𝐑𝐄𝐃 𝐈𝐍 𝐒𝐓𝐀𝐑𝐒 .· ⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀ ⠀⠀ ⠀ ㅤㅤ━━ヾ greedy ─ ariana grande ㅤㅤ━━ヾ mr loverman ─ ricky montgomery ㅤㅤ━━ヾ always forever ─ cults ㅤ ㅤ ㅤㅤㅤ ㅤㅤ ㅤ⠀ㅤㅤㅤ ㅤ ㅤㅤㅤㅤ﹀ ㅤㅤ ㅤ ㅤㅤㅤㅤ ㅤㅤㅤ٬ 📷’ 𓏲you have entered . . . ㅤㅤㅤㅤㅤㅤ ♯𝗦𝗧𝗨𝗗𝗜𝗢𝟱𝟰 ≀ 𝗌𝗈𝗋𝖼𝗂𝖾𝗋𝖾´𝗌 𝗇𝗈𝗍𝖾𝗌. ⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀ ⠀⠀ ㅤㅤ≀ . personaje canon, se llevara el canon original y probablemente se incluirán diversos au's. ㅤㅤ≀ . se llevara al personaje por medio de relatos/narrativas, los mismos son de mi completa autoría al igual que las ediciones, de no serlo, se dará crédito a los creadores que correspondan. se pide que el contenido no sea
replicado sin preguntarse primero. ㅤㅤ≀ . disponibilidad para interacciones, roles o tramas. aún así, los que posean un carácter sexual o romántico serán en su mayoría destinados a mi partner o amistades/personas cercanas. ㅤㅤ≀ . formato creado por sorciére e inspirado en stargirl, appa y baphy. ⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀ ⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀╭─────━━━⠀ ⠀ ⠀ ⠀ ⠀⠀⠀ ㅤㅤㅤㅤㅤㅤ𝗔 𝗦𝗣𝗘𝗟𝗟, 𝘸𝘳𝘪𝘵𝘵𝘦𝘯 𝘣𝘺 : ㅤㅤㅤㅤㅤㅤ ㅤㅤㅤ𝗍𝗁𝖾 𝗍𝖺𝗅𝖾𝗌 𝗈𝖿 𝐬𝐨𝐫𝐜𝐢𝐞́𝐫𝐞 ⠀⠀ ⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀ ━━━─────╯
#;; ❝WORST GIRL IN HUMANITY❞ ( HISTORIA )#;; ❝THERE WAS ONCE A GIRL WHO KNEW EVERYTHING ABOUT EVERYONE❞ ( FICHA )
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Por las noches Jude apenas lograba conciliar el sueño, eran constantes las veces que las pesadillas terminaban alterándola con tal violencia que solo quedaba la opción de no pegar un ojo en toda la noche. En sus sueños solían aparecer las oscuras olas del océano elevándose ante ella y atrapándola en un espiral de desolación. Era común que soñara con su pasado, recuerdos que solo sacaban lo peor de ella y la atormentaban. Despertaba sin reconocer donde se encontraba, incapaz de estabilizarse hasta que la figura a su lado buscaba traerla a sus brazos y asegurarle que todo estaba bien, dejándose ahogar en el ya familiar aroma de Cardan, uno que se había permitido tomar como propio y producía calma en su interior. Por mucho tiempo Elfhame no había sido más que un lugar al que creía su casa, donde residía y solo su deseo por superar a los que tanto odio poseían sobre ella la motivaban a quedarse allí, blandiendo una espada y sin comprender que la encerraba en aquel lugar donde no pertenecía. Ahora, eran los brazos que la buscaban por las noches y la mirada que tal calidez esparcía en ella por los días la que le permitía creer que su hogar no se encontraba lejos de Elfhame, estaba en cada pequeño retazo de vida junto a Cardan, cada arrogante sonrisa que acompañaba la seguridad de que siempre estaría bien allí, que todo al fin encajaba perfectamente. --- 𝑗𝑢𝑑𝑒 𝑑𝑢𝑎𝑟𝑡𝑒 𝑎𝑠 𝐿𝐴𝐷𝑌 𝑀𝐴𝐶𝐵𝐸𝑇𝐻 ⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀ 𝐀𝐂𝐓𝐎 𝐈𝐈𝐈 𝐕 𝐄𝐒𝐂𝐄𝐍𝐀
𝘚𝘢𝘭𝘰́𝘯 𝘥𝘦𝘭 𝘵𝘳𝘰𝘯𝘰, 𝘤𝘰𝘮𝘱𝘭𝘦𝘵𝘢𝘮𝘦𝘯𝘵𝘦 𝘥𝘦𝘴𝘵𝘳𝘶𝘪𝘥𝘰 𝘮𝘪𝘦𝘯𝘵𝘳𝘢𝘴 𝘦𝘭 𝘲𝘶𝘦 𝘢𝘭𝘨𝘶𝘯𝘢 𝘷𝘦𝘻 𝘧𝘶𝘦 𝘦𝘭 𝘵𝘳𝘰𝘯𝘰 𝘴𝘦 𝘦𝘯𝘤𝘶𝘦𝘯𝘵𝘳𝘢 𝘱𝘢𝘳𝘵𝘪𝘥𝘰 𝘢𝘭 𝘮𝘦𝘥𝘪𝘰 𝘦𝘯 𝘭𝘢 𝘮𝘪𝘵𝘢𝘥 𝘥𝘦𝘭 𝘦𝘴𝘤𝘦𝘯𝘢𝘳𝘪𝘰. 𝘌𝘯𝘵𝘳𝘢 𝘑𝘜𝘋𝘌, 𝘴𝘰𝘭𝘢, 𝘤𝘰𝘯 𝘶𝘯𝘢 𝘤𝘢𝘳𝘵𝘢 𝘦𝘯 𝘭𝘢 𝘮𝘢𝘯𝘰 𝘺 𝘴𝘶 𝘦𝘴𝘱𝘢𝘥𝘢 𝘤𝘰𝘭𝘨𝘢𝘯𝘥𝘰 𝘦𝘯 𝘦𝘭 𝘤𝘪𝘯𝘵𝘶𝘳𝘰́𝘯 𝘥𝘦 𝘴𝘶 𝘷𝘦𝘴𝘵𝘪𝘥𝘰. 𝘚𝘶 𝘢𝘱𝘢𝘳𝘪𝘦𝘯𝘤𝘪𝘢 𝘱��𝘭𝘤𝘳𝘢 𝘵𝘦𝘳𝘮𝘪𝘯𝘢 𝘥𝘪𝘴𝘵𝘳𝘢𝘺𝘦𝘯𝘥𝘰 𝘥𝘦 𝘭𝘢 𝘪𝘯𝘵𝘳𝘢𝘯𝘲𝘶𝘪𝘭𝘪𝘥𝘢𝘥 𝘲𝘶𝘦 𝘴𝘦 𝘤𝘢𝘳𝘨𝘢 𝘦𝘯 𝘴𝘶𝘴 𝘴𝘶 𝘮𝘪𝘳𝘢𝘥𝘢.
⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀ JUDE ── «𝖬𝖾 𝗌𝖺𝗅𝗂𝖾𝗋𝗈𝗇 𝖺𝗅 𝗉𝖺𝗌𝗈 𝖽𝗂́𝖺𝗌 𝗉𝗋𝖾𝗏𝗂𝗈𝗌 𝖺 𝗍𝗎 𝖺𝖿𝗈𝗋𝗍𝗎𝗇𝖺𝖽𝗈 𝗋𝖾𝗀𝗋𝖾𝗌𝗈 𝗒 𝗁𝖾 𝗉𝗈𝖽𝗂𝖽𝗈 𝖼𝗈𝗆𝗉𝗋𝗈𝖻𝖺𝗋 𝖿𝖾𝗁𝖺𝖼𝗂𝖾𝗇𝗍𝖾𝗆𝖾𝗇𝗍𝖾 𝗊𝗎𝖾 𝗌𝗎 𝖼𝗂𝖾𝗇𝖼𝗂𝖺 𝖾𝗌 𝗆𝖺́𝗌 𝗊𝗎𝖾 𝗁𝗎𝗆𝖺𝗇𝖺. 𝖢𝗎𝖺𝗇𝖽𝗈 𝖺𝗋𝖽𝗂́𝖺 𝖾𝗇 𝖽𝖾𝗌𝖾𝗈𝗌 𝖽𝖾 𝗌𝖾𝗀𝗎𝗂𝗋 𝗂𝗇𝗍𝖾𝗋𝗋𝗈𝗀𝖺́𝗇𝖽𝗈𝗅𝖺𝗌, 𝗌𝖾 𝖼𝗈𝗇𝗏𝗂𝗋𝗍𝗂𝖾𝗋𝗈𝗇 𝖾𝗇 𝖺𝗂𝗋𝖾 𝗒 𝖾𝗇 𝖾́𝗅 𝗌𝖾 𝗉𝖾𝗋𝖽𝗂𝖾𝗋𝗈𝗇. 𝖠𝗎́𝗇 𝖾𝗌𝗍𝖺𝖻𝖺 𝗌𝗎𝗆𝗂𝖽𝗈 𝖾𝗇 𝗆𝗂 𝖺𝗌𝗈𝗆𝖻𝗋𝗈, 𝖼𝗎𝖺𝗇𝖽𝗈 𝗅𝗅𝖾𝗀𝖺𝗋𝗈𝗇 𝖼𝗈𝗋𝗋𝖾𝗈𝗌 𝖽𝖾 𝖺𝖽𝗏𝖾𝗋𝗌𝖺𝗋𝗂𝗈𝗌 𝖽𝖾 𝗅𝖺 𝖢𝗈𝗋𝗍𝖾 𝖽𝖾 𝗅𝖺𝗌 𝖳𝖾𝗋𝗆𝗂𝗍𝖺𝗌, 𝗉𝗋𝗈𝖼𝗅𝖺𝗆𝖺𝗇𝖽𝗈 𝗎𝗇𝖺 𝗏𝗂𝖼𝗍𝗈𝗋𝗂𝖺 𝗁𝖺𝖼𝗂́𝖺 𝖾𝗅 𝗋𝖾𝗒 𝗒 𝗅𝖺 𝗋𝖾𝗂𝗇𝖺 𝖽𝖾 𝖤𝗅𝖿𝗁𝖺𝗆𝖾, 𝗆𝗂𝗌𝗆𝖺 𝖿𝗈𝗋𝗆𝖺 𝖾𝗇 𝗅𝖺 𝗊𝗎𝖾 𝗁𝖺𝖻𝗂́𝖺𝗇 𝖺𝗇𝗎𝗇𝖼𝗂𝖺𝖽𝗈 𝗅𝖺𝗌 𝖧𝖾𝗋𝗆𝖺𝗇𝖺𝗌 𝖥𝖺𝗍𝗂́𝖽𝗂𝖼𝖺𝗌, 𝗊𝗎𝖾 𝗍𝖺𝗆𝖻𝗂𝖾́𝗇 𝗆𝖾 𝗌𝖾𝗇̃𝖺𝗅𝖺𝗋𝗈𝗇 𝖾𝗅 𝖿𝗎𝗍𝗎𝗋𝗈 𝖽𝗂𝖼𝗂𝖾𝗇𝖽𝗈: “¡𝖲𝖺𝗅𝗎𝖽 𝖺 𝗍𝗂, 𝗊𝗎𝖾 𝗌𝖾𝗋𝖺́𝗌 𝗏𝖾𝗇𝖼𝖾𝖽𝗈𝗋!”. 𝖧𝖾 𝗃𝗎𝗓𝗀𝖺𝖽𝗈 𝗈𝗉𝗈𝗋𝗍𝗎𝗇𝗈 𝖼𝗈𝗇𝗍𝖺́𝗋𝗍𝖾𝗅𝗈 𝖺𝗎́𝗇 𝗌𝖾𝖺 𝗉𝗈𝗋 𝖼𝗈𝗋𝗋𝖾𝗌𝗉𝗈𝗇𝖽𝖾𝗇𝖼𝗂𝖺, 𝗆𝗂 𝗊𝗎𝖾𝗋𝗂𝖽𝖺 𝗇𝖾́𝗆𝖾𝗌𝗂𝗌, 𝗉𝗈𝗋𝗊𝗎𝖾 𝗇𝗈 𝗊𝗎𝖾𝖽𝖾𝗌 𝗉𝗋𝗂𝗏𝖺𝖽𝖺 𝖽𝖾𝗅 𝖽𝖾𝖻𝗂𝖽𝗈 𝗋𝖾𝗀𝗈𝖼𝗂𝗃𝗈 𝗂𝗀𝗇𝗈𝗋𝖺𝗇𝖽𝗈 𝖾𝗅 𝖾𝗌𝗉𝗅𝖾𝗇𝖽𝗈𝗋 𝗊𝗎𝖾 𝗌𝖾 𝗍𝖾 𝖺𝗇𝗎𝗇𝖼𝗂𝖺, 𝗌𝖺𝖻𝗂𝖾𝗇𝖽𝗈 𝗊𝗎𝖾 𝗅𝗅𝖾𝗀𝖺𝖽𝗈 𝖾𝗅 𝗆𝗈𝗆𝖾𝗇𝗍𝗈 𝗍𝗎 𝖽𝖾𝖼𝗂𝗌𝗂𝗈́𝗇 𝗌𝖾𝗋𝖺́ 𝗅𝖺 𝖼𝗈𝗋𝗋𝖾𝖼𝗍𝖺. 𝖦𝗎𝖺́𝗋𝖽𝖺𝗅𝗈 𝖾𝗇 𝗌𝖾𝖼𝗋𝖾𝗍𝗈 𝗒 𝖺𝖽𝗂𝗈́𝗌». Eres amo y señor, y serás lo que te anuncian. Mas temo tu carácter: tu bondad es mayor que la conocida y temerás por un atajo. Tú quieres ser grande y no te falta ambición, pero sí la maldad que debe acompañarla. Quieres la gloria, mas por la virtud; no quieres jugar sucio, pero sí ganar mal. Mi querido Cardan, tú codicias lo que clama «𝖤𝗌𝗈 𝗁𝖺𝗌 𝖽𝖾 𝗁𝖺𝖼𝖾𝗋 𝗌𝗂 𝗆𝖾 𝖽𝖾𝗌𝖾𝖺𝗌», y hacer eso te infunde más pavor que deseo de no hacerlo. Ven deprisa, que la sucia maldición que han infundido sobre ti no permita olvidar tus promesas y que la figura que te ha tomado como captora permita recordar quien alguna vez fuiste, pues no podré ser yo quien provea la respuesta que nuestros adversarios quieren presenciar. ⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀ 𝘚𝘶𝘴 𝘮𝘢𝘯𝘰𝘴 𝘵𝘪𝘦𝘮𝘣𝘭𝘢𝘯 𝘢𝘭 𝘴𝘶𝘫𝘦𝘵𝘢𝘳 𝘦𝘭 𝘵𝘳𝘰𝘻𝘰 𝘥𝘦 𝘱𝘢𝘱𝘦𝘭. 𝘓𝘢 𝘮𝘪𝘳𝘢𝘥𝘢 𝘴𝘦 𝘱𝘰𝘴𝘢 𝘯𝘶𝘦𝘷𝘢𝘮𝘦𝘯𝘵𝘦 𝘦𝘯 𝘦𝘭 𝘵𝘳𝘰𝘯𝘰. 𝘈𝘶́𝘯 𝘴𝘪𝘯 𝘦𝘴𝘵𝘢𝘳 𝘱𝘳𝘦𝘴𝘦𝘯𝘵𝘦, 𝘱𝘶𝘦𝘥𝘦 𝘴𝘦𝘯𝘵𝘪𝘳 𝘭𝘢 𝘰𝘴𝘤𝘶𝘳𝘢 𝘮𝘪𝘳𝘢𝘥𝘢 𝘥𝘦 𝘊𝘢𝘳𝘥𝘢𝘯 𝘴𝘪𝘨𝘶𝘪𝘦𝘯𝘥𝘰 𝘴𝘶𝘴 𝘥𝘦́𝘣𝘪𝘭𝘦𝘴 𝘱𝘪𝘴𝘢𝘥𝘢𝘴. ⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀ 𝘌𝘯𝘵𝘳𝘢 𝘎𝘙𝘐𝘔𝘈 𝘔𝘖𝘎 ⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀ JUDE ── ¿Qué se ha sabido? ⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀ GRIMA MOG ── La best- el rey se encuentra cercano a la costa, es probable que llegue al amanecer. Debe tomar una decisión. ⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀ JUDE ── ¿Qué locura dices? Me habrían avisado para que pensara realmente mi accionar. Solo quieren que ponga fin a su vida. ⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀ GRIMA MOG ── Con permiso, es cierto: el se acerca. Un par de guardias han pasado cerca suyo y uno de estos apenas a tenido el aliento de llegar a toda prisa para decir su mensaje. El resto ya lo sabe. ⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀ JUDE, 𝘤𝘰𝘯 𝘲𝘶𝘪𝘦𝘣𝘳𝘦 𝘦𝘯 𝘭𝘢 𝘷𝘰𝘻 ──Cuídale bien; trae grandes noticias y no permitas que se ponga una mano encima suyo hasta que sea el momento. Si alguien se acercara a la bestia seré yo. ⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀ 𝘚𝘢𝘭𝘦 𝘎𝘙𝘐𝘔𝘈 𝘔𝘖𝘎 ⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀ 𝘛𝘰𝘮𝘢 𝘦𝘭 𝘮𝘢𝘯𝘨𝘰 𝘥𝘦 𝘴𝘶 𝘦𝘴𝘱𝘢𝘥𝘢 𝘺 𝘭𝘢 𝘱𝘰𝘴𝘪𝘤𝘪𝘰𝘯𝘢 𝘧𝘳𝘦𝘯𝘵𝘦 𝘢 𝘦𝘭𝘭𝘢, 𝘰𝘣𝘴𝘦𝘳𝘷𝘢𝘯𝘥𝘰 𝘭𝘢 𝘩𝘰𝘫𝘢 𝘱𝘰𝘳 𝘷𝘢𝘳𝘪𝘰𝘴 𝘮𝘪𝘯𝘶𝘵𝘰𝘴 𝘢𝘭 𝘭𝘶𝘦𝘨𝘰 𝘴𝘦𝘯̃𝘢𝘭𝘢𝘳 𝘩𝘢𝘤𝘪́𝘢 𝘦𝘭 𝘴𝘶𝘦𝘭𝘰 𝘤𝘰𝘯 𝘭𝘢 𝘮𝘪𝘴𝘮𝘢 𝘦𝘯 𝘧𝘰𝘳𝘮𝘢 𝘥𝘦 𝘱𝘭𝘦𝘨𝘢𝘳𝘪𝘢. ⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀ JUDE ── Hasta el cuervo está ronco de graznar el fatídico destino de Cardan bajo mi poder. Venid a mí, espíritus que servís a propósitos de muerte, quitadme la bondad y llenadme de los pies a la cabeza de la más ciega crueldad. Espesen mi sangre y limiten cualquier atisbo de piedad para que mi corazón no interceda entre él y su efecto, para borrar cualquier dulzura que pueda mantener sobre su
recuerdo. Envuélvanme en el humo más oscuro del infierno para que mi puñal no vea la herida que hace ni los espíritus pasados busquen entrometerse gritando «¡Alto, alto!». Soy su Reina, soy la que se ha parado junto al Rey y ha comandado ordenes aún sin ser reconocida por su nombre, soy la que ha puesto fin a otras vidas y visto mis manos mancharse de la espesa sangre, la que no debe tener piedad y arrebatarle la vida al ser que ama porque aquellos no son sus oscuros ojos y su tersa voz ya no esta allí, porque esa bestia no ha demostrado intención de dañarme pero aún así es una mayor amenaza que el Rey que oculta entre sus escamas. ⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀ 𝘊𝘢𝘦 𝘥𝘦 𝘳𝘰𝘥𝘪𝘭𝘭𝘢𝘴 𝘢𝘭 𝘴𝘶𝘦𝘭𝘰. 𝘓𝘢 𝘦𝘴𝘱𝘢𝘥𝘢 𝘢𝘶́𝘯 𝘴𝘰𝘴𝘵𝘦𝘯𝘪𝘥𝘢 𝘤𝘰𝘯 𝘧𝘶𝘦𝘳𝘻𝘢 𝘦𝘯 𝘴𝘶𝘴 𝘮𝘢𝘯𝘰𝘴. ⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀ 𝘑𝘜𝘋𝘌 𝘳𝘰𝘮𝘱𝘦 𝘦𝘯 𝘭𝘭𝘢𝘯𝘵𝘰. ⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀ JUDE ── Les imploro, espíritus pasados que me den la fuerza, que me concedan el valor y perdón necesario. Que mi vida sea tomada en su lugar con tal de que la inservible maldición caiga, que sus labios vuelvan a estar bañados en dorado néctar y su rostro luzca repleto de vida. Ni la mayor de las crueldades podría ser comparación al conocimiento de tener que ser yo y únicamente yo la que pueda realizar tal sacrificio. ⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀ 𝘜𝘯 𝘭𝘦𝘷𝘦 𝘷𝘪𝘦𝘯𝘵𝘰 𝘳𝘦𝘤𝘰𝘳𝘳𝘦 𝘦𝘭 𝘴𝘢𝘭𝘰́𝘯. 𝘜𝘯 𝘴𝘰𝘭𝘭𝘰𝘻𝘰 𝘱𝘳𝘰𝘷𝘦𝘯𝘪𝘦𝘯𝘵𝘦 𝘥𝘦 𝘭𝘢 𝘙𝘦𝘪𝘯𝘢 𝘭𝘦 𝘩𝘢𝘤𝘦 𝘤𝘰𝘮𝘱𝘢𝘯̃𝘪́𝘢. ⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀ 𝙵𝙸𝙽 𝙰𝙲𝚃𝙾 𝚅
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── Debemos hablar… ⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀ ── ¿No puede esperar? Jaeger me pidió que le ayudara con su entrenamiento, creo que tiene miedo de preguntarle a Reiner. ⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀ La miró en silencio hasta que este cedió, dejando que la pequeña figura la guiara fuera del comedor y entre la base en una suerte de juego en el que la rubia parecía buscar el lugar perfecto sin pronunciar palabra alguna, únicamente con la mano sosteniendo la muñeca de la misma como si cupiera la posibilidad de que intentase escapar. No fue hasta que pasaron el alambrado que separaba los cuarteles, alejándose lo suficiente hasta posarse contra un árbol que Christa se detuvo, permitiendo que las yemas de sus dedos acariciaran por unos instantes la piel contraria antes de apartarla por completo. ⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀ ── Si quieres asesinarme hubiera apreciado que fuese sorprendiéndome mientras dormía, Christa. ⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀ Volvió la mirada a ella, con cierto nerviosismo mientras jugueteaba con las uñas en sus dedos, gesto por el cuál el dúo compuesto por Sasha y Connie se había reído aquella mañana, preguntando si intentaba arrancarse las uñas por alguna razón secreta. ── Sé que tal vez no te interese escuchar esto y lo entiendo, de verdad que sí. Porque hace un par de días que ando evitándote, pero obvio que hay una razón, siempre la hay. ⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀ Tragó con fuerza, Christa siempre había creído que era una persona valiente, alguien a la que los pequeños temores de la vida no la agobiaban, el tipo de persona que en un viejo libro de cuentos podría despedazar a un dragón que escupía fuego o a una gigante serpiente. La persona que había visto el cuello de su madre ser cortado y con su último aliento no demostrar cariño alguno hacía ella. Para su sorpresa, se encontraba mucho más nerviosa que si tuviera que enfrentarse a cualquiera de esas inconveniencias. Había practicado aquella conversación con Jean repetidas veces, intentando pensar en cada una de las posibilidades o inconvenientes que pudiesen surgir, había intentado calcular cada circunstancia que pudiera acontecer mas el quedarse sin palabras no era una de ellas, deseando evitar constantemente los cuestionamientos que surgían del castaño y descartando cualquier oportunidad que este quisiera tener para hondear en su vida amorosa - Christa lo había comprendido como que la curiosidad de ver a cualquier de ellos en algo así era más interesante que los cotidianos entrenamientos.-⠀⠀⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀ Había sentido el calor subir por sus mejillas cuando más tiempo demorada, al igual que el cansancio en la mirada de la castaña, quien parecía tener algo mejor que hacer que estar escuchando a la joven que tan solo el día de ayer casi la derribaba en medio de un entrenamiento. La contraria había comenzado a caminar lejos de ella, probablemente asumiendo que aquello había sido solo una broma estúpida y deberían llegar a sus camas ante la brillante luna en el cielo. ⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀ ── ¡Creo que estoy enamorada de ti! ── confesó en lo que terminó por salir en un grito, tal vez lo suficientemente fuerte como para perturbar la paz del instructor Shadis. Vio cómo se detuvo en seco, casi como si una pared hubiese aparecido frente a esta. ── No sé desde hace cuánto o como surgió, pero me gustas, no dejo de pensar en ti y me está volviendo loca, apenas puedo dormir y siempre que me distraigo de solo ver tu sonrisa o tu estúpida actitud, y apenas soy capaz de pensar con sensatez cuando estoy cerca tuyo, me está destruyendo por dentro y lo peor es que no me molesta porque me fascina, creo que adoro la sensación de estropearme lentamente si está relacionado en lo más mínimo a ti. ── Llevó una mano a su cabello, en un intento de apartar los rubios mechones de cabello que estorbaban su visión, las palabras parecían no detenerse luego de haber abierto su boca. ── Y desearía que sintieras lo mismo, porque podría rogarte que tan solo me besaras, no importa si a escondidas en los cuarteles, frente a todos, antes de que un titán acabe con nosotras o debajo de las estrellas. Solo quisieras que lo hicieras y luego nunca volveríamos a decir nada al
respecto. No me importaría que fuese una sola vez porque sería como tener un secreto y prefiero guardar un secreto contigo que, sobre ti, ya no sé qué hacer, Ymir.
Tras terminar de hablar, sintió como un gran peso se liberaba de sus hombros y volvía a respirar con normalidad ante una respiración contenida sobre la que apenas si había tenido conocimiento. No quería esperar una respuesta ante las bajas probabilidades de que saliera mal, lo había premeditado desde un inicio y se había recordado mantener bajas expectativas. ⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀ Acomodó sus ropas, con la única iniciativa de pasar a su lado, dispuesta a regresar a las barracas –y posiblemente gritar toda la situación a Jean- pero sintió el agarre sobre su codo, seguido por el movimiento que tras provocar que volteara, sus labios se encontraran con las de la de mayor altura en la única réplica que podría haber valido en realidad. ⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀ En aquel momento, las bajas probabilidades se volvieron obsoletas.
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── Cuando todo esto termine, te prometo que te llevare a un campo lleno de flores y te propondré matrimonio, usaremos algo bonito...aún si hasta con la basura que usa Reiner te verías perfecta. Y te daré el mejor discurso que hayas escuchado, comparare tus ojos con las estrellas y todo.
⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀ Una risa escapó de la rubia mientras sujetaba la taza entre sus manos, bebiendo el cálido liquido mientras se recargaba contra su compañera. Ambas los suficiente lejos del resto de los cadetes en la fría mañana de invierno.── ¿Y te arrodillaras?
⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀ ── ¿Por quien me tomas, Christa? Claro que sí, hasta sacare el anillo de mi bolsillo y no podrás negarte ¿sabes por que? ── Ymir esperó a que esta negara con la cabeza antes de continuar con su explicación, una sonrisa formándose en sus labios. ── Porque me veré tan elegante que sería una falta de respeto que te negaras.
⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀ ── Creo que hay mejores razones por las que no me negaría...pero lo acepto. ── Volvió a acomodarse a su lado. Aún con todo lo que sucedía a su alrededor, Christa no podía evitar que a un lado suyo cualquier problema disminuía, era más feliz de lo que había alguna vez fingido ser y todo se sentía en su lugar, sabiendo que alguien a su lado realmente la quería, que siempre podría despertar al día siguiente con la promesa de un futuro rebosante de felicidad, de alguien que veía más allá del resto y optaba por quedarse.
⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀ ── Su Majestad, piden permiso para verla. ── Una de las miembros de la Policía Militar indicó en lo que Historia apenas apartaba la mirada de la ventana junto a su escritorio, la imagen del hombre hizo que se removiera un poco en su asiento sabiendas de que eran raras las veces que este presentaba una audiencia privada con la misma, ni siquiera creía que hubiesen tenido una gran cantidad de intercambios privados.
⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀ Lo vio realizar una leve reverencia en su dirección y acercarse a esta con miradas nerviosas, a simple vista era mucho más alto que la reina y por la ropa era probable que se hubiera molestado en cambiarse las vestimentas que usualmente utilizaba en las labores del campo.
⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀ Arregló instintivamente el chal que hacía tiempo el aroma de su antigua dueña había desaparecido, para encontrarse únicamente impregnado por Historia. Sus manos dejaron el papel en el que se encontraba escribiendo y se levantó para recuperar una parte de la altura que entre ambos había. ── ¿Se le ofrece algo?
⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀ ── Historia...su Majestad, usted sabe y le he expresado cuán orgulloso me siento de que haya aceptado mis cortejos, además que me haya bendecido con una maravillosa hija que ha heredado lo mejor de usted, por eso mismo decidí que es un bien para nosotros...para ambos y para nuestra familia que yo haya tomado esta decisión. Atento con tomar una de las manos de la reina y esta solo la deslizó lejos con tal cuidado que dudaba que siquiera lo hubiese notado mientras apoyaba una rodilla en el suelo frente a ella, buscando algo en su bolsillo para minutos después dejar frente a ella lo evidente. ── Cásate conmigo, Historia, nunca tendrás que estar sola, te quiero y eso es realmente todo lo que sé.
⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀ Mentiría al decir que nunca había imaginado su propuesta de matrimonio, mentiría si por tanto no hubiera fantaseado con la forma en la que un brillante anillo adornaría sus manos y resplandecería tanto como su sonrisa. Pero también mentiría al decir que aquella era la forma en la que lo había imaginado. No había un campo de hermosas flores, su cabello no volaba en el viento junto a su vestido y frente a ella no estaban los ojos color avellana más hermosos que alguna vez había visto.
⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀ Su mano, apenas en un puño encontró su corazón al realizar el tradicional saludo e Historia supo que en su rostro no hubo ninguna sonrisa plasmada, la persona que deseaba solo llevándola con ella en su mente y la eterna poseedora de lo que ahora alguien más deseaba poseer. ── Sería un honor, sí.
⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀ Cuando el anillo se deslizo por su dedo un único arrepentimiento cruzó su mente. ⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀ 𝘖𝘫𝘢𝘭𝘢́ 𝘭𝘢𝘴 𝘤𝘰𝘴𝘢𝘴 𝘩𝘶𝘣𝘪𝘦𝘳𝘢𝘯 𝘴𝘪𝘥𝘰 𝘥𝘪𝘧𝘦𝘳𝘦𝘯𝘵𝘦𝘴, 𝘺𝘮𝘪𝘳.
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La peor parte de una separación es acostumbrarse a la ausencia de la otra persona.
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Historia lo había presenciado en primera persona en los anteriores días tras la misión de rescate a Eren. El mismo día en que Ymir y ella habían tomado caminos sumamente separados.
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Los primeros días habían sido terribles para ella, encontrándose en el estado más puro de sus emociones, deseando asimilar todo lo que en tan poco tiempo había sucedido. Apenas había comprendido y aceptado el dolor cuando fue escogida por el Escuadrón de Operaciones Especial de Levi, con el objetivo principal de no solo garantizar la seguridad de Eren, pero la suya misma.
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Teniendo en cuenta todas las cosas que sucedieron en las últimas semanas, Historia pensó que sería el momento de compartir su trágica infancia con el escuadrón, desde el momento en que aprendió a leer por sí misma por la soledad hasta el día en que alguien intentó asesinarla, haciéndola negar su nombre y su ascendencia.
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Se quedó en silencio mientras todos discutían el próximo movimiento, pensó en lo vacía y triste que había sido su vida hasta que conoció a su antigua compañera.
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Ymir no era la persona más amable del mundo, pero, de una forma u otra, siempre la había aceptado y gustado por lo que era, no por ser Krista Lenz, la chica amable que siempre ayudó a los otros, ni por ser Historia Reiss la hija de un noble, pero por ser ella misma.
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Se sentía feliz de estar con Ymir sin importar la situación, admiraba a su amiga pecosa y su capacidad para aceptar quién era e incluso demostrarlo con orgullo. Historia no lo había notado hasta ahora, pero Ymir realmente era la única persona que le importaba de verdad, Histora daría su vida para salvarla, no solo para parecerse a la heroína que estaba dispuesta a sacrificarse por sus amigos, sino porque se preocupa por ella y porque honestamente velaba por su bienestar. Confiaba lo suficiente en Ymir como para ser la primera persona a la que le dijera su nombre real.
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Historia sabía que Ymir tiene sentimientos por ella, sentimientos realmente grandes y que se asemejaban a los suyos, siempre trató de protegerla e incluso le dejó un lugar en el Top 10 para que fuera a la Policía Militar, llegando a revelar su propio secreto frente a todos para que estos pudieran vivir.
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Ymir no es la persona dura que a otros les hacía ver, Historia lo sabía, en el fondo se preocupa tanto por ella como por si misma. Lo recordaba cada vez que Ymir pasaba los brazos sobre sus hombros inconscientemente, bromeaba con besarla y tal solo le hablaba demasiado cerca como si comprendiera que esto provocaba que las mejillas de Historia se sonrojaran.
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Pero ahora, eso ya no importaba, ahora que Historia no veía a su amiga en el desayuno todos los días, no sentía los cálidos labios contra su piel o la inusual sonrisa que esta demostraba, sentía un vacío en su pecho, no podía sonreír más porque su razón para hacerlo se había ido, se había ido para protegerla...
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Aún así, Historia no se daría por vencida, cuando todo esto pasara iría a buscar a Ymir sola, solo para ver esos ojos marrones mirándola nuevamente. Aunque sea una última vez, le diría todo lo que alguna vez había sentido por ella y esperara una respuesta, realmente esperaría que la castaña la escuchara expulsar cada pequeño sentimiento que había contenido, cada palabra o declaración que se había guardado.
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En cuanto pudieran volver a verse, Historia le diría cuanto la había amado desde el primer instante y como deseaba no separarse de su lado por lo que le quedara de vida.
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El improvisado y sucio intento de espejo devolvió su reflejo mientras intentaba mantener cualquier musculo de su rostro en un estado que no demostrara emoción. Suspiro al deshacer la trenza de su cabello con la única intención de que todo en su apariencia permaneciera presentable.
Había practicado esto demasiadas veces, recitado las palabras y rememorado cada pequeña mentira hasta que había quedado impresa en su piel. Krista Lenz era la única persona que ella siempre había sido, una joven tímida pero amable, quien no había tenido muchos amigos mientras crecía –por no decir ninguno- y que todos veían como un objeto de bondad, que debían hacerlo así porque era una joven imposible de querer, alguien que había sido deseada y tratada con cariño por lo que replicaba ese accionar en otros.
Claro estaba que aquella era la historia de vida de Krista Lenz, quien difería en grandes rasgos en su pasado con Historia Reiss.
Aquel nombre que detestaba y solo producía un terrible hormigueo en su lengua cuando buscaba pronunciarlo, como si el hacerlo pudiera borrar cualquier tormento que había experimentado. Era un nombre que le pesaba y un apellido que lo sentía ajeno a su persona.
No sabía sobre su familia o quienes habían venido antes que ella, la razón por la que personas tan importantes jamás se habían atrevido a acercarse a ella mientras crecía o el profundo odio que su madre guardaba hacía ella, como negaba su presencia al estar en la misma habitación o como había hecho más que claro que su mayor deseo había sido el asesinarla al nacer. Historia no lo entendía.
Sus manos habían sido muy pequeñas y sus días desolados para siquiera comprender lo que ella o su familia significaba, pero conocía el terror de ser rechazada y negada, por su madre quien la había despreciado hasta sus últimos minutos de vida o su padre quien la había recluido de su pasado o verdad desde el inicio.
Para Historia, su pasado y su familia eran un misterio, era algo que se le había negado y arrebatado sin siquiera tener conciencia del mismo. No era más Reiss de lo que era una Lenz y eso solo dejaba una opción para ella, aun si su vida como una Reiss se había visto colmado de negligencia y dolor, podía asegurar que Krista no tuviera que pasar por lo mismo y su pasado pudiese ser el que ella deseara, uno donde nadie le hubiera negado un abrazo o se la tratara como a un monstruo, uno donde su familia era tan perfecta que podría reparar hasta la más profunda herida en ella.
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La tenue luz de las velas iluminaba la habitación en un intento de recordarle que se encontraba sola, al menos de aquel lado de la puerta mientras otros resguardaban y se aseguraban su seguridad. ⠀⠀⠀⠀
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En el interior, Historia se encontraba trazando con suavidad sobre la hoja, una respuesta que su receptora jamás leería. ⠀⠀⠀⠀
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𝐴 𝑚𝑖 𝑎𝑚𝑎𝑑𝑎 𝑌𝑚𝑖𝑟. ⠀
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𝑆𝑒 𝑞𝑢𝑒 𝑒𝑠 𝑢𝑛𝑎 𝑟𝑒𝑠𝑝𝑢𝑒𝑠𝑡𝑎 𝑡𝑎𝑟𝑑𝑖́𝑎. 𝐵𝑢𝑒𝑛𝑜, 𝑒𝑠 𝑚𝑒𝑗𝑜𝑟 𝑑𝑒𝑐𝑖𝑟 𝑞𝑢𝑒 𝑒𝑠 𝑢𝑛𝑎 𝑟𝑒𝑠𝑝𝑢𝑒𝑠𝑡𝑎 𝑖𝑛𝑢́𝑡𝑖𝑙. 𝑆𝑖𝑛 𝑒𝑚𝑏𝑎𝑟𝑔𝑜, 𝑡𝑜𝑑𝑎𝑣𝑖́𝑎 𝘩𝑎𝑦 𝑚𝑢𝑐𝘩𝑜 𝑞𝑢𝑒 𝑑𝑒𝑐𝑖𝑟 𝑐𝑜𝑚𝑜 𝑝𝑎𝑟𝑎 𝑝𝑒𝑟𝑚𝑎𝑛𝑒𝑐𝑒𝑟 𝑚𝑎́𝑠 𝑡𝑖𝑒𝑚𝑝𝑜 𝑐𝑎𝑙𝑙𝑎𝑑𝑎.
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𝑅𝑒𝑎𝑙𝑚𝑒𝑛𝑡𝑒 𝑝𝑒𝑛𝑠𝑒́ 𝑞𝑢𝑒 𝑛𝑜𝑠 𝑖́𝑏𝑎𝑚𝑜𝑠 𝑎 𝑐𝑎𝑠𝑎𝑟 𝑎𝑙 𝑡𝑒𝑟𝑚𝑖𝑛𝑎𝑟 𝑙𝑎 𝑚𝑖𝑠𝑖𝑜́𝑛. 𝑃𝑒𝑟𝑜 𝑠𝑖 𝘩𝑎𝑠 𝑑𝑒𝑐𝑖𝑑𝑜 𝑠𝑎𝑙𝑣𝑎𝑟𝑙𝑜𝑠...𝑡𝑒 𝑎𝑝𝑜𝑦𝑎𝑟𝑒́.
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𝑇𝑒 𝑑𝑖𝑗𝑒 𝑞𝑢𝑒, 𝑛𝑜 𝑖𝑚𝑝𝑜𝑟𝑡𝑎 𝑞𝑢𝑒́, 𝑠𝑖𝑒𝑚𝑝𝑟𝑒 𝑠𝑒𝑟𝑖́𝑎 𝑡𝑢 𝑎𝑙𝑖𝑎𝑑𝑎. 𝐼𝑛𝑐𝑙𝑢𝑠𝑜 𝑠𝑖 𝑒𝑠𝑜 𝑠𝑖𝑔𝑛𝑖𝑓𝑖𝑐𝑎 𝑙𝑖𝑑𝑖𝑎𝑟 𝑐𝑜𝑛 𝑙𝑎 𝑝𝑒𝑛𝑎 𝑒𝑠𝑐𝑜𝑛𝑑𝑖𝑑𝑎 𝑒𝑛 𝑒𝑠𝑡𝑎 𝑐𝑎𝑟𝑡𝑎 𝑑𝑒 𝑎𝑚𝑜𝑟. 𝐴𝘩𝑜𝑟𝑎, 𝑡𝑒𝑛𝑔𝑜 𝑢𝑛 𝑟𝑒𝑖𝑛𝑜 𝑝𝑒𝑟𝑜 𝑦𝑎 𝑛𝑜 𝑡𝑒 𝑡𝑒𝑛𝑔𝑜 𝑎 𝑡𝑖...𝑜 𝑠𝑖́.
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𝑆𝑖𝑒𝑚𝑝𝑟𝑒 𝑒𝑠𝑡𝑎𝑟𝑎́𝑠 𝑎 𝑚𝑖 𝑙𝑎𝑑𝑜. 𝑉𝑖𝑣𝑖𝑟𝑒́ 𝑠𝑖𝑛 𝑎𝑟𝑟𝑒𝑝𝑒𝑛𝑡𝑖𝑚𝑖𝑒𝑛𝑡𝑜𝑠 𝑝𝑜𝑟 𝑡𝑖.
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𝑌 𝑐𝑎𝑑𝑎 𝑣𝑒𝑧 𝑞𝑢𝑒 𝑎𝑙𝑔𝑢𝑖𝑒𝑛 𝑚𝑒 𝑙𝑙𝑎𝑚𝑒 𝑝𝑜𝑟 𝑚𝑖 𝑛𝑜𝑚𝑏𝑟𝑒 𝑠𝑒𝑟𝑎́ 𝑐𝑜𝑚𝑜 𝑠𝑖 𝑒𝑠𝑡𝑢𝑣𝑖𝑒𝑟𝑎𝑠 𝑎𝑞𝑢𝑖́. 𝐶𝑜𝑚𝑜 𝑠𝑖 𝑙𝑎𝑠 𝑝𝑎𝑙𝑎𝑏𝑟𝑎𝑠 𝑠𝑎𝑙𝑖𝑒𝑟𝑎𝑛 𝑐𝑜𝑛 𝑒𝑙 𝑐𝑎𝑟𝑖𝑛̃𝑜 𝑞𝑢𝑒 𝑡𝑢 𝑙𝑎𝑠 𝑒𝑚𝑖𝑡𝑖́𝑎𝑠.
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𝐶𝑜𝑛 𝑎𝑚𝑜𝑟, 𝐻𝑖𝑠𝑡𝑜𝑟𝑖𝑎.
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Las lágrimas observaron mientras el fuego consumía el papel, llevándose consigo el recuerdo de a quien su corazón pertenecía.] ...
Sus rodillas dolían ante el prolongado contacto contra los restos de una torre derrumbada, una de las manos en suave contacto contra el abdomen de la contraria, donde la tela se había tornado más oscura y su otra mano se ocupaba en sostener la cabeza. Le resultaba imposible apartar la mirada de encima de ella. Aún en su mente resonaba la desesperación, la propia necesidad de decirle su nombre y el dolor cuando la había visto tumbada en el suelo, corriendo con tal rapidez a su encuentro que no temía en caerse y lastimarse en el proceso.
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Cuando los ojos café se encontraron con los suyos, una tranquilidad recorrió su cuerpo al ser capaz de expresarle su más sincera sonrisa, aún en aquel estado podía creerla la persona más bonita que alguna vez sus ojos habían tenido la suerte de encontrar. Encontró la mano de la contraria sin dificultad, dando un suave apretón para hacerle saber que se encontraba allí, claro que lo estaba. Todo ese dolor se había comprimido cuando su boca pudo formar las palabras necesarias. ──Mi nombre...mi nombre es Historia.
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Fue capaz de ver una débil sonrisa en el rostro de Ymir antes de que la propia rubia se derrumbara, siendo incapaz de contener las lágrimas y sin soltar el suave agarre en el que la tenía. Bajo el rostro, apoyándolo contra su pecho y continuando con el llanto por lo que parecían eternos minutos. ──Por favor, no me dejes. ── Suplicó contra el pecho de la muchacha, siendo casi oprimido por la posición en la que se encontraba emitiendo sus desesperados lamentos. ── Por favor.
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Sintió la voz a metros de distancia suyo preguntar si estaba todo en orden, solo cuando la mano acarició su cabello y la suave voz llegó a sus oídos fue siquiera capaz de situarse apropiadamente espacio-tiempo. ──Hey, Christa ¿estas bien? Dijeron corte pero seguías llorando. ──Al apartarse lo suficiente para verla, la pecosa mano se deposito contra su mejilla y fue capaz de observar la preocupación naciendo en ella ante el estado de la rubia. ── Christa... ──Apenas incorporándose, no puso resistencia alguna cuando la más alta la abrazo fuertemente, permitiendo que descansara la frente contra su hombro.
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──Perdón...creo que me deje llevar demasiado por el momento y olvide que estábamos filmando. ── Había explicado momentos más tarde al salir del set de grabación, aferrándose más a la cintura de su compañía que al propio suéter que proporcionaba suficiente abrigo en los largos días de invierno. Sospechosamente, Christa no parecía necesitar tanto del segundo.
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── Sinceramente, me asustaste. Creí que te había pasado algo y deberíamos parar todo ¡Imagina si tuviera que llevarte al hospital así como estaba y tener que esperar que los doctores no pregunten que mierda tengo en el rostro o el cuello! ── Bromeó al inclinarse para plantar un beso sobre su frente, Christa estiró el brazo para poder entrelazar los dedos de ambas en un rápido gesto. Minutos después se posicionó en puntas de pie al dejar un rápido beso en sus labios. ──Ya se lo que vas a decir.
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──¿Que? ¿Qué se que apenas terminemos de filmar la temporada ni siquiera tendremos tiempo juntas porque tienes otro proyecto y yo voy a estar triste por no poder acompañarte porque realmente te extrañare? ¿Es eso? ¿O que se que tengo a la mejor novia del mundo aún si ya no tendremos tanto tiempo para vernos a diario?
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Estaba de más el mencionarle lo que la extrañaría cuando tuviera que irse, por menor que fuese el tiempo y a sabiendas de que se encontraba sumamente orgullosa de ella, no podía evitar pensar en que los días de rodaje se harían eternos sin su constante presencia.
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Suspiro, dejando todo el peso de su cuerpo contra el hombro de la figura más alta.
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Internamente, había comenzado a contar los días restantes para que volvieran a verse.
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Se encontraban desplazados en las literas cercanas cuando escuchó la voz de uno de sus compañeros, apenas fue capaz de escuchar con claridad de quien de ellos provenía hasta reconocer la pequeña figura de Armin moverse, poco pensó en la forma en cada gesto o reflejo que lucía similar a los suyos, debió culparlo al sueño. ──Tengo demasiada hambre. ── A lo que rápidamente la distraída voz de Eren buscó callarlo con un simple "𝘩𝘢𝘣𝘭𝘢𝘳 𝘢𝘭 𝘳𝘦𝘴𝘱𝘦𝘤𝘵𝘰 𝘴𝘰𝘭𝘰 𝘭𝘰 𝘩𝘢𝘳𝘢́ 𝘱𝘦𝘰𝘳." Armin solo pidió disculpas.
⠀⠀⠀⠀⠀⠀ Tenía razón, el estomago de Krista produjo un desagradable ruido que esperó ninguno escuchara, por mucho tiempo creía que el crecer en una granja la había acostumbrado a situaciones así, pero incluso en esos momentos creía haber comido más y no haber divagado en medio de la noche porque la falta de alimento en su estomago le impedía conciliar el sueño. Su voz salió con algo de inseguridad. ── Se que deberíamos sentir agradecidos por lo que nos dan ¿no?
⠀⠀⠀⠀⠀⠀ El recluta a su lado, Marco, asintió mientras apoyaba la parte trasera de su cabeza contra el borde de la cama de Krista. En busca de demostrar que comprendía en totalidad su punto, antes de que siquiera pudiera continuar hablando fue Jean quien pareció no comprender en absoluto la implícita orden de mantener aquella conversación en voz baja al decidir opinar de una forma que podría meter a todos ellos en problemas.
⠀⠀⠀⠀⠀⠀ ── ¡No! No nos dan suficiente y deberíamos ser capaces de quejarnos al respecto. Díganlo. Vamos, Marco, Krista... díganlo.
⠀⠀⠀⠀⠀⠀ Intercambiaron una mirada en silencio, sabiendo que no había posibilidad de escapar de la insistencia de Jean hasta que siquiera pudieran expresar una mínima parte de la frustración que sentían. Sin siquiera planearlo, hablaron al mismo tiempo. ── Merecemos más comida...maldita sea. ──Agregó la rubia en un tono que esperaba no llamara la atención de sus allegados ante la molestia en sus palabras al maldecir, un acto poco común en ella o al menos ante lo que exteriorizaba.
⠀⠀⠀⠀⠀⠀ ── ¡Ahí esta!
⠀⠀⠀⠀⠀⠀ Sintió como la parte superior de su litera se movía, tomando solo un par de minutos para que el adormilado rostro de Ymir se asomara aún con los ojos entrecerrados y Krista dudó si debería mantenerse alerta en caso de que por accidente pudiera caerse de allí arriba. ── ¿Pueden hacer callarse? Estoy intentando dormir hasta el desayuno.
⠀⠀⠀⠀⠀⠀ Omitió la gracia que le causaba verla en aquel estado cuando Annie, a solo un par de metros de ellos busco acallarlos con un poco discreto "𝘴𝘩𝘩" . Aún luego de esto, fue la voz de Reiner la que decidió desacatar por completo cualquier objetivo que Annie buscara lograr para mantener la calma en el grupo. ── Vamos, no es tan malo.
⠀⠀⠀⠀⠀⠀ Pero Krista no tardó en refutarle, llevando una mano sobre su estomago en señal de queja. ── …pues yo estoy hambrienta. ── E ignoró como el castaño a un lado de Reiner, Bertolt, le propició un golpe en la rodilla ante la rapidez que este contesto con un "𝘴𝘩𝘩" "𝘢𝘩 𝘴𝘪́, 𝘺𝘰 𝘪𝘨𝘶𝘢𝘭" a la queja de la rubia.
⠀⠀⠀⠀⠀⠀ Todos permanecieron en silencio por unos momentos, sabían que los entrenamientos comenzaban a ser más duros cada día y en muchos casos les resultaba casi imposible mantenerse al día con lo que se les pedía cuando algunos apenas eran capaces de terminar sus comidas por miedo a que durante la jornada aquello resultase contraproducente.
⠀⠀⠀⠀⠀⠀ La menuda figura de Connie se removió, dirigiendo su entera atención a uno de sus compañeros con un tono que casi rozaba lo burlesco ante lo que parecía ser una broma de la que el resto no tenía conocimiento. ── Hey Jean ¿deberíamos decirles?
⠀⠀⠀⠀⠀⠀ El comentario llamó la atención de todos los cercanos, quienes dirigieron su mirada al intercambio de palabras entre el dúo mientras se removían de sus posiciones. Esperaba que su cuestionamiento no hubiera sonado de manera ruda cuando dirigió dos grandes ojos hacia Connie. ── ¿Decirnos que?
⠀⠀⠀⠀⠀⠀ ── Bueno, ahora debemos decírselos, idiota.
⠀⠀⠀⠀⠀⠀ No resultó necesario observar a sus pares para comprender que compartían la misma curiosidad ante algo que, al menos viniendo de Springer y Kirschtein, podía tratarse de simplemente una broma de mal gusto. Aún así, observó con detenimiento la forma en la que Connie suspiró, acomodando su espalda de la encorvada posición que mantenía al estar sentada en el suelo y miro a su alrededor, casi como si estuviera dispuesto a contarles una historia. ── Digamos que un ángel guardián esta en camino.
⠀⠀⠀⠀⠀⠀ La voz de Mikasa resonó a su lado. ── ¿Un que?
⠀⠀⠀⠀⠀⠀ Tras esto, una de las puertas se abrió y la reconocible figura de Sasha Blouse se hizo presente, llevando con ella una bolsa de tela y una permanente sonrisa plasmada en su rostro. Krista la adoraba, solían ayudarse mutuamente en los entrenamientos y realmente apreciaba como la alegría de esta lograba alivianar cualquier situación. ── ¡Hey chicos, ya volví!
⠀⠀⠀⠀⠀⠀ Extendió ambos brazos cual persona que acaba de hacer la mayor hazaña en su vida y solo esperaba aclamaciones o vitoreos en respuesta. En su lugar, fue Eren quien se atrevió a preguntar lo que todos allí morían por saber al verla entrar. ── ¿Cuándo te escabulliste?
⠀⠀⠀⠀⠀⠀ ──No te preocupes por eso, adivinen lo que traje. ── Realizó un movimiento con su mano con el afán de quitarle importancia a su escapada y ninguno pareció cuestionarlo cuando al voltear la bolsa dejo que diversos alimentos comenzaran a salir de allí, dejó escapar un ruido que rozaba el regocijo.
⠀⠀⠀⠀⠀⠀ ──Esa es nuestra chica. ── Agradeció Jean, acercándose a realizar un complejo apretón de manos antes de que los más cercanos pudieran acercarse a agradecerle entre pequeños abrazos o juegos de manos. ⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀ Se encontraba parada a la derecha de Annie cuando la escuchó. ──Bien hecho Sasha. ⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀ A lo que diversos agradecimientos le siguieron, sujetó una hogaza de pan junto a algo de queso antes de pasarle la mitad a Armin en lo que escuchaban a la castaña hablar mientras ayudaba a repartir la comida que había obtenido. ── Vamos, no iba a dejar que mis amigos murieran de hambre ¿verdad? ⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀ ── Si el capitán se entera de esto. ── Había hablado Marco tras aceptar con desconfianza un par de manzanas que Jean estaba ofreciéndole. ⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀ ──No lo hará. ⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀ Jean dejó más cosas junto a Marco, probablemente en un intento de que viera que aquello realmente no era malo cuando hasta hace minutos atrás todos parecían quejarse del hambre que poseían. ── Sí, vamos...vive un poco. ⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀ El resto asintió, con las bocas lo suficientemente llenas como para expresar una confirmación ante aquello. La rubia se acercó a Sasha y en respuesta paso un brazo sobre sus hombros, propiciando un leve abrazo tras verse que tenía ambas manos ocupadas con lo que había tomado. ⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀ ──Sasha, asegúrate de tomar algo antes de que se acabe. ── Había señalado uno de ellos y la calidez en su risa produjo una sensación de alegría en Krista, lo suficiente para contagiar hasta a la persona más triste del mundo. ⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀ ── Nah, no se preocupen. Estoy llena, comí todo el camino de regreso. ── Aseguró al provocar una risa en el resto. Esperaba que supiera el apreció que le tenía, admirando en silencio la facilidad con la que ayudaba a los otros sin detenerse a pensar en las consecuencias. Era indudable que Sasha sería una gran soldado algún día y ella realmente quería contar con la suerte de poder apreciarlo con sus propios ojos. ⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀ Krista hablo, lo suficientemente claro entre los pequeños bocados que daba para que su amiga fuese capaz de entenderla. ── Gracias de nuevo, Sasha. ⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀ En respuesta, esta respondió al guiñarle el ojo de manera divertida junto a un pequeño apretón sobre su hombro. ── Por supuesto, ¿para qué estoy aquí? ⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀ El día que se le hizo saber la noticia, Historia Reiss fue incapaz de abandonar su cama hasta muy pasado el amanecer del siguiente día.
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Es una noche de tantas en las que no logra dormir, los recuerdos fluctúan incesantes en su mente. Así que se levanta y se dirige a la ventana con la intención de observar el paisaje nocturno, mientras espera en silencio a que su sueño vuelva. Pero en cuanto llega a la ventana y alza la vista, ve que esa noche está increíblemente estrellada. Y en ese preciso instante, en ese momento en que el cielo se ve plagado de estrellas, sabe que no va a ser capaz de dormir. Pues aunque se dice a si misma que lo tiene superado, las estrellas le traen de vuelta la sensación de que Ymir todavía sigue con ella. Y esos recuerdos que la atormentan vuelven más fuertes, reabriendo heridas que en realidad no llegaron a cerrarse nunca. ⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀ En en noches así donde más la recuerda, cuando Historia se recuerda a ella misma en las pesadas noches en el cuartel, donde el calor producía que constantemente se viese luchando entre mantas y mudas de ropa de las que deseaba deshacerse para poder dormir en tranquilidad. Noches en las que sabía que su compañera de cuarto solía escuchar las pesadas respiraciones de esa que amenazaban en desencadenar un llanto producto de sus pesadillas. Sabía que Ymir siempre observaba cuando en medio de su respiración luchaba en su lugar y buscaba hacerse más pequeña, abrazándose a ella misma en medio de un terrible sueño como si aquello buscara ahuyentar cualquier posible miedo. Durante el día, Christa era la diosa del 104, trabajando tan duro como cualquier otra persona para demostrar su fuerza y valor mientras mantenía la apariencia de preocuparse genuinamente por los demás. En el interior, tenía conocimiento de que Ymir sabía lo contrario, que veía a través de su alegre sonrisa y dulces palabras, Historia temía que reconociera la emoción fría y quieta en los ojos de Christa cuando nadie estaba mirando, excepto Ymir. ⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀ Eran aquellas las noches donde más la extrañaba, cuando veía la delicadez en su mirada al ordenarle a Christa que se hiciera a un lado para permitirle acomodarse en la cama a su lado, permaneciendo junto a ella hasta que la respiración se volviese relajada, asegurándole que todo se encontraría bien. ⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀ Ymir alguna vez le había prometido que serían felices juntas, que cuando todo terminara se mudarían a una pequeña casa y se casarían. Christa nunca había tenido a nadie que la considerara su familia, jamás alguien había mostrado alegría o compasión por ella o se habían molestado en darle promesas que no cumplirían. Christa se había aferrado a esas palabras como si su vida dependiese de ella ⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀ Porque Historia bien sabe que Ymir ya no está con ella, ni sin ella. Sabe que simplemente ya no estaba allí. Y por mucho que lo negara, su ausencia pesaba en su corazón, mandando todavía más lejos la posibilidad de ignorar el insomnio que imposibilitiba un buen descanso. ⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀ Entonces tras mirar al cielo durante lo que para ella han sido una infinidad de minutos, creía que lo aceptaba, aunque sea solo por esa noche, que los recuerdos con Ymir le dolían. Así que tras aceptarlo, colocaba una silla frente a esa ventana, para pasar con comodidad aquella noche. Cuando volvía su mirada al cielo estrellado, la reina se permitía por solo una noche recordar a Ymir. Recordar a lo más cercano que en su vida había tenido a una familia. ⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀ ──Solo por esta noche, Ymir, déjame creer que sigues aquí conmigo, por favor.
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Tras la ceremonia sus manos habían vuelto a encontrarse con las hojas dobladas delicadamente en el bolsillo de su abrigo, al menos no consideraba propio romper en llanto frente a sus ex camaradas, no tras el infierno por el que habían pasado. Por lo que había esperado, pacientemente, a encontrarse en la soledad de su alcoba para permitir a sus ojos encontrarse una vez más con las palabras dibujadas en el papel. ⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀ Por un instante, llevo el papel cerca de su nariz con el deseo de que algo de su aroma pudiese haber quedado impregnado en ella y lograra que la ahora reina pudiera conservar algo más de ella. Deseaba poseer algo que aun fuese totalmente suyo, tan reconfortante como el pañuelo que alguna vez le había pertenecido y ahora escondía en el bolsillo más cercano a su corazón, donde ella también se encontraba. ⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀ Hasta ese momento, en ella aún residía una falsa esperanza de que solo era cuestión de tiempo para que una castaña cabellera con un rostro lleno de pecas la esperara al otro lado de la puerta, sonriera y buscara atraerla a aquel lugar entre sus brazos donde encajaba a la perfección, como si hubiese sido hecho a medida. Aquella cruel fantasía la atormentaba constantemente, en los momentos que más sola e incomprendida se sentía y todo el mundo esperaba que cumpliera un rol que jamás había escogido. ⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀ De habérsele brindado la oportunidad, Historia hubiera escogido siempre lo que garantizara la felicidad de Ymir, lo que brindara paz a su vida y ciegamente deseaba que, de contar con la posibilidad, fuese su presencia lo que pudiera otorgarle aquella satisfacción. Y deseaba más que nunca la posibilidad de escapar tan lejos como pudieran juntas, de hacer todo lo que sus corazones desearan. ⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀ Pero Ymir ya no estaba con ella. Había escapado de sus dedos como y eso la había destrozado. De haber sido capaz, Historia hubiera deseado ser un poco egoísta, sujetarla con más fuerza y susurrar contra sus labios que no se fuera, que no la dejara como todos lo hacían, que había sido la mayor fuente de luz que su vida había tenido y ahora yacía en una habitación en penumbras. El aceptar que aquella luz había desaparecido para siempre había sido lo peor. ⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀ ── No sabes lo que te detesto, idiota. ──Había susurrado cuando un sollozo se había formado en ella, uno que no se molestaría en reprimir en aquella soledad. ── Me prometiste que siempre estaríamos juntas y no pudiste mantener una simple promesa, Ymir. Y lo peor es que de nada sirve reprochártelo porque jamás lo sabrás, nunca te burlaras de lo ridícula que me veo con esa pesada capa roja o sostendrás mi mano cuando más lo necesite y te necesito ahora. Siempre te voy a necesitar, esto solo esta bien si estuvieras aquí. ⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀ Sostuvo la impecable tela de su camisa por sobre su pecho, deseando arrancar aquella pesadez que la atormentaba y circulaba a su alrededor. Debía mentirse a si misma y creerse capaz de despedirse finalmente de ella, convenciéndose de que únicamente era el tiempo lo que le otorgaría la posibilidad de avanzar y que al dormir sus sueños no se viesen plagados de ella, de la única persona que se había preocupado lo suficiente por ella para hacerle saber que nada lograría arrancar la presencia de la soldado caída de su corazón, añorando la posibilidad de que en algún momento tras sumirse en aquellos reconfortantes sueños jamás tuviera que despertarse. ⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀ Las cálidas lágrimas aun se desplazaban por su frío rostro cuando acerco la carta a su pecho, abrazándola con el cuidado de no arruinarla pero deseando que fuese algo -alguien- más. ── Es muy pronto para que lo hagas, lo se. Pero...vuelve ¿Sí? Vuelve cuando puedas, Ymir. Siempre estaré esperándote. ⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀ Se lo prometía, jamás podría realmente despedirse de ella. ⠀⠀
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Ella sabe que tienen suerte. ⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀ No habían sido buenos para mantener las cosas con sutileza, sobre todo luego de que fuesen capaces de separarse minutos antes de que Becca apareciera para buscarlos, alegando que no comprendía cuantas indicaciones Harry necesitaba obtener para que desaparecieran constantemente pero que Cassandra vendría la siguiente vez si continuaba sucediendo y su hermana era una persona demasiado perspicaz, especialmente cuando se trataba de Allie. Pero guardar cosas de su hermana, significaba también mantener demasiadas cosas en secreto y ser incapaz de contárselo a cualquiera al que le tuviera una remota confianza. Y es que, aún con sus diferencias, Allie habría aprendido lo suficiente para saber la rapidez con la que debía arreglar su cabello o sus ropas antes de que su hermana la regañara por tardar tanto tiempo en regresar. ⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀ Compartían miradas robadas a cada paso y se escabullían siempre que podían. Pero era difícil. Allie no hacía muchas cosas sin Cassandra y como nadie más sabía lo suyo, no tenía a nadie que la cubra cuando pasaba su tiempo en casa de Harry. Está sorprendida de que su hermana no se haya dado cuenta, pero evitará la confrontación cada vez que la oportunidad siquiera surgiera. ⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀ El ensayo seguía su curso mientras Allie intentaba mantener la mirada lo suficientemente concentrada en la escenografía, tan solo ayer un panel había caído y casi provocado que Helena pudiera haberse roto un tobillo. Murmuró al tomar un par de notas antes de que la figura a su lado tomara asiento. ⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀ ──Así que, Pressman ¿Qué opinas de mi monologo? ── La grave voz habría provocado una sonrisa en ella de no ser porque fingía encontrarse absorta en un par de ridículas anotaciones sobre la música. ⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀ ──En mi opinión, está mejorando…pero sigues olvidando tu marca y dijeron que no pueden adivinar en donde te pararas para apuntar los reflectores. ⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀ Lo escuchó reír y es que el rostro de ella debía estar aparentando demasiado bien la falta de emociones que podría causarse su presencia. ── ¿Tienes notas al respecto? No quiero que yo queriendo robar reflecto haga enojar a la señorita Cassandra. ──Había dicho en tono burlón, realizando un ademán para ver lo que la rubia se encontraba escribiendo. ⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀ Tan solo quince minutos después se encontraba con la espalda apoyada contra la puerta de uno de los armarios de limpieza, las manos del mayor recorriendo con insistencia los muslos de esta mientras los labios producían la sensación de estar quemándola al besar su cuello. Agradece que sea la oscuridad del pequeño espacio el que no revele el rubor que adorna sus mejillas, producto –o tal vez en consecuencia- del incesante repiqueteo en su corazón. ⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀ ──Creo que deberías venir a la fiesta que haremos luego de la obra. ⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀ El murmullo contra su cuello la había encontrado desprevenida, aún a pesar de la falta de luz intento observarlo. ⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀ ──Ni siquiera sabía que habría una fiesta…Cassie no me dijo. ──Aún ante su propio comentario sabía que no ocupaba oír respuesta, resultaba raro que su hermana siquiera decidiera asistir a ese tipo de reuniones y, por consiguiente, eran de los escasos eventos a los que Allie realmente deseaba asistir. ──De todas formas ¿para qué me invitaras? ¿Para qué me quedé en una esquina deseando hablar con alguien más que no sea Helena o Becca? ⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀ Sintió las manos de Harry deslizando un rubio mechón de cabello que cubría su rostro. ──Siempre puedes pasarlo conmigo. Nadie se enteraría. ⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀ Y es que realmente desearía creerle de no ser porque aun siendo la persona más ignorada de West Ham, el que siquiera estuviera a un lado de Harry en una fiesta sería estar dispuesta a que cada mirada se pose sobre ella. ⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀ Apenas había comenzado a negarse a la tentadora oferta cuando la voz de este había sido emitida nuevamente, realmente con lo que –a su parecer- parecía ser un intento del más puro convencimiento para la
rubia muchacha. ──Podemos quedarnos en mi habitación, ni siquiera debes hablar con alguien o beber. ⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀ La respuesta de Allie había sido emitida ante el contacto de los labios de ambos. Habia algo que aún era incapaz de comprender sobre el efecto que Harry poseía sobre ella, por mucho tiempo había deseado que personas como el la viesen de la manera en la que a otras chicas las veían, como si fuesen capaz de hacer todo para pasar siquiera diez minutos a su lado. ⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀ Cuando lo tenía, no sabía realmente como comprender los sucesos que la habían llevado a esto, desconocía por completo como algo así siquiera le había sucedido y mucho menos buscaba pensar en el destello que sus ojos batallaban por ocultar cuando la veía. Aún en su pequeño secreto, existía algo a lo que Allie era incapaz de describir. Pero se sentía bien. ⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀ Realmente lo hacía. ⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀ Aun cuando debía pasar entre momentos que solo ellos recordarían y palabras que juraban guardarse con un incierto periodo de longevidad. A pesar de todo lo que no podía decir y lo poco que necesitaba para ser feliz. ⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀ ──¿Eso es un sí? ──Una pequeña risa había escapado de los labios de ella y es que agradecía probablemente tardarían demasiado tiempo en notar que siquiera algunos de ellos faltaban. Asintió mientras realizaba un sonido que sonaba casi como una afirmación y pudo jurar que aún en la tenue luz lo vió sonreir. ──Ven aquí. ── Las manos habían encontrado su cintura y acercadola para volver a besarla. De haber sabido que la besaría así, Allie probablemente hubiera aceptado con mayor rapidez su oferta. ⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀ Porque aún sin promesas o ideas de que les deparaba, ella lo adoraba. Sin ideales o razones. ⠀
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—No llores, cariño. Todo saldrá bien, calma. Mami te ama, papá te ama, ambos te amamos con todo el corazón. Harry cuídate mucho, se fuerte. —Fueron las últimas palabras que Lily Potter emitió a su hijo tras escuchar el desgarrador grito de su esposo en el piso de abajo, batallando por reprimir las lágrimas que implicaban una vida sin James Potter a su lado, pero sabiendo que tampoco se permitiría una vida en la que su hijo no sobreviviera. Habría deseado que las últimas palabras de su esposo no hubiesen sido provenientes de un asustado rostro que le ordenaba correr, las últimas palaras de alguien que había amado sin saberlo.
Lily miró a su hijo por última vez mientras Voldemort subía las escaleras, las tablas del piso crujían y otorgaban una buena indicación de lo cerca que estaba de ellos ahora. Lily se obligó a mantener la calma; no quería preocupar a Harry ahora mismo, necesitaba ser fuerte por él. Dió un último beso sobre su frente antes de dejarlo en la cama, como si fuera cualquier otra noche.
—Cuídate, cariño. —susurró suavemente cuando esos cálidos ojos verdes se encontraron con los suyos. Era casi como si supiera lo que estaba a punto de suceder. Lily se concentró en esa mirada abierta, memorizándola. Deseaba que las cosas hubieran sido diferentes, pero ahora estaba segura de que esa era la única forma. Lily esperaba que Harry viviera una vida con la que fuera feliz, y que algún día entendería lo que estaba a punto de hacer.
La puerta se abrió de golpe, la manija tintineó contra la pared cuando su asesino entró en la habitación. Con un pensamiento final para su pequeña y arruinada familia, Lily se preparó para recibir la muerte.
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—Tal vez no quiero ir. — Había mentido a Marlene y a Mary al verlas entusiasmadas por sus visitas a Hogmeade, queriendo no demostrar lo mal que se sentía tras ver como a todas sus amigas las habían invitado y ella debería permanecer en la sala común queriendo terminar sus tareas.
Pero también mentía sobre que nadie la había invitado, simplemente había rechazado cada invitación que James había dirigido en su dirección durante aquella semana en la espera de que aquel chico lindo de Hufflepuff la invitara. Y aún si no lo hacía era Potter la última persona de la que aceptaría una invitación. Tenía trece años cuando se había negado a desear tener algo que ver con las personas como él.
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Con catorce años Lily había visto a James golpear a alguien en el rostro por ella. Su odio parecía desbordar con cada paso que daban, y habían sido emparejados para Pociones, algo con lo que ninguno de los dos mostraba una verdadera emoción. Pero Slughorn había insistido en que trabajaran juntos, para poder acabar con el equipo soñado que eran Severus y ella, para ver qué tan bien trabajaban por sí mismos. Así que apartó a James de Sirius y lo sentó junto a Lily.
Lily estaba apartando con cuidado cada elemento que la poción requiriera, y James estaba miraba alrededor de la lúgubre habitación, tratando de curar su aburrimiento tras que la pelirroja le prohibiera el tocar la poción tras haber agregado los escarabajos machacados antes de tiempo, provocando que tuvieran que hacerlo desde el principio.
Desde la mesa detrás de ellos, una mano tocó a Lily en el hombro, y ambos se voltearon, Lily para que saber que necesitaban y James porque estaba completamente aburrido, ella apenas reconocía al muchacho con el verde uniforme. — Hey, Evans ¿Qué se siente ser una sangre sucia? — En el momento que los hombros de Lily se tensaron, pudo sentir como su compañero de mesa lo hacía también, ambos sabían lo que significaba, aún si el rostro de James mostraba un mayor enfado por el uso de aquel termino que la jóven; Lily simplemente se echó el pelo hacia atrás por encima del hombro con un bufido y continuó con la poción, deseando que Potter no viese cómo mordía su labio inferior con fuerza y cerraba los ojos para evitar molestarse. Sin embargo, no pudo decir lo mismo por su desafortunado compañero de pociones, quien permaneció mirando al chico.
—¿Cómo la llamaste? — Preguntó lentamente, dándole a la serpiente la oportunidad de retirar su comentario.
—Simple; una sangre sucia.
Lily no estaba segura de lo que pasó puesto que lo siguiente que supo, fue que casi había visto a James Potter abalanzarse sobre el escritorio y este protesto cuando este derribó el caldero. Vio como lo golpeaba repetidas veces hasta que el profesor intercedió luego de que la clase entera viese como casi arrastraba al Slytherin por alrededor del aula, no fue hasta que Slughorn los tomo por el hombro a ambos que uno de ellos buscó defenderse. —Él lo inició!
—Me provocaron, señor. — respondió James a Slughorn, que estaba de pie frente a los dos chicos, rodeado por la audiencia que habían ganado. James, apoyado en el hombro de Sirius, se puso de pie. —Llamó a Lily a-ya-sabes-qué. — Se negaba a decirlo y Lily supo que tal vez él también encontraba tal repugnancia hacía aquella palabra como ella lo hacía.
Lily dio un paso adelante, sus ojos verdes centellearon. —Me llamó sangre sucia, profesor. — Se detestaba por ser capaz de decirlo con tanta facilidad e ignoro la mirada del que hasta hace momentos era su compañero de pociones.
Slughorn se movió inquieto de un pie a otro, contemplando una respuesta, pero la lealtad de su casa debe haberlo superado, ya que había respondido algo muy vago. —Sea como sea, pero pelear es estrictamente en contra de las reglas. Potter, creo que sería mejor si recogieras tus cosas y fueras con tu jefe de casa, quien puede decidir un castigo adecuado. — Juntó las manos, haciendo que la habitación saltara. —¡Regresen a sus estaciones! — La clase se apresuró a regresar a sus asientos, ella pudo sentir como Sirius acechaba detrás de los pasos que James daba hacía su escritorio.
No escucho gran parte de su conversación, era de mal gusto el hacerlo pero sus oídos fueron incapaces de mantenerse quietos cuando el heredero de los Black recriminó con un “¿Por una chica? Eres más débil de lo que te creí.”
Tan solo horas después los ojos verdes de Lily se encontrarían recriminando su accionar. —¿Realmente debías golpearlo?
—¿Ni siquiera vas a agradecerme? — Había respondido con indiferencia. James conocía a Lily desde hacía bastante tiempo, y casi todo el tiempo ella lo miraba con el ceño fruncido, como si su simple presencia le repugnara. Lo habían cabreado cuando ella empezó con ellos, pero ahora que era algo común, acababa de aprender a ignorarlos. Tal vez la permanencia de aquella imagen hizo que este descartara la idea de recibir un agradecimiento — Rosier es un idiota y vi lo que te hizo. Puede que no lo demuestres, Evans, pero te molesta, ¡y no tienes idea de lo que me hace eso a mí si lo veo!
La mirada de Lily pareció divagar por unos minutos, viendo como un rubor cubría el rostro de su compañero de casa, como daba unos pasos hacia atrás y provocaba que casi trastabillara. Lily caminó hacia adelante, compensando la distancia que este había puesto, y James la miró, sintiéndose un poco incómodo con su proximidad. —Escucha, Potter: no soy una damisela en apuros. Este no es un cuento de hadas en el que puedes entrar y salvarme cada vez que alguien dice algo no tan agradable. Sé que soy una sangre sucia… —Lily levantó un mano para evitar que James interrumpa, —y no hay nada que pueda hacer al respecto. Pero también sé que eso no me define, y que puedo ser algo a pesar de mi tipo de sangre. Así que, por favor deja de intentar defenderme como si no pudiera hacerlo por mi cuenta. Voy a lidiar con los insultos por mi cuenta, como quiera, y lo mínimo que puedes hacer es respetar eso, no me conoces en lo absoluto y no somos nada para que tengas que hacer este tipo de cosas.
Había abandonado la sala sin darle oportunidad alguna de responderle.
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Con poco más de quince años se había asegurado de hacerle entender a James que nunca habría nada entre ellos, era un ser detestable y aborrecía cada una de sus acciones. Aún si este parecía hacer oídos sordos a los constantes rechazos de la bruja y mucho menos tras el incidente que había finalizado con la amistad de años que Lily había forjado con Severus Snape.
Aun cuando la persona en la que más confiaba había pronunciado aquellas palabras que aborrecía, el mago de cabello alborotado y sonrisa victoriosa la había defendido, por sobre comentarios hiriente que ella pudiera realizar con la mera intención de alejarlo de ella.
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No había sido hasta sexto año que lo había besado, tras una arrasadora victoria de Gryffindor y los diversos festejos llevados a cabo en la sala común, recordaba haberlo jalado del suéter que aún contaba con tierra del partido y besado en los labios, algo rápido y que no debía significar nada, algo que solo ellos habían presenciado.
Sin estar segura como, todo el resto del año su mirada había encontrado por accidente la figura de James Potter cada que tenía la oportunidad y sonreído sin ser consciente de esto. Guiada por una ciega idea que la convencía de que tal vez podía considerarlo un buen amigo.
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En séptimo año los labios de Lily se habían acostumbrado a los de James, encontrándose en cada pequeña oportunidad que se les presentase y no los metiera en problemas, sus manos se entrelazaban sin saberlo al caminar por el pasillo y algo dentro suyo se removía cuando este mencionaba el esmeralda de sus ojos.
Sus pequeñas manos se enredaban en los rizos de su cabello y la sonrisa que este dejaba ver ante tal gesto hacía que Lily se sintiera en casa, le hacía darse cuenta que por tanto tiempo había pretendido que su hogar era uno donde su hermana la aborrecía, sus padres trataban de no tocar el tema de la magia y los vecinos la conocían como la joven Evans que iba al Internado.
En los brazos de James, Lily sentía que no era la hija “diferente” de Arthur y Florence Evans, sentía que podía ser todo lo que siempre había soñado, viajar por el mundo, formar una familia que viviera en una hermosa casa con jardín y poder enseñarles la importancia de la bondad, ser capaz de enseñar a sus hijos a ser la mejor versión de ellos mismos. En contra de todos sus sueños y aspiraciones, se habían casado el año siguiente a que Lily creyese que tenían todo el tiempo del mundo para ellos y seguros de que ninguna guerra podría quitarles la felicidad de estar al lado del otro. Lily siempre había soñado con una vida feliz, una en la que pudiera escuchar la carcajada de su hijo al corretear por la sala o las quejas de James al ser despertado “demasiado temprano”, había soñado con un futuro por el que constantemente luchaba para obtener.
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Con veintiún años Lily había descubierto que se había casado con el hombre más valiente del mundo y a la cuál alguna vez había aborrecido. Se había dado cuenta de esto cuando luego de que este la hubiese besado suavemente y empujado escaleras arriba mientras buscaba susurrarle algo. —Ve, salva a Harry. Nos veremos cuando esto termine.
Se movió con su corazón latiendo en sus oídos, mirando una última vez al hombre que amaba lucir más que dispuesto a hacer lo que sea por ella, aún sin varita en mano y con todas las probabilidades en su contra. Se había sujetado de la baranda de la escalera con tanta fuerza que solo el portazo en el piso de abajo la hizo reaccionar.
Lily Potter siempre había soñado con una vida feliz, tal vez no con una propia. Pero si con la posibilidad de asegurársela a la persona por la que permanecería en pie y defendería con su último aliento.
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Lily probablemente había detestado a James desde el momento en que de su boca salió una incoherencia. Pero realmente no había sido odio.
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Jamás lo había odiado. Simplemente eran los inmaduros comportamientos que James poseía los que lograban irritarla hasta el punto de que deseaba realizar un maleficio imperdonable sobre él. Pero James no odiaba tampoco a Lily o al menos eso era un hecho que ella ignoraba y había logrado concluir en que resultaba ser la única razón tras las constantes invitaciones y descarados coqueteos que este le dedicaba ¿acaso había realmente algo tan divertido en ver como perdía la paciencia progresivamente de solo cruzar miradas con el pelinegro por los pasillos?
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Había algo en la presencia de James que Lily nunca había comprendido, aceleraba su pulso y no lograba que pensara con claridad. Volvía sus actos casi imprudentes y poco reconocibles. Marlene alguna vez le había dicho que eso pasaba cuando te enamorabas y Lily la había reprochado con la mirada, siendo incapaz de comprender que era lo que le había caído mal a su amiga para que estuviera realizando tales acusaciones. Porque todos sabían –o creían- que Lily realmente odiaba a James, por sus bromas de mal gusto, actitud altanera e imperiosa necesidad de encontrarse en la mente de la pelirroja constantemente.
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La sorpresa solo había sido para ellos mismos cuando sin anticiparlo algo había cambiado, tal vez la forma en la que esta había comenzado a seguirlo con la mirada cuando este no lo notaba o la notable diferencia en su accionar para con el otro. Nada los había preparado para la forma en la aún la peor de las guerras les había dado la oportunidad de la paz que se brindaban.
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Cuando Lily había conocido por primera vez a James no creía haber predicho que tras apenas meses luego de abandonar Hogwarts estaría ayudándolo a catalogar cajas y deshacerse de objetos inservibles. No se había preparado jamás para el cariño que se había expresado en la mirada de su novio cuando con delicadeza había interrumpido su trabajo.
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──𝘑𝘢𝘮𝘦𝘴, 𝘥𝘦𝘣𝘦𝘮𝘰𝘴 𝘵𝘦𝘳𝘮𝘪𝘯𝘢𝘳 𝘥𝘦 𝘨𝘶𝘢𝘳𝘥𝘢𝘳 𝘦𝘴𝘵𝘰 𝘢𝘯𝘵𝘦𝘴 𝘥𝘦 𝘲𝘶𝘦 𝘚𝘪𝘳𝘪𝘶𝘴 𝘥𝘦𝘤𝘪𝘥𝘢 𝘲𝘶𝘦 𝘦𝘴 𝘶𝘯𝘢 𝘨𝘳𝘢𝘯 𝘪𝘥𝘦𝘢 𝘲𝘶𝘦 𝘤𝘰𝘯𝘴𝘦𝘳𝘷𝘦𝘴 𝘶𝘯 𝘴𝘰𝘮𝘣𝘳𝘦𝘳𝘰 𝘥𝘦 𝘷𝘢𝘲𝘶𝘦𝘳𝘰 ¿𝘘𝘶𝘦́?
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──𝘌𝘷𝘢𝘯𝘴 ¿𝘵𝘦 𝘤𝘢𝘴𝘢𝘳𝘪́𝘢𝘴 𝘤𝘰𝘯𝘮𝘪𝘨𝘰? 𝘚𝘦́ 𝘲𝘶𝘦 𝘢𝘭𝘨𝘶𝘯𝘢 ��𝘦𝘻 𝘥𝘪𝘫𝘪𝘴𝘵𝘦 𝘲𝘶𝘦 𝘩𝘢𝘴𝘵𝘢 𝘦𝘭 𝘮𝘰𝘯𝘴𝘵𝘳𝘶𝘰 𝘦𝘯 𝘦𝘭 𝘧𝘰𝘯𝘥𝘰 𝘥𝘦𝘭 𝘓𝘢𝘨𝘰 𝘵𝘦𝘯𝘪́𝘢 𝘮𝘢𝘺𝘰𝘳 𝘰𝘱𝘰𝘳𝘵𝘶𝘯𝘪𝘥𝘢𝘥 𝘲𝘶𝘦 𝘺𝘰, 𝘱𝘦𝘳𝘰…𝘤𝘳𝘦𝘰 𝘲𝘶𝘦 𝘱𝘰𝘥𝘳𝘪́𝘢 𝘥𝘦𝘳𝘳𝘰𝘵𝘢𝘳𝘭𝘰 𝘦𝘯 𝘦𝘴𝘵𝘢 𝘰𝘤𝘢𝘴𝘪𝘰́𝘯.
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La necesidad de respirar había desaparecido en ella por unos instantes, los suficientes para procesar realmente la naturalidad con las que sus palabras habían salido al arrodillarse frente a ella.
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Con catorce años, Lily jamás hubiera imaginado que algo así sucedería. Pero es que ella tampoco había quedado sin palabras cuando sus patronus habían coincidido, mucho antes de que siquiera pudiera tener la idea de ambos como algo certero o había sentido en confort de sus brazos cuando su mejor amigo la había traicionado. Mucho menos creía que imaginaría la tranquilidad que en ella producía la suavidad con la que mencionaba su nombre, como si fuese un poema y él se tomara el tiempo de apreciarla.
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Nada ni nadie había sido capaz de siquiera permitirle saber que por sobre todas las cosas adoraría la inesperada forma en la que el destino había permitido que un resentimiento infantil resultara en la persona a la que consideraba su hogar.
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Porque tal vez, Lily nunca lo había odiado y toda su vida había esperado la emoción con la que sus labios se habían curvado en una sonrisa para responder sin la menor onza de duda.
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──𝘚𝘪́ ¡𝘤𝘭𝘢𝘳𝘰 𝘲𝘶𝘦 𝘴𝘪́!
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Hasta donde sabía, Dorothea era –en palabras de su representante- el epitome de la belleza, con una sonrisa que iluminaba cada habitación y unos ojos que se iluminaban junto a ella. Era algo que venía desde hace tiempo, cuando la rubia cabellera se elevaba al ritmo del viento que parecía acompañarla, sin reparar en cada mirada que volteaba en su dirección. Siempre había tenido ese poder en las personas.
⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀ Un rumor en los pasillos de su escuela la había fichado alguna vez como la reina de los ángeles, una apariencia tan celestial que solo una deidad sería capaz de atribuirse tal logro. Detestaba escuchar eso, los insistentes comentarios sobre su apariencia y como la llevarían a donde se propusiera. Porque todos se detenían en la perfecta idea que esta representaba, quedaban anestesiados por el brillo y luego huían ante su realidad. Y es que, aun cuando se encontraba en las portadas de todas las revistas del momento y con su rostro plasmado en grandes marquesinas, Dorothea era incapaz de comprender la magia que generaba.
⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀ Alguna vez en la televisión había escuchado una crítica sobre el atuendo que había utilizado para una entrega de premios “𝘯𝘰 𝘤𝘰𝘮𝘱𝘳𝘦𝘯𝘥𝘰 𝘲𝘶𝘦 𝘲𝘶𝘪𝘦𝘳𝘦 𝘭𝘰𝘨𝘳𝘢𝘳, 𝘦𝘴𝘢 𝘪𝘮𝘢𝘨𝘦𝘯 𝘥𝘦 𝘫𝘰𝘷𝘦𝘯 𝘪𝘯𝘰𝘤𝘦𝘯𝘵𝘦 𝘺 𝘷𝘪𝘤𝘵𝘪𝘮𝘢 𝘺𝘢 𝘥𝘦𝘫𝘰 𝘥𝘦 𝘱𝘢𝘳𝘦𝘤𝘦𝘳 𝘵𝘪𝘦𝘳𝘯𝘰 𝘭𝘶𝘦𝘨𝘰 𝘥𝘦 𝘭𝘰𝘴 𝘳𝘶𝘮𝘰𝘳𝘦𝘴 𝘥𝘦 𝘴𝘶 𝘳𝘦𝘭𝘢𝘤𝘪𝘰́𝘯 𝘤𝘰𝘯 𝘔𝘪𝘤𝘩𝘢𝘦𝘭 𝘏𝘢𝘳𝘳𝘪𝘦𝘴.” Aun cuando su representando había apagado la televisión con un grosero comentario hacía la conductora y volviendo su mirada hacía hecha, dejándole en claro que esas solo eran mierdas amarillistas. Por mayor que fuese su necesidad de creerle, la idea no había dejado de revolotear en su mente.
⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀ Y nada había de ayuda, en realidad. Cuando por las siguientes semanas en cada revista una pequeña nota hablando sobre su imagen era absorbida por la joven, en un desesperado intentando de que algo de ello le trasmitiera un mensaje que indicara que no estaba sola, que tal vez todas esas opiniones no debían resultar relevantes.
⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀ Pero con los crueles comentarios eran las consecuencias las que acarreaban las fatídicas ideas, el dejar de comer antes de un importante evento para sentirse más ligera o el no permitir ser captada por las cámaras a no ser que realmente creyera que su apariencia no sería destrozada. La imagen en el reflejo hacia mucho se había desfigurado, respondiendo a sus plegarias de una idealización de terceros que era incapaz de complacer o siquiera aspirar.
⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀ Porque era siquiera el brillo en su mirada o la suavidad en su voz, mucho menos era la facilidad con la que a todos encantaba o compraba su aprobación, era el terror que recorría en ella cada mañana o anochecer cuando la oscuridad bajo sus ojos revelaba que tal vez su mayor placer jamás había constituido en ser aceptada por su apariencia.
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Fama, fortuna y reconocimiento. Tres de los deseos más pedidos por los seres humanos, elementos que gran parte de la población desea alcanzar y creerse capaz de manejar con facilidad. En caso de preguntarle, Dorothea dudaría un par de minutos. Con los constantes reflectores en su rostro y los tabloides cubiertos por su rostro, probablemente la fama sería en lo ultimo que desearía pedir.
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Dorothea tenía todo lo que alguien desearía, el amor del resto, una sonrisa que pertenecía en la tapa de las revista y el apodo más repetidos en los programas de espectáculo, todo lo que tuviera su nombre era aceptado y comercializado, no era dificil adorar a la joven con ojos como las estrellas y eso solo hacía que odiarse fuese más fácil.
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Por las noches, Dorothea brillaba como cualquier otra estrella en el firmamento, lejana al tacto y enceguecedora a la vista. Rodeada de gente que juraba amarla y conocerla mejor que a nadie, llenando su mente de vacíos cumplidos que la elevaban por momentos, alejándola con suaves melodías de los rincones más escondidos de Tupelo.
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Dorothea siempre había soñado con la fama, fortuna y reconocimiento. Y tal vez sus sueños siempre habían sido mucho más grandes de lo que Tupelo podía soportar. ⠀⠀⠀⠀
Los sueños habían resultado inalcanzables y su deseo algo inconmensurable. ⠀⠀⠀⠀⠀
Al menos hasta que el podio la elevó hasta el firmamento. ---- La repugnancia en su mirar resulto dificil de disimular ante la humeante taza frente suyo. Dudó sobre si fingir encontrarse en orden resultaría contraproducente a la larga.
—No necesito esto, solo fue un leve desmayo. —Buscó desviar la atención con el leve movimiento de manos por el que su madre la hubiese regañado. Nadie en el equipo cedió ante su gesto y es que debía haberlo sabido en cuanto había recobrado la conciencia tras un terrible desmayo en medio de la grabación de su último proyecto.
A duras penas recordaba la última vez que había comido cuando el dulce toque de la canela se habían encontrado con el picante baile del 𝗷𝗲𝗻𝗴𝗶𝗯𝗿𝗲 en un intento de dar un mínimo sorbo al té. Un sabor que, se había convencido, no podía existir más allá del condado de Lee y la regresaba a su hogar. Se esforzaba por terminar la infusión sin que su mente le recordara una lejana vida en la deprimente entrada del que alguna vez había llamado hogar, refugiando sus manos la cálida taza mientras veía el tiempo pasar frente a ella con un idílico plan que le otorgara suficiente libertad por una noche.
Dorothea fue incapaz de ingerir más de la mitad, reafirmando que sus malestares desaparecerían tras una larga siesta o cuando una estúpida añoranza por regresar a casa chocara contra la realidad.
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Había sentido su terror, como las inminentes suplicas que buscaban mantenerla con vida el tiempo suficiente, buscando asegurarse que no fuese demasiado tarde y que solo era un pequeño problema. Sentía la débil mano intentar sujetarse a ella, rogando por un último y desesperado ruego que solucionara todo. Probablemente agradecía ser incapaz de registrar el estado en que se encontraba o aquello empeoraría la situación. ⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀ En un futuro aquello podría tratarse de un recuerdo lejano, de algo sobre lo que se reirían. En algún tiempo lo que inundaría el aire sería la contagiosa risa de la pelirroja y no un triste sollozo que rogaba encontrar tan solo un perdón, que rogaba que las manos que ahora buscaban regresarla a la vida acariciaran su rostro con delicadeza y un cariño excepcional, que fuese besada en la frente y murmurado palabras que le recordaban lo idiota que a veces podía ser. Sonaba a un plan perfecto en donde su despedida no hubiera sido encabezada por el terror en su mirar ante la gran mancha que se apoderaba de sus ropas o el dolor en sus palabras al enunciar un "no te molestes, por favor" mientras era cargada con desesperación, solo esperaba ser capaz de vivirlo.
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