Tumgik
felipebosch · 5 months
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Charly.
Charly descansaba su espalda en un antiguo respaldar de roble laqueado ya gastado por sus anteriores invitados, pero aún muy elegante. Se sentía en un confesionario, era como estar en Gran Hermano. Miraba a cámara, como si hubiese alguna frente a él.
- No se por qué siempre me pido gin tonic. No me gusta el gin, no me gusta la tónica. Pero sin embargo cada vez que se acerca el mozo…- Miró hacía el costado para que lo tome la cámara 3 en un plano más corto - Un gin tonic de pepino, por favor.
Volvió a la cámara 1 enderezando su espalda, estirando cada hueso que pueda llegar a conocer, cada vertebra que este pisoteada por una noche en vela alejado de su sommier queen size, así es, Charly cree que king size es un lujo innecesario, por esa plata se compraba el queen y le alcanzaba para la mesita de luz.
- No importa que tan extrema sea la situación en la que uno se encuentre, siempre hay una preocupación por estar derecho. Te pueden haber despedido, podes haber engañado a tu pareja de 6 años y 11 meses, podes haberte olvidado de llenarle la vieja ollita que alguna vez fue floreada con agua al Batuque en pleno diciembre, pero estar encorvado; eso si es un problema. Encima cuando uno está encorvado se siente culpable. ¿Culpable de qué?.
-¡Homicidio Culposo!- exclamó el juez que se encontraba en lo más alto de la sala. - 0,8 gramos de alcohol en sangre. Portación de marihuana. 85 km/h en Avenida Libertador.
En una larga butaca de pino esmaltada, un poco más barata que la del acusado, lloraba la familia del fallecido en el siniestro. Que no es lo mismo que un accidente. Esto Charly lo sabía muy bien. Un domingo de resaca viendo History a la siesta aprendió la diferencia. Pues un accidente es algo inevitable, y un siniestro sucede por culpa de alguna de las partes involucradas, que si hubiera sido más precavida y/o actuado dentro del marco de las leyes viales el suceso nunca hubiese ocurrido.
-Yo entiendo que toda esta parafernalia del juicio es porque vemos muchas películas norteamericanas y para que el público cace rápido como es la onda cuando lo vea. ¿Pero no es mucho ellos llorando? Digo yo, no se…-. Dijo Charly al seguridad que lo escoltaba a su derecha, con el de su izquierda no había pegado mucha buena onda.
Corriendo una respetable silla de álamo barnizado, se puso de pie el abogado del acusado. Parecía salido de un buffet de ejecutores de la ley de Los Simpsons mezclado con los peces que usan maletín en Bob Esponja. Así y todo, era un tipo muy seguro de si mismo, si no, no hubiese llegado hasta donde llego, ¿no?. Comenzó a interrogar con una ferocidad piadosa a la madre del recientemente fallecido. - Señora, ¿Suele usted comer con vino?.
- A veces…- Contestó la mujer mientras se arreglaba el flequillo beboteando disimuladamente.
- ¿No se toma una copa de vino a la hora de la cena?- continuó el pequeño gran abogado; sentado parecía más alto, debe ser porque usa lentes y el traje azul olvido le marca los no bíceps que porta.
- Depende…
- ¿De qué?.
- De que sea la cena.- Insinuó la mujer mirando de reojo al abogado.
Instintivamente este dominó el juego, no por nada viste un saco color piel de tiburón. - Anoche, ¿qué cenó?.
- Carne al horno…- y con un filo de aire que quedaba en su pecho concluyó - Con papines, y también algunas papas noisset que quedaban en el freezer.
El depredador olfateaba sangre, su radar detectaba presas cerca. - Y… ¿La acompaño con una copa de vino?.
- Una, o dos…
- Cocino usted.- Afirmó él. Y claramente, ella contesto con un - Obvio, cociné yo.
- Y yo ayudé.- Interrumpió el padre del fallecido.
El abogado se extrañó ante la confesión del marido. Analizando rápidamente al tipo para ver cómo continuar su plan de juego. El esposo de la mujer no parecía intimidarlo, más bien parecía ser un Golden Retriever cruza con callejero. Amigable y confiable, pero no esperes que haga mucho más. - ¿Ah sí?- Indagó el defensor.
- Sí, sí… Prendí el horno, lavé y corté las papas. Pero con cáscara, a mi me gustan las papas con cáscara.- Parecía muy orgulloso, bueno, típico de los Golden Retriever cruza con callejero. -  En casa tenemos una esponja que es mezcla tipo virulana y plástico para lavarlas y que queden impecables para meterlas horno, sin tierra pero con cáscara.- Agregó.
- Si mal no tengo entendido, las verduras tienen todas las vitaminas en la cáscara.- Afirmó el 10 del juzgado.
- En realidad, la papa no es una verdura. Es de origen vegetal, sí. Pero técnicamente es un tubérculo.- Aparentemente el hombre sabía mucho de papas.
- Claro, pero tienen todas las vitaminas en la cáscara.- El abogado no podía permitir quedar fuera de juego en esta pequeña competencia de conocimientos.
- Ah sí, sí. Las verduras tienen la mayor cantidad de propiedades en la cáscara.
- Tubérculos.- Corrigió el abogado, adornando con un pequeño moño rosado. A lo que el Golden Retriever cruza con callejero, rió. - ¡Ja! Sos rápido, eh.
El defensor del acusado, aprovechando el momentum, desenvainó sus revólveres y lustró los gatillos de los mismos con un filo hilo de saliva que colgaba de ese tan ingenuo perro, luego desfiló por la sala dirigiéndose a su escritorio. - Mi cliente al arrollar a su hijo con su Volkswagen Amarok 4x4 contaba con 0,8 gramos de alcohol en sangre, equivalente a 3 copas de vino tinto. Una más de la que bebió usted anoche, señorita.- El señorita fue por si después del juicio quedaba onda y pintaba ir a tomar algo. Continuó - ¿Qué tendrá que ver? Se preguntaran ustedes. Quiero que observen estas fotos de anoche.- El abogado sacó de su maletín unas fotografías recién impresas, no imprimidas, de la madre manejando un Fiat Mobi 2020 color aceituna (verde). - ¿Es esta usted?.- Interrogó a la mujer que luego quiere llevar a cenar a Kansas y decir que se olvido la billetera en tribunales para comer de arriba. - La que está manejando, ¿Es usted?.
La madre del fallecido miró la imagen con zozobra. - Recuerde que está bajo juramento.- Aclaró él.
- Sí, soy yo.
- Y está manejando.
- Sí, estoy manejando.
- Luego de haber tomado dos copas de vino.
Ella se tomó un momento, aunque deseaba poder tomarse una tercer copa de ese Cabernet Sauvignon del que quedaba un culito en la botella de anoche. - Sí.- Finalmente aceptó. Todos los presentes se sorprendieron sincronizadamente, como si estuviesen siendo dirigidos por un cartel de Talk Show yankee que se ilumina en momentos claves con palabras tales como “Laugh”, “Surprise”, “Clap” y un excéntrico “¡Make some noise!”  para momentos que lo requieran.
El abogado guardó las fotos luego de exhibirlas con el resto de los presentes y de su maletín sacó un cordón blanco de zapatilla Topper impresionando a la madre, nunca vamos a saber si fue por la marca del mismo o porque uno de los extremos estaba untado con sangre del ex dueño. - Este cordón llevaba puesto la víctima de mi defendido al momento del siniestro. Se puede observar una especie de musgo acá, como una planta seca.- Incitó mientras sostenía el elemento atador de calzado.
- Sí, sí, como un pastito.- Confirmó el Golden Retriever cruza con callejero.
El juez examinó la evidencia. - Su señoría, ¿Reconoce usted el aroma del cannabis?- Preguntó el abogado mientras frotaba la yema de sus dedos en el extremo del palito de la selva derretido.
- Nunca he experimentado pero sí, puedo reconocer el aroma. Aunque nunca he experimentado.- Contestó el juez todo poderoso.
- ¿Podría usted confirmar que esto es aroma cannábico?.- El astro de la defensa estaba muy confiado con su estrategia.
- Sí, percibo un perfume a cannabis… Igualmente nunca he consumido, en mi vida personal. - Aclaró la señoría. Para cerrar con el tema y terminar de confirmar, el abogado agradeció al hombre de bata negra que no es cura. Le entregó el cordón al padre del fallecido que no pudo evitar olfatear y posar sobre su lengua el extremo contaminado por ese pastito.
- Y bueno, los 85 km/h… ¿Quién no ha excedido un poquito el limite de velocidad en Libertador alguna madrugada queriendo llegar rápido a casa?.- El juez asentía con la cabeza las palabras del recibido en leyes. - Quien no lo haya hecho, que arroje la primer piedra.- Y una piedra voló en dirección a la cabeza de Charly que justo se había agachado para controlar que la punta de sus cordones estén limpias. - ¡HIJO DE PUTA! MATASTE A MI HIJO, ¡DROGADICTO!.- La ira se apoderó de la difunta madre como un rayo se apodera del único árbol en el desierto.
- Amor, que haya tenido restos cannabicos en el cordón no lo convierte en drogadicto.- Intentó calmar a su esposa el Golden Retriever cruza con callejero. El silencio inundó la sala. La mujer sacó una escopeta recortada de su cartera Louis Vuitton comprada ilegalmente a unas chinas en el Lower East Side el invierno pasado y la descargó en la frente de Charly decorando la pared del estrado y la elegante silla de roble barnizado ya un poco desgastada, con los sesos del joven.
Otra vez el silencio se apoderó del establecimiento. El abogado miró al juez, ambos sabían que estaba a punto de ganar el partido, iban 2 arriba en el minuto 90’+4’.
- Yo entiendo que estés enojada por haber perdido un hijo, pero ahora volarle la tapa del zapallo de un escopetazo al otro que nos quedaba. ¿Te parece? Yo ya no puedo tener más, estoy operado. Sabes que estoy operado, si fue tu idea… Y adoptar no quiero, no me gusta eso de que no sea mi sangre, me da desconfianza que una noche se levante y me clave un cuchillo en la espalda mientras duermo o me robe plata de la billetera, no… no.- El marido la miraba desdichado. - ¿Estás hormonal?.
La mujer recargó la escopeta.
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