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«... Para más inri, los campos que se mostraban a través del cristal no habían hecho más que recordarle [a España] por qué estaba ahí, y habían hecho que su corazón comenzase a latir con una mayor fuerza. Así que ahí estaba. Todo lo que había leído durante los cuatro años anteriores. Y solo se había hecho peor conforme se habían ido acercando al foco del horror. A la luz del sol, le había sido más fácil reconocer el terreno arcilloso que estaban recorriendo: un paisaje lleno de surcos, hoyos y montones de tierra cuyo desorden delataba que no podía ser obra de la naturaleza, sin ninguna clase de árbol. Le había parecido ver que un casco de hierro sobresalía de uno de los montones. Él había sentido cómo su boca se quedaba seca, y había decidido que lo mejor era devolver sus ojos hacia sus acompañantes...»

Extracto de Lo que concluyó en Compiégne.

«... Siguió en dirección contraria; hacia las montañas, hacia las cuales sus pies parecían llevarlo, fruto de la memoria muscular de un trayecto que había recorrido tantas veces caminando y a lomos de Dinis. Su atención no podía evitar regresar a aquellas estructuras cada vez más lejanas, aunque sin cambios. A los pies de la sierra empezaron a aparecer muros de hormigón y ciertas piezas de lo que sospechaba que era hierro enterradas en el terreno, impregnados de manchas irregulares de un negro intenso y puertas integradas en ellos. Podía apreciar también pequeñas, aunque largas, estructuras semicirculares que sobresalían en sus bordes, con huecos en dirección a las montañas y el extremo metálico y delgado de lo que sospechaba que era una metralleta. Portugal presionó sus talones sobre la tierra a sus alrededores. Aquella zona parecía abandonada, pero él sabía muy bien que era mejor no fiarse de las apariencias...»

Extracto de mi estimado :).

Ya falta cada vez menos.

Me hace especial ilusión poder hacer esta comparación, y más cuando los primeros párrafos los escribí cuando aún la segunda todavía era algo que rondaba sin parar en mi mente.

Y hasta dónde ha llegado, madre mía.

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ANTONIO POR FAVOR

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reference:

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El revuelo de la ciudad comienza a llegar a aquella villa, ubicada lejos de sus muros, como un pequeño murmullo.

El niño, de cabellos rizados castaños y ojos de un verde oliva, se encuentra agazapado sobre la fuente, reuniendo unas míseras gotas de agua en el cuenco que forman sus manos.

Puede sentir la fría caricia del líquido sobre su piel, al igual que la ligera brisa que en ocasiones acaricia su rostro.

También el gélido filo de su espada.

Sin embargo, es una sensación nimia frente al calor que invade su rostro y su torso. Frente al dolor que punza sus hombros con cada mínimo movimiento. Frente a la aridez en su boca y lengua, por más gotas de agua que haga pasar más allá de sus labios.

Su hermano le ha dicho muchas veces que deje de beber agua del estanque.

Cada vez que lo ve hacerlo, se acerca y le sujeta de los hombros con tal de apartarlo, por más que él patalee. Lo termina arrastrando hasta la planta superior, a su habitación, donde le cierra la puerta y se queda esperando hasta que él no tiene otro remedio que dormirse.

Pero hoy sabe que su hermano no vendrá.

Sabe que está acostado en su cama, con el balde a su lado repleto de vómito, cuyo hedor acompaña al de su propio aliento, sus cabellos sudorosos y un gran número de manchas rojas cubriendo su rostro y brazos.

Sus toses lo alcanzan durante la noche y, a veces, también cuando el sol brilla en el firmamento, amenazando con quemar sus ojos al alzar su cuello en su dirección.

Aunque ahora es difícil asegurar que provengan solo de él.

Su padre también está en su habitación.

Lo está desde que dos de sus hombres lo trajeron, cada uno sosteniendo uno de sus brazos, y lo depositaron en la estancia, con su armadura puesta. Su vómito y su aliento huelen peor; han ido haciéndose cada vez más insoportables conforme transcurren los días.

Bajo sus prendas, invadiendo la mayor parte de su pecho y abdomen, el mismo conjunto de manchas, de un rojo intenso, y con un cariz amarronado que no hace más que crecer. La cubierta de lana también se ha cubierto de una papilla de color mucho más oscuro.

No ha entrado desde hace... un par de días, pero sabe que no habrá hecho más que empeorar.

Tampoco tiene pensado visitarlo para comprobarlo.

Su padre lo ha olvidado.

Él no está seguro de si se recuerda siquiera a sí mismo.

Galia dice que mejorará. O lo decía.

Galia está ahora entre los enfermos, encogido en la cama con sus manos sobre el estómago y meciéndose sobre sí mismo. El hedor no le deja entrar, ni a su habitación ni a la del resto.

Sus dientes duelen con cada movimiento de su rostro.

Hace tiempo que no pronuncia palabra.

Un hombre es el único visitante que tienen en ese tiempo. Tiene una tupida barba, y su rostro le suena de algo, pero no tiene manera de identificarlo. Le escudriña con sus ojos entrecerrados, le pide que abra la boca y que se levante la túnica, pese al dolor que le causa cualquier mínimo roce.

—La costra es buena. Deja cicatriz, pero es buena.

A continuación, se adentra en el patio, en dirección a la habitación de su padre.

A veces se desmaya.

Esa es una de esas veces.

Y, cuando se despierta, no hay ni rastro del hombre. Ni siquiera de sus pasos.

Es incapaz de decir cuántas veces sale y se pone el sol para cuando Roma sale de su habitación, espada en mano, y abandona la casa, sin dirigirle más allá de un simple vistazo. Parte de su rostro está inundado por cicatrices.

Le recuerdan a los campos secos que ahora los rodean.

Hacen falta años para que la llamada peste pase, le dicen, pese a que él no es capaz de contarlos, pero se marcha.

Aun así, la peste le persigue a lo largo de los siglos.

Las cicatrices aparecen en una multitud de rostros, tanto conocidos como extraños. Solo en los de sus iguales desaparecen.

España repite las palabras del Galeno. Busca en sus escritos. Financia un barco que dice que llevar su cura.

Lleva tiempo. Mucho tiempo.

Pero se logra vencer a la peste que subyugó a Roma, aunque solo fuese por unos años.

.

—Peste antonina (año 165-166 a.C.): Los escritos de Claudio Galeno Nicon de Pérgamo (Galeno) permiten identificar al agente causante de la peste como la viruela, erradicada en 1980 por una extensa campaña de vacunación. La primera campaña que se precie, por lo menos en España y en todos sus territorios, es la Real Expedición de la vacuna de Balmis, a principios del siglo XIX.

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Las gotas repiqueteaban contra las tejas sobre él. 

Aunque mullido, el colchón en el que estaba acostado se asemejaba cada vez más a una tabla de piedra con cada vuelta que daba. 

Tendido de espaldas, sus dedos surcaban las raíces de sus cabellos, haciendo el mayor esfuerzo posible por no tirar de estos. Hacía tiempo que de su garganta no hacían más que salir gruñidos. 

Tras un tiempo que no fue capaz de determinar, México se incorporó, arrastró hacia el borde del catre y saltó para apoyar sus pies en las frías losetas que componían el suelo. 

Sin guía que le acompañase más allá de su mano sobre la pared, se condujo por los pasillos de la vivienda hasta acceder a una habitación cuadrada, ocupada sencillamente por una sencilla mesa de madera barnizada y la silla que lo acompañaba. La poca luz que se filtraba a través de la pequeña ventana a un costado le bastaba para detectar el papelillo que reposaba en el centro de esta, junto a la caja del teléfono. 

Una voz que aquellos muros no habían escuchado en siglos rebotó en los recovecos de su mente. 

—Si en algún momento lo... lo consideras oportuno, llámame. 

México inspiró hondo mientras apoyaba sus manos en su superficie. Sin embargo, por más que luchase por evitarlo, estas no tardaron en levantarse y dirigirse hacia el aparato. 

Una aproximó el auricular a su oído, y los dedos de la otra hicieron girar la rueda con cada uno de los dígitos que sabía en el papelillo. 

El sonido de la lluvia se volvió aún más fuerte en compañía de los incesantes pitidos del teléfono. 

Y esperó. 

Un zumbido tras otro.

Tanto que terminó por apoyar su cadera sobre el borde de la mesa, desplazándola ligeramente e irrumpiendo en el aguacero con un chirrido.

Sin embargo, no hubo respuesta.

El destello de un relámpago iluminó su rostro mientras depositaba el auricular en su sitio. Chasqueó la lengua, con su cara llena de una infinidad de arrugas, y abandonó la habitación con tal de deshacer sus pasos.

—¿Para que me molestas si luego vas a ignorarme? —musitó, de nuevo sentado sobre el borde de la cama. Se sacudió los pies con tal de librarse de los pequeños granos que aún persistían en sus plantas.

Una vez que su espalda volvió a quedar sobre el colchón y las asfixiantes mantas sobre él, México cerró sus ojos con fuerza, intentando que el hormigueo que extendía de manera intermitente por su columna desapareciese.

Pero no hubo manera.

Y la lluvia continuó hasta la mañana siguiente.

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Sin embargo, aquello no le había impedido rasgar la solapa y extraer de su interior una foto de España en blanco y negro, con las rodillas flexionadas, brazos sobre las rodillas y con apenas un lateral de su rostro visible. Los rizos de su flequillo caían sobre sus ojos, y en sus labios se dibujaba una ligera sonrisa que, pese a quedar disimulada por el juego de sombra de la imagen, a ella se le antojaba verdadera. Pero tampoco podía obviar el resto de sentimiento que le evocaba.

¿Fuente? Un fic que hubiese sido una maravilla si hubiese estado preparado para hoy, porque es ✨drama✨ puro, pero no ha sido posible.

Llega tarde.

Como todo lo involucrado con él, la verdad.

Aunque sabía que, para la fantástica fecha de mi cumpleaños, tenía que publicar algún pasaje del fic (el dibujo fue algo adicional porque me dio por ahí) sin nada demasiado revelador, así que agradezco haber conseguido llegar hasta esta parte.

Os habéis librado de una escena sobre un avión, que lo sepáis.

No quiero revelar nada relacionado con el título, la portada, número de capítulos y personajes que intervienen (aunque creo que es obvio por la época, por el epílogo ya publicado y por lo que ya he dejado dicho por aquí), pero es evidente que esta imagen y el pasaje tienen de trasfondo el SpaIre, ¿verdad?

De todas formas, que tengáis un buen día.

Ese párrafo va a tener tantas correcciones para cuando se publique que va a ser irreconocible, ya lo estoy viendo.

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El 23 de febrero de 1939, Isidro Fabela, representante de México ante la Sociedad de Naciones en Ginebra, le envía el siguiente telegrama a Lázaro Cárdenas, presidente de México, respecto a los exiliados españoles en Francia.

«SITUACIÓN ESPAÑOLA CAMPOS DE CONCENTRACIÓN PAVOROSA, POR LO QUE ESTIMO DEBEN ACTIVARSE PREPARATIVOS Y CONCEDER RÁPIDAMENTE AUTORIZACIÓN PARA QUE PUEDAN IR MÉXICO [...] STOP. RESOLUCIÓN ES TANTO MÁS URGENTE CUANTO RECONOCIMIENTO FRANCO POR FRANCIA, INGLATERRA, QUE ES INMINENTE, IMPOSIBILITARÁ GOBIERNO REPUBLICANO PAGAR POR SU CUENTA INMIGRADOS COMO ACTUALMENTE ESTÁ DISPUESTO A HACERLO.»

Y es que, de los casi 450.000 españoles que se han exiliado a Francia a lo largo de la Guerra Civil Española, poco menos de las dos terceras partes se encuentran en esos momentos confinados en campos de internamiento.

Fabela inicia entonces una intensa campaña para apresurar la inmigración de estos a México (Franco sería reconocido por Inglaterra y Francia el 25 de febrero de ese mismo año) para evitar su más que posible devolución a España.

Con el apoyo de otros diplomáticos, entre los que destaca el cónsul general de México, Gilberto Bosques (instalado en Marsella desde mediados de 1940), del propio gobierno republicano y de varios organismos del exilio —entre los que, por cierto, no se puede siquiera atisbar a la propia Sociedad de Naciones—, el ministro comienza a seleccionar a los refugiados que quieren trasladarse a México.

Según sus propias palabras, entre quienes le expresan el deseo de hacerlo no solo hay un número considerable de profesores universitarios, sino también otros profesionales, como médicos, abogados e ingenieros.

Así mismo, abundan los agricultores, los mecánicos y técnicos en diferentes industrias, y los militares y aviadores que también desean radicarse en el país americano.

Y tengo más para contar, de México y de muchas otras cosas, pero por el momento dejo esto por aquí.

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most important part of the writing process actually is when you loop a single song on max volume and stare at the word document and imagine the characters doing things for 14 hours. this is known as getting in the zone

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I loveveve himihmhm

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Pensamiento generalizado en Europa (y en el resto del mundo, para qué nos vamos a mentir) durante el siglo XX —¿alguien ha dicho finales de los años 30?—, según mi headcanon.

Este en concreto es Portugal.

En medio de una escena ciertamente curiosa.

España no lo pensará de esta forma tan directa, pero en esos momentos os puedo asegurar que también le pesan los huesos.

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Tengo que hacer una confesión.

A España siempre lo he relacionado más con la ingeniería (o arquitectura, si preferís, pero no seré yo quien me meta en esa guerra) y con el derecho.

Sin embargo, desde el reblogueo del Hospital AU hace unos días, he tenido un par de ideas rondando por mi cabeza.

Aunque, más que médico, yo pondría a Antonio como un enfermero. ¿Por qué? Bueno, quizá al principio tiene el pensamiento de ser médico, pero, tras no alcanzarle la nota por muy poco, termina por acceder a la carrera de enfermería para intentar luego dar el salto a medicina de alguna forma.

Y ahí se da cuenta de que está en la carrera perfecta para él.

Que lo suyo siempre ha sido el trato al público, y esta opción le permite cumplir sus deseos. Quizá es que ha sido presa del prejuicio de siempre de que las enfermeras están un escalafón por debajo de los médicos, pero pronto se percata de que está bastante equivocado.

Y está ahí, en el hospital, a las 8 de la mañana, haciendo extracciones de sangre. A pesar de que está medio dormido, agrada a los señores, —aunque, para que nos vamos a mentir, más a las señoras—, con su sonrisa (algo cansada, pero nadie tiene por qué saberlo), y también se las ingenia para distraer a los niños más temerosos —tanto en ese caso como a la hora de ponerle las vacunas—, y que ni siquiera sientan la aguja y cómo se van llenando los tubos.

Luego les da una piruleta, pero no se lo digáis a nadie, que son sus truquitos.

Que, hablando de tubos, quizá haya una ocasión —una entre millones, vamos—, en la que, en vez de un tubo con plasma y otro con suero, llega la sangre en dos tubos con anticoagulante al laboratorio y le echan la bronca (pero gracias a eso empieza un rollito con una del laboratorio, así que tampoco está tan mal).

También está ahí, cuando le toca, para atender a pacientes en planta. Les despierta, les toma las constantes y les dirige una sonrisa a la vez que intenta soltar su mejor discurso para empezar el día (y soportar, aquellos que tienen la capacidad, el desayuno). Total, caras le han puesto de todos los tipos; él va a seguir soltando lo suyo. Y con aquellos aislados, como los que esperan transplante o ya lo han recibido, se esfuerza el doble. Se queda con ellos para escucharles e intentar que estén lo más cómodos que le es posible.

A algunos, cuando salen, les explica con paciencia —-y también a sus familiares—, cómo tienen que tomar sus medicamentos y tratar sus heridas al volver a su casa. Cuantas veces necesiten, y lo más didáctico posible (aunque hay pacientes tan aprehensivos que quizá necesiten de su ayuda o de algunos de sus compañeros más adelante).

Otros, y esa es una realidad que tiene que aceptar desde el inicio, simplemente no salen. Y, cuando se implica tanto, los días y semanas siguientes son duros. Pero para eso tiene a Belle, compañera inseparable desde las primeras prácticas en un hospital en la universidad, y a muchos otros compañeros que ahora mismo no voy a detallar porque esto solo está en pañales, además de su familia.

Pero bueno, así es la vida.

Estos compañeros, por cierto, también están para ayudarle cuando la última gota colma el vaso, y cierto doctor insoportable le enfada hasta el punto de que necesita respirar un poco de aire fresco para evitar convertir un hospital en algo que no es.

Y ya me callo.

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I never posted my hospital AU here because I’m too lazy to do a translated version

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A veces, y más cuando termino un capítulo, me entran ganas de cambiar mi método de escritura y publicación.

Porque, en ocasiones, no hay nada más agradable que llegar al final de un capítulo y, además de la trascendencia que tiene para mí el haberlo completado, poder compartirlo de inmediato y no estarme montando mis películas sobre cómo está quedando la trama.

No creo que lo haga, porque:

La satisfacción de leerlo completo de seguido (que constituye ya la última revisión, y una forma de analizar la coherencia y el ritmo) antes que nadie compensa cualquier sentimiento. Al fin y al cabo, para la primera que escribo es para mí.

Mi ritmo de publicación entre capítulo y capítulo (y, creedme, que en este fic están superando mis expectativas en cuanto a duración) sería más irregular de lo que la historia requiere, y que haya detalles que no se pierdan es muy importante.

Ya tengo suficiente con mis altibajos de motivación en cuanto a si es buena o mala como para hacerlos depender de terceras personas.

Creo que me he tomado demasiado en serio lo de «Caminando por el campo...», porque llevo dos capítulos así. No hay ninguna carta ensangrentada de ningún paracaidista de la octava compañía —o, bueno, no técnicamente—, y no es por capricho, sino que es necesario para la trama, pero lo encuentro bastante curioso.

El propio título del fic lo requiere.

Dejo aquí el último de mis retratos a Portugal (porque me he prometido que no me voy a pasar el fic entero dibujándole en un mismo estado de ánimo), y me voy a retomar el proceso, que todavía me falta.

Para este año no va a estar, ya os lo digo yo.

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Algún día os podré explicar que lo menos importante en este dibujo son Irlanda y Francia.

Pero, por el momento, solo es una excusa para el drama.

La última vez que dibujé una cara en detalle —o algo, en general—, fue una cosa súper friki para acompañar a unos apuntes.

Médicos, no os merecéis ver el rostro de la persona cuyo apellido habéis mencionado tantas veces con desprecio.

Y fue de una foto.

Para que luego en ff.net me estén mandado todo el rato correos de que les encantan mis fics (cuando los mensajes están escritos en inglés; a mí no me engañan) y les gustaría colaborar.

Como si no fuesen suficiente mis bocetos cutres.

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Fragmento de Vuelva usted mañana, El Pobrecito Hablador nº 11, por Mariano José de Larra (alias Fígaro), publicado en enero de 1833.

Hay ocasiones en las que este relato me viene a la mente. Más de lo que me gustaría, la verdad.

Pobre Larra.

Hay que fastidiarse.

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countries of the Triple Alliance and the Entente

I'm a real fan of history lessons •^•

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I am obsessed with the way you describe how manipulated France is when he is in a relationship with Spain. I would love to hear you talk more about this <3 (we need more of this).

Like, what toxic traits of France do you think make Spain be attracted to him? Some of the ways France makes Spain unable to ignore him in a personal relationship?

Please feel free to add more questions on this topic. Thank you for answering them for me 🫶🏻

To be honest I just like toxic relationships imao (not for me lol, I just like to see my faves suffering, and Francis is the perfect demon to bring Toni a piece of hell).

However, if I had to choose a toxic trait Francis has (one of the many 👀) that is actually alluring to Antonio that would be controlling. I imagine Francis to be this type of person who wants, needs, to be in control, always. It may be a product of his huge ego and need for constant validation, he loves being the centre of attention and most definitely considers himself above most... Countries? All these traits result in a desire for control as well, and that is what I think Antonio would find kind of attractive. Or maybe not attractive, but beneficial. This is because I imagine Antonio, becoming in the early 16th cent. the first global empire ever, and being one of the superpowers at the time for a handful of centuries, was always expected to be in control of everything. He had too many responsibilities, the weight of expectations was too heavy on his shoulders, and the fear of other powers overcoming him and subduing him was too strong, so he always felt the need to control absolutely everything, even the smallest detail (tbh, I think I already said it in a previous post, I imagine young adult Antonio to be a bit... Paranoid, during his time as an empire). So while I imagine Antonio would clash against France, for they are both very controlling people, the motivations for the control they exerted on others was very different. For Antonio it was most usually a matter of survival and accomplishment of his own goals as a nation. Everything needs to be perfect all the pieces must be in the right places for everything to work out just fine (not to say he never used his controlling nature for more personal matters, but this scenario didn't happen too often). For Francis, however, it was a way to feed his ego, a matter of pride, a way to show his power and influence on others. And thus, I think this worked perfectly for Antonio, because Antonio, as controlling as he was, resented that part of him that needed to be in control if absolutely everything, he wanted to let loose, he was just not allowed to (not as a country, and not even as a person, as paranoid as he was about what could happen if something didn't go according to plan and other country got his upper hand on him). With Francis, he could freely get loose. Or he could, he's incredibly dangerous now, but he wasn't so much in the past when the two got along just fine. But he is used to Francis, he is used to get himself go with him, because he knows Francis will be there to pick him up. And of course he will, the control freak he is, he is just waiting for Antonio to give up just a tiny piece of string so he can hold it instead, and is happy to do so whenever Antonio decides to play puppet with him. Both are control freaks, but while Francis takes pride on that side of him, Antonio resents him, so he willingly gives it up to Francis, and Francis ecstatic with the idea of gaining all control, or better yet, being given all control.

This is probably one of Francis worst traits, and it is however one that is very alluring to Antonio, because it is a way of purifying himself, giving a part of himself that he abhors to a demon that desires it. That, and probably when Francis control becomes too suffocating he sees it as a way to expiate his sins and guilt. Losing all control about his very being, a fitting punishment for someone as controlling as he is. And from the other end, Francis definitely revels in it.

This was too long, and I'm not sure I made any sense at all. Lol