guayaba-podrida

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Creo que la latinidad y los estudios latinoamericanos y caribeños serían más interesantes si exploramos esta idea de las distintas regiones y culturas diferentes que constituye esta region, como las culturas andinas, las caribeñas, las amazonas, centroamerica, etc.

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Como el paisaje que rodea al andino, su música es triste: habla de abandonos, de distancias, de amores que se van.

Plinio Apuleyo Mendoza en El olor de la guayaba

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Descendiente de andaluces, de negros y arrogantes indios caribes, el costeño es abierto, alegre, ajeno a todo dramatismo y sin ninguna reverencia por jerarquías y protocolos [...] El colombiano de la cordillera, en cambio, marcado por el formalismo castellano y por el carácter taciturno y desconfiado del indio chibcha, es un hombre de sutiles reservas y ceremonias; sutil también en su humor.

Plinio Apuleyo Mendoza en El olor de la guayaba

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Mundo de luz y de calor, el Caribe sólo podría pintarse con azules y verdes intensos. Mundo de brumas, de lluvias tenues y vientos fríos, los Andes despliegan una fina gama de grises y verdes melancólicos.

Plinio Apuleyo Mendoza en El olor de la guayaba

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Solo a principios de la tercera capítulo Gabo me ha confirmado algo que ya podía ver por instinto que es la imagen hoy en día con que se define la "latinidad" es en realidad caribeña, pero una versión mestiza que excluye a la gente negra, a la cultura andina y a la diferencia o la tension por lo general.

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La tía Francisca Simonosea, por ejemplo, que era una mujer fuerte e infatigable, se sentó un día a tejer su mortaja. «Por que estás haciendo una mortaja?», le preguntó Gabriel. «Niño, porque me voy a morir», respondió ella. Y en efecto, cuando terminó la mortaja se acostó en su cama y se murió.

Gabriel García Márquez en El olor de la guayaba

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El junio es mes de leer el Caribe y acabo de terminar Maldito amor por Rosario Ferré. Para terminar la mes voy a comenzar El olor de la guayaba por Gabo (de quien este blog esta titulado).

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aquellos rizos que, en su mundo de antes, habían sido siempre la bandera de su diferencia

Rosario Ferré, Maldito amor

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Carlota, por su lado, se comportaba como si nada sucediese. Devolvía siempre bien por mal y sonreía cuando se la maltrataba

Rosario Ferré, Maldito amor

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Pero la mansedumbre podía ser en ella, en determinado momento, un arma poderosa.

Rosario Ferré, Maldito amor

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En este país los humos de abolengo y de limpieza de sangre no son más que perifollos de necios, justificaciones caducas para la posesión de fortunas [...] porque el dinero es hoy la única ceiba genealógica que queda aún en pie.

Rosario Ferré, Maldito amor

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En serio Rosario Ferré escribió un libro sobre el racismo en Puerto Rico. Ya sabía que era una de mis autores favoritos pero vaya.

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La muerte de mi padre me enseño una lección terrible [...] nuestro amor por los muertos, como los témpanos, sólo puede medirse por el tamaño de nuestro resentimiento.

Rosario Ferré, Maldito amor

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Porque en esta casa nadie se muere del golpe [...] sino poco a poco; no es sino mucho antes de muerto que la gente se va muriendo.

Rosario Ferré, Maldito amor

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At the same moment the wind got up, not the wind that devastates everything in its despair and disarray, but a soft, caressing wind, smoothing out the rough edges and restoring harmony.

Maryse Condé, Crossing the Mangrove (Trans. by Richard Philcox)

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Ah, the enslavement of the Haitian is not over yet! With great sweeps of his cutlass Désinor slashed his rage and his despair.

Maryse Condé, Crossing the Mangrove (Trans. by Richard Philcox)

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Our ancestors used to say that death is nothing but a bridge between humans, a footbridge that brings them closer together on which they can meet halfway to whisper things they never dared talk about.

Maryse Condé, Crossing the Mangrove (Trans. by Richard Philcox)