Mi padre Dios, mi mejor amigo y salvador Jesús, y el Espiritu Santo mi ayudador y consolador.
Don't wanna be here? Send us removal request.
Text
Habacuc 1:1-5
Deja de preocuparte mientras esperas
Todos hemos conducido o hemos estado dentro de un vehículo que sigue un sistema GPS. Podemos estar conduciendo por un largo tramo de la carretera y el GPS permanece en silencio durante kilómetros. Si estamos en una zona desconocida, este silencio puede resultar desconcertante; anhelamos que el GPS nos de la seguridad de que estamos en el camino correcto. Pero, todo lo que tenemos para guiarnos y avanzar es la última instrucción que recibimos del sistema de ubicación.
Solo cuando estamos a punto de acercarnos a un giro de la carretera, nuestro GPS se comunica con nosotros, para darnos alguna dirección, un aviso o notificarnos un cambio con pocos kilómetros de antelación. A medida que nos acercamos al desvío o al cruce, el GPS comunica sus instrucciones de forma clara, constante y repetida.
Del mismo modo, cuando Dios parece estar en silencio durante períodos prolongados en una temporada particular de nuestra vida, podemos concluir que el mejor curso de acción es permanecer activos, no pasivos, avanzando y permaneciendo fieles de acuerdo a la última instrucción, consejo o revelación dada. No retrocedemos, ni tomamos decisiones drásticas, ni cambiamos de rumbo a causa del silencio.
En el pasaje de hoy, el profeta Habacuc le pregunta a Dios por qué guarda silencio. Le dice: "¿Hasta cuándo, Señor he de pedirte ayuda sin que tú me escuches?" (Versículo 2). Dios no se siente amenazado, intimidado o abrumado por la queja de Habacuc. Por el contrario, él honra su honestidad, dándole una respuesta llena de esperanza. Dios le dice: "Estoy por hacer en estos días cosas tan sorprendentes que no las creerán aunque alguien se las explique".
Cuando Dios parece guardar silencio, debemos confiar aunque no podamos ver la ruta. Debemos dejar en sus manos las circunstancias devastadoras, confusas y amenazantes y volver nuestro oído a su voz suave y apacible, que nos tranquiliza, nos recuerda y reafirma que él usa cada situación para nuestro bien y sus perfectos propósitos.
Es posible que no entendamos el fragmento que tenemos en nuestras manos o que nuestros ojos no consigan descifrar la difícil situación, pero invítale a Dios a plantar su perspectiva en tu vida, para que los ojos de tu corazón sean iluminados y puedas aferrarte a la esperanza, incluso cuando Dios parece estar en silencio.
Es un honor haber compartido este momento contigo. Dios tiene más para ti. Te espero mañana para seguir descubriéndolo.
Para terminar, oremos juntos:
Precioso Señor Jesús, admito que no siempre confío en ti en los períodos de silencio. Muchas veces me he preguntado dónde estás y he colocado mi esperanza en otras cosas menos en ti, perdóname Señor. Te pido que me ayudes a confiar aunque no pueda ver la ruta, dame la fuerza y el poder para seguirte todos los días de mi vida.
En el nombre de Jesús.
Amén.
4 notes
·
View notes
Text
Desde lo profundo de mi alma elevo mi voz, reconociendo tu inmensurable sabiduría y el amor que sostiene el universo; Selah.
5 notes
·
View notes
Text
Eclesiastés 3:1-11
Cuando Dios se toma su tiempo
¿Alguna vez has sentido que la vida es una gran montaña rusa? Subidas, bajadas, vueltas y revueltas. Dependiendo de tu manera de ser, es posible que te gusten o no las temporadas de cambio. A muchas personas les encanta el verano porque les permite irse de vacaciones, relajarse y ponerse su ropa favorita. A otros les encanta el invierno, abrigarse bien y sentirse cómodos frente a la chimenea.
Sin importar la estación que te guste, el pasaje de hoy asegura que en algún momento las experimentarás todas. Lo bueno. Lo malo. Lo placentero y lo doloroso. Habrá profundos momentos de disfrute y días oscuros de sufrimiento. ¿Sabes por qué? Porque nuestra vida es una combinación de temporadas contrastadas y, a veces, conflictivas. Mucho sol y nada de lluvia daría como resultado un desierto estéril.
El sabio Salomón animó a sus lectores a aceptar el hecho de que hay un tiempo y una estación para todas las cosas. Tanto si se trata de un momento en la cima de la montaña como en el pozo de la desesperación. Pero no debemos angustiarnos porque Dios lo ve todo y nos ayudará a administrar tanto los logros como las bendiciones, así como también a llevar las cargas de las pruebas y los problemas.
Sin embargo, la mayor promesa que podemos esperar en las estaciones cambiantes es ésta: Dios es soberano sobre todas las cosas, en cada estación de la vida.
Ninguna temporada se desaprovecha. Dios trabaja, construye y no desperdicia ninguna situación en nuestra vida. Él redime, restaura y renueva cada situación a su debido tiempo. Dios tomará las cosas malas y, en la época correcta, las transformará y las usará para bien tal como él siempre quiso.
Las estaciones no se rigen por relojes y calendarios, sino por el tiempo y los propósitos de Dios. ¿Estás atravesando una época difícil? Déjame decirte que resistir es lo que debes hacer hasta que se produzca un avance. Hay detalles de la presencia y de la revelación de Dios que solo puedes encontrar en las sombras, no en las estaciones de luz y de logros. Estás en esta estación por alguna razón. Escucha el susurro de Dios y permítele obrar en tu corazón.
Gracias por unirte a este tiempo de reflexión y conexión con Dios. Haz espacio para lo eterno cada día. Mañana tenemos una nueva cita con el Señor.
Terminemos este tiempo en oración:
Precioso Señor Jesús, hoy declaro que tus caminos son más altos que los míos y tus pensamientos son más grandes que los míos. Te pido que me des una perspectiva eterna, que fortalezcas mi decisión de buscarte en cada momento de mi vida.
En el nombre de Jesús.
Amén.
4 notes
·
View notes
Text
Números 1:1-4
Contar con la provisión de Dios, no con nuestros problemas
A medida que crecemos y llegamos a la edad adulta, asumimos más responsabilidades, y también hay muchas tareas tediosas, pero necesarias, en esta etapa de madurez. Es preciso evaluar de cerca nuestras acciones y las consecuencias de cada paso que damos.
A veces, las tareas que parecen más insignificantes son las más importantes para prepararnos, darnos conocimiento y llenar nuestro corazón de esperanza. En el primer capítulo del libro de Números, encontramos a Dios pidiéndole a Moisés que hiciera un censo del pueblo que había salido de la esclavitud en Egipto.
Dios no le pidió a su pueblo que hiciera números o que calculara la cantidad de ropa, oro o comida que poseían. En cambio, les dijo que contaran al pueblo. El Señor estaba preparando a Israel para tomar la tierra que les había prometido (Canaán). Quería que conocieran su fuerza militar y que estuvieran organizados. Y, mientras enfrentaban este próximo paso que requeriría una gran fe, tal vez Dios también quería que recordaran a cuántos de ellos rescató de Egipto.
Si bien Dios pidió a Israel que contara para reforzar su fe, nosotros tendemos a hacer números con nuestros problemas, lo que a menudo tiene el efecto contrario. Sumamos el número de personas que nos causan frustración, la cantidad de veces que tenemos que exhortar a nuestros amigos para que sigan adelante, o el número de tareas de nuestra lista de pendientes que no tenemos tiempo para completar. Nos esforzamos por contar los problemas en lugar de contar las provisiones de parte de Dios.
Pedir que el pueblo de Israel hiciera un balance de sus recursos fue la forma en que Dios los preparó para apreciar lo que tenían, en lugar de centrarse en lo que no tenían. También sirvió como ejercicio para hacer crecer su fe en él, mientras los guiaba hacia la tierra prometida.
Nosotros también podemos hacer números y darnos cuenta de que Dios ha puesto personas en nuestra vida para ayudarnos a librar nuestras batallas, y que él también está con nosotros en cada batalla . Hagamos un balance en este día y alabemos su nombre, no sólo por lo que nos ha dado, sino también por lo que él es para nosotros.
Gracias por caminar conmigo durante estos días. Si el Señor lo permite, mañana volveremos a encontrarnos para seguir creciendo en su palabra. Hasta entonces, camina con firmeza, sostenido por la gracia, y cubierto por sus bendiciones.
Para terminar, oremos juntos:
Amado Señor Jesús, ¡cuán hermosos son los pies de los que anuncian el evangelio de la paz! Usa mi vida poderosamente para ser tus manos y tus pies, para proveer a los demás, para cuidar a los pobres y para ser un misionero, llevando tu imagen, a un mundo que está diseñado a tu imagen.
En el nombre de Jesús.
Amén.
5 notes
·
View notes
Text
Josué 1:1-9
Josué, un hombre fuerte y valiente
Las promesas de Dios para nosotros, si bien parecen atractivas, a veces no son de cumplimiento automático como creemos que deberían ser. En el pasaje de hoy, Dios le muestra a Josué que los verdaderos enemigos de su llamado no son los cananeos, los jebuseos, los hititas y todos los demás ejércitos que enfrentaría al avanzar en la fe. Dios quiere que Josué entienda que su verdadero enemigo no es un grupo de personas, sino un sentimiento. Dios le dice a Josué que su mayor lucha es contra el miedo. Si Josué consigue guiar a su pueblo a vencer el miedo, entonces será capaz de llevarlo a la tierra prometida.
Hay grandes recompensas para el pueblo de Dios que consigue dominar sus miedos. De hecho, Dios le hizo una promesa a Josué en el versículo 8. Le dice que será próspero y exitoso. Esta es la única vez en el Antiguo Testamento en la que estas dos palabras vienen juntas. Es una promesa enfática, contundente y que da poder. Si luchas contra tu miedo y cumples con la palabra de Dios, haciendo caso a su mandato, puedes esperar ser próspero y tener éxito. No se trata necesariamente de lo material, sino de la abundancia de corazón, alma y mente; una riqueza de vida. Conocer la palabra de Dios fue lo que le llevó a Josué a la prosperidad espiritual.
Si bien la generación anterior de israelitas confió solo en las promesas de Dios que tenían que ver con su provisión y liberación de la esclavitud de Egipto, el ejército y la tribu de Josué hicieron de la palabra de Dios su manual para prosperar y vivir.
Esta semana, al igual que Josué, encontremos nuestra confianza en Dios. Decirle a una persona "no tengas miedo" es como decirle a alguien con una pierna rota "no cojees". No es útil ni constructivo. Dios no le dice a Josué simplemente "no tengas miedo", sino que le da el fundamento y la guía para no tener miedo. Cuando tomemos la mano de Dios, superaremos nuestros miedos, glorificaremos su nombre y venceremos a los gigantes en la tierra que estamos llamados a conquistar y ocupar.
Hoy has detenido el ruido del mundo para darle a tu alma un momento invaluable en la presencia de Dios. Te espero mañana para un nuevo tiempo con nuestro Creador.
Para terminar, oremos juntos:
Amado Padre celestial, perdóname porque a veces pongo mi mirada en las circunstancias más que en tu palabra. Quiero confiar en ti con todo mi ser y que tu verdad arda en mi interior. Quiero ser fuerte y valiente para obedecer tus mandamientos. Que el fuego de tu palabra fortalezca mi decisión de vivir para ti y de caminar en tu verdad en un mundo cansado, caído y herido. Señor Jesús, te amo, te necesito y te pido que me fortalezcas en lo más profundo de mi ser para que otros también puedan ver que tu amor es real.
En el nombre de Jesús.
Amén.
4 notes
·
View notes
Text
LOS LÍMITES DE DIOS
LA ESCRITURA DE HOY
—Génesis 3:5. Rv'60
Sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal.
LA PALABRA DE HOY
Dios le puso límites a Adán y Eva sobre lo que debían hacer y lo que no debían hacer, sin embargo, ellos lo vieron como algo malo. Las restricciones que Dios nos da son para nuestro propio beneficio y nos ayudan a evitar el mal en nuestra vida y en la de los demás.
ORACIÓN DE HOY
Padre Celestial, ayúdanos a ser obedientes a tus mandamientos que en tu soberana sabiduría has establecido para nuestro propio bien. Estamos seguros que todo lo malo que nos ha sucedido es por saltarnos tus límites.
8 notes
·
View notes
Text
Salmo 65:9-13
Celebrar la generosidad
Hace poco, un periodista preguntó a la actriz Kate Winslet por qué había tanta diferencia salarial entre los actores y las actrices. Ella no supo cómo responder, pero intentó desviar la entrevista, al contestar: "No me gusta hablar de dinero, es algo simplemente vulgar, ¿no?". Tal vez estés de acuerdo en que no debemos hablar de esos asuntos. Pero la Biblia dice lo contrario.
Las palabras: ‘regalo’, ‘dar’ y ‘dador’ aparecen más de 1500 veces en la Escritura. Y el salmo de hoy habla de la generosidad y la abundancia de la provisión de Dios en nuestra vida y en su creación. Al principio del salmo, David agradece a Dios por la forma en que él responde a las oraciones y perdona nuestras transgresiones y porque nos colma de bienes con sus obras llenas de bondad.
Dios, nuestro Padre celestial, nos ha bendecido y dotado de abundancia. Nuestras necesidades y provisiones serán siempre satisfechas. Sus bendiciones se desbordan para su gloria y para nuestro bien. El versículo 9 nos dice que el Señor cuida la tierra y la riega con abundancia. Nunca encontraremos a nadie que supere a Dios. Considera a algunos de los filántropos y donantes más generosos del mundo de hoy, ellos serían vistos como acaparadores al lado de nuestro Padre celestial. Dios no se guarda nada y nunca podremos dar más de lo que él ya nos ha dado en su Hijo, Jesucristo.
Ya que hemos sido hechos a su imagen, también nosotros estamos llamados a ser dadores. Nuestro dar es siempre una respuesta al Dios que nos da primero. No damos por obligación, deber o trabajo, sino con alegría: entregando lo que nosotros mismos hemos recibido primero en abundancia.
Demos con devoción y de manera práctica a los necesitados. Seamos ricos con nuestras palabras de aliento, generosos con nuestro tiempo e inversión y elijamos sacrificar nuestras necesidades por el bien de los demás, incluso cuando sea más inconveniente y costoso para nosotros. Cuando hacemos esto, demostramos el amor de nuestro Padre celestial y reflejamos nuestra semejanza a Cristo en el mundo.
Gracias por caminar conmigo durante estos días. Si el Señor lo permite, mañana volveremos a encontrarnos para seguir creciendo en su palabra. Hasta entonces, camina con firmeza, sostenido por la gracia, y cubierto por sus bendiciones.
Para terminar, oremos juntos:
Amado Padre celestial, gracias por tu abundancia de riqueza y gracia en mi vida. No merezco todas las formas en que me has bendecido, pero sé que eres para mí y que tu Hijo me ha hecho justo. Usa mi vida para promover tu misión y para compartir el evangelio con los demás. Dame confianza, valor y convicción.
En el nombre de Jesús.
Amén.
3 notes
·
View notes
Text
12K notes
·
View notes
Text
10K notes
·
View notes
Text
Mateo 6:19-24
No dudes de la fidelidad de Dios
Si nos inscribiéramos en una clase de economía del reino impartida por Jesús, él nos diría que la causa de nuestro mayor arrepentimiento será el no haber dado algo a Dios. ¿Por qué? Porque lo que damos lo podemos guardar para siempre en la eternidad, pero lo que guardamos lo perderemos para siempre.
El pasaje de hoy es un fragmento del mayor mensaje jamás dado en la historia de la humanidad por el propio Jesús, llamado el Sermón de la montaña. Es una recopilación de lo que significa vivir, pensar y ser como Jesús mientras vives en la tierra y es un mensaje que necesitamos recordar todos los días. En los versículos de hoy, Jesús propone comunicar a sus discípulos —y a nosotros— que nuestra visión ilumina pero también puede oscurecer nuestra existencia.
Lo que elijamos magnificar, es aquello de lo que más nos llenaremos. Jesús dice que, en lo que ponemos nuestra mirada tiene poder para definir nuestro ser y toda nuestra existencia.
Aquello en lo que ponemos nuestros ojos ilumina o ensombrece nuestra vida y nuestro dar será un reflejo, una expresión de cómo nos encontramos, iluminados o ensombrecidos. Así funciona la generosidad realmente. Es el desbordamiento de un flujo luminoso, o es el reflejo de un corazón que ha sido despojado y opacado por cosas banales. Tener una perspectiva a largo plazo hará que sirvamos al amo correcto y que no almacenemos tesoros aquí en la tierra.
El misionero Jim Elliot lo dijo claramente: "No es tonto quien pierde lo que no puede conservar para ganar lo que no puede perder". Pensar en la eternidad hoy, te ayudará a recuperar, renovar y restaurar una perspectiva celestial cuando se trata de tus finanzas y posesiones.
Dedica algún tiempo a examinar tu vida y a evaluar honestamente tu respuesta a la siguiente pregunta: ¿Es tu tesoro terrenal tu principal tesoro o es Dios tu tesoro eterno? Acércate a Dios, e invita al Espíritu Santo a escudriñar tu corazón y a fortalecer tu ser interior para que experimentes el verdadero gozo en la presencia de Jesucristo, el mayor dador de todos.
Gracias por unirte a este tiempo de reflexión y conexión con Dios. Haz espacio para lo eterno cada día. Mañana tenemos una nueva cita con el Señor.
Terminemos este tiempo en oración:
Precioso Señor Jesús, te pido un enfoque renovado, para que fije mi atención en tu reino y tenga una mentalidad celestial. Líbrame de las distracciones y de cualquier otra cosa que desvíe mi atención de ti. Te amo, te necesito y quiero más de ti en mi vida.
En el nombre de Jesús.
Amén.
3 notes
·
View notes
Text
«Continuemos en esta obra hasta que el PECADO sea lo más AMARGO, y CRISTO LO MÁS DULCE de nuestras vidas»
—Sobre pureza
11 notes
·
View notes
Text
«Un ADORADOR CARNAL se ve arrebatado por la hermosura y magnificencia del TEMPLO; un ADORADOR ESPIRITUAL desea ver LA GLORIA DE DIOS en el santuario»
—Sobre iglesia
9 notes
·
View notes
Text
«Continuemos en esta obra hasta que el PECADO sea lo más AMARGO, y CRISTO LO MÁS DULCE de nuestras vidas»
—Sobre pureza
11 notes
·
View notes
Text
Nehemías 9:15-22
Dar a Dios
En el edificio del Royal Exchange, ubicado en el corazón del distrito financiero de Londres, está inscrito el siguiente salmo: "Del Señor es la tierra y todo cuanto hay en ella, el mundo y cuantos lo habitan…”. Dios es nuestra provisión, pero también es nuestra fuente y a él le interesa que lo reconozcamos de las dos formas.
Puede que no lo identifiquemos de inmediato, o que no nos atraiga instintivamente, pero la enseñanza de Jesús acerca del dinero puede ser tan liberadora, tan reconfortante y transformadora como cualquier otra de sus enseñanzas sobre diferentes áreas de nuestra vida.
En el pasaje de hoy, el pueblo de Dios tenía una oportunidad estratégica clave que debía aprovechar, pues se había iniciado una nueva temporada para los israelitas. Habían reconstruido las murallas de Jerusalén, uno junto al otro. Y una vez que las reedificaron, se dieron cuenta de que no tenía sentido reconstruir los muros destruidos, si no iban a restaurar también la ciudad y la comunidad de adoración en el corazón de Jerusalén.
Para ello, tendrían que restaurar el corazón de la gente, especialmente en lo que concierne a la generosidad. Sabían que tenían que volverse a Dios y dedicarse de nuevo a él, de lo contrario, toda la comunidad fracasaría. La acción de “dar” era el núcleo de este nuevo compromiso. Dios quiere transformar nuestro corazón y una señal clave de que este cambio está ocurriendo es la forma en que damos a los demás.
Dios se preocupa por tu generosidad y también por tu corazón. Dios quiere que seas un canal de bendición para otros, no porque el dinero sea lo más importante, sino porque a él le importa la motivación de tu corazón. Con frecuencia se dice: “pon tu dinero donde están tus palabras”, pero la Escritura nos recuerda que donde está tu tesoro allí también estará tu corazón.
Sigamos el ejemplo de Dios en el pasaje de hoy. Una y otra vez, leemos que Dios “dio”. Les dio instrucciones; les dio agua para calmar su sed; los sostuvo en el desierto. Dios nos ha dado todo y también nos ha dado a Jesús.
Dios ama al dador generoso, porque él lo es. Dar lo mejor de ti a Dios y ser generoso con los demás, es la mejor inversión que puedes hacer. Tal vez pienses: "¿Qué puedo dar?” A ti te parece tan pequeño, insignificante e invisible, pero para Dios es inestimable. Dios ve y toma lo que se hace en secreto y lo honra y multiplica.
Es un honor haber compartido este momento contigo. Dios tiene más para ti. Te espero mañana para seguir descubriéndolo.
Para terminar, oremos juntos:
Amado Señor Jesús, hoy renuevo mi compromiso contigo y te pido que me ayudes a priorizar tu agenda en mis finanzas. Tú eres mi verdadero tesoro y mi único deseo. Permite que pueda buscar tu reino por encima de todas las cosas y que confíe en que, al buscar tu voluntad para mi vida, todas las demás cosas me serán añadidas.
En el nombre de Jesús.
Amén.
3 notes
·
View notes