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Ella se quedó en mutismo total hasta que contempló como la comida estaba lista, una vez con el conejo en mano se dispuso a quitar un trozo de carne con los dedos, estaba caliente pero su piel era más resistente a ciertas cosas. Un sutil sopló propinó a la carne para suavizar su temperatura, entonces fue hasta Ash y sus posaderas se acomodaron a un costado del susodicho, su manita con el alimento fue con cuidado a la boquita del hombre.
El viaje era largo, el caballo lento, y las horas pasaron hasta que terminaron por acampar, cada uno a su rollo. Entonces Ash recordó algo y se escabulló detrás de la tienda provisional que se habían montado. — Hora de jugar. Ronroneó con voz sedcutora para sí. Agarró un pequeño tarro improvisado de madera con su mani izquierda, al mismo tiempo utilizó la otra para desabrocharse el cinturón, dejando que cayeran sus pantalones y liberando su gruesa, dura y palpitante polla. Esta salió disparada hacia arriba, ya venía bastante dura de hacía rato, no por nada en especial, simplemente era así con él. Entonces comenzó a acariciarla lánguidamente. — Hm-m. Evitó hacer demasiados ruidos, solo los justos de su respiración acelerandose. Su mano aceleró, apretando el grueso miembro con movimientos más largos y retorcidos, generando un sonido osceno de carne contra carne en la trastienda de la carpa improvisada. Las bocanadas de aire caliente se aplastaron entre sí mientras Ash se masturbaba, sacudiendo las caderas un poco al contacto de sus propios dedos. Las gotas de líquido preseminal goteaban de la punta hinchada cayendo directamente dentro del cuenco de madera. Ah, pero no era suficiente. Se llevó la mano a la boca, lamiendo un par de dedos y llenándolos de saliva antes de volver a agolparlos contra su carne caliente, y comenzó a frotar, esta vez más rápido. — ¡Ah-mh! Gimió, solo una vez. Antes de que su cuello comenzara a arder y la electricidad se apoderara de su estómago. Agarró bien el cuenco, justo debajo de su pene. Con la otra mano apretó el trozo de carne que comenzó a palpitar con insistencia. Y ocurrió. Gruesos hilos de semen caliente y pegajoso comenzaron a brotar de la punta. Él los apuntaba con precisión, llenando el cuenco de esa cremosa carga... unas tres veces. ¿Cuánto tiempo llevaba sin correrse? Quizás eran ya dos días, con todo el lío de las arañas y nosequé. Por eso mismo... la cantidad parecía demasiada, incluso para él. El cuenco estaba repleto de semen caliente y Ash suspiró recuperando la respiración al ritmo que se vestía de nuevo. Caminó hasta la entrada del campamento y puso el vaso sobre el tronco que estaban utilizando como mesa. — ¡Mirellia, ven aquí! @heylisten11
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⸻ ❛ Usted huele a sudor. Si llega a una tienda con ese aspecto no dudarán en echarlo, se bañará. ❜
Sentenció con un tono más firme, después suavizó su expresión con cierto desgano.
⸻ ❛ No puedo regresar a un discreto tamaño, si voy con usted me confundirán con una elfa y si uso mi magia para defenderme, sabrán que soy un hada. Y cualquiera sabe lo mucho que vale un hada en el mercado negro. ❜
Sus ojos parecían meditar, aún cuando tenía la vista clavada en el conejo que reposaba en su regazo. Su magia se encargaba de retirar la piel con asombrosa habilidad.
⸻ ❛ Tal vez en dos días pueda regresar a un tamaño más adecuado. Por ahora, solo visitaremos tiendas legales. ❜
En un lento flote la liebre se deslizó a las llamas, casi como estuviera empalada por una rama, era girada con la suficiente paciencia para que se cociera por todos los lados adecuados. Mirellia sostenía su mano elevada, con tal de mantener las acciones de su magia.
⸻ ❛ Yo hago lo que usted desee, señor Ash. ❜
El viaje era largo, el caballo lento, y las horas pasaron hasta que terminaron por acampar, cada uno a su rollo. Entonces Ash recordó algo y se escabulló detrás de la tienda provisional que se habían montado. — Hora de jugar. Ronroneó con voz sedcutora para sí. Agarró un pequeño tarro improvisado de madera con su mani izquierda, al mismo tiempo utilizó la otra para desabrocharse el cinturón, dejando que cayeran sus pantalones y liberando su gruesa, dura y palpitante polla. Esta salió disparada hacia arriba, ya venía bastante dura de hacía rato, no por nada en especial, simplemente era así con él. Entonces comenzó a acariciarla lánguidamente. — Hm-m. Evitó hacer demasiados ruidos, solo los justos de su respiración acelerandose. Su mano aceleró, apretando el grueso miembro con movimientos más largos y retorcidos, generando un sonido osceno de carne contra carne en la trastienda de la carpa improvisada. Las bocanadas de aire caliente se aplastaron entre sí mientras Ash se masturbaba, sacudiendo las caderas un poco al contacto de sus propios dedos. Las gotas de líquido preseminal goteaban de la punta hinchada cayendo directamente dentro del cuenco de madera. Ah, pero no era suficiente. Se llevó la mano a la boca, lamiendo un par de dedos y llenándolos de saliva antes de volver a agolparlos contra su carne caliente, y comenzó a frotar, esta vez más rápido. — ¡Ah-mh! Gimió, solo una vez. Antes de que su cuello comenzara a arder y la electricidad se apoderara de su estómago. Agarró bien el cuenco, justo debajo de su pene. Con la otra mano apretó el trozo de carne que comenzó a palpitar con insistencia. Y ocurrió. Gruesos hilos de semen caliente y pegajoso comenzaron a brotar de la punta. Él los apuntaba con precisión, llenando el cuenco de esa cremosa carga... unas tres veces. ¿Cuánto tiempo llevaba sin correrse? Quizás eran ya dos días, con todo el lío de las arañas y nosequé. Por eso mismo... la cantidad parecía demasiada, incluso para él. El cuenco estaba repleto de semen caliente y Ash suspiró recuperando la respiración al ritmo que se vestía de nuevo. Caminó hasta la entrada del campamento y puso el vaso sobre el tronco que estaban utilizando como mesa. — ¡Mirellia, ven aquí! @heylisten11
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⸻ ❛ Hum... ❜
De nueva cuenta, no respondió. Observo alejarse a Ash pero no dijo nada, solo se concentró en su labor. Inicio una fogata lo suficientemente grande para que calentará su entorno pero que no fuese tan llamativa como para atraer monstruos. Dada su estatura flotar era casi innecesaria, aún así sus pies estaban unos cuantos centímetros sobre el suelo a medida que ella se desplazaba, cuando notó la presencia de su protegido, en mutismo acortó distancias para tomar los conejos en sus manos.
⸻ ❛ No necesito comer, no te hubieras molestado. Debes descansar, yo me encargaré de la comida... Podrías darte un baño, se que hay un estanque cerca. ❜
No sé atrevía a verlo, su expresión se mantenía inusualmente seria.
El viaje era largo, el caballo lento, y las horas pasaron hasta que terminaron por acampar, cada uno a su rollo. Entonces Ash recordó algo y se escabulló detrás de la tienda provisional que se habían montado. — Hora de jugar. Ronroneó con voz sedcutora para sí. Agarró un pequeño tarro improvisado de madera con su mani izquierda, al mismo tiempo utilizó la otra para desabrocharse el cinturón, dejando que cayeran sus pantalones y liberando su gruesa, dura y palpitante polla. Esta salió disparada hacia arriba, ya venía bastante dura de hacía rato, no por nada en especial, simplemente era así con él. Entonces comenzó a acariciarla lánguidamente. — Hm-m. Evitó hacer demasiados ruidos, solo los justos de su respiración acelerandose. Su mano aceleró, apretando el grueso miembro con movimientos más largos y retorcidos, generando un sonido osceno de carne contra carne en la trastienda de la carpa improvisada. Las bocanadas de aire caliente se aplastaron entre sí mientras Ash se masturbaba, sacudiendo las caderas un poco al contacto de sus propios dedos. Las gotas de líquido preseminal goteaban de la punta hinchada cayendo directamente dentro del cuenco de madera. Ah, pero no era suficiente. Se llevó la mano a la boca, lamiendo un par de dedos y llenándolos de saliva antes de volver a agolparlos contra su carne caliente, y comenzó a frotar, esta vez más rápido. — ¡Ah-mh! Gimió, solo una vez. Antes de que su cuello comenzara a arder y la electricidad se apoderara de su estómago. Agarró bien el cuenco, justo debajo de su pene. Con la otra mano apretó el trozo de carne que comenzó a palpitar con insistencia. Y ocurrió. Gruesos hilos de semen caliente y pegajoso comenzaron a brotar de la punta. Él los apuntaba con precisión, llenando el cuenco de esa cremosa carga... unas tres veces. ¿Cuánto tiempo llevaba sin correrse? Quizás eran ya dos días, con todo el lío de las arañas y nosequé. Por eso mismo... la cantidad parecía demasiada, incluso para él. El cuenco estaba repleto de semen caliente y Ash suspiró recuperando la respiración al ritmo que se vestía de nuevo. Caminó hasta la entrada del campamento y puso el vaso sobre el tronco que estaban utilizando como mesa. — ¡Mirellia, ven aquí! @heylisten11
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Y aunque si lograba escucharlo, parecía que no por la manera en que estaba más concentrada en acariciar el lomo de su caballo con ahora sus palmas de un tamaño más grande. Reprimió un chillido cuando las marcas verdes en su cuerpo ardieron otra vez, brillando con intensidad pero de forma breve.
⸻ ❛ Ya está bajando el sol, debería preparar una fogata. ❜
Murmuró entre dientes al evitarlo otra vez, no por algún enojo a él, sino por la culpa que crecía en su interior. Esa marca que condenaba al pelirrojo era consecuencia a su ineptitud.
El viaje era largo, el caballo lento, y las horas pasaron hasta que terminaron por acampar, cada uno a su rollo. Entonces Ash recordó algo y se escabulló detrás de la tienda provisional que se habían montado. — Hora de jugar. Ronroneó con voz sedcutora para sí. Agarró un pequeño tarro improvisado de madera con su mani izquierda, al mismo tiempo utilizó la otra para desabrocharse el cinturón, dejando que cayeran sus pantalones y liberando su gruesa, dura y palpitante polla. Esta salió disparada hacia arriba, ya venía bastante dura de hacía rato, no por nada en especial, simplemente era así con él. Entonces comenzó a acariciarla lánguidamente. — Hm-m. Evitó hacer demasiados ruidos, solo los justos de su respiración acelerandose. Su mano aceleró, apretando el grueso miembro con movimientos más largos y retorcidos, generando un sonido osceno de carne contra carne en la trastienda de la carpa improvisada. Las bocanadas de aire caliente se aplastaron entre sí mientras Ash se masturbaba, sacudiendo las caderas un poco al contacto de sus propios dedos. Las gotas de líquido preseminal goteaban de la punta hinchada cayendo directamente dentro del cuenco de madera. Ah, pero no era suficiente. Se llevó la mano a la boca, lamiendo un par de dedos y llenándolos de saliva antes de volver a agolparlos contra su carne caliente, y comenzó a frotar, esta vez más rápido. — ¡Ah-mh! Gimió, solo una vez. Antes de que su cuello comenzara a arder y la electricidad se apoderara de su estómago. Agarró bien el cuenco, justo debajo de su pene. Con la otra mano apretó el trozo de carne que comenzó a palpitar con insistencia. Y ocurrió. Gruesos hilos de semen caliente y pegajoso comenzaron a brotar de la punta. Él los apuntaba con precisión, llenando el cuenco de esa cremosa carga... unas tres veces. ¿Cuánto tiempo llevaba sin correrse? Quizás eran ya dos días, con todo el lío de las arañas y nosequé. Por eso mismo... la cantidad parecía demasiada, incluso para él. El cuenco estaba repleto de semen caliente y Ash suspiró recuperando la respiración al ritmo que se vestía de nuevo. Caminó hasta la entrada del campamento y puso el vaso sobre el tronco que estaban utilizando como mesa. — ¡Mirellia, ven aquí! @heylisten11
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Las plantas se enroscaron con mayor decisión, al mismo tiempo que los dedos finos de la mano derecha de Mirellia fueron a la punta del glande masculino, eso sí, después de que una capa de su propia saliva los dejará brillante y viscosos para deslizarse con tortuosa lentitud sobre la raja de la punta.
Al menos.
Hasta que los tatuajes verdes que decoraban las clavículas femeninas brillaron con una intensidad agresiva, quemando su piel, haciéndola chillar del dolor y retrocediendo como si ardiera tan solo estar cerca de Ash.
⸻ ❛ ¡Hugh! ❜
El collar dorado que adornaba su esbelto cuello se apretó alrededor, con la gema verde brillando con violencia, Mirellia ahogó un quejido y se tambaleó hacia atrás, hasta que se tropezó con una piedra que hizo que cayera en el suelo. Cómo si hubiera salido de un trance, su expresión regreso a ser tan dócil y tímida como en un inicio, la vergüenza coloreando sus finos rasgos, más había algo diferente, los nervios que la gobernaban parecían una especie de miedo o pavor al ver a Ash.
⸻ ❛ Huh... ❜
Dedos se deslizan en un gesto en el aire, una acción que es suficiente para liberar al pelirrojo de su cautiverio. Ella se lo queda viendo casi con horror y... Tristeza. No dice nada, y simplemente se aparta en dirección al caballo que tenían bajo su cuidado.
Los seres puros como las hadas no tienen problema en recibir la energía de ningún humano o ser, siempre y cuando sea energía de magia pura... Sin embargo... Ash es un caso especial. Ash está maldito, cualquiera donación que reciba de su parte entrará en contacto y conflicto con su propia magia.
Mientras más reciba de su semen, aunque aumentará su energía, también recibirá una buena dosis de la esencia maldita de Sabattah. Y eso, solo la lastimaría.
El viaje era largo, el caballo lento, y las horas pasaron hasta que terminaron por acampar, cada uno a su rollo. Entonces Ash recordó algo y se escabulló detrás de la tienda provisional que se habían montado. — Hora de jugar. Ronroneó con voz sedcutora para sí. Agarró un pequeño tarro improvisado de madera con su mani izquierda, al mismo tiempo utilizó la otra para desabrocharse el cinturón, dejando que cayeran sus pantalones y liberando su gruesa, dura y palpitante polla. Esta salió disparada hacia arriba, ya venía bastante dura de hacía rato, no por nada en especial, simplemente era así con él. Entonces comenzó a acariciarla lánguidamente. — Hm-m. Evitó hacer demasiados ruidos, solo los justos de su respiración acelerandose. Su mano aceleró, apretando el grueso miembro con movimientos más largos y retorcidos, generando un sonido osceno de carne contra carne en la trastienda de la carpa improvisada. Las bocanadas de aire caliente se aplastaron entre sí mientras Ash se masturbaba, sacudiendo las caderas un poco al contacto de sus propios dedos. Las gotas de líquido preseminal goteaban de la punta hinchada cayendo directamente dentro del cuenco de madera. Ah, pero no era suficiente. Se llevó la mano a la boca, lamiendo un par de dedos y llenándolos de saliva antes de volver a agolparlos contra su carne caliente, y comenzó a frotar, esta vez más rápido. — ¡Ah-mh! Gimió, solo una vez. Antes de que su cuello comenzara a arder y la electricidad se apoderara de su estómago. Agarró bien el cuenco, justo debajo de su pene. Con la otra mano apretó el trozo de carne que comenzó a palpitar con insistencia. Y ocurrió. Gruesos hilos de semen caliente y pegajoso comenzaron a brotar de la punta. Él los apuntaba con precisión, llenando el cuenco de esa cremosa carga... unas tres veces. ¿Cuánto tiempo llevaba sin correrse? Quizás eran ya dos días, con todo el lío de las arañas y nosequé. Por eso mismo... la cantidad parecía demasiada, incluso para él. El cuenco estaba repleto de semen caliente y Ash suspiró recuperando la respiración al ritmo que se vestía de nuevo. Caminó hasta la entrada del campamento y puso el vaso sobre el tronco que estaban utilizando como mesa. — ¡Mirellia, ven aquí! @heylisten11
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⸻ ❛ Ah. ❜
Los ojos del hada enfocaron al pelirrojo, su mirada se relajo por un par de segundos con una calma inusitada, como si lo que acabarán de hacer no fue algo totalmente lascivo, o más bien, como si las palabras de Ash fueran algo normal.
⸻ ❛ Los humanos son demasiado arrogantes para tener vidas finitas. ❜
Las raíces bajo la tierra se agitaron, obedientes, y las plantas cercanas —delgadas, flexibles, voraces— comenzaron a moverse con una precisión casi coreográfica. Helechos y enredaderas se alzaron como dedos verdes, envolviendo las muñecas de Ash con una firmeza suave, sin violencia, pero sin opción de escape. El chico se habrá visto obligado a caer de espaldas sobre el lecho verdoso, con los brazos extendidos atrapadod por tallos verdes. Ella se acercó despacio, flotando más que caminando, con la luz de su cuerpo aún palpitando en tonos dorados y pantanosos.
Se inclinó sobre él sin tocarlo, dejando que su cabello rozara apenas su mejilla. Su mirada, intensa y serena, descendió hasta su boca, y en ese instante, esbozo una sonrisa.
⸻ ❛ ¿Hasta donde puede llegar, mi señor? Creo que... Debería entrenar su resistencia. ❜
La criatura de ahora 1'70 se erguío, un par de tallos delgados recorrieron los costados de la cadera masculina hasta atrapar entre sus enredaderas el miembro flácido, apretándolo con firmeza en un lento estímulo, en simultáneo la albina sujeto las piernas del hombre desde sus tobillos, obligándolo a abrirse para ella en una posición donde estuviera a su merced el pene estimulado de Ash. En su brusco cambio de posición, su escote no pudo soportar los movimientos tan toscos que daban ese par de mamas tan absurdamente grandes y jugosas, revelando esos hinchados botones rosados del hada que sonreía con una especie de emoción sádica, una sombra en su rostro pronunciaba esa macabra y divertida emoción.
⸻ ❛ ¿Puedo tomar más de usted? ❜
El viaje era largo, el caballo lento, y las horas pasaron hasta que terminaron por acampar, cada uno a su rollo. Entonces Ash recordó algo y se escabulló detrás de la tienda provisional que se habían montado. — Hora de jugar. Ronroneó con voz sedcutora para sí. Agarró un pequeño tarro improvisado de madera con su mani izquierda, al mismo tiempo utilizó la otra para desabrocharse el cinturón, dejando que cayeran sus pantalones y liberando su gruesa, dura y palpitante polla. Esta salió disparada hacia arriba, ya venía bastante dura de hacía rato, no por nada en especial, simplemente era así con él. Entonces comenzó a acariciarla lánguidamente. — Hm-m. Evitó hacer demasiados ruidos, solo los justos de su respiración acelerandose. Su mano aceleró, apretando el grueso miembro con movimientos más largos y retorcidos, generando un sonido osceno de carne contra carne en la trastienda de la carpa improvisada. Las bocanadas de aire caliente se aplastaron entre sí mientras Ash se masturbaba, sacudiendo las caderas un poco al contacto de sus propios dedos. Las gotas de líquido preseminal goteaban de la punta hinchada cayendo directamente dentro del cuenco de madera. Ah, pero no era suficiente. Se llevó la mano a la boca, lamiendo un par de dedos y llenándolos de saliva antes de volver a agolparlos contra su carne caliente, y comenzó a frotar, esta vez más rápido. — ¡Ah-mh! Gimió, solo una vez. Antes de que su cuello comenzara a arder y la electricidad se apoderara de su estómago. Agarró bien el cuenco, justo debajo de su pene. Con la otra mano apretó el trozo de carne que comenzó a palpitar con insistencia. Y ocurrió. Gruesos hilos de semen caliente y pegajoso comenzaron a brotar de la punta. Él los apuntaba con precisión, llenando el cuenco de esa cremosa carga... unas tres veces. ¿Cuánto tiempo llevaba sin correrse? Quizás eran ya dos días, con todo el lío de las arañas y nosequé. Por eso mismo... la cantidad parecía demasiada, incluso para él. El cuenco estaba repleto de semen caliente y Ash suspiró recuperando la respiración al ritmo que se vestía de nuevo. Caminó hasta la entrada del campamento y puso el vaso sobre el tronco que estaban utilizando como mesa. — ¡Mirellia, ven aquí! @heylisten11
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Su naricita bien pegada a los lisos y apenas nacidos vellos púbicos del hombre, de ese mismo tono naranjoso que la melena que poseía. Sus manos se sintieron con la necesidad de tocar otra vez esa cara de carne tan caliente, cuyas venas palpitaban con mayor fiereza como si le advirtieran de algo, en su agarre, lo sintiócomo un arma poderosa, una que podría derribar legiones enteras. O dejarlas embarazadas...
Estaba un poco mareada, casi aturdida, mientras su cabeza vibraba con una energía placentera. Tarareó alrededor de esa polla, su saliva volviéndose un poco más cálida, su boca y lengua un poco más suaves, todo para ser un mejor agujero para protegido. Todo el tiempo lo miró fijamente, con su expresión tan dulce y dócil, casi como si de manera silencioso estuviera buscando su aprobación.
Entonces, llegó, ese semen brotó en chorros espesos y calientes, cubriendo su lengua y la parte posterior de su garganta. Instintivamente, Mirellia disfruto de tragarse a grandes sorbos ese jugo blanco, su garganta se esforzó por aceptar hasta la última gota, aunque también anhelaba por saborear el sabor de su liberación. Sin embargo, la suerte quiso que él tuviera suficiente para alimentarla, con más y más cuerdas pegajosas llenando su pequeña boquita inexperta, dejándola tan llena sin misericordia pese a ser la primera mamada que ella daba. Las mejillas de la hada se hundieron mientras succionaba desesperadamente para ordeñarlo hasta dejarlo seco como una buena zorra, sintiéndose casi halagada por la manera tan dulce en que le habló. La pequeña no protesto, ese nutritivo esperma fue absorbido obedientemente.
Con gran reticencia Mirellia fue apartada de esa lánguida pija, liberándolo de sus labios con un pop húmedo. Una generosa capa de saliva brillante cubría el pene de Ash, desde la raíz a la punta, mostrando cuánto se había esforzado para tomarlo hasta el final.
⸻ ❛ Mi señor... ❜
Esa bobita expresión, embelesada por la sensación viscosa que aún sentía en su boca y corría por sus mandíbulas, se vio reemplazada con una sutil sorpresa al percibir algo extraño. Su cuerpo, agitado y un tanto sudado por el calor que le afectaba, comienza a irradiar una luz líquida, como si la piel se volviera cristal fundido. No hay destello abrupto ni estruendo mágico, es una transición silenciosa donde el brillo se desliza por sus extremidades como un fuego. Parece tallada en luz.
El fulgor se expande con ella, quién ante la llegada de nuevos nutrientes que aumentan su magia, su cuerpo se ve obligado a adoptar una nueva figufa. Envolviéndola en una aura dorada que no ciega, sino seduce, es llamativa para cualquier como la silueta dorada es tan curvilínea.
Hasta que por fin desapareció.
Y estaba ella, sentada sobre el musgo húmedo, el hada parecía recién caída de un sueño. Una rodilla doblada sostenía parte de su peso, mientras la otra pierna se extendía hacia un costado con una languidez involuntaria, como si aún no reconociera su propio cuerpo. ¡Y obvio que no! No esperaba que otra vez su figura cambiará, para nada, pero aún asi... Se sentía tan poderosa, tan fuerte, como si pudiera crear en ese mismo instante un oasis perfecto con su magia. Levantó con lentitud una de sus manos, no solo materializando un símbolo arcano, sino que aprecia la luz que se filtraba entre las hojas, revelando el leve temblor de sus dedos dorados. El vestido blanco que portaba antes, ahora había sido reemplazado por telas que apenitas podían sostener el par de ubres que portaba.

⸻ ❛ Ah... Esto no es bueno. ❜
El viaje era largo, el caballo lento, y las horas pasaron hasta que terminaron por acampar, cada uno a su rollo. Entonces Ash recordó algo y se escabulló detrás de la tienda provisional que se habían montado. — Hora de jugar. Ronroneó con voz sedcutora para sí. Agarró un pequeño tarro improvisado de madera con su mani izquierda, al mismo tiempo utilizó la otra para desabrocharse el cinturón, dejando que cayeran sus pantalones y liberando su gruesa, dura y palpitante polla. Esta salió disparada hacia arriba, ya venía bastante dura de hacía rato, no por nada en especial, simplemente era así con él. Entonces comenzó a acariciarla lánguidamente. — Hm-m. Evitó hacer demasiados ruidos, solo los justos de su respiración acelerandose. Su mano aceleró, apretando el grueso miembro con movimientos más largos y retorcidos, generando un sonido osceno de carne contra carne en la trastienda de la carpa improvisada. Las bocanadas de aire caliente se aplastaron entre sí mientras Ash se masturbaba, sacudiendo las caderas un poco al contacto de sus propios dedos. Las gotas de líquido preseminal goteaban de la punta hinchada cayendo directamente dentro del cuenco de madera. Ah, pero no era suficiente. Se llevó la mano a la boca, lamiendo un par de dedos y llenándolos de saliva antes de volver a agolparlos contra su carne caliente, y comenzó a frotar, esta vez más rápido. — ¡Ah-mh! Gimió, solo una vez. Antes de que su cuello comenzara a arder y la electricidad se apoderara de su estómago. Agarró bien el cuenco, justo debajo de su pene. Con la otra mano apretó el trozo de carne que comenzó a palpitar con insistencia. Y ocurrió. Gruesos hilos de semen caliente y pegajoso comenzaron a brotar de la punta. Él los apuntaba con precisión, llenando el cuenco de esa cremosa carga... unas tres veces. ¿Cuánto tiempo llevaba sin correrse? Quizás eran ya dos días, con todo el lío de las arañas y nosequé. Por eso mismo... la cantidad parecía demasiada, incluso para él. El cuenco estaba repleto de semen caliente y Ash suspiró recuperando la respiración al ritmo que se vestía de nuevo. Caminó hasta la entrada del campamento y puso el vaso sobre el tronco que estaban utilizando como mesa. — ¡Mirellia, ven aquí! @heylisten11
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Irises verdosos se vuelven al centrar toda su atención en ese grueso y venoso miembro que ahora desfiguraba su garganta por la repentina intrusión a su boca. Su nariz roza su pubis y su mandíbula choca contra los pesados testículos. La polla se aloja en su garganta por completo para ese punto, abriendo con rudeza ese tan apretado lugar que hasta podría resultar doloroso para Ash lo mucho que su pija está siendo abrazada por la garganta de Mirellia. Lejos de sentir dolor o molestia la aparentemente inocente chica parece emocionada, salivando, ahuecando sus hermosas mejillas para chupar de forma sonora esa polla. Párpados se aprietan con fuerza, y ella abraza la cadera de Ash con tal de que él deje toda su semilla en esa boquita cálida y ajustada.
El viaje era largo, el caballo lento, y las horas pasaron hasta que terminaron por acampar, cada uno a su rollo. Entonces Ash recordó algo y se escabulló detrás de la tienda provisional que se habían montado. — Hora de jugar. Ronroneó con voz sedcutora para sí. Agarró un pequeño tarro improvisado de madera con su mani izquierda, al mismo tiempo utilizó la otra para desabrocharse el cinturón, dejando que cayeran sus pantalones y liberando su gruesa, dura y palpitante polla. Esta salió disparada hacia arriba, ya venía bastante dura de hacía rato, no por nada en especial, simplemente era así con él. Entonces comenzó a acariciarla lánguidamente. — Hm-m. Evitó hacer demasiados ruidos, solo los justos de su respiración acelerandose. Su mano aceleró, apretando el grueso miembro con movimientos más largos y retorcidos, generando un sonido osceno de carne contra carne en la trastienda de la carpa improvisada. Las bocanadas de aire caliente se aplastaron entre sí mientras Ash se masturbaba, sacudiendo las caderas un poco al contacto de sus propios dedos. Las gotas de líquido preseminal goteaban de la punta hinchada cayendo directamente dentro del cuenco de madera. Ah, pero no era suficiente. Se llevó la mano a la boca, lamiendo un par de dedos y llenándolos de saliva antes de volver a agolparlos contra su carne caliente, y comenzó a frotar, esta vez más rápido. — ¡Ah-mh! Gimió, solo una vez. Antes de que su cuello comenzara a arder y la electricidad se apoderara de su estómago. Agarró bien el cuenco, justo debajo de su pene. Con la otra mano apretó el trozo de carne que comenzó a palpitar con insistencia. Y ocurrió. Gruesos hilos de semen caliente y pegajoso comenzaron a brotar de la punta. Él los apuntaba con precisión, llenando el cuenco de esa cremosa carga... unas tres veces. ¿Cuánto tiempo llevaba sin correrse? Quizás eran ya dos días, con todo el lío de las arañas y nosequé. Por eso mismo... la cantidad parecía demasiada, incluso para él. El cuenco estaba repleto de semen caliente y Ash suspiró recuperando la respiración al ritmo que se vestía de nuevo. Caminó hasta la entrada del campamento y puso el vaso sobre el tronco que estaban utilizando como mesa. — ¡Mirellia, ven aquí! @heylisten11
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Dos de sus dedos se mantienen rodeando como puede la base de la gorda polla, mientras ella succiona el sensible glande.
⸻ ❛ Mhg... ¡Sluurpp! ❜
Un ruido de gozo y contemplación escapa de sus rosados y gorditos labios al sentir unas gotas de líquido preseminal caer en sus papilas gustativas. Una pronunciada succión ahueco sus sonrojadas mejillas, arrimolando su lengua lo más que podía en esa raja pequeña con tal de adquirir más de ese sabroso líquido, que a más que probaba, hacía que su coñito palpitase en ansias.
Cierra sus ojos un poco, aún buscando apreciar esa pija humana que mareaba sus sentidos y calentaba su centro, mientras se deja guiar por la presión ajena en su cabeza, engullendo la poronga de a poco, sintiendo la presión de esa hirviente carne sobre su lengua. Se detuvo para acostumbrarse a la anchura de la polla masculina, con cada paso que daba en el interior de su boca la obligaba a abrir más y más la mandíbula, algo que hasta cierto punto resultaba doloroso pero el deseo por tomarlo todo era sencillamente mayor.
⸻ ❛ Ghuk...Mh. ❜
Contuvo una arcada cuando la punta de esa pija golpeó su úvula, la baba se desbordó de su boca inevitable, apreciándose como ese líquido blanco hacia espesos hilos que al final caían como gotas en el suelo a medida que ella trataba de tomar todo ese mástil de carne, apoyando una de sus manos en el muslo masculino a la hora de inclinarse más hacia él.
El viaje era largo, el caballo lento, y las horas pasaron hasta que terminaron por acampar, cada uno a su rollo. Entonces Ash recordó algo y se escabulló detrás de la tienda provisional que se habían montado. — Hora de jugar. Ronroneó con voz sedcutora para sí. Agarró un pequeño tarro improvisado de madera con su mani izquierda, al mismo tiempo utilizó la otra para desabrocharse el cinturón, dejando que cayeran sus pantalones y liberando su gruesa, dura y palpitante polla. Esta salió disparada hacia arriba, ya venía bastante dura de hacía rato, no por nada en especial, simplemente era así con él. Entonces comenzó a acariciarla lánguidamente. — Hm-m. Evitó hacer demasiados ruidos, solo los justos de su respiración acelerandose. Su mano aceleró, apretando el grueso miembro con movimientos más largos y retorcidos, generando un sonido osceno de carne contra carne en la trastienda de la carpa improvisada. Las bocanadas de aire caliente se aplastaron entre sí mientras Ash se masturbaba, sacudiendo las caderas un poco al contacto de sus propios dedos. Las gotas de líquido preseminal goteaban de la punta hinchada cayendo directamente dentro del cuenco de madera. Ah, pero no era suficiente. Se llevó la mano a la boca, lamiendo un par de dedos y llenándolos de saliva antes de volver a agolparlos contra su carne caliente, y comenzó a frotar, esta vez más rápido. — ¡Ah-mh! Gimió, solo una vez. Antes de que su cuello comenzara a arder y la electricidad se apoderara de su estómago. Agarró bien el cuenco, justo debajo de su pene. Con la otra mano apretó el trozo de carne que comenzó a palpitar con insistencia. Y ocurrió. Gruesos hilos de semen caliente y pegajoso comenzaron a brotar de la punta. Él los apuntaba con precisión, llenando el cuenco de esa cremosa carga... unas tres veces. ¿Cuánto tiempo llevaba sin correrse? Quizás eran ya dos días, con todo el lío de las arañas y nosequé. Por eso mismo... la cantidad parecía demasiada, incluso para él. El cuenco estaba repleto de semen caliente y Ash suspiró recuperando la respiración al ritmo que se vestía de nuevo. Caminó hasta la entrada del campamento y puso el vaso sobre el tronco que estaban utilizando como mesa. — ¡Mirellia, ven aquí! @heylisten11
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Era la primera vez que Mirellia observaba una polla humana de tan cerca, en realidad, es la primera vez que veía un aparato reproductor que no sea en dibujos de aquellos libros que leía con fines informativos. Un resplandor nació en sus ojos maravillados por la manera en que las venas se marcaban en ese tronco cual raíces de árboles, palpitantes y firmes, incentivando a su lengua a delinear con detalle. Los labios de la hada fueron decorados con el pre semen del hombre, haciéndolos brillar de forma exquisita, pronunciando la boquita suave y rosada de la hadita.
El recorrido de su lengua inició desde el escroto de Ash, sitio en el que se dedicó a olfatear ese aroma que la tenía atontada, su sinhueso ascendió por una de las líneas marcadas en ese trozo poderoso de carne hasta llegar al frenillo, sitio que beso de forma tímida pero repetida, casi tanteando el terreno, al menos hasta que se percató de una gota naciendo de la hendidura en el glande. Sus manitas sostienen ese venoso falo que palpitaba contra sus palmas ¿Lo estará haciendo bien? No lo sabe, pero lo acaricia en un intento por proporcionarle algún consuelo, mientras sus labios se ciernen alrededor del glande, buscando succionar y besar para obtener más de ese dulce líquido transparente.
El viaje era largo, el caballo lento, y las horas pasaron hasta que terminaron por acampar, cada uno a su rollo. Entonces Ash recordó algo y se escabulló detrás de la tienda provisional que se habían montado. — Hora de jugar. Ronroneó con voz sedcutora para sí. Agarró un pequeño tarro improvisado de madera con su mani izquierda, al mismo tiempo utilizó la otra para desabrocharse el cinturón, dejando que cayeran sus pantalones y liberando su gruesa, dura y palpitante polla. Esta salió disparada hacia arriba, ya venía bastante dura de hacía rato, no por nada en especial, simplemente era así con él. Entonces comenzó a acariciarla lánguidamente. — Hm-m. Evitó hacer demasiados ruidos, solo los justos de su respiración acelerandose. Su mano aceleró, apretando el grueso miembro con movimientos más largos y retorcidos, generando un sonido osceno de carne contra carne en la trastienda de la carpa improvisada. Las bocanadas de aire caliente se aplastaron entre sí mientras Ash se masturbaba, sacudiendo las caderas un poco al contacto de sus propios dedos. Las gotas de líquido preseminal goteaban de la punta hinchada cayendo directamente dentro del cuenco de madera. Ah, pero no era suficiente. Se llevó la mano a la boca, lamiendo un par de dedos y llenándolos de saliva antes de volver a agolparlos contra su carne caliente, y comenzó a frotar, esta vez más rápido. — ¡Ah-mh! Gimió, solo una vez. Antes de que su cuello comenzara a arder y la electricidad se apoderara de su estómago. Agarró bien el cuenco, justo debajo de su pene. Con la otra mano apretó el trozo de carne que comenzó a palpitar con insistencia. Y ocurrió. Gruesos hilos de semen caliente y pegajoso comenzaron a brotar de la punta. Él los apuntaba con precisión, llenando el cuenco de esa cremosa carga... unas tres veces. ¿Cuánto tiempo llevaba sin correrse? Quizás eran ya dos días, con todo el lío de las arañas y nosequé. Por eso mismo... la cantidad parecía demasiada, incluso para él. El cuenco estaba repleto de semen caliente y Ash suspiró recuperando la respiración al ritmo que se vestía de nuevo. Caminó hasta la entrada del campamento y puso el vaso sobre el tronco que estaban utilizando como mesa. — ¡Mirellia, ven aquí! @heylisten11
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Pequeña lengua se desliza con lenta calmada justo sobre la zona mas oscura del pantalón, saboreando ese cítrico líquido que enloquecía su sentido. Su rostro no podía ser más rojo pero los ojos de la hada, usualmente gentiles y brillantes, estaban opacados por la lujuria que la controlaba, motivando a sus pequeñas manos a acariciar toda la extensión del falo con su palma, ella apartó su boquita que se mantenía abierta, soltando pesadas y calientes respiraciones, con su lengua aún apoyada sobre su labio inferior en una silenciosa súplica por probar más de él.
⸻ ❛ Ah ~ ❜

El viaje era largo, el caballo lento, y las horas pasaron hasta que terminaron por acampar, cada uno a su rollo. Entonces Ash recordó algo y se escabulló detrás de la tienda provisional que se habían montado. — Hora de jugar. Ronroneó con voz sedcutora para sí. Agarró un pequeño tarro improvisado de madera con su mani izquierda, al mismo tiempo utilizó la otra para desabrocharse el cinturón, dejando que cayeran sus pantalones y liberando su gruesa, dura y palpitante polla. Esta salió disparada hacia arriba, ya venía bastante dura de hacía rato, no por nada en especial, simplemente era así con él. Entonces comenzó a acariciarla lánguidamente. — Hm-m. Evitó hacer demasiados ruidos, solo los justos de su respiración acelerandose. Su mano aceleró, apretando el grueso miembro con movimientos más largos y retorcidos, generando un sonido osceno de carne contra carne en la trastienda de la carpa improvisada. Las bocanadas de aire caliente se aplastaron entre sí mientras Ash se masturbaba, sacudiendo las caderas un poco al contacto de sus propios dedos. Las gotas de líquido preseminal goteaban de la punta hinchada cayendo directamente dentro del cuenco de madera. Ah, pero no era suficiente. Se llevó la mano a la boca, lamiendo un par de dedos y llenándolos de saliva antes de volver a agolparlos contra su carne caliente, y comenzó a frotar, esta vez más rápido. — ¡Ah-mh! Gimió, solo una vez. Antes de que su cuello comenzara a arder y la electricidad se apoderara de su estómago. Agarró bien el cuenco, justo debajo de su pene. Con la otra mano apretó el trozo de carne que comenzó a palpitar con insistencia. Y ocurrió. Gruesos hilos de semen caliente y pegajoso comenzaron a brotar de la punta. Él los apuntaba con precisión, llenando el cuenco de esa cremosa carga... unas tres veces. ¿Cuánto tiempo llevaba sin correrse? Quizás eran ya dos días, con todo el lío de las arañas y nosequé. Por eso mismo... la cantidad parecía demasiada, incluso para él. El cuenco estaba repleto de semen caliente y Ash suspiró recuperando la respiración al ritmo que se vestía de nuevo. Caminó hasta la entrada del campamento y puso el vaso sobre el tronco que estaban utilizando como mesa. — ¡Mirellia, ven aquí! @heylisten11
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El calor que embargaba su cabeza en esos instantes bastaba para que la hadita ignore deliberadamente esas palabras que antes sin duda la habrían dejado completamente apenada. Devoró con osado deseo esa lengua, el sabor adictivo de esa saliva la mantenía casi en un trance que solo buscaba más, tanto así que pese a su pequeño tamaño, se apegó lo más que podía a Ash, tanto que poco o nada faltaba para querer fundirse con él. Las manos femenina fueron a los cabellos naranjas, tirando de ahí para profundizar el beso tan lascivo que justo en ese instante se ejecutaba, importandole poco la cantidad de baba que desbordaba por su barbilla.
Solo le importo la que manchaba la mandíbula opuesta, ahí si su lengua se movió en ávidos movimiento para recolectar casi con necesidad la saliva de Ash.
⸻ ❛ Huh... Uh uh. Se va a enojar conmigo después. ❜
Murmuró tan bajito que fue un susurró encantador, su lengua deseaba probar más de la piel humana, por lo que descendió en un camino baboso hasta la clavícula, repartiendo una serie de besos que acabaron justo en la pelvis masculina, al mismo tiempo que ella ya se encontraba de rodillas. Su poca cordura, que buscaba predominar en su control, hacia que no le destrozará el pantalón ahí mismo para probar una verga humana. Por ahora, se conformaba con frotar su cara con afecto, lamer sobre la tela justo donde la erección era más palpable y olisquear ese potente aroma masculino.
El viaje era largo, el caballo lento, y las horas pasaron hasta que terminaron por acampar, cada uno a su rollo. Entonces Ash recordó algo y se escabulló detrás de la tienda provisional que se habían montado. — Hora de jugar. Ronroneó con voz sedcutora para sí. Agarró un pequeño tarro improvisado de madera con su mani izquierda, al mismo tiempo utilizó la otra para desabrocharse el cinturón, dejando que cayeran sus pantalones y liberando su gruesa, dura y palpitante polla. Esta salió disparada hacia arriba, ya venía bastante dura de hacía rato, no por nada en especial, simplemente era así con él. Entonces comenzó a acariciarla lánguidamente. — Hm-m. Evitó hacer demasiados ruidos, solo los justos de su respiración acelerandose. Su mano aceleró, apretando el grueso miembro con movimientos más largos y retorcidos, generando un sonido osceno de carne contra carne en la trastienda de la carpa improvisada. Las bocanadas de aire caliente se aplastaron entre sí mientras Ash se masturbaba, sacudiendo las caderas un poco al contacto de sus propios dedos. Las gotas de líquido preseminal goteaban de la punta hinchada cayendo directamente dentro del cuenco de madera. Ah, pero no era suficiente. Se llevó la mano a la boca, lamiendo un par de dedos y llenándolos de saliva antes de volver a agolparlos contra su carne caliente, y comenzó a frotar, esta vez más rápido. — ¡Ah-mh! Gimió, solo una vez. Antes de que su cuello comenzara a arder y la electricidad se apoderara de su estómago. Agarró bien el cuenco, justo debajo de su pene. Con la otra mano apretó el trozo de carne que comenzó a palpitar con insistencia. Y ocurrió. Gruesos hilos de semen caliente y pegajoso comenzaron a brotar de la punta. Él los apuntaba con precisión, llenando el cuenco de esa cremosa carga... unas tres veces. ¿Cuánto tiempo llevaba sin correrse? Quizás eran ya dos días, con todo el lío de las arañas y nosequé. Por eso mismo... la cantidad parecía demasiada, incluso para él. El cuenco estaba repleto de semen caliente y Ash suspiró recuperando la respiración al ritmo que se vestía de nuevo. Caminó hasta la entrada del campamento y puso el vaso sobre el tronco que estaban utilizando como mesa. — ¡Mirellia, ven aquí! @heylisten11
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Esa curvilínea figura rellena de carne en las zonas adecuadas se estremeció ante el tacto masculina, un pequeño espasmo hizo saltar sus senos de la sorpresa y un gemidito sutil pareció escapar de sus labios.
⸻ ❛ Debe... Parar. ❜
Una de sus delicadas manos se presionó en el pecho masculina, volviéndose un puño ante la frustración que sentía al volverse débil a esa baba que enloquecía sus sentidos, lo cual no era bueno, aún así, le arrebataba suspiros y prendiendo en ella un deseo impropio, nunca antes sentido. Sus ojitos no se apartaban del rostro opuesto, casi fascinada con cada movimiento que él hacía y que solo le otorgaban más placer a su anatomía.
La cabecita de la hada se estiró en dirección a él, su boquita se cierne sobre el músculo bucal de Ash, succiona de ahí como si una pequeña polla se tratara. Todo con tal de recibir ese viscoso líquido que disfrutaba.
El viaje era largo, el caballo lento, y las horas pasaron hasta que terminaron por acampar, cada uno a su rollo. Entonces Ash recordó algo y se escabulló detrás de la tienda provisional que se habían montado. — Hora de jugar. Ronroneó con voz sedcutora para sí. Agarró un pequeño tarro improvisado de madera con su mani izquierda, al mismo tiempo utilizó la otra para desabrocharse el cinturón, dejando que cayeran sus pantalones y liberando su gruesa, dura y palpitante polla. Esta salió disparada hacia arriba, ya venía bastante dura de hacía rato, no por nada en especial, simplemente era así con él. Entonces comenzó a acariciarla lánguidamente. — Hm-m. Evitó hacer demasiados ruidos, solo los justos de su respiración acelerandose. Su mano aceleró, apretando el grueso miembro con movimientos más largos y retorcidos, generando un sonido osceno de carne contra carne en la trastienda de la carpa improvisada. Las bocanadas de aire caliente se aplastaron entre sí mientras Ash se masturbaba, sacudiendo las caderas un poco al contacto de sus propios dedos. Las gotas de líquido preseminal goteaban de la punta hinchada cayendo directamente dentro del cuenco de madera. Ah, pero no era suficiente. Se llevó la mano a la boca, lamiendo un par de dedos y llenándolos de saliva antes de volver a agolparlos contra su carne caliente, y comenzó a frotar, esta vez más rápido. — ¡Ah-mh! Gimió, solo una vez. Antes de que su cuello comenzara a arder y la electricidad se apoderara de su estómago. Agarró bien el cuenco, justo debajo de su pene. Con la otra mano apretó el trozo de carne que comenzó a palpitar con insistencia. Y ocurrió. Gruesos hilos de semen caliente y pegajoso comenzaron a brotar de la punta. Él los apuntaba con precisión, llenando el cuenco de esa cremosa carga... unas tres veces. ¿Cuánto tiempo llevaba sin correrse? Quizás eran ya dos días, con todo el lío de las arañas y nosequé. Por eso mismo... la cantidad parecía demasiada, incluso para él. El cuenco estaba repleto de semen caliente y Ash suspiró recuperando la respiración al ritmo que se vestía de nuevo. Caminó hasta la entrada del campamento y puso el vaso sobre el tronco que estaban utilizando como mesa. — ¡Mirellia, ven aquí! @heylisten11
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⸻ ❛ Mh.. huh. ❜
Aunque su rostro mantenía una calma mágica, la sensación cálida y desconocida de la lengua masculina explorando su sinhueso hizo que su cuerpo reaccionara involuntariamente. Cuando la lengua más grande y fuerte de él acaparó completamente la suya, generando un frote intenso, un jadeo suave escapó de sus labios entreabiertos. Incluso después de que el contacto se detuvo, su lengua se mantuvo colgando ligeramente fuera de su boca, como si estuviera saboreando aún el sabor prohibido. Su piel pálida fue opacada por un encantador rubor carmesí, revelando el placer secreto que estaba experimentando a pesar de que ni ella misma sabía.
⸻ ❛ N-Ngh... ❜
Un calor que no solo molestaba en su pelvis se extendió por su cuerpo, ese par de redondas tetas que se escapaban de entre los dedos del hombre apenas, se vieron más llamativos cuando los pezones se marcaron notoriamente, aunque eso no fue lo único. Una sutil mancha empapó la tela, justo después de ese apretón.
El viaje era largo, el caballo lento, y las horas pasaron hasta que terminaron por acampar, cada uno a su rollo. Entonces Ash recordó algo y se escabulló detrás de la tienda provisional que se habían montado. — Hora de jugar. Ronroneó con voz sedcutora para sí. Agarró un pequeño tarro improvisado de madera con su mani izquierda, al mismo tiempo utilizó la otra para desabrocharse el cinturón, dejando que cayeran sus pantalones y liberando su gruesa, dura y palpitante polla. Esta salió disparada hacia arriba, ya venía bastante dura de hacía rato, no por nada en especial, simplemente era así con él. Entonces comenzó a acariciarla lánguidamente. — Hm-m. Evitó hacer demasiados ruidos, solo los justos de su respiración acelerandose. Su mano aceleró, apretando el grueso miembro con movimientos más largos y retorcidos, generando un sonido osceno de carne contra carne en la trastienda de la carpa improvisada. Las bocanadas de aire caliente se aplastaron entre sí mientras Ash se masturbaba, sacudiendo las caderas un poco al contacto de sus propios dedos. Las gotas de líquido preseminal goteaban de la punta hinchada cayendo directamente dentro del cuenco de madera. Ah, pero no era suficiente. Se llevó la mano a la boca, lamiendo un par de dedos y llenándolos de saliva antes de volver a agolparlos contra su carne caliente, y comenzó a frotar, esta vez más rápido. — ¡Ah-mh! Gimió, solo una vez. Antes de que su cuello comenzara a arder y la electricidad se apoderara de su estómago. Agarró bien el cuenco, justo debajo de su pene. Con la otra mano apretó el trozo de carne que comenzó a palpitar con insistencia. Y ocurrió. Gruesos hilos de semen caliente y pegajoso comenzaron a brotar de la punta. Él los apuntaba con precisión, llenando el cuenco de esa cremosa carga... unas tres veces. ¿Cuánto tiempo llevaba sin correrse? Quizás eran ya dos días, con todo el lío de las arañas y nosequé. Por eso mismo... la cantidad parecía demasiada, incluso para él. El cuenco estaba repleto de semen caliente y Ash suspiró recuperando la respiración al ritmo que se vestía de nuevo. Caminó hasta la entrada del campamento y puso el vaso sobre el tronco que estaban utilizando como mesa. — ¡Mirellia, ven aquí! @heylisten11
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El rechazo solo consiguió que las cejas de la hada se elevaran con una pizca de tristeza. Su boquita se apretó un poco al abultar su labio inferior, y su mirada no se atrevía a fijarse en el hombre. Sus dos manitas fueron a su busto, lugar donde latía su corazoncito agitado, que se sentía más y más agobiado por no saber qué hacer. Sin decir nada, volvió a abrir la boca para sacar la lengua todo lo que podía, la baba brillaba en la sinhueso femenina y por cada segundo que pasaba se acumulaba, casi apunto de derramarse.
El viaje era largo, el caballo lento, y las horas pasaron hasta que terminaron por acampar, cada uno a su rollo. Entonces Ash recordó algo y se escabulló detrás de la tienda provisional que se habían montado. — Hora de jugar. Ronroneó con voz sedcutora para sí. Agarró un pequeño tarro improvisado de madera con su mani izquierda, al mismo tiempo utilizó la otra para desabrocharse el cinturón, dejando que cayeran sus pantalones y liberando su gruesa, dura y palpitante polla. Esta salió disparada hacia arriba, ya venía bastante dura de hacía rato, no por nada en especial, simplemente era así con él. Entonces comenzó a acariciarla lánguidamente. — Hm-m. Evitó hacer demasiados ruidos, solo los justos de su respiración acelerandose. Su mano aceleró, apretando el grueso miembro con movimientos más largos y retorcidos, generando un sonido osceno de carne contra carne en la trastienda de la carpa improvisada. Las bocanadas de aire caliente se aplastaron entre sí mientras Ash se masturbaba, sacudiendo las caderas un poco al contacto de sus propios dedos. Las gotas de líquido preseminal goteaban de la punta hinchada cayendo directamente dentro del cuenco de madera. Ah, pero no era suficiente. Se llevó la mano a la boca, lamiendo un par de dedos y llenándolos de saliva antes de volver a agolparlos contra su carne caliente, y comenzó a frotar, esta vez más rápido. — ¡Ah-mh! Gimió, solo una vez. Antes de que su cuello comenzara a arder y la electricidad se apoderara de su estómago. Agarró bien el cuenco, justo debajo de su pene. Con la otra mano apretó el trozo de carne que comenzó a palpitar con insistencia. Y ocurrió. Gruesos hilos de semen caliente y pegajoso comenzaron a brotar de la punta. Él los apuntaba con precisión, llenando el cuenco de esa cremosa carga... unas tres veces. ¿Cuánto tiempo llevaba sin correrse? Quizás eran ya dos días, con todo el lío de las arañas y nosequé. Por eso mismo... la cantidad parecía demasiada, incluso para él. El cuenco estaba repleto de semen caliente y Ash suspiró recuperando la respiración al ritmo que se vestía de nuevo. Caminó hasta la entrada del campamento y puso el vaso sobre el tronco que estaban utilizando como mesa. — ¡Mirellia, ven aquí! @heylisten11
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Una sonrisa incrédula solo se manifestó en sus labios rosáceos, misma que se quebró ante los nervios. Por más que intentará recordar las costumbres humanas ¡Ninguna que estuviera relacionada al calor se le vino a la mente! Sus orejitas se estremecieron. Los párpados de la hada se relajaron con una inesperada sorpresa y rapidez tras recibir la caricia, incluso ladeó su cabeza hacia arriba como si buscará más del calor de esa palma ¿La estaba felicitando?
❕
¡Ya entendió! Asomó su sinhueso, pequeña y babosa, revelando una cavidad bucal con las mismas características pero ante todo pronóstico, ella tomó la carita de Ash entre sus manos y su lengua se deslizó por la mejilla masculina, una y otra vez, con sus ojitos cerrados concentrada en esa labor. De alguna manera, asoció esa caricia a los tratos que dan los humanos a los perros, y los perros lamen.. supone que esa conducta la aprendieron los caninos al ver a los humanos "lamiéndose" — o al menos esa es su teoría—.
El viaje era largo, el caballo lento, y las horas pasaron hasta que terminaron por acampar, cada uno a su rollo. Entonces Ash recordó algo y se escabulló detrás de la tienda provisional que se habían montado. — Hora de jugar. Ronroneó con voz sedcutora para sí. Agarró un pequeño tarro improvisado de madera con su mani izquierda, al mismo tiempo utilizó la otra para desabrocharse el cinturón, dejando que cayeran sus pantalones y liberando su gruesa, dura y palpitante polla. Esta salió disparada hacia arriba, ya venía bastante dura de hacía rato, no por nada en especial, simplemente era así con él. Entonces comenzó a acariciarla lánguidamente. — Hm-m. Evitó hacer demasiados ruidos, solo los justos de su respiración acelerandose. Su mano aceleró, apretando el grueso miembro con movimientos más largos y retorcidos, generando un sonido osceno de carne contra carne en la trastienda de la carpa improvisada. Las bocanadas de aire caliente se aplastaron entre sí mientras Ash se masturbaba, sacudiendo las caderas un poco al contacto de sus propios dedos. Las gotas de líquido preseminal goteaban de la punta hinchada cayendo directamente dentro del cuenco de madera. Ah, pero no era suficiente. Se llevó la mano a la boca, lamiendo un par de dedos y llenándolos de saliva antes de volver a agolparlos contra su carne caliente, y comenzó a frotar, esta vez más rápido. — ¡Ah-mh! Gimió, solo una vez. Antes de que su cuello comenzara a arder y la electricidad se apoderara de su estómago. Agarró bien el cuenco, justo debajo de su pene. Con la otra mano apretó el trozo de carne que comenzó a palpitar con insistencia. Y ocurrió. Gruesos hilos de semen caliente y pegajoso comenzaron a brotar de la punta. Él los apuntaba con precisión, llenando el cuenco de esa cremosa carga... unas tres veces. ¿Cuánto tiempo llevaba sin correrse? Quizás eran ya dos días, con todo el lío de las arañas y nosequé. Por eso mismo... la cantidad parecía demasiada, incluso para él. El cuenco estaba repleto de semen caliente y Ash suspiró recuperando la respiración al ritmo que se vestía de nuevo. Caminó hasta la entrada del campamento y puso el vaso sobre el tronco que estaban utilizando como mesa. — ¡Mirellia, ven aquí! @heylisten11
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Las largas orejas de la hada se sacudieron cuando el gutural sonido de esa voz se derramó en su orejita, ella reprimió un jadeó. Apenas se separó un poco aunque sin deshacer el abrazo, solo quería ver el rostro de Ash, sus ojitos estaban abiertos de par en par.
⸻ ❛ ... Una forma... Eh... ❜
Si no decía cuál era esa forma, iba a quedar como una tonta delante de Ash, nuevamente iba a demostrar lo inútil que era para él.
⸻ ❛ ¡Con una fogata! ¿Quiere que prepare una? Si me permite, enseguida lo haré... ❜
El viaje era largo, el caballo lento, y las horas pasaron hasta que terminaron por acampar, cada uno a su rollo. Entonces Ash recordó algo y se escabulló detrás de la tienda provisional que se habían montado. — Hora de jugar. Ronroneó con voz sedcutora para sí. Agarró un pequeño tarro improvisado de madera con su mani izquierda, al mismo tiempo utilizó la otra para desabrocharse el cinturón, dejando que cayeran sus pantalones y liberando su gruesa, dura y palpitante polla. Esta salió disparada hacia arriba, ya venía bastante dura de hacía rato, no por nada en especial, simplemente era así con él. Entonces comenzó a acariciarla lánguidamente. — Hm-m. Evitó hacer demasiados ruidos, solo los justos de su respiración acelerandose. Su mano aceleró, apretando el grueso miembro con movimientos más largos y retorcidos, generando un sonido osceno de carne contra carne en la trastienda de la carpa improvisada. Las bocanadas de aire caliente se aplastaron entre sí mientras Ash se masturbaba, sacudiendo las caderas un poco al contacto de sus propios dedos. Las gotas de líquido preseminal goteaban de la punta hinchada cayendo directamente dentro del cuenco de madera. Ah, pero no era suficiente. Se llevó la mano a la boca, lamiendo un par de dedos y llenándolos de saliva antes de volver a agolparlos contra su carne caliente, y comenzó a frotar, esta vez más rápido. — ¡Ah-mh! Gimió, solo una vez. Antes de que su cuello comenzara a arder y la electricidad se apoderara de su estómago. Agarró bien el cuenco, justo debajo de su pene. Con la otra mano apretó el trozo de carne que comenzó a palpitar con insistencia. Y ocurrió. Gruesos hilos de semen caliente y pegajoso comenzaron a brotar de la punta. Él los apuntaba con precisión, llenando el cuenco de esa cremosa carga... unas tres veces. ¿Cuánto tiempo llevaba sin correrse? Quizás eran ya dos días, con todo el lío de las arañas y nosequé. Por eso mismo... la cantidad parecía demasiada, incluso para él. El cuenco estaba repleto de semen caliente y Ash suspiró recuperando la respiración al ritmo que se vestía de nuevo. Caminó hasta la entrada del campamento y puso el vaso sobre el tronco que estaban utilizando como mesa. — ¡Mirellia, ven aquí! @heylisten11
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