hiems-luctum
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this is me
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...for the heart is an organ of fire.
Don't wanna be here? Send us removal request.
hiems-luctum · 7 years ago
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““—¡Qué lejos estamos!, suspiró. —¿De qué? —De nosotros mismos” —Gabriel García Márquez, Del amor y otros demonios.”
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hiems-luctum · 7 years ago
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Today was your birthday and I didn't know what to do. Are you supposed to call the people you love when you know they don't love you?
Today was your birthday and I didn't dare to call, but I thought about you all day.
Even at midnight I wanted to call to be honored to be the first one to send you my love, and wish you «happy hippie birthday».
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hiems-luctum · 7 years ago
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Puedes estar en pleno centro de Nueva York, en París bajo el arco del triunfo, en Berlín observando el muro invisible que separaba Alemania, o en una playa del Caribe con la playa de fondo, mientras saboreas un cóctel de nombre impronunciable. Y en lugar de disfrutarlo, estar recordando lo feliz que fuiste ese fin de semana lluvioso en aquel pueblo pequeño alejado de toda civilización. Porque felicidad no reside en dónde estás, sino con quién.
Ernesto Pérez Vallejo (via ernestoperezvallejo)
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hiems-luctum · 7 years ago
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Me llamo Natalia Rodríguez Luna. Mi mamá me llama Nata. Mis amigos Luna. Mi ex antes me llamaba con diminutivos espantosos, ahora me llama PUTA. Así, en mayúsculas. Los hombres que no me conocen no me llaman pero me suelen silbar. Es un sonido similar al que se usa en el campo para que el rebaño se mantenga unido. Papá no me ha llamado jamás. Y solamente mi abuela me llama Natalia. Aunque de un tiempo a esta parte a veces no recuerda quién soy y me lanza nombres que no he oído nunca. Así que supongo que con este caos tengo derecho a sentirme muchas mujeres a la vez. Y ninguna si me place. Soy morena aunque el invierno me intente llevar al blanco peligroso que tienen los folios de los poetas frustrados. Mido un metro sesenta y cinco, con lo cual me he quedado alejada quince centímetros de la tentación de hacerme modelo en algún momento de mi vida. Y no sabe dios cuánto lo agradezco. En dios no creo pero lo uso a menudo. Supongo que a alguien hay que echarle la culpa o darle las gracias en según qué momentos. Hay quien prefiere otro tipo de metáforas pero a mí dios siempre me ha resultado la más recurrente. Tengo veintitrés años, vine al mundo el último día de abril, un domingo, a las cuatro de la mañana. Llovía a cántaros y mi madre tenía las contracciones a la misma vez que los truenos retumbaban en las ventanas del hospital. Nací en un relámpago. O eso dice mi abuela. Tengo los ojos color miel que es como llamamos al marrón la chicas con clase. Según Ana, una de mis amigas, tengo 42 lunares. Mi preferido decora la parte superior de mi labio. Es como una estrella desorientada del resto. Su preferido lo tengo en el cachete izquierdo del culo. Justo en el centro. Aunque si le preguntas jamás lo afirmaría. Mi cabello es negro, muy negro, como el vestido de las viudas cuando el luto era la única opción. Lo llevo largo y casi siempre liso. A excepción de cuando salgo de marcha que me hago rizos imposibles. No estoy muy segura de la razón pero creo que es para desconocerme lo suficiente y poder cometer cualquier locura que jamás haría la niña decente de pelo liso. Como si al volver al espejo yo no hubiera sido. Se parece al olvido pero con la memoria intacta. Elsa, otra de mis amigas, dice que cuando me recojo el pelo tengo cara de hija de puta y que cuando me lo suelto lo confirmo. Tengo las orejas pequeñas, la nariz pequeña, las manos pequeñas. La talla noventa y cinco de pecho. Redondas con los pezones grandes y aureolas como galletas de esas que apetece mojar en leche en cualquier desayuno. No llevo tatuajes ni piercing. Mi culo es duro como el enero de los albañiles y frío como el hocico de las focas. No es lo que más me gusta de mí pero es lo que más desean ellos, lo que más envidian ellas. Yo adoro mi boca en general y mis labios en particular. También me gusta mi vientre y odio profundamente mis piernas. Demasiado delgadas, demasiado débiles y demasiado frágiles. Una falda me sienta como un pijama a un luchador de sumo. Rozamos el ridículo. Soy adicta al chocolate blanco y al olor a vainilla. No escucho ningún tipo de música que no sea en mi idioma. Bailo mal pero bebo lo suficiente como para que me parezca lo contrario. Canto horrible pero gimo mejor que ninguna mujer que hayas escuchado antes. Fumo antes de los orgasmos por si acaso no hay orgasmo. No confío en ningún hombre. Tampoco confío en ninguna mujer que diga que confíe en ella. Prefiero el mar al campo. Elijo el no a cualquier duda y el sí siempre. Descubrí que era bisexual a los quince años, me desnudé ante el espejo y me gustó tanto la mujer que se reflejaba en él, que me masturbé como nadie me ha follado todavía. Aún así nunca he estado con una mujer. Con ellas me ocurre un caso curioso y es que haría exactamente lo contrario que con los hombres. A ellos me gusta dominarlos; sin embargo, con ellas siempre me pienso dominada. A día de hoy no he tenido el impulso con ninguna de besar el suelo que pisa. Tampoco la busco pero en un mundo de puertas me resulta absurdo tirar la llave de alguna. Soy una apasionada de los tacones porque embellecen un poco mis feas piernas pero sobre todo por el sonido que hacen. La banda sonora de cualquier amor debería empezar con esa música de fondo. Con ese clic, clac, cloc que derrite el hielo de las copas y el alma de los hombres. Cuando una mujer lleva la música consigo no existe hombre que le niegue un baile. No toda la música suena igual, hay mujeres que andan con tacones como si estuvieran haciendo equilibrios por una cuerda floja y entonces desafinan. Yo no, yo camino y ellos tararean la ausencia mientras me voy. Porque yo siempre me voy y eso es innegociable. Creo en el amor pero en el propio. Pienso que no se puede querer a otra persona sin dejar de quererse a una misma. El amor que nos restamos inconscientemente para dárselo a cualquiera, algunos pueden llamarlo generosidad; a mí, en cambio, me parece un acto donde entregas tu vulnerabilidad a precio de besos. Y sinceramente los besos se devalúan hasta que no valen una puta mierda. Con lo cual el resumen es que entregas parte de lo que te quieres por una puta mierda. El primer beso es magia, a partir de los mil ya empiezas a conocer el truco, con cinco mil el truco te parece hasta malo y la magia metáfora, a partir de los veinte mil, ¿qué truco?, ¿qué magia? El hombre que me observa por encima de su café, mientras hace como que escribe en una especie de agenda se debe llamar Alberto. Siempre llega a las once de la mañana y se sienta en la misma mesa y en la misma silla. Si está ocupada espera en la barra hasta que está libre. Según Ana, mi compañera de trabajo, lleva haciendo lo mismo desde la primera vez que entró hace casi un año. —Desde que estás tú por lo menos levanta la vista de lo que escribe —me dice con cierta sorna. —¿Pero de verdad escribe? —pregunto con ciertas dudas. —Escribía —me dice Ana con media sonrisa. Llevo en esta cafetería un mes, en el turno de Ana, que además es sobrina del dueño. Ana es fría como la mirada de un notario. Sé que no le caigo bien desde el principio y ahora se puede decir que es un sentimiento mutuo. Lo mío más cerca de la indiferencia, lo de ella de la envidia. A veces las mujeres cometemos el absurdo error de competir entre nosotras. Es un machismo feminista, donde la forma de vestir, de actuar o de ser, crean conflictos interiores que se vuelven críticas feroces en cuanto das la espalda. Ana es guapa pero su belleza es cotidiana, no tiene ningún misterio. Como esos regalos que antes de abrirlos ya sabes qué son por su forma. Te pueden gustar pero no te sorprenden. El chico que escribe no es de esos tipos atractivos que te invitan a un sueño pasajero a primera vista, que te despiertan de repente una aceleración en los latidos, o que te llevan a fantasear sobre el amor o el sexo en un simple cruce de aceras, el pasillo de un centro comercial, o en el minuto íntimo de un ascensor fugaz. Pero todo lo que le falta de impactante le sobra de misterio. Descifrar el enigma que lo rodea, te lleva a fijarte en sus labios carnosos, en el brillo de sus ojos, en su rostro tenso como si estuviera esperando una cita que nunca llega. Averiguar ese halo de tristeza que lleva consigo hace que te fijes que sus manos están huérfanas de anillos, que son pequeñas para albergar todo mi culo pero lo suficientemente grandes para que mis pechos no se salgan por los lados. Esa pose de indiferencia ante su alrededor, me lleva a recorrer su pelo negro e inventar una postura donde puedo agarrarme de él para llegar lo más alto posible. Su casi maniática forma de comportarse trae su espalda hasta mi dedos para que teclee una canción de cosquillas, donde quien ríe último no sólo ríe mejor, sino también más tiempo. Tal vez mañana, me suelo decir, no esquive mi mirada cuando lo sorprendo en mis ojos y amago una sonrisa que se pierde en la distancia. Tal vez mañana suelte unas palabras diferentes al buenos días de siempre y pueda agarrarme a ellas para comenzar un diálogo, o deje una nota de papel donde al leerla me refleje mucho más bonita que en los espejos. Tal vez mañana.
Ernesto Pérez Vallejo (via ernestoperezvallejo)
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hiems-luctum · 8 years ago
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Estamos solos, como los números primos
El 2 es el primer número primo. Es además, el único número primo par. El siguiente número primo es el 3. Después del 2 y el 3, no existe otro par de números primos que sean consecutivos en el basto infinito de los números naturales, es decir, los números primos son solitarios. Luego veremos, que mientras más nos vamos acercando al infinito, la distancia entre un número primo y el siguiente será más y más grande, sin embargo, también llegaremos a encontrar a dos números primos especiales, a quienes sólo les separa un natural, el cuál es además, uno par. La "conjetura de los números primos gemelos" (es conjetura porque nadie nunca lo ha demostrado), postula que esto siempre será cierto: no importa cuánto avances en los números naturales, siempre podrás encontrar a dos números primos gemelos. O bien, existe una infinidad de ellos. Estos números primos gemelos, aún sean inmensos, están a un número de distancia. Por poco dejan de estar solos. Pero es claro que poco es algo y que uno no es lo mismo que nada; existirá a pesar de todo un número par que no les permitirá estar juntos, no importa cuán cerca estén. El escritor y físico teórico Paolo Giordano, en su novela "la soledad de los números primos", hace una analogía de estos números especiales con la vida de dos personas. Con todo esto, creo que muchos de nosotros tenemos a alguien que es así; como nuestro número primo gemelo. Siendo que quizá estemos enamorados de él, o quizá él lo está de nosotros. Incluso puede que el amor sea mutuo, pero a pesar de estar cerca toda la vida (y por toda la eternidad), hay algo o alguien que nos separa y no entendemos por qué. Tan cerca pero tan lejos al mismo tiempo. Jamás estaremos juntos, no importa cuánto avancemos en el infinito, el tiempo que transcurra o cuánto queramos estar con esa persona, quizá no importa el amor. Nunca lo estaremos. Si eso es lo único que queremos, entonces en el fondo siempre estaremos solos, como los números primos.
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hiems-luctum · 8 years ago
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(via Noah)
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hiems-luctum · 8 years ago
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Quizá la mayor facultad que posee nuestra mente sea la capacidad de sobrellevar el dolor. El pensamiento clásico nos enseña las cuatro puertas de la mente, por las que cada uno pasa según sus necesidades. La primera es la puerta del sueño. El sueño nos ofrece un refugio del mundo y de todo su dolor. El sueño marca el paso del tiempo y nos proporciona distancia de las cosas que nos han hecho daño. Cuando una persona resulta herida, suele perder el conocimiento. Y cuando alguien recibe una noticia traumática, suele desvanecerse o desmayarse. Así es como la mente se protege del dolor: pasando por la primera puerta. La segunda es la puerta del olvido. Algunas heridas son demasiado profundas para curarse, o para curarse deprisa. Además, muchos recuerdos son dolorosos, y no hay curación posible. El dicho de que «el tiempo todo lo cura» es falso. El tiempo cura la mayoría de las heridas. El resto están escondidas detrás de esa puerta. La tercera es la puerta de la locura. A veces, la mente recibe un golpe tan brutal que se esconde en la demencia. Puede parecer que eso no sea beneficioso, pero lo es. A veces, la realidad es solo dolor, y para huir de ese dolor, la mente tiene que abandonar la realidad. La última puerta es la de la muerte. El último recurso. Después de morir, nada puede hacernos daño, o eso nos han enseñado.
El Nombre del viento, Patrick Rothfuss.
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hiems-luctum · 8 years ago
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I was so moved by your smile.
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hiems-luctum · 8 years ago
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“¡¿Qué la poesía qué?! ¡¿Qué la poesía no cambia el mundo?! Y tu puta madre tampoco, arrojando monigotes que pueden opinar tal basura. ¿Qué la literatura no cambia el mundo? ¡Qué equivocado estas corazón! Ven a que te de una patada, pedazo de ignorante, huevon insoportable, rata insensible. La poesía cambia el mundo y la literatura y la música y el cine y la pintura y el teatro; sobre todo la poesía, sobre todo la literatura, sobre todo el cine y la pintura y la música y el teatro. Existe revolución en la poesía y gritos anarquistas en la literatura; existe poder de cambio, existe plomo y pólvora en las palabras, existe fuego, deseo, pasión. El mundo existe mediante palabras. No me vengas con la imaginación recortada, con la lengua castrada, con el amor a rastras, la locura guardada ¡No vengas con que un escrito no cambia el mundo! ¡¿Qué la poesía qué?! ¡Pablo Neruda! inspiraba al Ché; mientras escondido en la jungla, con las hojas de los arboles sobre su cabeza, cuidándose de la lluvia, con un libro viejo y mojado, cuidaba su rifle. Acaso Nelson Mandela no buscaba desesperadamente la poesía desde su celda, con el estómago vacío y los pies descalzos, golpeado y humillado, reducido a una celda, y aun así le era indispensable; más que la comida, mas vital que el sexo o la ropa ¡La poesía señores! Y a Gandhi, Einstein, Nezahualcóyotl, Subcomandante Marcos y a tantos hombres y mujeres valientes, que usaron las palabras como plomo. Si vez a un poeta corre porque no obedecen, porque sienten y viven y se enamoran, y en cuanto encuentre motivo puede volar el universo con palabras. Un poeta puede enamorar a tu pareja, puede derrumbar corporaciones, pelear sin caer, sangrar sin morir, ganar sin vencer. Con palabras el poeta puede conquistar el mundo, pero como espíritu elevado, su camino es otro. Si no vez la conexión del cambio y la poesía entonces no sientes poesía, no vives, no amas, no seduces, no enfrentas; temes y te agachas con las luces, escondes la cabeza, aceptas vivir como has vivido. Si no encuentras inspiración y ganas de tumbar a patadas la cárcel, las escuela, las instituciones, la corrupción, la esclavitud, el abuso, la violencia, el hambre, el dominio, las injusticias, los malos tratos; si no te inflama el pecho de coraje, si no te hincha las pelotas, si no te revienta los ovarios y te agranda el corazón la poesía, entonces nada lo hace. Si no encuentras fuerza en la poesía entonces estas muerto de miedo. La poesía es gritar en silencio, amar delicado, valentía en frases, sexo en papel, bomba que libera, guerrilla, resistencia, margen, adrenalina, droga y medicina, llave, desfibrilador. La poesía mantiene la vida. A través de la historia las palabras, la belleza y la poesía han estado presentes; sobreviviendo a dictadores, matando a tiranos; han tumbado a llorar, cual niños, a los héroes más gallardos; han provocado el amor entre enemigos. La poesía ha vivido guerras y explicado el sentir humano más de lo que la ciencia, ha explorado más allá de este universo, de este tiempo y del origen. ¿Qué la poesía no cambia al mundo? Este mundo no es el mismo después de Márquez, Neruda, Rimbaud, Bukowski, Paz, Amado Nervo, Sabines, Sor Juana, Benedetti, Chedid. Nombres que me dan escalofríos y que su presencia ya abre los ojos. No me vengas con que la poesía no cambia el mundo porque puedo ver frases tatuadas en tu cabeza, veo frases en las banderas insurgentes, veo movimientos encabezados por ideales en forma de palabras, en forma de poesía; poesía que gusta de esconderse en los diarios infantiles, en las paredes abandonadas, en las calles de barrio, en las iglesias, en las libretas de la escuela, en los barrotes de la cárcel, en los árboles, en la mujer, en los hombres, en el sexo, en el amor y el odio. Donde pasé un humano queda poesía, invariablemente. La poesía es, como la miel, alimento imperecedero. La poesía cambia al mundo, incluso la mala poesía como esta, porque el mundo es poesía.”
Jose De la Serna. (via keepmewherethelight)
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hiems-luctum · 8 years ago
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I'm the one in the movies that cries in the bathroom.
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hiems-luctum · 8 years ago
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what did your voice even sound like?
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hiems-luctum · 8 years ago
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But you and I never had that compatibility
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hiems-luctum · 8 years ago
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And we're probably soulmates, even though I don't know if this will work out (like always)
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hiems-luctum · 8 years ago
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Anyway I'm moving on, you probably won't know this but I might have found someone...
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hiems-luctum · 8 years ago
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you didn't send a last message btw
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hiems-luctum · 8 years ago
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what a mess
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hiems-luctum · 8 years ago
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i never asked you to leave, i just accepted that you needed space and time for yourself
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